Ricos y Pobres … en los días de la peste.

 

Sábado 3 de Octubre de 2020


 Mientras en el mundo, según la Universidad Johns Hopkins, los infectados registrados llegaron a los 34.638.515 personas que dieron positivo a los test de Corona Virus y hasta las primeras horas de esta mañana 1.029.059 personas fallecidas, en Argentina, el informe del Ministerio de Salud contabilizó 312 nuevos decesos por coronavirus en las últimas 24 horas, lo que eleva la cifra de víctimas mortales en el país a 20.599. desde el inicio de la pandemia. También, en las últimas 24 horas, se registraron 14.687 contagios, según el informe oficial.

El evento de Ischgl

Una estación de esquí tirolesa propagó la covid a 40 países de cinco continentes.

A finales de febrero y primeros de marzo, ejecutivos, profesores y directoras de escuelas de tenis volaron desde Nueva York, Londres o Hamburgo al paraíso nevado de Ischgl. The New York Times ha entrevistado a unos cuantos, y ha averiguado así que los viajeros sabían en esas fechas que el SARS-CoV-2 campaba por sus respetos en el norte de Italia y en la también vecina Alemania, pero se creyeron la versión oficial del Gobierno austriaco de que la situación era segura en su territorio. Craso error.

Es imposible no acordarse de La pantera rosa de Blake Edwards, donde una princesa, un ladrón de joyas y un penoso inspector francés se reúnen con una élite prescindible en una lujosa estación de esquí de Cortina d’Ampezzo, en los Alpes Dolomitas del norte del Véneto. Los amantes de la comedia ya sabrán cómo acaba la cosa. En el reciente remake que nos ha proporcionado la vida real, la jet set ha cambiado Cortina d’Ampezzo por la villa tirolesa de Ischgl, donde la práctica del deporte invernal va seguida indefectiblemente por una agotadora sesión en los bares après-ski del pueblo, rebosantes de estilo y glamour.

Nadie sabe quién llevó el virus a Ischgl, pero es obvio que lo propagó entre sus adláteres, porque los turistas volvieron a sus lugares de origen y allí armaron una buena. Miles de esquiadores de la zona trasportaron el SARS-CoV-2 a 40 países de cinco continentes, incluida la remota Islandia. Hay datos asombrosos: la mitad de los casos positivos que registró Noruega en marzo provenían de Ischgl y otras estaciones de esquí austriacas. Casi prefiere uno a David Niven y el inspector Clouseau.


 El evento de Ischgl es un caso claro de supercontagio, un fenómeno que preocupa desde hace tiempo a los científicos. El ya famoso número R0, o ritmo reproductivo básico, mide a cuántas personas contagia un portador del virus, y reducirlo por debajo de 1 es un objetivo básico de la epidemiología. Pero R0 es solo un promedio, y el diablo mora en los detalles. Para la mayoría de las personas infectadas, R0 es literalmente cero: no contagian a nadie. Y la mayoría de los brotes se deben a un pequeño número de supercontagiadores, como la persona anónima que llevó el coronavirus a Ischgl y lo diseminó así por 40 países de cinco continentes.

Pero Ischgl supone también un indicio de que la movilidad internacional es un riesgo serio, al menos en las fases iniciales de la pandemia, o de la segunda ola en la que nos estamos empezando a hundir. Esto va a suponer un cambio de tendencia en las recomendaciones sanitarias. En los albores de la pandemia, allá por enero, la OMS se pronunció en contra de restringir los vuelos internacionales, como ya había hecho en pandemias anteriores. El argumento dominante ha sido hasta ahora que bloquear el comercio y el flujo de personas entre países acaba produciendo más daños de los que pretende evitar. Una lujosa estación de esquí en Ischgl puede cambiar esa percepción.

( https://elpais.com/ciencia/2020-10-02/el-evento-de-ischgl.html#?sma=newsletter_materia20201003 )

MÉDICOS & ENFERMEROS: De los aplausos a la indiferencia

Hace días que me prometí reproducir esta conmovedora nota de Nicolás Lantos. En el ínterin hubo una manifestación masiva (e intimidante) de policías de la ciudad porque un compañero fue asesinado por un psicótico al que se lo había privado de medicación desde hacia -tengo entendido- una semana. Hoy mismo hubo una manifestación y paro de colectiveros por el asesinato de uno de sus compañeros, todo indica que por un asunto que los cronistas de noticias policiales califican como «pasional». En cambio los enfermeros, que tienen mucho más motivos para protestar (y que ven como las calles se llenan de gentes que literalmente se cagan en el mantenimiento de la distancia social y el uso de barbijos) no pueden hacer paros por elementales sentimientos humanitarios de lealtad y compromiso con los pacientes.

