Ecos del dolor popular y la violencia …

 


Mucho se ha dicho y se seguirá diciendo … y no hay alguno de esos dichos que pudiere encerrarlo y comprenderlo en su complejidad y completud. Y si bien todo hecho y toda vida que impacta o adquiere relevancia en la vida de otros y en la vida de los pueblos, es en si misma una vida política y sus hechos y decires constituyen hechos y decires políticos, con el humilde intento de aportar algo mas, propongo convenir en una distinción. “lo político” no es lo misma que “la política”. Lo político es el hecho o el decir que se constituye por eso de la relevancia o impacto, en objeto de la política como actividad, como intención, como idea y posición tomada, como sentido y dirección no excluyente de otros, pero propio, que confiere a lo común, el contenido sobre el cual esa parcialidad común establece sus ideas, relatos y formas de interpretar los hechos y decires que en la realidad se producen.


Maradona fué, es y será un “hecho político” pero no es parte de “la política” sino en tanto y en cuanto los sectores interesados le atribuyan relevancias pertinentes a su ideas, relatos, acciones, sentidos y direcciones que les identifican como parcialidad dentro de la política.

Los sucesos del último jueves pueden ser interpretados desde esta distinción posible.

En la Casa Rosada la figura del partido fue Claudia Villafañe. En su rol de mamá, productora, ex mujer del ídolo y articuladora fue quien entabló conversaciones con el gobierno y gestionó los ingresos de quienes asistieron al velorio de Diego Armando Maradona. En ningún momento Claudia descuidó a Dalma y Gianinna quienes encarnaban los motivos de sus decisiones. 

El subsecretario de la Presidencia, Miguel Cuberos, fue el encargado de mantener el diálogo con Claudia y quien estaba tras la organización del evento que se esquematizó en una instancia privada y en la ceremonia abierta al público. La primera fue en la madrugada del jueves para la realización de una despedida íntima. Para ingresar a la casa de gobierno la familia confeccionó una listado con las personas autorizadas. Por allí pasaron los ex futbolistas Oscar Ruggeri, Nery Pumpido, Ricardo Giusti, Oscar Garré, Sergio Goycochea, Javier Mascherano, Carlos Tévez, Ramón Ávila y Rolando Schiavi, entre otras personalidades.

Rocío Oliva, ex pareja del 10, arribó a la despedida a las cuatro de la mañana. Sin embargo, fue sorprendida al enterarse que no se encontraba autorizada por la familia para participar de la despedida íntima. Matías Morla, abogado de Maradona y con quien en varias oportunidades las hijas marcaron diferencias graves, tampoco pudo participar de la ceremonia.

A las seis de la mañana el cajón se cerró y por la Casa Rosada comenzó el desfile de miles de personas que en un escenario similar al montado en el velorio de Néstor Kirchner despedían al máximo ídolo. De un lado los fanáticos, del otro la familia, funcionarios del gobierno y allegados se reunían alrededor del féretro. Hasta pasado el mediodía la imagen era tan desgarradora como amorosa. Giannina vestida con un buzo de la selección argentina contenía de manera incesante a su hermana mayor que acurrucada en sus pies lloraba a su padre. Claudia, en su mejor versión de mamá leona se focalizaba en los saludos, los protocolos, la entrada y la salida de los participantes.

En la capilla ardiente se montaron distintas ofrendas florales. Entre ellas se destacaban las coronas enviadas por Alberto Fernández, Alejandro Sánz, Diego Simeone, el Fútbol Club Barcelona, la Asociación de Árbitros, entre otros. Durante la mañana el Turco García y el Polaco, compañeros del reality MasterChef estuvieron presentes para acompañar a Claudia. 

En un día donde sin lugar para las rivalidades también se vio al Director Técnico de River, Marcelo Gallardo y a Enzo Francescoli. El plantel de Gimnasia, último equipo dirigido por Maradona, se reunió en su totalidad alrededor del cajón y desplegaron una bandera en el piso que decía “somos el pueblo”.

