CUESTIONES DE IDENTIDAD NACIONAL

 
 
Para que los pensamientos en torno a la realidad que a diario padecemos o disfrutamos, atravesados como somos por un amplio y caótico abanico de sensaciones y emociones que no siempre la razón alcanza a articular de modos coherentes y en especial, que se ajusten a aquella mentalidad en la que asentamos nuestras comprensiones mutuas, como resultado de la compleja trama de pasado, presente e ilusorias proyecciones de futuro que estructuran nuestro lenguaje y la posibilidad de la comunicación entre nosotros, se hace necesario precisar conceptos, ideas, frases y palabras en relatos que medianamente puedan ser comprendidos por otro y refutados o aceptados parcialmente o totalmente como parte de una interpretación de la realidad en la que cada una de nuestras vidas se haya inmersa.

Estos conceptos que explican el mundo y nos explican en él, son resultado de procesos complejos que se estudian de modos fragmentados y se perciben alguna que otra de sus interdependencias como parte de ese intento por explicar la realidad, que resulta de la vida individual y de como estas producen un orden social, una cultura, una civilización.

El Capitalismo como tal esta cerca de cumplir 3 siglos de existencia. Argentina fija su nacimiento en 1810, aunque el Acta es fechada en 1816 (Declaración de la independencia), casi un siglo después del advenimiento de la era industrial.

Los últimos 300 años de la vida de la humanidad han venido produciendo (Y lo siguen haciendo) vertiginosos cambios en la conciencia y en los haceres, decires y pensares de los individuos y de las comunidades que estos constituímos.

Si solo comparamos con comunidades que se comprenden a si mismas con una historia de mas de 6 mil años … las concepciones identatarias surgen elocuentes en esa diferencia … Argentina es un puber que aún no sabe lo que quiere y que ha perdido sus referencias paternas al no concebirse con una historia común y una idea de patria o comunidad que se imponga como identidad y defina rumbos y sentidos a todo lo que se construya en la dimensión de lo común, de lo público. Y esto es así porque no supimos pensarnos y hablarnos de modos constructivos y como hermanos y habitantes de un territorio que nos es común y en el cúal podemos y debemos ejercer soberanía, para en cambio, sentirnos como migrantes en esta tierra (hecho que la historia confirma en parte), pero con derechos a pensarnos y constituirnos pueblo sin identidad cierta, sin sentido de pertenencia. Del mismo modo sus ciudadanos individuales … individuos determinados a compararse siempre con ortos de formas desvalorizadas, prestos a aceptar sin mas que afuera son mejores … rápidos para sentirnos ciudadanos del mundo e inventar la ilusión de que fuera es el primer mundo y nosotros solo parías o escorias de un tercero que aspira a mejorar pero somos genéticamente inaptos para ello. Eligiendo siempre la mas facil de copiar y parecernos, en lugar de constituirnos en algo que nos fuese propio mas allá de Maradona, Messi y la bandera Argentina o el ¡OH, OH, OH! Despegado del himno Nacional en las gestas deportivas que nos representan frente a otros …

Hay una psique Nacional que reniega de lo propio y alienta todo aquello que de fuera siempre es mejor … hay una psique individual que exacerba el “egoísmo” y somete a las personas en la ilusión de su libertad individual, a encierros solitarios, suicidades, con muy baja “autoestima”, que lleva a desequilibrios tanto psiquicos como sociales …

Dos ambitos dónde estas cuestiones se manifiestan bien claramente son en los campos de la economía y de la salud mental.


RIQUEZA PRIVADA, POBREZA PÚBLICA


Un 70% de las grandes fortunas argentinas son activos financieros e inmuebles, y no capital de empresas

Esas cuatro palabras del título usa el economista francés Thomas Piketty en su libro El capital en el siglo XXI para describir lo que ocurre entre el capital privado y la deuda pública de los estados europeos. Idéntica descripción podríamos usar en nuestro país, y en toda Latinoamérica, con la particularidad que aquí la concentración del patrimonio es superior a la de la renta.

Es muy importante diferenciar bien estos dos conceptos: el patrimonio (es decir la riqueza o fortuna) es un stock, es lo que se posee en un determinado momento del tiempo, mientras que la renta, ganancia, o más genéricamente, el ingreso, es lo que se obtiene a lo largo de un período de tiempo determinado (un flujo).

Por ejemplo, los salarios son un ingreso, al igual que los alquileres, intereses, dividendos, ganancias y otras formas de renta de la propiedad. Mientras que el dinero que se posee en efectivo (bancarizado o no, en moneda nacional o moneda extranjera), otros activos financieros (acciones, bonos, etc.), inmuebles, vehículos, joyas y obras de arte, por ejemplo, conforman la riqueza que posee una persona.

Es claro que existe una relación entre estas dos variables. Así, quienes tienen altos ingresos cuentan con la posibilidad de acumular y ver crecer su riqueza, mientras que para las personas con ingresos bajos ello no es posible y para los sectores de ingresos medios es dificultoso y limitado.

A su vez, quienes cuentan con un stock considerable de riqueza suelen utilizar el grueso del mismo para obtener cuantiosos ingresos, bajo la forma de “rentas de capital” (alquileres, intereses, acciones, dividendos, etc.). Posibilidad vedada para quienes no han acumulado riqueza o lo han hecho en tan modesta escala que la misma se limita a unos magros ahorros y a la vivienda y vehículo propios, cuyo valor es más de uso que de producción.

Así, más allá de que la desigualdad de los ingresos, que resulta particularmente alta en nuestro país (donde el 10% que más cobra percibe 19 veces el ingreso del 10% menos favorecido), da lugar a una brecha creciente en materia de riqueza, lo central es como una riqueza tan mal distribuida hace que las diferencias de ingresos sean cada vez más grandes.

Teniendo ello en mente, es importante dejar de pensar que los impuestos son un hecho técnico, económico y/o contable, dado que esta percepción es, al menos, incompleta. Ninguna comunidad puede sostenerse si no destina recursos para ello: los impuestos son la principal fuente de financiamiento que tienen los Estados modernos.

En el actual debate sobre este aporte extraordinario a los altos patrimonios personales ha quedado crudamente en evidencia este carácter eminentemente político de los impuestos, como lo ha demostrado el fuerte lobby empresario y el insólito reconocimiento por parte de la bancada de Juntos por el Cambio (a partir de una infografía “robada” al bloque oficialista, quien la elaboró a modo de crítica) de que el 46% de la Cámara de Diputados está al servicio solamente del 0,02% de la población nacional. Así, en su afán de perfecta oposición al Frente de Todos, los diputados cambiemitas se declaran con orgullo el “Frente de Unos Poquitos”.

Es claro entonces que los impuestos no son neutros, en tanto afectan intereses, inciden sobre la vida material de las personas, merman los ingresos, disminuyen el patrimonio y limitan el consumo. Entonces, los impuestos al patrimonio, tales como el aporte extraordinario de las grandes fortunas, contribuyen, además de a una mayor progresividad fiscal y justicia social, a erosionar las bases sobre las que se asienta una distribución del ingreso crecientemente polarizada. Asimismo, reducir de esta forma la brecha de ingresos contribuye a mitigar un problema que aqueja especialmente a nuestras sociedades latinoamericanas: la enorme capacidad de un pequeño sector concentrador de riquezas de incidir de forma determinante en las políticas que guían el sendero del desarrollo y que termina profundizando las desigualdades.

