Lunes 19 de Octubre de 2020

 

El galope desbocado de la pandemia pisotea las certezas y nos revuelca en la vorágine de la precariedad. Los saberes y las palabras no alcanzan para comprender la magnitud de las turbulencias que vivimos. Los expertos las regurgitan, prolongando la incertidumbre y el miedo. Un brutal rebrote del Covid-19 en el primer mundo, nuevos pacientes re-infectados y problemas con las vacunas en desarrollo, nos recuerdan esta semana que “estamos lejos de volver a la normalidad”, algo que “solo ocurrirá con una vacuna súper-efectiva” que, sin embargo, “tardará años en llegar” a un mundo donde proliferan las teorías que atribuyen a las vacunas “intenciones malignas” ( zerohedege.com 14 10 2020). Así, en la fugacidad de un instante se cuela un drama que desborda a la peste y trasciende a las vidas que se pierden y a las economías que se destruyen. Un drama en el que las palabras despellejadas exponen el hueso corrupto que las sustenta.

Desde tiempos inmemoriales el lenguaje ha servido para comunicar, entre otras cosas, un conjunto de principios éticos en relación a lo que está bien y lo que está mal en un momento determinado de la vida humana. Influenciados por las creencias, las religiones, las filosofías y las culturas estos principios han variado a lo largo del tiempo. Sin embargo,  siempre han operado como un marco de referencia para la acción individual y colectiva, que incorpora una preocupación por el otro que hace posible la vida en sociedad. Codificando límites al desborde de pasiones ancestrales, estos principios éticos han permitido que la especie humana llegue hasta nuestros días a pesar de las atrocidades ocurridas a lo largo del tiempo.

La complejidad creciente de las sociedades y de sus economías y el aumento de la capacidad de destrucción culminó el siglo pasado en dos guerras mundiales. El horror de estos dramas abrió paso a la elaboración de la Declaración Universal de Derechos Humanos proclamada por las Naciones Unidas en 1948. La misma reconoce que la libertad, la justicia y la paz se basan en la aceptación y protección universal de derechos inalienables e iguales para todo el mundo. Entre ellos se encuentran los derechos a la vida, a la libertad, a la seguridad, a la educación, a la libre expresión, al pan, al techo y a un trabajo digno. Mucho ha ocurrido desde entonces y hoy la luz de los Derechos Universales penetra con dificultad las densas turbulencias que emanan de un mundo en crisis.

El avance incontenible de un capitalismo global monopólico, que maximiza ganancias en todos los ámbitos de la vida social, ha dado lugar a una brutal concentración del poder económico en el mundo. El interés de un numero reducido de grandes corporaciones multinacionales ha desbordado al Interés General de las sociedades engendrando una lógica caníbal y una crisis de legitimidad de las instituciones democráticas. Esto ha derivado en un abismo creciente entre los derechos de los muy pocos que tienen mucho y los de aquellos que integran las grandes mayorías fragmentadas, aisladas y sumergidas en una cotidianeidad cada vez mas difícil de sobrellevar.

En este mundo, un grupo de enormes corporaciones controla los medios de comunicación y las redes sociales e impone un relato oficial donde las palabras se vacían de contenido y las ficciones sustituyen a la realidad. Es el mundo donde las noticias falsas manipulan opiniones y la incertidumbre forma parte de un poderoso dispositivo, explícito y subliminal, que busca dividir y fragmentar, confundir, inducir miedo y detonar odio, anulando así la capacidad de reflexión y critica sobre las causas de los problemas que nos aquejan. Hoy se toman por verdades a las sombras que, como en la caverna de Platón, sustituyen a los fenómenos que las originan. Esas palabras huecas y relatos ficticios que buscan cooptar la desazón y la furia de vastas capas de la población cada vez más amenazadas por una crisis económica y una pandemia incontrolable. En esta incertidumbre que llegó para quedarse, el fanatismo sustituye a la reflexión y tanto en el centro como en la periferia del orden mundial resuena el sonido y la furia de un fascismo aggiornado.

