Poder, religión, Dinero. (1)

 

El poder es ejercicio del poder

No hay forma de negociar en términos soberanos y justos. La realidad es que, y aún cuándo reconocieron que infringieron sus propios estatutos para favorecer al gobierno (Y no al Estado) de Mauricio Macri (No a La Argentina), su posición extorsiva encubierta en discursos de advertencia sobre las consecuencias y pedidos (Recalibrar al dólar y Revisar el sistema previsional)

Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) mostró que, al final de 2024, el financiamiento neto de capital acumulado será de u$s4.400 millones. Esto es porque desde hoy hasta esa fecha entrarán u$s44.400 millones, contra vencimientos a pagar del orden de los u$s40.000 millones por el acuerdo Stand By de 2018., para finales de 2024 el financiamiento neto de capital acumulado será de U$S 4.400 millones: ingresarán U$S 44.400 millones contra vencimientos por U$S40.000 millones del acuerdo Stand By de 2018 firmado por el gobierno de Mauricio Macri.

El staff técnico advirtió al Directorio que el respaldo al acuerdo “puede ser frágil y podría debilitarse” antes de las elecciones de 2023.

Como no podía ser de otra manera, clarín actúa como vocero del organismo … https://www.clarin.com/economia/fmi-adelanto-primera-revision-pide-recalibrar-dolar-revisar-sistema-previsional_0_pIWV6evTB3.html

¿Que margen real existe para intentar otras cosas? Las posiciones de debilidad y fortaleza se tensan en la realidad. Sin crecimiento no hay posibilidad de pagar. El modelo de crecimiento no debería ser consensuado con el Fondo Monetario Internacional, mas allá de que se pueden escuchar argumentaciones técnicas o aportes que pudieren resultar positivos. En realidad, el asunto radica en que hay “intenciones” pero un verdadero plan de crecimiento económico sustentable y pensado, al menos, para los dos años que restan de mandato.

(Fuentes: CenitalÁmbito Financiero)

Andrés Lerner, periodista de Ámbito Financiero, C5N y radio 10, escribe en Ámbito, hoy.

La reciente visita del presidente Alberto Fernández a China volvió a poner en el centro del debate público la importancia de las relaciones bilaterales con el país que conduce Xi Jingping. No es para menos, la expansión de la última década transformó al gigante asiático en la segunda economía de mayor tamaño en el mundo. Al mismo tiempo, escaló al puesto número dos en el ranking de los socios comerciales de Argentina.

En una entrevista con Ámbito, el embajador chino en el país, Zou Xiaoli, dio detalles sobre las implicancias de la adhesión a la Ruta de la Seda y afirmó que “China promoverá apoyo financiero a Argentina para el pago de importaciones”. También habló sobre las obras de infraestructura que se pueden realizar, el intercambio comercial y el 5G.

Periodista: ¿En qué se traducirá la firma de la adhesión a la Franja y la Ruta?

Zou Xiaoli: El Memorándum de Entendimiento para la construcción conjunta de la Franja y la Ruta, firmado por China y Argentina ha marcado un hito en la historia de la relación bilateral y ha sido una novedad alentadora para la cooperación entre China y América Latina y el Caribe. El objetivo es explorar el potencial y ampliar el espacio de cooperación para lograr el desarrollo común y la prosperidad compartida. La firma de este memorándum ha creado condiciones más favorables para la profundización de la cooperación entre los dos países. También tiene como propósito definir la construcción de infraestructura como base de cooperación primordial para impulsar conjuntamente la construcción de vías troncales nacionales y regionales, abriendo canales de transporte intermodal marítimo-ferroviario, aumentando rutas y frecuencias marítimas, así como ampliando la colaboración en aviación civil. Todo esto se enfoca en la facilitación del comercio y las inversiones para construir un entorno empresarial propicio, procura aumentar las inversiones, emprender la colaboración en las cadenas productivas en agricultura, silvicultura, ganadería y pesca, avanzar en cooperación en energía hidroeléctrica, eólica, solar, nuclear y otras energías limpias, y fortalecer la colaboración en sectores emergentes tales como la tecnología informática, la tecnología espacial, la biología, la protección medioambiental, la oceanografía y el turismo.

P.: ¿Y en el plano financiero?

Z.X.: También se promoverá el apoyo financiero para el pago de las exportaciones chinas a la Argentina. Se intensificará la cooperación de SWAP con el fin de alentar un mayor uso de las monedas nacionales en el comercio y las inversiones bilaterales para facilitar a las empresas de ambos países a reducir los costos en las operaciones así como los riesgos provenientes del tipo de cambio, creando de esta manera un buen marco político en la promoción del uso de monedas nacionales, y a su vez impulsando a las instituciones financieras responsables de las operaciones de liquidación en Renminbi (RMB) en la Argentina a desempeñar un mayor rol.

P.: ¿Qué visión tiene China sobre el acuerdo que Argentina alcanzó con el FMI?

Z.X.: China apoya y confía en los empeños argentinos en solucionar su endeudamiento, a la vez que ayuda y coopera con Argentina a nivel bilateral y multilateral. Celebramos el acuerdo alcanzado por el gobierno argentino con el FMI, el cual concuerda con los intereses de la Argentina y con la expectativa de la comunidad internacional, en pro de la estabilidad financiera, el comercio y las inversiones.

P.: ¿Cree que a partir de ahora habrá un mayor desarrollo energético conjunto en la Argentina?

Z.X.: China tiene la voluntad de trabajar con la Argentina en esta área. Argentina cuenta con abundantes recursos de litio, petróleo y gas, y tiene condiciones favorables para el desarrollo de la energía hidroeléctrica, solar, eólica y nuclear. Se puede decir que tiene un gran potencial en el desarrollo de la industria energética. Puede lograr el autoabastecimiento, e incluso la exportación en dicha área. Los departamentos pertinentes de los dos países acordaron el establecimiento de un Centro de Cooperación en Geociencias Chino-Argentino para la ampliación de la cooperación en este campo, con el fin de servir al desarrollo económico de ambos países y abordar el cambio climático conjuntamente.

P.: ¿Qué características tiene el desarrollo de China en cuánto al 5G?

Z.X.: En la actualidad, China cuenta con el mayor número de patentes clave 5G y es el pionero en el uso comercial de 5G en el mundo. Muchas empresas chinas como Huawei están realizando sus operaciones en el extranjero y se han ganado la confianza y el reconocimiento por parte de los operadores de telecomunicaciones locales gracias a su equipo técnico avanzado y los servicios rentables ofrecidos, acelerando así la informatización, digitalización y transformación inteligente de los países socios. Huawei se instaló en 2001 en Argentina y ha estado realizando inversiones de manera continua durante estos veinte años. Participó integralmente en la construcción de la red de comunicación y la renovación tecnológica de Argentina para implementar rápidamente redes de comunicación hasta los lugares más remotos del país. Cabe mencionar que durante la visita del presidente Alberto Fernández a China, el mandatario argentino hizo un recorrido especial en la empresa Huawei y valoró sus logros y avances en las telecomunicaciones y en los vehículos de nueva energía. Se espera que la tecnología 5G generará más demandas emergentes en los campos de la prevención epidémica, la educación a distancia, la internet industrial, el entretenimiento, la internet de las cosas y los vehículos, en un futuro no lejano.

P.: ¿Qué rol puede jugar China en el desarrollo de infraestructura en la Argentina?