Al respecto, la Argentina parte de un piso muy bajo en materia de imposición patrimonial. Por el diseño federal de nuestro país, aquí los impuestos que gravan manifestaciones directas de la riqueza son:

  • Bienes Personales, que es un tributo nacional a la riqueza de las personas físicas.

  • Inmobiliario, rural (provincial) y urbano (provincial, excepto en el NEA, Salta y la Patagonia en que es municipal).

  • Patentes de automotores y embarcaciones (provincial, menos en Córdoba, Salta, Jujuy, el NEA y la Patagonia donde es municipal).

  • Transmisión gratuita de bienes (herencia), tributo provincial que sólo está vigente en el territorio bonaerense y tiene muy escaso peso cuantitativo.

En 1993 la recaudación de todos estos impuestos patrimoniales era de 1,25% del PBI. Con el impulso de Bienes Personales, esa cifra llegó a un pico de 1,67% del producto en 2003. Desde entonces el peso de estos impuestos presentó una caída pronunciada, con un valor promedio, en 2007-2015, de un 1,00% del PBI y de 1,10% en el año en que el que llegó a la presidencia Mauricio Macri.

En el último año de la gestión macrista dicho guarismo fue el más bajo en un cuarto de siglo (0,83% del producto), fruto de las reformas regresivas que se introdujeron en Bienes Personales (mayor mínimo no imponible, reducción y establecimiento de alícuota plana), que hicieron que la recaudación de los tributos del gobierno nacional a la riqueza, pasase de 0,35% del PBI en 2015 a 0,16% en 2019 (tras un mínimo de 0,11% en 2018, parcialmente revertido tras el acuerdo con el FMI).

El macrismo dejó a la imposición patrimonial argentina al borde de la extinción. La recaudación de impuestos a la riqueza es hoy, en Argentina, al menos, un 25% menor que la de Brasil y Colombia (1,2% de sus respectivos PBI) y mucho más baja que la de los países desarrollados (2,0% del producto en la OCDE y más de 2,5% en Estados Unidos, Bélgica, Canadá, Francia, Israel y Reino Unido).

En este escenario, atento a la particular realidad de 2020, en el mundo se abrió un debate sobre la necesidad de un mayor esfuerzo fiscal de los sectores más privilegiados. Incluso el Departamento de Finanzas Públicas del FMI, en un documento de mayo de 2020, indicó que se debe: “considerar aumentos de las tasas en los tramos superiores del impuesto sobre la renta, del impuesto sobre la propiedad y del impuesto sobre el patrimonio, quizás a modo de sobretasa solidaria”.

Es importante diferenciar, entre las iniciativas aplicadas y propuestas, a nivel internacional, de mayor esfuerzo fiscal para las personas más acaudaladas, aquellas que buscan gravar los altos ingresos (Alemania, Italia, Rusia, Perú), de las que apuntan, como en el caso argentino, a que se tribute sobre las grandes acumulaciones de riqueza (Suiza, Francia, España, Brasil, Chile).

También es necesario hacer notar que, en nuestro país, esta iniciativa la motoriza el partido de gobierno, mientras que en el grueso de los demás países citados impulsan este tipo de iniciativas fuerzas políticas opositoras y en algunos casos con escasa representación parlamentaria. Las excepciones a ello son España (donde se trata de una idea de Podemos, socio minoritario de la coalición de gobierno) y de Rusia (donde son dos tributos, uno a los ingresos y otro a la riqueza, pero que gravan, si bien con una importante alícuota, fuentes de ganancias puntuales y manifestaciones de riqueza muy específicas, tales como los dividendos del exterior y los depósitos bancarios, respectivamente).

Para comprender la importancia cuantitativa en nuestro país del aporte de las grandes fortunas, que ahora el Senado debe refrendar, basta con señalar que el déficit primario (ingresos menos gastos, sin considerar intereses de la deuda) previsto para el año próximo en el presupuesto 2021 es de un 4,5% del PBI y que, se proyecta que, mediante este nuevo tributo, dicho quebranto se podría reducir en un cuarto.

Es necesario remarcar que lo que está en debate en el Congreso Nacional es un aporte o contribución, por única vez, a los patrimonios de las personas físicas superiores a los 200 millones, de pesos y que, por ejemplo, los inmuebles se consideran según su valor fiscal, que representa aproximadamente el 10% del valor real de mercado. Así, para estar alcanzada por el impuesto, quien solamente posea inmuebles, debería detentar la propiedad de al menos el equivalente a 20 departamentos de dos ambientes en Palermo.

No es de extrañar entonces que apenas unas 9.300 personas acumulen tal nivel de riqueza en el país, aunque hay que aclarar que la AFIP cuando realizó esa estimación era sobre la base de las declaraciones juradas de Bienes Personales del año 2019, y la contribución creada se calculará sobre los bienes vigentes al momento de promulgarse la ley –se estima diciembre de 2020—, por lo cual, seguramente, la cantidad de contribuyentes alcanzados sea algo mayor. La recaudación proyectada del tributo es de un 1,1% del PBI (unos $307.000 millones), correspondiendo la mitad de la misma, a la cúpula de 253 multimillonarios de Argentina.

A su vez, el destino que el Proyecto de Ley sancionado en la Cámara baja prevé para dichos recursos es:

  • 20% para “equipamiento médico, elementos de protección, medicamentos, vacunas y todo otro insumo crítico para la prevención y asistencia sanitaria”;

  • 20% para “subsidios a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas” con el objeto de: “sostener el empleo y las remuneraciones de sus trabajadores”;

  • 20% para el “programa integral de becas Progresar”;

  • 15% para “los habitantes de los barrios populares identificados en el registro Nacional de Barrios Populares en Proceso de Integración Urbana (RENABAP)” con foco en: “la mejora de la salud y de las condiciones habitacionales de sus habitantes”;

  • 25% para “programas de exploración, desarrollo y producción de gas natural”, a través de las Empresas Públicas Integración Energética Argentina e YPF.

Cada una de las 253 personas más ricas de la Argentina estaría contribuyendo, así, con $121 millones para equipamiento médico básico, con el mismo monto para sostener el empleo en las PYMES y con una cifra equivalente para las becas Progresar. Además, con $91 millones para mejorar las condiciones de salud y hábitat en los barrios populares y con $151 millones para extender la red de gas natural a todas las personas que viven en el país.

Como referencia, y dado que nos resultan de particular interés, por tratarse de los pibes y de las pibas con las que los viejos, fracasados y pobres docentes que han escrito este artículo (así nos imagina Soledad Acuña, ministra de Educación porteña), trabajan todas las semanas, dentro de lo que son los montos actualmente vigentes lo que se cobre a cada una de estas 253 mega fortunas permitiría sostener la cursada anual de un total de 1.970 estudiantes: 49 de cursos de formación profesional, 564 que asisten a establecimientos terciarios, 670 que están en el primario o secundario y 687 que estudian en Universidades Nacionales. Pero además de sostener la cobertura proyectada del programa Progresar, el aporte a las grandes fortunas permitiría mejorarla sensiblemente. A los valores actuales de la percepción podría incrementarse en un millón el número de jóvenes que perciben esta ayuda para sostener sus estudios, lo que significaría duplicar la cobertura actual o, aumentar en más de un 200 % el valor actual de la percepción a quienes actualmente la reciben.

