...Ni el tiro del final ...



Otras 106 personas murieron y 4.003 fueron reportadas con coronavirus en las últimas 24 horas en la Argentina, con lo que suman 50.432 los fallecidos registrados oficialmente a nivel nacional y 2.033.060 los contagiados desde el inicio de la pandemia, informó hoy el Ministerio de Salud.

La cartera sanitaria indicó que son 3.581 los internados en unidades de terapia intensiva, con un porcentaje de ocupación de camas de adultos de 54,2% en el país y del 59% en la Área Metropolitana Buenos Aires. Un 48,08% (1.925 personas) de los infectados de hoy (4.003) corresponden a la Ciudad y a la provincia de Buenos Aires. De los 2.033.060 contagiados, el 90,41% (1.838.291) recibió el alta y 144.337 son casos confirmados activos.

En esta jornada los fallecidos fueron 70 hombres y 35 mujeres, mientras que una (1) persona, residente de la provincia de Salta, fue registrada sin dato de sexo. El reporte consignó que murieron 24 hombres en la provincia de Buenos Aires; 7 en la Ciudad de Buenos Aires; 2 en Chaco; 3 en Córdoba; 4 en Formosa; 1 en Jujuy; 2 en La Pampa; 1 en La Rioja; 1 en Misiones; 12 en Neuquén; 3 en Salta; 1 en San Luis; 1 en Santa Cruz; 4 en Santa Fe; y 4 en Tucumán. También fallecieron 15 mujeres en Buenos Aires; 2 en la Ciudad de Buenos Aires; 2 en Córdoba; 3 en Formosa; 1 en Jujuy; 3 en Neuquén; 3 en Río Negro; 1 en Salta; 2 en Santa Cruz; 1 en Santa Fe y 2 en Tucumán.

Hoy se registraron en la provincia de Buenos Aires 1.486 casos; en la Ciudad de Buenos Aires, 439; en Catamarca, 4; en Chaco, 71; en Chubut, 41; en Corrientes, 486; en Córdoba, 303; en Entre Ríos, 103; en Formosa, 4; en Jujuy, 29; en La Pampa, 53; en La Rioja, 20; en Mendoza, 46; en Misiones, 115; en Neuquén, 112; en Río Negro, 113; en Salta, 46; en San Juan, 44; en San Luis, 138; en Santa Cruz, 52; en Santa Fe, 180; en Santiago del Estero, 29; Tierra del Fuego, 22 y en Tucumán 67.

El Ministerio indicó que se realizaron en las últimas 24 horas 36.282 testeos y desde el inicio del brote contabilizan 6.901.792 pruebas diagnósticas para esta enfermedad, lo que equivale a 152.566 muestras por millón de habitantes.

(https://www.tiempoar.com.ar/nota/otros-106-muertos-y-4003-nuevos-casos-de-coronavirus-en-la-argentina)

Toda gran metrópolis es ella misma una obra de arte. Tal vez el lugar donde el arte se vuelve más descarnado y abismal. A la ciudad moderna es necesario darle forma, sentido, hacerla propia. De lo contrario, se torna pesadillesca. Peter Fritzsche afirma que, lejos de suponer que determinadas estéticas favorecen el orden o la anarquía, la ciudad es "frustrante para el dictador y también para el ropavejero". Velocidad, movimiento constante, aceleración, cambios, la ciudad moderna es siempre una experiencia estética.

CABA no es la excepción: la gran capital, la que sostiene tanto a sus habitantes permanentes y temporarios como a los millones que acuden a ella cada año. Por turismo, sí, pero también por educación, salud, trabajo, cultura, que no poseen o no pueden acceder en sus lugares de origen. CABA recibe a argentinos del interior, del conurbano, y a habitantes de países limítrofes. CABA, como toda gran capital, es la consignataria tanto material como espiritual de la Argentina. Y esto no es caprichoso ni fraudulento: es el funcionamiento mundial de toda gran ciudad. Que oficia de interlocutora con las grandes metrópolis del resto del mundo.

La hipertrofia es el mal y a la vez la necesidad. Pero las grandes ciudades no crecen necesariamente a expensas de las otras. Al constituirse como capital simbólico y material de un país, es en ella donde se afincan, precisamente, los grandes capitales, simbólicos y materiales. Ver sino Nueva York, París, Londres, Barcelona. Intentar cambiar este orden es lisa y llanamente una estafa disfrazada de progresismo: lo único que se conseguirá con empobrecer a una gran metrópolis es, precisamente, el empobrecimiento de todo el resto del país. No solo porque se dejarán de percibir las millonarias divisas del turismo, sino porque como es imposible que de la noche a la mañana las otras ciudades, más pequeñas, se pongan “a tono” solamente por haber saqueado los fondos de esa metrópolis, o “redistribuido” las riquezas, millones de personas sufrirán esta falta.

CABA, aunque el Gobierno adoctrine lo contrario, no es solo de los porteños. Y si la relación con la provincia no funciona como debería, el problema es nacional, no distrital. Si se diseña una política económica que considere al país en su totalidad, el saqueo de su capital no es el camino. No por lo menos si las intenciones son honestas. Lo que habría que diseñar son políticas territoriales. Esto hará que en lugar de depender de CABA (lo mismo para toda gran capital, como Rosario, Córdoba), los pueblos y ciudades pequeñas que funcionan como satélites serán parte productiva y fundamental del conglomerado.

La conurbación es positiva cuando todos los elementos se enriquecen por igual. Habría que pensar en políticas que definan el modelo de país que queremos, con justicia social y realmente solidario, más allá de apetencias electoralistas y denominaciones. La "normalidad" no existió nunca, por lo que definir si volver o no volver a ella es una cuestión semántica, una pérdida de tiempo.

Pero sobre todo, habría que pensar en un modelo de país libre del virus de la corrupción. Porque ese virus no solo empobrece sino que también, mata. De hambre, de desolación, de desesperanza. O en forma directa, como en el caso de la masacres de Once y Cromañón o las inundaciones de La Plata. Esos son los verdaderos flagelos argentinos. Y no CABA.

La ciudad de Buenos Aires no es opulenta en el sentido clásico del término, aquí la gran mayoría no vive en mansiones, ni tiene "personal doméstico" o campos de golf y yates privados. No: esa población está por lo general en el Nordelta, que como todos sabemos no pertenece a CABA. La ciudad tiene zonas acomodadas así como otras degradadas. Hay que reconocer sin embargo que sobre estas zonas, ubicadas preferentemente en la zona sur, se ha hecho mucho trabajo y muy valioso. El sur ha mejorado su calidad de vida y emprendimientos como la Costanera, Constitución, Barracas, intentan equilibrar lo históricamente desequilibrado. En Buenos Aires vive una clase media que tiene que trabajar, como en toda metrópolis privilegiada, para sostenerse y pagar el derecho a pertenecer a ella. Que es alto.

La Ciudad ofrece infraestructura habitacional, buenas instituciones educativas, sanitarias, amplia oferta cultural, de entretenimiento, espectáculos, consumo (tal vez como pocas ciudades de América Latina), posibilidades laborales en los buenos tiempos. Pero sobre todo, una sociedad cultivada para acompañar esos procesos, para alentar esos emprendimientos, y pudiente para solventar aquellos beneficios.

Para una gran metrópolis es fundamental también la estrecha conexión con el afuera, y no solo a través de los artefactos tecnológicos sino de los viajes. Y principalmente, conformar un destino apetecible para el turismo, que dejará divisas pero también reforzará ese diálogo mundial. Aquí, la cuestión urbana, más allá de organizar la vida del territorio, está pensada para crear focos de interés que trasciendan al habitante capitalino. Toda gran metrópolis se instala siempre en el imaginario desde donde se potencia, otorgando identidad dentro de sus límites y deseo fuera de ellos. Ese es el capital opulento de una ciudad mundial. Que por supuesto debe ir acompañado del bienestar material que lo posibilite. Pero no es en lo material donde radica dicha fortaleza sino en los rituales de verdad que ella instaura (por eso sufre más cuando se desmantela un eje como la Av. Corrientes con sus librerías, teatros y centros culturales a cuando se cierra un shopping).