Z.X.: La Argentina dispone de una demanda importante y un mercado amplio en el sector de infraestructuras de transporte, energía y comunicación, mientras China posee ventajas en la tecnología, equipamiento y financiamiento. Hace poco se celebró el V Diálogo Estratégico China-Argentina para la Cooperación y la Coordinación Económica, en el que se identificó un marco para los principales proyectos de inversiones en infraestructura, se estudió la posibilidad de aumentar la participación local en proyectos de inversiones china en infraestructura, y se definieron áreas prioritarias para la colaboración con el objetivo de aumentar las exportaciones argentinas, mantener la sustentabilidad del desarrollo nacional hacia el exterior, así como activar la productividad y crear empleos en el país. China está dispuesta a trabajar con Argentina y otros países sudamericanos para alinear la iniciativa de la Franja y la Ruta con los planes de integración regional.

El difícil ejercicio de la soberanía nacional

Mempo Giardinelli, Periodista, docente y escritor. Es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Poitiers, Francia.

La idea neoliberal imperante respecto del rol de la República Argentina es clara: impedir definitivamente nuestro desarrollo, que se inició entre los Siglos 19 y 20 y después consolidó Perón, cuyo mejor legado fue la plena Soberanía Nacional sobre bienes y decisiones. Por eso lo apoyaron siempre los sectores populares, la llamada "gran masa del pueblo". Y eso fue lo que las burguesías dominantes jamás aceptaron, incluso apelando a las peores y más repudiables acciones.

El sangriento golpe de estado de 1955 fue el principio del fin de aquel sueño de Soberanía. demorado por la resistencia de la clase trabajadora, el pequeño y mediano empresariado que creció consciente del rol del Estado, y en parte porque teníamos una educación pública nacional (no como en las últimas décadas, cuando somos acaso el único país del mundo con 24 ministerios de educación, lo que es probable y no reconocida causa principal del retraso educativo). Y también porque el desarrollo argentino fue consistente. Tanto que ahora, 67 años después, la resistencia todavía es posible. Y necesaria.

Lo cierto es que hoy la Argentina está perdiendo su independencia y a este paso el 25 de Mayo y el 9 de Julio serán fechas mentirosas, para que descorchen champán los nuevos dueños del país, brindando con ladrones y estafadores de la administración macrista 2015-2019 y junto a latifundistas y "exportadores" que no pagan impuestos.

Ahora que vamos a ser sujetos de "controles" y del redireccionamiento infame de los últimos restos de política soberana, nos dirán que no a las industrias y políticas igualitarias, nos dirán que basta de educación pública y desarrollo industrial exportador, y nos impondrán el silencio a palos cuando veamos (como ya se ve pero los medios tapan y los ilusos niegan) que se llevan nuestro petróleo y nuestros minerales, y en cambio nos dejen aguas contaminadas y tierras inservibles porque las envenenaron. 

Si hasta le cambiaron el nombre al río Paraná y se hacen los distraídos con el Canal Magdalena, que es el único vínculo directo y argentino entre el río Paraná y el Océano Atlántico, línea que une a una docena de provincias pero que sigue cortada para forzar la navegación a través del Uruguay, cuyo puerto principal, Montevideo, está siendo concesionado por 80 años a consorcios europeos y asiáticos.

Hoy está en dura emergencia aquella Industria Argentina que nos llenaba de orgullo, y parece empezar una segunda colonización al servicio de gobiernos y poderes extranjeros. O sea: pareciera que vamos camino a ser otra vez colonia, con más de 40 millones de compatriotas retornados a la condición de súbditos de perversos poderes extranjeros.

Es esta pérdida de la preciosa condición de nación soberana la que nos tiene amarrados en la insoportable situación de ser un país riquísimo pero empobrecido por intereses mezquinos, extranjeros e internos. Y condenado al lento suicidio de nuestra Soberanía. Lo vimos en los recientes, pobrísimos debates parlamentarios, en los que se plantearon falsas opciones como "acuerdo o default" para encubrir el verdadero dilema, que era Soberanía o claudicación ante la estafa. Y todo eludiendo auditar la supuesta deuda y demandar a Macri y su banda, que era lo que habia hacer.

Por eso este columnista reivindica el vocablo Soberanía y lo vincula casi obsesivamente con la cuestión del Paraná y el Canal Magdalena. Porque ambos constituyen nuestra única salida al Océano Atlántico, y porque debemos recuperar el control total del comercio exterior, hoy concepto abusado por empresarios y periodistas que engañan a la socedad, impedida de saber que en esencia no existe ningún comercio exterior argentino. Así de claro: porque lo que hay es un comercio empresarial de productos que no se pesan ni pagan impuestos, ni aceptan control alguno del Estado. Eso no es comercio exterior, y menos "argentino".

Esta columna visitó esta semana el Astillero Río Santiago, y luego en la UNLP participó de mesas ante auditorios repletos de estudiantes y profesores de diversas carreras, a quienes se les explicó, adoloridamente, que es la Soberanía la que está en peligro. O sea el sueño nacional comunitario basado en el amor al pueblo del que se es parte, y a una tierra, una bandera, una moneda, que son símbolos de soberanía.

Por decisión del Presidente Hipólito Yrigoyen, desde la primera Guerra Mundial la industria naval empezó a poner ojos en la seguridad nacional. Desde mediados de los años '30 las primeras construcciones navales argentinas compusieron una Marina Mercante modesta pero propia y soberana. Se desarrollaron astilleros en Puerto Belgrano, Tigre, San Fernando y Ensenada, donde en 1953 se fundó el Astillero Río Santiago, que operaba desde 1933 y llegó a ser el más grande de Latinoamérica.

La industria naval se desarrolló a partir de la formación de técnicos y personal especializado, y el ARS llegó a ser un establecimiento industrial excepcional que ocupaba 230 hectáreas y 55 áreas productivas, y funcionaba como la gran empresa industrial que era. Allí se fabricó y botó en 1962 la fragata Libertad, y también la Azopardo y la Piedrabuena.

El ARS contaba con talleres de caldería, herrería, tornería, cobrería, estructuras, electricidad, fundición de hierro y acero especiales, carpintería y grandes grúas, y muelles, playas de materiales, usina eléctrica propia, diques y grúas flotantes, almacenes, comedores, escuela de aprendices y todo lo que garantizara operatividad y eficiencia. En 1969 la dictadura de Onganía la constituyó como Sociedad Anónima del Estado. Llegó a tener 5.500 empresas subcontratistas y se fabricaron grandes buques-tanques y cargueros. Para empresas extranjeras se construyeron grandes motores diesel, grúas para los entonces Ferrocarriles Argentinos, turbinas hidráulicas y hasta componentes nucleares y buguis ferroviarios. En los '80 se construyeron grandes barcos, como los petroleros "José Fuchs" y "Presidente Arturo Illia" y también 6 corbetas para la Armada: Espora, Rosales, Spiro, Parker, Robinson y Gomez Roca.

En 1993 por Decreto N° 4538, el gobierno menemista traspasó el ARS a la Provincia de Buenos Aires, con lo que se perdió gran parte de su superficie, traspasada a manos de la Zona Franca La Plata. Sólo en 2006 se recuperó parte de ese territorio y áreas indispensables para la producción. Arduamente, el ARS recobró importancia para la industria naval argentina, y su punto máximo fue la construcción de cinco buques graneleros de 27.000 TN de porte bruto para una empresa alemana, y el encargo de la petrolera estatal venezolana (PDVSA) de dos grandes petroleros de 47.000 toneladas: el "Eva Perón" y después el "Juana Azurduy", que por decisión del gobierno macrista nunca se terminó y cuyo gigantesco casco hoy se oxida en dique seco.

