Domingo
31 de mayo de 2020
II
parte
La
fragilidad de la vida
El
desmadre del coronavirus y la pandemia resultante han desnudado hasta
el hueso una crisis global de magnitud e índole inédita. Al mismo
tiempo, el incontenible galope del virus parece no admitir limites en
el tiempo. En su ritmo alocado, reproduce una paradoja. Por un lado,
la cuarentena detiene el tiempo y fragmenta a los ciudadanos de a
pie, arrojándolos a los confines de su intimidad. Aislados y
divididos pierden de vista lo que tienen en común: ser esclavos de
una estructura de poder que busca mercantilizar la totalidad de sus
vidas y condicionar su pensamiento y sus acciones. En estas
circunstancias, el drama de la muerte y la fragilidad de los cuerpos
oscurece el interés común y paraliza la capacidad de acción
colectiva de aquellos que, siendo muchos, tienen poco y nada. Por el
otro lado, los sectores que concentran el poder aprovechan la
pandemia para marcar aceleradamente el territorio de lo que vendrá.
Saben lo que arriesgan si no actúan, y se apuran a reproducir sus
intereses en escala ampliada y a reafirmar su control sobre el
conjunto de la sociedad. Temen que la irrupción de lo desconocido
descalabre su poder actual. Al consolidarlo, aceleran los conflictos
internos y erosionan la legitimidad de las instituciones.
La
pandemia ha provocado un cimbronazo sobre la estructura de poder
mundial dejando entrever los mecanismos que la reproducen y su
vinculación con los intereses de los más poderosos. Desnuda además
la irracionalidad de un sistema que reproduce el canibalismo social y
crea las condiciones de su autodestrucción. Esta visibilidad de la
esencia de la crisis es lo que hace posible la irrupción de
fenómenos nuevos. Al exponer su índole humana, la estructura de
poder pierde el carácter natural que la define como algo dado para
siempre, e inmodificable.
Así,
tanto en el centro del capitalismo global monopólico como en los
países de la periferia las épocas de crisis aumentan la densidad de
los conflictos y pueden dar origen a cambios en las relaciones de
fuerza. Hoy el mundo vive en la penumbra de lo viejo que muere
mientras se adivina la luminosidad de lo nuevo que pugna por
aparecer. En estas condiciones, el coronavirus puede ser un aliado
del cambio social en la medida en que desnuda los puntos más
frágiles de la estructura de poder mundial y local. Al mismo tiempo,
las turbulencias permiten definir los intereses en pugna y despejar
nuevos horizontes en los que prevalecen la solidaridad social y la
prioridad del bien común por encima de los intereses sectoriales.
Esto último no ocurre en todos lados y al mismo tiempo ni se logra
de un día para el otro. La crisis brinda la oportunidad de un
cambio, pero concretarlo implica conciencia de los problemas que se
enfrentan y organización para resolverlos colectivamente.
Reproducción de la estructura de poder
La
Reserva Federal ha jugado un rol crucial en la integración de la
producción global y de las finanzas internacionales. Esta entidad es
un sistema constituido por 12 Reservas Federales o bancos regionales
ubicados en las principales ciudades de Estados Unidos y un Comité
de 7 Gobernadores (Board
of Governors)
elegidos por el Presidente y confirmados por el Senado. Cada uno de
los bancos regionales es una corporación privada compuesta a su vez
por los bancos comerciales de su respectiva región. Actualmente,
solo hay cinco gobernadores en actividad que controlan una hoja de
balance de 6,98 billones (trillions)
de dólares. Esto equivale al 28% de los 25,3 billones (trillions)
de dólares de la deuda del gobierno norteamericano. La Reserva
Federal de Nueva York, la mas poderosa de todos los bancos
regionales, está constituida por un puñado de megabancos entre los
que se encuentran JP Morgan Chase, Citigroup, Goldman Sachs, y Morgan
Stanley. Esta Reserva responde por el 56% del total de la hoja de
balance del conjunto de las 12 Reservas Federales. Esto da una idea
de la preponderancia de un puñado de grandes bancos privados sobre
el conjunto del sistema de la Reserva Federal. Controlado por cinco
personas que no han sido elegidas por el voto popular este sistema de
la Reserva Federal tiene capacidad para crear dinero apretando un
botón electrónico. Los ciudadanos de a pie responden con sus
impuestos por prácticamente la totalidad de las pérdidas en que
pueda incurrir este sistema.
La
intervención de la Reserva Federal en el mercado financiero a
mediados de marzo buscó absorber distintos activos con problemas y
logro detener la debacle en el mercado de acciones. Este se recuperó
rápidamente empujado por el aumento notable del precio de las
acciones de las corporaciones tecnológicas. Hacia la primera semana
de mayo, el Nasdaq había crecido más que el mercado mundial de
acciones (zerohedge.com
8 5 2020).
Las intervenciones de la Reserva Federal también tuvieron un impacto
inmediato sobre el aumento de la concentración del mercado de
acciones. Hacia mediados de abril el precio de las acciones de
Microsoft, Apple, Google y Facebook había crecido un 10% mientras
que los precios de las acciones de las 465 empresas restantes que
componen el S&P 500 habían caído en conjunto un 13%. Se amplió
así la brecha entre el precio de las acciones de estas cinco grandes
corporaciones tecnológicas y el resto de las empresas que conforman
el S&P 500. En mayo las acciones de estas cinco empresas
respondían por 22% de la capitalización de mercado del S&P 500,
algo nunca visto hasta ahora (zerohedge
24 5 2020).
Esto dio lugar a una rápida acumulación de riqueza por parte de un
numero muy reducido de milmillonarios que desde mediados de marzo han
aumentado su fortuna en 434.000 millones de dólares. En los primeros
puestos se destacan los propietarios de las principales corporaciones
tecnológicas (cnbc.com
21 5 2020).
Así,
la intervención de la Reserva Federal comandada por cinco
gobernadores que no dependen del voto popular, constituye el
principal mecanismo para reproducir la concentración del capital y
de la riqueza en épocas de crisis. Mientras aumenta su control sobre
las finanzas y la economía, la Reserva socializa rápidamente las
perdidas. Imprimiendo al compás de la presión de un botón
electrónico, genera un endeudamiento sin límites que tendrá que
ser eventualmente enfrentado por el conjunto de la población. Al
mismo tiempo, este enorme endeudamiento crea el escenario para la
pérdida de valor del dólar como moneda de reserva internacional.
Fragilidad de la coyuntura financiera internacional
La
Reserva Federal ha facilitado líneas especiales de swaps
a los principales bancos centrales del mundo para satisfacer la
creciente demanda de dólares en el mercado financiero internacional.
