Domingo
10 de mayo de 2020
II
Los
enemigos de todes y las tensiones en el frente popular
En
las primeras semanas de la cuarentena, cuando el temor a contagios y
a muertes masivas por el coronavirus dominaba el espacio público,
hubo un clima de tenue convivencia política con los poderes
fácticos.
Con la pandemia hubo una
tregua inicial sobre la disputa estructural que existe acerca del
rumbo de la sociedad argentina, vulgarizada con la palabra "grieta".
En
esa breve pausa, con la comunión de aplausos en los balcones a las
21 horas, las palabras solidaridad, unión y colaboración se
repetían en medios de comunicación. Había una sociedad de
intereses con el objetivo de cuidarse para cuidarnos entre todos.
¿Qué
sucedió a los pocos días para que se alterara esa alianza social?
¿Por qué se volvió a agitar "la grieta"? ¿Por qué
medios, analistas y políticos conservadores volvieron a intervenir
en el espacio público con una elevada carga de violencia simbólica?
En
esta instancia es necesario precisar los motivos que explican ese
comportamiento y el regreso a las fuentes por parte del poder
económico concentrado. Los tres acontecimientos que reanudaron la
confrontación con el gobierno de Alberto Fernández fueron los
siguientes:
1.
El decreto de prohibición de despidos.
2.
La propuesta del bloque mayoritario de la alianza de gobierno de
reclamar un aporte extraordinario a las personas muy ricas.
3.
La oferta de canje de deuda en default virtual.
Cada
una de esas medidas afecta privilegios de grupos económicos y de las
familias con más fortunas del país. El éxito relativo de Alberto
Fernández en el frente sanitario, con datos comparativos que
muestran la oportuna y efectiva decisión de una cuarentena
prematura, les brinda a grupos conservadores, paradójicamente,
margen para presionar al gobierno.
Si
los números de contagios y muertes fuesen como los de Brasil, los
últimos comunicados de AEA e IDEA, agrupaciones que reúnen al
establishment local, habrían quedado descolocados.
Los
respectivos contenidos serían ofensivos hacia una sociedad
sufriente, pero como la cuarentena argentina permitió administrar en
forma eficiente las consecuencias de la pandemia, esas proclamas a
favor de acelerar la flexibilización del aislamiento y de la
posición de los acreedores quedan como parte del paisaje
tradicional.
Alberto
Fernández, al inauguran la cuarta fase de la cuarentena, les
contestó: "No me van a torcer el brazo".
Dos comunicados
La
Asociación Empresaria Argentina reúne a los titulares de las
empresas más grandes del país. Los dos comunicados emitidos, el
primero el 21 de marzo pasado y el segundo el miércoles último,
exponen sin intermediarios ese cambio de posición en ese lapso de la
cuarentena.
El
inicial fue titulado "Unión y responsabilidad ante el desafío
del momento". Promovía que era "imprescindible la unidad
de los argentinos y el pleno acatamiento de las disposiciones y
normas sanitarias emitidas por las autoridades".
Saludaba
con que "vemos con gran satisfacción que todo el arco político
liderado por el Presidente de la Nación y la participación de las
demás autoridades nacionales, provinciales y municipales, priorice
la búsqueda de consensos, en conjunto con los sindicatos,
empresarios y organizaciones de la sociedad civil, y que para todo
ello, se tenga en cuenta la opinión de expertos reconocidos".
Para
terminar con un reconocimiento a "todos los ciudadanos que desde
el campo de la salud están hoy al frente de la lucha contra la
pandemia".
Un
mes y medio después, la proclama de AEA pasó a tener otro tono. La
unión contra el coronavirus dejó de ser lo cuestión principal para
pasar a enfatizar el mensaje que desde hace varias semanas las
corporaciones transmiten a través de la mayoría de los medios de
comunicación: acelerar la flexibilización de la cuarentena. Ya no
importa tener en cuenta la opinión de expertos reconocidos.
El
último comunicado está encabezado con el lema "Recuperación
económica: el rol clave de las empresas". Como si ya no
existiera la pandemia reclama una vuelta "ordenada al trabajo y
la producción" manteniendo medidas de protección.
El
texto señala que es "imprescindible apoyar la red de empresas
pequeñas, medianas y grandes, generadoras las de la producción, el
empleo y exportaciones desde la Argentina. Para que las empresas
puedan cumplir plenamente su papel decisivo en el proceso de
recuperación económica". No menciona el inmenso programa de
emergencia de asistencia a empresas y trabajadores desplegado por la
administración Fernández.
Para
agregar que "es fundamental evitar la ruptura en la cadena de
pagos interna, así como la cesación de pagos externa o default".
La incorporación de esta última exigencia ignora la herencia
macrista del default virtual y que la oferta argentina es sustentable
precisamente para conseguir la recuperación económica.
El
reclamo de los popes de AEA va en dirección opuesta al inmenso apoyo
externo e interno que recibió la oferta argentina. No valora la
propuesta del gobierno de Alberto Fernández ni demanda a los
acreedores que la acepten.