La Buenos Aires de los años 20, la de los años 60, la floreciente de la pos dictadura fueron ciudades opulentas porque crearon determinadas atmósferas míticas, y no por las mansiones de Barrio Parque o por jardines y balcones de Belgrano o Palermo. Por lo que el resentimiento hacia una gran ciudad, y su intento por “empobrecerla” para “igualarla” al resto del territorio siempre serán tareas infértiles. Una gran metrópolis empieza a morir cuando se le sustraen aquellos elementos intangibles. Pero también, cuando el individualismo gana la partida y atenta contra el sentido comunitario que en tácita complicidad construye esa atmósfera. Cuando el cuentapropismo no solo es un medio de vida material sino también existencial. Aquí la experiencia estética juega un rol determinante: una gran ciudad tiene el deber de ser siempre una cuestión estética. Y no importa si dicha experiencia acontece en un Museo o en la calle. Solo tiene que seguir aconteciendo. Nada se consigue, sin embargo, con prohibiciones. La fuerza creadora encuentra nuevos cauces y sigue, a la luz del día o en la clandestinidad. Desobedece, tiene historia para hacerlo. Tiene razones que trascienden largamente un gobierno.

http://www.revistacontratiempo.com.ar/caba_males_argentinos.html

Dice la psicología que los espías que trabajan como infiltrados en delitos complejos como el narcotráfico o la trata de personas, con el tiempo terminan necesitando casi diariamente la adrenalina que viven en situaciones de alta tensión. Imploran la ruleta rusa en que se convirtió su vida. Cuando eso desaparece y, lentamente (o no) dejan de estar operativos, una de las primeras reacciones es enviar mensajes cifrados haciendo uso de la información que tienen. Se convierten en extorsionadores, casi sin darse cuenta. Quienes conocen el paño saben que es un signo indubitable de pérdida de poder. Un ejemplo de ello fue cuando Jaime Stiuso llamó a Intratables para amenazar al aire al juez Luis Moreno Ocampo, ex fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, con sede en La Haya. La careta del gran espía argentino caía por el lado más débil y ridículo.

La circunstancia en la que se encuentra Julio César Pose es diferente. Su estrategia a lo largo de los años fue dosificar las apariciones, fundamentalmente cuando se daba cuenta de que el negocio de ser espía inorgánico de la SIDE (Secretaría de Inteligencia del Estado) y la DEA (Drug Enforcement Administration) era una manta corta. Entonces, Pose llamaba a los periodistas que escribían sobre él y les daba su versión: “necesitaba aflojar a los medios”, dice.

Con el secreto como principal capital, todo espía sabe que hablar públicamente implica una derrota. Sin embargo, a veces vale la pena si la decisión de hacerlo significa que los mensajes que lanza llegan a destino. En ese sentido, uno de los mayores desafíos de este reportaje consiste en ver qué sucede si se empieza a tirar de la cuerda ante cada dato, definición o advertencia que emerge de sus expresiones.

Hay dos destinatarios obvios: aquellos que lo acusan de ser “La Morsa”; y la cúpula actual de la DEA en Argentina, con Rodolfo Cesario y el expolicía bonaerense Guillermo González como cabezas, quienes le habrían soltado la mano durante el último lustro. No obstante,  en el medio aparecen su enfrentamiento con Jaime Stiuso, la impunidad de la agencia antinarcóticos de los Estados Unidos a la hora de operar en el país por fuera de lo que establecen los acuerdos bilaterales, la “mafia de los medicamentos”, la relación vidriosa con jueces y fiscales, la dependencia de las fuerzas de seguridad del aporte externo, entre otros temas.

Una advertencia para los lectores: cuando habla un espía todo porta una o varias motivaciones detrás, y nada puede ser tomado como una verdad revelada. Algo es seguro: cuando habla un espía, sonríen los amantes de las historias conspirativas.

el agente internacional

Para Julio César Pose la taba se dio vuelta abruptamente el 13 de septiembre de 2020, cuando el presidente Alberto Fernández, basándose en una nota del diario Clarín, publicó un tuit que decía:

En Argentina parte de la justicia, de la política y de los medios acordaron difamar y perseguir opositores. Cuando sus mentiras caen los mismos que hacían eso se corrigen como al pasar. Resulta que @FernandezAnibal no era “la Morsa”. En fin...

El artículo firmado por la periodista especializada Virginia Messi asegura: “numerosas fuentes sostienen que Pose es La Morsa, apodo que se le atribuyó a Aníbal Fernández para incriminarlo en el tráfico de efedrina”.

Tras varios meses de conversaciones en off, El Gitano, El Enano, también conocido con el nombre de guerra Jorge Posadas en la SIDE, puso dos condiciones para acceder a ser entrevistado. Uno: que su abogado Martín Bagalá estuviera presente. Dos: que no hubiera fotos. “Ya alcanza con las del juicio que andan dando vueltas por ahí. Una foto mía puede despertar viejos fantasmas en muchos. En lo personal no me preocupa, pero sí me trae preocupaciones familiares”.

Pose no es cualquier espía. Inorgánico de la SIDE noventosa, llegó a ser el principal informante de la DEA en Argentina, y juega desde hace treinta años en el fleje entre el delito y la operación secreta individual, siempre con un solo objetivo: incrementar la rentabilidad de la información que vende.

¿Cuál es su trabajo?

Julio Pose (JP): Freelance. Aproveché las oportunidades que había. Ninguna fuerza de seguridad tiene la bola mágica. Si no hay tipos como yo, su trabajo es imposible. Yo vivo de la información.

¿Cómo se tasa la información?

JP: Hay premios nacionales e internacionales.

¿Los internacionales quedan registrados en el país?

JP: No, nada es en blanco. Sí lo es para el país que los paga y los deja registrados. Ahora, acá ya sería en negro. 

Diferentes fuentes señalaron que Pose ingresó, en plena Dictadura, a la Prefectura Naval gracias a ciertos contactos familiares. Pero fue su amistad con Jorge “el Fino” Palacios lo que le permitió contactarse con la agencia norteamericana antidrogas. Eran tiempos en que la DEA había forjado una férrea relación con la Policía Federal y la Gendarmería, sobre la base de recursos y equipamiento. Lo había rubricado el alfonsinismo en 1987 y lo potenciaría luego el menemismo, con creces.

JP: Fue en 1990 que empecé a trabajar con la DEA. Era amigo del Fino Palacios. Un día, cuando él era subcomisario de la Federal, le digo “tengo una información”. Me lo agradece y me lleva a ver a los norteamericanos.

A partir de ese momento, Pose realizó más de 600 trabajos para la DEA, la mayoría fuera del país. Tras el atentado contra la AMIA, Alejandro Brousson, ex integrante del Batallón 601 de Inteligencia durante la Dictadura, lo convocó para laburar como infiltrado de la SIDE en la Triple Frontera. Lo único que le pidió fue exclusividad. La relación duró seis años, ya que en el dos mil decidió volver a la DEA. La hipótesis de trabajo, con un marcado impulso de “la Embajada”, era que las células terroristas árabes también se dedicaban al tráfico de estupefacientes. Por aquel entonces al interior de la SIDE había una grieta tan estratégica como violenta: Pose adscribía a la línea de Brousson y Patricio Pfinenn, conocida como Sala Patria. En la otra vereda estaba Jaime Stiuso.

¿Trabajaba como infiltrado?

JP: Siempre. Nadie puede desbaratar una banda sin un trabajo de campo. Había límites, nunca me metí en el tráfico de personas. Empecé con el caso AMIA como infiltrado. Me mandó Alejandro Brousson.

¿Cuál fue el que más le valoraron?

JP: Los de la Triple Frontera. Todo lo que se escribe sobre narcoterrorismo en ese momento fueron informes míos. Los terroristas para tener caja traficaban. Yo fui el tipo que agarró a Farouk Omari (señalado como coordinador de Hezbollah en la región).

la cama de stiuso

Calvo, retacón y casi septuagenario, sus pupilas se recargan cuando vomita enojo. Justo en ese momento es cuando los tatuajes que recubren ambos brazos quedan a la vista. Pose pierde el control y eso se nota en el timbre de su voz que se torna más aguda. Pero casi al instante, sin pausa alguna, recupera la compostura. Son los espasmos que experimentan quienes, después de muchos años en la opacidad, fueron empujados al lado diurno del debate público.

En el mundo de la inteligencia argentina, Pose se define con dos afirmaciones contrapuestas.  “Yo soy enemigo de Stiuso”, dice. Y a la par sostiene: “Soy un hombre de Brousson y Pfinnen”. Es decir de Sala Patria, el grupo en el que se amucharon varios acusados en juicios de lesa humanidad, que logró conducir la Dirección de Antiterrorismo de la SIDE, y que tuvo su momento de gloria cuando quedaron al frente de la investigación de la voladura de la AMIA. Su poder implosionó el día que se supo que habían armado y pagado el testimonio de Carlos Telleldín, pieza clave del encubrimiento sobre los verdaderos autores del atentado. Quien se encargó de lapidarlos fue precisamente Stiuso, que a partir de ese momento pasaría a ser el líder indiscutido del espionaje vernáculo.

La inquina de Pose se actualizó cuando supo que Jaime lo había nombrado en la causa que se tramita en Dolores, y que tiene como principal protagonista al espía Marcelo D’alessio. Según el informante de la DEA, lo mismo hizo el fiscal Juan Ignacio Bidone. Ambos son representados por Santiago Blanco Bermúdez.

¿Qué lo diferencia de Stiuso?

JP: En la SIDE nosotros éramos laburantes a los que nos costaba llegar a fin de mes, y no nos alcanzaban los viáticos para estar en la Triple Frontera. Stiuso hizo de la SIDE una pyme y se volvió millonario.

¿No hay algo de mito en el tamaño y la densidad del poder que se le atribuye a Stiuso?

