Juéves 1 de octubre de 2020


(2da entrega)


1. Noticias del coronavirus



A nivel mundial , a este 1 de octubre de 2020 , se habían informado 33.842.281 casos confirmados de COVID-19, incluidas 1.010.634 muertes notificado a la OMS. (OMS).

En Argentina: 751.001 casos confirmados y 16.937 muertes. Ayer se confirmaron 14.392 casos nuevos y 419 fallecimientos (Ministerio de Salud de la Nación y Sala de Situación).

Neuquén se sumó al plan Detectar Federal: la ocupación de camas de terapia intensiva en la provincia es del 99%. Santa Fe superó los 2.000 casos. Ante suba de casos, Misiones no descarta restringir actividades. Advierten la última semana una leve tendencia al aumento en AMBA.

Colombia amplía hasta el 1° de noviembre el cierre de fronteras. Brasil supera por primera vez en dos semanas las 1.000 muertes diarias.

En España, el gobierno central le impone a la Comunidad de Madrid el confinamiento perimetral a ciudades con más casos pero esta no aceptaría la medida. Gran Bretaña se encuentra en un momento crítico en la lucha contra la pandemia, según Boris Johnson. Su director médico advierte: las cosas están yendo en la dirección equivocada. El senado italiano frena su actividad tras dos casos positivos. República Checa decreta estado de emergencia por 30 días para frenar los contagios. Tienen elecciones esta semana y los contagiados van a poder votar desde los autos.

Los jóvenes cumplen con las medidas de distanciamiento e higiene en la misma proporción que las poblaciones adultas, según una encuesta global. También se encuentran más estresados y están más dispuestos a resignar ingresos a cambio para frenar los contagios, reveló el estudio.

2. Pobreza

La pobreza alcanzó a 40,9% de las personas en el primer semestre de 2020, según datos que difundió el INDEC. Entre menores de 15 años el número sube a 56,3%. Alberto Fernández dijo que sin la ayuda del Estado el impacto de la pandemia hubiera sido aún peor.

Tras conocerse que el índice de pobreza escaló a 40,9% en el primer semestre del año, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, aseguró hoy que hay una “situación de nueva pobreza” a causa de la crisis generada por la pandemia de coronavirus, pero que el Estado “amortiguó mucho” la cifra.

 

Hay una situación de nueva pobreza, de personas que cayeron por la pandemia, que amortiguó mucho el Estado, objetivamente, con muchas políticas sociales, sobre todo alimentarias y de ingresos, como el IFE”, remarcó el funcionario en diálogo con medios televisivos.

Al tiempo en que agregó: “Se ha amortiguado parte de la caída, pero tenemos una nueva realidad de que hay gente que cayó en la pobreza a partir de la pandemia. Tenemos los nuevos pobres, gente que cayó en la pobreza durante la pandemia, y pobreza estructural, histórica”.

De acuerdo con el informe del Indec, el índice de pobreza alcanzó al 40,9% de la población en el primer semestre del año, lo que representó una suba de 5,5 puntos porcentuales interanual. En tanto, el índice de indigencia afectó al 10,5% de los argentinos, 2,8 p.p respecto al primer semestre del 2019. “Los números son claramente alarmantes”, reconoció el ministro.

La salida de la pobreza tiene que ver con el crecimiento económico y un modelo de desarrollo. Pero hay mucho para encarar desde la política social, hay que hacer cambios estructurales para evitar que periódicamente la Argentina vuelva a ciclos tan complicados”, resaltó.

Entre esos cambios estructurales, Arroyo señaló que la primera tarea es “rescatar a los que cayeron en la pobreza durante la pandemia, con trabajo”, razón por la cual el Gobierno puso en marcha el plan ‘Potenciar Trabajo’, con cinco ejes productivos: construcción, textil, producción de alimentos, economía del cuidado y el reciclado.

Según el ministro, resolver el problema de la pobreza estructural “tiene que ver con vivienda, y por eso hemos incorporado el Renabap (Registro Nacional de Barrios Populares) para urbanizar 4.000 barrios, donde viven cuatro millones de personas, con espacios públicos, pisos de material, apertura de calles”.

Finalmente, indicó que otro tema clave es que “todos los chicos puedan ir a salas de 3, 4 y 5 años, porque si queremos achicar la igualdad tenemos que empezar por los más chicos”.

En términos de recursos aplicamos $420.000 millones en este tiempo de la pandemia. Todo el año pasado se destinaron a la política alimentaria $28.000 millones, mientras que este año, en ocho meses, fueron $80.000 millones. Pero no sólo es el Estado, sino el Estado más las iglesias, las organizaciones sociales, las escuelas y el sector privado, que ha volcado recursos”, enfatizó.