En vísperas de elecciones

Un estudio reciente de la Rand Corporation concluye que entre 1975 y 2018, 2,5 billones (trillions) de dólares fueron redistribuidos anualmente desde el 90% de la población norteamericana con menores ingresos hacia el 1% que concentra los mayores ingresos. El estancamiento y la caída de los salarios, las quitas de impuestos a los sectores más ricos y la desregulación financiera explican que hoy las clases medias y sectores populares perciban ingresos más bajos de los que tenían hace 45 años (businessinsider.com 18 9 2020). La política monetaria seguida desde el mes de marzo por la Reserva Federal para mitigar el impacto de la pandemia amplificó la desigualdad social, al producir un aumento del valor de los activos financieros que solo benefició al 10% de los norteamericanos que los poseen en su enorme mayoría (zerohedge.com 10 10 2020).

Así, el país llega a las elecciones con una recesión económica y tensiones sociales crecientes. Una encuesta realizada entre el 16 y el 28 de septiembre (Household Pulse Survey, Census Bureau) muestra que 59,2 millones de norteamericanos esperan una caída de sus ingresos antes de las elecciones, ya sea por pérdida de trabajo o caída de sus salarios. Esta situación golpea especialmente a las minorías étnicas, y en particular a los negros y a los hispanos (zerohedge.com 9 10 2020). Si bien el Congreso aprobó un paquete de estímulos fiscales y financieros destinados a mitigar la crisis, esta ayuda se agotó. La disputa entre republicanos y demócratas en el Congreso ha impedido su renovación y la mayoría de los norteamericanos han tenido que recurrir al endeudamiento o a un retiro anticipado de sus ahorros para sobrevivir (markewatch.com 3 10 2020).

En este contexto, tanto Trump como Biden usan la tensión racial y las acusaciones contra potencias extranjeras (China para Trump y Rusia para Biden) como poderosas herramientas para cooptar la furia y la desazón de los sectores sociales mas golpeados por la crisis económica y la pandemia, estimulando al mismo tiempo el patriotismo y la participación electoral de sus votantes.

En este escenario, las corporaciones que controlan las redes sociales e Internet manipulan la información para incidir sobre el resultado electoral. Tanto Twitter como Facebook y Google han sancionado desde hace meses los contenidos  de los mensajes de Trump  y de varios grupos que, según el criterio de las empresas, no responden a “la veracidad” de los hechos. Esta semana la censura fue más importante: Twitter bloqueó la cuenta del New York Post, el cuarto diario del país por tiraje, para evitar que circularan los mails de Hunter Biden implicando a su padre, Joe Biden, en negocios corruptos realizados en el pasado tanto en Ucrania como en China. Denuncias parecidas habían surgido en los últimos años, pero fueron oportunamente negadas por Papá Biden. Ahora habría aparecido información que lo compromete seriamente y tanto Twitter como Facebook procedieron a impedir su circulación bloqueando, entre otras, las cuentas de la Comisión de Justicia del Senado presidido por los republicanos y las del propio Trump. Estos escándalos han motivado la citación del CEO de Twitter ante esta Comisión para que explique sus acciones y transparente las reglas que sigue al diferenciar lo que está bien de lo que está mal. Paralelamente, se conoció que funcionarios de muy alta jerarquía tanto de Twitter como de Facebook han pasado a integrar el Comité de Transición que asesora a Biden sobre las políticas a realizar, una vez ganadas las elecciones (zerohedge.com 14 y 15 10 2020).

Todo esto ocurre en un contexto geopolítico cada vez mas caldeado por la decisión de Trump de azuzar conflictos externos para capitalizarlos en las elecciones. El miércoles un destructor norteamericano volvió a pasar por el estrecho de Taiwan, mientras el gobierno norteamericano concretaba la venta de armamentos a Taiwan a pesar de la fuerte oposición del gobierno chino. Estos acontecimientos llevaron al Presidente Xi Jinping a conminar a sus tropas a mantenerse en alerta y a concentrar la mente y las energías en la preparación para la guerra (Newsweek.com 14 10 2020). Este es, sin embargo, un episodio más en una cadena de provocaciones militares del gobierno norteamericano a Rusia y a China ocurridas recientemente en zonas de conflicto candente, que incluyen la utilización abierta de armamento de guerra nuclear. Esto incluye el vuelo de aviones B-52 en el ártico ruso, en el mar de la china y en las aguas que rodean a Taiwan (zerohedge.com 12 10 2020).