Hoy que somos un país achicado, con un pueblo hambreado, embrutecido e incapaz de soberanía, y encima forzado a pagar estafas que llaman "deudas" y que nunca se terminarán de pagar porque ésa es la clave para que ya no podamos zafar ni recuperarnos como nación independiente, nuestro río Paraná y el Canal Magdalena sobresalen como emblema de esa recuperación.

La neurociencia de la religión

Horacio Bernades, crítico cinematográfico, escribe, en Página 12, una entrevista realizada al biólogo Diego Golombek, quién analiza la relación entre el cerebro humano y la idea de Dios

¿Hay relación entre la idea de Dios y el cerebro humano? Si existe, ¿está en nuestro ADN, es construida o hay un poco de ambas cosas? ¿Los niños tienen nociones de ética y moral, siendo poco más que bebés? ¿En qué se parecen los alucinógenos a la religión? ¿Qué relación hay entre los sueños y la muerte?

Son algunos de los interrogantes que se plantea Diego Golombek en Las neuronas de Dios, donde practica lo que llama “neurociencia de la religión”. Editado por la editorial Siglo XXI, se trata de la segunda edición de un texto originalmente publicado en 2014. Tal vez lo que lleve a Golombek a hacerse preguntas sobre un tema que la ciencia tiende a desechar como mera mistificación, sugestión u “opio de los pueblos” es lo mismo que lo llevó a ser periodista. Golombek practica esa actividad desde los 15 años y escribió en prácticamente todos los diarios existentes en Argentina (incluido Página/12, donde lo hizo en lo que fue el suplemento Futuro). Lo sigue haciendo en radio y televisión.

La ciencia y el periodismo (Golombek es biólogo) coinciden en no pocas cosas. La curiosidad ante el mundo, la voluntad de entender, las preguntas. Y también en la voluntad de comunicar, que es lo que este porteño de 58 años viene haciendo desde hace un par de décadas, con 20 libros publicados hasta la fecha. El autor de Sexo, drogas y biología no se arredra ante la palabra “divulgación”, que en círculos científicos más elitistas parecería ser sinónimo de “pecado populista”. Lo cual vincula a esos científicos de guante blanco incurren en lo que intentan negar, adoptando para sí sin advertirlo una idea proveniente de la religión. Y no una de las más benévolas.

Contar la ciencia de las cosas de la vida cotidiana”: a eso aspira Golombek, basándose siempre en experimentos y verificaciones, en estudios y papers. Esto es: sin abandonar jamás el método científico. Las neuronas de Dios parecería sustentarse en la idea de que la religión es medible, con los instrumentos de la ciencia. Pero es preferible que lo explique él.

--¿De dónde surgió la idea de investigar las relaciones entre el cerebro y la religión? O tratar de elaborar “una ciencia de la religión”, según sus palabras.

--Uno se puede sorprender de que haya un porcentaje tan alto de la población mundial que tenga creencias en lo sobrenatural, y que de éstos un porcentaje muy alto organice esas creencias de manera social, en forma de una religión. Estamos hablando de un 85 a un 90 por ciento de la población. Esto podría considerarse como un efecto cultural o social, pero sin embargo, números tan altos, tan desparramados y tan mantenidos en términos geográficos e históricos, permiten pensar en una hipótesis de que puede llegar a haber algo biológico en la propensión a creer en lo sobrenatural. Tirando de ese hilo aparecen un montón de investigaciones que proponen algo parecido, y si estamos hablando de creencias y de comportamientos, lo que subyace a esto es la interacción entre la biología y el ambiente. La biología en este caso está representada por el cerebro. De ahí surgen una neurobiología o neurociencia de la religión.

--En el libro hace algo que los fundamentalistas de la razón jamás admitirían. No considera que la religión sea necesariamente el opio de los pueblos.

--No considero que la religión sea necesariamente el opio de los pueblos. A mucha gente la religión la ayuda. Incluso hay evidencias de que podría tener efectos positivos sobre el estrés, sobre la ansiedad, sobre la salud en general. Por lo tanto me parece que la de Marx es una definición demasiado general, demasiado categórica. Yo no soy religioso, no soy creyente, sin embargo me parece de una soberbia importante desdeñar todo aspecto religioso que a la gente la haga sentir mejor.

--Es gracioso, porque cita varios experimentos de laboratorio que midieron que las personas religiosas padecerían menos esos trastornos emocionales que mencionó recién. Además de ser más solidarias y gregarias, en tanto comparten una misma creencia. De acuerdo a esos experimentos, los conservadores estadounidenses también la pasarían mejor que los liberales. “La ciencia aporta pruebas de que la religión nos hace sentir bien”, dice en un momento. Suena casi al discurso de un vendedor de biblias más “modernizado” que sus colegas.

--Jaja. Está claro que creyentes o no creyentes, religiosos o no religiosos, todos tenemos preguntas existenciales. Qué hacemos acá, para qué estamos, por qué la tenemos que pelear todos los días. Muchos se preguntan también por la finitud de la vida, la muerte, ese tipo de cuestiones. La religión da respuestas a esto. Respuestas que a los ojos científicos no son satisfactorias, por supuesto, pero que a mucha gente le hace bien. Entonces, ¿tenemos que cuestionar esto irrebatiblemente desde el fundamentalismo de la ciencia? No necesariamente. Ojalá podamos entender esos misterios que no logramos explicar. Entenderlo de una manera tan satisfactoria que esas explicaciones vayan ocupando de a poco el lugar de la creencia en lo sobrenatural. No me parece que esté tan mal el argumento de que la base de las religiones es la solidaridad, la ayuda al prójimo, etcétera. Que después eso se cumpla o no es otra cuestión. Porque está el lado oscuro. “Mi religión es mucho más larga que la tuya, y eso me da todo el derecho de hacerte pelota, porque la mía es la de verdad. Éste es el nombre de Dios y mi religión es la que mejor lo observa. Por lo tanto vos no tenés derecho a existir”. Eso ha ocurrido a lo largo de la Historia demasiadas veces y por supuesto que no es deseable.

--Volviendo al opio. Tomado literalmente y teniendo en cuenta el capítulo que le dedica a la relación entre drogas y misticismo, tal vez podría terminar coincidiendo con Marx, pero dándole a esa palabra un sentido distinto. Aunque en ese capítulo no hable precisamente de opio, pero sí de alucinógenos.

--Efectivamente juego con el hecho de que la religión es el opio de los pueblos, pero en sentido más bien literal. El opio como sustancia natural que afecta la comunicación neuronal, al igual que la religión. Claro que si no te gusta esa droga tengo otras (risas)... y en el libro investigamos un poco el efecto de drogas alucinógenas sobre las creencias sobrenaturales.

--Menciona a Francis Colllins, uno de los responsables del proyecto “Genoma Humano”, que encuentra en el código genético una forma del lenguaje de Dios. ¿Podría explicar la idea, que mis neuronas son demasiado escasas para captar?