Semejante
posicionamiento en contra de la oferta argentina se explica en que
esos empresarios a título personal y sus compañías son también
acreedores porque tienen los bonos que compraron con entusiasmo al
gobierno de Macri.
Jockey Club
En
la mañana de este sábado le realicé una entrevista a Alberto
Fernández, en mi programa de radio Cheque en blanco, en Futurock , y
lo consulté acerca de esos comunicados de AEA e IDEA, y la
resistencia de esos empresarios para apoyar la posición argentina
ante los acreedores.
Su
respuesta fue la siguiente:
-
"Lo veo como una cuestión psicológica de nuestros empresarios.
¿Sabés qué siento yo? Siento que es como la desesperación de
pagar la cuota del Jockey Club ante el temor de que nos suspendan
como socios en el Jockey. La verdad es que para qué quiero estar en
el Jockey si no puedo pagar la cuota. Y ellos actúan así. 'No, no,
pagá la cuota del Jockey porque ¿cómo vamos a explicar que
nosotros ya no somos socios del Jockey?'. No somos socios del Jockey
porque no podemos pagar la cuota. Es tan simple como eso. Me parece
que su lógica es esa. Funcionan así. A mí me asombran. Hace unos
días tuve una charla con Jeffrey Sachs (economista estadounidense).
Y me decía 'no te preocupes por caer en default porque el mundo está
default'. Y yo le decía que yo no quería caer en default.
Efectivamente nadie quiere caer en default. Tanto no queremos caer en
default que hacemos una oferta para no caer en default. Es una oferta
que si la miras objetivamente los acreedores no pierden. Solamente
ganan menos. Ganan menos en un mundo que se ha dado vuelta, pero
ganan. ¿Y cuánto menos ganan? Bueno, podés medirlo de dos modos:
el capital prácticamente queda intacto, porque solamente se afecta
un 5 por ciento de ese capital.
Hay una quita del 5 por ciento. En
los intereses, uno dice 'ahí la quita es sustantiva' porque la tasa
promedio de esos intereses da 7 puntos y pico, y lo estamos bajando a
un promedio de 2 puntos. Entonces dicen 'pierdo 5 puntos de
intereses'. Sí, es cierto. Perdés 5 puntos de intereses, pero te
pago 2 en un mundo que paga cero. En verdad lo que estamos haciendo
es que ganen menos, no que pierdan. Y ahí está la parte penosa del
empresariado argentino. Porque lo que te dicen es 'no, pagales a
cualquier precio, pero no me dejes afuera del Jockey'. Y vos le decís
'es que si yo le pago a cualquier precio no vamos a comer nosotros'.
Y no vas a tener la pilcha para entrar al Jockey. Todo esto es un
problema, también, de cultura. De una perversa cultura del
empresariado argentino. De parte del empresariado argentino, porque
tampoco me gusta mezclar. Porque hay empresarios argentinos que
realmente se han puesto al lado nuestro y se han puesto a ayudar y
están colaborando. Y no me gusta generalizar. Pero cuando yo leo
esas cosas... la verdad... es esa dependencia intelectual que tienen
con los centros del poder".
Periodismo de guerra
La
pandemia no suspendió la disputa política y económica. La dejó
más en evidencia. Este tipo de crisis exacerba los sentimientos y
las conductas humanas. Y por supuesto, también exaspera y enfurece
la disputa política y económica.
Esos
tres acontecimientos arriba mencionados alteraron el vínculo tenso
que había pero que no era de guerra abierta como el que existe hoy
entre grandes medios de comunicación (Clarín y La Nación) junto a
algunos grupos económicos contra el gobierno de Alberto Fernández.
Otra vez el periodismo de guerra.
Había
una pelea estructural que era la presencia de CFK en la fórmula
presidencial y en el aporte del kirchnerismo a la alianza de
gobierno. Es una participación que las fuerzas conservadoras no
pueden tolerar y, por ese motivo, se dedican con obsesión patológica
a confrontar con ella y con cualquiera que apenas se acerque a la
demonizada letra K.
Esta
es la tensión de base de la sociedad política argentina
contemporánea, muy bien alimentada por medios de comunicación y
analistas muy tóxicos que saben bien como fomentar el odio y la
bronca social porque tienen además a su servicio potentes canales de
difusión.
Los
tres actos de gobierno (empleo, impuesto y canje de deuda) que
alteraron a las corporaciones se vinculan con iniciativas que rozan
sus privilegios. Para defenderlos no les importa el riesgo sanitario
de la mayoría de la población.
Empleo
El
Grupo Techint, de la familia Rocca, la más poderosa y de mayor
fortuna de Argentina, desafió al gobierno al despedir 1450
trabajadores cuando se había dispuesto la prohibición de despidos.
Alberto
Fernández reaccionó, por televisión cuando anunció la segunda
fase de la cuarentena, y sin mencionarlos en particular dijo que eran
unos "miserables". Le recomendó que en estos meses "pueden
ganar un poco menos".
Techint
lidera la campaña de la flexibilización de la cuarentena, del mismo
modo que lo hizo en el norte de Italia, con un desastre sanitario y
humanitario impactante.
