El Capitalismo como religión: El neoliberalismo es la teología de la globalización

 

En estos días de la peste, la evidencia contrasta con las formas de pensar lo propio y la realidad. Los relatos que sugieren libertades individualmente concebidas sin necesidad de “otros” en la ilusión de que el libre albedrío es decididamente ocuparse del “si mismo”, impide comprender como una diminuta e invisible conjunción de elementos químicos y bioquimicos, en la frontera que desafía la capacidad humana de discernir que es la vida y que no lo es, pone en jaque todo un “orden civilizatorio” y “toda una concepción de época”.
El capitalismo fue siempre una religión que cambió la teología por la mercadotecnia y los rituales Cristianos por otros de consumo y compra-venta. Dios ya no era la figura que desde los cielos instauraba un orden para los humanos sino que “la mano invisible del mercado” le había arrebatado el puesto.

 En el mundo: 58.425.681 casos confirmados y 1.385.218 muertes. Ayer se confirmaron 542.757 casos nuevos ( OMS ).

En Argentina: 1.374.631 casos confirmados y 37.122 muertes. Ayer se confirmaron 4.625 casos nuevos y 120 fallecimientos ( Ministerio de Salud de la Nación y Sala de Situación ).

Los turistas en la Provincia de Buenos Aires deberán circular con el Certificado Único Habilitante que se tramita a través de la app Cuidar. Santa Fe superó las 2.000 muertes por coronavirus. Tres ciudades de Corrientes siguen en fase 3 por tres semanas más. Jujuy no autorizará eventos de convocatoria masiva.

La OMS alerta por una tercera ola antes de la vacuna en Europa. Toronto, Canadá, ingresa en cuatro semanas de confinamiento. Corea declara el estado de emergencia en Seúl hasta fin de año. Pakistán cerrará todos los establecimientos educativos desde el próximo jueves. Italia supera las 50.000 muertes desde el inicio de la pandemia. El Reino Unido lanza un plan de testeo masivo semanal. Francia marca su número más bajo de contagios desde el 28 de septiembre y creen que las medidas de aislamiento hacen efecto.

AstraZeneca y Oxford anuncian que su vacuna tiene un 70% de eficacia media y alcanza un 90% . Argentina producirá al menos 150 millones de dosis de esta vacuna. (https://www.cenital.com/ )

El bloque de senadores del oficialismo buscará aprobar esta semana en el recinto de la Cámara alta la propuesta de reforma de la ley orgánica del Ministerio Público Fiscal y, a través de ella, la forma de elección y el tiempo de mandato del procurador general de la Nación, durante una sesión especial que sería convocada para el viernes.
Fuentes del oficialismo dijeron a Télam que la intención es
contar con la media sanción de la iniciativa antes del 30 de noviembre, cuando concluye el período de sesiones ordinarias.
En los últimos días, el bloque que conduce José Mayans logró
unificar tres propuestas en un dictamen de mayoría, mientras que el opositor interbloque de Juntos por el Cambio adelantó su rechazo a ese texto y manifestó que irá a la sesión con un dictamen en minoría.
Dos de las iniciativas en las que se basó el oficialismo para el dictamen de mayoría pertenecen a los senadores opositores Martín Lousteau y Lucila Crexell, y fueron presentados en diciembre de 2019 pero, cuando el oficialismo decidió abrir ahora su discusión en comisión, ambos se retractaron y pidieron retirar sus iniciativas.
Sin embargo,
el Frente de Todos se opuso al retiro y sumó puntos de esas normas a una nueva iniciativa que presentó el senador de Juntos Río Negro Alberto Weretilnek.
El t
exto unificado propone que el mandato del titular de la Procuración General de la Nación deje de ser vitalicio y dure cinco años con posibilidad de reelección por única vez, y que la elección no se planifique en un año electoral.
También, prevé que la forma de elección se realice con mayoría absoluta -37 votos, la mitad de los miembros del cuerpo-, en lugar del requisito de los dos tercios de los presentes en el recinto que rige actualmente, algo a lo que la oposición se opone y que sí se mantendrá, de acuerdo al proyecto del oficialismo, en el caso de que se pretenda remover al procurador.