JP: Si vos tenés todas las carpetas, y mandás a los agentes a caminar a fulano, luego el agente te trae las cosas sucias de un juez, ya pasás a tener poder.

¿Se cortó cuando lo eyectaron de la AFI?

 JP: ¿Se cortó? Hoy Stiuso no pertenece a la SIDE, pero fijate con quién trabaja y cómo sigue operando.

¿Para quién trabaja?

JP: A eso no te lo voy a decir porque me va a traer problemas, pero todo el mundo dice que Stiuso sigue operando en ciertos niveles políticos.

A fines de 2020, Pose se convirtió en el primer informante de la DEA condenado en Argentina, cuando el Tribunal Oral Federal N° 1 de la Ciudad de Buenos Aires lo penó con cuatro años de prisión por el delito de instigar y participar del transporte de 44 kilos de cocaína, que fueron interceptados el 31 de diciembre de 2003 en Avenida Figueroa Alcorta y Austria, muy cerca de la escultura Floralis Genérica. Además de él, en la operación también intervino como informante el excarapintada Ramón Ceferino Mendoza. Los traficantes eran el exmilitar Carlos Cogno y dos hermanos de apellido Ríos. La droga viajó en un Ford Escort desde Salta hasta Buenos Aires, donde esperaba Pose actuando como comprador. Un elemento de  la escena llamó la atención de todos los que conocieron el expediente. Mientras los narcos eran detenidos por Gendarmería, Pose se subía al auto en el que circulaban dos agentes de la DEA: René Tenembaum y Arthur Staples.

Pero para comprender la secuencia entera hay que remontarse a principios de 2003, cuando Juan Carlos Legascue, ex juez federal y luego agente inorgánico de la SIDE, llamó a Pose para ofrecerle un trabajo. Ambos se reunieron en Paraná y Legascue le presentó a Ceferino Mendoza.

JP: Era mi primer trabajo en Argentina para la DEA. Yo les servía en el exterior, era útil afuera, me querían porque rendía. Estuve en Bolivia, Colombia, Panamá, Europa. Viajé por el mundo haciendo laburos con ellos. Cuando me llamó Legascue no me di cuenta de algo: ¿por qué me llama a mí si tanto Mendoza como yo cobrábamos del mismo bolsillo?

¿Cuál era ese bolsillo?

JP: El de una parte de la SIDE, que ya no era Sala Patria. El que pagaba era Vito Occhionero. ¿Por qué (Legascue) no llamó a Vito Occhionero para decirle que hay un trabajo, y que Vito decida a quién manda?

¿Por qué no lo hizo?

JP: Traición. Fue una cama para mí y para el núcleo duro (de Sala Patria).

Jorge Vito Occhionero, amigo del Fino Palacios, fue jefe de Contraterrorismo y Contraproliferación de Gendarmería e integrante de la SIDE. Dicen que él grabó el video en el que se ve al entonces juez Juan José Galeano negociando con Telleldín una suma de 400 mil dólares, a cambio de la declaración con que el magistrado pretendía cerrar la causa.

confiscar la soberanía

Volviendo al caso Cogno, ¿qué pasó después de su viaje a Paraná?

JP: Me dan las coordenadas y la información. Resultó que teníamos un trabajo para la DEA, a la cual le interesaba Salta. La DEA bancaba al Escuadrón (Núcleo) 51 de Salta. Entonces, digo (hace el gesto de llamar por teléfono): “Tkai (Thomas KetihSolís, subjefe de la DEA Argentina), tenemos un trabajo en Salta”. Me estaban ofreciendo 200 kilos de cocaína. Por eso cuando se habla de premios se calcula sobre 200 kilos de cocaína, no sobre lo que finalmente se secuestró. A lo último aparecieron con 44 kilos y entonces vamos a agarrarlos con lo que haya. Después de hablar con la DEA, llamo a Gutiérrez (comandante de Gendarmería) y nos reunimos todos en Salta. Fueron Solis, Arthur Staples, René (Tenembaum) y Tony Greco, el jefe de Estación.

Hay una versión que indica que el destino de esos paquetes de droga era el Congreso.

JP: No, yo era el hipotético comprador y no tengo por qué decir dónde la voy a vender. Eso queda para los aficionados. Fue un invento de Cogno para enchastrar la causa. Ahí la DEA y Gendarmería dan el ok. Mi trabajo empieza en Tartagal. Supuestamente, Gendarmería ya había avisado al juez Abel Cornejo, de Salta.

Para Pose, los movimientos discrecionales de la DEA en Argentina son un procedimiento de rutina. Por eso pasó el informe, que fue corroborado por la Agencia y avanzaron. La DEA decidió entonces involucrar a René Tenembaum, en ese momento el argentino dentro de la oficina local, que había tenido su rato de fama cuando formó parte del ciclo de lucha libre Titanes en el Ring. Como se verá, el papel de la DEA en el caso es central y expone cuán lejos se encuentra de respetar los tratados bilaterales entre Argentina y Estados Unidos, por medio de los cuales su tarea debe acotarse a la cooperación e intercambio de información. Ejemplo: cada vez que Pose se comunicaba con los traficantes, las conversaciones eran grabadas por la agencia norteamericana. Y un dato clave: las llamadas se hacían desde la base de la DEA en Buenos Aires o en Salta, no desde Gendarmería.

JP: Esos casetes iban directamente a los juzgados y a Gendarmería. ¿Qué pasó con esos casetes? Es algo que no sé.

Según el fiscal Marcelo Colombo, usted quiso que lo considerasen agente encubierto, pero en su alegato dijo que “su presencia y su trabajo para comprarle la droga a los narcos en Salta fue algo que hizo solo en coordinación con la DEA y Gendarmería sin dejarlo asentado en registro judicial”.

Abogado Martín Bagalá (MB): Esa es la base de la acusación. En realidad él (Colombo) está  preocupado por la soberanía nacional. Y dice que la DEA no puede actuar en el país. En contraposición, tenemos que la DEA es una fuente de ingresos muy importante para las fuerzas de seguridad de Argentina, en los pasos fronterizos ponen plata, tienen una caja chica que usa la Gendarmería para equipamiento. La función de Pose es avisar a la DEA, la Agencia se lo comunica a Gendarmería, y Gendarmería es la encargada de comunicarlo a la Justicia. Si no lo hicieron, no es un problema de Pose. Por otro lado, el juez de Salta estaba a cargo y así lo declaró en la causa el jefe de Gendarmería.

¿Cuál es el significado de que a Pose lo hayan sentenciado a partir de un trabajo para la agencia?

MB: Es un tiro por elevación a la DEA, porque ellos tienen inmunidad. Por eso no declararon en la causa. El único que lo hizo fue Tenembaum, que actuó como civil. Los agentes no declararon.

JP: Sí, lo hicieron a través de Cancillería. Allí reconocieron que yo era informante de la DEA, y validaron el procedimiento.

El 8 de octubre de 2020, 17 años después de aquella operación armada por la DEA, Pose fue condenado como partícipe necesario en el transporte de estupefacientes. Fue por mayoría: los jueces Ricardo Basílico y José Michilini votaron a favor, en tanto que Adrian Grünberg lo hizo en contra. El espía siente que se cortó el hilo por lo más delgado.

MB: Si son todos culpables meté a todos preso, no sólo a Pose. Con la DEA no lo hicieron por la inmunidad que tienen. Y a Gendarmería nunca la llamaron ni fueron imputados para nada.

JP: Viajemos en el tiempo y hablemos del caso de Carlos Sauvignon Belgrano. ¿Porqué, con la misma ley que existía para mí, no lo condenaron? En ese entonces los jueces respetaban más la investidura de la DEA, porque estaban en la lucha contra el narcotráfico. La Agencia visitaba a los jueces ante tal causa, y después el juez era beneficiado con un curso y un viaje a Estados Unidos para recorrer las instalaciones de la DEA.

En 1990, Carlos Savignon Belgrano, el primer informante célebre de la DEA en Argentina, estuvo preso durante cuatro meses tras su participación en el caso Langostinos (1988). Cuando le tocó declarar ante el juez, Savignon Belgrano recibió el apoyo del jefe local de la Agencia, Ernest Batista, quien sin estar obligado se presentó en la audiencia.

Ahora a la espera del fallo de la Cámara de Casación, Bagalá pretende que Pose sea considerado un colaborador en la causa.

quiero retruco

Cuando Alberto Fernández tuiteó la nota de Clarín que señala (según fuentes que no son reveladas por la periodista) que Pose sería La Morsa, perdió de vista algo quizás más relevante: la causa mostraba la impunidad con la que se maneja la DEA en Argentina sin importar el gobierno de turno. Y el vínculo que, a lo largo de décadas, la agencia norteamericana construyó con las fuerzas de seguridad federales y provinciales. Es un dato que los respectivos mandatarios y funcionarios suelen perder de vista.

