Domingo 3 de mayo de 2020

II En todos lados se cuecen las abas.





En alguna ocasión, en una reunión científica de psicoanalistas, dije que la elección de una teoría no es teórica sino política. Me sorprendió que no me entendieran. Tampoco me entendió una tía cuando le pregunté a los 7 años por qué los duraznos al natural venían en lata. “De la naturaleza a la mesa” era la publicidad engañosa de la época. La respuesta de mi tía fue: “callate y comé”. Durante los 64 años posteriores recibí respuestas peores. Pero fue el comienzo de una convicción muy firme, bordeando la certeza. Si algo sirve, sirve para todo. El problema es que hay cosas que no sirven para nada, y lo usan para todo. Algunos llaman a esto democracia representativa.



Al caso: la elección de una etimología no es etimológica sino política. A la palabra alumno siempre se le dio el sentido de “sin luz”. Y la iluminación era del maestro. “Magister dixit”. Lo dijo el maestro. Nada para discutir. Solo acatar. Este mamarracho se ha observado incluso en la ciencia, y es el entierro del pensamiento crítico. Del “libre pensamiento” que tanto irrita a Berni.



Sin embargo, en mi prolongada actividad docente universitaria, abortada por la universidad nacional de Buenos Aires porque cumplí 65 años, describí otro sentido de la palabra “alumno”. En la etimología griega es: “el que está dispuesto a aprender”. Dime qué etimología eliges, y te diré qué eres. O sea: cuál es tu implicación política, ética, filosófica. Coronar la vida: adornar de una manera ostentosa o visible, que otorga dignidad. Esa es la etimología que elijo. Y como toda elección, es deseante y es política. Otorgar dignidad es muy cercano a honrar la vida, como enseñara la poeta Eladia Blázquez.



El modo de producción capitalista, que prefiere el valor de cambio al valor de uso y construye el fetiche de la mercancía, denigra la vida. Le arranca toda dignidad. Una zapatilla vale no por su uso sino por su marca. Una amiga de un amigo de una amiga pagó $21.000 (sic) por un par de zapatillas “de marca”. Lo más denigrante es que la gente humilde se contagia fácilmente del virus del consumismo. Como ya lo señalé, pero me gusta reiterar, consumismo es “consumir consumo”. Y no solamente es una enfermedad de clase media para arriba. También es una enfermedad de clase media para abajo.



Por eso es necesario acordar que cuando hablamos de batalla cultural es contra el capitalismo. El imperialismo es su fase superior, como enseñara la teoría marxista. Pero curiosamente, o quizá no tanto, hay discursos furiosamente anti imperialistas pero que no son furiosamente anti capitalistas. Incluso pueden ser furiosamente anti socialistas. Recuerdo la época que se hablaba de los dos imperialismos, otra teoría de los dos demonios.



El enemigo sin cara no es el virus. El enemigo sin cara es el capitalismo. Es cierto que tiene muchas caretas visibles. Un Rocca, un Coto. Pero la verdadera cara de la bestia sigue oculta. Maquillada por la publicidad. La mercantilización de los alimentos, la salud, la educación, la vivienda, el crédito. El Banco Central sabe quiénes son los que han fugado cifras millonarias de dólares al exterior. Más que fuga, turismo fácil. Más que impuesto a la riqueza por única vez, habría que sacar el impuesto a la pobreza para todas las veces. O sea: el IVA para alimentos y todo lo que permita que las necesidades básicas sean satisfechas. Que la CGT acepte disminuir los salarios, no es buena forma de celebrar un primero de mayo combativo. Cada vez es más evidente la dimensión viral de la cultura represora.



El reduccionismo virológico deviene encubridor. Un virus mutado en forma deliberada, o una maldita casualidad para darle texto a Lagarde, ex presidenta del FMI, ha sido la tormenta perfecta para que el capitalismo se hunda pero no le suelte la mano al planeta. Como arca de Noé de última generación, también el arca capitalista salvará a dos de cada especie: gran industria y financieras internacionales.



Habrá una nueva normalidad. Más nueva que normalidad. Recuerdo la advertencia de León Rozitchner: “el normal está enfermo de realidad”. Lo peor que nos puede pasar es que habrá algo parecido a lo normal. El hambre en niñas y niños, ¿es normal? La falta de agua, y no solamente potable, ¿es normal? Las masacres por goteo por arrasamiento de tierras, aires y aguas… ¿es normal? La respuesta es que para el capitalismo no sólo es normal, sino necesario. El maldito Cavallo dijo: “costo social del ajuste”.