El debate se da mientras se aguarda que el oficialismo avance con la designación del nuevo procurador, ya que el actual, Eduardo Casal, es interino y fue nombrado durante el Gobierno del macrismo, tras la renuncia de Alejandra Gils Carbó, quien dejó su cargo el 31 de diciembre de 2017.
El candidato del Poder Ejecutivo, Daniel Rafecas, había manifestado su desacuerdo con la posibilidad de que el nuevo cargo sea votado por mayoría simple.
Según trascendió esta semana, parte del consejo consultivo de expertos creado por el presidente Alberto Fernández se pronunció a favor de cambiar la mayoría.
El presidente de la comisión de Justicia y Asuntos Penales, Oscar Parrilli, explicó que a lo largo de varias audiencias se realizó "un trabajo muy intenso" para avanzar en esta reforma.

(https://www.telam.com.ar/notas/202011/536117-buscan-aprobar-esta-semana-la-reforma-a-la-ley-de-ministerio-publico.html )

José Pablo Feimann, filósofo, docente, escritor, ensayista, guionista y conductor de radio y televisión argentino. Sus libros han sido traducidos al francés, alemán, holandés e italiano, nos adentra, en un artículo publicado hace unos días en página 12, acerca de las tensiones sociales en Argentina en estos días de la peste ...

A menudo tengo ganas de escribir sobre cosas que no tienen nada que ver con este país. Ya será. Lo hice muchas veces y nadie me lo reprochó. Pero el que se lo reprocha ahora soy yo. ¿Puedo apartarme de la caliente siempre caliente coyuntura argentina? Difícil. El presente me atrae y creo que es porque me concierne de un modo extremo. Pasan tantas cosas aquí. En otros lados también. Pasan –por decirlo con precisión- muchas cosas en todo el mundo. Por ejemplo: todavía no se resolvió lo de Trump. ¿Aceptará trasladar el poder a Biden? Prometen cosas que no cumplen. El hijo del grandote rubio todavía no consiguió desatar una guerra civil para sostener invencible la presidencia de su padre. No ha surgido un Robert E. Lee que se haga cargo con rigor profesional de semejante tarea. El vástago belicoso del padre que no quiere irse de la Casa Blanca aún no ha logrado formar un contingente armado –o sencillamente un ejército, por decirlo claro- para ametrallar a los millones que votaron al candidato veterano que venció a daddy. La policía se mantiene en el american way of life: quiere reventar a todo negro que incomode un poco y no a millones de buenos white american people para lo cual no tienen una especial vocación. Además los wasp son del palo. No son negros, ni hispanics, ni africans, que a estos hay que darles duro siempre que se pueda. Y se puede, cómo no, claro que se puede. El policía que no dejó respirar hasta morir a George Floyd ya está libre. Los que dicen que son las vidas blancas las que importan están orgullosos. El kkklan sigue vivo en “America”. (Sin acento porque “america” es una palabra norteamericana.) Durante estos días estoy preparando un curso sobre el cine y la condición humana y revisé con bastante exhaustividad el film que da origen al cine “americano”. Se llama El nacimiento de una nación. Y tiene como punto inicial una novela titulada El hombre del clan. Este señor es un coronel sureño que lucha en la guerra de secesión en las filas de los caballeros confederados. Cierto día, ya casi derrotado el Sur, tiene una visión poderosa. Se le aparece un jinete cubierto con un manto blanco y una capucha. Sí, el espíritu del KuKluxKlan. Ahí, el coronel sureño sabe cuál es su destino y el del Sur todo. Hay que armar a muchos encapuchados y luchar contra la insolencia de los negros soliviantados por el triunfo de la Unión. Esos negros se están apoderando del aristocrático Sur y eso no lo van a permitir. (Digamos: no quieren ser una Venezuela negra.) Este es el punto de partida del cine norteamericano. ¿Qué puede esperarse de algo así? Muchas grandes películas, sin duda. Pero un país violentamente racista. Cierta vez, bajo el gobierno de Bush jr., Michael Moore clavó una bandera del Sur en pleno Manhattan y exclamó: “¡No se engañen! ¡La guerra la ganó el Sur!” George Floyd murió cuando se filmó El nacimiento de una nación. La historia humana no es lineal pero tiene persistencias.