Para concluir, Arroyo sentenció: “Tenemos una situación crítica pero estable, porque se ha sostenido con muchos actores. La pandemia nos obliga a hacer cambios estructurales, no es con pequeñas políticas o programitas que salimos”. ( https://eleconomista.com.ar/2020-09-arroyo-nueva-pobreza/ )

El impacto del IFE y cómo se explican esos aumentos por Daniel Schteingart en Cenital.

Esta caída, sin embargo, no es única para Argentina: está en línea con la registrada por Francia (-18,9%) y México (-18,7%), fue inferior a la de Reino Unido (-21,7%), España (-22,1%), India (-23,5%), Ecuador (-23,5%) y Perú (-30,2%),  y superior a las caídas también récord que experimentaron Estados Unidos (-9,1%), Uruguay (-10,6%), Alemania (-11,3%), Brasil (-11,4%) o Italia (-17,7%). De las principales economías del mundo, la única que creció fue China (+3,1%), que había sufrido el peor trimestre en cuatro décadas al comienzo del año. De este modo, el segundo trimestre de 2020 será recordado posiblemente como el peor registrado en la historia global.

Empleo: similitudes y diferencias con otros países

A tono con la caída de la producción, el empleo se contrajo severamente en el segundo trimestre de 2020. De acuerdo al INDEC, el empleo en los 31 aglomerados urbanos cubiertos por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) se contrajo 20,9% interanual, una magnitud similar a la caída del PBI. La EPH cubre el 63% de la población nacional: el 37% restante lo explican un 9% de población rural y un 28% de población residente en ciudades medianas o pequeñas. En las regiones no cubiertas por la EPH -donde las actividades agropecuarias, que nunca dejaron de funcionar, tienen un mayor peso- la afectación en materia de empleo fue inferior. De este modo, la contracción del empleo en el conjunto del país fue algunos puntos menor, aunque conoceremos con precisión su magnitud en unos meses, cuando el INDEC muestre los datos de empleo de todo el país en su Cuenta de Generación del Ingreso). Con todo, aun teniendo en cuenta esta variable, el retroceso del empleo del segundo trimestre no tuvo precedentes.

Si miramos en perspectiva comparada encontramos magnitudes similares en otros países latinoamericanos. En Colombia, el empleo se contrajo 22%; en Chile, lo hizo en 20%; en México, en 19,5%; en Perú (en la región metropolitana de Lima), la baja fue del ¡55%!. Aun Brasil, con una política que descuidó fuertemente el terreno sanitario, tuvo caídas históricas en el nivel de empleo (-10,8%). En los países europeos, y pese a caídas del producto de dos dígitos, el empleo se mantuvo mucho más: -2,6% en promedio, con la mayor afectación en España (-7,6%). La razón tiene que ver con la enorme diferencia en la estructura del mercado laboral europeo respecto al latinoamericano: el primero es altamente formal; el segundo, muy informal y con elevado componente cuentapropista.

En efecto, en Argentina en el segmento formal se observan caídas comparables con Europa (-2,7% cayó el empleo asalariado formal privado entre febrero y junio de acuerdo al Ministerio de Trabajo), producto de políticas como el ATP (asistencia en el pago de salarios por parte del Estado), la prohibición de despidos y los acuerdos por suspensiones. Sin embargo, la gran diferencia está en la mitad de nuestro mercado de trabajo que es informal o cuentapropista: el empleo no registrado se contrajo 43% interanual en Argentina, en tanto el cuentapropista lo hizo en 29%. Las enormes caídas del empleo en otros países latinoamericanos obedecen, a grandes rasgos, al mismo fenómeno: el elevadísimo peso de las modalidades precarias en la estructura ocupacional.

Pobreza: un salto predecible

La brutal retracción del empleo ocasionada por la pandemia -en particular, en las modalidades más precarias- generó un previsible y doloroso salto de la pobreza y la indigencia. Entre los primeros semestres de 2019 y 2020, la pobreza trepó en 5,5 puntos porcentuales (del 35,4% al 40,9%), en tanto que la indigencia lo hizo en 2,8 puntos porcentuales (del 7,7% al 10,5%). El INDEC publica los datos de pobreza e indigencia de modo semestral, para que siempre haya un aguinaldo contemplado en la medición (en los trimestres en donde se computa el aguinaldo -los impares-, la pobreza tiende a bajar aproximadamente 1,5 puntos respecto a los que no tienen aguinaldo -los pares-). Ahora bien, si descomponemos el 40,9% del primer semestre de 2020 encontraremos que en el primer trimestre del año la pobreza fue similar a la de 2019 (34,6%), en tanto que en el segundo trimestre se disparó al 47,2%. Esto se debe a que, producto de la caída del empleo, se contrajo 16,1% el ingreso disponible promedio de los hogares.