Con apenas un quinto de lo que corresponde pagar a cada una de las 253 mayores fortunas del país 2.000 jóvenes van a poder estudiar, formarse y aspirar a un futuro mejor. Motivo más que suficiente para rebatir los principales argumentos esgrimidos por estas 253 personas hiper ricas para implorar al Senado la no aprobación del tributo.

Afirman que este aporte extraordinario considera para el cálculo de la base imponible solo los activos y no así el patrimonio neto (activos menos pasivos) de las personas físicas. Pero no es así en el caso de la valuación de la participación accionaria sobre las sociedades comerciales. Ahí el monto de riqueza del accionista se calcula sobre el valor del patrimonio neto de la sociedad. La ecuación contable fundamental establece que el Patrimonio Neto es igual al Activo menos el Pasivo.

Se dice además que esta contribución tendrá un efecto negativo sobre el ahorro, porque al gravar los activos, eso podrá alentar la propensión marginal a consumir en detrimento de la propensión a ahorrar. A riesgos de parecer twitteros despeinados que gustan desatar polémicas fútiles, creemos que las virtudes del ahorro están sobrevaloradas. El ahorro es importante en tanto se traduzca en inversión productiva, que incremente la capacidad de generar bienes y servicios en el país, creando trabajo decente y, mediante ese y otros mecanismos, permita repartir en forma justa los frutos de ese progreso material. Pero ya desde la década de 1930, agitados tiempos en que Keynes escribió su Teoría General, es un hecho científicamente demostrado que el ahorro no necesariamente se traduce en inversión. En tiempos de globalización, mundo offshore y elevados niveles de financiarización de la economía, ello es patente en el hecho de que un 70% de las grandes fortunas argentinas corresponden a activos financieros e inmuebles, y no a participaciones en el capital de empresas.

Del mismo modo, es claro que los activos acumulados en otros países, cualquiera sea la forma que tomen, podrían llegar a apalancar la inversión productiva en ellos, pero no en el nuestro. Según datos oficiales del INDEC, los argentinos acumulaban en el exterior en el primer trimestre de 2020 la friolera de U$S 222.807 millones de dólares en dinero depositado en cuentas bancarias. Esa cifra no incluye los bonos, acciones en moneda extranjera y propiedades (verbigracia, inmuebles) en el exterior. Ese valor es mayor en U$S 72.254 millones a lo que había a fines de 2015 y de U$S 150.043 millones más que en 2006.

No parece entonces que la inversión productiva en el país vaya a estar fuertemente comprometida por un aporte tan marginal y por única vez de un grupo selecto de argentinos, a quienes el Presidente propone (pensamos que irónicamente) agradecer con una placa recordatoria por ser quienes “en la pandemia ayudaron al país a salir adelante”.

Por último, se ha planteado el potencial peligro de que este aporte por única vez se constituya en uno permanente. Para nosotros eso no constituye un peligro sino un desafío a alcanzar, a través de una reforma tributaria que incremente de una forma muy progresiva, como lo hace este aporte, el peso de los impuestos patrimoniales en la recaudación total.

(https://www.elcohetealaluna.com/riqueza-privada-pobreza-publica/ )

Medidas específicas y cifras del presupuesto desmienten la idea de contracción del gasto público y del sistema jubilatorio

El fantasma del ajuste

La tarea de reparación del desastre macrista y el impacto fulminante de la pandemia puede tener mayor o menor intensidad, pero calificarla como un ajuste forma parte de una estrategia de confusión deliberada.


Las condiciones sociales y laborales son muy malas y las perspectivas de recuperación no serán inmediatas. Es una evaluación que no alcanza sólo para la situación argentina sino que es a nivel global, coinciden economistas internacionales y organismos multilaterales.

La mayor o menor capacidad de los países de alcanzar el mismo nivel de bienestar general prepandemia depende de la fortaleza económica y financiera previa. La economía argentina no cuenta con ese activo. Por el contrario, arrastra la crisis macrista que el coronavirus profundizó.

Tal es la magnitud del desastre acumulado que el objetivo de regresar a principios de diciembre es ambicioso. Se sabe que la herencia del último ciclo neoliberal no se puede reparar en un año y mucho menos cuando es uno de pandemia.

La tarea por delante entonces es más compleja. Esto no debería ser motivo de grandes debates teniendo en cuenta que todavía se sigue padeciendo la desestructuración productiva en los años de la dictadura cívico-militar y la privatización de servicios públicos básicos durante la década del noventa. Los experimentos neoliberales dejan una estela de larga duración.

Pero el inmenso dispositivo de derecha lo ignora con una impunidad asombrosa. Sus análisis y reclamos se despliegan como si no hubiese existido el fiasco económico del gobierno de Cambiemos y como si en el 2020 la devastación del coronavirus hubiese sido un invento de infectólogos.

La mentira del ajuste

El endeudamiento desaforado y el reingreso del FMI en la economía local serán una carga pesada que la condicionará en los próximos años. Deducir de esta situación dramática que las medidas de reparación, que resulta evidente que son insuficientes para una inmediata recomposición, son parte de un plan de ajuste es otra muestra más de la persistente estrategia de confusión deliberada.

El artículo del domingo pasado La mentira del ajuste generó bastante incomodidad, lo que se reflejó en reacciones más crispadas que las habituales. En general suelen suceder esas respuestas cuando el deseo o preconceptos ignoran, además de los contextos local y externo, las cifras. En definitiva, cuando el objetivo es rebatir fantasmas de otros.

Decir que no hay un ajuste en marcha no significa desconocer que el cuadro social y laboral sea pésimo, además de identificar los estrechos márgenes de autonomía de la política económica. Estos exigen amigarse con una cuota de rigurosidad analítica y saber discriminar la orientación de las políticas.

La evidencia histórica revela que las experiencias neoliberales son partidarias del ajuste, mientras que gobiernos nacionales y populares, que la vulgata denomina despectivamente "populistas", impulsan políticas expansivas. El debate podría ser cuál es la intensidad y velocidad de aplicación, pero ha quedado demostrado que eluden el ajuste como columna vertebral de la gestión.

Esto muestra la historia reciente, sin embargo algunos piensan que cualquier medida siempre será un ajuste –no una revolución- permanente. Diferente es la derecha y sus voceros que tienen como política central el ajuste permanente y ahora hablan de un ajuste cuando no lo es.

Los primeros forman parte de una opción política invariable, en cambio los segundos exhiben un grado de impunidad máximo.

Reconstrucción

En ese sentido, uno de los principales escenarios de disputa es el régimen jubilatorio.

El largo proceso de reconstrucción del sistema previsional desde el 2003 fue demolido en cuatro años de macrismo. Ocultarlo en la actual situación de crisis no colabora para la comprensión del sendero necesario para recuperarlo.