Sigamos. Pasan muchas cosas en el mundo, decíamos. Por ejemplo: Piñera recién ahora le pidió la renuncia al general que comanda a los carabineros. Había sido un hombre de Pinochet. De ahí la represión salvaje que hubo en Chile a partir de las movilizaciones de 2019. Por ejemplo: un conocido periodista televisivo dijo “Ponete la vacuna rusa, si querés”. Y luego, con furia, mirando a otra cámara para exaltar su comentario: “Y se te crece un bulto en el pecho… ¡andá a curarte a Moscú!” Ni el mismísimo McCarthy lo habría hecho mejor. Qué guasada, caramba. Uno se pone rojo, no de comunista, sino de vergüenza ajena. Pasan muchas cosas en el mundo. Por ejemplo: en Alemania florecen los nuevos admiradores de Hitler. Aquí se hacen llamar “libertarios”. Por ejemplo: en Inglaterra todavía hay una Reina y todavía cantan el “God save the Queen”. ¡A un siglo y medio de la Revolución Francesa! Por ejemplo: se siguen fabricando armas de todo tipo y efectividad. Por ejemplo: se queman los bosques para plantar la rentable soja. Por ejemplo: todavía no hay una vacuna infalible contra la covid-19. Hay gente que dice que no se va a vacunar. O sólo de una vacuna que venga de países democráticos. En fin, hay cosas alentadoras, levemente. Salió el impuesto a los ricachones. Y la izquierda se abstuvo. Pero esto no ha de sorprender. Cuando no se abstiene vota en contra de lo popular. Siempre ha sido así. Las mujeres se movilizan con vehemencia y efectividad. Y los comentarios de los periodistas del régimen (que siguen a todo vapor) son escandalosamente tontos y torpes. Hay mucha gente mala en este país. Gente que le hace mucho daño. Agreden violentamente a un gobierno que exhibe buena fe. No será lo mejor. Pero, ¿dónde está lo mejor? Heidegger, en el último reportaje que concedió, dijo: “Sólo un dios puede salvarnos”. En 1930 y hasta el ’45 creía que ese dios era Hitler. Además, ningún dios va a venir a salvarnos. El único salvador esperado es la vacuna, sea cual sea o todas. Porque será acaso cierto que Dios hizo al mundo en seis días y al séptimo descansó. Pero hay muchos que dicen que al octavo se fue para siempre. Y uno tiene ganas de creerles.(https://www.pagina12.com.ar/307287-por-ejemplo )

Jorge Alemán, Psicoanalista, escritor y poeta. Autor del libro «Capitalismo. Crimen perfecto o Emancipación».  Su último libro publicado es Pandemónium, notas sobre el desastre, ediciones NED, plantea en esta nota un interrogante: ¿Por qué el psicoanálisis argentino en su orden institucional, no quiso asumir el riesgo de elaborar el nudo entre duelo, memoria y deseo a la luz de la coyuntura que hizo que la Argentina remontara la corriente de una tragedia histórica, y se transformó en una inercia institucional, en una represión de la propia historia que lo interpelaba y de una voz propia?

(https://lateclaenerevista.com/psicoanalisis-un-problema-cultural-argentino-por-jorge-aleman/)

Sin duda el psicoanálisis encontró una hospitalidad especial en Argentina, y como es sabido, dentro de la misma Lacan ha ocupado un lugar privilegiado. Las razones de dicha recepción son variadas y de difícil concreción. De un modo conjetural, me permito esbozar algunas de esas razones

1) La intervención de distintas comunidades inmigrantes que se instalaron en la lengua española redoblando la disposición en el español del gusto por el equívoco, la afición a una lengua propia que se habla al «vesre» y una desconfianza proverbial hacia la literalidad de los enunciados.

2) El agujero simbólico que hasta hace poco hacía sentir sus efectos, a saber, el desconocimiento por parte de los intelectuales urbanos de diferentes provincias de lo sucedido con los ancestros de la tercera generación y una suplencia ficcional de dicho agujero

3) El hecho de que la principal experiencia política moderna, el peronismo, esté atravesado desde su constitución, por una gran carga hermenéutica y de distintas prácticas de desciframiento e interpretación.

Seguro que se podrían sumar otras razones tan o más válidas que éstas; simplemente quiero señalar las que han incidido en la política de su recepción.

La Argentina encuentra en el psicoanálisis, en sus autores, en sus travesías institucionales y en las diversas prácticas clínicas que aún prosiguen con fuerza, uno de sus grandes legados culturales. Incluyo en este ámbito tanto a los psicoanalistas como a los analizantes, ambos son parte de la misma encrucijada.

Sin embargo, todo lo que tiene de enriquecedor el psicoanálisis argentino en su régimen de circulación nacional está bloqueado en su transmisión, al menos en apariencia, por su deriva colonial. Al psicoanálisis argentino se lo considera en el resto del mundo como un llamativo fenómeno sociológico y antropológico pero no muy relevante desde el punto de vista epistémico.