Sin embargo, no puede paliar las demandas de una miríada de países
pobres y de más de 30 economías emergentes al borde del default.
Esto ha quedado a cargo del FMI y del Banco Mundial que en conjunto
tienen 1 billón (trillion)
de dólares para encarar este problema. Este monto es muy limitado
frente a una deuda de las economías emergentes que en 2019 ascendía
a 72,5 billones (trillions)
de dólares. Este año vencen 5,5 billones (trillions)
de esta deuda, y un porcentaje elevado de la misma está en manos de
inversores de los países centrales (ft.com
12 5 2020).
Hoy
hay 17,3 mil millones de dólares en fondos de inversión de alto
rendimiento, que contienen bonos de deuda de países emergentes.
Asimismo, hay miles de millones de dólares invertidos en fondos
comunes de inversión y más de 82.000 millones en activos
financieros complejos (Exchange
traded funds ETF,)
que contienen alta cantidad de bonos de deuda de los países
emergentes. Entre estos se encuentra un ETF de BlackRock con un 35%
del total de sus activos constituido por bonos de economías
emergentes al borde del default (bloombergquint.com
22 5 2020).
Así,
tanto BlackRock como otros grandes fondos de inversión tienen mucho
que perder si países emergentes altamente endeudados entran en
default. Esto tendrá también un impacto imprevisible sobre el
mercado financiero internacional. De ahí la presión del FMI y otros
organismos internacionales sobre los acreedores privados para
extender los plazos de los vencimientos, y congelar por un tiempo las
reestructuraciones de deudas (stand
still)
hasta capear la crisis de la pandemia. En condiciones de caída de
los precios de las exportaciones por la recesión global y de
crecientes gastos sociales a raíz de la pandemia, la posibilidad de
una reestructuración sostenible de la deuda externa de los países
emergentes se aleja rápidamente del horizonte. Una inminente
avalancha de posibles defaults augura acontecimientos imprevisibles
tanto a nivel internacional, como local.
Intensificación de los conflictos políticos
El
apagón económico de la cuarentena ha provocado el desempleo masivo
y el cierre de miles de pequeñas y medianas empresas. Desde mediados
de marzo 40 millones de norteamericanos han solicitado el subsidio de
desempleo, y las colas para pedir comida se multiplican en todo el
país. El martes pasado se desataron violentas manifestaciones y
saqueos detonados por el maltrato y muerte de un ciudadano negro bajo
la rodilla de un policía blanco de Minneapolis. Estos incidentes
continuaron durante la semana y se han propagado a otras ciudades.
Así, la bronca acumulada de vastos sectores de la población,
aislados en bolsones segmentados según la pobreza y la identidad
racial y de genero, sin tener voz para expresar sus demandas dentro
del sistema institucional, amenaza ahora con detonar una protesta
social mas amplia que puede derivar en acontecimientos imprevisibles.
Estos
estallidos ocurren en vísperas de elecciones y en un momento en el
que la recesión y la pandemia han intensificado la polarización
entre partidos políticos y los enfrentamientos entre facciones del
Estado en las Sombras, entidad que hemos analizado en otras notas.
Trump ha sido golpeado por la recesión, el desempleo masivo y el mal
manejo de la pandemia. Para contrarrestar su debilidad ha elevado la
retórica bélica y las sanciones económicas contra China a la que
ha identificado como responsable de la pandemia. Esto ocurre al mismo
tiempo que se intensifica el enfrentamiento entre facciones políticas
en torno a los orígenes del Russiagate , el intento demócrata de
destituir a Trump por su supuesto complot con Rusia para ganar las
elecciones de 2016. Frustrados todos los intentos de destituir al
Presidente en el Congreso, ahora el Departamento de Justicia avanza
con una investigación criminal sobre el rol del FBI, la CIA,
funcionarios del gobierno anterior y medios de comunicación en la
planificación y ejecución del Russiagate, incluyendo la posible
participación directa del ex Presidente Obama. En este contexto, el
involucramiento de grandes corporaciones tecnológicas en la pelea
contra Trump y en su relación con China intensifica la gravedad del
momento actual.
Desde
un principio, Trump intentó poner límites al poder monopólico de
las corporaciones tecnológicas y a sus lazos económicos con China.
Un caso notorio fue la presión ejercida sobre Google para que ponga
fin a su colaboración con el gobierno chino (dragonfly
project)
para aumentar la censura en Internet y el control de los ciudadanos
(zerohedge.com
27 3/ 16 7/ 2019).
Google terminó esta relación en julio del 2019. Sin embargo,
Google, Facebook y una miríada de corporaciones tecnológicas
continúan colaborando con empresas chinas, consideradas por Trump
como partes del engranaje del espionaje chino (cnbc.com
23 5 2020).
Por
otra parte, tanto Google como Facebook y Twitter han sido acusadas de
censurar sistemáticamente la información que circula por las redes,
las opiniones de partidarios de Trump y de grupos libertarios y
conservadores, las opiniones favorables al levantamiento de la
cuarentena, teorías sobre la pandemia, las vacunas y otros temas
considerados peligrosos por las autoridades de estas corporaciones.
Esta semana, la censura por parte de Google y Twitter de
declaraciones críticas al gobierno chino motivo una airada reacción
en el Senado (zerohedge.com
26 y 27 5 2020).
Al mismo tiempo la caracterización de Twitter de dos twits de Trump
como “información infundada” llevo al Presidente a firmar un
Decreto Presidencial por el cual se restringe la protección legal
que estas corporaciones tienen relación a juicios por el contenido
lo que publican y se las amenazó con la posibilidad futura de nuevas
sanciones (zerohedge.com
28 5 2020).
Estos
acontecimientos, sumados a la profundización de la recesión
económica, la continuidad de la pandemia, las alternativas de las
elecciones y el acuartelamiento de un millón de tropas de la guardia
nacional auguran meses de crecientes conflictos.
Argentina: lo viejo contra lo nuevo
El
ensañamiento del coronavirus en los barrios mas pobres de la Capital
y del Conurbano empieza a arrojar luz sobre la terrible situación en
que se encuentran amplios sectores de la población invisibilizados
sistemáticamente durante el gobierno de Macri. Los contagios se
multiplican en los barrios más vulnerables y la muerte se lleva a
dirigentes sociales formados a lo largo de décadas de lucha por los
derechos de los más vulnerables. La gravedad de la situación ha
llevado a la conformación de un Comité de Crisis con representación
del gobierno nacional y del gobierno de la provincia de Buenos Aires
e intendentes del Conurbano y con la participación de organizaciones
y movimientos sociales con presencia territorial. Este ha sido un
paso de importancia decisiva para garantizar que el control
sanitario, los recursos médicos y los alimentos lleguen a destino lo
más rápidamente posible.