En
la región de Lombardía, donde Tenaris es una de las principales
empresas, la firma de los Rocca junto a otros conglomerados reunidos
en la cámara empresaria Confindustria Bérgamo (agrupa 1200 firmas),
repudiaba la posibilidad de la cuarentena con la campaña en redes
#YesWeWork y el eslogan "Bergamo non si ferma/Bergamo is
running" (Bérgamo no se detiene).
Fue
la zona de Italia más devastada por la Covid-19 debido a que
continuó la actividad como si nada sucediera. No se declaró zona
roja por presión de los empresarios y se convirtió en el área con
más muertes e infectados por coronavirus por habitante de Italia.
La
lógica corporativa es que los contagios y las muertes de
trabajadores y sus familiares no deben interrumpir la producción y
la generación de ganancias.
A
partir de ese conflicto con Techint apareció en el debate público
local el falso dilema Salud o Economía cuando, en realidad, es Salud
y Economía, que es la estrategia oficial .
La
reacción rápida del gobierno prohibiendo los despidos, medida que
repudian las corporaciones con Techint a la cabeza, se adelantó a
síntomas de debilidad del mercado laboral que empezaron a
registrarse en marzo.
Despidos
La
Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo que se
difundieron anteayer revela que en ese mes el empleo formal se
contrajo en la misma medida que en igual mes de 2009, año en el cual
la crisis financiera internacional impactó fuertemente sobre las
economías y los mercados laborales a nivel global.
El
análisis de esos datos por parte de Capacitación y Estudio sobre
Trabajo y Desarrollo (CETyD-IDAES-Universidad Nacional de San Martín)
muestra que en marzo se interrumpe la incipiente reversión de la
crisis laboral que tuvo lugar desde 2018.
Después
de 22 meses de pérdida ininterrumpida de puestos de trabajo (entre
abril de 2018 y enero de 2020), durante febrero pasado la cantidad de
asalariados registrados en la actividad privada había mostrado una
leve expansión: se contabilizaron más de 10 mil nuevos asalariados.
El
reporte indica que la caída del empleo en marzo no estuvo ocasionada
por un aumento en los despidos de personal. El principal determinante
de la contracción del mercado laboral fue la reducción en las
contrataciones de trabajadores para cubrir la importante cantidad de
puestos vacantes que todos los meses se producen por renuncias,
jubilaciones, finalización de contrato.
Para
evitar que la crisis por el coronavirus acelerara esa dinámica, el
gobierno, en el último día de marzo, decretó la prohibición
despidos, que abarcó a los sin justa causa, por falta o disminución
de trabajo o por fuerza mayor.
No
era lo que esperaban las corporaciones. Y apareció el primer ruido
de esa convivencia forzosa.
Fortunas
La
propuesta de un ala política de la alianza Frente de Todos -el
kirchnerismo-, que tuvo aval público de Alberto Fernández, de un
impuesto a los ultrarricos de Argentina, abarcaría de 11 mil a 12
mil personas.
¿Quiénes
están alcanzados con ese impuesto, de alícuota del 1 por ciento de
la base imponible, y por única vez? Además de los Rocca, los dueños
de los grandes medios de comunicación. No importa que sea un
impuesto que se esté debatiendo en varios países de Europa y en
América latina. Es un proyecto que toca un poquitito, pero toca al
fin, los inmensos patrimonios de los ultrarricos en Argentina. Y si
además fue promovido por el kirchnerismo, el combo es perfecto para
reiniciar la beligerencia contra el gobierno.
La
iniciativa no es una extravagancia del gobierno de Fernández. Es un
debate que recorre el mundo porque el coronavirus dejó aún más en
descubierto la inequidad dominante.
El
diario conservador Financial Times admitió la necesidad de que los
gobiernos lleven adelante reformas radicales y adopten un rol activo
en la economía. Advirtió que la redistribución volverá a estar en
la agenda y los impuestos sobre la renta y la riqueza tendrán que
estar presentes.
Hasta
el FMI, en un informe publicado el pasado 6 de abril por su
Departamento de Asuntos Fiscales, recomendó la adopción de medidas
fiscales que involucren el aumento de las alícuotas para los tramos
más altos de los impuestos a las ganancias y a los bienes
personales.
Cacerolas
Deuda,
despidos e impuestos son los tres frentes que explican la hostilidad
de sectores del establishment.
La
oposición no fue directa a la orientación del gobierno en cada uno
de esas cuestiones. Fue por vía indirecta generando falsos
conflictos, tergiversando hechos y alimentando una campaña
antipolítica.
Una
semana avanzaron con la probable presencia de médicos cubanos en la
provincia de Buenos Aires; en otra apuntaron a la cuestión de la
liberación de presos para alimentar el odio, los prejuicios y la
violencia simbólica; en otra semana arremetieron con los sueldos de
los políticos; y en otra sectores de la banca alimentaron una
corrida cambiaria.
El
objetivo de la creación de esos conflictos en el espacio público es
genera condiciones de malestar social para preservar privilegios de
un orden neoliberal que está siendo cuestionado a nivel global.