--Una persona que es creyente y científica, en algún lado tiene que mostrar la hilacha. Tiene que encontrar alguna explicación ad hoc para poder juntar ambas visiones, que son completamente contrapuestas. La ciencia se basa en la evidencia, mientras que la religión, la fe, se basan en la creencia. El escape que hace Francis Collins consiste en pensar que encontraron un código, un código genético, que son las instrucciones para fabricar herramientas que a su vez son las que fabrican un organismo vivo. No sabemos cómo fue esto, dice Collins. Sólo sabemos que se debe al azar, que la aparición de este código es producto de miles de millones de años de evolución. Un código en el que aparecen errores, pero también mecanismos a prueba de esos errores. El atajo de Collins consiste en decir: “Mi ciencia llega hasta entender cómo funciona el código genético. Cómo se generó ese código, cuáles fueron las instrucciones, es algo que va más allá de mi ciencia”. De esta manera uno podría decir que hablar de lenguaje genético es una forma de hablar de un dios o de algo superior. Efectivamente, la ciencia tiene límites temporarios. Se va avanzando sobre esos límites a medida que conocemos mejor el mundo, que tenemos más tecnología. Hasta ese momento hay cosas que son más “secretas” a los ojos de la ciencia. Pero vamos avanzando. Podés decir “Vamos a llegar a conocer eso”. O podés decir, como dice la religión: “No, eso es lo incognoscible, eso es lo misterioso”. Los científicos preferimos echar luz sobre ese misterio, para que sea cada vez menos misterio.

--Aunque a lo largo de 198 páginas el libro (si no leí mal) parece sostener la hipótesis de que la fe en Dios no tiene por qué llevarse de patadas con la ciencia, en la página 199 sostiene que “si la religión es un virus, la ciencia puede ser una vacuna”. Sin embargo, esos experimentos parecen hacer de ella una panacea, más que un virus.

--Touché. Es verdad. Después de describir todos los aspectos positivos de las creencias y las religiones, algo se rebelaba en mí. Me decía que prefiero una visión absolutamente materialista y cientificista de la vida. Entonces lo de la religión como un virus es un poquito como que se me escapa. De todos modos se lo puede tomar como una paráfrasis de la idea del escritor beat William Burroughs, que decía que el lenguaje es un virus. Un virus que cayó del espacio exterior y que no podemos entender, porque nos lo inocularon. No podemos entender de dónde sale. Bueno, por qué no pensar que, al menos en términos metafóricos, la creencia en lo sobrenatural es un virus semejante. Pero si es así, yo siempre voy a estar del lado de la ciencia.

--Antes de escribir el libro, ¿no temía que desde la comunidad científica, o cientificista, se lo tildara de concesión a la mistificación, o algo parecido?

--Desde el lado de la ciencia no he recibido demasiados comentarios. Es un tema espinoso, no se trata tanto, salvo por parte de las ciencias sociales, que son las que tratan específicamente el tema de la religión. Pero temor no tuve, porque intento que lo primero sea el rigor científico. Recurro a papers sobre el tema, experimentos de laboratorio, hablo con la gente que sabe, y después hago interpretaciones. Alguien puede venir con otra mirada, y es absolutamente discutible, debatible.

--“La gran pregunta --o una de las grandes preguntas-- sigue siendo si las necesitamos, si necesitamos esa fe y esas religiones para ser humanos”, escribe en la introducción. ¿Las necesitamos?

--En algún momento, en la incipiente Unión Soviética, hubo algún intento de prohibir rituales o manifestaciones religiosas, y claramente no funcionó. Esas manifestaciones seguían, de manera subterránea. Lo mismo pasa cuando viene otra religión o sistema a conquistar, y dice sanseacabó. “Acá no se habla más catalán”, por ejemplo. O acá no se practican más religiones africanas. Todo eso va a seguir ocurriendo subterráneamente. Se va a seguir hablando en catalán, en yiddish o en vasco o se van a seguir practicando los rituales ancestrales. Con lo cual es muy difícil responder esa pregunta. Yo tiendo a pensar que sí, que los humanos estamos en condiciones de pensar mucho más allá de las creencias y de lo religioso. Pero hasta el momento no tenemos la evidencia que nos permita responder esa pregunta.

--“La predisposición a algún tipo de creencia en Dios viene de fábrica”, dice, y pone algunos estudios científicos como prueba. Esto no desdice la idea de que todo dios es una construcción humana, entiendo.

--No la desdice para nada. Al mismo tiempo hay evidencias de que tenemos cierta mirada innata sobre las cuestiones morales y éticas. Si hacés experimentos con “casi bebés”, niñas y niños prelenguaje, y les mostrás escenas con peleas entre figuras o entes abstracto, y hay unos que los ayudan y otros que no, se percibe una respuesta hacia lo que estaría “bien”, hacia ayudar y no interferir. ¿Eso qué quiere decir? ¿Que traemos algo de fábrica? Posiblemente haya un cableado, mantenido a lo largo de la evolución, sobre esta cuestión moral o ética. Por lo tanto puede que venga de fábrica, pero al mismo es una construcción humana. Todo lo que nos pasa es un diálogo permanente entre lo que traemos de fábrica y lo que hacemos con eso. Ambiente, cultura, educación familia. Y también la creencia en lo sobrenatural.

--Una afirmación concurrente con la anterior es que los niños “pueden inventar el concepto de Dios sin requerir de mucha ayuda”. ¿Puede explicar esta afirmación?

--El animismo que traen los niños, que consiste en animar cosas inanimadas, por ejemplo sus juguetes, es una manifestación de la creencia en algo sobrenatural. El sentido de “algo te está mirando”, que también es común en los niños, también revela una conexión con lo sobrenatural

--El prólogo a la primera edición se abre con una cita preciosa de Robert Pirsig. “Cuando una persona sufre una alucinación, se habla de locura. Cuando muchas personas sufren una alucinación, se lo llama religión”. Esta idea curiosamente conecta con el capítulo dedicado a los alucinógenos.

--Sí, coincide, porque los alucinógenos no inventan nada. No son la manifestación de un espíritu --si bien muchas veces se los presenta de esa manera--, sino que actúan sobre lo que hay. Y lo que hay es un cerebro, con una cierta percepción del mundo que los alucinógenos modifican, y hacen ver el mundo de otro modo. En ese sentido es un fenómeno muy parecido a que mucha gente “hable” con un ente natural, lo escuche, lo rece, modifique su comportamiento de acuerdo a lo que él (o ella) diga.

--Explica científicamente esas experiencias “cercanas a la muerte”, estilo Víctor SueIro, que buscan presentarse como evidencia de la existencia de un más allá.

--Es lo mismo que lo que sucede con las creencias o las religiones en general. Uno puede desdeñarlas fácilmente, como si se tratara de cine clase-B. Pensar que la gente que realmente tiene una situación en la que está clínicamente muerto, o cerca de eso, y “revive”, está muy alterada, producto de su situación, y narra cosas sin sentido. O bien se puede pensar que hay ciertos temas en común en estas experiencias cercanas a la muerte. La sensación de descorporización, la luz al final del túnel, los recuerdos que se te vienen de golpe. Ahí uno se pregunta si no habrá una base neurológica, neurocientífica. Y efectivamente la hay. La luz al final del túnel, por ejemplo. La retina se está quedando sin sangre, igual que el resto del cuerpo, y ¿qué es lo único que puede “decirle” la retina al cerebro, para avisar que algo anda mal? Inventar que hay luz, para avisarle al resto del organismo que algo está pasando. Hace muy poco (y esto no está en el libro, porque se publicó más tarde) se publicó un experimento, un paper, que contaba de una operación que se estaba haciendo a un paciente, en simultáneo con el registro de la actividad cerebral. El paciente murió, y se registró la actividad del cerebro en el momento de la muerte. Se vio que se activaban algunos circuitos cerebrales que son los mismos que se activan durante los sueños. Por lo tanto podría llegar a ser que en ese momento aparezcan recuerdos, se asocien ideas de manera inteligible o no, como en los sueños. En consecuencia y más allá de que sabemos muy poco de estas experiencias, lo interesante es saber más sobre ellas, queremos saber de qué se trata. Y hacerlo científicamente, no por intuición.

