Domingo 31 de mayo de 2020
II parte

La fragilidad de la vida

El desmadre del coronavirus y la pandemia resultante han desnudado hasta el hueso una crisis global de magnitud e índole inédita. Al mismo tiempo, el incontenible galope del virus parece no admitir limites en el tiempo. En su ritmo alocado, reproduce una paradoja. Por un lado, la cuarentena detiene el tiempo y fragmenta a los ciudadanos de a pie, arrojándolos a los confines de su intimidad. Aislados y divididos pierden de vista lo que tienen en común: ser esclavos de una estructura de poder que busca mercantilizar la totalidad de sus vidas y condicionar su pensamiento y sus acciones. En estas circunstancias, el drama de la muerte y la fragilidad de los cuerpos oscurece el interés común y paraliza la capacidad de acción colectiva de aquellos que, siendo muchos, tienen poco y nada. Por el otro lado, los sectores que concentran el poder aprovechan la pandemia para marcar aceleradamente el territorio de lo que vendrá. Saben lo que arriesgan si no actúan, y se apuran a reproducir sus intereses en escala ampliada y a reafirmar su control sobre el conjunto de la sociedad. Temen que la irrupción de lo desconocido descalabre su poder actual. Al consolidarlo, aceleran los conflictos internos y erosionan la legitimidad de las instituciones.



La pandemia ha provocado un cimbronazo sobre la estructura de poder mundial dejando entrever los mecanismos que la reproducen y su vinculación con los intereses de los más poderosos. Desnuda además la irracionalidad de un sistema que reproduce el canibalismo social y crea las condiciones de su autodestrucción. Esta visibilidad de la esencia de la crisis es lo que hace posible la irrupción de fenómenos nuevos. Al exponer su índole humana, la estructura de poder pierde el carácter natural que la define como algo dado para siempre, e inmodificable.


Así, tanto en el centro del capitalismo global monopólico como en los países de la periferia las épocas de crisis aumentan la densidad de los conflictos y pueden dar origen a cambios en las relaciones de fuerza. Hoy el mundo vive en la penumbra de lo viejo que muere mientras se adivina la luminosidad de lo nuevo que pugna por aparecer. En estas condiciones, el coronavirus puede ser un aliado del cambio social en la medida en que desnuda los puntos más frágiles de la estructura de poder mundial y local. Al mismo tiempo, las turbulencias permiten definir los intereses en pugna y despejar nuevos horizontes en los que prevalecen la solidaridad social y la prioridad del bien común por encima de los intereses sectoriales. Esto último no ocurre en todos lados y al mismo tiempo ni se logra de un día para el otro. La crisis brinda la oportunidad de un cambio, pero concretarlo implica conciencia de los problemas que se enfrentan y organización para resolverlos colectivamente.


Reproducción de la estructura de poder    



La Reserva Federal ha jugado un rol crucial en la integración de la producción global y de las finanzas internacionales. Esta entidad es un sistema constituido por 12 Reservas Federales o bancos regionales ubicados en las principales ciudades de Estados Unidos y un Comité de 7 Gobernadores (Board of Governors) elegidos por el Presidente y confirmados por el Senado. Cada uno de los bancos regionales es una corporación privada compuesta a su vez por los bancos comerciales de su respectiva región. Actualmente, solo hay cinco gobernadores en actividad que controlan una hoja de balance de 6,98 billones (trillions) de dólares. Esto equivale al 28% de los 25,3 billones (trillions) de dólares de la deuda del gobierno norteamericano. La Reserva Federal de Nueva York, la mas poderosa de todos los bancos regionales, está constituida por un puñado de megabancos entre los que se encuentran JP Morgan Chase, Citigroup, Goldman Sachs, y Morgan Stanley. Esta Reserva responde por el 56% del total de la hoja de balance del conjunto de las 12 Reservas Federales. Esto da una idea de la preponderancia de un puñado de grandes bancos privados sobre el conjunto del sistema de la Reserva Federal. Controlado por cinco personas que no han sido elegidas por el voto popular este sistema de la Reserva Federal tiene capacidad para crear dinero apretando un botón electrónico. Los ciudadanos de a pie responden con sus impuestos por prácticamente la totalidad de las pérdidas en que pueda incurrir este sistema.



La intervención de la Reserva Federal en el mercado financiero a mediados de marzo buscó absorber distintos activos con problemas y logro detener la debacle en el mercado de acciones. Este se recuperó rápidamente empujado por el aumento notable del precio de las acciones de las corporaciones tecnológicas. Hacia la primera semana de mayo, el Nasdaq había crecido más que el mercado mundial de acciones (zerohedge.com 8 5 2020). Las intervenciones de la Reserva Federal también tuvieron un impacto inmediato sobre el aumento de la concentración del mercado de acciones. Hacia mediados de abril el precio de las acciones de Microsoft, Apple, Google y Facebook había crecido un 10% mientras que los precios de las acciones de las 465 empresas restantes que componen el S&P 500 habían caído en conjunto un 13%. Se amplió así la brecha entre el precio de las acciones de estas cinco grandes corporaciones tecnológicas y el resto de las empresas que conforman el S&P 500. En mayo las acciones de estas cinco empresas respondían por 22% de la capitalización de mercado del S&P 500, algo nunca visto hasta ahora (zerohedge 24 5 2020). Esto dio lugar a una rápida acumulación de riqueza por parte de un numero muy reducido de milmillonarios que desde mediados de marzo han aumentado su fortuna en 434.000 millones de dólares. En los primeros puestos se destacan los propietarios de las principales corporaciones tecnológicas (cnbc.com 21 5 2020). 
Así, la intervención de la Reserva Federal comandada por cinco gobernadores que no dependen del voto popular, constituye el principal mecanismo para reproducir la concentración del capital y de la riqueza en épocas de crisis. Mientras aumenta su control sobre las finanzas y la economía, la Reserva socializa rápidamente las perdidas. Imprimiendo al compás de la presión de un botón electrónico, genera un endeudamiento sin límites que tendrá que ser eventualmente enfrentado por el conjunto de la población. Al mismo tiempo, este enorme endeudamiento crea el escenario para la pérdida de valor del dólar como moneda de reserva internacional.