Corrida cambiaria y desestabilización política

La semana comenzó con una nueva manifestación callejera anti cuarentena en las principales ciudades argentinas. Liderada por el macrismo, la concentración reclamó contra «la falta de libertades» y «la corrupción K» y exigió una «justicia independiente».

Impulsada por los medios concentrados, contó con la peculiaridad de incluir una invitación al escrache de CFK al difundir su domicilio como lugar de concentración. La violencia verbal y física contra opositores y periodistas de determinados medios marcó un nuevo hito en el despliegue de fanatismo impregnado de disonancia cognitiva que fue el sello de todas estas manifestaciones con amplia participación de sectores medios urbanos, amenazados por la recesión económica y el cierre temporario de negocios. Al calor de su empuje reapareció ante los medios un Macri enojado, por momentos incoherente e incapaz de hacerse cargo de los fracasos de su gobierno. No dudó en proclamar que “estamos ante el ultimo gobierno populista de nuestra historia” (clarín.como 15 10 2020). Su raid mediático fue seguido por una ofensiva judicial de diputados de JxC, contra Roberto Navarro y otros colegas de El Destape a quienes se acusa de publicar información que, curiosamente, también fue publicada por un medio del periodismo de guerra. La embestida de estos republicanos incluyó una denuncia contra Miriam Lewin, Defensora del Publico, por la creación del Observatorio Nodio, un organismo pensado para dar cuenta de las noticias falsas y la violencia simbólica. Un fiscal procesado promovió la investigación penal de Miriam Lewin a quien acusa, entre otros dislates, de promover “una cuarentena mental” y una vuelta a la “mazorca”.

Mientras el macrismo mueve los alfiles que implantó luego de cuatro años de sistemática violación del Estado de Derecho, la principal batalla desestabilizadora continúa en el mercado de cambios. Allí, un puñado de monopolios intentan desestabilizar al gobierno obligándolo a devaluar y a liquidar rápidamente sus reservas internacionales. Las medidas tomadas en octubre por el BCRA para promover la liquidación de divisas de exportación y la venta de granos de la última cosecha no han obtenido los resultados esperados y el BCRA continúa vendiendo sus reservas para contener una brecha cambiaria entre el dólar oficial y el paralelo que hacia mediados de la semana fluctuaba en el 120%. En lo que va del mes de octubre la autoridad monetaria ya perdió mas de 500 millones de dólares, y si no detiene a corto plazo la hemorragia abrirá las puertas a fenómenos imprevistos. Esta semana el BCRA dispuso nuevas medidas cambiarias y monetarias. Entre las primeras cabe destacar los limites al adelanto de importaciones, un mecanismo que muchas empresas utilizaron para acceder al dólar oficial por adelantado para cancelar compras en el exterior que se concretarían a futuro. También impuso restricciones al acceso al mercado de cambios para pago anticipado de importaciones exigiendo la previa presentación de la aprobación de Aduana.


 Así, despejada la escena cambiaria del angurriento chiquitaje, las divisas del país dependen de las turbulencias desatadas por una matriz productiva que asegura a un pequeño núcleo de empresas poder monopólico sobre los negocios de exportación e importación, cuyos verdaderos precios y volúmenes transcurren por circuitos oscuros y en gran parte al margen del control estatal. La reactivación de la economía y la inclusión social no deberían dar prioridad a las exportaciones en un mundo que se cierra al calor de la crisis económica global. Requieren en cambio de medidas tendientes a iniciar cambios en la matriz productiva, sustituyendo importaciones y reactivando el mercado interno con fuerte impulso a la inclusión social. Tal como está planteado el Plan de Desarrollo de Agroindustrias propuesto por el Consejo Agroindustrial Argentino, profundiza el control monopólico que unos pocos tienen sobre las divisas del país. Este fenómeno y la dolarización de la economía constituyen el caldo de cultivo del fascismo antiperonista en el país.