¿Por qué Diego Golombek?

Nacido en Buenos Aires en 1964, Diego Golombek primero fue periodista, y recién una década más tarde biólogo. Empezó escribiendo a la tierna edad de 15 años en el “Buenos Aires Herald”, y desde allí no paró hasta el día de hoy, donde cada tanto puedo escuchárselo en radio, y fue posible verlo durante catorce años consecutivos como panelista estable en el programa Científicos Industria Argentina, emitido durante sus últimos nueve por La Televisión Pública. El gobierno de Macri lo levantó en 2014. Antes y después Golombek recorrió todo el espinel periodístico, publicando en todos los grandes medios, incluido Página/12 (Suplemento Futuro). Profesor titular de la Universidad Nacional de Quilmes e investigador del Conicet, su especialidad científica es la cronobiología. Desde hace 20 años dirige la colección “Ciencia que ladra...”, que publica Siglo XXI y es todo un éxito, con un centenar de libros editados a esta altura, a los cuales habrá que sumar los que están en carpeta.

El dinero y la conducta de los humanos

El DR. JOSÉ CARLOS MANUEL VALENZUELA FEIJOÓ, UNIDAD IZTAPALAPA - División de Ciencias Sociales y Humanidades, MAESTRÍA Y DOCTORADO EN ESTUDIOS SOCIALES y Profesor-Investigador Titular de Tiempo Completo, UAM-Iztapalapa, División de Ciencias Sociales y Humanidades, Departamento de Economía, Área Economía Política. Participa en la Línea de Conocimiento de Economía Social, línea de investigación.
Desarrollo económico, globalización y sistema financiero.
Doctor en Estudios Sociales, Línea de Economía Social, por la UAM-Iztapalapa, 2004.
Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel III de enero de 2013 a diciembre de 2017
Es especialista en temas de desarrollo económico.
Actualmente desarrolla dos proyectos de investigación: I) Ciclos Económicos y Crisis y II) Problemas de la Transición al socialismo,
registrados en la DCSH, UAM-I.

División de Ciencias Sociales, Universidad Autónoma Metropolitana-I.

Participó de una charla magistral, en el marco de las actividades pre- ALAS 2022-

Para efectos de la exposición, distinguiremos dos funciones primordiales:

a) el dinero como forjador o moldeador de la conducta humana;

b) el dinero como instrumento de poder.

I.- El dinero como orientador de la conducta humana.

En esta primera dimensión, señalaremos dos aspectos:

a) el dinero como finalidad;

b) el dinero y su impacto en la racionalidad.

Por supuesto, el impacto del dinero es muy variado pero aquí nos limitaremos a señalar sólo dos aspectos, en tanto nos parecen de especial relevancia.

a) El dinero como finalidad de la vida.

En la medida que la economía de mercado se va extendiendo y profundizando, tiene lugar algo que es necesario e inevitable: su lógica estructural pasa a moldear el comportamiento de personas y grupos. Lo cual, a su vez, impacta en los valores y motivaciones que, en el plano subjetivo (i.e., psicológico), orientan esas conductas. Es decir, opera un proceso de internalización de las pautas de conducta exigidas por el sistema. Lo que también se traduce en la emergencia y asimilación de los valores y motivos que funcionan como impulsores y justificadores de esa actividad.1 El punto es claro: entre las exigencias objetivas –la conducta que exige desplegar la estructura socioeconómica- y los factores subjetivos que motivan y regulan la conducta, tiene que darse cierta adecuación. Esta pudiera no ser completa (de seguro casi nunca lo es), pero tampoco puede darse una disociación muy elevada. En este caso, se produciría una situación de desequilibrio emocional mayor que ningún sistema puede resistir.

A la larga, una persona o grupo que no cumpla con las conductas que exige la estructura, termina por desaparecer: entra en acción una especie de “suicidio social”.2 Por ejemplo, un productor mercantil que regale la mitad de su producción, muy pronto entraría en quiebra. Algo similar valdría para el capitalista que, rebelándose contra su rol social, empezara a conceder más y más aumentos salariales. En breve, una persona (o grupo) reproduce su posición social si satisface las exigencias de conducta que plantea esa posición.

En los regímenes mercantiles, los medios de vida y producción deben ser comprados. Y para esto se necesita dinero. Este es el recurso que permite acceder a esos bienes. En este sentido, resulta natural que la vida del grueso de los humanos se oriente en función de un propósito: ganar dinero, disponer de él. Al final de cuentas, éste se transforma en condición de vida para los distintos miembros del agregado social. No hay aquí una propensión innata sino el simple resultado de una estructura objetiva que exige ese comportamiento.

En un primer momento, el dinero todavía se considera como una mediación imprescindible. La lógica subyacente, aún es la de la circulación simple: M → D → M. El valor se busca para obtener valores de uso. Pero por el mismo carácter del dinero, en especial por su función de reserva de valor, muy pronto emerge el “auri sacra fames”, la insaciable sed por poseer y acumular más y más cantidades del equivalente general. En principio, lo que aquí opera es un ciclo circulatorio que se interrumpe a mitad del camino. Sí funciona el primer movimiento, el M → D o venta que permite acceder al dinero. No así el segundo, pues la no realización del D → M es lo que impide gasta del dinero y, por ende, permite atesorarlo.

Luego, con la emergencia y consolidación del capitalismo, el ciclo dominante pasa a ser el del capital: D → M → D’ en que D´ > D. En este caso, el valor de uso es el que pasa funcionar como un simple intermedio y es el valor (el valor acrecentado) el que le pasa a otorgar sentido a todo el proceso.3

Se podría pensar que esta lógica sólo opera en el espacio de los negocios. Pero es muy claro que va más allá y termina por permear al conjunto de las actividades humanas.4 Al final de cuentas, todo se subordina al dinero y si antes éste operaba como un “medio para”, ahora todo los demás se transforma en un “medio para lograr dinero”. El artista, por ejemplo, ya no despliega su actividad creadora a partir de sus necesidades expresivas y de comunicación sino en función del dinero. Este, termina por dictarle qué y cómo desplegar su arte. Según escribiera Simmel, “el dinero, que se ha convertido en fin último, no permite que subsistan como valores definitivos, coordinados con él ni siquiera aquellos bienes que en sí no tienen ningún carácter económico. No basta al dinero establecerse como otro fin último de la vida, al lado de la sabiduría y el arte, de la importancia personal y la fuerza, de la belleza y el amor, sino que al hacerlo obtiene el poder de rebajar a éstos hasta la categoría de medios.”5

b) Dinero, cálculo y racionalidad.

La racionalidad la entendemos, en este contexto, como adecuación de medios a fines. Es decir, no discutimos la racionalidad de los fines y, por lo mismo, nos situamos en el espacio de la razón instrumental.


Nos situamos en el contexto del capitalismo, que es donde mayor desarrollo alcanza la forma mercancía. El punto inicial a recabar es la necesidad que impone el sistema a sus empresas: maximizar las ganancias. Más precisamente, se trata de lograr el más alto (D´- D) / D posible. Lo cual, como mínimo exige contabilizar rigurosamente los gastos o inversión inicial (=D) y los resultados o ingresos finales (=D´). La contabilidad es un registro objetivo (i.e., no emocional) y se hace con cargo a unidades monetarias. Este es un primer paso. El segundo es materia de cálculos “ideales”. Es decir, se trata de examinar las diversas trayectorias económicas posibles, las cuales se evalúan en términos de la rentabilidad que pudieran determinar. En este caso, surgen prognosis y planes que se pueden cuantificar. Para decirlo de otra manera: la contabilidad ex-post pasa a ser complementada por la contabilidad ex-ante. En todo lo cual, usualmente se pasa a medir en términos monetarios. En este plano nos podemos preguntar: ¿qué haría un ingeniero o arquitecto si no pudiera contar con sistemas que miden pesos, distancias, volúmenes, etc.? Para el empresario, el dinero pasa a jugar un rol análogo: la aplastante mayoría de los fenómenos económicos se mide en términos de dinero.