En forma breve, en poco tiempo la alianza Cambiemos debilitó la estructura del PAMI, redujo las prestaciones médicas y de medicamentos a los jubilados, endeudó a los jubilados a tasas elevadas, licuó el Fondo de Garantía de Sustentabilidad ("la plata de los jubilados"), debilitó la solvencia del sistema con la denominada "Reparación histórica" (medida que sólo benefició un poco a haberes medios para arriba) y modificó la movilidad para deprimir los ingresos de los jubilados.

En estos meses, antes de la presentación de la nueva movilidad, el gobierno de Alberto Fernández impulsó medidas iniciales de reparación del ecosistema previsional. Entre ellas, se destacan que el PAMI volvió a cubrir el ciento por ciento de medicamentos y reincorporó prestaciones médicas, los jubilados recibieron bonos para mejorar un poco sus ingresos y aumentos por decretos que en el caso de las mínima superan en total a la inflación acumulada, y se suspendió el pago de intereses y se redujo la tasa de interés de los créditos Argenta.

Gran parte de los jubilados forma parte de uno de los sectores más castigados. La clave pasa entonces por distinguir entre políticas que buscan mejorar su situación relativa o las que pretenden reducir el gasto previsional.

La evidencia en cifras y en medidas revela que los gobiernos kirchneristas (2003-2015) y el actual de Alberto Fernández tratan de recuperar la capacidad de compra de los jubilados. Es obvio que es insuficiente por la brutalidad del ajuste macrista pero igualar ambos senderos solo colabora a la confusión general.

Movilidad

El más reciente informe del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina de la CTA se refiere a la propuesta de recuperar el esquema de la fórmula de movilidad de los gobiernos de CFK.

Con ajustes semestrales y con rezagos acotados en las variables, se basa en un 50 por ciento en la variación de los salarios registrados (Ripte) y en otro 50 por ciento en la variación de la recaudación tributaria de la Anses dividida por la cantidad de beneficios. A su vez, se establece un tope a los incrementos, que no podrán superar en más de 3 por ciento la variación de la recaudación total de la Anses por beneficio en los últimos 12 meses.

El reporte analiza la evolución de la jubilación mínima desde la crisis final de la convertibilidad en 2001-2002, destacando que el período de fuerte recuperación del poder adquisitivo fue consecuencia de sucesivas decisiones del Poder Ejecutivo, con anterioridad a la vigencia de una ley de movilidad automática.

Tras la ley sancionada a fines de 2008 las jubilaciones tuvieron un incremento significativo, que acumuló 21,3 por ciento en términos reales entre diciembre de ese año y el mismo mes de 2017, cuando el gobierno de Cambiemos modificó la fórmula.

Apunta que en esa oportunidad se argumentó que el cambio favorecería el mantenimiento del poder de compra de las jubilaciones pero la práctica demostró que no fue así. Por el contrario, se perdió un 14,5 por ciento en términos reales en la jubilación mínima mientras esa fórmula basada en el IPC y los salarios estuvo vigente.

El informe Cifra-CTA precisa que en 2020, con la movilidad automática suspendida y con incrementos definidos por el Poder Ejecutivo, logró aumentarse levemente el poder adquisitivo de las jubilaciones mínimas. Hasta septiembre, antes del último aumento informado que será del 5 por ciento, el acumulado del año era de 5,4 por ciento.

Propuesta

Los economistas de Cifra-CTA explican que el cambio propuesto permitirá que las jubilaciones avancen siempre y cuando mejoren los salarios y la recaudación de la seguridad social, que en definitiva depende de la evolución de las remuneraciones y el crecimiento de los puestos registrados.

Advierten que el contexto de mejora económica y del mercado laboral es condición necesaria para que las jubilaciones se recuperen de modo sustentable, para proponer que "sería deseable complementar la propuesta con un piso que limite las posibles caídas de poder adquisitivo en los haberes en momentos recesivos".

A la vez, señalan que las jubilaciones vienen siendo golpeadas en los últimos años, estimando que en octubre de este año el poder adquisitivo del haber mínimo quedó 18,8 por ciento por debajo del previo al gobierno de Cambiemos. Con esa base, sugieren que "sería deseable que se incrementen los haberes en forma previa a la aplicación de la fórmula propuesta". 

O sea, cualquier análisis riguroso reconoce que la fórmula de movilidad propuesta puede mejorar el haber por encima de la inflación, siendo superior que la de Macri. La clave es cómo recuperar la pérdida acumulada durante el macrismo. Es probable que sea en algunos años, con crecimiento económico, pero las necesidades inmediatas demandan una recomposición más rápida, que además actuaría como factor de fortalecimiento de la demanda interna. De ese modo se aceleraría el crecimiento en un círculo virtuoso de mejora de los ingresos de un sector castigado.

Cifras vs. "ajuste"

Un ajuste sería que las jubilaciones mínimas no empaten la tasa de inflación de este año y, con el último aumento anunciado del 5 por ciento, lo más probable es que pueda estar uno o dos puntos por encima o equilibradas, dependiendo de la evolución de los precios en el último bimestre. Un bono de fin de año brindaría un poco de alivio. Esta eventual medida como otras ya anunciadas debería haber sido detallada en el momento que se informó la discontinuidad del IFE.

Fue un error no forzado del Gobierno, que en los días siguiente corrigió. Error incomprensible teniendo en cuenta que en este año implementó una serie de medidas destinadas a amortiguar el impacto de la pandemia sobre el ingreso de los hogares y los sectores productivos más afectados.

Se dispusieron medidas sociales específicas para la atención de la emergencia que resultaron de excepción, pero también se reforzaron y adecuaron programas sociales ya existentes. El presupuesto estimado de este año para la atención de gastos primarios de la Administración Pública Nacional registró un incremento real de 19,7 por ciento respecto al monto ejecutado en 2019.

En términos de participación sobre PIB, el gasto primario estimado para 2020 representa un 23,9 por ciento del Producto, un aumento de 6,0 puntos porcentuales respecto de 2019. Por su parte, el gasto primario del proyecto de Presupuesto 2021 evidencia una variación interanual real del 7,6 por ciento con respecto al Presupuesto estimado para 2020 (neto de gastos covid) y del 8,4 por ciento respecto de 2019.

El incremento de esa participación resulta más que significativo puesto que se realiza sobre una previsión de crecimiento real del Producto para el próximo año de 5,5 por ciento.

Red de emergencia

El gobierno desplegó a lo largo de este año una amplia red de emergencia y tiene previsto continuarla con adaptaciones el año próximo. Entre las principales medidas se destacan:

* Las Asignaciones Familiares y las Asignaciones Universales para Protección Social (AUH y AUE) representan en 2020 un gasto total de 395.000 millones de pesos (1,5 por ciento del PIB) y alcanzan a cubrir a más de 8,8 millones de niños y niñas. Los beneficiaros de la AUH recibieron un bono extraordinario en abril de 3100 pesos. Se sumarán entre 700.000 y 1.000.000 niños y niñas a la AUH, alcanzando una cobertura total de más de 9,5 millones. Para 2021 el presupuesto contempla para estas asignaciones un monto de 485.000 millones de pesos.

* En este año se destinaron 270.000 millones de pesos (1 por ciento del PIB) al pago del IFE, alcanzando una cobertura de casi 9 millones de personas.