Esta
semana se han publicado datos que confirman el aumento brutal de la
pobreza a partir de la cuarentena, situación que ahora alcanza a
nuevos estratos de la población. Esto sumado al enorme esfuerzo que
realiza el Estado para hacer llegar ingresos a toda la población en
cuarentena, plantea la urgencia de diagramar medidas que empiecen a
delinear una reactivación de la economía con el objetivo
prioritario de garantizar la inclusión social. En este sentido, el
anuncio del lanzamiento de un Plan de Construcción de Obras de
Infraestructura en el Conurbano bonaerense a realizarse con mano de
obra local, en barrios de mayor vulnerabilidad social y respetando la
cuarentena, es sumamente auspicioso (ambito.com 26.5 2020). La
participación de las organizaciones y movimientos sociales con
presencia en esos barrios en la gestión de este plan, y su extensión
a la Capital y otras grandes ciudades del país aumentaría el
impacto de estas políticas. Estos esfuerzos son la mejor respuesta
oficial al ataque de la oposición macrista contra la cuarentena y el
supuesto autoritarismo del gobierno. Estos ataques muestran que la
estrategia de esta oposición es salvaje: detonar el caos lo antes
posible. En esta estrategia la especulación cambiaria juega un rol
crucial y la tibieza y los titubeos del BCRA para enfrentarla
debilitan al gobierno.
Esta
semana el BCRA adoptó nuevas medidas para controlar la especulación
y la fuga de divisas en los distintos mercados de cambios y en el
paralelo. Algunas de estas medidas refuerzan otras ya tomadas tanto
por el BCRA como por la Comisión de Valores (i.e “parking” en la
compra y venta con dólar Cll y MEP). Cabe preguntarse si el control
del BCRA sobre el cumplimiento de las regulaciones es efectivo y si
es el más adecuado. La venta de dólares por parte del BCRA para
mantener el tipo de cambio presionado al alza por esta especulación
ha dado lugar a una pérdida de 1.120 millones de dólares de las
reservas del BCRA en lo que va del mes de mayo (ámbito.com 28 5
2020). Asimismo, con la cuarentena se han perdido 1.200 millones de
los depósitos en dólares (infobae.com 26 5 2020). Hoy las reservas
de libre disponibilidad están por debajo de los 10.000 millones de
dólares, algo sumamente alarmante. El BCRA considera que la
especulación cambiaria terminará cuando se reestructure la deuda. A
nuestro entender esta apreciación desconoce lo ocurrido en las
últimas décadas e ignora el informe que el propio BCRA hizo sobre
la fuga de divisas y las personas e instituciones implicadas,
analizado exhaustivamente por Horacio Verbitsky en este medio. No se
entiende cómo el BCRA no usó esta información para controlar más
efectivamente la especulación cambiaria y la fuga en momentos de una
emergencia nacional inédita en la vida del país y mientras el
gobierno negocia con acreedores extranjeros una “reestructuración
sostenible” de la deuda externa. La caída de las reservas del BCRA
limita la posibilidad de expansión económica del país, y lo vuelve
vulnerable a las presiones de los acreedores internacionales.
Esto,
sumado a la reticencia de los bancos a otorgar crédito para
reactivar a la producción y las enormes ganancias que han realizado
en estos meses con la especulación financiera y las incursiones en
el mercado de cambios, muestra la importancia de revisar la ley de
entidades financieras y la estructura impositiva del país. Estas son
medidas imprescindibles e impostergables que contribuyen a marcar la
senda hacia un cambio de relación de fuerza indispensable para
lograr un futuro con mayor equidad social.
Todo
cambia en medio de la peste, las costumbres, los modos de
comunicarse, nuestra sociabilidad. Pero hay aquellos que no se dejan
amedrentar por virus y siguen en la misma: los banqueros que no
piensan salir de su forma de vida hecha de billetes y de impiedades.
No
sé en qué puede cambiar la esencia de un banquero (y de sus bancos)
con la presencia de una pandemia. Los bancos, como se puede apreciar,
por ejemplo, en una novela sobre el sufrimiento atroz de miles de
cosecheros en los tiempos del crack del capitalismo en Estados Unidos
(y el resto del mundo), son desalmados. No están hechos para la
sensibilidad social; ni siquiera, como disimulo o pose, para el
ejercicio de la caridad; solo para la ganancia. Las
uvas de la ira,
de John Steinbeck, incluye un apartado dedicado a la indiferencia que
produce en los bancos la miseria de los que lo han perdido todo.
Sí,
claro. Un banco no es una casa de beneficencia. Y una peste no hará
de ellos cosa diferente. Sin embargo, la peste puede no tener
consideraciones ni con ellos ni con los otros. Pasó en el siglo XIV,
en Europa, cuando la peste bubónica, la misma que se propagó desde
Asia, arrasó con buena parte de la población, incluidos los
banqueros. Aquella peste, transmitida por las pulgas, que a su vez
venían montadas en ratas, que a su vez se transportaban en barcos,
dejó a los sobrevivientes en un estado de perplejidad y desolación.
Aquella
infección, que mató a unos cien millones de personas en Asia,
Europa y África, que auspició la aparición con creces del oficio
de sepulturero (tal como lo advierte Boccaccio en su introducción
a El
Decamerón),
acabó con muchos banqueros, pero estableció otras maneras de las
finanzas, transformó el comercio y dio origen a las bases del
Renacimiento. Aun así, la ignorancia y la discriminación
prevalecieron en aquel lejano y cercano siglo XIV, cuando la peste
negra, en medio del pulso entre la cristiandad y el islam, se
atribuyó a una conspiración de leprosos y judíos.
Tal
como se puede leer en Historia
nocturna,
de Carlo Ginzburg, se estableció una cacería sin antecedentes
contra comunidades de judíos y enfermos de lepra, a las que se acusó
de envenenar las aguas de pozos y ríos. Después, la cacería sería
de brujas, aquellas mujeres sabias y bellas, que se tornaron carne de
hoguera. La peste mató a muchos, pero, a su vez, propició diversas
visiones del mundo, unas más erráticas que otras. Pero, ¿en qué
cambió la esencia humana?
La
discusión, entonces, se puede ir hacia las esencias, para las que
están preparados filósofos y científicos, escritores y poetas,
pero, en todo caso, ningún banquero se meterá en estos asuntos que
no producen ganancias. Y lo peor es que aquellos, tan inteligentes y
humanistas, tendrán en muchos casos que acudir al banco por algún
préstamo, por alguna necesidad de dinero. Con razón el gran
dramaturgo Bertolt Brecht pronunció aquella frase célebre: “Robar
un banco es un delito, pero es más delito crearlo”.
