El Sistema se engulle a si mismo

 


El sistema se engulle a sí mismo.


Nada como la guerra para que se caigan las caretas

Juan Chanetón, Abogado, periodista y escritor, produjo el siguiente texto publicado en “LaTeclaÑ”

Para la prensa occidental, en el origen de esta crisis ucraniana y mundial está Crimea año 2014, pero eso es mentira por varias razones, la primera de todas, que antes de Crimea 2014 tuvo lugar un golpe de Estado organizado por la inteligencia anglosajona bajo el formato «primaveral» que abrió un proceso que culminaría más tarde con un «antipolítica» depositado en el gobierno y apoyado en pandillas neonazis que inspiran su actividad delictiva en el «legado» del criminal de guerra Stepan Bandera, autor material e intelectual del genocidio que las hordas hitlerianas perpetraron en el frente sudoriental ucraniano entre 1942 y 1944. El odio a Rusia que profesa Volodymyr Zelensky -un ex humorista firmemente asido a sus prejuicios- reconoce como fuente las fechorías que, durante la guerra patria que libró la Unión Soviética, perpetraba, a lo largo y a lo ancho de Ucrania, el referido delincuente Bandera, tan bien retratado por Jonathan Littell en su novela «Las Benévolas».

Lo que ha ocurrido es que luego de ocho años de asedio y crímenes contra la población (mayoritariamente rusa) del Donbass (a la que hasta se le prohibió hablar en su lengua materna), el presidente Putin decidió intervenir, y lo hizo mediante una operación militar cuyos fundamentos explicó el presidente ruso y que dejan muy en claro que Rusia no pretende ocupar militarmente Ucrania sino sólo defender a los habitantes de Donetsk y Lugansk del asedio neonazi conducido por un sosia de nuestro Miguel del Sel, así como hacer cesar la amenaza occidental sobre Rusia proveniente de un gobierno ucraniano vendido a los intereses geoestratégicos de Estados Unidos.

Al fin y al cabo, tanto fue el cántaro a la fuente que terminó hecho trizas, y ello porque el valetudinario presidente de Estados Unidos no tiene más opción, en el ejercicio de su mandato, que poner la cara cada vez que unos halcones ignotos pero peligrosos le diseñan un plan para «contener» a Rusia. Y ahí está el problema, que a Estados Unidos hace un siglo que nadie lo contiene y por eso ha llenado el mundo de bases militares, de guerras y de crímenes sin nombre perpetrados con la mentira como propaganda -como goebbeliana propaganda- algo que, por cierto, no es práctica ni de Rusia ni de China.

A Rusia, en cambio, se la ha hostigado y provocado permanentemente desde la crisis de Osetia, en 2008, hasta la de Crimea, en 2014 y ahora la de la región de Donbass, con 4 millones de habitantes de los cuales 800.000 son ciudadanos de Rusia y la mayor parte del resto son rusoparlantes que quieren pertenecer a Rusia o, cuanto menos, volver a las políticas de buena vecindad con Rusia que practicaba Yanukóvich. La repúblicas independientes de Donetsk y Lugansk no nacieron de un repollo sino de la materialidad del proceso histórico en la región: se opusieron al golpe de Estado que derrocó al presidente Yanukóvich luego de las coloridas puebladas del Maydán organizadas por la inteligencia extranjera y difundidas por la cadena Fox del «periodista» Rupert Murdoch como parte de la ofensiva estratégica de la OTAN contra la Federación Rusa.

Mantener a la población de occidente desinformada es básico para implementar medidas de aislamiento en contra de Rusia. Por eso cacarean, a estas horas, pollos y gallinas de gallineros diversos pero todos ellos exhibiendo, con sus patéticas diatribas y con sus conductas apresuradas, la ignorancia que sólo los mediocres robustos y los impedidos mentales usan como herramienta cuando la vida los coloca ante la disyuntiva de honrar la profesión periodística o deponer sus heces sobre ella.

Auscultando el futuro inmediato, indagamos en los probables cursos de acción en la región focalizando en los actores principales, incluyendo a la Argentina, no porque sea un actor principal en esta tragedia sino porque es el país en el que vivimos.