Fragilidad de la coyuntura financiera internacional



La Reserva Federal ha facilitado líneas especiales de swaps a los principales bancos centrales del mundo para satisfacer la creciente demanda de dólares en el mercado financiero internacional. Sin embargo, no puede paliar las demandas de una miríada de países pobres y de más de 30 economías emergentes al borde del default. Esto ha quedado a cargo del FMI y del Banco Mundial que en conjunto tienen 1 billón (trillion) de dólares para encarar este problema. Este monto es muy limitado frente a una deuda de las economías emergentes que en 2019 ascendía a 72,5 billones (trillions) de dólares. Este año vencen 5,5 billones (trillions) de esta deuda, y un porcentaje elevado de la misma está en manos de inversores de los países centrales (ft.com 12 5 2020).

Hoy hay 17,3 mil millones de dólares en fondos de inversión de alto rendimiento, que contienen bonos de deuda de países emergentes. Asimismo, hay miles de millones de dólares invertidos en fondos comunes de inversión y más de 82.000 millones en activos financieros complejos (Exchange traded funds ETF,) que contienen alta cantidad de bonos de deuda de los países emergentes. Entre estos se encuentra un ETF de BlackRock con un 35% del total de sus activos constituido por bonos de economías emergentes al borde del default (bloombergquint.com 22 5 2020).


Así, tanto BlackRock como otros grandes fondos de inversión tienen mucho que perder si países emergentes altamente endeudados entran en default. Esto tendrá también un impacto imprevisible sobre el mercado financiero internacional. De ahí la presión del FMI y otros organismos internacionales sobre los acreedores privados para extender los plazos de los vencimientos, y congelar por un tiempo las reestructuraciones de deudas (stand still) hasta capear la crisis de la pandemia. En condiciones de caída de los precios de las exportaciones por la recesión global y de crecientes gastos sociales a raíz de la pandemia, la posibilidad de una reestructuración sostenible de la deuda externa de los países emergentes se aleja rápidamente del horizonte. Una inminente avalancha de posibles defaults augura acontecimientos imprevisibles tanto a nivel internacional, como local.
 

Intensificación de los conflictos políticos



El apagón económico de la cuarentena ha provocado el desempleo masivo y el cierre de miles de pequeñas y medianas empresas. Desde mediados de marzo 40 millones de norteamericanos han solicitado el subsidio de desempleo, y las colas para pedir comida se multiplican en todo el país. El martes pasado se desataron violentas manifestaciones y saqueos detonados por el maltrato y muerte de un ciudadano negro bajo la rodilla de un policía blanco de Minneapolis. Estos incidentes continuaron durante la semana y se han propagado a otras ciudades. Así, la bronca acumulada de vastos sectores de la población, aislados en bolsones segmentados según la pobreza y la identidad racial y de genero, sin tener voz para expresar sus demandas dentro del sistema institucional, amenaza ahora con detonar una protesta social mas amplia que puede derivar en acontecimientos imprevisibles.


Estos estallidos ocurren en vísperas de elecciones y en un momento en el que la recesión y la pandemia han intensificado la polarización entre partidos políticos y los enfrentamientos entre facciones del Estado en las Sombras, entidad que hemos analizado en otras notas. Trump ha sido golpeado por la recesión, el desempleo masivo y el mal manejo de la pandemia. Para contrarrestar su debilidad ha elevado la retórica bélica y las sanciones económicas contra China a la que ha identificado como responsable de la pandemia. Esto ocurre al mismo tiempo que se intensifica el enfrentamiento entre facciones políticas en torno a los orígenes del Russiagate , el intento demócrata de destituir a Trump por su supuesto complot con Rusia para ganar las elecciones de 2016. Frustrados todos los intentos de destituir al Presidente en el Congreso, ahora el Departamento de Justicia avanza con una investigación criminal sobre el rol del FBI, la CIA, funcionarios del gobierno anterior y medios de comunicación en la planificación y ejecución del Russiagate, incluyendo la posible participación directa del ex Presidente Obama. En este contexto, el involucramiento de grandes corporaciones tecnológicas en la pelea contra Trump y en su relación con China intensifica la gravedad del momento actual.


Desde un principio, Trump intentó poner límites al poder monopólico de las corporaciones tecnológicas y a sus lazos económicos con China. Un caso notorio fue la presión ejercida sobre Google para que ponga fin a su colaboración con el gobierno chino (dragonfly project) para aumentar la censura en Internet y el control de los ciudadanos (zerohedge.com 27 3/ 16 7/ 2019). Google terminó esta relación en julio del 2019. Sin embargo, Google, Facebook y una miríada de corporaciones tecnológicas continúan colaborando con empresas chinas, consideradas por Trump como partes del engranaje del espionaje chino (cnbc.com 23 5 2020).


Por otra parte, tanto Google como Facebook y Twitter han sido acusadas de censurar sistemáticamente la información que circula por las redes, las opiniones de partidarios de Trump y de grupos libertarios y conservadores, las opiniones favorables al levantamiento de la cuarentena, teorías sobre la pandemia, las vacunas y otros temas considerados peligrosos por las autoridades de estas corporaciones. Esta semana, la censura por parte de Google y Twitter de declaraciones críticas al gobierno chino motivo una airada reacción en el Senado (zerohedge.com 26 y 27 5 2020). Al mismo tiempo la caracterización de Twitter de dos twits de Trump como “información infundada” llevo al Presidente a firmar un Decreto Presidencial por el cual se restringe la protección legal que estas corporaciones tienen relación a juicios por el contenido lo que publican y se las amenazó con la posibilidad futura de nuevas sanciones (zerohedge.com 28 5 2020).


Estos acontecimientos, sumados a la profundización de la recesión económica, la continuidad de la pandemia, las alternativas de las elecciones y el acuartelamiento de un millón de tropas de la guardia nacional auguran meses de crecientes conflictos.


Argentina: lo viejo contra lo nuevo



El ensañamiento del coronavirus en los barrios mas pobres de la Capital y del Conurbano empieza a arrojar luz sobre la terrible situación en que se encuentran amplios sectores de la población invisibilizados sistemáticamente durante el gobierno de Macri. Los contagios se multiplican en los barrios más vulnerables y la muerte se lleva a dirigentes sociales formados a lo largo de décadas de lucha por los derechos de los más vulnerables. La gravedad de la situación ha llevado a la conformación de un Comité de Crisis con representación del gobierno nacional y del gobierno de la provincia de Buenos Aires e intendentes del Conurbano y con la participación de organizaciones y movimientos sociales con presencia territorial. Este ha sido un paso de importancia decisiva para garantizar que el control sanitario, los recursos médicos y los alimentos lleguen a destino lo más rápidamente posible.



