Los textos en tiempos de enajenación globalizada.

 

Entrelazando textos y vida.

Según el diccionario, enajenación tiene dos acepciones que se articulan entre si de forma contradictoria. Un concepto económico referido a la Venta, donación o cesión del derecho o el dominio que se tiene sobre un bien o una propiedad. En sentido jurídico, aplica mas bien a la perdida de un derecho sobre la propiedad de alguna cosa o de la capacidad de resolver por “uno mismo”

En ese sentido, la segunda acepción refiere a la Pérdida transitoria de la razón o los sentidos, especialmente a causa de un sentimiento intenso de miedo, enfado o dolor.

Esto último define los rasgos de la realidad presente y por tanto, su comparación con los pasados cuyos sentimientos mas intensos eran otros.

La semblanza de una periodista de las que ya quedan pocas y pocos, como Stella Calloni, que lejos están de esos miedos, enfados y dolor que invaden los pensamientos egocéntricos y carentes de racionalidad que imperan en la actualidad. Los resultados previos del censo en Argentina, La Cuarta ola de Covid que ya instalo entre nosotros y los algoritmos que nos conocen mas que a nosotros mismos según el texto de Martín Smud, llevan el sello de la globalización como proceso mundial. En estos textos se devela el carácter difuso de la identidad nacional. Las enajenaciones individuales y colectivas que invaden buena parte del pensamiento y de los textos que describen, desde allí, los que sucede y las interpretaciones de eso que sucede. La pérdida de control respecto de lo propio individual, y un universo que se nos plantea como única realidad, mas allá de nuestras historias familiares o como pueblo, en las pantallas de los celulares y las computadoras, y los programas informáticos. Sin embargo, se habla tanto de “libertad”... y muy poco de lo que esa libertad así entendida encubre: miedo, enfado, dolor. Una libertad que, alejada del sentido común, enajena.

 Stella Calloni:

una vida dedicada al periodismo latinoamericano

Una investigación rigurosa y celebratoria de la vida de una de las periodistas más importantes de Latinoamérica: Stella Calloni. Mariana Baranchuk y Vivian Elem repasan la trayectoria personal y política de quien entrevistó mano a mano a Fidel, Kadafi, Orozco, Rousseff y Walsh, entre otros y otras que hicieron el destino de una región marcada por el fuego y la sangre, por la poesía y la puesta del cuerpo militante.

Texto escrito por Laura Haimovichi, Periodista, escritora y artista. Escribe en las revistas DeTeatro, Nueva Sion y Socompa. Fue editora de Espectáculos del diario Clarín y jefa de redacción de la revista Genios. Publicó los libros Broderí, De par en par y Agua en la luna, con el artista plástico Adolfo Nigro, y Laetitia, con el pintor Julio Lavallén. Coeditó con Marian Cvik El bordado como trazo y es autora de la novela El legado de Aarón, con fotografías de Uri Gordon. Estudió Periodismo en el Instituto Grafotécnico y Antropología en la UBA. Sus proyectos han recibido el apoyo del Fondo Nacional de las Artes y del Programa Creadores de la Ciudad de Buenos Aires.


La vida animal y vegetal desmesurada en convivencia con la estancia y el tránsito despojado de Stella Calloni por la selva que habitó. La sencillez y el espesor con los que la periodista argentina notable, de 86 intensos años, aborda a sus entrevistados. Su decir poético en textos casi clandestinos, de una enorme potencia y callada suavidad.

La intimidad y sabrosura de los platos que crea en su cocina, donde se convierte en anfitriona soberana. Esas temáticas, entre otras tantas, aparecen con diversas texturas, colores y aromas durante la lectura del libro Stella Calloni: periodismo, literatura y militancia. Cosas de Mujeres.