Hoy preocupa más el costo sexual de la cuarentena. Lo digo como psiquiatra, psicoanalista y cooperativista. El aislamiento social obligatorio enferma. La realidad virtual es un estado alucinatorio (visual y auditivo) más allá de cuántos usuarios de zoom o jitsi lo compartan en forma simultánea. Esa enfermedad es la iatrogenia. O sea: que el aislamiento es necesario, pero es una necesidad que trae demasiados efectos secundarios nada deseables. Los chicos pobres cada vez tienen más hambre y los chicos ricos quizá tengan más tristeza. Pero sin duda era para pensarlo antes, no para decirlo después, y después desmentirlo.



Como al Estado lo financiamos los trabajadores con impuestos al consumo, porque los impuestos a la riqueza no brillan por su ausencia, la mentada renta universal será algo así como un auto préstamo. Alguna vez se volverá a discutir qué decimos cuando decimos estado sin aditamentos. No hay contradicción entre estado y mercado. Por algo se socializan las pérdidas. Y la sagrada Constitución Nacional consagra la privatización de las ganancias.
No le demos la razón a la tía que estaba convencida que lo natural venía en lata. Nuestra decisión política, ética y afectiva será luchar en realidades comunitarias, cooperativas, colectivas, con profundos cimientos deseantes. Para crear la nueva anormalidad: coronar la vida.
( https://www.pelotadetrapo.org.ar/coronar-la-vida.html)


Los otros ejemplos


La jueza de Ejecución de Quilmes, Julia Márquez, consolidó su fama el viernes cuando se transformó en la cara de la ola destinada a infundir miedo, y apuntarle al Gobierno, por una supuesta suelta de violadores con la excusa de la pandemia del coronavirus. La mujer dio una cifra: habló de 176 liberados que estaban condenados por delitos contra la integridad sexual, es decir, abusadores y violadores, y que en un solo día se habían concedido igual número de excarcelaciones que en un año. También afirmó que recibieron la libertad “1076 personas con delitos contra la propiedad” y “276 con delitos contra las personas”. Dijo que eran datos de la Cámara de Casación Penal Bonaerense. Fuentes de ese tribunal dijeron que los datos no son tales ni tienen ellos ese relevamiento. También se supo ayer que Márquez mandó a su casa a comienzos de abril a un homicida condenado a 11 años de prisión por tener factores de riesgo de contraer Covid-19. Y que la Corte Bonaerense le había cerrado antes el juzgado porque había vuelto de Italia y fue a trabajar con síntomas.




La jueza volvió insólitamente sobre sus afirmaciones cuando fue consultada más tarde por el periodista Eduardo Feinmann, que buscaba seguir aportando a la campaña sobre la liberación (imaginaria) de presos. Entonces, sin el rigor que había mostrado, dijo que lo que sabía era que en el período de aislamiento habían salido de las cárceles 2458 personas, que podía ser por muchas razones, entre ellas casos de abuso sexual. “No estoy diciendo que en un día salieron 172 abusadores ni nada, sino que en un día hay 172 personas que recuperaron la libertad bajo distintos institutos”, sostuvo. Ya era tarde para aclaraciones, porque todos los medios habían colocado títulos catástrofe sobre la “revelación” de la magistrada. Como sea, y si hablaba de la liberación lisa y llana de violadores y abusadores, el dato del Servicio Penitenciario Bonaerense es que este año recuperaron la libertad 38 condenados por esos delitos entre el 17 de marzo y el 17 de abril (período de aislamiento) y que en la misma fecha del año pasado fueron 44. En cuanto a los homicidios, de los que también habló, fueron 103 liberaciones en 2019 y 42 este año en el mismo lapso este año. Todo esto además, no tiene que ver con la emergencia por el coronavirus sino que fueron otorgadas por cumplimiento de penas.








Entre las pocas domiciliarias por Covid-19 que se dieron en casos de homicidio, una fue concedida por la propia jueza Márquez el 3 de abril último. La medida fue para Víctor Manuel Carrizo, condenado a 11 años de prisión por homicidio calificado. La pena rige desde el 21 de abril de 2103 y vence el 19 de octubre de 2024. Pero Márquez consideró que la domiciliaria con tobillera electrónica estaba justificada porque Carrizo está en tratamiento de tuberculosis y eso implica un factor de riesgo de contagio de coronavirus. No tuvo en cuenta la gravedad del delito ni la pena, ni que la fiscalía se opuso porque no estaba claro si el domicilio donde cumpliría la pena el hombre era apto para el aislamiento, lo que parecía más preocupante teniendo en cuenta que allí residen dos mayores de 60 años. En la resolución no figura que la jueza haya notificado a la víctima tampoco.