Y
en este punto, podemos volver al capítulo V de aquella novela que
tiene uno de los finales más dramáticos y dolorosos en la historia
de la literatura: Las
uvas de la ira.
El hambre que acecha a los cosecheros, que pronto perderán sus
tierras, está atravesada por la malhadada presencia del banco: “El
banco es mucho más que un grupo de hombres. Es el monstruo. Los
hombres lo hicieron, pero no pueden someterlo”. Ninguna peste ni
pandemia someterá a los bancos. Y así mueran banqueros en medio de
las catástrofes sanitarias, el desalmado banco se preservará.
La
pandemia del coronavirus, que amenaza y conmueve al mundo, ha dado
para cábalas y otras especulaciones. ¿Se hundirá el capitalismo
salvaje? ¿se hará trizas el neoliberalismo? ¿Habrá nuevas formas
de contener el cambio climático? Por el contrario, puede ser que
afine corrupciones y reanime para nuestro asombro (o asco)
situaciones lumpescas y que parecen obra del realismo mágico (o
máfico) como las recientemente avizoradas en Bello, Antioquia,
donde, en plena cuarentena, una multitud desfiló por las calles y
acompañó hasta un cementerio, con aplausos, vivas y disparos, el
féretro con los restos mortales de un hampón.
En
todo caso, se requiere más que una pandemia, tan devastadora y
pavorosa como la actual, para cambiar el mundo. La acaecida hace cien
años y que mató más gente que la Primera Guerra Mundial, no dio
nuevos rumbos al planeta. Más bien, aupó con más ganas y
ambiciones otras guerras, otras maneras de la destrucción masiva. No
nos hagamos ilusiones. El hombre, a lo Hobbes, sigue siendo un lobo
para el hombre. Pobre lobo que ha salido tan mal librado de tal
comparación.
Por
estos días, en que he visto (y escuchado) más pájaros en los
árboles de mi calle, he vuelto a Dante. Y su perentorio aviso de
“perded toda esperanza” me vuelve a estremecer. Alguna corazonada
me dice que el cielo debe ser muy desagradable porque está lleno de
banqueros. Sí, señor Twain, el infierno es mejor por la compañía.
El coronavirus provocó la gran recesión global. El aislamiento social salva vidas y no es el causante del colapso de la actividad y el empleo
Con o sin cuarentena, la economía se cae
Fríos
números del derrumbe del PIB de los países con estrategias
diferentes de cuarentena y la cantidad de muertos por millón de
habitantes desmienten los argumentos económicos y sanitarios de los
anticuarentenas. El Estado tiene que atender con urgencia a la
población sin ingresos fijos.
Con
o sin cuarentena, más estricta o más flexible, el colapso de la
economía es inevitable. Esta crisis no se elige ni fue provocada por
la orientación de una política económica.
Es
un shock externo inesperado provocado por un virus, lo que se
denomina "cisne negro", que no discrimina entre países
ricos y pobres, aperturistas y proteccionistas, de Estado de
Bienestar o centralmente planificados y de economía de mercado.
Está
arrasando a la economía global a una depresión, por velocidad y
magnitud, superior a la del '30 del siglo pasado precipitada por el
crac de la Bolsa de Nueva York del '29.
Quienes
proponen el rápido reinicio de la actividad económica a partir de
la necesidad social de recuperar la deseada normalidad pasada
aseguran que la cuarentena generó la crisis. No es así. El
coronavirus fue el que provocó la fulminante alteración del
funcionamiento de la economía.
Motores
Como
la pandemia todavía no se ha superado, la crisis económica seguirá
presente, con cuarentena dura o blanda, con más o menos intensidad.
No es una decisión voluntaria, sino que se impone por una crisis
sanitaria global que continuará hasta que no haya una vacuna, un
tratamiento médico efectivo o el debilitamiento del virus.
Los
países están probando cómo volver a arrancar los motores de la
economía y es un sendero que debe transitarse, pero ninguno
encontró, por ahora, la receta adecuada. No se debería esperar que
sean economistas tecnócratas quienes ofrezcan una porque, como
se sabe, tienen un sesgo a la protección de trabajadores y de
personas vulnerables cercano a cero.
Una
rápida reapertura tiene riesgos puesto que el virus sigue presente y
va poniendo límites a la ambición de que todo vuelva a ser como
era.
En
Corea del Sur por ejemplo reanudaron las clases y a los pocos días
tuvieron que cerrar más de 200 escuelas afectadas por un nuevo
brote. Acá, en Zárate, al otro día de la reapertura de la planta
de Toyota, se detectó un operario con coronavirus asintomático.
Días antes, por un contagio de Covid-19 el municipio de Escobar tuvo
que cerrar en forma preventiva una empresa autopartista fabricante de
mazos de cables Yazaki, proveedora de Toyota.
Esto
no significa que no haya que ir probando opciones de cómo ir
encendiendo los motores de la economía, pero el coronavirus va
definiendo restricciones que exceden esa voluntad política cuando el
objetivo prioritario es cuidar la salud de la población.
Tecnócratas
Los
economistas tecnócratas saben resumir la vida toda en modelitos con
ecuaciones y gráficos. Muestran con total desparpajo su tradicional
soberbia dando consejos sobre lo que se tiene que hacer y poniendo
siempre ejemplos de otros países.
En
este caso, no sólo son patéticos y desinformados sino que son
promotores de la bronca y angustia en una población muy castigada
por el esfuerzo personal y económico de la cuarentena.
Pasaron
del elogio a Corea del Sur, siguieron por Suecia, Chile, Uruguay y
ahora ponderan la estrategia sanitaria de Israel.
Ocultan
en cambio que la reacción argentina en materia sanitaria ha sido
elogiada a nivel internacional por la Organización Mundial de
la Salud, puesto que ha tenido un éxito relativo, con un saldo muy
bueno en comparación con los países de la región y con gran parte
del resto del mundo.
El
argumento de que hay pocos muertos por coronavirus porque se testea
poco es tan débil que provoca pudor tener que refutarlo, puesto que
es tan evidente que no es así que ofende la inteligencia.
El
nivel de testeo no define la cantidad de muertes. Hay pocas muertes
en términos relativos porque hubo medidas preventivas oportunas con
una cuarentena estricta definida en forma prematura.
La
mayor cantidad de muertos por coronavirus no está relacionado con la
magnitud de testeo, sino por la expansión de contagios por
filtraciones en el aislamiento social y por deficiencias en el
sistema de atención sanitaria.