Esta semana se han publicado datos que confirman el aumento brutal de la pobreza a partir de la cuarentena, situación que ahora alcanza a nuevos estratos de la población. Esto sumado al enorme esfuerzo que realiza el Estado para hacer llegar ingresos a toda la población en cuarentena, plantea la urgencia de diagramar medidas que empiecen a delinear una reactivación de la economía con el objetivo prioritario de garantizar la inclusión social. En este sentido, el anuncio del lanzamiento de un Plan de Construcción de Obras de Infraestructura en el Conurbano bonaerense a realizarse con mano de obra local, en barrios de mayor vulnerabilidad social y respetando la cuarentena, es sumamente auspicioso (ambito.com 26.5 2020). La participación de las organizaciones y movimientos sociales con presencia en esos barrios en la gestión de este plan, y su extensión a la Capital y otras grandes ciudades del país aumentaría el impacto de estas políticas. Estos esfuerzos son la mejor respuesta oficial al ataque de la oposición macrista contra la cuarentena y el supuesto autoritarismo del gobierno. Estos ataques muestran que la estrategia de esta oposición es salvaje: detonar el caos lo antes posible. En esta estrategia la especulación cambiaria juega un rol crucial y la tibieza y los titubeos del BCRA para enfrentarla debilitan al gobierno.


Esta semana el BCRA adoptó nuevas medidas para controlar la especulación y la fuga de divisas en los distintos mercados de cambios y en el paralelo. Algunas de estas medidas refuerzan otras ya tomadas tanto por el BCRA como por la Comisión de Valores (i.e “parking” en la compra y venta con dólar Cll y MEP). Cabe preguntarse si el control del BCRA sobre el cumplimiento de las regulaciones es efectivo y si es el más adecuado. La venta de dólares por parte del BCRA para mantener el tipo de cambio presionado al alza por esta especulación ha dado lugar a una pérdida de 1.120 millones de dólares de las reservas del BCRA en lo que va del mes de mayo (ámbito.com 28 5 2020). Asimismo, con la cuarentena se han perdido 1.200 millones de los depósitos en dólares (infobae.com 26 5 2020). Hoy las reservas de libre disponibilidad están por debajo de los 10.000 millones de dólares, algo sumamente alarmante. El BCRA considera que la especulación cambiaria terminará cuando se reestructure la deuda. A nuestro entender esta apreciación desconoce lo ocurrido en las últimas décadas e ignora el informe que el propio BCRA hizo sobre la fuga de divisas y las personas e instituciones implicadas, analizado exhaustivamente por Horacio Verbitsky en este medio. No se entiende cómo el BCRA no usó esta información para controlar más efectivamente la especulación cambiaria y la fuga en momentos de una emergencia nacional inédita en la vida del país y mientras el gobierno negocia con acreedores extranjeros una “reestructuración sostenible” de la deuda externa. La caída de las reservas del BCRA limita la posibilidad de expansión económica del país, y lo vuelve vulnerable a las presiones de los acreedores internacionales.


Esto, sumado a la reticencia de los bancos a otorgar crédito para reactivar a la producción y las enormes ganancias que han realizado en estos meses con la especulación financiera y las incursiones en el mercado de cambios, muestra la importancia de revisar la ley de entidades financieras y la estructura impositiva del país. Estas son medidas imprescindibles e impostergables que contribuyen a marcar la senda hacia un cambio de relación de fuerza indispensable para lograr un futuro con mayor equidad social.


Todo cambia en medio de la peste, las costumbres, los modos de comunicarse, nuestra sociabilidad. Pero hay aquellos que no se dejan amedrentar por virus y siguen en la misma: los banqueros que no piensan salir de su forma de vida hecha de billetes y de impiedades.


No sé en qué puede cambiar la esencia de un banquero (y de sus bancos) con la presencia de una pandemia. Los bancos, como se puede apreciar, por ejemplo, en una novela sobre el sufrimiento atroz de miles de cosecheros en los tiempos del crack del capitalismo en Estados Unidos (y el resto del mundo), son desalmados. No están hechos para la sensibilidad social; ni siquiera, como disimulo o pose, para el ejercicio de la caridad; solo para la ganancia. Las uvas de la ira, de John Steinbeck, incluye un apartado dedicado a la indiferencia que produce en los bancos la miseria de los que lo han perdido todo.



Sí, claro. Un banco no es una casa de beneficencia. Y una peste no hará de ellos cosa diferente. Sin embargo, la peste puede no tener consideraciones ni con ellos ni con los otros. Pasó en el siglo XIV, en Europa, cuando la peste bubónica, la misma que se propagó desde Asia, arrasó con buena parte de la población, incluidos los banqueros. Aquella peste, transmitida por las pulgas, que a su vez venían montadas en ratas, que a su vez se transportaban en barcos, dejó a los sobrevivientes en un estado de perplejidad y desolación.


Aquella infección, que mató a unos cien millones de personas en Asia, Europa y África, que auspició la aparición con creces del oficio de sepulturero (tal como lo advierte Boccaccio en su introducción a El Decamerón), acabó con muchos banqueros, pero estableció otras maneras de las finanzas, transformó el comercio y dio origen a las bases del Renacimiento. Aun así, la ignorancia y la discriminación prevalecieron en aquel lejano y cercano siglo XIV, cuando la peste negra, en medio del pulso entre la cristiandad y el islam, se atribuyó a una conspiración de leprosos y judíos.


Tal como se puede leer en Historia nocturna, de Carlo Ginzburg, se estableció una cacería sin antecedentes contra comunidades de judíos y enfermos de lepra, a las que se acusó de envenenar las aguas de pozos y ríos. Después, la cacería sería de brujas, aquellas mujeres sabias y bellas, que se tornaron carne de hoguera. La peste mató a muchos, pero, a su vez, propició diversas visiones del mundo, unas más erráticas que otras. Pero, ¿en qué cambió la esencia humana?


La discusión, entonces, se puede ir hacia las esencias, para las que están preparados filósofos y científicos, escritores y poetas, pero, en todo caso, ningún banquero se meterá en estos asuntos que no producen ganancias. Y lo peor es que aquellos, tan inteligentes y humanistas, tendrán en muchos casos que acudir al banco por algún préstamo, por alguna necesidad de dinero. Con razón el gran dramaturgo Bertolt Brecht pronunció aquella frase célebre: “Robar un banco es un delito, pero es más delito crearlo”.