Se trata del abordaje escritural y celebratorio, a lo largo de ciento y pico de páginas, de una de las referentes insoslayables de la comunicación de la segunda mitad del Siglo Veinte y de lo que va del Veintiuno, especializada en temas internacionales, que puso cuerpo, alma y convicción en casi todas las batallas latinoamericanas. Sus autoras son Mariana Baranchuk y Vivian Elem, quienes le rinden así un homenaje a la protagonista de una vida encendida y bien vivida.

Era una deuda pendiente”, dice Baranchuk a Las12, poco antes de la presentación del volumen, de editorial Ciccus (www.ciccus.org.ar), que se realizó el viernes 13 en el Centro Cultural Paco Urondo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y que contó con la presencia en la mesa de la propia Calloni, sus colegas y amigos Nora Lafón, María Rosa Gómez y Ricardo Ragendorfer, más la música en vivo de la cancionista Patricia Malanca. “Stella es la gran periodista de América latina y mucho más también, una figura trascendental del periodismo hecho por mujeres en el panorama comunicacional del siglo veinte y del actual”.

Ponerle el cuerpo a la escritura

El proyecto de escribir a cuatro manos esa vida tan rica, llena de experiencias, una profunda aventura intelectual, afectiva y material, que podría también ser una película documental o inspiración para un biodrama, surgió luego de que Mariana dijera al aire que las mencionadas Calloni y Lafón más Alicia Raboy (la compañera de Urondo, detenida-desaparecida durante la última dictadura militar) eran/son las tres mujeres más destacadas de nuestra prensa.

Fue en el programa. En qué nos parecemos, que conduce Vivian por FM 89.3 Radio Gráfica, durante la emisión del Día del Periodista de 2018.


Sabíamos que había otra biografía, escrita por dos compañeros, más enfocada a sus entrevistas y con prólogo de Fidel Castro, pero nosotras quisimos construir algo más amplio, con un enfoque femenino, que además contuviera cuestiones que hacen a su modo de encarar el oficio y que fuera un legado para los profesionales más jóvenes, los estudiantes de periodismo, las mujeres que trabajan para ser, los hombres que quieren comprender”, señala Elem. “Por eso, apenas convencimos a Stella, le pusimos primera al proyecto y arrancamos. Fueron horas, días, semanas, meses de encuentros en su casa de Almagro, charlas con o sin grabador, desgrabaciones, lecturas de todo su material publicado, incluídas las notas que sigue sacando como corresponsal en La Jornada de México y charlas posteriores sobre nuestras impresiones personales sobre sus gestos, sus actitudes, toda su personalidad, un trabajo arduo pero muy placentero”, asegura.

Nos encontrábamos una o dos veces por semana, siempre nos recibía impecable, ropa y maquillaje combinados con sus ojos celestes, o una blusa y los labios en la gama de los rojos, porque es muy coqueta. Tiene varios bastones para hacer juego con los zapatos. Teníamos largas conversaciones y para correrla de su lugar de confort no siempre ella tenía claro cuando prendíamos el grabador. Por supuesto que hablamos de política, que es la cuerda que maneja, sobre todo cuando se trata de América Latina, pero felizmente llegamos a otros espacios, mucho más íntimos”, prosigue Baranchuk.

La producción sumó setenta horas de entrevistas y cincuenta de grabaciones del detrás de escena, ese otro lado que las autoras lograron captar de este ícono cultural, sobreviviente de dictaduras e invasiones “una superviviente que no perdió las convicciones ni la ternura ni la capacidad de narrar el mundo de una manera única”, coinciden. Para organizar la labor, utilizaron marcadores de color con los que separaron los ejes temáticos, ya que en cada encuentro era muy diversa la cantidad de ítems que recorrían oralmente: desde la infancia con su madre maestra rural, pasando por la vida clandestina y los exilios, hasta el encanto de sus entrevistas y la relación con Mujeres de fuego, como Olga Orozco, Danielle Miterrand, Rigoberta Menchú, Fanny Edelman, Dilma Rousseff y hombres insoslayables como Evo Morales, Omar Torrijos, Muamar el Gadafi, Hugo Chávez y Fidel Castro (“El me enseñó a cocinar el arroz, yo le enseñé la carne”), entre otros.