* Entre abril y octubre, se destinó cerca de 220.000 millones de pesos (0,8 por ciento del PIB) al pago de salarios del sector privado vía ATP. Ya se habilitó la inscripción para el programa de este mes. Las empresas de sectores considerados no críticos que sigan requiriendo asistencia podrán recibir créditos a tasa subsidiada con 3 meses de gracia y 12 cuotas fijas para su devolución. 

* Se otorgaron 565.200 créditos a tasa cero para autónomos y monotributistas, entre abril y octubre, por un monto total de 61.498 millones de pesos.

* Se entregaron 107.000 créditos para pymes a una tasa subsidiada del 24 por ciento por un total de 486.115 millones de pesos.

* A través del ATP también se redujeron o postergaron las contribuciones patronales para contrarrestar la merma de ingresos de las empresas y el aumento del desempleo, y se fortalecieron las asignaciones para el gasto por prestaciones del seguro de desempleo, que se elevó a un mínimo de 6000 pesos y un máximo de 10.000 pesos, alcanzando a cerca de 120.000 personas desocupadas sin ningún beneficio previsional o prestación no contributiva. Estas medidas tuvieron un costo fiscal estimado para 2020 de 88.000 millones de pesos (0,3 por ciento del PIB). Para el año próximo se prevé una asignación para el seguro de desempleo de 15.200 millones de pesos.

* A través de la Tarjeta AlimentAR se brinda asistencia a más de 1,5 millones de familias que perciben la AUH/AUE con hijos e hijas de 6 años en situación de vulnerabilidad o discapacitados sin límite de edad, alcanzando una cobertura aproximada de 2,9 millones de niñas y niños. Además, se brinda asistencia alimentaria a través del complemento alimentario y la asistencia de cerca de 22.500 comedores escolares y comunitarios. Para este año, el presupuesto prevé 136.000 millones de pesos para la atención de la política alimentaria en su conjunto (0,5 por ciento del PIB). Para 2021 se prevén partidas por 114.250 millones pesos.

* El otorgamiento de subsidios a los servicios públicos de energía y gas, y transporte público de pasajeros son políticas que incrementan el ingreso disponible de las familias. En 2020 el monto para la atención de subsidios a la demanda de estos servicios alcanza los 418.000 millones de pesos y para 2021 se prevé 575.000 millones, manteniendo en ambos años una participación del 1,5 por ciento sobre el PIB

* En 2020 se unificaron los planes sociales Hacemos Futuro y Salarios Social Complementario bajo el programa Potenciar Trabajo y se realizaron 83.000 altas para absorber parte del trabajo del mercado informal que aún no ha podido recuperar su nivel de actividad, previéndose una cobertura que supere los 650.000 beneficiarios durante este año.

* La Anses suspendió el cobro de los créditos otorgados por la gestión anterior, lo que implicó un esfuerzo fiscal de 80.000 millones de pesos (0,3 por ciento del PIB).

* El Pami recuperó la política de medicamentos gratuitos alcanzando a 2,3 millones de jubiladas y jubilados, a quienes les significa un ahorro promedio mensual de entre 1000 y 3200 pesos.

Estas cifras son públicas. Ahora que comience el debate sobre el fantasma del ajuste.

( https://www.pagina12.com.ar/307277-el-fantasma-del-ajuste )

Luego de una extensa sesión en la Cámara de Diputados, el proyecto de ley de “Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia” obtuvo media sanción el miércoles pasado. El propio título del proyecto transmite la idea general de la iniciativa. Cabe señalar que el debate contó con la presencia de varios ministros y funcionarios del Poder Ejecutivo, entre otros, los ministros Martín Guzmán (Economía) y Matías Kulfas (Desarrollo Productivo), Daniel Arroyo (Desarrollo Social), escueta enumeración que no mengua la importancia del resto de los funcionarios presentes.

El aporte es solidario y extraordinario porque estamos ante una situación de emergencia. Se pretende alcanzar a aquellas personas humanas que son titulares de grandes fortunas.

Si bien lo mencionamos en otras oportunidades, no está de más recordar que la actual situación de la Argentina es particularmente extraordinaria, no sólo por los efectos de la pandemia sanitaria sino por la difícil coyuntura que veníamos atravesando durante los años anteriores.

Entre 2015 y 2019 los ingresos tributarios y de la seguridad social disminuyeron en 3,1 puntos porcentuales del PIB, esencialmente por medidas tomadas por el gobierno anterior, tendientes a reducir los gravámenes sobre los sectores con mayor capacidad contributiva, y además por la significativa caída en la actividad económica.

La tasa de desempleo llegó a niveles históricamente bajos en 2015: 5,9% para luego terminar en el 9,8% en 2019. A ello se suma el abrupto endeudamiento externo contraído con acreedores privados y con el FMI, que además se tradujo principalmente en formación de activos externos (fuga de capitales) y no se reflejó en inversiones para reactivar la economía. Al mismo tiempo, implicó una fuerte carga de intereses en el gasto público, que incrementó el déficit fiscal total mientras que el déficit primario (sin los intereses de la deuda) se redujo a costa de un fuerte ajuste con negativas implicancias en el bienestar social.

Entonces, a la ya de por sí delicada coyuntura económica que transitaba la Argentina, se sumaron los inesperados efectos de la pandemia sanitaria.

Una pandemia que la Secretaria Ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, definió como “la peor crisis en 100 años” en su intervención en las Jornadas Monetarias y Bancarias del BCRA. La Cepal prevé una caída del PIB del 9,1% para la región de América Latina y el Caribe, lo que implicará, según sus proyecciones, un retroceso de 10 años en los niveles de PIB per cápita. Como consecuencia de ello, el organismo también proyecta que el desempleo en la región alcanzaría a 44 millones de personas, el mayor aumento desde la crisis financiera global; la pobreza podría alcanzar a 231 millones de personas. Todas ellas cifras alarmantes.

Para atender esa emergencia social se necesitan medidas que apunten a aumentar los ingresos fiscales para que estos sean re direccionados a las distintas necesidades de sus poblaciones. Tal como señaló Bárcena, “una situación excepcional requiere respuestas excepcionales”. 

 Es por ello que, volviendo a la Argentina, cabe mencionar que el “Aporte Solidario y Extraordinario para ayudar a morigerar los efectos de la pandemia” abarca al 0,02% de la población total, unas 10.000 a 12.000 personas humanas, aproximadamente. Son aquellas cuyo patrimonio resulte mayor a los 200 millones de pesos al momento de la entrada en vigencia de la ley. Se establecen escalas porcentuales para los aportes de forma progresiva, que van del 2% del patrimonio, al 3,5% para aquellas personas que poseen más de 3.000 millones de pesos de patrimonio, lo que redundará en una recaudación estimada superior a los 300.000 millones de pesos.

Según los datos brindados por la AFIP, basándose en las declaraciones juradas de bienes personales a diciembre de 2019, en un extremo se encuentran 2.274 contribuyentes alcanzados con patrimonios de entre 200 y 300 millones de pesos, mientras que las 253 personas humanas con patrimonios por encima de los 3.000 millones de pesos aportarían el 50% del total recaudado.