Todo se dirige al famoso enigma que tanto intriga al sistema político. Durante la investigación del triple asesinato de Sebastián Forza, Leopoldo Bina y Damián Ferrón, ocurrido el 7 de agosto de 2008, apareció la enigmática figura de un personaje identificado por su apodo: La Morsa. Pero en el juicio ninguno de los testigos o imputados le puso nombre y apellido. Solo un allegado a Forza indicó que se trataba de un comisario mayor de la Policía Federal, que le cobraba coimas para no clausurarle la droguería. Fue recién en 2015, en las vísperas de las elecciones, cuando Martín Lanatta contó ante Jorge Lanata algo que no había declarado en el juicio: que Aníbal Fernández, en ese momento era candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, había dicho en una reunión que Sebastián Forza debía entregarle 250 mil dólares para sentarse a discutir cómo resolver sus problemas con la Policía Federal, a raíz del tráfico de efedrina.

La operación mediática identificando al candidato Fernández con La Morsa tuvo un efecto innegable en la derrota del kirchnerismo y el triunfo de Mauricio Macri. Por eso, ni bien se publicó en septiembre de 2020 la nota de Clarín insinuando que en realidad La Morsa sería Pose, el peronismo salió en bloque a apuntalar esa versión.

¿Usted es La Morsa?

JP: No. La primera que habló de La Morsa fue Solange Bellone, la esposa de Sebastián Forza. Yo tenía una relación de cotidianeidad con ambos, que me llamaban, por la forma de manejar mi auto, el chofer de Miss Daisy. Entonces, claramente si Forza le contó algo a la mujer fue en base a otra persona.

Y entonces, ¿quién es La Morsa?

JP: En la causa de “la mafia de los medicamentos” todos chapeaban con Aníbal Fernández. Puede haber pasado que chapearan con él porque es famoso, y él ni se enterase. Lo dicen los hermanos (Martín y Cristian) Lanatta, (Ibar) Pérez Corradi y (José Luis) Salerno. Los menciono porque no tengo relación con ninguno de ellos. Siempre dije que no sabía, así que no puedo achacarle algo a alguien que no sé si es. 

¿Lo convence la versión de que La Morsa es Aníbal Fernández?

JP: A mí me convence la versión de que los Lanatta tenían relación con gente de Aníbal Fernández, y a través de eso hacían 32 millones de chanchullos. El señor Aníbal Fernández se metió conmigo y él va a tener que soportar lo mismo que soporté yo. La injuria de querer achacar (un delito) a alguien para beneficio propio.

¿Qué significa que va a tener que soportar lo mismo?

JP: Voy a pedirle a la Justicia que me investigue para que se dilucide si soy La Morsa. Tengo pruebas y testimonios de que hay otro fulano que es La Morsa, y que es del entorno de Aníbal Fernández. Es gente de Quilmes la que va a testimoniar que a ese señor le dicen La Morsa. Acabo de judicializarlo.

Pose afirma haber realizado una presentación en base a su propia pesquisa sobre quién sería La Morsa ante el juzgado de María Romilda Servini. Dice que aportó datos sobre una persona de apellido Fernández, que habría formado parte del entorno del actual interventor de Yacimientos Carboníferos de Río Turbio.

a balada de Pérez Corradi

¿Cuál  fue su participación en la causa de la Mafia de los Medicamentos?

JP: Había un laboratorio (Abbott) que estaba siendo muy perjudicado con respecto al robo de los medicamentos. Los muchachos que robaban eran contratados por el equipo de Forza, Magallanes, y toda esa gente. Después lo vendían en el mercado. Ese laboratorio llega a mí en 2006 a través de la DEA, que no se podía involucrar. Yo ya estaba afuera de la SIDE. Lo voy a ver al Fino (Palacios) y le cuento lo que pasaba. Palacios me dice que vaya a ver a (los ex fiscales del caso AMIA) Müllen y Barbaccia, que eran representantes legales de los laboratorios. Primero lo voy a ver a Néstor Lorenzo, un amigo de muchos años. Le cuento a Néstor y me dice que anote los nombres, entre otros los de Forza y Magallanes. Digo, ¡bingo! Empecé a ganar plata, porque cuando vos llevás la información te aflojan el dinero. De eso se trata.

Pose explica que llamó a Forza de parte de Néstor Lorenzo, titular de droguería San Javier, acusado de organizar junto con Héctor Capaccioli diversas irregularidades durante la campaña de 2007 del Frente Para la Victoria, y preso durante dos años por la causa que investiga “la mafia de los medicamentos”. Se reunieron en el hotel El Libertador, adonde también asistió Martín Magallanes, socio de Forza. Luego de explicarles cuál era el encargue del laboratorio, Pose terminó siendo contratado por Forza para mediar en sus problemas con Ibar Pérez Corradi, a quien le debía dinero.

JP: Me junté con Pérez Corradi, que lo quería matar por una deuda. Pérez Corradi era el financista de los laboratorios. Forza cobraba los cheques de las obras sociales. Después los falsificaba, se quedaba con los buenos y le daba los malos a las cuevas. El problema es que se había comido plata de Pérez Corradi. Entonces, Forza comenzó a conseguirle efedrina a Pérez Corradi. Hasta que se pelean y Pérez Corradi empieza a traerla directamente de China. Tres veces me reuní con Pérez Corradi. Una vez solos, otra que lo enfrenté con Forza, y en la tercera le presenté a Néstor Lorenzo.

¿Qué papel juega la DEA en eso?

JP: El actual jefe de Estación (Rudy Cesario) estaba detrás de los pasos de Pérez Corradi.  Como yo era una figurita repetida pero trabajaba para otro agente cada agente tiene hasta cinco informantes, me preguntó si conocía a Pérez Corradi; cuando le respondo que sí, trae una serie de fotos y le señalo cuál era. Ahí le di todos los datos que tenía sobre Corradi.

¿Por qué no habían dado con él?

JP: ¿De quién es medio familiar Pérez Corradi? De Juan José Ribelli (expolicía bonaerense detenido en la causa AMIA). Entonces, cuando le daban el alerta a la policía de la Provincia de que buscaban a Pérez Corradi, la Bonaerense le avisaba e inmediatamente desaparecía. Viene un cuatro de copas como yo y lo encuentran en 22 segundos. Fue lo peor que pude hacer en mi vida.

¿Forza llegó a ser informante de la DEA?

JP: No, mentira.

¿Y Pérez Corradi?

JP: Sí, esa (relación) existió, porque a la DEA le convenían los contactos que tenía Pérez Corradi. Trabajó para ellos en Paraguay. De ahí viene la guerra que tengo yo actualmente. Porque Rudy (Cesario), el agente que lo siguió y encontró a través mío, hizo un trato con él en Paraguay. Entonces yo pasé a ser mala palabra.

el segundo piso de la embajada

Por la causa en que fue condenado, Pose estuvo detenido seis días. Tony Greco, en ese momento jefe de la DEA local, entregó al juzgado de Claudio Bonadio un certificado donde consta que Pose era informante de la Agencia.

JP: La DEA siempre estuvo presente en este caso, excepto en los últimos dos años (2018-2020), porque el jefe de estación (Rudy Cesario) es mi enemigo.

En 2006 concurrieron a visitarlo en el penal los agentes Solís y Staples. Y su abogado defensor en ese entonces, Luis Imas, quien a la postre se convirtió, impulsado por la Agencia norteamericana, en juez del Tribunal Oral Penal Económico, fuero mimado de la DEA.

JP: La DEA me pone a mí a Luis Imas, no es que yo pongo un abogado. Lo pone la DEA y lo garpa la DEA.

¿Cuándo se corta ese apoyo legal?

JP: Nunca.

¿Incluso con Rodolfo Cesario como jefe de Estación?

JP: No, con él no. Por eso el malestar que tienen un grupo de agentes de Estados Unidos que están enojados con Rudy (Cesario). Desde el tema del Triple Crimen yo me llevo muy mal con Guillermo González.

¿Por qué?

JP: Porque es un oportunista. Lo digo porque se lo dije a él. Si se va de la DEA, no lo quiere nadie.

Sobre González se dicen muchas cosas. Que es un monotributista que trabaja para la Embajada. Que crece porque no tienen a otro. Que su principal virtud es, por haber sido policía bonaerense, que los juna a todos. Que es un “che, pibe” de los agentes de la DEA. Salvo funcionarios nacionales y provinciales, jueces, fiscales, policías y espías orgánicos e inorgánicos, nadie conoce a González, sin embargo su nombre aparece por todos lados. Cada vez que en ámbitos cerrados, y no tanto, se habla sobre el accionar de la DEA en territorio argentino, alguien lo nombra. Está en expedientes judiciales, en el runrún sobre porqué se elige a determinado jefe de la policía, en el radar de los informantes, en las cenas de despedida de los norteamericanos que condujeron la oficina local.

Sin embargo, González lleva casi veinte años trabajando para la DEA en Argentina.

JP: ¿Con quiénes lleva veinte años? Con diferentes agentes, no con uno solo. Lo necesitan. René (Tenembaum) duró treinta años y por injerencia de él lo echaron. Hay mucha interna.