En
una sociedad muy sensible por la continuidad de la cuarentana, con un
porcentaje importante que mantiene históricas posiciones
conservadoras, el fomento del enfrentamiento social y político por
parte de corporaciones es un sendero inquietante, impulsado por un
dispositivo tóxico y perverso que distribuye un virus
desestabilizador de la convivencia en la diversidad.
La
realidad tiene un epicentro concreto en los medios de comunicación
masiva que en estos dias ocupa una centralidad aún mayor que la
habitual en tanto vehículo de irradiación de toda información y
decisión oficial o particular respecto al confinamiento propuesto
por el gobierno para evitar el colapso del sistema de salud y
provocar que los contagios se vayan produciendo de manera gradual y
menos mortal. El éxito comparando situaciones respecto a quienes han
optado por otras políticas de Estado y otras medidas respecto al
brote pandémico global iniciado en Wuhan, provincia
de Hubei, en china Central.
El
poder mediático se encuentra confrontado a sus propias
contradicciones pero al mismo tiempo, atento a sus propios intereses,
las maneja a favor de los sectores mas concentrados de la economía
Nacional y sus dependencias transnacionales, alimentando las
características de la sociedad argentina respecto a la construcción
de sus mentalidades de clase y de sus subjetividades.
Las
contradicciones se dan ostensiblemente en los lineamientos respecto a
la cuestión de, hasta dónde tensar las resistencias del gobierno de
Alberto Fernandez se puede convertir en un Boomerang si la cuarentena
laxada que se propones para “salvar la economía”, produce un
brote mas mortal de la pandemía, pero también frente a los temas
que les expone en la defensa del interés general o del interés de
la elite que concentra las mayores riquezas en el país, frente a la
iniciativa que propone un impuesto extraordinario a ese sector y a
las negociaciones con los sectores transnacionales que siguen
presionando por el tema de los Bonos de Deuda, que quieren renegociar
con mayor ganancia a su favor.
Pero
precisamente en ese escenario, surgen las tensiones que en al
interior del mismo campo popular se dan por cuestiones “ideológicas”
pero también por cierto espejo que reproduce la misma tensión que
en los medios corporativos, la posibilidad cierta, pero el mismo
temor a que resulte efecto Bumerang, posicionarse mejor y obtener mas
recursos del Estado frente a esas corporaciones que ostentan
posiciones dominantes en el espectro de consumo de medios de
comunicación, producción de contenidos e información.
Allí
las tensiones se manifiestan en términos de lo que se considera como
“inoportuno” el debate por avanzar nuevamente en alguna ley de
medios que iguale las posibilidades respecto de medios alternativos
con aquello que ostentan posiciones dominantes, con aquellos que
vislumbran la oportunidad para avanzar y lograr lo que no se pudo, en
tiempos post- Cristina que es sostener la ley de medios de servicios
audiovisuales sancionada en 2009.
Si
bien es cierto que no se puede abrir todos los frentes de conflcito
al mismo tiempo, no es menos cierto que el tema de los medios de
comunicación masiva y de producción de contenidos no es un tema
menor … mucho mas cuándo es la pandemia y no la política, la que
pone a flor de piel los verdaderos intereses que pugnan … salud o
economía.
Si
ambos conceptos los referimos en sentido amplio, la salud involucra
aspectos económicos como el concepto económico neoliberal ha
desarrollado subjetividades y constructos simbólicos que le dan
cierta legitimidad en sectores propensos a consumir pensamientos y
utilizar poco su propia razón para comprender de que se trata, y que
afectan directamente la salud de los cuerpos individuales y del
cuerpo social en su conjunto, que tanta interesante y valiosa
reflexión hemos aportado en estos días respecto a la biopolítica y
los peligros insertos en las represiones sistémícas y el cambio de
época que sin duda se esta dando, pero cuyos futuros posibles no son
demasiado pensados por la mayoría, siendo como casi siempre, objeto
de diseños de pocos.
No
deja de resultar interesante el debate que se da en casa …
“
En
las horas recientes, mientras se desplazan ante la vista
informaciones variadas sobre el coronavirus, así como las
consideraciones presidenciales acerca de la importancia de sostener
la cuarentena, pueden hallarse numerosas y ya profundas descripciones
sobre la ofensiva de los medios monopólicos. Su objetivo es mover a
la opinión pública en contra del gobierno, garantizar que no exista
carga impositiva sobre empresas hermanas o asociadas e implosionar la
administración en una contienda massismo – kirchnerismo que deje
sin base de sustentación política, aunque conserve la social, a
Alberto Fernández.
A
la potente difusión de nuestros textos Caras
Lindas
y El
sentido de su presencia,
se sumaron duros y fundados conceptos en Nac
& Pop,
Pájaro
Rojo, Página 12, El Cohete a la Luna, El Destape, Infonews, Primero
la Patria,
entre otros. Cierto que varían en tono y estilo, pero se orientan
decididamente a sostener una hipótesis demasiado evidente como la
planteada en el párrafo anterior. Y cuando una zona de la mente cree
descubrir que al menos el mundo comunicacional que no está bajo la
égida del poder concentrado se ha dado cuenta de la situación, otro
espacio indaga: ¿o será que está naturalizado y ha pasado a ser un
factor lógico y previsible de la vida nacional?