La presencia de Ministros y funcionarios del oficialismo se hizo notar durante todo el transcurso de la jornada. Entre ellos estuvo presente el Ministro de Salud, Ginés González García, el Canciller Felipe Solá, el Ministro de Producción Matías Kulfas, el Ministro de Economía Martín Guzmán, la Ministra de Mujeres, Género y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, entre otros funcionarios de primera línea. De la oposición sólo se vio al operador Carlos “Coti” Nosiglia de la UCR. 


A las once y media el desfile de hinchas se detuvo para que ingrese el Presidente Alberto Fernández junto con su pareja, Fabiola Yáñez. El mandatario afligido saludó a la familia y puso sobre el cajón una bandera del club Argentinos Juniors, un pañuelo de Madres de Plaza de Mayo y otro de Abuelas. Desde ese momento comenzaron las conversaciones para la extensión del horario de finalización del evento. 

Dalma y Giannina estaban firmes en que el evento terminara a las cuatro de la tarde ese mismo día. Sin embargo, con las calles colmadas de gente el gobierno insistía en que estirar el cierre sería la mejor opción. La posición de Claudia era invariable: si las hijas no querían, no se prolongaría la ceremonia.

Cristina Fernández de Kirchner ingresó a la casa de gobierno pasado el mediodía. Se presentó a la capilla ardiente y allí saludó —con distancia— a Dalma y Giannina. Sobre Diego depositó un rosario y luego se quedó a un costado acompañando a los familiares.

Al mismo tiempo ingresó nuevamente el Presidente de la Nación. Esta vez acompañado del gobernador Axel Kicillof, Eduardo “Wado” de Pedro, Andrés “El Cuervo” Larroque y Horacio Pietragalla. El reloj marcaba las catorce y treinta. El tiempo de descuento para el cierre de las puertas era de una hora y media. Afuera las filas ya alcanzaban más de veinte cuadras con admiradores que deseaban entrar a la Rosada. Sin éxito todos los funcionarios, el Presidente y la Vicepresidenta volvieron a negociar con Dalma, Giannina, Jana y Claudia.

En los pasillos del palacio se escuchaban críticas. Las más resonantes apuntaban a que si el gobierno había puesto a disposición el lugar debería haber fijado, a diferencia de lo que sucedió, la extensión del evento. En este punto, cabe recordar que las disposiciones de ingresos y tiempos estaban en manos de la familia. Claudia fue quien de acuerdo al pedido de sus hijas estableció que el velatorio no se extienda más de lo pautado. La pregunta entonces era: ¿fue un error hacerlo en la Casa Rosada? Alberto Fernández justificó su decisión. En diálogo con Radio Continental dijo: «Si no hubiéramos organizado esto, todo hubiese sido peor».

La Vicepresidenta se quedó en la capilla mientras que Fernández y los funcionarios salieron al balcón para analizar la situación.

La escena de la Plaza de Mayo que se había visto por la mañana ya no era la misma. En 9 de Julio y Avenida de Mayo comenzaron los incidentes cuando las fuerzas de seguridad comenzaron a cerrar las filas. En pocos minutos esta situación se replicó en distintos puntos del camino que desembocaba en la Casa Rosada.

En paralelo, se confirmó que la ceremonia se extendía tres horas más. Es decir hasta las siete de la tarde. Esta decisión llegó tarde. Para entonces una multitud de personas que chocaban contra el portón intentaban ingresar a la Casa Rosada, algunas incluso colgadas y trepando por las rejas. El portón se rompió y los efectivos de la Casa Militar optaron por abrir las puertas al observar que había niños que podían quedar atrapados entre las rejas y la muchedumbre. El gas pimienta tampoco tardó en ingresar.

Un comunicado de Presidencia explicó: “Cuando el horario de finalización se acercaba, varias personas que estaban en la fila comenzaron a saltar las rejas para ingresar de manera irregular. Ante esa situación, se suspendió por unos minutos el ingreso. Cuando se volvió a habilitar algunas personas ingresaron rápidamente, sin cumplir las indicaciones del personal a cargo”.