(Mónica Peralta Ramos en “El Cohete a la Luna”)

Jorge Halperín Periodista. Autor de “El fin de la obediencia”, analiza en esta nota los otros síntomas producidos por la pandemia del Covid-19: aumento de las desigualdades, un estado general de tristeza, una creciente indiferencia de muchos, la sobrerrepresentación de minorías rebeldes y una invisibilización de las mayorías que acatan las disposiciones sanitarias y se cuidan para cuidar también al otro. Halperín afirma que corremos el riesgo de que los síntomas nos hagan perder la perspectiva y dejar de advertir que el gobierno no ha perdido un solo votante y que el Frente de Todos, aún con sus diferencias, sigue unido.

Fastidiados con la pandemia y sus cuidados, algunos ricos y famosos emigran a Punta del Este mientras que los vulnerables se van a Guernica.

Se conocen desde hace meses los síntomas típicos del Covid-19 (tos, fatiga, algo de fiebre), pero, al cabo de medio año, emergen otros síntomas dentro y fuera del registro médico.

Y hay cuatro o cinco de ellos realmente inquietantes: el aumento de las desigualdades, un estado general de tristeza, una creciente indiferencia de muchos, la sobrerrepresentación de minorías rebeldes y una invisibilización de las mayorías que acatan las disposiciones sanitarias y se cuidan.


 Está claro que la pobreza aumentó cinco puntos desde la muy elevada que dejó Mauricio Macri, que la pobreza infantil alcanza al 56% de los chicos, que le desocupación trepó al 13,4 %, y que la falta de ingresos y la desesperación llevó a muchos vulnerables a producir no una sino unas 80 tomas de tierras tan sólo en la provincia de Buenos Aires.

Pero lo que es malo para el gaucho no es malo para todos.

En un informe de OXFAM, que es una confederación de 19 ONGs internacionales, se señala que en América Latina 73 multimillonarios incrementaron durante la pandemia su patrimonio en 48.000 millones de dólares, y, en el caso particular de Argentina, el patrimonio de los súper ricos que era de 8.800 millones de dólares en marzo, trepó últimamente a 11.200 millones (¡un 30% en seis meses!).

Quienes pelean sin descanso contra el impuesto por única vez a la riqueza, invierten en oro, en la bolsa y en propiedades mientras las persianas de fábricas y comercios están a media asta y las gotitas del virus se expanden.

La pandemia no es una tragedia para todos.

Pero, además de contagiar y matar, licúa no sólo los ingresos de las mayorías sino también los recursos del Estado: los gobiernos de América Latina gastan el 4% de su PBI en salud, lo que viene a ser la mitad promedio de lo que invierten los países de la OCDE. Pero, a causa de la pandemia, en nuestra región se perderán ingresos fiscales por 113.000 millones de dólares, el 59% de los presupuestos en salud.

Los bolsillos vacíos se combinan con la tristeza. Un académico español habla de la “Tristeza Covid”. Y alude a ese cóctel que estamos digiriendo desde marzo compuesto de encierro, desconfianza del otro, que camina enmascarado y me puede contagiar, repentinas ilusiones por señales de mejoras que rápidamente se derrumban, e incertidumbre, con un futuro en el que sobran los interrogantes.

No es extraño que muchos reaccionen con indiferencia, no sólo al diario conteo de infectados y muertos, que parece conmover menos que la cotización diaria del blue – podríamos describirlo como una negación maníaca -, sino también a las cifras de nuevos pobres, a las tomas de tierra, a la lista de víctimas entre el personal de la salud.

Y el tremendo efecto de distorsión creado por minorías opositoras que optan por rebelarse, desobedecer las reglas de aislamiento – incluso quemar barbijos -, y gritar su furia contra un gobierno que apenas cumplió diez meses lidiando con un bicho y una herencia catastrófica.

Y así se hacen muy visibles, casi dominan la escena esas minorías multiplicadas artificialmente por los grandes medios opositores. Y también los grupos despolitizados que salen a contagiarse.

La desobediencia y la oposición copan la pantalla mientras quedan fuera de registro las mayorías que apoyan al gobierno y obedecen las reglas.

Y a muchos nos corre un hilo de impotencia observando cómo el virus se ha complotado con un poder corporativo violento para colocarnos en esta encerrona y dejarnos en una espera que se hace eterna.