El
biólogo molecular Ernesto Resnik explica que "salir a testear
en masa al azar es inútil y sólo es útil testear en masa donde
aparece el virus", para agregar que "testear sin orden no
tiene sentido. La única solución para bajar los casos a muy pocos,
como hace China o Corea, es la cuarentena estricta".
Los
economistas tecnócratas que ahora son también especialistas
epidemiólogos son los mismos que en más de una oportunidad, a lo
largo de las últimas décadas, demolieron las perspectivas de
desarrollo nacional y, en los últimos cuatros años, además
empezaron a desarticular el dispositivo científico local y hasta
decidieron eliminar el Ministerio de Salud.
Protección
Para
evitar malas interpretaciones que impiden analizar que se está
transitando un evento inédito y, por lo tanto, sin recetas
conocidas, resulta necesario aclarar lo obvio: muchos la están
pasando muy mal porque la actividad económica se ha desmoronado.
El
Estado tiene que dar entonces respuestas rápidas y eficientes a cada
uno de ellos, desde comerciantes, profesionales liberales,
trabajadores formales e informales, pequeñas y medianas empresas y
cooperativas.
Si
bien es amplia la red de contención que se diseñó en tiempo récord
teniendo en cuenta que el macrismo desarticuló funciones básicas
del Estado, el gobierno de Alberto Fernández debe atender
situaciones urgentes escapando de obsesiones fiscalistas o
monetaristas respecto a la expansión del gasto público o la emisión
de pesos.
Ahora
bien, que las medidas económicas de emergencia de protección social
y paliativa de la crisis sean más o menos efectivas no deben
distraer acerca de que la política sanitaria, o sea la cuarentena,
no definirá la situación económica general.
Existen
ganadores económicos de la pandemia pero gran parte del sistema
económico ha colapsado. El debate relevante a partir de alcanzar el
consenso de que la Covid-19 –y no la cuarentena- fue la que provocó
la crisis pasa por avanzar en si el derrumbe económico no está
siendo más brutal por la fragilidad financiera y económica de la
actual fase de la globalización neoliberal.
La
forma en que se ha desplegado la globalización neoliberal, con la
financierización dominante y la deslocalización de la producción,
explica la velocidad del desmoronamiento de la producción global por
la pandemia.
Deslocalización
La
impresionante rapidez del derrape de la economía global tiene uno de
sus orígenes en la deslocalización de la producción.
La
caída de una pieza fundamental del rompecabezas de la cadena de
producción derribó la estructura de funcionamiento del capitalismo
global.
El
coronavirus empezó en China, base de la producción de muchas de las
partes, insumos intermedios y bienes finales. Al derrumbarse la
actividad en esa base de la producción mundial rápidamente afectó
al resto y también rápidamente se esparció el virus, afectando la
economía global.
Juan
Pérez Ventura escribió en el blog "El nuevo orden mundial en
el S.XXI" que las multinacionales para mejorar sus ingresos, o
sea para amortiguar la tendencia decreciente de la tasa de ganancia,
han buscado disminuir sus gastos en procesos de deslocalización de
la producción.
En
las últimas dos décadas, cadenas de producción han trasladado
tareas o funciones de menos calificación a países con mano de obra
más barata. El caso de la fabricación de autos es emblemático de
ese proceso: el diseño de la unidad se realiza en la casa central,
mientras que la producción de distintas partes se realiza en plantas
ubicadas en Asia, Latinoamérica o África.
Cuando
ese engranaje de la producción mundial se interrumpe por la
aparición de un virus de rápido contagio, el sistema económico
global cruje. Es lo que sucedió con el coronavirus.
Anticuarentena
Ese
es uno de los motivos –no el único- para que el derrumbe sea
parejo en los países, con fuerte retroceso de la producción,
concentración del consumo en bienes esenciales y depresión en el
resto, aumento del desempleo y expansión de la pobreza monetaria.
Las
estadísticas que reflejan esas dramáticas consecuencias son tan
contundentes que sólo se debe especular con intereses inconfesables
de la militancia anticuarentena.
La
cantidad de disparates que se difunden sobre la situación económica
y la pandemia es impactante. Lideran esa campaña de confusión y
desinformación grandes medios de comunicación, periodistas pavos
reales y economistas.
Uno
de los desatinos más difundidos es que la Covid-19 es una enfermedad
más y, por lo tanto, existe una preocupación excesiva motivada
exclusivamente por especulaciones políticas.
Pese
a la contundencia de las evidencias, ni la pandemia ha inhibido a la
secta de economistas del establishment que se cree en capacidad de
hablar de todo y de todos con autoridad. Tienen la particularidad de
identificarse con el pensamiento ortodoxo en sus diferentes rostros y
algunos de ellos han sido funcionarios o adherentes del macrismo.
No
sólo han destruido la economía con un nivel de endeudamiento
insoportable para las finanzas públicas, sino que ahora hacen
también su aporte para provocar un desastre sanitario militando la
anticuarentena. El absurdo mayor en estas semanas fue que se han
dedicado a criticar con impunidad ofensiva a expertos que entienden
cómo cuidar a la sociedad de la pandemia.
La
decisión de Alberto Fernández de asesorarse con un comité de
infectólogos ha sido fundamental para salvar vidas. Quienes le
proponen constituir un comité de economistas, obviamente ortodoxos o
heterodoxos conservadores, para aconsejarlo con medidas para atender
la crisis desconocen el papel que cumplió la mayoría de ellos en la
decadencia de la economía local. Sería como poner verdugos en la
tarea de cirujanos.
Números
El
derrumbe de la economía global la inició un virus, que para
enfrentarlo los países, con estrategias sanitarias diversas,
definieron algún grado de confinamiento. Los resultados económicos
son desastrosos para todos, también para los países que no
aplicaron cuarentena. La diferencia entre ellos es en la cantidad de
muertos: los que dispusieron el aislamiento social más firme tienen
menos muertos por millón de habitantes.
Algunas
cifras de la proyección del Producto Interno Bruto 2020 del FMI de
abril pasado para países seleccionados:
*
Italia -9,1%.
* España
-8,0%.
*
Francia -7,2%.
* Alemania
-7,0%.
*
Estados Unidos -5,9%.
*
Argentina -5,7%.
* Rusia
-5,5%.
*
Brasil -5,3%.
*
Japón -5,2%.
* China
+1,2%.
Existe
consenso de que las caídas serán todavía más pronunciadas de
acuerdo a los últimos indicadores de producción y a que la
expectativa de que habría una rápida recuperación en el segundo
semestre se está desvaneciendo.