Varias fueron las repercusiones de distinta índole que tuvo este proyecto a pesar de que, en los hechos, abarca a una porción muy minoritaria de la población. Una de las últimas conocidas es un comunicado de la UIA difundido luego del tratamiento del proyecto en Diputados. Entre otras cuestiones, el mismo plantea dar cumplimiento al aporte requerido mediante un importe equivalente en inversiones productivas, lo cual eliminaría la generación de recursos indispensables para los destinos que el Aporte establece aplicar. Entre ellos, un 20% se utilizaría para subsidiar a las PyMEs que son verdaderas generadoras de empleo y actividad en el mercado interno; además de ayudar a financiar los gastos sanitarios, en especial las vacunas, que permitirán volver a una situación productiva y de demanda más normales; a los estudiantes para que se capaciten, a los habitantes de los barrios populares, y a inversiones en gas para reducir la dependencia externa de este producto. Pero además, esta propuesta de la UIA omite una de las características fundamentales del proyecto: los contribuyentes son personas humanas, no empresas.

En definitiva, pareciera que lo que genera incomodidad en algunos sectores no es sólo la magnitud ni el alcance del proyecto, sino el precedente que implica su aprobación. Les “preocupa” el antecedente de medidas de redistribución de la riqueza, entre las que se inscribe el Aporte Solidario. Y podemos decir que este proyecto es un paso más hacia un sistema fiscal más equitativo y progresivo, un tema que se está analizando en el Gobierno.

Algunos datos alentadores

Se conoció esta semana el nivel de Utilización de la Capacidad Instalada de la Industria para el mes de septiembre 2020: 60,8%. Esta cifra resulta ser mayor a la registrada hace exactamente un año, en septiembre de 2019 (57,7%) cuando la pandemia sanitaria aún no había llegado. Este dato es coincidente con el registro de producción industrial para ese mes que marcó una variación interanual positiva (3,4%) luego de varios meses de caída.

Por su parte, Adefa, la cámara que nuclea a la industria automotriz, anunció en estos días que proyecta producir 440.000 unidades el año próximo, casi un 70% más de lo que se estima para 2020.

La actividad de la construcción también mostró un buen desempeño en septiembre, habiendo llegado a superar los niveles pre pandemia de febrero pasado.

Los datos financieros también han resultado alentadores en esta semana: el valor del dólar ilegal bajó 11 pesos. No tiene ningún significado económico especial, dado que es un mercado muy pequeño y especulativo. Pero valores altos alimentan expectativas devaluatorias, que si bien no tienen asidero en los datos fundamentales de la economía, impactan negativamente, en especial, por su fuerte instalación mediática.

También el Tesoro Nacional realizó una exitosa colocación de bonos en pesos por unos 210.000 millones, lo que significa un excedente por sobre los vencimientos a atender de 44.000 millones de pesos, que permiten aliviar el financiamiento en lo que falta del año. Esta es una de las varias colocaciones que han excedido los vencimientos de deuda, e indica no solo una buena gestión sino también un nivel de confianza importante del sector privado.

Noticias que quizá no ocupan las portadas de los principales medios a pesar de que indican el comienzo de una reactivación luego de la parálisis en la actividad de varios sectores como consecuencia de la pandemia.

(https://www.tiempoar.com.ar/nota/un-paso-mas-hacia-una-nueva-estructura-fiscal )

Cuando nos enfrentamos cara a cara con nuestros fracasos, es difícil no negar las consecuencias de nuestros errores, y muy a menudo empeorar los problemas mediante comportamientos que hemos estado tratando de evitar con mucha dificultad.

Según un nuevo estudio publicado en el Journal of Consumer Research, la práctica de la autoaceptación puede ser la mejor manera de aumentar nuestra autoestima y evitar conductas de autodesprecio y sus consecuencias.

Los beneficios de la autoaceptación

Los autores del estudio, Soo Kim y David Gal, describen este fenómeno del siguiente modo:

«Tengamos en cuenta a una persona que acaba jubilarse y se da cuenta de que sus ingresos no serán suficientes a partir de ahora. Es muy probable que esta persona tenga el impulso de comprar cosas caras o de salir a comer más a menudo de lo que antes lo hacía, como una manera de evitar sus problemas. Se introduce la idea de que la práctica de la autoaceptación es una alternativa más eficaz a este tipo de comportamientos autodestructivos «.

Tras la realización de cinco experimentos diferentes, los autores confirmaron que la práctica de la autoaceptación ayuda a reducir la probabilidad de involucrarse en conductas perjudiciales y aumenta la probabilidad de trabajar en la mejora de otras habilidades alternativas.


 
En uno de los estudios, los participantes leyeron sobre el concepto de autoaceptación y luego se les pidió que eligieran entre una revista de lujo o un libro de autoayuda y crecimiento personal.

Como se predijo, los participantes fueron más propensos a seleccionar el libro antes que la revista, lo que indica el deseo de mejorar su bienestar general.

Si bien los beneficios de la autoaceptación pueden ayudar a aumentar la autoestima de una persona como un medio para promover el bienestar, los autores advierten contra el uso de elogios inmerecidos, que pueden aportar creencias poco realistas y expectativas acerca de sus habilidades.

«Cuando se socavan las creencias y expectativas de una persona, se puede dañar muy negativamente su autoestima. A diferencia de la autoestima, la aceptación de uno mismo, que es de por sí incondicional, puede preparar mejor a alguien para los inevitables fracasos, y en última instancia, constituye una alternativa menos volátil para la promoción del bienestar «, concluyeron los autores.

Las consecuencias emocionales y físicas de la baja auto-aceptación

Sin la auto-aceptación, el bienestar psicológico puede sufrir y, a menudo, las intervenciones psicológicas son menos útiles que para otras personas con mayor autoaceptación.

Por ejemplo, practicar la atención plena puede ayudar a muchas personas a reducir el impacto del estrés. Pero cuando no puedes aceptarte a ti mismo, se vuelve menos efectivo.

Además, si tienes una enfermedad física como la artritis reumatoide, no aceptarse puede hacer que te sientas más ansioso con respecto a tu cuerpo. En este contexto, los pensamientos automáticos negativos aumentan.

Como consecuencia de esta negatividad, parece que ciertas regiones del cerebro que nos ayudan a controlar las emociones y el estrés tienen menos materia gris que en los sujetos con un mayor grado de autoaceptación.

Esta falta de materia gris también puede aparecer en regiones del tronco encefálico que procesan el estrés y la ansiedad. Las señales de estrés de estas últimas regiones, a su vez, interrumpen las regiones de control emocional. 

Por lo tanto, la baja autoaceptación puede interrumpir el control emocional de dos maneras: directamente, al interrumpir las regiones del cerebro que lo controlan, y también indirectamente, al aumentar las señales de estrés en el cerebro que posteriormente interrumpen estas regiones.

Cómo reforzar la autoaceptación

Hay tres formas de aumentar la autoaceptación:

  1. Autorregulación

  2. Conciencia de sí mismo

  3. Auto-trascendencia

La autorregulación implica suprimir las emociones negativas, como el odio a uno mismo, para reenfocarse en los aspectos positivos y replantear así las situaciones negativas, para tratar de reconocer las oportunidades que hay en ellas.

Por ejemplo, buscar formas en que las críticas negativas pueden ayudarnos a crecer constituye un replanteamiento útil.

Sin embargo, el autocontrol puede ser menos poderoso de lo que pensamos. La falta de autoaceptación puede ser profundamente inconsciente, es decir, puede existir a un nivel más allá de nuestro control consciente. En estos casos, la auto-trascendencia puede ser útil.