Corremos el riesgo de que los síntomas nos hagan perder la perspectiva y dejar de advertir que el gobierno no ha perdido un solo votante y que el Frente de Todos, aún con sus diferencias, sigue unido.

Es más de lo que puede decirse hoy de la derecha opositora.

(La Tecla Ñ Revista)

Adolfo Adorno es Abogado. Ex asesor del Ministerio de Economía 2014/2015. Ex docente de la Universidad de la Matanza. Coeditor del blog gatosporliebres.blogspot.com, nos invita a pensar sobre este reciente otro … 17 de Octubre: Recordar el origen para reafirmar nuestra esperanza.

Hace 75 años irrumpieron el afán de justicia, la humildad y la solidaridad encarnadas en una multitud pacífica y alegre en su determinación, y por ello insoslayable de allí en más. Esta lectura del peronismo nacido aquél 17 de octubre no impide reconocer los desafíos coyunturales del gobierno de Alberto y Cristina, de cuyo entramado dramático somos testigos y actores en nuestra vida cotidiana. Sólo intenta recordar el origen, para reafirmar nuestra esperanza.

El peronismo que nace el 17 de Octubre es la primera victoria real del espíritu del pueblo sobre la oligarquía.¨

Eva Perón, cuarta clase del Curso de la Escuela Superior Peronista, 12 de abril de 1951

Durante 75 años el peronismo ha sido objeto de estudio, análisis y polémica desde las más variadas disciplinas. Entre la academia y el saber popular. Entre el escarnio más despiadado de sus enemigos – que lo invocan como la encarnación del Mal Absoluto – y la lealtad de les compañeres. Las sucesivas generaciones van tomando la posta y reeditan, reformulan, reencarnan una batalla que parece ya inmanente a nuestra identidad argentina.

Depuesto su primer gobierno, luego proscripto (en nombre de la libertad, claro), perseguido, fusilado, mutilado, torturado y desaparecido, el peronismo vuelve, para insistir.

No parece discutible su vigencia esencial, por más ocasiones en que lo hayan dado por muerto.

Compadezco tanto al viejo antiperonismo como al nuevo: imagino que somos para ellos una pesadilla que no tiene fin.

Somos, en efecto, persistentemente incorregibles.

No es mi intención aquí proponer abordajes conceptuales novedosos en las vísperas de un nuevo 17 de octubre. Hay ya muchos que lo hacen con solvencia suficiente.

Me interesa señalar que la historia del peronismo reconoce la alternancia entre dos momentos: 1) el de la preparación para gobernar; 2) el de gobernar.

Las “etapas preparatorias” incluyeron frecuentemente todas las consecuencias de la negación de nuestra existencia.

Se nos prohibió Ser.

Les salió mal: aunque miles de los nuestros hayan entregado su vida para ello.

Como complemento simpático – a veces empático – hay quienes durante las dos instancias se dedican a comentar qué es el peronismo, qué debería hacer la próxima vez que gobierne y qué no debe seguir haciendo cuando gobierna.


Sin querer agregar un comentario más, quiero compartir una nota personal: la sentencia de Eva que encabeza esta nota siempre fue para mí la más profunda y completa descripción de aquella jornada fundacional.

No por casualidad, también la más sencilla y la más bella, aún al lado de la prosa épica de Scalabrini o de la poética de Marechal.

Al decir que es “la primera victoria real” presupone que el conflicto es antiguo, dejando flotar que tanto el principio como el final del enfrentamiento trascienden el tiempo que nos toca, pero además que hubo otras victorias anteriores que no fueron tan “completas”.

Eva explica a los compañeros en la misma exposición, que la Revolución Francesa no la hizo el “pueblo” sino la burguesía.

 Vaya una definición: el peronismo convocó y se nutrió de los sectores sociales más postergados de la sociedad argentina del 45: no había “más abajo”. De aquí la categoría de “pueblo” y más precisamente la de “pueblo peronista”, en construcción permanente – campo de batalla tan cotidiano como el lenguaje –  y con límites flexibles en cuanto a su composición sociológica, pero siempre empezando por “los últimos”.