Mariana Baranchuk

Una tarde llegamos a su casa y estaba tomando mate con una señora que le contaba vida y obra de otros vecinos”, recuerda Elem. “Y Stella nos dijo: El edificio es un mundo. De las cosas que me perdí por haber viajado tanto”.

El libro también relata su aprendizaje de la lectoescritura a los cuatro años, el paso por la carrera de Medicina, la certeza de que sería madre “pero que eso no la obligaría a compartir la vida con un hombre”, el necesario anti dogmatismo para comprender la realidad, las tareas solidarias: fue la primera mujer que entró al pabellón del Hospital Borda, donde ayudó a muchos presos detenidos injustamente”.

Los textos situados

Stella es un caleidoscopio y una máquina de tirar data, siempre en contexto, y aunque nos preparábamos para cada charla, luego teníamos que chequear nombres, fechas, agrupaciones políticas, organizaciones guerrilleras. Nos repartimos el trabajo e hicimos una tarea muy fina con el crudo para llegar a la versión final”, señala Baranchuk. “No quisimos hacer una bio en orden cronológico, buscamos el lado b, c y d, lo femenino, cruzamos múltiples capas de sentido, su producción literaria exquisita, poética y ficcional, la posibilidad de hacer varias cosas al mismo tiempo. La mujer se nos impuso”.

Calloni estuvo en los principales lugares donde se desarrolló la historia contemporánea del continente, investigando, indagando, tejiendo lazos, reflexionando y conversando, con la sensibilidad abierta. “Fue hermoso cuando nos dijo que la hicimos pensar en el revés de la trama de su trabajo, cómo se prepara y encara un reportaje, la diferencia de una crónica y una entrevista, la posición frente a un texto glosado o de pregunta-respuesta, algo que nunca le habían pedido”, revela Elem y consigna además que en sus notas los personajes ocupan el lugar central, Stella les da el lugar que merecen, ella no está ahí para imponerse sino para escucharlos y dejarlos hablar.

Descubrimos a una persona vehemente y al mismo tiempo de una calidez y generosidad asombrosas”, cuenta Baranchuk.

Con Stella, que tiene dos hijas, rápidamente te sentís parte, familia, eso es impactante. Es súper amable, divertida, de un humor precioso y una ironía fantástica, muy inteligente. Yo que perdí una madre hermana, encontré una madre amiga”. Vivian Elem

Calloni repite que los textos siempre deben estar situados y eso procuraron hacer sus biógrafas en el libro: contextualizar. Allí se cuenta la infancia en el monte entrerriano, sin electricidad ni médicos, cuando jugaba a juntar luciérnagas; la permanencia en la desmesura misionera donde la soledad del ambiente en apariencia hostil se interrumpía con la bullanguería de los pájaros, la belleza dolorosa de las voces de las mujeres y hombres sencillos de los territorios que habitó y a los que fue en su busca para darles voz. A veces uno muere enfermo de ternura y sus huesos se agitan por el mundo con sus escamas verdes, las llagas de los pies en el zapato, entonces alguien dice: ése era de América, de América del Sur, pero sucede: el fuego que el salvaje ha encendido por el mundo los ha vuelto cenizas de repente.

Cuentan Baranchuk y Elem que Calloni, descreída de los amores románticos, muy amiga de la amistad y de la justicia social, corresponsal de guerra que hoy quisiera serlo de una paz a la que la avanzada recolonizadora del continente se resiste, sigue apostando por una utopía de dignidad colectiva. Mientras tanto, continúa riendo y escribiendo, soñando con los remansos frescos de los ríos, el canto del urutaú y los designios del amor. + (Prensa Ecuménica (PE))

Resultados preliminares del Censo 2022

Inmigración y envejecimiento, dos claves para explicar el aumento de habitantes

A pesar de que se registra un descenso en la tasa de natalidad, los resultados previsorios difundidos por el Indec muestran un aumento de la población del 18% en relación a 2010. Especialistas en demografía aseguraron en diálogo con Télam que dicho crecimiento es "positivo y moderado".