¿Qué diferencia hay en la DEA de Argentina entre el momento en que la pata local era Tenembaum y la etapa en que pasó a serlo González?

JP: Tenembaum era un tipo como yo, que tuvo la suerte de tener un amigo que lo avalara. René estuvo detenido en Chile por un caso similar al mío y la DEA lo recompensó. Hasta que vino Guillermo González, un policía con contactos de la provincia de Buenos Aires. ¿Qué hizo Guillermo González para ganarse eso? Vendió la investigación de Strawberry, que fue un invento mío del cual él se benefició. Mirá cómo son las cosas: yo no gané una moneda por Strawberry, porque no me interesaba ya que aún estaba en la SIDE.

Para penetrar en el Poder Judicial argentino la DEA se nutre de la trama diversa creada por la Embajada, a lo que suma su vínculo con las fuerzas de seguridad. La DEA inyecta dinero y no solo dinero que retornan en fidelidad e información. Una relación que se mantiene sin importar la coyuntura política.

Cuando está por informar un caso, ¿la DEA elije el juez?

JP: No, la DEA elige a qué fuerza de seguridad se la lleva, y ésta elige a qué juez. Puede ocurrir que después sea llevado a un agente de la DEA para explicar ante el juez cómo es la cosa.

¿Qué efectos va a tener para la Argentina su condena, siendo que ha sido reconocido oficialmente por la DEA como informante?

JP: Ahí entra la falsedad, porque si vos estás en contra de la DEA no aceptés equipamiento, plata, cursos, viajes, etcétera. Lo que quiero  decir es que cuando les conviene es la gran hermana, cuando no les conviene son los peores. Con Patricia (Bullrich) esto no iba a pasar, trabajaba codo a codo con los americanos.

¿Quiere decir que en Bullrich encontraron alguien afín?

JP: Sí. A los americanos les aportó mucho. ¿Sabés qué quieren los americanos de Argentina? Información. No les interesa cuánta droga se incauta. Lo que buscan son las ramificaciones de las personas que se detienen en Colombia, Europa y Estados Unidos. Lo que no entienden los argentinos es que la DEA no va por la incautación de droga, va por la plata. La DEA necesita la plata de los traficantes porque se financia de eso.

Después de dos horas de entrevista la memoria de Pose muestra rastros de fatiga. Se enoja más fácil y lanza acusaciones de todo tipo, de las que se arrepiente a los segundos. En un momento deja caer una expresión de deseo, como al pasar. Es una carta que quizás alivie su situación judicial. La victoria de Joe Biden conducirá aun cambio de nombres en el segundo piso de la Embajada, donde está la oficina de la DEA. Ante ese escenario, lanza una advertencia:

JP: Con el nuevo embajador las cosas van a cambiar mucho, lo que no significa que yo vuelva.

https://www.revistacrisis.com.ar/notas/la-dea-y-el-enigma-de-la-morsa

ZAFFARONI PROPONE CREAR UNA "COMISIÓN BICAMERAL DE LA VERDAD"

El juez pide que sea integrada por referentes en la Justicia y los DD.HH para desarmar el lawfare.

El juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos Raúl Zaffaroni dio un diagnóstico del funcionamiento del Poder Judicial en la Argentina y sostuvo que debería existir una comisión por la verdad que funcione en el Congreso Nacional con la presencia de destacados juristas y referentes de Derechos Humanos a nivel mundial.

El lawfare continúa en actividad, también Comodoro Py”, sostuvo Zaffaroni en una entrevista en El Destape Radio, donde opinó que "es una táctica peligrosa la del gobierno, me da la sensación que lo está dejando actuar hasta que haya una reacción pública masiva”.

En declaraciones a El Destape Radio, el ex ministro de la Corte Suprema aseguró: “Me da la sensación que los factores reales de poder no están interesados en apresar a Milagro Sala. El interés primordial es garantizar su impunidad. El interés en condenar a los otros es secundario, es para la platea”.

El ex juez cuestionó que la causa de espionaje que tramitaba en Lomas de Zamora y que fue entregada a Comodoro Py donde la investigará el fiscal acusado espionaje Carlos Stornelli. “Llevarse la causa a Comodoro Py es un encubrimiento sin lugar a dudas”, sostuvo.

Asimismo, remarcó: “No poder solucionar el lawfare nos cuesta encaminar la economía, son cosas que van en línea. No creo que el lawfare sea lo decisivo pero sí que el poder judicial mañana le puede hacer lo mismo que en los 30 la suprema corte le hizo a Roosevelt, empieza a declarar inconstitucional las medidas económicas”.

 

Por otro lado, propuso: “En el ámbito del poder legislativo y parlamentario, para sacarle de encima toda la responsabilidad al Presidente, tendría que componerse una comisión parlamentaria de la verdad y convocar personas que son incuestionables en el país y poner blanco sobre negro”. El juez además agregó que hay que "establecer cuales son las características generales del lawfare y sobre la base de esas características hacer una ley de amnistia”.

Acerca de ese tema, remarcó: “A la opinión pública hay que decirle la verdad de alguna manera. no creo que tengamos un pueblo inconsciente. Una comisión de la verdad bicameral y convocando a algunas personas que sean indiscutidas. Pienso en Pérez Esquivel, algunos referentes de la Iglesia. Se puede hacer una ley de amnistia perfilando las características generales del lawfare”.

Zaffaroni sostuvo que los actuales integrantes de la Corte Suprema de Justicia no son predecibles debido a que no tienen coherencia política y lo comparó con la Corte menemista. “El fallo por Milagro Sale sin duda fue una respuesta al presente. Fue mojarle la oreja, diríamos en el barrio”, expresó.

CANICOBA CORRAL: "LA JUSTICIA TIENE FUERZAS DE TAREAS QUE TRABAJARON CON MACRI"

El ex juez federal sostuvo que es difícil desarmar el lawfare y advirtió por los ataques mediáticos.

El ex juez federal Rodolfo Canicoba Corral afirmó que la justicia todavía tiene grupos de tareas que trabajaron en el pasado para el gobierno de Mauricio Macri y sostuvo que el gobierno actual no tiene una mayoría en la Cámara de Diputados para avanzar con leyes que terminen con la manipulación judicial.

Hay una clara manifestación de defensa propia del grupo del lawfare, que supo realizar esas operaciones", sostuvo Canicoba Corral, quien sostuvo que es muy difícil para el gobierno gestionar con la manipulación del poder judicial.

"No pareciera que el peronismo haya ganado las elecciones, porque no se ha podido desarmar ninguna de estas cosas en la Justicia", enfatizó el funcionario que además apuntó contra la Cámara Federal por dictar prisiones preventivas.

En declaraciones a El Destape Radio, el jubilado magistrado cuestionó que la causa por el espionaje ilegal que se investigaba en Lomas de Zamora pase a los juzgados de Comodoro Py y quede a manos del fiscal Carlos Stornelli.

"Que Stornelli investigue espionaje ilegal tiene su solución en la ley, se lo puede recursar. Me pregunto cuál sería la razón de llevar la investigación de espionaje ilegal a Comodoro Py cuando la investigación del juez Augé era impecable", afirmó el magistrado. Luego respondió: "Quieren llevar la investigación de espionaje a Comodoro Py para tener alguien menos inquisitivo que el juez Augé".

En ese sentido, Canicoba Corral destacó: ", "El problema en Comodoro Py no está tanto en la primera instancia sino en la Cámara Federal, Casación y la Corte. El control de Comodoro Py lo tiene la Cámara Federal. No hay una jefatura organizada de Comodoro Py, quedan los saldos de la Mesa Judicial que continúa operando de distintas maneras".

El magistrado detalló cómo vivió el lawfare en carne propia. "Los medios castigaban a quienes no resolvían cómo se decía que había que resolver. Entonces empezaban las persecuciones mediáticas, coimeros, burros, fijensé lo que opinaban determinados medios del juez Ramos Padilla. Todo juez que quiso ser independiente recibió un ataque por la alianza de los medios. Los medios, el poder judicial y el gobierno eran las tres patas de la mesa".

"Es difícil desarmar la mesa del lawfare. Los medios siguen actuando con total impunidad", sostuvo el ex juez federal.

Ricardo Ragendorfer, Periodista y ensayista boliviano radicado en Argentina, escribe para Tiempo Argentino

El 18 de enero de 2015, el fiscal Alberto Nisman fue encontrado sin vida en el baño de su departamento, sin que desde entonces se haya podido demostrar la intervención de terceros en el tiro que le voló la tapa de los sesos. No obstante, la conversión de su suicidio en asesinato fue sin duda el bautismo de fuego en Argentina del lawfare, como se denomina a la judicialización de la política a través de la triple alianza entre cierto sector del Poder Judicial, los servicios de inteligencia y la prensa amiga.