De ahí el carácter plebeyo del movimiento, carácter que constituiría su identidad medular a lo largo de décadas, y el punto de partida de su desafío político permanente: rescatar a los sectores medios embelesados por el modelo del oligarca feliz que “ostenta su dinero”.

Carácter “plebeyo” que pasó a constituir el argumento y objeto principal del odio de “los de arriba”, pero no solamente.

Cuando fue gobierno, el peronismo fue un formidable generador de ascenso social. Sin embargo, una buena parte de la clase media hija del peronismo desarrolla la creencia de que merece redimirse de su pecado original: haber nacido en la clase trabajadora. Para lograr esa redención intenta emular el modo oligarca de estar en el mundo. Una fantasía tan vana como patética, como patético es ignorar el propio origen, o despreciarlo.

En la misma frase que estamos recordando, Eva menciona, configura y constituye para siempre al enemigo en esta lucha trascendente, y vale la pena citar otros párrafos de la misma conferencia en los que se explica:

Yo le tengo miedo al espíritu oligarca, por una simple razón. El espíritu oligarca se opone completamente al espíritu del pueblo… la causa de todos los males de la historia de los pueblos es, precisamente, el predominio del espíritu oligarca sobre el predominio del espíritu del pueblo. ¿Cuál es el espíritu oligarca? Para mí, es el afán de privilegio, es la soberbia, es el orgullo, es la vanidad y es la ambición…”

En otros momentos de la historia Eva señalará que le teme “más al oligarca que hay dentro de algunos peronistas que a los oligarcas de afuera del movimiento”

La acepción del término “oligarca” ya se distanció de los inicios aristotélicos y guarda parentesco pero no identidad con las definiciones de la sociología moderna: la condición de oligarca según Eva es una disposición del ánimo, es un temperamento en el orden de lo moral que excluye al otro, es la ausencia de una Ética que pueda culminar en la Política.

Hace 75 años irrumpieron el afán de justicia, la humildad y la solidaridad encarnadas en una multitud pacífica y alegre en su determinación, y por ello insoslayable de allí en más.

Los dueños del privilegio comprendieron inmediatamente que nunca más gozarían de la misma seguridad, y empezaron a acumular ese odio visceral que crecería con el decurso de la historia.

Desde la perspectiva historicista de Eva en sus clases, la condición humana viene debatiéndose a lo largo de miles de años en un enfrentamiento sin tregua entre dos “espíritus” que encarnan sucesivamente en hombres y mujeres diversos. 

Pero del lado del espíritu del pueblo siempre están los últimos.

Esta lectura del peronismo nacido aquél 17 de octubre no impide reconocer los desafíos coyunturales del gobierno de Alberto y Cristina, de cuyo entramado dramático somos testigos y actores en nuestra vida cotidiana.

Sólo intenta recordar el origen, para reafirmar nuestra esperanza.

Después de todo, El Justicialismo es una nueva filosofía de vida simple, práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista, en virtud de la cual la Patria seguirá siendo el Otro.

(La Tecla Ñ)

Si solo se tratase de un mero ejercicio matemático, esta semana que hemos dejado atrás expresaron claramente varias cosas. La primera es que el Frente de Todos y el Peronismo sigue teniendo tanto o mas adhesión que cuándo accedió al gobierno en diciembre del año pasado. La segunda es que lejos de jactancia por algunos logros pequeños, la lucha contra el virus que azota al mundo esta lejos de terminar y sus efectos en la vida de los pueblos y de cada uno de nosotros es aún impredescible. Pero no se trata de sumas matemáticas. La política, la economía, las formas en las que pensamos la realidad y los contenidos parciales a los que accedemos de esta, no son “objetos” matemáticos sino resultado de una trama compleja de sujetos y grupos de sujetos que, muchas veces con mas ignorancia e inconsciencia pero con el poder de influir sobre muchos, definen en buena medida acontecimientos, direcciones y sentidos de las vidas de las personas y de las decisiones de aquellos que gobiernan o cuyas acciones, palabras y pensamientos impactan en la vida de todos.

Hoy mas que nunca es imprescindible la honestidad respecto al conocimiento y la responsabilidad de cualquiera que tiene la posibilidad de influir en otros de algún modo, en tanto y esta es la tercera constatación … nadie vive y se salva solo.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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