Dicho brutalmente, un país consumidor de psicoanálisis, entendiendo esto como si fuera un rasgo diferencial y típico del carácter argentino.

No siempre fue así, hubo una generación de argentinos que encabezaron una ruptura con la asociación psicoanalítica desde su aproximación al marxismo y al movimiento de liberación nacional. Pero paradójicamente, esto fue borrado por la emergencia de la escena lacaniana. Esta escena remite directamente a Francia, lugar desde donde las instituciones analíticas argentinas se construyeron. Este punto remitiría a múltiples discusiones y debates que aún está por venir.

Solo quiero destacar un punto que considero crucial: muchos y muchas de lxs integrantes de esas instituciones fueron militantes políticos en su primera juventud. Luego encontraron en Lacan buenos argumentos para reconocer los impases de las hipótesis revolucionarias de los años 60 y 70. Si para los europeos Lacan fue una despedida de su mayo del 68 y de su maoísmo juvenil, en Argentina, genocidio mediante, debería haber comenzado un duelo activo que tradujera esos impases de las hipótesis revolucionarias en nuevos proyectos e invenciones arriesgadas de nuevas formas de la emancipación.

Las escuelas fueron un refugio para esos ex militantes, algunos procedentes de compromisos irrefutables, amparo que obstaculizó la verdadera tarea en la Argentina: no se trataba del mayo francés ni de la revolución china, se trataba del nudo entre duelo, memoria y deseo a la luz del psicoanálisis en la coyuntura que hizo que la Argentina remontara la corriente de una tragedia histórica. Cuestión central que la literatura, la música, el teatro y el cine asumieron en diversos registros y dónde la institución analítica se hizo la distraída salvo honrosas excepciones.

¿Por qué el psicoanálisis argentino en su orden institucional no quiso asumir ese riesgo y se transformó en una inercia institucional, en una represión de la propia historia que lo interpelaba y no quiso saber nada de una voz propia?

La situación de dependencia hacia el mundo francés no parece ser una explicación suficiente. Tiendo a pensar que el mundo psicoanalítico institucionalizado no quiso remover sus propios fantasmas concernidos en el asunto.

Daniel Rosso es Sociólogo, docente y especialista en Comunicación. Ex Subsecretario de Medios de la Nación. Sostiene en esta nota publicada en La Tecla Ñ, que el malevaje semiótico patrulla el periodismo nacional como si fuera una banda de piratas del lenguaje buscando redefinir el espacio público sustituyendo argumentos por sustantivos acosados. Los ejemplos más claros: las adjetivaciones descalificadoras sobre el nombre Cristina Fernández de Kirchner, y la utilización de la palabra ajuste.

La fórmula del discurso opositor suele ser el acoso: un sustantivo aislado atacado por varios adjetivos pendencieros. Así la oposición traslada la estructura del tumulto callejero al lenguaje para reeditar allí la vieja práctica de la emboscada. Desde hace tiempo, por ejemplo, el nombre Cristina Fernández de Kirchner, es abordado y acosado con una larga serie de adjetivos calificativos descalificadores. En un solo discurso, hace unos años, el youtuber Álvaro Zicarrelli dijo ante una cámara televisiva refiriéndose a la actual Vicepresidenta: “guanaca, víbora, arpía, yegua, mentirosa, miope, cerrada y negligente”. Se trata de un modo fordista de producir un relato: una vez elegido el sustantivo a agredir todo se resuelve con una cadena de producción de metonimias. Este malevaje semiótico patrulla el periodismo nacional como si fuera una banda de piratas del lenguaje. ¿Qué buscan? Redefinir el espacio público sustituyendo argumentos por sustantivos acosados.

En los últimos días, los principales columnistas de la oposición mediática han elegido la palabra “ajuste”, la han repetido hasta el hartazgo, la han emboscado, la han rodeado con su pequeño ejército de adjetivos militantes y la han incorporado al relato destitutivo. ¿Qué es lo que dicen? Que el gobierno nacional está implementando un ajuste en el marco de la negociación con el FMI. Por eso, ese sustantivo “ajuste” fue rodeado de los adjetivos brutal, ortodoxo, tradicional, VIP o Premium, médium y nacional y popular, entre otros. Lo notable de esta operación es que atacan al gobierno utilizando el discurso crítico histórico de la coalición gobernante.