Hay, además, otros estrés: el de las obras sociales sindicales. La indumentaria de médicos y enfermeros que atienden las salas de terapia intensiva de pacientes de Covid-19 ronda los 25.000 pisos diarios por paciente. Y los aportes de los afiliados provienen de salarios que no han acompañado el ritmo de la inflación.

COVID: El agotamiento de los médicos es otro factor de riesgo

La pandemia ha convertido las terapias intensivas en campos de batalla. Usualmente de cada diez pacientes que ingresan a la unidad de cuidados críticos, ocho o nueve se recuperan. El coronavirus mata a la mitad de las personas que requieren respiración asistida. Las salas están repletas de pacientes intubados, boca abajo, cuya vida depende de una moneda en el aire. Incluso a los intensivistas más experimentados les cuesta lidiar con esa situación. Arnaldo Dubin es jefe de Terapia Intensiva del Hospital Otamendi y lleva 40 años atendiendo a pacientes críticos.


 
¿Algunas vez habías visto algo así?, le preguntó El Destape.

– Jamás me imaginé una cosa así.

El agotamiento es natural, a causa del estrés, las jornadas eternas, las semanas sin francos, el esfuerzo físico que requieren los pacientes con respirador, las condiciones muchas veces precarias de trabajo, los compañeros que se contagian, los que quedan aislados y los que eventualmente fallecen. La indiferencia ante ese sacrificio de una parte de la sociedad, de muchos medios y de dirigentes políticos también hace mella en el ánimo, al igual que la cercanía permanente con la muerte en soledad de los que no llegan a salvarse.

El cansancio lleva a los trabajadores de la salud a cometer errores: los procedimientos de rutina comienzan a fallar, las manos más hábiles cometen deslices, el criterio se nubla, el pulso falla. Varios especialistas consultados para esta nota coincidieron que esa puede ser una de las (muchas) causas en la suba de letalidad que se registró en el país durante las últimas semanas, en coincidencia con brotes en muchas provincias que recargaron la exigencia en las salas de terapia intensiva. “Estoy convencido de que la calidad de atención es peor a medida que pasa el tiempo”, asegura Dubin.

El riesgo también recae sobre ellos mismos: un trabajador de la salud que atiende a pacientes Covid llega a ponerse y sacarse el atuendo de protección hasta veinte veces en un solo día. Es un proceso complejo y protocolizado para disminuir los riesgos. Un error al colocarlo expone a un ambiente con alta carga viral; un desliz a la hora de quitarlo significa un contacto seguro con superficies que, se descuenta, están contaminadas. Es el momento de mayor peligro en la vida de quienes se exponen a la enfermedad y la muerte de manera cotidiana desde hace más de seis meses.

El equipo de protección para procedimientos con aerosolización (es decir, en ambientes donde el virus está flotando en el aire, como las terapias intensivas) consiste en un camisolín que llega desde el cuello hasta los tobillos, una cofia que resguarda el cabello, guantes, una mascarilla N95 sobre la boca y la nariz, un barbijo encima de la mascarilla, antiparras en los ojos y una máscara de acrílico para completar la protección del rostro. Eso, en el mejor de los casos. La escasez afecta incluso a los establecimientos más preparados.

El trámite más delicado es cuando tienen que sacarse la protección. Allí, el menor descuido significa quedar expuesto: primero, deben quitarse los guantes y lavarse las manos con alcohol en gel. Luego, desabrocharse el camisolín y llevando las manos hacia la espalda tomarlo del lado interno y enrollarlo con la parte expuesta hacia adentro, antes de pasarlo sobre la cabeza y quitase las mangas. Otro lavado de manos antes de sacarse la escafandra y la cofia. Un lavado de manos más y es el momento de quitar el barbijo. Último lavado de manos antes de colocar uno nuevo. Así, hasta veinte veces por día.

Es insostenible este ritmo de trabajo”, agrega el intensivista. Largos meses de sobrecarga, de cansancio físico y desgaste emocional pasan factura. Las manos siempre resultan escasas: en todo momento hay médicos y enfermeros ausentes, por enfermedad o aislamiento preventivo. Otros fallecieron. Los problemas psicológicos son habituales entre los profesionales de la salud. En algunas instituciones se realizan medidas de apoyo, pero la realidad es que, en el medio de la pandemia, los que podrían necesitarlas no tienen tiempo para asistir. Están ocupados salvando vidas.

https://pajarorojo.com.ar/?p=50619

"Tras la recomendación de su hospital y de los expertos, el Presidente va a trabajar desde las oficinas presidenciales del hospital militar de Walter Reed durante los próximos días", dijo la portavoz Kayleigh McEnany.

Donald Trump, está con "fatiga" pero tiene "buen ánimo" y recibió una dosis de Regeneron, un tratamiento experimental con un cóctel sintético de anticuerpos para el coronavirus que todavía no recibió la aprobación de las autoridades reguladoras, reveló el médico de la Casa Blanca Sean Conley.