El crecimiento de la población argentina es "positivo y moderado", a pesar de que se registra un descenso en la tasa de natalidad, aseguraron especialistas en demografía a Télam en base a los resultados provisorios del Censo Nacional 2022, que arrojaron un aumento de casi 18% en relación a 2010, lo que puede explicarse por la influencia de la inmigración y el proceso de envejecimiento.

"Es un crecimiento moderado propio de la tendencia que tenía Argentina ya de largo plazo, y es un crecimiento positivo en el sentido de que permite alargar el proceso de envejecimiento", explicó a Télam Leandro González, doctor en demografía e investigador del Conicet.



"El envejecimiento de la población se refiere a que gradualmente va habiendo más población adulta y anciana, y cuando hay un crecimiento de la población moderado como el nuestro ese proceso se hace más lento", continuó el profesor de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).

De acuerdo con los primeros resultados provisorios del Censo 2022 difundidos la noche del jueves por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la población argentina es de 47.327.407 personas, con un crecimiento de casi 18% sobre el relevamiento anterior realizado hace 12 años.

Del total de la población actual , el 
47,05% son varones y el 52,83% mujeres, mientras el 0,12% no fue asociado a ninguno de esos dos sexos.

Para González, el crecimiento moderado de la población es "positivo porque les da más tiempo a los gobiernos para hacer las previsiones de políticas de salud y de previsión social tendientes a financiar y atender a la población anciana que va a ser creciente en el tiempo".

A su vez, el investigador indicó que este crecimiento fue superior a lo que esperaban las proyecciones del Indec, que estimaban para este año una población de 46.234.830 personas.

"Puede parecer mucha población un millón más de lo esperado, pero igual estamos en el orden de un 2 a un 5% de diferencia entre el resultado y las previsiones, así que son porcentajes relativamente bajos que están dentro de los márgenes de error previsibles", detalló.

Respecto a las razones de este aumento, González aclaró que 
"deberíamos esperar a tener más información computada por el Indec para ver si el crecimiento de la población está dado por los inmigrantes internacionales".

Sobre este punto, amplió: "Las poblaciones crecen básicamente por los nacimientos, y los nacimientos en Argentina vienen en una tendencia en descenso desde el año 2015, entonces sería raro que haya habido un aumento fuerte de nacimientos el año pasado que explicara esta diferencia".

"Cuando se procese la información del lugar de residencia y de nacimientos tal vez podríamos tener una pista que explique este crecimiento", añadió el demógrafo del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (Ciecs) dependiente del Conicet y la UNC.

El investigador afirmó que "si hay crecimiento por inmigrantes, generalmente vienen en edades jóvenes y refuerzan la masa laboral del mercado de trabajo", y remarcó que 
"toda la población activa sostiene a la población anciana".

Si bien nuestro país no presenta una población envejecida como en el caso de Cuba o Uruguay, González indicó que "estamos en proceso de envejecimiento, pero no en un grado marcado, lo cual da tiempo para planificar cambios de políticas".

Sobre la diferencia entre la cantidad de varones y mujeres, explicó que muestra una "relación normal" en comparación al censo anterior, pero se puede observar un "pequeño crecimiento porcentual a favor de las mujeres".

"Naturalmente las mujeres tienen una esperanza de vida mayor que los varones y aquí podríamos sospechar que la pandemia pudo haber aportado a este crecimiento porcentual porque hubo más mortalidad en varones que en mujeres", precisó.

En ese sentido, la investigadora del área de Estudios Migratorios del Instituto Gino Germani, Victoria Mazzeo, coincidió en que el crecimiento poblacional con respecto a las previsiones del Indec fue "más o menos elevado, con un millón de personas más".