Como veremos a continuación, por cuestiones de calendario de pagos el impacto del IFE fue bastante acotado en esta medición del INDEC, y se reflejará mucho más en la del tercer trimestre. Si bien no contamos con datos uniformes, tanto por las diferentes exigencias en las canastas de pobreza de los países, como por el hecho de que no todos publican información de modo semestral, estimaciones de organismos como la CEPAL y analistas e instituciones de cada país muestran que, aquí también, la situación del país aparece en línea con los impactos regionales.

Lo que hace diferente a la Argentina respecto a otros países no es el impacto de la pandemia, sino la magnitud de la caída observada durante la segunda mitad del gobierno de Cambiemos. En ese caso, el ajuste de los ingresos reales no se dio tanto por la vía del empleo (que, en efecto, creció -bajo modalidades precarias-) sino porque los ingresos laborales corrieron muy por detrás de una inflación, que en 2018-19 tocó el mayor nivel desde 1991.

El gráfico a continuación muestra qué pasó con el poder adquisitivo de los hogares -según estrato de ingresos- en la crisis económica que se generó durante el gobierno anterior frente a la crisis económica desatada por la pandemia. Las barras azules muestran cuánto se contrajo el poder adquisitivo en cada decil de ingresos entre el cuarto trimestre de 2017 y el segundo de 2019. Las barras naranjas muestran lo mismo para el período que va del segundo trimestre de 2019 al segundo de 2020 y, por tanto, recoge el efecto del coronavirus.


Como se observa, el deterioro del poder adquisitivo es prácticamente idéntico: no es casualidad que la pobreza haya subido casi 10 puntos entre el cuarto trimestre de 2017 y el segundo de 2019 (de un 26% a un 36%), y que haya subido otros once puntos (del 36% al 47%) desde entonces. En promedio, el ingreso real de los hogares se contrajo 15,6% con la crisis del gobierno anterior y 16,1% por el COVID-19. El 10% más pobre fue el más afectado en ambos casos, con caídas casi idénticas (en torno al 28%). Esta mayor afectación del decil más pobre explica por qué la desigualdad subió tanto entre 2017 y 2019 como entre 2019 y 2020.

El terrible dato del segundo trimestre de 2020 conjuga todos los efectos negativos juntos: al enorme desplome del empleo se le combinó un relativamente efecto acotado del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que otorga $10.000 por ronda a 9 millones de trabajadoras y trabajadores informales, cuentapropistas y desocupados. El punto es el siguiente: INDEC pregunta por los ingresos del mes anterior. Esto es, en el segundo trimestre de 2020 está relevando, en rigor, los ingresos percibidos en marzo, abril y mayo, de gravísima afectación económica. Y no solo eso: la primera ronda del IFE se comenzó a pagar a fines de abril y se terminó de pagar en junio, mes en el que también se inició el pago de la segunda ronda. Por lo tanto, en el relevamiento de INDEC solo se captó el IFE pagado entre fines de abril y el 31 de mayo, que no alcanza ni siquiera a una ronda completa. En el tercer trimestre pasará lo contrario: se capturará el IFE pagado en junio-julio-agosto, que tiene: a) un remanente de la primera ronda, b) la segunda ronda completa (junio-julio), y c) el inicio de la tercera ronda (agosto). Y todo eso con mayores niveles de empleo a los del segundo trimestre, ya que la economía comenzó a recuperarse y el empleo informal y cuentapropista a revitalizarse gradualmente.

De este modo, el relevamiento que hace INDEC respecto al tercer trimestre de 2020 debería arrojar un panorama muy diferente al del segundo, tanto por mayores ingresos laborales (por la reactivación de parte del empleo) como no laborales (por un mayor impacto del IFE). Esto último debería tener impactos significativos en la desigualdad, en la pobreza y, particularmente, en la indigencia.