 Esta semana Regeneron anunció resultados preliminares de un tratamiento usando de forma indovenosa que reduce la carga virus y el tiempo de recuperación en pacientes no hospitalizados.

"Está siendo evaluado por un equipo de expertos y juntos van a emitir sus recomendaciones sobre los próximos pasos a seguir para el presidente y la primera dama", agregó su médico.

El médico de la Casa Blanca agregó que el mandatario - de 74 años y que tiene sobrepeso - está tomando vitaminas, zinc, melatonina para dormir y una aspirina al día.

Conley reveló además que el mandatario, considerado grupo de riesgo por tener 74 años, está tomando vitaminas, zinc, melatonina para dormir y una aspirina al día. También indicó que la primera dama está bien y sólo tiene una leve tos y dolor de cabeza.

Trump, que ha negado reiteradamente la gravedad de la pandemia, anunció en la madrugada en Twitter que él y su mujer dieron positivo para el coronavirus y estarán en cuarentena.

El mensaje de Barack Obama

El expresidente estadounidense Barack Obama le extendió sus "mejores deseos" a su sucesor, Donald Trump, que contrajó coronavirus en medio de la campaña electoral que enfrenta a demócratas y republicanos de cara a los comicios del 3 de noviembre.

"Aunque estamos en el medio de una gran pugna política, y eso lo tomamos muy seriamente, también queremos extender nuestros mejores deseos al presidente de Estados Unidos y la Primera Dama", expresó Obama durante un acto de recaudación de fondos para la aspirante demócrata a vicepresidenta, Kamala Harris.

( https://www.pagina12.com.ar/296436-donald-trump-fue-trasladado-al-hospital-militar-walter-reed )

Hace algunos días el Indec dio a conocer los índices de pobreza, indigencia y desocupación del primer semestre del 2020. La crisis económica que se arrastraba en los últimos años se profundizó a raíz de la pandemia del coronavirus y las cifras están llegando a números alarmantes. La pobreza golpea al 40,9% de la población, es decir a 11.680.575 personas, y dentro de ese grupo hay 2.995.878 personas que no llegaron ni siquiera a cubrir la Canasta Básica Alimentaria y que son consideradas indigentes.

Esto significa que el ingreso total de una familia pobre en promedio fue de 25.759$ y según el Indec la brecha que los separa de alcanzar la Canasta Básica Total (que además de alimentos mide otros rubros como indumentaria, transporte y educación) es la más alta de los últimos dos años, con una distancia del 41,2%. Esto quiere decir que no sólo aumentaron los números de pobreza, sino que esas familias están cada vez más lejos de poder satisfacer sus necesidades básicas.


 El grupo más afectado sigue siendo la niñez, donde más de la mitad son pobres. Pero en el último tiempo el mayor crecimiento se generó en el segmento de personas de 15 a 29 años donde el 49% son pobres. Mientras que con respecto a las regiones, las más afectadas son el Gran Buenos Aires, Noreste y Noroeste.

A este panorama desolador hay que sumarle que el índice de desocupación también se elevó en el segundo trimestre del 2020, llegando al 13,1% de la población, lo que afecta a 1,4 millones de personas. Según informó el Indec la tasa de desocupación no fue mayor porque menos gente salió a buscar trabajo debido a las restricciones fijadas para la circulación por el coronavirus.

Esta dura realidad es lo que vienen denunciando los movimientos sociales desde el comienzo de la pandemia. Pero lejos de recibir una respuesta favorable a su pedido de aumento de la mercadería para comedores, las escasas entregas que ya recibían sufrieron importantes retrasos a raíz del escándalo de la compra de alimentos con sobreprecios. En la última movilización que realizaron recibieron una misera oferta de un 10% de aumento, la cual rechazaron por ser totalmente insuficiente.

A A su vez, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) también resulta escaso ya que terminan siendo 5 mil pesos por mes debido a que se paga cada dos meses. En lo que va del año se han realizado 3 pagos y el cuarto comenzaría a partir del 8 de octubre. Por su parte aquellas personas que cobran el programa Potenciar Trabajo no han recibido aumento salarial desde el año pasado y su ingreso consta de apenas 8.500 pesos. Los grupos familiares que tienen algún integrante que cobra ese programa no han podido ingresar al IFE y en cambio han recibido 3 pagos de un bono miserable de 3 mil pesos.

La situación desesperante de millones de familias tiene su correlato en las tomas de tierras que vienen aumentando en el último tiempo y sobre la cual el gobierno tampoco ha tenido una respuesta eficaz y activa para arribar a una solución que sea favorable para la gente que no tiene donde vivir. Los movimientos y organizaciones sociales alertan que la situación empeorará en los próximos meses si el gobierno no implementa políticas reales para los sectores más desfavorecidos que hoy se encuentran al borde de la supervivencia.