"Si analizamos el
 crecimiento vegetativo (la diferencia entre natalidad y mortalidad) no es tan alto; la mortalidad se mantiene estable y la natalidad viene descendiendo desde 2015. En 2019 la tasa (de nacimientos) fue del 13,9 (por mil habitantes) y en 2020, 11,8", explicó la doctora en Ciencias Sociales y Magister en Demografía Social.

Para Mazzeo, el crecimiento poblacional de casi 18 por ciento se puede vincular con dos aspectos. "Por el crecimiento migratorio o debido a un sobre registro en base a la mayor captación de personas que pudieron acceder a ser censados a través de la nueva metodología digital" que el Indec utilizó por primera vez en esta edición censal.

La investigadora resaltó que 
"fue importante la cantidad de personas que se censaron digitalmente", un total de 23.813.773, según precisó el Indec.

En ese punto, la investigadora remarcó la importancia de obtener los datos de un Censo Nacional para determinar si hay más migrantes "porque habitualmente no se tiene datos continuos, solo entradas y salidas al país, y si se cruzan estos datos censales con los del 2010, eso se va a saber".

Finalmente, Mazzeo destacó que la importancia de los resultados del Censo radica en "saber cómo somos en un momento dado, para tener una idea del tipo de población, hacer buenas políticas públicas y saber a qué poblaciones dirigirlas y dónde están ubicadas".

"Es un relevamiento universal, en un mismo momento en todo el país, distinto a algunas encuestas que no toman la población rural", concluyó. (Telam)

Cuarta ola de covid19

Kreplak alertó sobre "una ola muy grande de casos" y llamó a extremar los cuidados.

Recomendó usar el barbijo de vuelta en los lugares cerrados y ventilar espacios ante la llegada del invierno.

El ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, alertó este sábado sobre el avance de los contagios de coronavirus, en el marco de "una ola muy grande de casos" y señaló que "la situación de riesgo va a durar unos meses". Así lo afirmó al iniciarse en estas horas la vacunación libre para los mayores de 18 años que en la provincia de Buenos Aires quieran recibir la cuarta dosis.

Kreplak habló sobre lo que la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, calificó como cuarta ola de covid-19. “Es un momento clave, hay que cuidarse un poco más porque hay una ola importante de casos”, manifestó el funcionario en declaraciones radiales, al tiempo que recomendó "usar el barbijo de vuelta en los lugares cerrados" y ventilar ante la llegada del invierno.

Además de admitir que la Argentina enfrenta “una ola muy grande” de casos, Kreplak resaltó que no se sabe “si es superior a la de enero porque el seguimiento de los casos ha cambiado”. No obstante, subrayó que “no aumentaron casi las internaciones por Covid”.


Sobre la vacunación de cuarta dosis que anunció el gobernador Axel Kicillof, el ministro contó que “veníamos con vacuna libre desde hace tres semanas para mayores de 50 años, que es la población de más riesgo". Apuntó que "el 90 por ciento de los fallecidos es mayor de 50 años”, y que "los que ya pasaron los cuatro meses están en ese grupo y ahora pasamos a mayores de 18”.

También confirmó a Radio 10 el carácter "federal" de la vacunación, esto es, que la aplicaciones no están circunscriptas a los habitantes de la provincia de Buenos Aires, sino que personas de otros distritos pueden acceder a la dosis. El único requisito para recibir la cuarta dosis es que hayan pasado cuatro meses de la aplicación de la tercera.

Respecto del avance de la vacunación, consideró que “falta un porcentaje importante que reciba la tercera dosis, entre las personas de 30 y 40 años”, aun cuando casi se triplicó la velocidad de la vacunación. (Página 12)

Es el algoritmo, estúpido

Martín Smud, psicólogo, autor de los libros: ¿Dónde fueron a parar las escobas voladoras de las brujas? (1998), En guardia. Crónica de una residencia en salud mental (2000) y Lengua de mujer. Historia condicionada del goce sexual (2002). Es docente de la Universidad de Buenos Aires y ejerce la práctica del psicoanálisis en la institución que coordina.