Rusia

Este país eslavo, que supo derrotar, en su propio territorio, a los fascismos decimonónico y del siglo XX , cuenta con un liderazgo político legitimado masivamente por un pueblo que no cree en lágrimas sino en hechos, y que tampoco cree que lo que dice occidente que es la democracia lo sea en realidad. El primer punto fuerte de ese liderazgo es el consenso popular con que cuenta y que se viene manifestando cada vez que ese pueblo es convocado al acto electoral. El segundo, reside en que las «sanciones» que puede disponer la jefatura occidental basada en Washington tienen, necesariamente, efectos colaterales y secundarios que afectarían seriamente también al propio actor americano y a Europa. Expulsar a Rusia del mecanismo digital Swift (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication), que sería, según un mercachifle europeo, «la madre de todas las sanciones», no sólo implicaría perjuicios para el país sancionado sino, en primer lugar, para los que necesitan, a través de su sector privado, negociar con aquél. Tanto es así, que la jefatura europea con sede en la Casa Blanca está considerando la posibilidad de aplicar un cierto «gradualismo» en la desconexión de Rusia del SWIFT, es decir, privar de la comunicación financiera digital, al principio, a un puñado de bancos rusos pero no a todos. De modo similar, el ducto Nord Stream II es una prioridad estratégica para Alemania, más que para Rusia, pues aquélla lo necesita como cuestión inmediata, para no tener que enfrentar disturbios cuando el pueblo alemán se entere de que, durante el próximo invierno, sólo contará con leña para calentarse; en tanto ésta (Rusia) podría, eventual y conjeturalmente, tener en mira la consolidación, a largo plazo, de un vínculo privilegiado con Alemania a partir de su calidad de proveedor de un insumo esencial como el gas. 

 


En este sentido, acaba de ironizar Dmitry Medvedev, el vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso: «Bienvenidos al nuevo mundo en el que los europeos van a pagar muy pronto 2000 euros por 1000 metros cúbicos de gas natural”. Por lo demás, los mercados chino e indio (la mitad de la población mundial) permanecerán abiertos para Rusia. Putin y su íntimo pensamiento sobre diversas cuestiones, constituyen una incógnita imposible de despejar. No ocurre lo mismo, en cambio, con la política que aplica, la cual puede ser, con razonables expectativas de verdad, calibrada e interpretada.

 

Putin reconstruye, hasta donde le es posible hacerlo, el pasado que necesita. Y lo necesita no para cualquier presente, sino para gobernar un presente cuyo dato esencial fue el riesgo de desaparición de todo un pueblo junto con el colapso de la URSS. Veinte millones de kilómetros cuadrados, 37 lenguas y diversas religiones supieron constituir una sola unidad jurídico-política. Ese Lenín que, según Putin, «entregó» Ucrania, junto al Stalin posterior que detuvo la barbarie nazi e industrializó un país con el 90 % de analfabetismo, consolidaron esa unidad. Reconocer a un pueblo como nación es un ejercicio extremo de democracia. Esto fue lo que hizo el «autoritario» Vladimir Ilich Uliánov, Lenin. De prepo nada se podía hacer entonces. Nada durable. A ese colapso de semejante entidad política, jurídica y cultural (la URSS) tuvo que hacer frente Putin. Y no es negando la historia zarista de su patria ni abominando de la Iglesia Ortodoxa Rusa como se hubiera podido, plausiblemente, lograr que de las cenizas de una historia trágica renaciera un pueblo al que Hitler primero y los Estados Unidos después, hubieran querido ver desaparecer de la civilización terrícola. Y a ello se agrega, como decimos, que lo esencial sigue siendo que no sólo hay un modo ruso de llorar y de reír sino que también hay un modo ruso de hacer la guerra: hasta el fin, quemando las naves y a muerte. Los pueblos eslavos siempre han afirmado su ser y siempre han querido existir. Y van a existir. Occidente debería dedicar más tiempo a averiguar qué endriagos lo acechan en los libros de historia.

EE.UU.

Todo lo que hace Estados Unidos en el mundo hay que entenderlo, en esta etapa del desarrollo del proceso histórico, a la luz de la opción orden multipolar o hegemonismo. Éste constituye no un capricho de sus élites sino una necesidad vital de sobrevivencia de dichas élites en el orden global. La democratización de las relaciones internacionales, en este sentido, es como el principio referido a la «solución pacífica de las controversias» (cap. VI, art. 33 de la Carta de la ONU): Estados Unidos no puede aceptar esos principios más allá de la retórica, no porque deliberadamente se proponga no hacerlo sino porque hacerlo destruiría su orden político y devastaría su economía basada en la guerra permanente. Hay una dinámica objetiva que rige el desenvolvimiento de las sociedades humanas. La situación política interna, con un presidente Biden débil, desorientado y desprestigiado y con perspectiva de derrota electoral en cierne, no alcanza a explicar nada sustantivo de lo que actualmente ocurre en Ucrania.