A ver si nos entendemos.
Se están cometiendo tremendos delitos contra la opinión pública y
el gobierno nacional en plena emergencia sanitaria. Los analizamos,
los diseccionamos, los denunciamos … y nada sucede. Se dice que
estamos en guerra pero nada sucede. Que lo que está en juego es la
vida de la población, pero nada sucede. En los contenidos
periodísticos citados –el presidente conoce al menos el 80 por
ciento de esos medios alternos- se indica con precisión la falsedad
extrema de los anuncios monopólicos sobre liberación de presos,
avance del comunismo, luchas personales de funcionarios, asignación
de recursos; y nada sucede.
En todo caso, lo que
sucede es: se sostienen las grandes pautas publicitarias estatales,
se ayuda al pago de sueldos en esas empresas y se atienden con
celeridad sus pedidos de entrevista. Sólo el último punto posee, al
menos, un sentido: responder con firmeza –como sí ha hecho el jefe
de Estado- a las preguntas corrosivas. Pero ni siquiera ha surgido
una consideración en beneficio de la verdad desde alguna entidad
oficial ni mucho menos una sanción concreta destinada a fumigar el
virus de la división social que intenta contagiar el empresariado
del sector, tan ligado a otros intereses rentísticos. Tampoco se ha
instruido a los medios públicos para que afinen la puntería con un
análisis a fondo para brindar volumen al accionar gubernamental. Y
por supuesto, no se ofrecen mejoras para los medios nacional
populares gestados por el mismo pueblo.
Hemos dicho que se ha
naturalizado esta situación. Efectivamente: las respuestas a los
planteos señalados que surgen desde las mismas zonas cercanas al
gobierno son del tipo “bueno, siempre fue así, así son estos
medios” y “qué le vas a hacer, así están las cosas, no hay con
qué darle”. Cono del silencio: lo más preocupante es que manan
réplicas semejantes cuando se aborda la necesidad de un control de
precios eficaz sobre empresas monopólicas de otros rubros. Nuestra
gente tiene la experiencia suficiente como para descreer de los
diarios, los canales, las radios y las webs. Eso ha permitido que la
imagen positiva de Alberto Fernández persista y que las balas apenas
la rocen. Bien por nuestra gente, claro.
Pero: sin una acción
desmonopolizadora en las distintas áreas de la economía argentina,
incluida la comunicación, no habrá avances, sino resistencia. El
problema de la resistencia cuando se es gobierno, radica en que los
roles, están equivocados.
(
http://laseñalmedios.com.ar/2020/05/07/roles-la-fuerza-mayoritaria-en-actitud-de-resistencia-pasiva/
)
“La estrategia de fake news es un ejercicio de poder”
La
investigadora Natalia Aruguete -junto a Ernesto Calvo- acaba de
publicar “Fake news, trolls y otros encantos”, un libro en el que
desmenuza el funcionamiento, para bien y para mal, de las redes
sociales. La balcanización de las narrativas y la falsa utopía de
la democratización de la comunicación. Cómo circuló la
información en los casos de Santiago Maldonado, el debate por la
legalización del aborto y en la pandemia. ¿Por qué odiamos a las
redes pero no podemos abandonarlas?
“Si
pudiéramos retrotraernos al origen de las redes sociales, ese
momento en el cual por primera vez dos usuarios compartieron la foto
de un gato dormido en el regazo de un perro, nos resultaría difícil
imaginar el mundo político-mediático que habitamos hoy”, afirman
Ernesto Calvo y Natalia Aruguete al comienzo de Fake news, trolls y
otros encantos. Cómo funcionan (para bien y para mal) las redes
sociales (Siglo XXI Editores). En la era de la hegemonía
digital, donde las redes sociales se han convertido en el principal
medio de acceso a la información, resulta fundamental entender cómo
funcionan. Para Natalia Aruguete, doctora en Ciencias Sociales e
investigadora del CONICET, las redes sociales están muy lejos de ser
democratizadoras y “nos alejan de aquellos que no piensan como
nosotros”. Advierte que no son lo mismo las fake news que las
noticias falsas y que cualquiera puede ser víctima de violencia
virtual. También, reflexiona acerca de qué tipos de fake news se
propagan en tiempos de aislamiento social obligatorio y considera que
en las redes también hay “resquicios para la resistencia social,
cultural y política”.
El
libro se titula Fake news, trolls y otros encantos, ¿vivimos una
suerte de encantamiento por las redes sociales?
Sí, estamos absorbidos
por nuestro consumo de redes sociales, pero ese encantamiento es
complejo: tenemos situaciones de disfrute y también de mucho
malestar porque son espacios de comunión, encuentro y, al mismo
tiempo, de mucho maltrato y violencia. Por eso, me parece que no es
un encantamiento fácil para nosotros, sino que nos contradice
mucho.
Si
nos contradice y sufrimos, ¿por qué quedamos atrapados en ellas?