En cuestión de segundos, un sinnúmero de personas desembocaron en la capilla y quedaron a metros del féretro. Las vallas que los separaban estaban contenidas por efectivos de seguridad y otras personas que en ese momento se encontraban en la ceremonia. Ante esta situación, Giannina abrazaba al cajón desconsolada mientras que su hermana, su mamá y el resto de los familiares se dirigían hacia el Salón de los Pueblos Originarios, donde luego fue trasladado el cajón. 

La Casa Militar habilitó un conducto de salida por el Patio de las Palmeras y este quedó invadido por un grupo de hinchas. En las fuentes algunos se refrescaban, mientras agitaban y cantaban “olé, olé, olé Diego Diego”. La seguridad que había sido desbordada minutos antes en el ingreso de Balcarce, ahora cercaba a los fanáticos en el patio. En poco tiempo, los efectivos lograron que se retiraran por la explanada por el Salón de los Bustos Presidenciales.

Cristina Kirchner se encontraba en el despacho de Wado de Pedro al momento que él mismo tuiteó: “Le exigimos a @horaciorlarreta y @diegosantilli que frenen ya esta locura que lleva adelante la Policía de la Ciudad. Este homenaje popular no puede terminar en represión y corridas a quienes vienen a despedir a Maradona”. 

El Ministerio de Seguridad de la Nación dijo que ni ellos ni “ninguna de las fuerzas a su cargo, ha dado ni recibido orden alguna de ejercer violencia sobre las personas que se encontraban en Casa Rosada ni en sus inmediaciones” y tildó de falso “que las fuerzas federales hayan recibido la orden de reprimir o participar de la represión desatada en la zona de la Av. 9 de Julio” por ser jurisdicción de la Policía de la Ciudad.

El cuerpo de Maradona finalmente fue trasladado al salón donde se encontraba su familia. Para el momento había tres opciones: retomar la ceremonia hasta las siete de la tarde, realizar un encuentro íntimo por el tiempo que restaba o comenzar el operativo hacia el cementerio. Para esto último el gobierno ofreció el traslado en helicóptero, pero la familia se negó. 

Todo estaba finalizado. La familia decidió que controlada la situación en la Casa Rosada se dé inicio a la caravana hacia el Cementerio de Bella Vista. La capilla por donde todo el día retumbaron los cánticos quedó colmada de camisetas de fútbol, de pelotas, flores, banderas y coronas. El silencio del miércoles al mediodía volvió a escucharse.

(https://www.elcohetealaluna.com/la-intimidad/)

El fútbol poseé un “folckolere” propio, autónomo. Una mística y una cultura “tribal” que le es singular y contingente, aún y cuándo el poder, el negocio y “la política” pretenden utilizarlas a su favor, y lo logren de diversos modos y en diversos momentos y diferentes formas. En el fenómeno de las “barras Bravas” (no excluyentes de nuestro país pero si con característica autóctonas) es un fenómeno particular.

El periodista Gabriel Fernandez expresó con contundencia en el artículo aparecido hoy (https://www.elcohetealaluna.com/calle/ )

En la despedida a Diego no operaron barras bravas ni provocadores como señaló el gobierno. La masa los deglutió.

Ahora son todos expertos en hinchadas. La falta de calle en tantos militantes, periodistas y opinadores, su lejanía con el mundo del fútbol, lleva a la reproducción de falsedades amparadas en imágenes que colisionan con el deber ser de las almas bellas.

El problema es que las falsedades surgen de zonas que necesitan comunicar verdad para ligarse al pueblo. En la despedida a Diego no operaron barras bravas ni provocadores como señaló el gobierno. La masa los deglutió.

Es preciso haber estado ahí o, en su defecto, observar las grabaciones sin edición, todo el tiempo que resulte necesario, para absorberlo. La gente de Boca no concurrió articulada por punteros macristas ni la de Gimnasia lo hizo con orientación del intendente Garro.

Quien anda por este planeta singular que lideraba Maradona sabe que esas apreciaciones para sacarse los errores de encima no son ciertas; es más, son imposibles. La llegada del 10 a La Plata, resultó, desde el primer momento, un dolor de cabeza para el macrismo.

