El imprescindible debate político

 


Multipolaridad o Imperialismo


¿Cuándo se ha visto a una Superpotencia preparar sus límites, promoviendo y no reprimiendo el surgimiento de un Concierto de Potencias? Pero si no lo hace, su hegemonía, al no poder por sí inventar el “orden mundial”, puede sí generar un “largo interregno” sin orden internacional con desórdenes crecientes. Tal el dilema que abre el siglo XXI.

Alberto Methol Ferré,

Los Estado Continentales y el Mercosur

JULIO FERNÁNDEZ BARAIBAR, Periodista, escritor. Autor de Perón, un sólo impulso americano, escribe en “La Señal Medios”

A principio del siglo, cuando en la Argentina aún no habían ocurrido las jornadas del 19 y 20 de diciembre, y gobernaba abúlicamente Fernando de la Rúa, el profeta de la Banda Oriental nos alertaba sobre lo que vendría.

Lo que estamos viendo en estas semanas es, en mi opinión, la coronaciòn de una nueva distribuciòn del poder mundial.

Se está pariendo un nuevo orden internacional, un mundo con distintos y diversos polos. Un mundo donde la voluntad criminal del capital financiero y los EE.UU. no son ya el único y unívoco poder. Un mundo más sinfónico y polivocal. Un mundo que necesita nuestra unidad continental y en el que nosotros necesitaremos imperiosamente esa unidad continental.

Perón decía que la política es la política internacional. El fin del imperio americano, que comenzó a fines de la Segunda Guerra Mundial, y se consolidó en 1989, nos traerá a los pueblos periféricos -o semicoloniales, como les decíamos antes- un escenario mundial que dará mayor facilidad a nuestros intentos de generar una economía autónoma, de justicia social. Pero es imprescindible la unidad de América Latina o, por lo menos, de Suramérica. Individualmente, ninguno de nuestros países tiene destino. Ni siquiera Brasil, que es el más grande.

Básicamente mi opinión, y la de muchos analistas tanto argentinos como europeos, es que la crisis ucraniana, por un lado, y la exigua respuesta militar de la OTAN, por el otro, han generado un quiebre en el sistema hegemónico mundial, que no es otra cosa que la cristalización en hechos del poder alcanzado por varios países que cuestionan la unipolaridad yanqui: Rusia, China, India, Irán, Turquía, etc. Es decir, estamos convencidos de que existe desde hace ya varios años una multipolaridad de hecho, que ha sido resistida ferozmente por la Superpotencia, para usar las palabras de Methol Ferré, y ha producido este “largo interregno” iniciado, más o menos, con el siglo. Si bien los protagonistas concretos de la polìtica internacional han actuado en un espacio multipolar, la conducta de los EE.UU. ha sido de resistencia y hostilidad permanente a esa multipolaridad de hecho.

EE.UU. se ha quedado sin respuesta. Rusia, que, por supuesto, nadie piensa que es socialista o algo por el estilo, se ha acercado aún más a China, generando un gran poder continental ante el poder marítimo de EE.UU. y UK. El conflicto, en mi opinión, finaliza en algunos días. La morralla nazi de los grupos ucranianos no puede aguantar y el ejército ucraniano, me parece, no ha aparecido en toda su magnitud, porque no quiere enfrentar abiertamente a Rusia.

Europa ha quedado pegada a los EE.UU., y queda por ver qué va a hacer Alemania, que es el único país de Europa occidental con algún tipo de capacidad.

Es evidente que se enfrentan, además, dos concepciones del capitalismo. Por un lado, un capitalismo con hegemonía del capital financiero, improductivo y desindustrializador, y por el otro una forma mixta de capitalismo privado y capitalismo estatal planificado, en muchos casos con control obrero, pero que pone el centro en la producción de mercancías. Hoy ese modo de producción está en desarrollo y avance. Europa y EE.UU. agonizan en el desierto improductivo del capital financiero.