No hay dudas sobre la utilidad de tal recurso, puesto que es aplicable en todos los campos del poder: sirve desde la oposición para socavar gobiernos legítimos; además es apta desde el oficialismo para perseguir ex funcionarios, figuras opositoras y empresarios rivales. Pero también ofrece notables ventajas durante la vuelta al llano de las autoridades con mandato cumplido, para así sortear contratiempos con el Código Penal.

En estas prácticas, hay que reconocerlo, el PRO es magistral.

En este punto cabe evocar una escena histórica. Durante el mediodía del 10 de diciembre de 2015, el entonces flamante presidente Mauricio Macri leía su discurso ante la Asamblea Legislativa. Y tras un carraspeo, de pronto soltó: “En nuestro gobierno no habrá jueces macristas. A quienes quieran serlo les digo que de ninguna manera serán bienvenidos si quieren ser un instrumento nuestro”. En su boca tales palabras significaban exactamente lo contrario.

El laboratorio en la materia fue la provincia de Jujuy con la crucifixión judicial de Milagro Sala. Su propósito: imponer un ejemplo brutal y aplastante de disciplinamiento en su grado más extremo. 

Pero la temporada nacional de esta especialidad comenzó el 15 de abril de 2016 con la citación del juez Claudio Bonadio a la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por el “delito” del dólar a futuro. Esa vez su llegada al edificio de Comodoro Py se transformó en un acto opositor.

Sin embargo, eso no frenó el ímpetu lindante entre la dramaturgia y el revanchismo que el Poder Ejecutivo había empezado a exhibir. Porque desde entonces las prisiones preventivas en expedientes políticos –disfrazadas con la excusa de la lucha contra la corrupción– fueron moneda corriente, al igual que otras tantas causas surgidas de la imaginación de sus instructores.

La lista es larga, pero no está de más rescatar dos clásicos: el caprichoso renacer de la denuncia por el Memorándum con Irán y la instalación del falso “homicidio” de Nisman. Aún así, el Óscar de Oro para la mejor ficción fue para la llamada “causa de las fotocopias”.

Ya se sabe que, de modo inexorable, todas las trapisondas judiciales del régimen macrista están saliendo a la luz. Tanto es así que únicamente en el curso de los últimos días hubo al respecto dos hechos resonantes: la denuncia de un grupo de diputados del Frente de Todos (FdT) encabezado por Martín Soria contra el cabecilla de la Cámara Federal de Casación, Gustavo Hornos, por ser parte de la llamada "mesa judicial". Y otra contra el camarista Eduardo Riggi, radicada por el abogado Carlos Beraldi, también por su fidelidad a ese verdadero Ministerio de La Presión.

El primero –según demostró Soria con pruebas documentales– tenía la amabilidad de visitar a Macri en la Casa Rosada. Lo hizo seis veces, siempre en vísperas de algún fallo favorable a los deseos del primer mandatario.

El otro, cuyo alineamiento con Macri fue (y es) casi obsceno, deberá explicar ante el Consejo de la Magistratura el secuestro, efectuado por él, de la causa instruida por la jueza federal María Servini de Cubría sobre el cúmulo de aprietes a los empresarios Cristóbal López y Fabián De Souza, del Grupo Indalo, que contiene cruces telefónicos entre miembros de esa mesa judicial.

Aún así, el lawfare en la Argentina continúa palpitando en Comodoro Py, ahora en la fase post gubernamental del macrismo. Y nada menos que con la ya mencionada Cámara de Casación como epicentro.

Porque su Sala IV, con los votos de Mariano Borinsky y Javier Carbajo, dispuso que las dos causas por espionaje instruidas en Lomas de Zamora por el juez Juan Pablo Auge, junto con los fiscales Santiago Eyherabide y Cecilia Incardona, pasen a los cuestionados tribunales de Retiro.

Son los expedientes sobre los delitos cometidos por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y el Servicio Penitenciario Federal (SPF) durante el paso del macrismo por el poder. Lo hicieron con el único argumento de que ambos organismos tienen su sede en la CABA.

Una de las causas está centrada en el espionaje sobre Cristina Fernández, tanto en el Instituto Patria como en su domicilio porteño; la otra gira en torno a la patota de fisgones autodenominados “Súper Mario Bros” y el espionaje en las cárceles a presos kirchneristas.

Por la primera se encuentran procesados el ex jefe de la AFI, Gustavo Arribas, su segunda, Silvia Majdalani, el ex jefe de Contrainteligencia, Martín Coste, y el agente favorito de la “Señora Ocho”, Alan Ruíz.

Por la otra hay –o, ahora, había– casi 40 fisgones en vías de proceso. Estaban encabezados por los máximos ex jerarcas de la AFI y el SPF, además del ex jefe jurídico, Juan De Stefano, la ex funcionaria de la Casa Rosada, Susana Martinengo y el secretario del ex presidente, Darío Nieto, junto a Ruiz y todos los Súper Mario Bros; entre ellos, Jorge Sáez (a) “El Turco”, Leandro Araque, el abogado Facundo Melo y el cocinero Martín Terra (ex esposo de la actual mujer del vicejefe porteño, Diego Santilli).

El traslado de las causas desde Lomas de Zamora a Comodoro Py era el gran anhelo de Arribas y Nieto, entre otros.

A modo de paradoja, los espiados macristas por orden del líder máximo del PRO también habrían bregado por esa mudanza. Ellos son María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli.

Pero casi como una ironía del destino es que, la nueva jueza de las causas, María Eugenia Capuchetti, será acompañada en esta tarea nada menos que por el inefable fiscal Carlos Stornelli.

Cabe destacar que este sujeto, además de ser papá de un espía de la AFI –Julián Stornelli–, está procesado en el juzgado federal de Dolores por espionaje en la causa de la banda del agente polimorfo Marcelo D’Alessio.

Si Franz Kafka viviera en Argentina sería taquígrafo judicial.  «


La segunda ola del virus del lawfare

Néstor Espósito en Tiempo Argentino

Los jueces de la Corte Suprema consideran, en privado, que los abogados defensores de los funcionarios del gobierno 2003-2015 son buenos tuiteros. Solo eso. Los tratan con desdén y profesionalmente los minimizan casi hasta el desprecio. “Una cosa es escribir un tuit y otra, un recurso extraordinario”.

El fallo con el que el máximo tribunal dejó firme una condena contra la dirigente social jujeña Milagro Sala, presa desde hace más de cinco años, trasunta en la entrelínea parte de esa evaluación peyorativa hacia los abogados. La resolución argumenta para el rechazo, entre otras razones, que la extensión del último recurso presentado superó el límite permitido de 40 páginas (tenía 52) y que la defensa se olvidó de adjuntar una fotocopia.

Al menos en el caso de Milagro Sala la Corte dio una explicación. Mínima, pero explicación al fin. Al confirmar la condena contra Amado Boudou, ni siquiera eso.

Los jueces de la Corte, que se reúnen por Zoom (desde que empezó la pandemia solo lo hicieron de manera presencial por el per saltum de los jueces Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi), catalogaron el fallo sobre Milagro Sala como “APB” (“a prueba de boludos”). Más allá de las rencillas e inquinas personales, que siguen existiendo en el tribunal, los jueces cerraron filas y ese mensaje de abroquelamiento llegó a las demás instancias.

La decisión de la Cámara Federal de Casación de quitarle la investigación por espionaje político durante el gobierno de Cambiemos al prolijito juez de Lomas de Zamora Juan Pablo Augé y enviarla a Comodoro Py es otra polaroid sobre cómo los jueces se sienten fuertes y, nuevamente, dueños del centro del ring.

Tiempo documentó en agosto pasado que la jueza María Eugenia Capuchetti, quien quedó a cargo de la investigación tras el fallo de Casación, visitó a la entonces subdirectora de la AFI Silvia Majdalani el 19 de marzo de 2018 a las 16:35; 16 de abril entre las 14:20 y las 16:20; el 25 de abril entre las 13:38 y las 15:30; el 6 de julio entre las 13:26 y las 14:17; y el 4 de septiembre entre las 12:50 y las 14:32. También visitó el 3 de octubre al titular de la AFI, Gustavo Arribas. Luego fue designada jueza.

Ahora, Casación le ordenó que investigue a ambos. A Arribas y a Majdalani. Y que lo haga en compañía del fiscal federal Carlos Stornelli.

La situación es escandalosa. Pero salvo Cristina Fernández de Kirchner, quien ya anunció que apelará la medida a través de su abogado, Carlos Alberto Beraldi, y un puñadito de voces más, las reacciones son extremadamente tibias.

El avance del Poder Judicial sobre las cuestiones políticas, la resurrección del lawfare (si es que alguna vez estuvo muerto) y el condicionamiento en tono de amenaza que llega al gobierno desde los tribunales están a la vista.