Escribe la contratapa del diario Página 12 de hoy

Hoy se escucha hablar todo el tiempo de una palabra que antes era solamente campo de la matemática: el algoritmo. En muchas charlas de café un apasionado interlocutor nos explica que el algoritmo sabe todo de nosotros. Parecen querer decirnos: “es el algoritmo, estúpido”. Ya no podemos decir que no sabemos de qué se trata aunque no entendamos nada.

Y nos hacen una prueba, nos dicen que saquemos el celular y pidamos un auto en alguna aplicación, todos la misma, todos al mismo lugar, y veamos si el precio es el mismo. No es así, el algoritmo pone precios diferentes. El algoritmo se ha sofisticado, no depende solamente de la oferta, de la cantidad de autos disponibles en la zona sino que se ha especializado en la demanda: saben de ese lugar, cuánto dinero tenemos en nuestro bolsillo, cuánta desesperación en llegar. ¿Cómo logran saber cuestiones que quizás nosotros no tenemos tan claras? ¿Cuál es el costo de una sociedad sin intimidad?

El algoritmo está acostumbrado a manejar millones de datos, información diversa que interpreta y analiza pero más allá de sus cualidades de “Big Data”, la ventaja que realmente tiene es que lo queremos mucho, dependemos mucho de él, le confiamos todos nuestros secretos y cada vez más hacemos pasar por ahí nuestra vida. El algoritmo sabe de nosotros. Se graba en una “caja negra” todas nuestras búsquedas, todas las páginas en internet, los lugares donde estamos, y estaremos el fin de semana y en las vacaciones. Y nos hace ofrecimientos, tiene deferencia por nuestro nivel económico, por nuestras preferencias, por nuestros secretos pero se aprovecha de ellos para que no le digamos que no, siempre hay otros mirando en este momento nuestra oferta y nos amenaza con perder las oportunidades.

El algoritmo conoce al que pide el servicio como al que lo ofrece. Lo único que podemos hacer los seres humanos es, como a los padres que todo lo saben, hacerle trampa. Los trabajadores de autos en Washington en la entrada del aeropuerto apagan el celular al mismo tiempo para que se eleven los precios antes que llegue el horario de llegada de los aviones.

El algoritmo está en nuestro querido celular, muchos pensamos que el celular nos pertenece pero no hay nada menos personal. Allí se esconde un tipo de sociedad, que es del conocimiento, de un sistema de poder sostenido en una ¿ideología algorítmica neutral? Cada vez más el celular necesita pegotearse en tu carne, te pide un patrón, la huella del dedo, realiza tu reconocimiento facial y necesita sí o sí que ligues tu cuenta de gmail, a tu ubicación autenticada y a una tarjeta de crédito. Y con esto ya está, perdiste mucho más que la intimidad, saben no solamente lo que compraste sino lo que comprarás durante este mes. Van complejizando variables, identifican lo que buscás y lo diferencian de lo que deseás y en esa diferencia crean la ilusión de que la búsqueda de lo que deseás está en manos de tu emprendimiento, de tu voluntad.

Algunos se asustan y piden volver al tiempo prealgoritmo pero hoy pareciera tan posible extirparlo como vivir sin pulmones. Aunque su derrotero pareciera inalterable, es necesario abrir debates acerca de sus evidentes consecuencias. Una de las preguntas es si las tecnologías del algoritmo y del tiempo “real” podrán ser utilizadas para el bien común.

Una de las primeras limitaciones es conocida: estas tecnologías están controladas por dos grandes “megasupercorporaciones” que dominan las plataformas y determinan los senderos y sobre todo censuran los caminos alternativos. Mientras que el acceso al conocimiento esté limitado a pocas corporaciones, resultará complicado abrir el juego a nuevos participantes. Esas corporaciones tienen ideología y marcan a fuego la perspectiva de la humanidad sostenida en un horizonte totalitario y homogeneizador. Crean un tipo de subjetividad, una sociedad de supuestos emprendedores que nos hace sentir que de cada uno y cada una depende el éxito y el fracaso. Por convergencias y reiteraciones, sectorizando esos diferentes deseos, el algoritmo podría realizar la correlación entre la compra de un determinado shampú con las decisiones que tomaremos en las próximas elecciones.