Cuando eres «auto-trascendente», confías menos en lo que está fuera de ti para definirte. En cambio, recurres a una sensación no forzada de conexión con el mundo. Puede lograrse esto contribuyendo al trabajo, la familia o la comunidad en general. El objetivo es buscar la unidad con algún sistema de una manera sincera y auténtica.

Afortunadamente, al igual que la autoaceptación, la auto trascendencia también genera cambios físicos en el cerebro. Se ha asociado con una mayor disponibilidad de transportadores de serotonina en el tronco encefálico. Como se mencionó anteriormente, esta misma región afecta a la autoaceptación.

En este sentido, la meditación trascendental es otra herramienta potencial a tener en cuenta para la auto trascendencia, ya que disminuye el cortisol y reduce por tanto la respuesta al estrés.

Auto-aceptación y suicidio en adolescentes

Se completa el artículo con un interesante documento en PDF, firmado por M.B. González-Fuentes y Patricia Andrade (Universidad Autónoma de México) que bajo el título «Autoaceptación como factor de riesgo para el intento de suicidio en adolescentes», analiza la influencia de esta variable en una muestra de estudiantes de entre 14 y 20 años, con resultados relevantes:

«Los resultados obtenidos sobre el papel de la autoaceptación como factor asociado para intento de suicidio son interesantes porque muestran que los predictores de autoaceptación para el intento suicida fueron diferentes dependiendo del sexo de los adolescentes«.(https://psicopedia.org/3307/autoaceptacion-la-importancia-de-admitir-nuestros-errores/ )

Estamos padeciendo una CRISIS única e inédita a un nivel planetario. Muestra en carne viva el funcionamiento de un mundo globalizado, con desigualdades que salen más a la luz, con fragmentaciones políticas, económicas y sanitarias. Los sistemas de salud de países europeos centrales no estaban preparados para atender tamaña demanda, producto de las denominadas “políticas de austeridad”, que redujeron los recursos y la capacidad de atender con eficacia las necesidades de la población. En nuestra región fueron “Programas de ajuste”, los que achicaron y desfinanciaron los sistemas de salud.

Concentración económica financiera atroz, perplejidad e inoperancia de la dirigencia política, impotencia para cuidar la vida. La salud, la vida y un proyecto de futuro están asediados.

El ser humano está rodeado por una manada de lobos, codiciosos y brutales.
 
En las últimas décadas tanto las patologías como los trastornos de salud mental han aumentado de una forma sorprendente y alarmante. Alarmante porque muestra la vulnerabilidad de nuestras sociedades y porque queda a la vista la ineficiencia o aun la ausencia de políticas públicas coherentes en el campo de la salud mental y del sufrimiento mental.
Desde mi experiencia como jefe de un Servicio de salud Mental y como docente de semiología y clínica psiquiátrica, deseo transmitir lo que fui aprendiendo y realizar algunos aportes. Estos últimos en el contexto de la actual crisis sanitaria conocida como Pandemia, y de la crisis de la globalización.

Partiré de un esquema muy simple, que yo denomino “Triangulo de las 3 H”. Tomando un triangulo equilátero, en cada vértice ubico una letra H.

Cada letra H corresponde a una huella, la huella mnémica, la huella sináptica, la huella histórica.

De esta manera intento esquematizar la convergencia de las tres áreas necesarias para comprender el funcionamiento del sujeto devenido en ciudadano.

Con la huella mnémica represento todo lo que el psicoanálisis, desde Freud, ha construido para entender la constitución psíquica, el aparato psíquico, el sujeto en relación al otro. El enorme edificio teórico- clínico del que disponemos, con las actualizaciones pertinentes. Ubico aquí a nuestra gran Silvia Bleichmar, quien plantea varias cuestiones actuales para re-pensar. Una de ellas es: Qué pasa con la subjetividad en nuestra época. En esta época en la Argentina y en esta época de la globalización neo-liberal.

Cómo se relaciona hoy el aparato psíquico con la realidad. Una realidad que es traumática y re-traumatizante, ya a nivel global; que produce como efecto un desmantelamiento de la subjetividad, muchas veces bajo procesos traumáticos con modos silenciosos, cuya repetición lleva a una in sensibilización paulatina, a un acostumbramiento y un profundo individualismo.

Nos dice que las consecuencias mayores son el reemplazo de la solidaridad por la caridad, la reducción de la noción de semejante y la condena bio-política de grandes sectores de la sociedad; es decir la naturalización de la pobreza.

Estas “nuevas formas de subjetividad” producen nuevas formas de enlace y de odio al semejante; son nuevos modos de conducta, en  particular modos brutales de relación. Acá ubicamos a todo el capítulo de “la crueldad”, para trabajar.

Estamos en un mundo de la insolidaridad universal, globalizada. Tenemos que plantearnos entonces, que la vida humana no es pura inmediatez; debe haber posibilidad de proyectar a futuro.

Aquí viene la noción clave, a mi entender, para salir mejores de esta crisis, que es la noción de PROYECTO HISTORICO COMPARTIDO
La segunda “H”, la huella sináptica, representa el campo de la neurobiología, y todos sus aportes, que marcan un camino fructífero.

Pero tenemos que ser inteligentes en su aplicación.

Una de las claves son los conocimientos sobre la plasticidad neuronal.

La experiencia se inscribe en la red neuronal a través de los mecanismos de plasticidad y los elementos más finos del proceso de transferencia de información entre neuronas sufren una remodelación permanente en función de la experiencia vivida. Cada cerebro es único. 
 
Ansermet y Magistretti plantean “La plasticidad neuronal introduce una nueva visión del cerebro. Este ya no puede ser visto como un órgano dado, determinado y determinante de una vez y para siempre; ya no puede ser considerado como una organización definida y fija”. Cada individuo se revela único e imprevisible, más allá de las determinaciones de su bagaje genético.

¿Qué pasa cuando ese cerebro está sometido a traumas permanentes?
Recordamos que hay traumas por excesos y traumas por déficits.

¿Qué pasa cuando el sujeto, el ciudadano vive en un contexto traumatizante?

Hay un estado de VULNERABILIDAD permanente y una SUBJETIVIDAD EN RIESGO!

Pasando a la tercera "H". Tratemos de comprender que ocurre en esta etapa histórico-política, en la producción de subjetividades en riesgo y de ciudadanías en riesgo. Precisamente en tiempos de globalización de la economía y del virus y de la globalización de la crisis sanitaria y del riesgo para la vida.

Avanzada la postmodernidad, con el neoliberalismo se van debilitando las democracias occidentales. Las instituciones democráticas, los partidos políticos, las dirigencias políticas, van perdiendo representatividad y por ende legitimidad. Se va constituyendo un poder financiero, con múltiples tentáculos que infiltran las instituciones políticas y económicas, hasta llegar a limitar las capacidades de los estados.

El Estado, con sus diferentes particularidades, de acuerdo a cada país, es debilitado. Va perdiendo paulatinamente, en las últimas cuatro décadas, sus capacidades en cuatro grandes áreas; La JUSTICIA, la ESCUELA PUBLICA, la SALUD PUBLICA y las políticas de SEGURIDAAD SOCIAL.