Este es el momento ideal para nuestros países y, en especial, para la Argentina. China, lo hemos dicho antes, puede ocupar el lugar que el Reino Unido ocupó durante la “belle epoque” oligàrquica. Nuestras economías son complementarias, pero son muy disímiles nuestra dimensiòn geográfica, económica, poblacional y militar. Si bien, cuando hubo en aquellos años dorados, alguna cabeza con fervor patriótico, la relación de semicolonia privilegiada nos permitió lanzar la doctrina Drago, en defensa de la Venezuela sitiada, o el “América para la humanidad” de Roque Sàenz Peña, para detener a la doctrina Monroe, esa relaciòn, y la particular estructura social argentina, trabaron la posibilidad de un desarrollo industrial basado en nuestras exportaciones, y toda esa riqueza se diluyò en gastos suntuarios.

La economía china, hasta ahora, no es una economía de naturaleza imperialista. Tampoco es una potencia colonialista. Pero esta no es ninguna garantía. Està y estarà en las manos y la voluntad nacional de los argentinos convertir esa complementariedad en mayor soberanía, en mayor industrialización, en una diversificación de nuestras exportaciones, en más trabajo y mejores salarios.

El pesimismo que se ha enquistado en nuestra filas es absurdo y solo sirve al enemigo. El pesimismo es bombardeo estratégico enemigo.

En medio de un contexto Internacional ambiguo, Argentina reproduce a su manera las tensiones que manifiesta el mundo y también emergen del mismo modo, las posiciones que alientan la posiciones diferentes alrededor de una mesa de negociaciones o las que alimentan “Grietas” “violencia” “guerras” y “muertes”. Ahora, la retórica y lo discursivo no puede obviar las relaciones efectivas de fuerza y el ejercicio concreto del poder. No se les puede pedir a los hambrientos buenos modales a la hora de reclamar su comida diaria.

Las Cartas



Primero fue la de los diputados y diputadas que alineados con la posición de Máximo Kirchner dieron cuenta de las razones por la que no están a favor del acuerdo alcanzado por el gobierno con el Fondo Monetario Internacional. https://www.pagina12.com.ar/407298-el-documento-que-explica-la-posicion-de-los-diputados-que-no


Hace unas semanas, un grupo de intelectuales, periodistas, profesionales y pensadores políticos produjeron otra “carta” invitando a la unidad del campo “Nacional y Popular”. https://www.pagina12.com.ar/407745-texto-completo-del-documento-la-unidad-del-campo-popular-en- , a la cúal, otro grupo mas o menos con la misma representación, cercanos a “La Campora” contestaron: https://www.pagina12.com.ar/409736-frente-de-todos-la-respuesta-del-kirchnerismo-a-la-carta-de-


Entre medio, como no podía ser de otra manera (No iban a perderse la oportunidad), en el canal La Nación +, eligiendo siempre tribunas aliadas, se lanzó contra el gobierno: https://www.perfil.com/noticias/politica/mauricio-macri-alberto-fernandez-ya-no-le-cree-nadie-en-argentina-menos-en-el-mundo.phtml


¿Como trazar una linea o frontera que permita distnguir posicionamientos y propuestas de cara a sus representaciones democráticas?


La posibilidad de pensar y pensarnos en esta realidad ofrece interesantes “descubrimientos” en tiempos dónde escasean las buenas argumentaciones.


Definir la contienda


Lo del Macrismo, la derecha en general y quienes sostienen el Status quo, ya por intereses, ya por convicciones o porque esta de moda ser libertario, es mucho mas clara y sus divisiones internas son, y en primer lugar, por ubicarse mejor en el reparto de cargos, y en segundo lugar por el lugar que ocupa la política en el ejercicio del poder que posiciona (gobierno u oposición) la defensa de un sistema de relaciones que favorece a unos pocos de los cuales son empleados, defienden, o directamente forman parte.