Esto se comprobó en las últimas declaraciones políticas de Maradona, muy poco antes de su muerte. Y enlazó con el parecer de las multitudes que lo acunaron. En el primer partido oficial fue recibido, desde la tribuna Néstor Basile, con una imagen del Frente de Todos formada por los hinchas con carteles combinados. Eso hubiera sido irrealizable con “la  barra” en contra.

El gobierno nacional es responsable de lo ocurrido. Como fue por impericia, no por intención, sólo cabe pedir disculpas y seguir adelante. Es que admitir que este velatorio tan importante se llevara a cabo en la Casa Rosada implicaba poner condiciones claras para su concreción.

Las autoridades sabían de antemano que cerca de un millón de personas se iban a acercar a la despedida. Era una cuestión organizativa que demandaba el tiempo necesario para contener el sentimiento derramado en las calles. La orden que debían plantear era nítida: se hace como corresponde o no se hace.

Ahora, con los medios restregándose las manos por la ocasión, se vuelca la responsabilidad sobre nuestro pueblo, y se difunden un puñado de escenas donde los saltos, las banderas, el humo, evidencian aquello que hacemos habitualmente en los estadios. Y a todos les parece un escándalo.

Si no hubieran cercado los accesos, si no hubieran limitado absurdamente el tiempo del adiós, si no hubieran reprimido sin que alguien lanzara siquiera una botella de plástico vacía –con responsabilidad explícita del gobierno de Ciudad-, los hechos se hubieran desarrollado en paz.

Esto es así. El clima general que se pudo observar fue de dolor sorpresivo hilvanando el llanto con los cantos. Este dato caracterizó todo el sendero desde Plaza Constitución hasta la Plaza de Mayo. Ni se le ocurría a nuestra gente agredir a nadie; estaba procesando el adiós.

Esto es sólo un apunte simple como anticipo de los textos y videos que estamos preparando. Pues hay demasiados interrogantes que merecen ser planteados para valuar adecuadamente la trascendencia del muerto.

Mientras, alguien se asoma a las fotos y dice “qué barbaridad ¡llevaron niños!”. ¡Por supuesto que llevaron niños! La familia humilde argentina estuvo allí. Y millones que ni tuvieron tiempo de zarpar desde sus lejanos destinos lo vivieron azorados por las pantallas y las radios.

Por supuesto.” Hasta aquí el texto del periodista.

Varias cuestiones se insinúan allí. Por un lado, frente a un intento por canalizar en algún “orden” el seguro desborde de “Apasionados”, ese intento fué mal liderado por personas que desconocen la intimidad del mundo “fútbol”, por tanto era obvio que se les “escaparan” algunas cuestiones que cualquier hincha asiduo a los Estadios Argentinos, hubiese previsto … “el desborde”. No se le puede pedir orden y racionalidad a la pasíon y mucho menos cuándo este se vuelve en dolor y ausencia, en pérdida…

El genuino y legal ejercicio de la fuerza que la consttitución del Estado Nacional, como poseedor del monopolio de la violencia para sostener los valores comunes y mantener dentro de su “orden” los conflictos y tensiones que operan en la realidad, develan en el ejercicio de sus instituciones, la mentalidad y las ideas con las que sostienen el ejercicio de ese monopolio. Quedó en clara evidencia que para el Estado nacional se trataba de contener y cuidar , minimizando represión y violencia, a pesar de la clara improvización y cierta falta de pericia, y que ante el pedido de intervención del Estado Nacional a las fuerzas policiales de la ciudad, esta actuó con otras directivas, dispersar violentamente y reprimir. No por “mala gente” sino precisamente porque responden a otra “política”, entienden que toda expresión popular mayoritaria y “desordenada” es potencialmente peligrosa para el “orden” que defienden. Cuándo no pueden “ordenarlas” bajo sus intereses y mando, reprimen, dispersan violentamente, ejercen el poder porque son el poder y así se manifiestan. Las lecturas Políticas de “lo político” corren bajo la estricta responsabilidad de quienes las esgrimen y expresan.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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