La cuantificación, por su lado, estimula y exige un pensamiento más riguroso y preciso. Muchas veces (y cada vez más), esto conduce a la aplicación y desarrollo de modelos matemáticos, inclusive de nuevas técnicas matemáticas.

Para nuestros propósitos, el punto a subrayar sería: para satisfacer el móvil fundamental –ganar más y más dinero- resulta estrictamente funcional lograr la mayor racionalización posible de las actividades productivas. Lo cual implica: i) tornar racional el comportamiento en el proceso productivo y, por extensión, de toda la conducta social; ii) que esa conducta estructurada y conciente de los fines, se internalice y, por lo mismo, genere las capacidades intelectuales del caso. En este sentido, lo que finalmente observamos es un auténtico salto en la inteligencia de los humanos. Según Simmel, “la determinación del tiempo abstracto mediante los relojes, igual que la del valor abstracto mediante el dinero, proporcionan un esquema de las mediciones y divisiones más finas y más seguras que, al incorporar en sí los contenidos de la vida, prestan a éstos una transparencia y una previsibilidad para la actuación práctica exterior que, de otro modo, sería inalcanzable. La inteligencia calculadora que se manifiesta en estas formas puede derivar de ellas, a su vez, parte de las fuerzas con las que domina la vida moderna.”6

Para evitar malentendidos conviene indicar:

i) tales consecuencias no responden, en exclusiva, a la pura presencia del dinero. Es todo el sistema, especialmente en su modalidad capitalista, el que empuja en la dirección de marras;

ii) no se debe pensar en una estricta racionalidad de las conductas. Sí en un componente racional mucho mayor al que pudo estar presente en los tiempos antiguos;

iii) la racionalidad que hemos indicado, muy poco tiene que ver con la que se postula en los modelos económicos de corte walrasiano. A éste, sobremanera en las versiones más actuales del modelo, se le asignan capacidades de cálculo y de optimización que exceden ampliamente la efectivamente poseída por los agentes mercantiles reales.

II.- El dinero como instrumento de poder.

a) El poder mercantil: un poder hipócrita.

Recordemos que por poder, en su sentido más general, se entiende la capacidad de un grupo o persona para determinar la conducta de los otros, inclusive contrariando la voluntad de esos otros. Luego, por poder de mercado o poder mercantil, entendemos el poder que opera por la vía de mecanismos mercantiles. Señaladamente, por la vía del control y uso del dinero. Es decir, por la forma económica que en las economías de mercado funciona como encarnación del trabajo social general.

En este sentido, podemos sostener que el poder mercantil se ejerce por medio del dinero. Al decir de Marx, “en el mercado no hay más que poseedores de mercancías, y el poder que estas personas pueden ejercer unas sobre otras es, pura y simplemente, el poder de sus respectivas mercancías.”7 Más precisamente, ese poder es el que determina el dinero que dispone el agente mercantil respectivo.

Para mejor entender el punto, recordemos algo del abecé de las economías de mercado. El poseedor de mercancías es libre para optar por tal cual intercambio mercantil particular o concreto. Pero no es libre para rechazar todo intercambio. Como con cargo a lo que produce no puede reproducir su consumo personal ni sus medios de producción, necesita de la producción de los otros, a la cual sólo puede acceder por la vía del intercambio. Esta es una primera restricción o coacción que ejerce el sistema. En segundo lugar tenemos que si bien es él quien decide qué producir, no es menos cierto que está obligado a elegir bienes que sean demandados por otros. De lo contrario no vende y si no vende su reproducción se paraliza. Con lo cual, puede llegar a desaparecer como entidad social y hasta física. En corto, son los otros (y los otros solo en tanto posean poder de compra; i.e. dinero) los que le ordenan qué bienes debe producir. Claro está, esta “orden” asume una forma bastante peculiar: i) es una orden abstracta: no dice produzca el bien “X” o el bien “Y”, sino produzca bienes por los cuales exista una demanda solvente; ii) la voz de mando no es emitida por una persona de carne y hueso, ni tampoco es dirigida a tal o cual productor concreto. No existe, en este caso, una relación social directa o personal en que tal o cual persona ordena a tal o cual que produzca tal o cual valor de uso. El comandante, por ejemplo, le ordena directamente a su tropa que despliegue tal o cual movimiento. El esclavista, hacía algo similar con su mano de obra esclava. En el caso que nos preocupa, por el contrario, lo que funciona es lo que Smith denominara “mano invisible”.

Las órdenes, más allá de sus peculiaridades y envolturas, existen. En consecuencia, hay voluntades que se subordinan y opera el poder capaz de provocar esos efectos. ¿Cómo y dónde se ejerce tal poder? ¿Quiénes lo ejercen? ¿Contra quiénes?

El poder del dinero se ejerce en el mercado8 y por medio de las cosas-mercancías. Son éstas, o más precisamente el dinero, las que hablan y ordenan. En lo inmediato, por ende, no hay o no se ve ninguna sujeción personal. La sujeción se da respecto al mercado y a las cosas (el dinero). Pero detrás del dinero y las mercancías, están las personas o grupos. O, para mejor decirlo, están los poseedores del dinero. No en balde Marx escribía que “cada individuo posee el poder social en su bolsillo bajo la forma de una cosa” –quien pone el dinero pone la melodía dice un muy famoso dicho- y agregaba: “quitad a la cosa este poder social y deberéis ceder este poder inmediatamente a la persona sobre la persona.” O bien: “las vinculaciones deben estar organizadas sobre bases políticas, religiosas, etc., mientras el poder del dinero no sea el nexus rerum et hominem.”9

En síntesis, estamos en presencia de un poder muy peculiar:

i) se ejerce por medio de las cosas-mercancías. Más precisamente, por medio del dinero;

ii) la mediación entre personas y/o grupos resulta indirecta. Es decir, la relación social de poder no conecta directamente a personas y/o grupos; iii) se trata, por ende, de una relación que permanece relativamente oculta, que es poco visible. Por lo mismo, también podemos hablar de una relación de poder hipócrita, que se esconde.

¿Quiénes y contra quiénes ejercen este poder?

En principio, pareciera que son los compradores (demandantes) los que ordenan. Pero este es muy relativo, amen de que se pueden dar situaciones disímiles. El poder de marras, por ejemplo, puede estar distribuido equitativamente entre los diversos miembros del agregado social. Y si así son las cosas, tenemos que un poder se ve compensado por el otro. O sea, se daría un poder de mercado equivalente o similar. Con lo cual, al final de cuentas, tendríamos una situación de igualdad social sustantiva. Este es claramente el modelo de economía de mercado que privilegiaban Rousseau y otros autores como Proudhon.