Y en este punto, podemos volver al capítulo V de aquella novela que tiene uno de los finales más dramáticos y dolorosos en la historia de la literatura: Las uvas de la ira. El hambre que acecha a los cosecheros, que pronto perderán sus tierras, está atravesada por la malhadada presencia del banco: “El banco es mucho más que un grupo de hombres. Es el monstruo. Los hombres lo hicieron, pero no pueden someterlo”. Ninguna peste ni pandemia someterá a los bancos. Y así mueran banqueros en medio de las catástrofes sanitarias, el desalmado banco se preservará.


La pandemia del coronavirus, que amenaza y conmueve al mundo, ha dado para cábalas y otras especulaciones. ¿Se hundirá el capitalismo salvaje? ¿se hará trizas el neoliberalismo? ¿Habrá nuevas formas de contener el cambio climático? Por el contrario, puede ser que afine corrupciones y reanime para nuestro asombro (o asco) situaciones lumpescas y que parecen obra del realismo mágico (o máfico) como las recientemente avizoradas en Bello, Antioquia, donde, en plena cuarentena, una multitud desfiló por las calles y acompañó hasta un cementerio, con aplausos, vivas y disparos, el féretro con los restos mortales de un hampón.



En todo caso, se requiere más que una pandemia, tan devastadora y pavorosa como la actual, para cambiar el mundo. La acaecida hace cien años y que mató más gente que la Primera Guerra Mundial, no dio nuevos rumbos al planeta. Más bien, aupó con más ganas y ambiciones otras guerras, otras maneras de la destrucción masiva. No nos hagamos ilusiones. El hombre, a lo Hobbes, sigue siendo un lobo para el hombre. Pobre lobo que ha salido tan mal librado de tal comparación.
Por estos días, en que he visto (y escuchado) más pájaros en los árboles de mi calle, he vuelto a Dante. Y su perentorio aviso de “perded toda esperanza” me vuelve a estremecer. Alguna corazonada me dice que el cielo debe ser muy desagradable porque está lleno de banqueros. Sí, señor Twain, el infierno es mejor por la compañía.
 


El coronavirus provocó la gran recesión global. El aislamiento social salva vidas y no es el causante del colapso de la actividad y el empleo

Con o sin cuarentena, la economía se cae


Fríos números del derrumbe del PIB de los países con estrategias diferentes de cuarentena y la cantidad de muertos por millón de habitantes desmienten los argumentos económicos y sanitarios de los anticuarentenas. El Estado tiene que atender con urgencia a la población sin ingresos fijos.


Con o sin cuarentena, más estricta o más flexible, el colapso de la economía es inevitable. Esta crisis no se elige ni fue provocada por la orientación de una política económica.


Es un shock externo inesperado provocado por un virus, lo que se denomina "cisne negro", que no discrimina entre países ricos y pobres, aperturistas y proteccionistas, de Estado de Bienestar o centralmente planificados y de economía de mercado.


Está arrasando a la economía global a una depresión, por velocidad y magnitud, superior a la del '30 del siglo pasado precipitada por el crac de la Bolsa de Nueva York del '29.


Quienes proponen el rápido reinicio de la actividad económica a partir de la necesidad social de recuperar la deseada normalidad pasada aseguran que la cuarentena generó la crisis. No es así. El coronavirus fue el que provocó la fulminante alteración del funcionamiento de la economía.


Motores



Como la pandemia todavía no se ha superado, la crisis económica seguirá presente, con cuarentena dura o blanda, con más o menos intensidad. No es una decisión voluntaria, sino que se impone por una crisis sanitaria global que continuará hasta que no haya una vacuna, un tratamiento médico efectivo o el debilitamiento del virus.



Los países están probando cómo volver a arrancar los motores de la economía y es un sendero que debe transitarse, pero ninguno encontró, por ahora, la receta adecuada. No se debería esperar que sean economistas tecnócratas quienes ofrezcan una porque, como se sabe, tienen un sesgo a la protección de trabajadores y de personas vulnerables cercano a cero.


Una rápida reapertura tiene riesgos puesto que el virus sigue presente y va poniendo límites a la ambición de que todo vuelva a ser como era.


En Corea del Sur por ejemplo reanudaron las clases y a los pocos días tuvieron que cerrar más de 200 escuelas afectadas por un nuevo brote. Acá, en Zárate, al otro día de la reapertura de la planta de Toyota, se detectó un operario con coronavirus asintomático. Días antes, por un contagio de Covid-19 el municipio de Escobar tuvo que cerrar en forma preventiva una empresa autopartista fabricante de mazos de cables Yazaki, proveedora de Toyota.


Esto no significa que no haya que ir probando opciones de cómo ir encendiendo los motores de la economía, pero el coronavirus va definiendo restricciones que exceden esa voluntad política cuando el objetivo prioritario es cuidar la salud de la población.


Tecnócratas



Los economistas tecnócratas saben resumir la vida toda en modelitos con ecuaciones y gráficos. Muestran con total desparpajo su tradicional soberbia dando consejos sobre lo que se tiene que hacer y poniendo siempre ejemplos de otros países.


En este caso, no sólo son patéticos y desinformados sino que son promotores de la bronca y angustia en una población muy castigada por el esfuerzo personal y económico de la cuarentena.


Pasaron del elogio a Corea del Sur, siguieron por Suecia, Chile, Uruguay y ahora ponderan la estrategia sanitaria de Israel.


Ocultan en cambio que la reacción argentina en materia sanitaria ha sido elogiada a nivel internacional por la Organización Mundial de la Salud, puesto que ha tenido un éxito relativo, con un saldo muy bueno en comparación con los países de la región y con gran parte del resto del mundo.


El argumento de que hay pocos muertos por coronavirus porque se testea poco es tan débil que provoca pudor tener que refutarlo, puesto que es tan evidente que no es así que ofende la inteligencia.
El nivel de testeo no define la cantidad de muertes. Hay pocas muertes en términos relativos porque hubo medidas preventivas oportunas con una cuarentena estricta definida en forma prematura.


La mayor cantidad de muertos por coronavirus no está relacionado con la magnitud de testeo, sino por la expansión de contagios por filtraciones en el aislamiento social y por deficiencias en el sistema de atención sanitaria.