Ahora
algunas cifras sobre la situación sanitaria según el mayor o menor
grado de aislamiento social dispuesto por los gobiernos. El índice
elegido para homogeneizar comparaciones de países es el de muertos
por millón de habitantes, según el relevamiento diario de
Coronavirus Stats, al 29 de mayo:
*
España 580,0.
* Reino
Unido 562,4.
* Italia
549,5.
* Francia
440,0.
* Estados
Unidos 316,0.
* Brasil
131,5.
* Alemania
102,6.
* Rusia
30,0.
* Argentina
11,5.
* Japón
6,9.
* China
3,2.
Los
números son elocuentes: el derrumbe económico será global, y la
cantidad de contagios y muertes se está determinando según la
característica de la cuarentena.
Se
puede decir de otro modo: la apertura de la economía no frenará la
caída y sí aumentará la cantidad de muertes.
Dos
casos lo clarifican aún más:
1.
Estados Unidos supera los 100.000 muertos y tiene más de 40 millones
de desempleados, la peor tasa de desocupación desde la gran
depresión del '30 del siglo pasado.
2.
Brasil tiene más de 27.000 muertos con una proyección de terror y
la economía se desliza a velocidad a una muy fuerte recesión, igual
que la economía argentina con la diferencia fundamental de que aquí
la cantidad de muertes es doce veces menor en el indicador por millón
de habitantes.
En
el suplemento Cash, Diego Rubinzal explica el caso de Suecia
(aislamiento social débil) en comparación con Dinamarca
(aislamiento social firme), con resultados económicos similares muy
malos, incluso la economía sueca está sufriendo más que la danesa.
La diferencia se encuentra en la cantidad de muertos por millón de
habitantes, al 29 de mayo: Suecia tiene 431 y Dinamarca, 98,1.
Para
evitar confusiones deliberadas, no se debe identificar los efectos
económicos de la pandemia con los efectos para mitigarla
(cuarentena).
AMBA
Como
se observa, cada uno de los postulados de los militantes
anticuarentena colisiona con datos de la realidad. Las medidas
sanitarias preventivas dispuestas por el gobierno de Alberto
Fernández permitieron controlar la expansión del virus. Casi todo
el país no está en cuarentena como la que se registra en el Área
Metropolitana de Buenos Aires.
Un
reciente informe del economista Emmanuel Álvarez Agis refuta la
campaña mediática acerca de que Argentina está teniendo la
cuarentena más larga del mundo. Dice que ese argumento "no
resiste mayor análisis, puesto que si se observa la movilidad en el
interior se puede ver como la mayoría de las provincias está
recuperando los niveles previos al aislamiento".
Para
concluir que "la evidencia parece indicar que los países
con cuarentenas más estrictas, planes de detección temprana y
medidas de contención más profundas lograron resolver el problema
con mayor velocidad y pueden flexibilizar la actividad con menores
riesgos para la salud de las personas".
Dinero
Para
algunos economistas mediáticos y preferidos del establishment, el
premio Nobel Joseph Stiglitz no entiende nada cuando opina acerca de
la negociación de la deuda, y también dirían lo mismo sobre otro
Nobel, Paul Krugman, cuando se refiere a la economía y el
aislamiento social.
En
el último artículo que publicó en The New York Times, "Sobre
la economía de no morir. ¿De qué sirve aumentar el PIB si te
mata", Krugman desafía a los militantes anticuarentena que
hablan de la necesidad de 'salvar la economía" preguntando
"¿cuál es, después de todo, el propósito de la economía?".
Dice
que si es 'para generar ingresos que permitan a las personas comprar
cosas' la respuesta es equivocada, porque "el dinero no es el
objetivo final; es sólo un medio para un fin, es decir, para mejorar
la calidad de vida".
Antes
que los anticuarentena lo asalten con diatribas, Krugman aclara que
el dinero importa porque hay una relación evidente entre ingresos y
satisfacción, pero aclara que no es lo único que importa. Para
provocar con que "¿saben lo que también es una contribución
importante a la calidad de vida? No morir. Y cuando tomamos en cuenta
el valor de no morir, el apuro por reabrir (la economía) parece una
muy mala idea, incluso en términos económicos".
Concluye
con un mensaje contundente, que sirve para mitigar el virus
anticuarentena: "El impulso para la reapertura se basa en una
ignorancia deliberada. No importa el PIB; el trabajo más fundamental
de cualquier líder (Presidente) es mantener vivo a su pueblo".
El
movimiento anticuarentena no tiene el objetivo de atender la
situación económica ni, obviamente, la cuestión sanitaria, puesto
que existen datos objetivos que muestran que la flexibilidad no
mejora el nivel de actividad y sí aumenta la cantidad de muertos.
No
está en juego la libertad porque si de ella se tratara, el derecho a
circular se limitaría cuando pone el riesgo la vida de otros.
Es
obvio que muchos están motivados por la angustia económica. Queda
entonces evaluar que esa movida alentada por medios, sectores del
establishment y fuerzas de derecha tiene un objetivo fundamentalmente
político: erosionar la elevada aceptación social y política que
hoy tiene el gobierno de Alberto Fernández.
El
ministro de Salud porteño, Fernán Quirós recibe a este diario en
el solitario edificio del Gobierno de la Ciudad. El funcionario, hijo
de una enfermera y un médico, hermano de médicos y graduado con
Diploma de Honor en la UBA, dijo que “se cambió la metodología
para testear en la Ciudad y recién en una semana podremos saber
verdaderamente dónde estamos parados”. Con respecto a lo que
sucede en las villas porteñas, Quirós aseguró que “no me gusta
decir que estuvo todo bien hecho porque no me parece correcto, ningún
ser humano que sea inteligente debiera decir eso”. Por último,
reconoció que “cada semana que pasa aumenta la probabilidad de
contagio porque la circulación comunitaria está documentada en toda
el AMBA”.
–Usted
viene utilizando la metáfora de la montaña y señalando que por
delante nos espera el pico por subir. ¿Qué escenario se están
planteando?
–Hay
un tema técnico que es muy importante explicarlo bien. Cada persona
que se enferma contagia a alguien, cuando una persona que se enferma
contagia a más de una personas, ese es el factor R. Mientras el R
sea mayor de 1 siempre la curva pandémica está en evolución. Al
principio teníamos un R cerca de 2 o un poco mayor de 2, lo que
indicaba una curva muy corta y muy alta, Con la cuarentena lo que se
hizo es cambiar rápidamente ese R, a un valor de 1,3, 1,4 que es lo
habitual que tenemos en la ciudad. Quiere decir que la curva de la
ciudad viene evolucionando y se ve que va a aumentar críticamente
para fin de mayo y principio de junio que es lo que estamos viendo.