 La oposición política y mediática utiliza tres relatos en su tarea sistemática de intentar quitarle legitimidad al gobierno.

  • El primero, dirigido prioritariamente a activar la oposición dura a la actual administración gubernamental. Es el relato que insiste en que el gobierno ataca a la propiedad privada, promueve las expropiaciones y las usurpaciones y no protege al capital que, entonces, se ve obligado a retirarse del país. Este discurso es el que busca mantener movilizado al componente de derecha más clásico de la sociedad argentina. Tiene un presupuesto fuerte: supone que si se va el capital también se van los argentinos y las argentinas. Es decir: lo que estructura al país no son los gobiernos sino los empresarios. Por lo tanto, habría una disputa entre la legitimidad democrática y la legitimidad capitalista. Serían dos actores en pugna: el que nace de la política, es decir de los votos, y el que nace de la economía, es decir del capital.

  • Un segundo discurso está orientado a disputar la cultura liberal republicana de la sociedad argentina, la que intenta representar el Presidente Alberto Fernández. Es el que sostiene que el gobierno recorta libertades, es autoritario y sólo busca la impunidad para la Vicepresidenta y sus ex funcionarios. Sobre esta cultura en disputa la oposición política y mediática viene sosteniendo una fuerte ofensiva.

  • El tercero y más reciente de los discursos, es el que asegura que el gobierno comienza a poner en práctica una serie de políticas de ajuste en la economía, en el contexto de la negociación con el FMI. Es un relato tendiente a poner en crisis la cultura nacional popular que integra la coalición de gobierno.

¿Cuál fue la novedad de Alberto Fernández durante el proceso electoral que lo llevó a la Presidencia? Poner en práctica dos operaciones aparentemente contradictorias: por un lado, absorber el discurso económico popular distributivo del kirchnerismo y, a la vez, comenzar a disputar el discurso liberal republicano en manos de Juntos por el Cambio. 

Desde esta perspectiva, la actual ofensiva de la oposición política y mediática se caracteriza por una triple estrategia: movilización en las calles de la cultura política clásica conservadora de derecha; intento de reapropiación de la cultura liberal republicana que el Presidente Alberto Fernández disputó con éxito durante las elecciones; y búsqueda de poner en crisis la relación del gobierno con su propia tradición política nacional, popular y de transformación.

Este tercer relato es el más novedoso y tiene la particularidad señalada: utiliza las posiciones antiajuste históricas de la mayoría de la coalición gobernante para atacar al gobierno. ¿Esto quiere decir que la alianza oficialista no debe debatir dado que ese discurso antiajuste está siendo utilizado por la oposición política y mediática para debilitar al gobierno? Todo lo contrario: es imprescindible profundizar el debate. No hay coalición sin polémica. Los debates no deterioran la unidad: la mejoran. De hecho, la carta del bloque de senadores del Frente de Todos va en esa dirección. Y seguramente habrá otros pronunciamientos similares. La unidad es un bien estratégico. El debate un modo de producirla. Hay que debatir con esa oposición política y mediática que denuncia políticas de ajuste que no existen y hay que debatir en el caso de que haya sectores internos de la coalición que quieran impulsarlas.

Ante el intento de expropiación del discurso crítico por el malevaje semiótico, la coalición gobernante debe continuar sosteniendo la larga tradición de argumentación nacional, popular y transformadora allí donde la primera intenta colocar sólo sustantivos acosados.

(https://lateclaenerevista.com/)

El análisis sociológico ha realizado importantes y valiosas contribuciones a la conceptualización de los aspectos culturales, morales e institucionales de la comunicación. En la actualidad, sin embargo, los aportes de esta disciplina parecen escasamente representados dentro de un campo de estudios que comúnmente pasa por alto el hecho de que la comunicación digital está inextricable-mente vinculada a los espacios sociales y materiales a través de los cua-les actúan e interactúan los seres humanos.

Los analisis políticos, inúndados por demagogicas posturas de objetividad científica y un sometimiento exacerbado a las estadísticas y a las mediciones y relevamientos que intentan determinar humores, estados de ánimo y percepciones de lo político, sugieren, en la intención subrepticia por interpretar un presente de modos acríticos y desoyendo las voces que sostienen las tensiones y conflictos sobre las cuales esta realidad ha sido forjada, que la realidad es lo que “la gente” o “el ciudadano común” percibe que es y por tanto la política debe someterse a esa voluntad … generalmente “inventada” o “animada” por los medios de comunicación de mayor impacto y por campañas perfectamente diseñadas en redes sociales y grupos de debate virtuales o reales.