El biólogo molecular Ernesto Resnik explica que "salir a testear en masa al azar es inútil y sólo es útil testear en masa donde aparece el virus", para agregar que "testear sin orden no tiene sentido. La única solución para bajar los casos a muy pocos, como hace China o Corea, es la cuarentena estricta".


Los economistas tecnócratas que ahora son también especialistas epidemiólogos son los mismos que en más de una oportunidad, a lo largo de las últimas décadas, demolieron las perspectivas de desarrollo nacional y, en los últimos cuatros años, además empezaron a desarticular el dispositivo científico local y hasta decidieron eliminar el Ministerio de Salud. 


Protección



Para evitar malas interpretaciones que impiden analizar que se está transitando un evento inédito y, por lo tanto, sin recetas conocidas, resulta necesario aclarar lo obvio: muchos la están pasando muy mal porque la actividad económica se ha desmoronado.
El Estado tiene que dar entonces respuestas rápidas y eficientes a cada uno de ellos, desde comerciantes, profesionales liberales, trabajadores formales e informales, pequeñas y medianas empresas y cooperativas.


Si bien es amplia la red de contención que se diseñó en tiempo récord teniendo en cuenta que el macrismo desarticuló funciones básicas del Estado, el gobierno de Alberto Fernández debe atender situaciones urgentes escapando de obsesiones fiscalistas o monetaristas respecto a la expansión del gasto público o la emisión de pesos.


Ahora bien, que las medidas económicas de emergencia de protección social y paliativa de la crisis sean más o menos efectivas no deben distraer acerca de que la política sanitaria, o sea la cuarentena, no definirá la situación económica general.


Existen ganadores económicos de la pandemia pero gran parte del sistema económico ha colapsado. El debate relevante a partir de alcanzar el consenso de que la Covid-19 –y no la cuarentena- fue la que provocó la crisis pasa por avanzar en si el derrumbe económico no está siendo más brutal por la fragilidad financiera y económica de la actual fase de la globalización neoliberal.


La forma en que se ha desplegado la globalización neoliberal, con la financierización dominante y la deslocalización de la producción, explica la velocidad del desmoronamiento de la producción global por la pandemia.


Deslocalización



La impresionante rapidez del derrape de la economía global tiene uno de sus orígenes en la deslocalización de la producción.
La caída de una pieza fundamental del rompecabezas de la cadena de producción derribó la estructura de funcionamiento del capitalismo global.


El coronavirus empezó en China, base de la producción de muchas de las partes, insumos intermedios y bienes finales. Al derrumbarse la actividad en esa base de la producción mundial rápidamente afectó al resto y también rápidamente se esparció el virus, afectando la economía global.


Juan Pérez Ventura escribió en el blog "El nuevo orden mundial en el S.XXI" que las multinacionales para mejorar sus ingresos, o sea para amortiguar la tendencia decreciente de la tasa de ganancia, han buscado disminuir sus gastos en procesos de deslocalización de la producción.


En las últimas dos décadas, cadenas de producción han trasladado tareas o funciones de menos calificación a países con mano de obra más barata. El caso de la fabricación de autos es emblemático de ese proceso: el diseño de la unidad se realiza en la casa central, mientras que la producción de distintas partes se realiza en plantas ubicadas en Asia, Latinoamérica o África.


Cuando ese engranaje de la producción mundial se interrumpe por la aparición de un virus de rápido contagio, el sistema económico global cruje. Es lo que sucedió con el coronavirus.

Anticuarentena

Ese es uno de los motivos –no el único- para que el derrumbe sea parejo en los países, con fuerte retroceso de la producción, concentración del consumo en bienes esenciales y depresión en el resto, aumento del desempleo y expansión de la pobreza monetaria.


Las estadísticas que reflejan esas dramáticas consecuencias son tan contundentes que sólo se debe especular con intereses inconfesables de la militancia anticuarentena.


La cantidad de disparates que se difunden sobre la situación económica y la pandemia es impactante. Lideran esa campaña de confusión y desinformación grandes medios de comunicación, periodistas pavos reales y economistas.


Uno de los desatinos más difundidos es que la Covid-19 es una enfermedad más y, por lo tanto, existe una preocupación excesiva motivada exclusivamente por especulaciones políticas.


Pese a la contundencia de las evidencias, ni la pandemia ha inhibido a la secta de economistas del establishment que se cree en capacidad de hablar de todo y de todos con autoridad. Tienen la particularidad de identificarse con el pensamiento ortodoxo en sus diferentes rostros y algunos de ellos han sido funcionarios o adherentes del macrismo.


No sólo han destruido la economía con un nivel de endeudamiento insoportable para las finanzas públicas, sino que ahora hacen también su aporte para provocar un desastre sanitario militando la anticuarentena. El absurdo mayor en estas semanas fue que se han dedicado a criticar con impunidad ofensiva a expertos que entienden cómo cuidar a la sociedad de la pandemia.


La decisión de Alberto Fernández de asesorarse con un comité de infectólogos ha sido fundamental para salvar vidas. Quienes le proponen constituir un comité de economistas, obviamente ortodoxos o heterodoxos conservadores, para aconsejarlo con medidas para atender la crisis desconocen el papel que cumplió la mayoría de ellos en la decadencia de la economía local. Sería como poner verdugos en la tarea de cirujanos.

Números



El derrumbe de la economía global la inició un virus, que para enfrentarlo los países, con estrategias sanitarias diversas, definieron algún grado de confinamiento. Los resultados económicos son desastrosos para todos, también para los países que no aplicaron cuarentena. La diferencia entre ellos es en la cantidad de muertos: los que dispusieron el aislamiento social más firme tienen menos muertos por millón de habitantes.


Algunas cifras de la proyección del Producto Interno Bruto 2020 del FMI de abril pasado para países seleccionados:
* Italia -9,1%.
* España -8,0%.
* Francia -7,2%.
* Alemania -7,0%.
* Estados Unidos -5,9%.
* Argentina -5,7%.
* Rusia -5,5%.
* Brasil -5,3%.
* Japón -5,2%.
* China +1,2%.


Existe consenso de que las caídas serán todavía más pronunciadas de acuerdo a los últimos indicadores de producción y a que la expectativa de que habría una rápida recuperación en el segundo semestre se está desvaneciendo.