–¿Y
la cuarentena dio tiempo para preparar el sistema de salud?
–La
cuarentena no solamente permite preparar el sistema de salud, también
tiene un segundo efecto que es esencial y que es cuando vos demoras
la velocidad de ascenso es más lenta pero sobre todo el pico es más
bajo. Con lo cual la cantidad de gente que se va a enfermar y que va
a fallecer en consecuencia es muy inferior habiendo tenido toda esta
cuarentena de tanto dolor y tanta dificultad para todo el mundo. Pero
diría que tiene dos ventajas enormes, una es que prepara el sistema
y dos, cuando viene la cantidad de casos viene con menor cuantía
numérica cada día. Entonces si bien las proyecciones tienen un
nivel de incertidumbre propia de ecuaciones matemáticas para un
ciudadano promedio, si las personas cumplen todas las normativas, lo
que vemos es que para mitad de junio vamos a tener una cantidad
cotidiana muy alta y luego, con una velocidad que nadie conoce, irá
bajando paulatinamente.
–En
ese contexto, ¿cuándo se saturaría el sistema sanitario?
–Hay
ecuaciones y el sistema lo hemos preparado para ese escenario, que es
la continuidad de lo que está ocurriendo. Y eso significa para
nosotros tener 4000 a 5000 camas de hoteles para los pacientes leves,
que son los más frecuentes, y luego cerca de 800 a 1000 camas de
internación general para pacientes moderados o que se podrían
complicar, y luego en el subsector público 300 camas de terapia
intensiva. Después está el subsector privado y la seguridad social.
–¿Alcanzarían
las camas de terapia?
–Para
esta situación, sí. Pero si vos me decís a mí, ¿me podés
asegurar que nunca va a faltar ninguna?, te digo que no porque la
proyección es matemática y el comportamiento social puede cambiar.
Además, la proporción del tipo de paciente que se va a enfermar es
una estadística internacional y puede que ocurra algo diferente. De
hecho es lo que iba a contar, los casos en los barrios populares se
han presentado más rápidamente que en el conjunto de la ciudad, han
tenido una velocidad más precoz y eso tiene que ver con la
dificultad de distanciamiento, y eso ha demostrado que hemos tenido
muchos casos iniciales de los barrios populares, pero cuando vas a
ver las camas de terapia intensiva o la mortalidad de esos grupos es
menor. Entonces al día de hoy estamos usando proporcionalmente menos
camas de terapia intensiva de las que tendríamos que estar usando.
Si luego eso ocurre de manera diferente en otro subgrupo de la
población que estuviera más avejentado o tuviera enfermedades más
acompañantes, podría ser diferente.
–¿Qué
posibilidades diría que hay de contagiarse circulando por la ciudad?
–Cada
semana que pasa esa probabilidad aumenta porque la circulación
comunitaria está documentada en todo el AMBA por tanto, cuanto más
caso, más probabilidad de contagiarte. Hay una cosa que intento
explicarla bien y es que los casos de covid son como un iceberg:
tenés una punta visible que son los que hacen fiebre, consultan y te
dieron positivo, son el menor grupo. En el medio tenés personas que
hacen algún síntoma y deciden no consultar porque no le dan
importancia o consulta y el médico lo atiende y lo desestima. Debajo
de todo hay un grupo aún mayor que no hacen ningún síntoma.
Entonces, dado que ese iceberg es así y vos reportas solo
estadísticas de la parte de arriba, nadie sabe a ciencia cierta la
situación comunitaria a qué riesgo te expone cuando andas por
afuera. Lo que sabemos es que si la punta está aumentando la base
también lo está haciendo.
–Las
organizaciones sociales de las villas venían alertado desde el
comienzo de la pandemia que la situación en los barrios era compleja
y la necesidad de mayor asistencia. ¿No actuaron tarde, cuando era
algo anunciado? ¿Hay alguna autocrítica?
–Autocrítica
y replanteos nos hacemos todos los días. Mire, el 28 de febrero,
hicimos una conferencia de prensa comunicando que estábamos
preparando el sistema de salud para atender la pandemia, y veníamos
comunicando que para los barrios populares teníamos que desarrollar
una política pública bien precisa, donde había que fortalecer la
cuestión alimentaria y el soporte social porque la pandemia venía
con el dolor también económico en barrios vulnerables donde la
gente más lo necesita. Lo segundo, dado que es un lugar donde la
contagiosidad va a ser mayor, necesitábamos que las personas que más
se van a dañar no estén en el medio de la circulación viral y
trabajamos con los curas y desarrollamos unos lugares que los
llamamos sitios de resguardo, que están en casi todas las capillas y
lugares de actividad barrial de todos los barrios populares de la
ciudad para ofrecerles que gratuitamente con apoyo del Estado pasen
unos días distanciados del resto de las personas. Lo tercero,
pusimos a disposición más de 150 promotores de desarrollo humano
para acompañar a las personas de tercera edad. Y cuarto,
fortalecimos los Cesac y montamos los sistemas de detección precoz
de los casos que teníamos allí. Ahora, dicho todo esto,
naturalmente en los barrios populares el virus entró.
–Pero
insisto, ¿no se podía prever? En la 31 sumaban problemas de agua,
algo esencial en medio de este brote.
–De
vuelta, este virus muestra todas las inequidades, las injusticias que
tiene la sociedad porque golpea siempre en los lugares más
difíciles, golpea a las personas con enfermedades, a los que viven
en lugares con menos distanciamiento, eso es la realidad de cómo
evoluciona esta pandemia. Ahora, nosotros desarrollamos un conjunto
de políticas públicas para mitigarlas. Uno podría decir también:
“no podías haber evitado que en algún geriátrico entre el
virus”, y la verdad que lo que podemos hacer es disminuir la
posibilidad, estar cerca cuando ocurre, detectarlo rápidamente,
distanciarlo. Cuando ocurrió nosotros teníamos ya todos los
dispositivos de las Unidades Febriles, los transportes, los hoteles
donde distanciarlos, las camas de los hospitales preparadas.
–Pero
algo similar les pasó con los paradores, donde también se
anunciaba, y una semana atrás el centro asistencial de Retiro
terminó con 90 casos.