La antropología social aporta algunas “novedades” entendiendose e involucrándose en el presente, cuándo hasta hace no mucho tiempo, se concebía así misma como la “historia de las formas sociales del pasado”, cuyo conocimiento era adquirido a partir de los comportamientos, ritos y objetos de la arqueología, que permitían reconstruir relatos de antaño…

Las trasformaciones del actual modelo de acumulación capitalista neoliberal establecen como parte indispensable para su propio funcionamiento no solo situaciones de desigualdad social y explotación laboral, sino un sostenido aumento de personas que sobran del sistema productivo –“no personas”, como dice Noam Chomsky recuperando al escritor George Orwell– y del soporte de todo tipo de derechos a pesar de las acciones reparativas que puedan realizar gobiernos conservadores o progresistas en nombre de una igualdad proclamada o una diversidad cultural exaltada. Estas prácticas políticas, culturales y económicas de despojo (Harvey, 2004) crean las condiciones para nuevas relaciones sociales jerárquicas marcadas por los programas de ajuste y “austeridad”, la precarización e informalidad, la violencia, las diferencias de género o el racismo que debilitan el poder de muchos sectores, aunque no por ello los elimina de la historia de las luchas colectivas y resistencias que se manifiestan en la actualidad. Con mayor o menor éxito, surgen grupos reivindicativos conformados por la acción creativa de sujetos que visibilizan las mencionadas diferencias, desigualdades y privilegios que los articulan o aíslan entre sí.

Esto puede rastrearse en sectores que, ante la pérdida de derechos y una constante experiencia de humillación y derrota, responden de manera colectiva por una existencia digna haciendo frente a la falta de trabajo o a sus precarias condiciones laborales, al despojo de la vivienda o del territorio, al expolio de derechos culturales, a la carencia de recursos –agua, salud, educación– y a la violencia en sus múltiples manifestaciones. Como menciona Rancière (2013), los mismos podrán obtener cierto reconocimiento social alejados, en algunas ocasiones, de identidades comúnmente previstas, ampliando así los horizontes políticos en el marco de la vida cotidiana.

(Betrisey, D. (2020). Procesos de movilización y demandas colectivas: aproximaciones desde la antropología política, en Revista de Antropología Social 29(2), 125-132 )

Hace poco más de 2 millones de años surgió nuestro género Homo y empujó el camino evolutivo. Sus ancestros homíninos lo habían hecho bastante bien como primates socialmente dinámicos, cognitivamente complejos y fabricadores de herramientas de piedra. Sin embargo, Homo intensificó la dependencia mutua para así defenderse mejor de predadores, forrajear y procesar mejor los alimentos, criar comunitariamente a los infantes y fabricar herramientas líticas más eficaces.

Una de las habilidades que ayudaron al éxito de Homo fue la imaginación—una capacidad que puedes usar ahora para tratar de recrear como es que esto ocurrió—.

Imagina a una representante temprana del género Homo preparando la cena. Ella sabe que las piedras pueden golpearse y percutirse para obtener utensilios filosos para cortar y rasgar. También sabe que las herramientas de piedra que hicieron sus antepasados no tienen una gran eficacia: les toma un largo tiempo arrancar la carne cruda de los cadáveres, machacar y moler las raíces (tubérculos) que han desenterrado, y romper los huesos para obtener la deliciosa médula.

Un día ella observa a sus hermanos trabajando para crear herramientas líticas sencillas con un solo filo. Ve, en su mente, que pueden obtenerse bordes cortantes de ambos lados, afilándolos más y balanceando la forma. Crea una representación mental de esa posibilidad—y la convierte en realidad—.

Ella, y sus descendientes, experimentan una remodelación de las piedras más extensa—creando, por ejemplo, las hachas de mano achelenses—. Comienzan a ser capaces de predecir patrones de lasqueado o percusión. Conciben una mayor diversidad de instrumentos para cortar las raíces y la carne cruda y para tallar el hueso y la madera. Traducen sus pensamientos e imaginaciones individuales en realidades colectivas. Cuando realizan un descubrimiento comparten el conocimiento entre sí, acelerando el proceso de invención y amplificando las posibilidades de sus esfuerzos.