Los recortes aumentan; en Europa conocidos como "planes de austeridad" y en nuestra región como "programas de ajuste", los ciudadanos se sienten más desprotegidos, más frágiles, se resiente la solidaridad, va avanzando la cultura del individualismo. Aquí aparece un nuevo poder, que en sus comienzos sirvió para difundir conocimiento y comunicación social como nunca antes se había visto en la civilización.

Pero este poder de los medios, se convierte en poder alienante, que, entramado con el poder Financiero, llega a constituirse como poder destituyente, en tanto debilita y vacía de sentido a las instituciones del Estado; que habían servido para organizar la vida socialmente. Este nuevo poder produce un efecto traumatizante sobre los sujetos, y se van conformando sociedades apáticas, indiferentes, hasta atemorizadas. Aparece un estado de vulnerabilidad social.

Freud en 1927, el "El Porvenir de una Ilusión", al hablar sobre cómo entender la "cultura humana", nos dice que se trata "de las organizaciones que regulan las relaciones de los hombres entre si y muy especialmente la distribución de los bienes”; y continúa "Tenemos la impresión que la civilización fue algo impuesto a una mayoría, contraria a ella, por una minoría que supo apoderarse de los medios de poder y de coerción". 

Contemporáneamente Giorgio Agamben señala tres características de la sociedad actual:   1- Estado de miedo permanente, 2- Despolitización del ciudadano, 3- Estado de derecho debilitado.

Creo que este estado de vulnerabilidad subjetiva, se produce en dos tiempos: en el primero se observa un estado de Inhibición traumática. En un  segundo tiempo se observa un estado de vaciamiento simbólico, en el que aparecen procesos de desidentificación, y de inhibición de la capacidad de pensamiento.

Hay pérdida de la capacidad crítica. El sujeto se abandona. Hay repliegues narcisistas en importantes sectores sociales que pierden capacidad de comprensión de la realidad.

Pero al mismo tiempo, como plantean diversos autores, el traumatismo puede ser constituyente  de procesos inéditos, produciendo complejizaciones en el psiquismo y nuevas salidas. 

En Argentina tenemos diferentes ejemplos de ello, con movimientos de resistencia ejemplares, que permitieron lograr reestructuraciones psíquicas y sociales. El mayor de ellos es el surgimiento de las Madres de Plaza de Mayo. En diferentes etapas apoyados por políticas públicas desde el Estado. 

En el momento actual, donde en el mundo y en la Argentina se padece el debilitamiento de los sistemas de salud, producto de las políticas neoliberales -en nuestro país la disminución del presupuesto de salud en los cuatro años del gobierno anterior-, con la desaparición del Ministerio de Salud, aparece el interrogante acerca de "cómo saldremos de esta crisis sanitaria"; y  según como salgamos de esta crisis, serán las sociedades en el futuro.

El sistema capitalista, como ha ocurrido después de otras catástrofes, puede volver a rearmarse, y ser aún más cruel; pero esta parece ser una crisis diferente, por el impacto devastador para algunos nudos de la economía y de los grupos Financieros. El crac de la economía será mundial, con consecuencias imprevisibles.

Y esta crisis tocó la VIDA, y se visibilizó como nunca antes! 

¿La VIDA reaccionará ante la muerte?

Acá es cuando el estado de Salud Mental pasa a tener un lugar preponderante, tanto a nivel individual como colectivo. Precisamente porque debemos plantearlo en esa dimensión colectiva, es necesario introducir un nuevo actor, las organizaciones de la Sociedad Civil.
Salud Mental, Salud Pública y su relación con la Sociedad Civil.

Estamos acostumbrados a hablar de Estado y Mercado, de sus conflictos, de la preponderancia de uno u otro, de los proyectos antagónicos, etc.; pero hay un tercer componente que se tiene poco en cuenta: La Sociedad Civil y sus organizaciones. 

Podemos plantear un segundo triangulo equilátero: Estado- Mercado- Sociedad Civil.

La sociedad Civil con todas sus áreas: Económicas, sociales, científico-tecnológicas, culturales, debe ser el tercer actor en este difícil equilibrio entre Estado y Mercado.

Decíamos entonces cómo reaccionar ante un sistema cruel que produce MUERTE. Pues trabajando en la construcción de un PROYECTO HISTORICO COMPARTIDO.

En nuestra tierra, nuestra casa común, la ARGENTINA, creo que se están dando pasos en ese sentido. Frente a esta crisis sanitaria y económica terrible, sin precedentes, el ESTADO, como actor central, se hace cargo de su responsabilidad. El gobierno muestra dos capacidades claras: CONDUCCION y COORDINACION. Requisitos básicos para pilotear una crisis, los que no se observan en otros países.

La Sociedad Civil tiene múltiples organizaciones, con muchas historias y trayectorias, con capacidades y estrategias de crecimiento, con liderazgos consolidados y otros que surgen.

¿Qué puede aportar el campo de la salud mental y la salud pública para la salida de la crisis y la construcción del proyecto histórico?
Desde la salud mental, manteniendo y profundizando la capacidad de análisis crítico. Desde la Salud Pública, aplicando dos principios básicos de este campo: UNIVERSALIDAD y ACCESIBILIDAD a los servicios y bienes públicos.

Estos dos principios, aplicados al sistema de vida de las sociedades, en forma organizada y participativa, con adecuada legislación y gestión eficaz de las políticas, permitirían afianzar el camino hacia sociedades más justas y más igualitarias.

De esta forma, SALUD MENTAL, SALUD PUBLICA y DEMOCRACIA, para un proyecto de vida, quedan perfectamente articuladas.

(https://www.topia.com.ar/articulos/salud-mental-salud-publica-democracia )


300 años de capitalismo y unos 50 de esta, su etapa neoliberal dan cuenta de los tiempos.

Un Extenso territorio (8vo en el planeta) con una población que según las últimas proyecciones del INDEC, al 2019 asciende a 44.938.712 habitantes. Argentina es un país con baja densidad de población, muy concentrada en el aglomerado Gran Buenos Aires (38,9%), mayoritariamente urbana, un 92% al 2011 y con una gran proporción de personas mayores de 60 años (14,3%). Tiene altas tasas de esperanza de vida (77 años) y alfabetización (98,1%). Argentina es el cuarto país más poblado de América Latina, después de Colombia, México y Brasil. La república Argentina viene registrando una tasa de natalidad estable en los últimos años en todo su territorio.

Estas características y su conformación poblaciónal altamente heterogenea pero principalmente compuesta por mestizajes producto de una importante migración europea y actualmente de Asia, generan buena parte de las características de lo que somos como Argentinos.

Una historia jóven pero rica y apasionada ha sido desde siempre fruto de intensas confrontaciones militares, políticas y económicas que no terminaron de configurar una “identidad” que nos sea propia. Que además ha negado en general sus raices originarias y su historia robada y mentida reemplazada por aquella que nos han contado invasores y saqueadores que llegaron de esas otras costas en los procesos coloniales anteriores.

Pero a mas de 200 años de nuestro nacimiento como pueblo y algo menos de nuestra declaración de independencia, nos seguimos debatiendo en “peleas” entre nosotros y no terminamos de definir que país queremos ser y como vamos a hacerlo.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack




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