–Lo
que pasó fue que tuvimos el caso de una persona que trabajaba en el
parador que un fin de semana en su casa hizo fiebre. Lo testeamos y
dio positivo. Fuimos el día domingo al parador, hisopamos a las 81
personas y 78 dieron positivo, y ninguna tenía síntomas. Es un
ejemplo de que el virus circula fácilmente en algunos lugares y lo
que tenés que hacer es mitigar, pero no vas a evitar que en un
barrio popular no haya casos, no se va a poder hacer. Lo que hay que
hacer es que sea la menor cantidad y estar presente al momento de que
ocurre. No me gusta decir que estuvo todo bien hecho, porque no me
parece correcto, ningún ser humano que sea inteligente debiera decir
eso. Lo que digo es que dado lo que ocurrió, seguramente hubiéramos
podido hacer algo mejor. Ahora, lo que quiero decir también es que
nosotros veníamos comunicando la política pública y estaba
implementada, y la reacción fue muy rápida. Y si pasamos de 10 caso
a 400 no es porque haya habido 390 infectados es porque la estrategia
de testeo los detecta más rápidamente.
–En
la 31 murieron tres referentes sociales, gente que se puede
considerar en la primera línea, porque algunos estaban al frente de
comedores. ¿No se podía prevenir?
–Las
personas en los barrios hablan desde el dolor y desde ahí hay que
tener mucho respeto. He hablado con todos ellos, conozco las
cuestiones que han planteado y cada día fuimos haciendo las cosas lo
más adaptada a lo que ellos planteaban. Pero justamente los grupos
que más se enferman en la sociedad son el equipo de salud y la gente
que está cerca de la circulación comunitaria, y ellos como bien
decís, el enorme esfuerzo que hacen, la tarea social, los expone a
más riesgo. Hemos trabajado con ellos sobre elementos de protección,
hemos hecho capacitación en todos los barrios populares y
geriátricos pero por supuesto que cuando estás expuesto al virus
algunos se van a enfermar y es lo que está ocurriendo. Ellos tienen
una serie de demandas, algunas de la esfera social, otras de la
sanitaria, y frente a la demandas de las personas que están en una
situación de sufrimiento y de dolor solamente tenemos para escuchar,
aprender y mejorar, y es lo que hacemos todo el día. Puedo tener
cierto nivel de inexactitud porque son datos de desarrollo humano,
pero lo que informa la ministra es que casi se triplicaron las
raciones diarias de comida en estos barrios.
–Cuando
evalúan flexibilizar la cuarentena, ¿qué indicadores están
mirando?
–Hay
dos variables que son esenciales en término de qué te va a ocurrir
en el futuro, que es la cantidad de casos del día y el aceleramiento
de los casos. Porque podés tener muchos casos pero sin aceleramiento
o pocos casos con mucho aceleramiento, y cada una de ellas tiene
consecuencias diferentes. Hemos ido modificando la cantidad de camas
que hemos propuesto en el sistema de acuerdo a cómo se proyecta la
curva. Pero luego hay una cantidad de elementos que te indican cómo
va a ser tu futuro: la circulación pública, el transporte público
en general y en particular la cantidad de gente usando subtes, que es
el subgrupo de mayor riesgo. Indicadores que seguimos a diario. La
otra cuestión es el cumplimiento social de la normativa.
–¿Cuando
dieron marcha atrás con la flexibilización fue un análisis
sanitario, o fue producto de la tensión política con la provincia?
–Eso
podría ser una interpretación política externa pero no es como lo
hemos tratado en gobierno y he participado de todas las reuniones.
Nosotros estábamos hace tres semanas con una curva en una fase muy
aplanada que venía creciendo muy lentamente, venía creciendo entre
20 y 40 casos, y teníamos estimaciones que para la primera quincena
de junio iba a venir el aumento de casos con lo cual faltaba un mes y
la sociedad empezaba a fatigarse. Por lo cual, nos pareció prudente
dar una señal de acompañamiento del humor social que tenía muy
bajo riesgo sanitario. Dimos una señal de bajísimo riesgo sanitario
porque las cosas que liberamos las medimos mucho, y advertimos que si
no lográbamos un cumplimiento social íbamos a tener que desandar
algunas cosas y fue lo que ocurrió.
–¿Y
por qué se dio marcha atrás?
–Lo
que pasó dos semanas después, la curva de casos tomó una
aceleración especial y en eso tuvo que ver que los barrio populares
también tomaron un aceleramiento especial y eso fue público y
notorio. Si bien la curva del R no había cambiado
significativamente, en tres o cuatro días habían aparecido 300, 400
caso. Y lo que evaluamos fue así: con la salida de los niños de fin
de semana, las personas tuvieron un nivel de cumplimiento altísimo y
no se veía ningún riesgo biológico. Los comercios barriales no
habían tenido dificultad, observamos dificultad sí en algunos
horarios y zonas cierta por las colas que se hacían sobre todo en
donde hay un comercio al lado del otro, entonces dado que la curva se
aceleró y el cumplimiento fue bueno desandamos en esos lugares en
particular.
–Hay
personal sanitario afectado y reclamos para que los testeen. ¿Por
qué recién ahora lo hacen? ¿No tendrían que haberlo hecho antes?
–Nosotros
comunicamos públicamente hace cuatro o cinco semanas que íbamos a
empezar los testeos masivos sobre el equipo de salud, los
trabajadores de los hospitales y los geriátricos. Y empezamos todo
el proceso de compra. Compramos a una empresa que fabrica en otro
país, la salida de los elementos de ese país no fue sencilla, y la
realidad que los elementos los tenemos hace cinco o seis días. Por
eso se está empezando ahora. De todas maneras estos test son cada
vez más útiles cuánto más circulación comunitaria hay. Si lo
hubiéramos hecho hace cuatro semanas o cinco probablemente la
utilidad hubiera sido muy baja.
–En
el camino, el ministerio quedó envuelto en una denuncia por la
compra de barbijos.
–Sí,
es una causa que sigue y en la que nosotros hemos puesto todos los
elementos que tenemos a disposición de la justicia, porque lo que
ocurrió es que hubo dos licitaciones llamando a las 110 empresas que
tiene el ministerio en el listado de empresas proveedoras de insumos
médicos y las dos quedaron desiertas. Una persona presentó una
oferta de N95, se le recibió la oferta y luego cuando tuvo que
presentar los elementos no los presentó. Ahí es donde dimos de baja
el contrato y fue toda la discusión pública que hubo.
Mientras
cuidamos y nos cuidamos intentando circular por la ciudad lo menos
que nos sea posible, el tiempo se torna valioso si lo invertimos en
entender y entendernos en medio de esta realidad.
Como
sucede … todo pasa … y habremos de volver al ritmo vertiginoso
que nos imponen las urbes globales, pero habiendo tenido el tiempo y
la oportunidad para pensarnos y pensar que es posible la vida de
otros modos … Si cada quién comienza a interesarse y participar de
algún modo, en algo mas que en llenar sus propias panzas, bolsillos,
casas y cuentas bancarias ...
Daniel
Roberto Távora Mac Cormack
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