¿Qué respuestas hay del otro lado? Ninguna. Peor aun: el juez de Dolores, Alejo Ramos Padilla, fue designado magistrado federal de La Plata con competencia electoral porque le sobran los méritos para ello. Sale primero o segundo en cada concurso que se presenta, conoce el derecho como pocos y es ecuánime como menos aun. En comparación con algunos mamarrachos que desfilan por la Justicia federal porteña es Ulpiano, el jurista romano padre de lo que hoy se conoce conceptualmente como “justicia”. Sin embargo, al gobierno le llueven críticas por haber elegido a un “juez militante”. Las críticas provienen de los mismos sectores que consideraban que Claudio Bonadio era un juez justo.

Ante un rival que hace trampas, que acomoda a su antojo el reglamento, comete foules traicioneros que no son sancionados, hace goles con la mano o en off-side y, cuando aun así el partido se complica, tiene al referí incondicionalmente de su lado para convalidar cualquier tropelía, la estrategia del oficialismo sigue siendo el reglamentarismo y el respeto por las formas.

Esa exageración casi caricaturizada de alfonsinismo insinúa un final parecido. Aquel prohombre que pudo ser el Churchill vernáculo se fue del gobierno anticipadamente y en medio de una feroz crisis social causada por el poder real. El mismo que ahora, otra vez, está al acecho. Y comienza a oler sangre.

Acaso haya que recurrir a la poesía serratiana para comprender qué está pasando: “Padre, deje usted de llorar, que nos han declarado la guerra”.

Estás desorientado y no sabés
qué "trole" hay que tomar para seguir.
Y en este desencuentro con la fe
querés cruzar el mar y no podés.
La araña que salvaste te picó
-¡qué vas a hacer!-
y el hombre que ayudaste te hizo mal
-¡dale nomás!-
Y todo el carnaval
gritando pisoteó
la mano fraternal
que Dios te dio.

¡Qué desencuentro!
¡Si hasta Dios está lejano!
Llorás por dentro,
todo es cuento, todo es vil.

En el corso a contramano
un grupí trampeó a Jesús...
No te fíes ni de tu hermano,
se te cuelgan de la cruz...

Quisiste con ternura, y el amor
te devoró de atrás hasta el riñón.
Se rieron de tu abrazo y ahí nomás
te hundieron con rencor todo el arpón

Amargo desencuentro, porque ves
que es al revés...
Creiste en la honradez
y en la moral...
¡qué estupidez!

Por eso en tu total
fracaso de vivir,
ni el tiro del final
te va a salir.

Tango:”Desencuentro” Catulo Castillo


Como en esas viejas melodías porteñas, que mezclan nostalgia y desazón por los amores perdidos o la injusticia que enmaraña las experiencias en la vida, nos une el desencuentro por haber perdido algún rumbo y no saber que “trole hay que tomar…” para regresar.

En el tercer decenio del siglo XXI, en pleno auge de expansión tecnología y de la era de la información y las comunicaciones, cuándo todo hacía presagiar que la información y el conocimiento permitirían al mundo solucionar los acuciantes problemas que lo afectan, un virus invisible, como casi todo lo importante para la humanidad, nos devuelve a la conciencia nuestra fragilidad innata como especie y pone de relieve todo el desvarío del ejercicio del poder, para que unos pocos vivan la ilusión del “hago lo que quiero y no me importa nada” concentrando para si los privilegios y engañando, mintiendo, sometiendo a muchos a condiciones de pobreza, indignidad y sufrimiento innecesario.

Hoy la guerra es subjetiva y de sentidos. Lo vemos a diario. Las estadísticas y las decisiones importantes hablan y se sustentan en mediciones de “percepciones” como si los sentidos humanos fueran radares infalibles que captan todo el espectro de ondas posibles de una realidad que produce desorientación, desconocimiento y alimenta las ficciones mas inverosímiles en el intento por no aceptar lo que sabemos … la trágica realidad de esta globalización neoliberal que tiene a un 2% de la población concentrando para si la mayor parte de lo producido por el esfuerzo de todos. El gran problema de la desigualdad. La perdida de medidas que nos hacen creer en los “chivos expiatorios” que el poder nos señala como “culpables” en la política y en los Estados Nacionales, para que no sean visibilizados ellos, los grandes “dueños” del mundo. Los que manejan la comunicación, la información y la creación de ideas, productos y propaganda con la que nos venden el “capitalismo bueno” y el “financierismo necesario”

El sistema capitalista está haciendo agua; la crisis bursátil empezó en diciembre del año pasado, estallando monumentalmente en los primeros meses del 2020. Los movimientos financieros, que dieron lugar a fortunas fabulosas en detrimento de la producción estallaron y, aunque ello no se publicitó mucho —al contrario: se trató de ocultar— el sistema global entró en una crisis fenomenal. La crisis sanitaria (real, pero definitivamente amplificada en grado sumo) encontró en la crisis económica una justificación perfecta. Al final de la pandemia se tendrán unas 800,000 víctimas mortales quizá, 100 o 150 mil muertes más que con la gripe estacional. Como dice Erick Toussaint:

Aunque haya una relación innegable entre los dos fenómenos (la crisis bursátil y la pandemia del coronavirus), eso no significa que no es necesario denunciar las explicaciones simplistas y manipuladoras que declaran que la causa es el coronavirus. (…) No solo la crisis financiera estaba latente desde hacía varios años y la prosecución del aumento de precio de los activos financieros constituían un indicador muy claro, sino que, además, una crisis del sector de la producción había comenzado mucho antes de la difusión del COVID, en diciembre de 2019. Antes del cierre de fábricas en China, en enero de 2020 y antes de la crisis bursátil de fines de febrero de 2020. Vimos durante el año 2019 el comienzo de una crisis de superproducción de mercaderías, sobre todo en el sector del automóvil con una caída masiva de ventas de automóviles en China, India, Alemania, Reino Unido y muchos otros países.

Hay crisis sanitaria, pero mucho más, hay una sistemática, histórica y estructural injusticia en el sistema que la actual pandemia de COVID-19 permite apreciar en toda su dimensión. «El hambre continúa expandiéndose año a año, cada día mueren 24,000 personas de hambre y por causas relacionadas con la desnutrición son 100,000, lo que da un total de 35 millones de muertes al año», expresó Jean Ziegler, consultor de organismos internacionales. «Cuando según datos de la FAO (Fondo para la Agricultura y la Alimentación de la ONU) en el mundo se producen alimentos para alimentar a 12,000 millones de personas [actualmente somos casi 8,000 millones] (…), cada niño que muere de hambre es un asesinato».

El COVID-19, con una letalidad de alrededor del 4% (o menos, según los últimos estudios), está matando, en promedio, alrededor de 2,000 personas diarias (con una curva epidemiológica que hoy tiende a aplanarse), junto a muertes provocadas por otras afecciones que bien podrían evitarse con los cuidados respectivos (enfermedades cuya curva no se aplana; por favor, no olvidar nunca eso en los análisis: ¡curva epidemiológica que hoy no tiende a aplanarse!): los 3,014 que mata cada día la tuberculosis (y, como van las cosas, seguirá matando), o los 2,430 de la hepatitis B, los 2,216 de la neumonía, los 2,110 del VIH-SIDA o los 2,002 de la malaria, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud. Dolencias que, en muchos casos, son «enfermedades de la pobreza», enfermedades que denotan la falta de atención para las poblaciones.

La diferencia de clases, con una clase que lo posee todo (porque explota) y otra que vive en la indigencia (porque es explotada), sigue siendo el núcleo de nuestra organización social. ¿Podría cambiar esa estructura este germen patógeno que ha matado ya más de 350,000 personas al momento de escribir estas líneas, un 95% de los cuales son seres humanos mayores de 65 años? ¿Por qué lo cambiaría? Para el fin de la pandemia habrán muerto quizá 700 u 800 mil personas; en el mismo período de tiempo, por hambre o por causas ligadas al hambre: no menos de 15 millones. ¿Desde cuándo los gobiernos de derecha, conservadores y neoliberales, que inundan hoy el planeta, incluso con posiciones neofascistas, se preocupan tanto, pero tanto y tan insistentemente, de la salud de sus poblaciones? Algo huele raro. ¿Se sacarán ejércitos a las calles para detener el hambre? Obviamente no.

La actual pandemia de coronavirus puede marcar un parteaguas en la historia. No está totalmente claro el análisis del surgimiento del agente etiopatogénico (¿virus natural que pasó al ser humano? —algunos dicen que eso es imposible—, ¿arma bacteriológica?, en tal caso: ¿de quién?, ¿virus natural que mutó?) y, mucho menos, no se sabe cómo seguirán luego las cosas, pero todo indica que este evento no es un elemento menor. Sin dudas, por la magnitud que ha cobrado el fenómeno, tendrá repercusiones grandes y duraderas. ¿Fin del neoliberalismo? ¿Final del capitalismo? ¿O nuevo capitalismo reforzado?