Hasta comienzos del siglo XXI, a las corporaciones les importaba tu cerebro, cómo mantenerlo con vida dándole lo menos posible, les interesaba qué porcentaje de la torta se podían quedar sin crear una revuelta tal que creara un cambio en las reglas de juego, hoy con las redes en tiempo real, las corporaciones se animan a más porque pueden crear la idea de que la política es una idea pasada de moda y que todos los políticos son la misma cosa, ya sea de derecha o de izquierda y que finalmente, lo único que puede salvarte sos vos mismo, en el supremo esfuerzo de hacer lo que mejor puedas.

Una sociedad individualista que te muestra miles de ejemplos de personas que se han vuelto millonarias por el simple manejo del “simplemente hazlo”, ese hashtag de una conocida empresa de zapatillas que te dispara el cerebro a la estratosfera diciéndote que si no conseguís más, será porque no lo has deseado con la tenacidad del que logra lo que se propone. Ya no se trata de la lucha por una sociedad que te facilite un acceso a mayores niveles de igualdad y distribución de la riqueza sino de las limitaciones de la psicología de tu deseo.

Nos convertimos entonces en una sociedad de frustrados que miran con envidiosa penuria a algunos que logran lo que nosotros no. No hay que quedarse, hay que seguir. Los ejemplos sobran, en el medio de la metrópoli, la sociedad norteamericana toma antidepresivos como galletitas en el desayuno antes de salir a su vida laboral. Hoy se trata de mantenerse activo.

El algoritmo quiere conocer tus movimientos en el fondo de tu bolsillo y anticipar tus próximos movimientos. La del bolsillo es una metáfora anacrónica, porque nadie que tiene dinero lo lleva en el bolsillo, miran tus cuentas bancarias, tus movimientos por la ciudad, tus repeticiones de compras en el súper, tus miradas a páginas deseando algo, tus llamadas a otros a través de redes sociales y sobre todo miran el uso de tus aplicaciones. Te acercan el taxi que necesitas para llegar, la comida para la noche, la serie que seguramente estás esperando, la frase que tenés que decir para la ocasión, la aplicación que necesitás para no olvidarte las claves para entrar a las diferentes cuentas.

Pero todo esto tiene un costo. El “pequeño” costo que no dicen ni aún con letritas pequeñas en el fondo del “acepto término y condiciones”. Ese costo es daño colateral, además de la ideología que transmiten en su masividad y las anticipaciones de nuestras próximas jugadas, el daño es la construcción de subjetividades cada vez menos cuestionadoras de lo que la sociedad hace de nosotres.

Un lugar en el mundo


Aún y cuándo los sueños de inmortalidad, de “ser de todas partes” (que es lo mismo que decir que no se es de ninguna), de guardar en la memoria común o en la historia humana algún registro que de cuenta del andar individual, tensaron y tensan desde siempre, en la memoria humana, aquellas percepciones del lugar propio, del morir donde se nace, del sitio al que uno pertenece, de la memoria de los espacios y la historia que con los otros, con quienes cada quien va hilvanando, en su transitar por esta maravillosa experiencia de vivir, el hilo invisible que une su experiencia individual a la experiencia universal.

No deja de percibirse que en tales tensiones, las contradicciones entre el deseo y la realidad, el estar y el ser, entre el tener y sujetarse a objetos o el andar sin sometimiento a nada ni nadie, develan el carácter de lo humano tan diverso pero al mismo tiempo necesitado de alguna cosa a la que sujetarse para obtener allí la ilusión del control y de la seguridad que de otra forma, en esa tensión, haría insoportable la vida.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack




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