El expresidente Mauricio Macri volvió a apuntar contra el Gobierno nacional con fuertes críticas contra el presidente Alberto Fernández sobre el quien aseguró que "no sabe dónde está parado" y su vice Cristina Kirchner, a quien cuestionó porque "en 2017 estaba bien tirar piedras y ahora la vicepresidenta está preocupada".

En una entrevista con LN+. el ex mandatario lanzó: "Hubo una cantidad de gente que se tentó con la musiquita del asado gratis, vengan con nosotros que tenemos soluciones fantasiosas que no significa ni que tengamos que trabajar. Y volvimos para atrás. Pero el mundo nos dio una mano de verdad. Quieren poner al préstamo como el culpable de todo”.

La alusión no merece demasiadas aclaraciones. Nadie puede imaginar “Asado gratis”, lo que queda en claro es la posición de que el Asado solo puede ser adquirido por quienes tienen privilegios para ello. El asado no es para todas y todos. (Obviamente que no se habla de gratuidad sino de trabajo digno y salarios que alcanzan para un Asado de ves en cuando, en un país que es importante exportador cárnico).

Lo que si queda planteado, y este es el punto central de cualquier discusión económica (O al menos debería serlo), es el de la distribución (Trabajo / modelo de producción modelo de consumo/ distribución de la producción/ accesos a los bienes y servicios) o para decirlo mejor, “trabajar ¿Para quienes? Y ¿ Para que orden común o social?.

La derecha está clara. Hostiga y alienta, en el ejercicio de su poder económico y mediático, hasta el hartazgo, toda idea contraria a cualquier intento o praxis que aliente la formación de una comunidad organizada que en el ejercicio de una democracia real, distribuya trabajo, responsabilidades, que impida concentraciones aberrantes y que sumen a muchos compatriotas en la posibilidad de una vida digna y no de mas pobreza y miseria. (Precisamente los que comen asado cuándo lo desean y los que son impedidos de hacerlo porque están fuera del mercado laboral y del acceso a los bienes y servicios que producimos entre todos).

¿Y que del Campo Popular?

El poder es el que sostiene la realidad tal y como se da en las relaciones cotidianas, deseadas o no deseadas. Definen ese orden social de la manera en que se da. Pocos Argentinos acceden al Asado, pero precisamente, frente a una realidad dada, los caminos para transformarla desde esa idea de Asado para todos los Argentinos, se ofrece al debate. Porque precisamente lo que hay que debatir en Argentina es otra distribución que define esta. Esa otra es la distribución del poder (De las posibilidades de su ejercicio) dentro de un orden que tiende a generar relaciones para que todos los argentinos podamos acceder al asado o que solo unos pocos puedan hacerlo, exporten, concentren, e impongan al resto la cuota a repartir que, obviamente, dejara a muchos sin asado. Y los caminos posibles son muchos y variados y dependen de la lectura del momento, de los aprendizajes de la historia pasada y reciente, de las ideas y propuestas y de como se organiza el pueblo desde abajo en sus demandas y lucha por mayores derechos.

He aquí la bienvenida a un debate imprescindible que se ha venido postergando, porque el desastre de la derecha nos vuelve a colocar en una situación de debilidad como en el 2001.

Lenguajes, sentidos, metáforas

El problema que las sucesivas apelaciones a la verdad y a la realidad sugieren una crisis de conceptos. Entre ellas la idea de unidad que desde la dictadura para acá se centro en esos aspectos básicos que, no deja de ser un logro de los argentinos, ha demostrado constituirse en basamento de esta realidad: El Nunca Mas a las intervenciones militares y a las dictaduras. En eso hay una unidad de hecho que. Aún a reganiadientes acepta el sector de la Derecha que la alimentado durante decenios, arraigada en un profundo sentimiento elitista y anti-popular (Y por ende anti-democrático). Hoy el poder y la anti-democracia se manifiesta con otra cara y otras estrategias.