Ahora algunas cifras sobre la situación sanitaria según el mayor o menor grado de aislamiento social dispuesto por los gobiernos. El índice elegido para homogeneizar comparaciones de países es el de muertos por millón de habitantes, según el relevamiento diario de Coronavirus Stats, al 29 de mayo:
* España 580,0.
* Reino Unido 562,4.
* Italia 549,5.
* Francia 440,0.
* Estados Unidos 316,0.
* Brasil 131,5.
* Alemania 102,6.
* Rusia 30,0.
* Argentina 11,5.
* Japón 6,9.
* China 3,2.
Los números son elocuentes: el derrumbe económico será global, y la cantidad de contagios y muertes se está determinando según la característica de la cuarentena.


Se puede decir de otro modo: la apertura de la economía no frenará la caída y sí aumentará la cantidad de muertes.


Dos casos lo clarifican aún más: 
1. Estados Unidos supera los 100.000 muertos y tiene más de 40 millones de desempleados, la peor tasa de desocupación desde la gran depresión del '30 del siglo pasado.
2. Brasil tiene más de 27.000 muertos con una proyección de terror y la economía se desliza a velocidad a una muy fuerte recesión, igual que la economía argentina con la diferencia fundamental de que aquí la cantidad de muertes es doce veces menor en el indicador por millón de habitantes.


En el suplemento Cash, Diego Rubinzal explica el caso de Suecia (aislamiento social débil) en comparación con Dinamarca (aislamiento social firme), con resultados económicos similares muy malos, incluso la economía sueca está sufriendo más que la danesa. La diferencia se encuentra en la cantidad de muertos por millón de habitantes, al 29 de mayo: Suecia tiene 431 y Dinamarca, 98,1.


Para evitar confusiones deliberadas, no se debe identificar los efectos económicos de la pandemia con los efectos para mitigarla (cuarentena).


AMBA



Como se observa, cada uno de los postulados de los militantes anticuarentena colisiona con datos de la realidad. Las medidas sanitarias preventivas dispuestas por el gobierno de Alberto Fernández permitieron controlar la expansión del virus. Casi todo el país no está en cuarentena como la que se registra en el Área Metropolitana de Buenos Aires.


Un reciente informe del economista Emmanuel Álvarez Agis refuta la campaña mediática acerca de que Argentina está teniendo la cuarentena más larga del mundo. Dice que ese argumento "no resiste mayor análisis, puesto que si se observa la movilidad en el interior se puede ver como la mayoría de las provincias está recuperando los niveles previos al aislamiento".


Para concluir que "la evidencia parece indicar que los países con cuarentenas más estrictas, planes de detección temprana y medidas de contención más profundas lograron resolver el problema con mayor velocidad y pueden flexibilizar la actividad con menores riesgos para la salud de las personas".


Dinero



Para algunos economistas mediáticos y preferidos del establishment, el premio Nobel Joseph Stiglitz no entiende nada cuando opina acerca de la negociación de la deuda, y también dirían lo mismo sobre otro Nobel, Paul Krugman, cuando se refiere a la economía y el aislamiento social.


En el último artículo que publicó en The New York Times, "Sobre la economía de no morir. ¿De qué sirve aumentar el PIB si te mata", Krugman desafía a los militantes anticuarentena que hablan de la necesidad de 'salvar la economía" preguntando "¿cuál es, después de todo, el propósito de la economía?".


Dice que si es 'para generar ingresos que permitan a las personas comprar cosas' la respuesta es equivocada, porque "el dinero no es el objetivo final; es sólo un medio para un fin, es decir, para mejorar la calidad de vida".


Antes que los anticuarentena lo asalten con diatribas, Krugman aclara que el dinero importa porque hay una relación evidente entre ingresos y satisfacción, pero aclara que no es lo único que importa. Para provocar con que "¿saben lo que también es una contribución importante a la calidad de vida? No morir. Y cuando tomamos en cuenta el valor de no morir, el apuro por reabrir (la economía) parece una muy mala idea, incluso en términos económicos".


Concluye con un mensaje contundente, que sirve para mitigar el virus anticuarentena: "El impulso para la reapertura se basa en una ignorancia deliberada. No importa el PIB; el trabajo más fundamental de cualquier líder (Presidente) es mantener vivo a su pueblo".


El movimiento anticuarentena no tiene el objetivo de atender la situación económica ni, obviamente, la cuestión sanitaria, puesto que existen datos objetivos que muestran que la flexibilidad no mejora el nivel de actividad y sí aumenta la cantidad de muertos.


No está en juego la libertad porque si de ella se tratara, el derecho a circular se limitaría cuando pone el riesgo la vida de otros.


Es obvio que muchos están motivados por la angustia económica. Queda entonces evaluar que esa movida alentada por medios, sectores del establishment y fuerzas de derecha tiene un objetivo fundamentalmente político: erosionar la elevada aceptación social y política que hoy tiene el gobierno de Alberto Fernández.


El ministro de Salud porteño, Fernán Quirós recibe a este diario en el solitario edificio del Gobierno de la Ciudad. El funcionario, hijo de una enfermera y un médico, hermano de médicos y graduado con Diploma de Honor en la UBA, dijo que “se cambió la metodología para testear en la Ciudad y recién en una semana podremos saber verdaderamente dónde estamos parados”. Con respecto a lo que sucede en las villas porteñas, Quirós aseguró que “no me gusta decir que estuvo todo bien hecho porque no me parece correcto, ningún ser humano que sea inteligente debiera decir eso”. Por último, reconoció que “cada semana que pasa aumenta la probabilidad de contagio porque la circulación comunitaria está documentada en toda el AMBA”.


Usted viene utilizando la metáfora de la montaña y señalando que por delante nos espera el pico por subir. ¿Qué escenario se están planteando?


Hay un tema técnico que es muy importante explicarlo bien. Cada persona que se enferma contagia a alguien, cuando una persona que se enferma contagia a más de una personas, ese es el factor R. Mientras el R sea mayor de 1 siempre la curva pandémica está en evolución. Al principio teníamos un R cerca de 2 o un poco mayor de 2, lo que indicaba una curva muy corta y muy alta, Con la cuarentena lo que se hizo es cambiar rápidamente ese R, a un valor de 1,3, 1,4 que es lo habitual que tenemos en la ciudad. Quiere decir que la curva de la ciudad viene evolucionando y se ve que va a aumentar críticamente para fin de mayo y principio de junio que es lo que estamos viendo.