Porque nos da placer el
hecho de compartir con otros conocimientos, emociones, espacios de
coincidencias ideológicas. Las redes sociales funcionan de manera
tal que nos llevan a convivir en comunidades muy homogéneas en
términos de los valores y creencias que compartimos. Y como además,
el funcionamiento orgánico de las redes sociales permanentemente nos
devuelve esa coherencia con nuestras cosmovisiones de manera
aumentada, habitamos un lugar placentero. Lo que ocurre es que ese
lugar placentero tiene sus perjuicios que tienen que ver,
fundamentalmente, con la entrega de nuestra intimidad y la
publicitación de nuestros datos personales y, en la mayoría de los
casos, sin saber la magnitud de esa entrega.
¿Estamos
forjando una nueva forma de socialización?
No sé si pensarlo en
términos de una nueva socialización. Es una socialización que
tiene sus singularidades porque vamos armando narrativas y discursos
alrededor de los asuntos de interés públicos. Esas narrativas son
muy homogéneas y nos hacen alejarnos de la diversidad, en el sentido
de que nosotros evitamos las cosmovisiones que son contrapuestas a
las nuestras. En ese punto, podríamos decir que esa socialización
nos hermana más en comunidades de valores y nos aleja más de
aquellos que no piensan como nosotros. Sería una suerte de
balcanización de las narrativas. Eso no depende exclusivamente de
los usuarios, tampoco de los algoritmos de las redes sociales, sino
que puede ir variando en función de qué tipo de activaciones
discursivas, de relaciones e interacciones producen los distintos
temas que se ponen en discusión. Podemos polarizar con otros
alrededor de una campaña electoral o de una situación como el
#Tarifazo en la Argentina, pero también podemos tener una mirada más
consensuada con otros usuarios alrededor de un evento político como
#AbortoLegal. Depende de la convivencia de estas tres dimensiones de
análisis: los usuarios, las redes con sus algoritmos y la activación
que generan distintos temas de interés público.
A
los tradicionales estudios sobre las agendas política, mediática y
pública, ¿habría que agregar una agenda de redes?
Hay
que pensarlo de manera muy distinta. Si pensamos la relación entre
medios de comunicación y públicos en el escenario virtual, no hay
un público homogéneo que responda de manera masiva a un mensaje. Si
a eso se le agrega el dinamismo del escenario virtual donde los
algoritmos distribuyen la información de manera personalizada,
ocurre que la capacidad de instalar agenda de un medio de
comunicación va a ser entre sus iguales y no entre un público
generalizado, masivo, ni homogéneo. Si lo pensamos en términos de
efectos de encuadre, en las redes sociales los encuadres se van
armando local y comunitariamente, en el sentido de que los usuarios
de distintas jerarquías van aportando fragmentos que terminan de
conformar un encuadre. En distintas regiones de la red se arman
distintas interacciones entre usuarios, quienes co-construyen
múltiples encuadres sobre un mismo tema de interés público. Por
ejemplo, en el caso del evento político “Santiago Maldonado”
había dos grandes burbujas porque la interacción en Twitter
se había polarizado profundamente.
Estaba la burbuja más vinculada cognitiva e ideológicamente con el
kirchnerismo, que era contrapuesta a la burbuja identificada con el
macrismo. En esas dos grandes burbujas se armaron definiciones
distintas de lo que fue el evento. Del lado de la burbuja
kirchnerista, la percepción que había era la de una desaparición
forzada donde el Estado era responsable, mientras que del lado
macrista se entendía que lo de Maldonado había sido un
aprovechamiento electoralista del kirchnerismo.
¿Se
podría elaborar un instructivo para desarrollar cierto tipo de red
con impactos específicos?
Sí,
es posible intervenir políticamente en las redes sociales. Para lo
cual hay que hacer diseños, estrategias, etcétera. Pero no está
garantizado el éxito de esos diseños políticos porque las
autoridades en la red (dirigentes políticos, medios tradicionales,
celebrities) proponen determinadas percepciones y agendas, pero el
usuario es el que dispone en qué medida activa y propaga esas
agendas o las evita. Si las ignora, esas agendas caen.
En
el nacimiento de las redes sociales, se pensaba que llegaban para
democratizar la comunicación. Pero, en los casos que analizan
en el libro, como en el #Tarifazo o #Maldonado, se observa que siguen
siendo muy importantes las instituciones mediáticas tradicionales a
la hora de propagar mensajes en redes….
En el libro planteamos
una hipótesis que está muy lejos de pensar a las redes sociales
como democratizadoras. Lo que sí puede ocurrir es que determinados
movimientos o dirigencias promuevan una conversación menos
polarizada y más saludable en términos discursivos. Ahora, nosotros
seguimos teniendo una distribución personalizada en las redes
sociales, muchas veces con un aprovechamiento político o comercial,
y eso hace que de todas formas no tengamos acceso a toda la
información que circula en las redes sociales. Por lo cual, no somos
libres de elegir entre todos los mensajes que circulan porque
simplemente no tenemos acceso a eso. Ahí es donde creo que esa
personalización y la recepción de un “diario de Yrigoyen” donde
las noticias están armadas para mi supuesto placer cognitivo, en
realidad, me impiden encontrarme con una diversidad
informativa. Eso no es democratizador en términos comunicacionales.