El modelo neoliberal que fue gestándose a partir de las claudicaciones del gobierno de Alfonsin de cara a tantos frentes conflictivos abiertos y a su propia interna de gobierno (Aquella que en apenas 13 meses se llevo puesto el proyecto Alfonsinista para producir el “Delaruismo” < el reemplazo de Grinspun por Sourille al frente del ministerio de economía> que continuó las políticas de los gobiernos de Menem, instalando toda un “ideario” que vació de conceptos palabras como libertad, unidad, soberanía.), y que, nos es poco en las circunstancias aquellas, logró el objetivo de continuidad democrática, de llevar a juicio a los dictadores y de sentar esas bases de Nunca Mas en el terreno de los Derechos Humanos y de la continuidad democrática.

Así como “El asado” representa el deseo aspiracional de acceder a bienes y recursos que producimos en cantidad y tiene el doble sentido de la necesidad vital de alimentarse con la necesidad cultural de construir identidad alrededor de las formas que adoptamos para ello, conceptos como el de unidad tiene ese mismo doble sentido: en contra de y a favor de. Es decir que la unidad se construye en torno a lo que no se quiere pero debe tener sustentos básicos en lo que se quiere para que esta se dé. No hay unidad en dejar que las cosas sigan como están, o se someta al pueblo al conformismo y la desesperanza en tanto el poder es poder, puede y lo ejerce, marginando a muchos, concentrando en pocos.

¿Queremos la unidad? Por supuesto que sí. Unidad como concepto estratégico.

Para que sea posible, es necesario dotarla de sentido; dejar que aparezca lo que ha estado y sigue estando por fuera de ella: las políticas que le dieron origen; la memoria histórica que la habilita. Es necesario polemizar con una operación que despolitiza: aquella que sustituye la discusión de las políticas que estructuraron la unidad por la apelación aislada a la palabra unidad.

La unidad no se mantiene porque se la nombre. Se mantiene si continúan activas las políticas que le dieron origen. Es desde el exterior de sí misma que la palabra unidad toma sentido. Hay unidad porque hay otra cosa que justifica que la unidad exista. Esa otra cosa son las políticas que la estructuraron. La negación de ese exterior constitutivo de la unidad despolitiza la discusión de las tensiones de la unidad.

Las crisis suelen resolverse con la apelación a lo obvio: la unidad política requiere de permanente debate político. Ello es lo que falta y a eso convocamos. En este sentido, un grupo de compañeros y compañeras proponen, en un reciente documento, una discusión en la que el gobierno del Frente de Todos parece no tener ni origen ni sujeto. Por un lado, la palabra unidad flota en un vacío autosuficiente, como si no hubiera sido consecuencia de acuerdos entre diversos sectores políticos. Por el otro, el sujeto al que debieran dirigirse las políticas públicas -la base electoral del Frente de Todos- es apenas nombrado en un par de párrafos rápidos. Ni la memoria colectiva, ni el pueblo trabajador, ni la base social del Frente de Todos son protagonistas. Apenas hace alguna referencia lejana a mantener la “unidad para construir la transformación material progresiva sobre la cual se despliegue el día a día de las trabajadoras y los trabajadores y sus familias”.” Dice el último texto aparecido.

Creemos que hay que asumir los riesgos concretos que nuestras sociedades desiguales tienen en la situación actual. En términos globales, hay que dar pasos firmes y concretos sabiendo que vendrá más adelante una nueva oleada, más profunda si somos capaces de no desperdiciar lo que ahora estamos sosteniendo, con grandes dificultades. Pero si esa oleada dependiera sólo de la voluntad este debate no tendría sentido. Esperar a tiempos mejores incluso tomando el riesgo de grandes derrotas no puede ser hecho sin asumir el propio lugar en las consecuencias calamitosas sobre la vida de las trabajadoras y trabajadores, de las consecuencias desastrosas (incluso de pocos años neoliberales) sobre generaciones.” expresan quienes salieron a apoyar al presidente y sostener que la unidad del Frente de Todos es indispensable.

¿Moderación o conflicto?

Y en esto de los lenguajes, las metáforas y las palabras vaciadas, la derecha mete otra cuña.