Márquez, que integra la organización Usina de Justicia cercana al macrismo, había tenido alguna visibilidad mediática cuando volvió de un viaje a Italia y comenzó con síntomas compatibles con Covid-19. Como había ido a trabajar a su juzgado, la Corte Bonaerense dispuso cerrarlo el 11 de marzo y suspender los plazos procesales de las causas que tramitan allí. Por esos días también habría ido a ver detenidos a la unidad 47 de San Isidro, según figura en los libros.



Los datos de la jueza y los verdaderos








La rancia derecha que jamás defendió los derechos de las mujeres sino que históricamente generó formas de encubrir abusadores, usó consignas feministas estos días para llamar al cacerolazo infundiendo el temor a violadores sueltos. Esa utilización, apareció también en boca de la jueza Márquez que, como se dijo anteriormente, salió a decir por radio Mitre que desde el comienzo de la cuarentena habían sido liberados 176 violadores. Además, señalaba la liberación, desde las medidas de aislamiento, de “1076 personas con delitos contra la propiedad, 276 con delitos contra las personas”. Invocaba datos de Casación bonaerense, que según ese tribunal no son tales.






Según la estadística del SPB, entre el 17 de marzo y 17 de abril del año pasado fueron liberados 44 acusados de delitos contra la integridad sexual; mientras que en el mismo período este año fueron menos, 38. Las domiciliarias vinculadas a estos delitos EN la pandemia son algo más de 30. Son muchas y seguramente cuestionables si se tienen en cuenta los riesgos para las víctimas que, según las recomendaciones, deben tener en cuenta jueces y juezas, pero no es una tendencia nueva en un sistema con sello patriarcal.


La comparación del mismo período para liberados por homicidios es notoria: 103 el año pasado y 42 este año. Los delitos por los que más domiciliarias se dieron por la Covid-19 son los de narcomenudeo y delitos contra la propiedad (robos): cerca del 69 por ciento del total, según estiman en el Ministerio de Justicia bonaerense. Entre los delitos por los que menos morigeraciones se otorgan están los homicidios. La sorpresa es que quien concedió una domiciliaria a un homicida en tratamiento por tuberculosis condenado a 11 años y 11 meses de cárcel que recién vence en octubre de 2024 fue la jueza Márquez, a pesar de la oposición de la fiscal.
( https://www.pagina12.com.ar/263480-coronavirus-y-fake-news-la-jueza-julia-marquez-que-difundio-)

Si el lawfare es la utilización de los sistemas legales como herramienta de guerra y persecución de ideólogos opositores al régimen neoliberal y a la doctrina de la seguridad Nacional emanada de la Casa Blanca y sus departamentos de Estado, peronajes como La jueza de Ejecución de Quilmes, Julia Márquez, son sus “guerrilleros” en primera linea, los ideólogos obviamente, siempre trabajan en la retaguardia.


Las instituciones y la democracia en peligro



La vicepresidenta Cristina Kirchner calificó de “gravísima e inédita” a la denuncia de la jueza de la Cámara Federal de Casación Penal Ana María Figueroa sobre “presiones” durante el gobierno de Mauricio Macri en la causa por el Memorándum con Irán, y cuestionó al fiscal General de la Ciudad de Buenos Aires, Juan Bautista Mahíques, quien fue señalado por la magistrada como parte de esa operatoria extorsiva mientras se desempeñaba como funcionario del Ministerio de Justicia y miembro del Consejo de la Magistratura.


“Les dije que el Poder Judicial era independiente y que no entraran más a mi despacho. A partir de ahí no lo hicieron más personalmente, a través del poder político, pero sí a través de títulos de diarios", expresó la jueza y recordó que el expresidente Mauricio Macri realizó expresiones en su contra.
Al ser consultada por el otorgamiento del derecho de prisiones domiciliarias, Figueroa consideró que hay una gran "ignorancia" por parte de los medios de comunicación en el tratamiento del tema.


 “Nadie haya hecho la secundaria puede no saber que tenemos atribuciones constitucionales divididas por poderes y que las excarcelaciones son responsabilidad del poder judicial y no del Ejecutivo", remarcó. "No se puede decir que el Ejecutivo suelta presos. Ahora los jueces trabajan con independencia” completó.


Recordó que los jueces trabajaron entre "15 y 18 horas diarias". Indicó que "todas las personas privadas de su libertad ven la posibilidad de que les den la domiciliaria y la piden", aunque "en la mayoría de los casos, los pedidos son denegados".