Seguramente cambiarán cosas, porque terminada la pandemia habrá más muertos y más pobreza. O, al menos, más pobreza para las clases subalternas, eterna e históricamente olvidadas. Tengamos cuidado con las informaciones que circulan y muestran el caos económico generado. Sin dudas, para la clase trabajadora mundial todo esto es una pésima noticia, y para muchas pequeñas y medianas empresas también. Ahora bien, de las megaempresas que manejaban el mundo hasta antes de la explosión de la crisis sanitaria, no todas saldrán golpeadas. Las petroleras, por ejemplo, probablemente sí (curiosamente la familia Rockefeller, ícono de la riqueza estadounidense, salió del negocio del oro negro en el 2017. ¿Vamos hacia las energías renovables?). Las de alta tecnología, los Silicon Six, como se conoce a Microsoft, Google, Apple, Facebook, Netflix y Amazon, no. Al contrario: en este momento, con el encierro forzado, el consumo de estos productos se disparó sideralmente. Nunca habían ganado tanto dinero como ahora con la pandemia. Las fortunas más grandes se van acumulando en estos últimos años en las empresas ligadas a la cibernética, la inteligencia artificial, la informática, la robótica (de las que China, pareciera, ha tomado la delantera sobre el resto del mundo. Evidentemente, su imagen de fabricante de «juguetitos de mala calidad» quedó totalmente atrás).

Como ejemplo representativo, puede observarse el cambio que se ha venido dando en la dinámica económica de la principal potencia capitalista, Estados Unidos. Para 1979, una de sus grandes empresas icónicas, la General Motors Company, fabricante de ocho marcas de vehículos, tenía un millón de trabajadores —daba trabajo a la mitad de la ciudad de Detroit, de tres millones de habitantes—, con ganancias anuales de 11,000 millones de dólares. Hoy día Microsoft, en Silicon Valley, mientras Detroit languidece como ciudad fantasma con apenas 300 mil pobladores, ocupa a 35 mil trabajadores, con ganancias anuales de 14,000 millones de dólares. El capitalismo está cambiando: no se hizo menos explotador, sino que ahora explota de otra manera, con mayor sutileza (el llamado teletrabajo, ¿no es una forma de explotación también?).

«Se ha creado una simbiosis entre algunas de las mayores empresas tecnológicas y el aparato político del capitalismo», expresan Daniele Burgio et al. Léase: las industrias de las telecomunicaciones, gigantes comerciales por supuesto, en connivencia con los gobiernos para: 1) ganar dinero y 2) espiar (controlar) a la población. En 1998, el entonces director de la CIA, George Tenet, afirmó que «las nuevas tecnologías darán a Estados Unidos una importante ventaja estratégica. Nuestra Dirección de Ciencia y Tecnología ha elaborado un plan para crear una nueva estructura empresarial con la tarea de obtener acceso a la innovación del sector privado» (léase: participación en las Silicon Six, las empresas más rentables de la actualidad). El capitalismo más desarrollado va presentando nuevas modalidades: las más refinadas tecnologías de la información y la comunicación marcan el rumbo hoy (ahí están las fortunas más grandes), y los servicios de inteligencia de las grandes potencias marchan de la mano con ellas.

Aunque hay cambios en su forma de actuar, en su dinámica visible, el capitalismo estructural persiste: la extracción de
plusvalor sigue siendo su savia vital. Y la lucha de clases, naturalmente, también persiste. Warren Buffett, uno de los grandes magnates actuales (estadounidense, financista con 90,000 millones de dólares de patrimonio), lo dijo sin cortapisas: «Por supuesto que hay luchas de clase, pero es mi clase, la clase rica, que está haciendo la guerra, y la estamos ganando».

El capitalismo cambia en su cosmética, pero no en su base. «Para salvar al capitalismo hay que modificarlo», dijo un alto directivo de una corporación multinacional. Es decir, gatopardismo: cambiar algo para que no cambie nada. La enorme clase obrera industrial urbana de las principales potencias está en vías de extinción: la robótica y el traslado de fábricas hacia el Tercer Mundo —donde se prohíben los sindicatos y la mano de obra es infinitamente más barata que en el Norte— la ha adelgazado y quebrado en las metrópolis. Nuevos negocios van apareciendo, ligados a las nuevas tecnologías. Quizá deba incluirse también en los business del futuro (además de los arriba señalados. ¿El petróleo dejará de serlo?) a la gran corporación farmacéutica, la Big Pharma, como se le conoce (o «farmamafia», como elocuentemente se la ha llamado).

Según datos dispersos (dada la secretividad con que se mueven), representantes de la GAVI, la Global Alliance for Vaccines and Immunization, y su fundador y principal financista, Bill Gates con su benemérita Fundación, insisten cada vez más en la necesidad de una vacunación universal. Como todo esto de la pandemia está aún muy confuso, nadie puede asegurar categóricamente nada. «Microbios y no misiles», dijo el magnate de Silicon Valley que es el actual problema de la humanidad: ¿no llama la atención que esté tan interesado en estos temas este mecenas? Resulta sugestiva su preocupación por el asunto, por lo que pensar que allí se juegan agendas desconocidas por la opinión pública mundial no parece paranoico.

Esa gigantesca corporación farmacéutica llegó a hablar del «drogado preventivo» en el ámbito de la salud mental; o sea: consumir fármacos antes que aparezcan los síntomas. ¿Quién decide el consumo: los usuarios o los fabricantes? Eso, por supuesto, si a alguien beneficia, es a las grandes corporaciones (la gente no necesita vivir drogada, obviamente. Para eso ya tiene la televisión y las redes sociales). Curiosamente el Manual de Psiquiatría estadounidense pasó, de 106 «enfermedades mentales» en su primera edición de 1952, a 216 en su quinta edición, de 2016. ¿Crecieron tanto los «enfermos mentales» o creció la voracidad de las empresas farmacéuticas?

El capitalismo cambia, se recicla, se amolda. Y solo, no cae. Numerosas son las voces que dicen que este sistema no va más, que tiene que desaparecer, que hay que reemplazarlo. Estamos absolutamente de acuerdo. Pero ¿cómo emergerá luego de la pandemia? ¿Solo porque el neoliberalismo está agotado habrá un cambio de modo de producción? Por otro lado, ¿quién dice que está agotado? La clase trabajadora mundial y, en general, los sectores oprimidos de todo el globo están golpeados: los megacapitales no. La pandemia de coronavirus ¿por qué traería ese cambio? «El capitalismo no caerá si no existen las fuerzas sociales y políticas que lo hagan caer», decía con exactitud el dirigente ruso Vladimir Lenin.

Que vamos hacia una superación de la globalización neoliberal y un fin del capitalismo financiero por efecto de la pandemia como más de alguno ha dicho, no es seguro. Es, en todo caso, una expresión de deseos. ¡Qué bueno si fuera cierto!, pero… ¿por qué sería así? Además —y esto es lo más importante—, ¿a qué nuevo orden social pasaríamos? Los megacapitales que, de momento, manejan el mundo —y que no son chinos, aunque allí se esté dando una acumulación sin par—, si bien están en crisis ahora, no parecen derrotados. El capitalismo sabe recomponerse; ya pasó numerosos golpes y ha ido saliendo airoso de todos: dos guerras mundiales, Gran Depresión de 1930, otras crisis económicas, revoluciones socialistas en varios lugares, numerosas pandemias (claro que se daban en lugares «periféricos», no tocaban la casa de los amos: Estados Unidos y Europa), catástrofes naturales, movimientos guerrilleros de izquierda… El ganador de la Guerra Fría no fue el bloque socialista, no hay que olvidarlo.

Los cambios histórico-políticos se logran solamente a base de luchas («La violencia es la partera de la historia», decía Marx), no en mesas de negociaciones. Hoy, más allá del miedo monumental que se ha inoculado en las poblaciones con el interminable bombardeo mediático sobre el virus, no se ve una organización de masas lista para dar el asalto revolucionario. Las izquierdas permanecen un tanto (o bastante) descolocadas, sin proyecto alternativo, y la post-pandemia no augura necesariamente un aumento del fervor popular transformador. ¿Se expropiaron los megacapitales y los manejan ahora las capas populares? Por supuesto que no. Si hoy hay crisis, no es solo por la pandemia; es una crisis sistémica, potenciada por la pandemia.

El capitalismo en su conjunto no parece a punto de caer. Probablemente caiga, o se reduzca un poco su hegemonía, el país central: Estados Unidos. La Nueva Ruta de la Seda impulsada por China, y secundada por Rusia, no es la revolución socialista. Ese no es el referente para los explotados del mundo. Las ollas populares, comedores solidarios y redes locales de apoyo que surgieron ahora, muestran que la gente sigue teniendo valores comunitarios, de autoayuda. Ese no es el cambio social hacia un mundo de equidad y justicia para todos, pero puede ser un interesante fermento a futuro.

https://wsimag.com/es/economia-y-politica/63273-pandemia-y-capitalismo-renovado

Y si sueñas con salir, recuerda la letra del tango de Catulo Castillo … “Por eso en tu total fracaso de vivir, ni el tiro del final
te va a salir.”. ¿Y si probamos intentando superar los desacuerdos y organizar la solidaridad? Tal vez no sean necesarios mas fracasos ni mas tiros, y podamos construir un futuro común y en paz para todes en el mundo.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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