Cuando la pandemia haya terminado (y, por tanto, el paquete de asistencia como el IFE también) sabremos a ciencia cierta las consecuencias del COVID-19 en los indicadores sociales, que ya venían deteriorándose producto del pésimo bienio 2018-19. Pese a sus crisis, Argentina ha podido edificar políticas de seguridad social muy amplias para la media latinoamericana (con universalización de cobertura tanto en la niñez -vía AUH- como en la vejez -gracias a las moratorias jubilatorias introducidas a partir de 2005-). El desafío para los próximos años es lograr recomponer el mercado laboral, que se ha precarizado en los últimos años y que ha sido altamente golpeado por la pandemia. Ello sin dudas remite a dos grandes ejes: retornar al crecimiento económico (con sustentabilidad macroeconómica) por un lado y transformar la matriz productiva por el otro. El desarrollo productivo es esencial no solo para ahorrar dólares (exportando más) y por tanto poder crecer más sino también para que el mercado laboral sea cada vez más formal y menos precario de lo que es hoy día.

(https://www.cenital.com)

Justo ayer se publicó esta nota en Vox que cuenta que por primera vez en décadas crecerá la gente en situación de pobreza extrema: por el COVID-19 pasarán de 70 a 100 millones en el mundo.

Durante décadas, uno de los indicadores más importantes del bienestar mundial ha seguido avanzando en la dirección correcta: la pobreza extrema ha ido disminuyendo.

Aunque los expertos pueden debatir y de hecho lo hacen los detalles , cientos de millones de familias pasaron de subsistir con menos de $ 1,90 al día (el estándar del Banco Mundial para la “pobreza extrema”) a vivir con un poco más. Sin duda, todavía no es suficiente, pero ha significado menos hambre, menos muerte prematura y más oportunidades. A pesar de las guerras, las hambrunas y los desastres naturales, la pobreza extrema ha disminuido durante los últimos 50 años.

En solo un año, Covid-19 ha cambiado profundamente esa imagen .

El Banco Mundial predice que la cantidad de personas que viven en la pobreza extrema aumentará de 70 millones a 100 millones este año, y puede permanecer así durante varios años, ya que se espera que la desaceleración del crecimiento económico relacionada con el coronavirus persista, especialmente en los países. como Nigeria e India, donde viven muchas de las personas más pobres del mundo. 

 


También se espera que aumente el número de personas que sobreviven con menos de $ 3,20 al día (el estándar del Banco Mundial para la "pobreza"), entre 170 y 220 millones de personas. Con otros medios para medir la pobreza, el número de víctimas podría ser aún peor: las Naciones Unidas tienen una métrica que rastrea el acceso a agua potable, alimentos adecuados, electricidad y escuelas, y estima que 490 millones de personas perderán el acceso a una de esas cosas. dentro del próximo año.

Si bien la pobreza extrema fue rara fuera del África subsahariana en 2019, muchas de las personas que se prevé que caigan en ella viven en el sur de Asia. En un informe del 28 de septiembre, el Banco Mundial encuentra que en el sur de Asia, “el impacto del COVID-19 no solo mantiene a la gente en la pobreza, sino que también crea una clase de 'nuevos pobres'”. Eso no solo en los países afectados por virus pero en la región más amplia. "Los impactos de la pandemia en el empleo y los ingresos han sido grandes y generalizados", afirma el informe, como consecuencia de un triple impacto de "la pandemia en sí, el impacto económico de las medidas de contención y las reverberaciones de la recesión mundial".

Países como India han experimentado una migración masiva en los últimos meses a medida que los pobres de las zonas urbanas , incapaces de sobrevivir en la ciudad, se dispersan a comunidades rurales donde el costo de vida es más bajo y al menos pueden tener familia. India ha registrado oficialmente la salida de la ciudad de 10 millones de personas, una migración enorme por derecho propio, pero The Economist argumenta que puede ser un recuento insuficiente por un factor de cinco.

En general, dependiendo de cómo se mida, Covid-19 representa un revés en la lucha contra la pobreza global en la escala de años, quizás décadas.

La estimación del Banco Mundial sobre el impacto de Covid-19 analiza los efectos económicos de los cierres y los pedidos para quedarse en casa, así como los efectos económicos de, por ejemplo, una industria turística en colapso, una caída repentina y dramática en la demanda de petróleo, interrupciones en la fabricación y cadenas de suministro y otros efectos indirectos de las ondas del virus en todo el mundo. La mayor parte de la devastación no fue causada directamente por el virus, sino por la recesión económica mundial provocada por el virus y nuestros esfuerzos por combatirlo.