Allá por Junio del 2021, salieron a expresar lo suyo, Beatriz Sarlo, Juan José Sebreli, Alfredo Casero y Maximiliano Guerra, entre otros. En ese escrito alimentaron los miedos respecto de “La Campora” y “el kirchnerismo” capaces de vaciar la democracia y atentar contra ella debido a sus posiciones intolerantes.

Hay dos ejes que se entrecruzan cuándo se intenta interpretar estas posiciones. Uno de ellos tiene que ver con la intención y capacidad de distinguir y definir formas de contenidos y como establecer relaciones entre ambos aspectos. La otra sugiere reflexionar y distinguir las “fuerzas” tal y como se hallan repartidas en la actualidad, que definirá la propia estrategia. Si para algunos hoy es momento de moderación, para otros el FMI constituye un objeto que limita fronteras entre el dentro o el fuera. No se puede estar con Dios y con el Diablo aún y cuándo reconozcamos que un poquito de ambos están en todas y cada una de nuestras posiciones y pensamientos, acciones y palabras, ideas e interpretaciones de la realidad y del mundo. Cosa que modifica nuestra percepción de esa realidad igualmente tensionada.

Según nuestra capacidad para distinguir que es “formal” y que es “valor”, que responde al ¿Como? Y que responde precisamente al ¿Que? Y ¿Quienes?, como parte de una mirada compleja respecto de una realidad compleja, y de un momento en la distribución de las fuerzas que posibilitan hacer o no hacer y de que forma hacer.

"Queridos, basta. La unidad no se negocia. Nos sentamos a discutir a los besos o a los gritos. Pero del Frente no se baja nadie. Enfrente hay una derecha vengativa que quiere terminar la faena de Macri. Es la muerte de la Argentina posible y popular. Sepanlo", advirtió la periodista Maria Seoane que, paradojicamente, firmó ambas misivas.

María Seoane, es una periodista y escritora argentina que ha incursionado en el cine. Publicó ocho libros sobre la historia argentina y obtuvo numerosos premios nacionales e internacionales. Fue directora de la Radio Nacional.

Entre medio de ambas cartas y su firma en ambas, posteo “Si en 2024 ganará la derecha y cogobernara con el virrey FMI, solo con imaginar el destino de pobreza, represión, persecución mediatica y judicial a disidentes, bastaria para que se busque una unidad del FdT sin concesiones al poder. La que mas sabe de esto: @CFKArgentina. Posta.”


Construir épica popular


En contra del desánimo, la apatía y el conformismo, ¡Bienvenido el debate!. Ahora, en términos de lo que significa para quienes, ajenos a la política la miran desde la tribuna, el debate juega en contra. Es que para la derecha, debatir significa, correctamente interpretado, deseo de consenso por tanto transformar las relaciones desiguales en relaciones un poco mas igualitarias. Entonces deben sostener un discurso democrático en las formas, pero vacío de contenido. Por eso apelan a la unidad de los Argentinos (¿Que unidad puede haber entre quién quiere exportar carne a precios en dólares imposibles de sostener en el mercado interno, e imponen precios que alejan a muchos del deseado asado y quienes trabajan para “poder darse el gusto de comer un asado de vez en cuándo” y es alejado de esa posibilidad?), a la tolerancia (No se pueden tolerar dictadores o empresarios que remarcan precios porque pueden y por las dudas, produciendo hambre).

El campo popular debe generar un discurso propio que permita el debate interno pero fije claramente su limite externo. De algún modo la última carta refiere a esto: “Los términos “Macri”, “macrismo”, “Juntos por el Cambio”, “sistema financiero”, “precarización”, “concentración”, “desigualdad” no son utilizados en el documento citado. No hay oponente concreto. En el mundo del consenso, y en las formas suaves del lenguaje, no hay lugar para oposiciones fuertes ni para el desarrollo de conflictos. Hay un lenguaje de la política encapsulado.” Todo debate que se da dentro, primero sienta las bases de lo que une, luego manifiesta el disenso.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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