¿Estamos
ante la paradoja de vivir interconectados, pero cada uno en su propia
burbuja?
Más que la sensación de
estar interconectados entre todos es la sensación de que estamos
interconectados entre iguales. Es la sensación de que todos somos
mayoría. Eso se da porque al interior de la burbuja se arman
relaciones entre aquellos que piensan igual, lo que deviene en una
cámara de eco que amplifica la percepción que se tiene de la
realidad social. Entonces, hay un placer de sentirse mayoría
pero lo cierto es que nosotros no sabemos qué está pasando en la
burbuja contraria, cuyos mensajes no observamos porque los algoritmos
distribuyen la información de manera tal que no nos encontramos con
la información que está en la otra burbuja. Por lo cual, no podemos
saber qué nos pasaría si nos encontráramos con esos mensajes.
En
el libro postulan que el caso #AbortoLegal se trata de una antirred,
¿por qué?
El caso #AbortoLegal es
una red muy singular que no tiene burbujas opuestas. Hay una burbuja
conformada por una gran comunidad verde, que pertenece a los
colectivos de activistas de género, a la que se le adosa la
comunidad compuesta por los dirigentes políticos y medios de
comunicación. En otras ocasiones estas comunidades suelen estar en
burbujas separadas, por eso decimos que el caso de aborto es una
antirred porque es una red despolarizada. Nuestra hipótesis es que
la política estuvo por encima de las mezquindades partidarias.
En
otro apartado del libro analizan las fake news, ¿cuánto han
contribuido las redes sociales a su desarrollo?
En
realidad, no son las redes sociales per se las
que impulsan las fake news. Sí es cierto que en la interacción
virtual, la propagación de fake news tiene
mayores velocidades que en un escenario analógico. Por otro lado, se
agrega la personalización en la distribución de la información, lo
cual hace que se usen las fake news como
forma de atacar al oponente y mandarlo a silencio. Las dos grandes
motivaciones que están detrás de una estrategia de fake news
son vaciar de contenido el
escenario discursivo o energizar a los propios para reforzar sus
creencias. Es importante aclarar que una estrategia de fake news
no necesariamente es lo mismo que
hablar de noticias falsas porque cuando hablamos de noticias falsas
nos referimos al contenido. Un contenido puede no estar verificado
sin tener que ver con una decisión deliberada o con una estrategia
política detrás.
En
el libro mencionan la idea de un “Triángulo de las Bermudas” que
conecta a los partidos políticos, los medios y los trolls…
Sí, ahí pasan cosas que
pueden convertirse en mecanismos muy oscuros que posibilitan
llevarnos a ser víctimas de violencias virtuales y además
participar de ellas, consolidarlas y propagarlas. Hay un punto ciego
ahí donde se pueden dar convivencias de distinto tipo y algunas
pueden ser muy nocivas.
¿Los
trolls son los operadores políticos del siglo XXI?
Efectivamente,
los trolls están detrás de
una estrategia política de ataque virtual. Pueden tener un fin
último comercial o meramente político, pero lo que hay allí es una
capitalización política de una estrategia de daño. Lo que
interesa no es que la información quede grabada en nuestras
memorias, lo que interesa es atacar.
¿Cuál
es la diferencia entre un troll y un bot?
Un
bot es un robot, una cuenta
automatizada que replica información. En cambio, un troll
tiene a algún sujeto detrás que
está diseñando discursivamente un mensaje. El troll, en la medida
en que se coordine con otras cuentas, puede generar narrativas que
sean coherentes con los usuarios que tiene a su alrededor o diseñar
una narrativa opuesta a un usuario que participe de una comunidad
contraria. Pero, además de la coordinación, es necesario que los
trolls sean autoridades en
la red. Por otro lado, los trolls no
necesariamente son cuentas anónimas, hay dirigentes políticos,
celebrities. El ejemplo más encumbrado es el presidente de Estados
Unidos, que usa su autoridad en la red para atacar al oponente y a la
vez energizar a los propios. Entonces, no importa lo que diga, él va
a tener la razón porque tiene poder para decirlo. La estrategia de
fake news es un ejercicio de
poder.
En
la pandemia que estamos atravesando, ¿el encierro contribuye a
la propagación de fake news?
Sí, pero por otros
motivos. No es que uno tenga predominantemente una estrategia de
desinformación, aunque sí haya algunos casos. Me parece que en su
gran mayoría las motivaciones que nos llevan a la propagación de
noticias falsas es la necesidad de llenar vacíos en la información
que tenemos frente a la incertidumbre y a la angustia que nos genera
no saber qué va a pasar con esta pandemia.
¿Realizaron
algún análisis preliminar sobre cómo está circulando el caso
coronavirus en las redes?
Nosotros
no estamos viendo todavía una fuerte polarización, ni en el
escenario virtual ni en el escenario de la opinión pública.
Entonces, la capitalización política de una estrategia de fake news
no tiene tanto asidero en este
momento, donde todavía está contenida la polarización. Eso no
obsta que pueda incrementarse la polarización pero, en principio, no
se observa mucha disparidad en las opiniones de quienes votaron por
el Frente de Todos y a Juntos Por el Cambio, por lo menos en lo que
hace a las medidas de gobierno y a los sentimientos de riesgo frente
a la pandemia.
