Viernes
29 de mayo de 2020
El
Jueves 21 fue el ultimo registro plasmado en este recorrido … a la
fragilidad de la vida no le escapa nada … problemas en el servicio
de internet y una semana impedido de compartir con ustedes
reflexiones, lecturas, ideas, pensamientos, experiencias en tiempos
de pandemias globales, muchas de ellas para nada nuevas o frutos de
estos tiempos … otras si. Con una precaria y temporaria solución
en términos técnicos, hoy puedo regresar a la rutina de leer y
escribir para compartir esta bitácora de viaje en pleno siglo XXI …
Los
apuros de estos tiempos te llevan a pensar y elegir entre muchas
opciones a la vez. Un resumen de lo acontecido o leído durante el
tiempo ausente, una colección en parte de lecturas seleccionadas,
algún comentario propio, o simplemente seguir alimentando la rutina
de escribir y leer, de intentar comprender la realidad y el tiempo en
que nos toca compartir la maravilla de respirar y sentirnos vivos.
El
Apagón Informático
En
una escala muy pequeña y una experiencia muy mínima, por
obligación, me ví desempolvando la vieja radio eléctrica para no
perder alguna referencia de lo que está ocurriendo fuera del barrio
y la cuarentena …
y
entre mate y lecturas (Eso nunca falta), las noticias no repartían
mayores novedades que las acostumbradas … ¡Eso si, estamos en
default!, pero parece que otros apremios no le asignan la gravedad de
otros tiempos …
Como
metáfora tragi-cómica la constatación de una evidencia notoria,
El avance de la digitalización va de la mano con el de la amenaza
del Covid19 . Si existe algún sector económico
beneficiado con esta nueva pandemia, son las llamadas plataformas
digitales, las cuales han aprovechado las distintas medidas de
confinamiento aplicadas por los gobiernos en el mundo para ampliar su
negocio a nivel global. Esto dentro de un marco en donde empresas
como Google (Alphabet), Apple, Facebook, Amazon, Microsoft, Alibaba y
Tencent concentran el 75% del mercado.
Un
capitalismo digital concentrado, el cual se presenta en los grandes
medios de información como una economía digital libre, sustentable
y segura para los millones de usuarios que la usan diariamente para
almacenar datos en la nube, sobre todo en este contexto de
confinamiento y teletrabajo, el cual su uso ha crecido
explosivamente.
No
obstante, esa nube no tiene nada de inmaterial y está generando cada
vez más impactos ecológicos. Según estudios recientes, se calcula
que el consumo energético en el planeta proveniente del capitalismo
digital alcanza el 7% y se proyecta que para el 2040 llegue al 14%.
Además, esa nube supuestamente limpia, se sostiene gracias a
gigantescas granjas de servidores de datos, ubicadas en Tokio
(130.000 m2), Chicago (102.000 m2), Dublín
(51.000 m2), Gales (70.000 m2) y Miami (70.000
m2).
Desde
las grandes empresas informáticas, nos dicen que se comprometen a
usar energías renovables para reducir el impacto de las granjas de
servidores, pero no dicen que la huella ecológica va mucho más allá
de su descarbonización. El caso del Proyecto Natick, propuesto por
Microsoft, instalando en las Islas de Norte un centro de datos al
fondo del mar es una muestra de ello, no dimensionando los impactos
que podría tener el jugar con los ciclos de la Naturaleza.
A
su vez, esa huella ecológica, va acompañada de un proceso de
colonialismo y despojo de bienes comunes a los países del Sur
Global, ya que la obtención de esos “recurso naturales” es
obtenida en países de África y América Latina, para luego
desplazarse miles de kilómetros para ser fabricados en Asia y ser
consumidos principalmente en Estados Unidos y Europa. El caso de los
desechos tecnológicos es un claro ejemplo de cómo ese racismo
digital se materializa año a año en África, recibiendo millones de
toneladas de aparatos electrónicos de segunda mano, quedándose con
todos los tóxicos en sus territorios.
Por
último, esta conquista digital, tiene además un fuerte componente
de vigilancia y control desde los gobiernos en el mundo, en donde
esas mismas grandes empresas digitales les venden aplicaciones de
monitoreo con la justificación de que es para prevenir el contagio
del Covid-19, abriendo un peligroso camino ante una venta de datos
que puede ser usada con fines políticos y económicos (Big Data).
Por todo
lo señalado, se abre la necesidad de visibilizar alternativas. El
caso del Movimiento del Software Libre es un claro ejemplo de cómo
construir una democracia digital, al ver al código como un bien
común y no como una mercancía más. De ahí que este movimiento,
impulse la idea de soberanía tecnológica, cuestionando la propiedad
intelectual de estas grandes empresas informáticas, mediante el uso
y distribución libre del código.
Por
eso que la crítica del Movimiento del Software Libre al capitalismo
digital no sea muy distinta a la crítica de la Vía Campesina
al capitalismo agrario, ya que ambos finalmente están cuestionando
el mismo proceso colonial. En consecuencia, se busca democratizar el
código, la tierra y el agua, frente a grandes empresas que buscan
apropiarse de lo que es de todas y todos, como pasa con Amazon en el
plano informático y Cargill en el plano de la alimentación.
En
síntesis, lejos de cualquier conspiracionismo, la conquista digital
en medio de la pandemia no es otra cosa que la profundización del
racismo, el capitalismo y el antropocentrismo, ya que bajo un
discurso de economía verde nos busca vender la idea de un mundo
sustentable pero sin cambiar sus bases.
Por
eso que se hace necesario entrelazar alternativas desde los
territorios, como es el caso de la soberanía tecnológica (software
libre) con la soberanía alimentaria (agroecología), ya que solo así
se podrán generar opciones de vida realmente sostenibles a la crisis
civilizatoria actual.
(https://iberoamericasocial.com/la-conquista-digital-en-medio-de-la-pandemia/?utm_source=mailpoet&utm_medium=email&utm_campaign=las-publicaciones-de-esta-semana-en-iberoamerica-social₆)
… Y yo
con un precario servicio de internet!
Daniel
Roberto Távora Mac Cormack
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