Hace unos 500.000 años, Homo ya dominaba la capacidad de moldear la piedra, el hueso, el cuero, los cuernos y la madera en docenas de tipos de herramientas. Algunas de estas eran tan simétricas y con tal sentido estético que algunos científicos especulan que la fabricación de herramientas adquirió un aspecto ritual que conectó a los artesanos de Homo con sus tradiciones y su comunidad. Estos comportamientos rituales pueden haber evolucionado, cientos de miles de años después, en los rituales que hoy observamos en las religiones.

Con sus nuevos artilugios, Homo taló madera, desenterró tubérculos más profundos, recolectó nuevos frutos y hojas e incluyó a una gran variedad de animales en su dieta. Estas actividades—la ampliación de la dieta, la construcción de nuevas ecologías y la alteración del entorno—literalmente remodelaron sus cuerpos y sus mentes.

https://www.sapiens.org/es/biology/religion-origins/

Lo que llamamos evolución humana y encerramos en concepciones ideológicas como progreso, desarrollo, entendido como el avance lineal de esa capacidad humana para imaginar y producir su propio futuro. 

A la multiplicidad de recursos que se orientan a incentivar la investigación del conocimiento humano y de la comunicación interpersonal y mediada, la sociología está haciendo aportes a la comprensión de la mediatización generada por las tecnologías digitales, aunque todavía puede ir más allá en sus ambiciones interpretativas. Varias de las investigaciones que se están desarrollando actualmente se apoyan en puntos de vista similares respecto a la necesidad de reexaminar las interacciones de las herramientas virtuales, la literatura crítica sobre el análisis de la comunicación, el significado de la mediación y la concepción de la modernidad tardía. Estos principios y las líneas de indagación que se han mencionado podrían configurar un nuevo programa de investigación para la sociología de la comunicación. Llevar a cabo un análisis de la tecnología informativa desde una perspectiva más cultural, antropológica y política, desde el juego de representaciones sociales que objetiva las tensiones y conflictos al interior del neoliberalismo capitalista que domina las concepciones globales, llevará a un conocimiento más profundo de los mecanismos que engendran el poder simbólico. Enfocados en el análisis de los riesgos asociados a la mediatización digital, en la reconceptualización producida por la organización en redes, en el estudio del influjo de la tecnologías de la información sobre la integración social, en la comprensión de los nuevos procesos de categorización generados por la recolección de datos y en la identificación de las bases positivistas del sistema financiero obscurecidas por el conocimiento tecnocientífico, los sociólogos continuarán haciendo aportes al entendimiento de la forma como la sociedad naturaliza la organización de sus prácticas comunicativas y la forma como la agencia de los no-humanos va generando sus propios mecanismos de empoderamiento.

(Reflexiones en torno a la lectura de “El análisis sociológico de la comunicación: De la Escuela de Chicago a la Mediatización Digital. Lina Medina Muñoz. Espacio abierto: cuaderno venezolano de sociología Vol. 29, Nº. 3, 2020, 10-27

Lo que hoy llamamos religión, encubre la religión actual de occidente fundamentada en el culto individual a los deseos y aspiraciones individuales, que permite a sus sacerdotes, la exclusividad de los “privilegios” que solo se obtienen desde el poder corporativo, colectivo, de elites que, aunque minoritarias, conocen perfectamente que dicho poder y sostenimiento de privilegios, radica en su “común-unidad” de intereses y acciones.

El fetiche “dinero” representado como números en cuentas bancarias o papeles de colores con proceres o animalitos o elementos de la naturaleza o simbolos de otras naturalezas, actúan como cohesionador de esa disgregación ritual de los individuos, encerrados en sus propios universos míticos e impedidos de articulaciones capacez de orientar sus acciones en las direcciones y sentidos de lo común. Ya no es el individuo que imagina para aportar a su comunidad sino la elite imponiendo al individuo que imaginar para sostener su ilusoria condición de “ser si mismo” independientemente de la comunidad de la que forma parte y no reconoce o reconoce ambiguamente como peligrosa para su propia constitución.

La ceremonia diaria de la plegaria en el esfuerzo del trabajo, y los templos/factorías de la megaproducción globalizada, torna lo social en una gran Teología que dicta las conductas de época y somete toda diversidad cultural y social a una única aldea global, dónde el sueño de unos pocos se convierte en el deseo y la imaginación de muchos, que se creen capaces de valerse por si mismos … cuándo lo humano es exactamente lo contrario.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack




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