La jueza de la Cámara Federal de Casación Penal Ana María Figueroa denunció las presiones que sufrió desde 2015 por parte de la gestión de Cambiemos. "En el gobierno anterior un funcionario que estaba por debajo del exministro de Justicia Germán Garavano entró a mi despacho para presionarme por la causa sobre el memorándum con Irán", comentó Figueroa en diálogo con AM750.


Figueroa también contó que se tomaron medidas para las mujeres embarazadas o con niños menores de cinco años. "Allí entran en juego los derechos del niño y se hizo un tratamiento especial", dijo la jueza. "En situación de hacinamiento y Covid-19, hay que atender especialmente la vulnerabilidad de las mujeres con hijos. Son tratados internacionales, firmados por el Estado y no se pueden incumplir", concluyó.


“Acabo de escuchar en @AM750 a la jueza Ana María Figueroa de la Cámara Federal de Casación Penal, contando cómo fue presionada por Juan Bautista Mahíques, exconsejero de la Magistratura por el Ejecutivo en el gobierno de Mauricio Macri, en el marco de la causa memorándum de Irán”, expresó CFK a través de su cuenta de Twitter.



En la entrevista con el programa Toma y Daca, la magistrada aseguró que durante la administración de Juntos por el Cambio (por entonces Cambiemos) “un funcionario que estaba por debajo del exministro de Justicia Germán Garavano entró a mi despacho para presionarme por la causa sobre el memorándum con Irán".


La alusión correspondió Mahíques, quien por entonces ocupaba un sillón en el Consejo de la Magistratura como representante del Poder Ejecutivo y estaba al frente del área de Relaciones con el Poder Judicial, de la cartera encabezada por Garavano.



Antes de que terminara el mandato de Mauricio Macri, Mahíques fue propuesto por el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, como Fiscal General porteño. Su pliego tuvo una larga serie de cuestionamientos por “no ofrecer las garantías de independencia necesaria” para ejercer ese cargo, ya que había sido funcionario político del gobierno saliente.


A pesar de ello, el pliego fue aprobado en la legislatura de la Ciudad con la mayoría macrista y el 30 de octubre de ese año Mahíques se convirtió en el jefe de los fiscales de la ciudad.


“Qué pensamientos atravesarán la cabeza de Horacio Rodríguez Larreta enterándose que Juan Bautista Mahíques, a quien propuso y designó como Fiscal General del Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires, aprieta a jueces y juezas para obtener fallos a la carta?”, cuestionó Cristina Kirchner en la serie de tuits publicado tras la denuncia de la jueza Figueroa.


Hacia finales de 2016, luego de que reabriera la causa por la denuncia del fallecido Alberto Nisman contra CFK por el Memorándum, el Poder Ejecutivo le dio impulso a tres denuncias que se habían presentado contra Ana María Figueroa en el Consejo de la Magistratura.


Entre julio y noviembre se la acusó de no tramitar 45 causas que estaban pendientes en la Sala I, de pedir su continuidad en la causa AMIA a pesar de haber dejado la Sala II que tenía competencia en ese trámite, y por la compra de mobiliario y remodelación de las instalaciones donde ella se desempeña. Todas fueron tramitadas por el consejero Mahíques, en su carácter de representante del gobierno macrista.


La titular del Senado confesó, además, que al oír la entrevista de la camarista “la primera imagen” que se le cruzó fue “la del rostro demacrado de Héctor Timerman, enfermo y preso en su domicilio” tras ser acusado por “traición a la patria” en la causa por el Memorándum con Irán. La misma en por la que Figueroa recibió “presiones”.


Cristina Kirchner también aludió a su larga denuncia sobre la protección mediática que recibe un sector de la oposición y se preguntó: “¿Veremos mañana, en las principales tapas del domingo, esta gravísima e inédita denuncia? ¿Vos decís que son muchos interrogantes? Bueno… confieso que la cuarentena me ha puesto un poco existencial… Igualmente, apuesto mil a uno a que no”.
(https://www.pagina12.com.ar/)



Obviamente que sin justicia independiente de los otros poderes del Estado o de otros intereses que no fueren hacer cumplir  la Constitución nacional, las leyes de la Nación y los tratados Internacionales que el Estado nacional suscriba  en acuerdos parlamentarios con representación de las distintas ideas políticas que lo conforman, no hay posibilidad alguna de demos <pueblo, ciudadanía > Cracia <autoridad, gobierno>. Pero si el Estado mismo y el servicio de justicia como herramienta, se convierten en espacios de disputa de poder y de intereses económicos, empresarios, ideológicos y de interés de las elites nacionales y extranjeras para someter al resto a esos intereses, la posibilidad de una democracia genuina se desvanece en el aire.

La pandemia no hace mas que tensar estos limites para que podamos verlos.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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