Fuente: http://folweb.com.ar/nota/1614/cifras_alarmantes_la_pobreza_alcanzo_al_40_9_de_la_poblacion_y_la_indigencia_al_10_5/

https://argentina.indymedia.org/2020/10/02/cifras-alarmantes-la-pobreza-alcanzo-al-409-de-la-poblacion-y-la-indigencia-al-105/


35Años después de aquel mítico “con la democracia se come, se educa, se cura” de Raúl Alfonsín, el Indec reconoce que se trata apenas de un eslogan de ocasión, cuando publica que 18.568.600 argentinos son pobres. Que 6.236.827 de esos pobres son niñas y niños de menos de 14 años. Que representan al 56,3 por ciento de los 11.077.846 englobados en esas edades. Tres décadas después de aquel 47,5 por ciento de pobres e indigentes de los días del menemismo, el Indec se ve obligado a revelar que en el segundo trimestre de este 2020 el porcentaje fue de apenas 0,3 puntos menos de los tiempos del riojano neoliberal.

En junio de este año, una pareja con dos hijos tuvo que juntar, peso sobre peso, casi 44.000 para no caer desde los acantilados de la pobreza. Y debió juntar 18.000 pesos para no quedar incluido en el universo de los indigentes.

Y hace menos de dos meses un informe de Unicef Argentina desentrañaba que para fin de 2020 habrá 8.300.000 niñas, niños y adolescentes por debajo de la línea de pobreza que, en porcentaje implica un 62.9 por ciento. Con miradas en el tiempo de un dramatismo invisibilizado. En diciembre de 2019, Unicef Argentina advertía que en el país que alguna vez se vanaglorió de ser una aventura de pan y chocolate (como solía decir Alberto Morlachetti) a lo largo de los últimos 30 años la pobreza infantil jamás descendió por debajo del 30 por ciento.


A 37 años de aquella histórica y conmovedora recuperación de la democracia, hay una deuda sostenida que no hace más que devestir de sueños a niñas y niños que se sientan a una mesa vacía. Que construye una condena que les hipoteca los días. Impartida por la orquesta de poderes económicos, judiciales y políticos cuando eligen pedir permiso a los dueños de las vidas y las muertes para saber, si les es posible, si no les generaría malestar alguno, si por una sola vez y nunca más, están dispuestos a hacer un “Aporte Solidario y Extraordinario” de entre el 2 y el 3.5 por ciento del total de su patrimonio. Algo así como 32.484 personas que declararon patrimonios de más de 1 millón de dólares y que acumulan en total –según Afip- bienes personales por 104.000 millones de dólares.

Pero sigue habiendo 6.236.827 niñas y niños (o 8.300.000 si se incluyen los adolescentes, según el vaticinio de Unicef para diciembre) que tienen sobre sus cuerpos el escarmiento de su pertenencia a la infancia. A 30 años de la firma de la Convención de los Derechos del Niño, el decálogo de derechos constituye una vana quimera. Las chicas y chicos aprenden en la escuela desde hace décadas que tienen derecho a una alimentación sana, a una vivienda digna, a una salud integral pero las cifras que hoy dio a conocer el Indec describen que hay pocos textos más ajenos a la realidad cotidiana que los que integran la Convención.

El hambre sigue siendo un mapa tallado en los rostros del olvido. En el que la infancia asume sobre su piel las cicatrices tempranas de la crueldad y porta sobre su espalda la miseria estampada como sentencia inapelable. Esta vez fue la pandemia la que aportó su cuota de perversidad para hacer explotar las cifras de pobreza e indigencia sobre cuerpos con nombre y con rostro. Y quizás la fotografía más despiadada sea la toma de terrenos de Guernica, con todo lo que simboliza en dolores acumulados en el tiempo y con el karma hecho carne del poblado español inmortalizado por Picasso.

Tres décadas y siete años más tarde de aquellos días iniciáticos que pugnaban por dejar atrás las botas y los fusiles de los desaparecedores, el crimen del hambre se sostiene a fuerza de una irrefutable determinación de los marioneteros del sistema.

Hará falta demasiado coraje para recuperar los sueños. Para arrancar la utopía de los calendarios olvidados. Y recordar –como escribía Gelman- que el frío de los pobres que un día triunfarán, cruje en el fondo del país torturado.

(https://www.pelotadetrapo.org.ar/la-tierra-de-los-6-millones-de-ni%C3%B1os-pobres.html )

La peste parece devolvernos la conciencia de que no hay distinciones a la hora de la muerte, Quizá y solo quizá, comprendamos de una vez y para siempre que tampoco la hay en como vivimos y lo que hacemos sino es de modos de equilibrarnos mutuamente en las producciones y los repartos de los esfuerzos … Si unos tienen mucho y otros poco, algo estamos haciendo mal.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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