En
las conclusiones afirman que el libro está destinado a convertirse
en una suerte de manual de alfabetización digital para los
ciudadanos del siglo XXI. ¿Cómo podríamos despolarizarnos, burlar
a los algoritmos?
No podemos burlar a los
algoritmos pero sí podemos conocer quiénes somos dentro del gran
mapa de redes sociales. Solos somos nadie, unidos somos colectivos
con capacidad de resistencia y de forjar miradas alternativas de la
realidad social. Todas estas cuestiones son posibles en un escenario
súper condicionante pero donde también hay resquicios para la
resistencia social, cultural y política. En ese punto, el libro no
solamente es un trabajo académico, sino que además se propone como
una herramienta política de conocimiento para poder generar
resistencias políticas en el diálogo en redes sociales.
Medios cooperativos y autogestionados piden apoyo del estado.
Medios
cooperativos, recuperados y comunitarios de varios puntos del país
advirtieron que están en emergencia y con dificultades graves,
incluso desde antes de la pandemia por el coronavirus, por lo que
demandan medidas de apoyo inmediatas, así como el Gobierno nacional
las dispuso para los grandes conglomerados de la comunicación y para
empresas pequeñas y medianas.
A
través de un comunicado expresan que quedaron afuera de las medidas
económicas de emergencia implementadas por el gobierno en la
situación de aislamiento social, preventivo y obligatorio debido al
COVID-19.
No
obstante, destacan “la
premisa de no dejar caer a ninguna empresa ni a ningún trabajador”
del
Estado argentino y valoran los esfuerzos del “Ministerio
de Producción para garantizar el empleo de los trabajadores y las
trabajadoras en relación de dependencia, monotributistas y
autónomos.”
También
aseguran ser conscientes del rol y la responsabilidad que tienen “en
el derecho a la información, la pluralidad y la diversidad”,
máxime teniendo en cuenta que el periodismo fue una de las
“actividades
exceptuadas” desde el comienzo del aislamiento.
El
comunicado resalta que los medios cooperativos sostienen una cantidad
importante de puestos de trabajo y que el sector al que pertenecen ya
estaba en emergencia con anterioridad a la pandemia.
Por
lo tanto, consideran que la situación amerita que de una manera
urgente, al igual que sucediera con el sector empresario tradicional
y las PyMes, sean
“considerados con los mismos beneficios, alivios y medidas que
abarcan a las demás empresas, trabajadores y trabajadoras de la
Argentina”.
El
pedido está abierto para que lo firmen todos los medios cooperativos
que quieran, hasta ahora suscribieron:
Tiempo
Argentino (CABA) – El Ciudadano (Rosario) – Revista Cítrica
(CABA) – LaVaca (CABA) – El Diario de la Región (Chaco) – La
Portada (Esquel) – La Nueva Mañana (Córdoba) – Infonews (CABA)
– Pulso Noticias (La Plata) – Revista Barcelona (CABA)
– Cooperativa de Trabajo para la Comunicación Social (FM En
Tránsito, Guarnin y Platea Oeste) y AReCIA.
El
comunicado puede ser leído en este link: https://cutt.ly/1ypRJqn
Es
claro que la prioridad hoy es que la pandemia produzca la menor
cantidad de víctimas posibles, que la economía se recienta lo menos
posible y que la renegociación de la deuda permita los margenes
necesarios para una recuperación lo menos traumática y mas
equilibrada posible pasada o laxada el aislamiento preventivo. Se
trata entonces de la forma en que se pondera el impacto de la guerra
mediática en las estrategias desplegadas por el gobierno para
sostener tales prioridades no solo en los discursos sino en las
decisiones oficiales de gobierno, y de la oportunidad de dar allí la
batalla.
Es
claro que el Estado Argentino y su gobierno, no tienen la fortaleza
que antaño tenía el gobierno de Cristina. Pero aquella fortaleza
desencadeno la guerra que les permitió vencer en el plano mediático,
no a costa de un crecimiento exponencial de la conciencia ciudadana
respecto al verdadero interés y poder que ostentan los medios
concentrados, pero
al mismo tiempo nuevamente objetos de una realidad que da por bruces
todo intento de ficción al que acudieron para encubrir en el
gobierno que le sucedió, sus verdaderos intereses corporativos y de
negocio. Esto hace que aunque el gobierno se encuentre debilitado,
ellos también se encuentran en una posición bastante mas débil que
aquella que supieron obtener en 2015 jugando para la candidatura de
Macri, y que hoy pagan las consecuencias de aquella alianza.
En
este sentido, mas que una decisión de fuerza o poder, el asunto pasa
mas por una decisión de cuánto creemos que ocupa en importancia, el
rol de los medios de comunicación en situaciones de crisis inéditas
como estas, dónde nos encuentra a todos, aprendiendo sobre la
marcha, improvisando en un escenario de extrema debilidad de todos
los actores…
Daniel
Roberto Távora Mac Cormack
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