¿Y la cuarentena dio tiempo para preparar el sistema de salud?


La cuarentena no solamente permite preparar el sistema de salud, también tiene un segundo efecto que es esencial y que es cuando vos demoras la velocidad de ascenso es más lenta pero sobre todo el pico es más bajo. Con lo cual la cantidad de gente que se va a enfermar y que va a fallecer en consecuencia es muy inferior habiendo tenido toda esta cuarentena de tanto dolor y tanta dificultad para todo el mundo. Pero diría que tiene dos ventajas enormes, una es que prepara el sistema y dos, cuando viene la cantidad de casos viene con menor cuantía numérica cada día. Entonces si bien las proyecciones tienen un nivel de incertidumbre propia de ecuaciones matemáticas para un ciudadano promedio, si las personas cumplen todas las normativas, lo que vemos es que para mitad de junio vamos a tener una cantidad cotidiana muy alta y luego, con una velocidad que nadie conoce, irá bajando paulatinamente.


En ese contexto, ¿cuándo se saturaría el sistema sanitario?


Hay ecuaciones y el sistema lo hemos preparado para ese escenario, que es la continuidad de lo que está ocurriendo. Y eso significa para nosotros tener 4000 a 5000 camas de hoteles para los pacientes leves, que son los más frecuentes, y luego cerca de 800 a 1000 camas de internación general para pacientes moderados o que se podrían complicar, y luego en el subsector público 300 camas de terapia intensiva. Después está el subsector privado y la seguridad social.


¿Alcanzarían las camas de terapia?


Para esta situación, sí. Pero si vos me decís a mí, ¿me podés asegurar que nunca va a faltar ninguna?, te digo que no porque la proyección es matemática y el comportamiento social puede cambiar. Además, la proporción del tipo de paciente que se va a enfermar es una estadística internacional y puede que ocurra algo diferente. De hecho es lo que iba a contar, los casos en los barrios populares se han presentado más rápidamente que en el conjunto de la ciudad, han tenido una velocidad más precoz y eso tiene que ver con la dificultad de distanciamiento, y eso ha demostrado que hemos tenido muchos casos iniciales de los barrios populares, pero cuando vas a ver las camas de terapia intensiva o la mortalidad de esos grupos es menor. Entonces al día de hoy estamos usando proporcionalmente menos camas de terapia intensiva de las que tendríamos que estar usando. Si luego eso ocurre de manera diferente en otro subgrupo de la población que estuviera más avejentado o tuviera enfermedades más acompañantes, podría ser diferente.


¿Qué posibilidades diría que hay de contagiarse circulando por la ciudad?


Cada semana que pasa esa probabilidad aumenta porque la circulación comunitaria está documentada en todo el AMBA por tanto, cuanto más caso, más probabilidad de contagiarte. Hay una cosa que intento explicarla bien y es que los casos de covid son como un iceberg: tenés una punta visible que son los que hacen fiebre, consultan y te dieron positivo, son el menor grupo. En el medio tenés personas que hacen algún síntoma y deciden no consultar porque no le dan importancia o consulta y el médico lo atiende y lo desestima. Debajo de todo hay un grupo aún mayor que no hacen ningún síntoma. Entonces, dado que ese iceberg es así y vos reportas solo estadísticas de la parte de arriba, nadie sabe a ciencia cierta la situación comunitaria a qué riesgo te expone cuando andas por afuera. Lo que sabemos es que si la punta está aumentando la base también lo está haciendo.


Las organizaciones sociales de las villas venían alertado desde el comienzo de la pandemia que la situación en los barrios era compleja y la necesidad de mayor asistencia. ¿No actuaron tarde, cuando era algo anunciado? ¿Hay alguna autocrítica?


Autocrítica y replanteos nos hacemos todos los días. Mire, el 28 de febrero, hicimos una conferencia de prensa comunicando que estábamos preparando el sistema de salud para atender la pandemia, y veníamos comunicando que para los barrios populares teníamos que desarrollar una política pública bien precisa, donde había que fortalecer la cuestión alimentaria y el soporte social porque la pandemia venía con el dolor también económico en barrios vulnerables donde la gente más lo necesita. Lo segundo, dado que es un lugar donde la contagiosidad va a ser mayor, necesitábamos que las personas que más se van a dañar no estén en el medio de la circulación viral y trabajamos con los curas y desarrollamos unos lugares que los llamamos sitios de resguardo, que están en casi todas las capillas y lugares de actividad barrial de todos los barrios populares de la ciudad para ofrecerles que gratuitamente con apoyo del Estado pasen unos días distanciados del resto de las personas. Lo tercero, pusimos a disposición más de 150 promotores de desarrollo humano para acompañar a las personas de tercera edad. Y cuarto, fortalecimos los Cesac y montamos los sistemas de detección precoz de los casos que teníamos allí. Ahora, dicho todo esto, naturalmente en los barrios populares el virus entró.


Pero insisto, ¿no se podía prever? En la 31 sumaban problemas de agua, algo esencial en medio de este brote.


De vuelta, este virus muestra todas las inequidades, las injusticias que tiene la sociedad porque golpea siempre en los lugares más difíciles, golpea a las personas con enfermedades, a los que viven en lugares con menos distanciamiento, eso es la realidad de cómo evoluciona esta pandemia. Ahora, nosotros desarrollamos un conjunto de políticas públicas para mitigarlas. Uno podría decir también: “no podías haber evitado que en algún geriátrico entre el virus”, y la verdad que lo que podemos hacer es disminuir la posibilidad, estar cerca cuando ocurre, detectarlo rápidamente, distanciarlo. Cuando ocurrió nosotros teníamos ya todos los dispositivos de las Unidades Febriles, los transportes, los hoteles donde distanciarlos, las camas de los hospitales preparadas.


Pero algo similar les pasó con los paradores, donde también se anunciaba, y una semana atrás el centro asistencial de Retiro terminó con 90 casos.