Se podría hacer mucho para mitigar los efectos devastadores de la pandemia en los más pobres del mundo. Pero los países donde la pobreza extrema es más prevalente son también los países donde a menudo falta la infraestructura para entregar ayuda rápidamente. “En algunos países, la asistencia ha llegado hasta ahora a menos de una cuarta parte de los hogares cuyos ingresos cayeron y solo el 10-20 por ciento de las empresas informaron haber recibido asistencia desde que comenzó la pandemia”, según el informe de octubre del Banco Mundial .

Un cambio para la lucha contra la pobreza global

Los detalles de los modelos que analizan la pobreza global varían de una organización a otra, dependiendo de cómo definen y miden la pobreza. Pero el panorama general es consistente: las cosas estaban mejorando. Ahora están empeorando.

La Fundación Gates escribió en su boletín mensual más reciente : “Casi cada vez que abrimos la boca o ponemos la pluma sobre el papel ... hemos celebrado décadas de progreso histórico en la lucha contra la pobreza y la enfermedad. Pero tenemos que afrontar la realidad actual con franqueza: este progreso ya se ha detenido ”.

Se sabe que el Covid-19 ha matado a casi un millón de personas en todo el mundo , y es casi seguro que el número final será mucho mayor. También ha dejado a muchos supervivientes con problemas de salud duraderos. Pero al comprender su costo, no podemos subestimar los efectos económicos, y especialmente los efectos económicos en cientos de millones de personas en los países en desarrollo.

Un documento de trabajo del Banco Mundial este verano resumió estas estimaciones y analizó sus implicaciones para el Objetivo de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para 2030 de que nadie en el mundo viva en la pobreza extrema.

La breve conclusión: no vamos a lograr ese objetivo. Una posibilidad remota incluso antes de que llegara el coronavirus, parece mucho más larga ahora, con 600 millones de personas que aún viven en la pobreza extrema bajo un conjunto de proyecciones razonables .

Esto es, por supuesto, no es motivo de desesperación - todas las familias salido de la pobreza extrema a través de cualquiera de las muchas herramientas en nuestra caja de herramientas para hacer frente a la pobreza global, a partir de transferencia de efectivo de modo directo, de las intervenciones de salud u otras inervenciones financieras sin fines de lucro, las materializa, independientemente de si eres la última familia del mundo en necesitarlo o si quedan muchos más.

Pero no hay forma de evitarlo: esto es algo muy malo, además de todas las otras terribles cargas de 2020. En una pelea que habíamos estado ganando, lenta y laboriosamente, pero de manera bastante constante, ahora hemos perdido terreno. Y podría decirse que debería hacernos pensar si estábamos dando demasiado por sentado ese progreso en primer lugar.

"La pandemia ha demostrado cuán endeble ha sido el progreso reciente", dijo a The Economist Andrew Sumner, economista del King's College de Londres.

El crecimiento económico ha producido consistentemente caídas en la pobreza global, incluso en presencia de mala gestión gubernamental, desigualdad generalizada y escaso acceso a los servicios sociales. Pero ahí es cuando los tiempos son buenos. Una lección de la pandemia es que cuando los tiempos son malos, esos otros elementos de una buena sociedad importan mucho más. (https://www.vox.com/future-perfect/21492321/global-extreme-poverty-getting-worse-hunger-death-covid-19 )

Sin lugar a dudas, la pobreza es la cara mas patética de las desigualdades que el neoliberalismo impone en las relaciones globales. La pandemía no hace sino mas que poner de manifiesto la verdad de esta afirmación …

¿Será el momento de la conciencia de los líderes y las elites globales para comenzar a desandar el terrible camino de depredación ecológica y producción de pobreza humana que las desiguales condiciones que permiten? Unos pocos alcanzan formidables concentraciones de recursos financieros y como contra-cara un número de pobres o personas sin acceso a condiciones materiales dignas para desarrollar sus vidas se enfrentan cotidianamente a situaciones extremas. Frente a cualquier crisis de cualquier índole, aumentan de modos ostensibles sus precariedades y carencias … Sino cambiamos no habrá futuro para la humanidad.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack

Imágenes:  

Oswaldo Guayasamín nació en Quito en 1919 y desde los 7 años tenía claro que quería dedicar su vida al arte, a pesar de la inconformidad que esta decisión le ocasionaba a su padre, de origen indígena. Oswaldo no era un alumno muy sobresaliente en la escuela, en su lugar siempre presentó una sensibilidad artística muy clara además de un talento manual destacado, aptitudes que le consiguieron un lugar a los 14 años en la Escuela de Bellas Artes de la cual se graduó a los 21 años como pintor y escultor.Falleció en
Baltimore, el 10 de marzo de 1999

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