La norma, en el caso del capitalismo, es la existencia de un poder de mercado diferencial. Es decir, muy desigual. No existe la compensación propia de un régimen de pequeña producción mercantil y, por lo mismo, nos enfrentamos a una situación en que un determinado grupo social, ejerce una amplia coacción mercantil sobre los otros grupos sociales. Por lo mismo, la muy publicitada “libertad” que se le asigna a las sociedades mercantiles no es más que una apariencia, detrás de la cual, enmascarada o disimulada, lo que efectivamente opera es la subordinación o coacción social. No directa sino mediada por las cosas. No hay una persona que garrote o pistola en mano obligue a desplegar tal o cual conducta. Por lo mismo, en la apariencia no se observa ninguna coacción. Pero por medio del dinero, su poseedor sí puede obligar a otras persona a hacer esto o lo otro. Este, el dinero, como decía Quevedo, termina por ser un muy “poderoso caballero”.

b) Algunas consideraciones adicionales.

Podemos ver que el dinero es necesario al sistema (sin él no podría funcionar) y, además, muy útil para sus detentores. Basta repasar las funciones que hemos mencionado para comprobar este aserto. Consecutivamente, tenemos que la forma dinero es una entidad que deberá ser objeto de una amplia demanda.

Esta situación, en un primer momento, deberá llevar a atesorar dinero. O sea, al dinero no solamente se le demanda para tenerlo listo para ser usado como medio de cambio, sino que también como un depósito seguro de valor. Siendo la representación consolidada del valor –por lo tanto del trabajo social- se comprende el sentido de esta fuerza de atracción.

Cuando la economía de mercado asciende a su fase superior, la capitalista, surge otra posibilidad: multiplicar el dinero utilizándolo como capital. Aquí, “el valor se convierte (…) en valor progresivo, en dinero progresivo, o lo que es lo mismo, en capital.”10 Ulteriormente, con el desarrollo del capital ficticio, estas posibilidades se diversifican aún más.11 Esta situación da lugar a que junto al dinero, existan otras formas de tenencia de valores: los activos reales (o industriales) y los activos financieros.

En este contexto, propio del capitalismo contemporáneo, se plantea el muy conocido problema: ¿entre qué tipo de activos debe repartir sus tenencias de valor el agente capitalista del caso? O bien, para asumir la terminología en uso, se trata de determinar la composición del portafolio de valores. La aparición de activos reales y financieros da lugar a que el dinero usado como depósito de valor, pierda parte de su atractivo.12 El dinero, vis a vis los otros tipos de activos en que se puede detentar el valor, posee algunas ventajas muy típicas:

i) es un activo perfectamente líquido, el más líquido de todos;

ii) suele ser seguro (salvo el caso de procesos inflacionarios que deterioran su poder de compra). También posee una desventaja: como regla no rinde intereses. Por su lado, los activos industriales (reales) y los financieros:

i) rinden beneficios;

ii) tienen una liquidez muy inferior (aunque últimamente, se observa un impresionante despliegue de nuevos activos financieros cuya liquidez es relativamente alta);

iii) son riesgosos: las empresas pueden quebrar, el precio de la vivienda desplomarse, las deudas pueden quedar impagas, las acciones hundirse, etc. En suma, hay dimensiones en que los diversos representantes o formas de tenencia del valor alcanzan un nivel diferente, lo que obliga a una selección de portafolio que combinando estos factores, logre la mejor combinación posible.

Fenómenos como los indicados afectan el comportamiento de la economía en diferentes sentidos. Tienen que ver con el nivel de la tasa de interés, con las condiciones del crédito y de la acumulación, etc.13  En un sentido general, nos pone ante el fenómeno de la interacción entre las variables monetarias y las reales.

En la escuela neoclásica, se suele afirmar que el dinero es neutral y que no afecta (salvo a corto plazo) a las variables reales. En Marx, se acepta que la dimensión monetaria afecta a las variables reales, aunque no se considera al dinero como aspecto determinante. La dominación, claramente, va desde la esfera real (de la producción, en especial) a la monetaria. Como el punto excede los límites de esta nota, nos debemos limitar a su pura mención.

Percepciones, realidad y el mundo en la cabeza

La ciencia ejerce su posibilidad, como práctica que produce conocimiento y busca saber. Para ello, especialmente, basa su método en las cualidades humanas de percepción, intentado separarlas de las sensaciones y emotividades que producen las relaciones del exterior mediante esos mecanismos de percepción, y como estos, en la razón inteligente y las capacidades cognitivas, adquieren significados y significantes racionales que participan en la toma de decisiones de individuos y comunidades. El conocimiento es colectivo, El saber es individual en tanto lo aprehendido, lo experimentado y lo que, del conocimiento se obtiene, para las decisiones prácticas. Pero al mismo tiempo el saber genera conocimiento social. Por eso la sabiduría de algunos individuos, estimula la sabiduría de otros y genera, siempre hablando de razones individuales que comparten conocimiento y exploran sus posibilidades, un conocimiento mas práctico y que impacta sobre la realidad y lo que allí se distingue como objeto de estudio o campo de reflexión/investigación, completando lo que humano nos hace tales, actuar con racionalidad.

Ahora bien, las posibilidades humanas que se distinguen en las construcciones de los modelos cognitivos que moldean los pensamientos y los saberes de época, se han demostrado de múltiples maneras, que no pueden dar cuenta de los “objetos en sí”, de la “esencia de las cosas”, de una comprensión “absoluta” de partes o del todo. Por eso el conocimiento es siempre estructurado por modelos. Las Estructuras epistémicas que son ademas, estructuras del lenguaje, son las que posibilitan pero al mismo tiempo constituyen la limitación, la barrera, la frontera de lo “humanamente posible”.

Las percepciones no nos ofrecen datos “perfectos” respecto de la realidad o de la parte a la que estemos abocados en una investigación, o búsqueda de conocimiento. La llamada teoría de la Gestalti, por ejemplo, nos advierte que las formas y objetos que distinguimos en la realidad, no es la forma real de los objetos sino como estos impactan en nuestro cerebro generando una imagen que no es el objeto, sino una “aproximación” que nuestra limitada percepción puede realizar de ello que tenemos en frente y que, dependiendo de la intensidad de la luz, de la ubicación del foco que nos permite la observación, de las características del objeto en cuanto a como absorve y/o repele la luminosidad, etc. impacta en el cerebro produciendo la imagen que suponemos es ese objeto. 

Esto, sin embargo, no impide que los saberes comprueben que los conocimientos generados por la ciencia, en sus aplicaciones, no produzcan exactamente lo predefinido por la observación, aún y cuando no sea exactamente tal y como lo percibimos.

Por esto no todo saber teórico es aplicable, ni toda práctica condice estrictamente con el modelo o la teoría aplicada. Precisamente las excepciones producen correcciones. Los errores en la práctica y en la experiencia afinan y mejoran las teorías. Otra muestra mas de que el conocimiento es social y se perfecciona con el paso del tiempo en la medida que muchas investigaciones aportan nuevos elementos, corrigen, transforman o mejoran los modelos conceptuales sobre los que se basan las explicaciones y las explicaciones mismas que surgen como interpretación de los hechos en una práctica investigativa.

Ciencia y religión

Cuándo para realizar alguna investigación, se plantea como problema o dificultad la necesidad de su financiación,ii se esta subordinando la actividad investigativa y la búsqueda del conocimiento a una posibilidad ajena a la investigación misma y que obviamente condicionará la investigación en tanto las agendas son definidas por quienes aportan el dinero (Estados o privados con sus intereses a cuesta).

Si antes en las religiones, la dependencia era teocrática, es decir que las religiones imponían limites y marcaban las agendas de lo que debía ser investigado y como debía hacerse, el poder teocrático hoy es reemplazado por el poder del dinero y de sus formas de concentración en pocas manos.