Lo que pasó fue que tuvimos el caso de una persona que trabajaba en el parador que un fin de semana en su casa hizo fiebre. Lo testeamos y dio positivo. Fuimos el día domingo al parador, hisopamos a las 81 personas y 78 dieron positivo, y ninguna tenía síntomas. Es un ejemplo de que el virus circula fácilmente en algunos lugares y lo que tenés que hacer es mitigar, pero no vas a evitar que en un barrio popular no haya casos, no se va a poder hacer. Lo que hay que hacer es que sea la menor cantidad y estar presente al momento de que ocurre. No me gusta decir que estuvo todo bien hecho, porque no me parece correcto, ningún ser humano que sea inteligente debiera decir eso. Lo que digo es que dado lo que ocurrió, seguramente hubiéramos podido hacer algo mejor. Ahora, lo que quiero decir también es que nosotros veníamos comunicando la política pública y estaba implementada, y la reacción fue muy rápida. Y si pasamos de 10 caso a 400 no es porque haya habido 390 infectados es porque la estrategia de testeo los detecta más rápidamente.


En la 31 murieron tres referentes sociales, gente que se puede considerar en la primera línea, porque algunos estaban al frente de comedores. ¿No se podía prevenir?


Las personas en los barrios hablan desde el dolor y desde ahí hay que tener mucho respeto. He hablado con todos ellos, conozco las cuestiones que han planteado y cada día fuimos haciendo las cosas lo más adaptada a lo que ellos planteaban. Pero justamente los grupos que más se enferman en la sociedad son el equipo de salud y la gente que está cerca de la circulación comunitaria, y ellos como bien decís, el enorme esfuerzo que hacen, la tarea social, los expone a más riesgo. Hemos trabajado con ellos sobre elementos de protección, hemos hecho capacitación en todos los barrios populares y geriátricos pero por supuesto que cuando estás expuesto al virus algunos se van a enfermar y es lo que está ocurriendo. Ellos tienen una serie de demandas, algunas de la esfera social, otras de la sanitaria, y frente a la demandas de las personas que están en una situación de sufrimiento y de dolor solamente tenemos para escuchar, aprender y mejorar, y es lo que hacemos todo el día. Puedo tener cierto nivel de inexactitud porque son datos de desarrollo humano, pero lo que informa la ministra es que casi se triplicaron las raciones diarias de comida en estos barrios.


Cuando evalúan flexibilizar la cuarentena, ¿qué indicadores están mirando?


Hay dos variables que son esenciales en término de qué te va a ocurrir en el futuro, que es la cantidad de casos del día y el aceleramiento de los casos. Porque podés tener muchos casos pero sin aceleramiento o pocos casos con mucho aceleramiento, y cada una de ellas tiene consecuencias diferentes. Hemos ido modificando la cantidad de camas que hemos propuesto en el sistema de acuerdo a cómo se proyecta la curva. Pero luego hay una cantidad de elementos que te indican cómo va a ser tu futuro: la circulación pública, el transporte público en general y en particular la cantidad de gente usando subtes, que es el subgrupo de mayor riesgo. Indicadores que seguimos a diario. La otra cuestión es el cumplimiento social de la normativa.


¿Cuando dieron marcha atrás con la flexibilización fue un análisis sanitario, o fue producto de la tensión política con la provincia?


Eso podría ser una interpretación política externa pero no es como lo hemos tratado en gobierno y he participado de todas las reuniones. Nosotros estábamos hace tres semanas con una curva en una fase muy aplanada que venía creciendo muy lentamente, venía creciendo entre 20 y 40 casos, y teníamos estimaciones que para la primera quincena de junio iba a venir el aumento de casos con lo cual faltaba un mes y la sociedad empezaba a fatigarse. Por lo cual, nos pareció prudente dar una señal de acompañamiento del humor social que tenía muy bajo riesgo sanitario. Dimos una señal de bajísimo riesgo sanitario porque las cosas que liberamos las medimos mucho, y advertimos que si no lográbamos un cumplimiento social íbamos a tener que desandar algunas cosas y fue lo que ocurrió.


¿Y por qué se dio marcha atrás?


Lo que pasó dos semanas después, la curva de casos tomó una aceleración especial y en eso tuvo que ver que los barrio populares también tomaron un aceleramiento especial y eso fue público y notorio. Si bien la curva del R no había cambiado significativamente, en tres o cuatro días habían aparecido 300, 400 caso. Y lo que evaluamos fue así: con la salida de los niños de fin de semana, las personas tuvieron un nivel de cumplimiento altísimo y no se veía ningún riesgo biológico. Los comercios barriales no habían tenido dificultad, observamos dificultad sí en algunos horarios y zonas cierta por las colas que se hacían sobre todo en donde hay un comercio al lado del otro, entonces dado que la curva se aceleró y el cumplimiento fue bueno desandamos en esos lugares en particular.


Hay personal sanitario afectado y reclamos para que los testeen. ¿Por qué recién ahora lo hacen? ¿No tendrían que haberlo hecho antes?


Nosotros comunicamos públicamente hace cuatro o cinco semanas que íbamos a empezar los testeos masivos sobre el equipo de salud, los trabajadores de los hospitales y los geriátricos. Y empezamos todo el proceso de compra. Compramos a una empresa que fabrica en otro país, la salida de los elementos de ese país no fue sencilla, y la realidad que los elementos los tenemos hace cinco o seis días. Por eso se está empezando ahora. De todas maneras estos test son cada vez más útiles cuánto más circulación comunitaria hay. Si lo hubiéramos hecho hace cuatro semanas o cinco probablemente la utilidad hubiera sido muy baja.


En el camino, el ministerio quedó envuelto en una denuncia por la compra de barbijos.


Sí, es una causa que sigue y en la que nosotros hemos puesto todos los elementos que tenemos a disposición de la justicia, porque lo que ocurrió es que hubo dos licitaciones llamando a las 110 empresas que tiene el ministerio en el listado de empresas proveedoras de insumos médicos y las dos quedaron desiertas. Una persona presentó una oferta de N95, se le recibió la oferta y luego cuando tuvo que presentar los elementos no los presentó. Ahí es donde dimos de baja el contrato y fue toda la discusión pública que hubo.


Mientras cuidamos y nos cuidamos intentando circular por la ciudad lo menos que nos sea posible, el tiempo se torna valioso si lo invertimos en entender y entendernos en medio de esta realidad.


Como sucede … todo pasa … y habremos de volver al ritmo vertiginoso que nos imponen las urbes globales, pero habiendo tenido el tiempo y la oportunidad para pensarnos y pensar que es posible la vida de otros modos … Si cada quién comienza a interesarse y participar de algún modo, en algo mas que en llenar sus propias panzas, bolsillos, casas y cuentas bancarias ...


Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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