Si antes, los elegido por Dios, definían quienes y como debían investigar, reflexionar, pensar; es hoy la posesión del dinero la que define esos limitantes y condicionantes. ¿No confiere a la economía como tal un carácter mas religioso que científico? En tanto toda teoría económica sugiere una modelización de la conducta social humana pero no como conocimiento o saber sino como hipótesis que no se postulan para probarlas y experimentarlas en la realidad sino como modelos que la obligan mediante diversas formas y mecanismos sociales coercitivos y del pensamiento y la construcción de subjetividades y contenidos educativos, que la tornan realidad. La hipótesis solo se confirma en los ejercicios de poder que se estructuran de modos jerárquicos y dependientes unos de otros, antes mas definidos en clases sociales, hoy mas definidos por sus posesiones financieras o pasibles de financiarizarse.

De múltiples maneras se puede inferir que hoy, la economía es el reemplazo estructural de la teología oficial de los tiempos feudales.

Si una hipótesis se fuerza como realidad y se instala como conocimiento (No siéndolo). Quienes viven su estructura son “religiosos” aún sin saberlo, respecto de una religión oficial que utiliza las diversas formas de poder para instalarse como verdad, realidad objetiva, lo que es.

Antes, también existieron subversivos e investigadores que no se sometían del todo al status quo, hoy también. Hay allí un problema adicional respecto de la ciencia. Si el dinero marca la agenda ¿El no dinero marcaría la verdadera agenda?

Sin ánimos de clausurar la posibilidad de respuesta, lo que en realidad frena la genuina práctica científica como contribuciones a la construcción social del conocimiento y búsqueda de saber, no es el dinero en si, ni su concentración, que en realidad es el instrumento, sino una mentalidad que produce relaciones sociales dónde unos se benefician de otros e imponen voluntades, pero se encubren en un “orden” (legal, ético, cultural, Subjetivo, etc.) que moldea conductas y formas de pensar.

Además, las agendas deberían responder a las necesidades reales de los habitantes en sus territorios y de las relaciones de las comunidades con sus entornos naturales y con los beneficios y defectos que producen sus acciones y sus creaciones, y no a una vorágine globalizadora, que amplifica y múltiplica la máquinaria financiera para beneficio de menos grupos privilegiados.

Mientras tanto el dinero actúa como el objeto feticheiii, amuleto que posibilita la concreción del deseo y el ejercicio de poder, de la religión de estos tiempos que es el modelo teológico del neliberalismo: La concentración del capital y la disolución de las clases sociales y de los Estados Nacionales en aras del poder de unas 600 corporaciones planetarias que manejan las finanzas globales.

Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

 

1 “Las instituciones imprimen su sello en el individuo, modificando su conducta externa lo mismo que su vida interna, puesto que un aspecto del aprendizaje de un rol consiste en adquirir los motivos que garanticen su cumplimiento.” Hans Gerth y Wrigth Mills, “Carácter y estructura social”, pág. 174. Edic. Paidos, Barcelona, 1984.

2 Ciertamente, si el rechazo es masivo y se localiza en grupos sociales relevantes, lo que tiene lugar no es el aniquilamiento de la persona sino del sistema social vigente. Pero ahora este punto no nos interesa.

3 Cf. Bertold Brecht, “Más de cien poemas”, Hiperión, Madrid, 1998.

4 Un diálogo característico podría ser:

“– Papá, ¿por qué no somos ricos nosotros?

Hay miles de personas más pobres, Ellie… Tú no querrías más a papá si fuera rico, ¿verdad?

¡Oh, sí, papá, te querría más!”

Cf. John Dos Passos, en “Manhattan Transfer”, pág. 61. Edic. Planeta, Barcelona, 1980.

5 G. Simmel, “Filosofía del dinero”, págs. 279-80. Instituto de Estudios Políticos, Madrid, 1977.

6 Simmel, ob. cit. pág. 559.

7 C. Marx, “El Capital”, Tomo I, pág. 115. Edic. FCE.

8 Pero no sólo en el mercado. Este poder se difunde y extiende a los demás espacios de la vida social. Al final, invade al conjunto de la vida social.

9 C. Marx, “Das Vollendete geldsystem” (manuscrito de 1851). Citado en Grundrisse, Tomo I, pág. 483. Edic. citada.

10 C. Marx, “El Capital”, Tomo I, pág. 110. Edic. citada.

11 Por cierto, con una diferencia nada menor. Las ganancias financieras sólo implican apropiación, más no producción de plusvalía.

12 Una exposición actualizada, sintética y muy clara de los nuevos desarrollos financieros, en Dominique Plihon, “La monnaie et ses mecanismes”; La Decouverte, Paris, 2003.

13 Marx, por ejemplo, pareciera manejar una teoría de los fondos prestables. Aunque de naturaleza muy diferente a la neoclásica.

iLa psicología de la Gestalt (también psicología de la forma o psicología de la configuración) es una corriente de la psicología moderna, surgida en Alemania a principios del siglo XX, cuyos exponentes más reconocidos fueron los teóricos Max Wertheimer, Wolfgang Köhler, Kurt Koffka y Kurt Lewin.

El término Gestalt proviene del alemán, fue introducido por primera vez por Christian von Ehrenfels y puede traducirse, aquí, como "forma", "figura", "configuración" o "estructura"​

La mente configura, a través de ciertos principios descubiertos por esta misma corriente, los elementos que llegan a ella a través de los canales sensoriales (percepción) o de la memoria (pensamiento, inteligencia y resolución de problemas). En la experiencia que tiene el individuo en su interacción con el medio ambiente, esta configuración tiene un carácter primario sobre los elementos que la conforman, y la suma de estos últimos no podría generar por sí sola la comprensión del funcionamiento mental. Este planteamiento se ilustra con el axioma que dice:

El todo es más que la suma de sus partes

ii De como adquirir los recursos materiales y sostener las necesidades de los investigadores, no solo en la investigación sino en sus necesidades vitales para que pueda utilizar su Tiempo/vida en esa investigación y no tenga que preocuparse por ejemplo, en como va a alimentarse o saciar sus necesidades

iiiUn fetiche es un objeto material de culto al que se conceden propiedades mágicas o sobrenaturales y llega a ser venerado como un ídolo. Este tipo de objetos se utilizaban especialmente en tribus y civilizaciones antiguas.

La idolatría y la práctica del culto de los fetiches se conoce como fetichismo. Este tipo de culto aparece en diferentes lugares del mundo.

Se han asociado, generalmente, a creencias y prácticas religiosas especialmente animistas y es objeto de estudio de la antropología también como una manifestación cultural.

En el fetichismo animista aparece en algunas religiones primitivas africanas y caribeñas. En ellas, se considera al fetiche como un representante de un ser superior y que tiene sus mismas características y poderes.

Estos fetiches son objeto de adoración, gratitud y ofrecimientos ya que éstos, debido a su carácter sobrenatural, se les considera capaces de conceder gracias y castigos.

Se considera también un fetiche un objeto relacionado con la superstición y al que se le asocia con la buena suerte. Por ejemplo, una pata de conejo o una herradura. En este caso, se puede identificar con la palabra 'amuleto'.

También se utiliza en psicología, aplicado al campo de la sexualidad, para referirse a un objeto o una parte del cuerpo no relacionada con el sexo y que provoca excitación.

Procede del latín facticius (artificial, inventado) y habría evolucionado en el portugués feitiço para referirse a los objetos de culto que encontraban los navegantes en sus viajes. Esta palabra, a su vez derivaría en lengua francesa como fétiche y de ahí al español.


Comentarios

Entradas populares de este blog