No obstante, una guerra más, con sus secuelas de muertos propios en tierras lejanas, siempre permanece en el imaginario y la memoria del pueblo estadounidense, pero más determinante de la actitud que exhibe la Casa Blanca en esta crisis es el hecho de que Ucrania no integra la OTAN y, por ello, no se aplica el art. 5° del estatuto del organismo que instituye un lúgubre «uno para todos y todos para uno», es decir, ayuda mutua para defender, a como dé lugar, los privilegios de la plutocracia anglosajona y europea en el mundo. Además, Ucrania tiene trigo, no petróleo, es decir, nada que el hegemón no pueda obtener en otra parte. Como de Afganistán recientemente, Biden (y los EE.UU.) no saldrán fortalecidos de esta crisis, sino todo lo contrario. China puede ser el gran ganador en la medida en que se afloja el hostigamiento a que venía siendo sometida y ello le permitirá, por así decir, un envión dentro del envión que ya traía en materia de tecnologías digitales aplicadas a la producción y a la industria satelital y de armamentos. No es descaminado vislumbrar, como prospectiva, que Estados Unidos se va a jugar por su «objetivo estratégico», esto es, mantener encendida la llama del conflicto en Ucrania con el fin de desgastar a Rusia; y que sobrevendrán renovadas provocaciones en Taiwán en pos de idénticos fines respecto de China. Se impone la gestación de una actividad de masas que recorra todo el mundo contra la OTAN y contra la política guerrerista del pretendido hegemón. La batalla ideológica por Vietnam la perdieron definitivamente cuando la opinión pública mundial tuvo una fuente alternativa de información y pudo, de ese modo, entrar a tallarla en el tablero global. De lo contrario, las cosas se pondrán muy difíciles para los pueblos del mundo, y ello ocurrirá si la narración de la historia sigue a cargo de las cadenas FOX, CNN, BBC y Deutsche Welle, más sus repetidoras en redes sociales.

Ucrania

El futuro de Ucrania luce negro si sus élites persisten en enfrentarse a Rusia. Una federación eslava unida (el Rus de Kiev del siglo IX está, en la milenaria historia de los pueblos eslavos, como antecedente ancestral de estas opciones geopolíticas) o bien la neutralidad podrían ser ventajosas para los empresarios ucranianos, para sus militares y para su pueblo. 

 


En Ucrania hay pobreza y corrupción en niveles que impiden hablar de una economía sana, de modo que la desideologización (soltar lastre antirruso y pronazi) sería la mejor decisión en orden a enfrentar esos graves problemas que acosan a su sociedad. Y la línea de la paz mundial debería ser la que propuso, en su momento, el derrocado presidente Yanukóvich: Ucrania no ingresa ni a la Unión Europea ni a la OTAN. Por el contrario, hoy Zelensky es renuente a negociar esos puntos pues esa es la línea política de Estados Unidos y Zelensky no tiene ninguna autonomía frente a Estados Unidos. El apoyo de las fuerzas armadas de Ucrania es vital para su gobierno que, por ahora, cuenta sólo con la incondicionalidad del «batallón Azov», horda paramilitar de nazis que se inspiran en su homólogo «Nachtigall» (ruiseñor en alemán) con el que el criminal de guerra Stepan Bandera perpetró el pogromo de Lvov en 1941, asesinato vil de judíos adultos y niños, esto último para evitar que, en el futuro, «se venguen de nosotros», así decían los nazis, tanto los nazis alemanes como los ucranianos que han dejado esta deleznable descendencia. Simón Wiesenthal ha denunciado esto y esto es lo que apoya Occidente en Ucrania con el pretexto de que defiende la independencia de ese país y con el beneplácito de «progresistas» y trotskistas no sólo de la Argentina, por cierto, ya que la bancarrota política y moral no es una plaga que sólo nos afecte a nosotros. Volodymyr Zelensky es responsable de crímenes de guerra contra civiles, y sobre su mañana cercano se cierne la posibilidad de que tenga que enfrentar, para responder por esa imputación, tribunales de justicia. Todo dependerá de cómo evolucione la crisis.

China

El país de Xi Jinping se halla ante una contradicción que deberá resolver dialécticamente, si nos atenemos a que el «Pensamiento Mao Tse Tung» integra, ex tunc, la doctrina constitucional de la República Popular China. Se trata, para la potencia mundial de Oriente, de preservar su relación con Occidente (básica para que su economía siga desarrollándose en la perspectiva de superar a la de Estados Unidos en 2030) y, al mismo tiempo, seguir afianzando el vínculo político con Moscú que resulta, en el largo plazo, de valor estratégico para ambos países en la medida en que el multilateralismo abre vías impensadas -de naturaleza ideológica y cultural- para que la humanidad, algún día, pueda plantearse modos de organización social alternativos al capitalismo. 

 


Este es un punto nodal para advertir la lógica del proceso histórico que estamos viviendo y no caer en «explicaciones» de la realidad que descansan, invariablemente, en la voluntad de los actores o en sus características subjetivas. La crisis de Ucrania le plantea a China la certeza de que, en el futuro cercano, deberá enfrentar provocaciones de Estados Unidos en su mar territorial, en particular, en las adayencias de Taiwán y en el noroeste del país, habitado por la etnia uigur. La propaganda occidental disfrazada de información repite con pertinacia que China viola los derechos humanos. Esto lo dice Estados Unidos con Guantánamo abierta y en funcionamiento; pero la prensa occidental y el progresismo clasemediero no se dan por enterados. Ambos países (China y Rusia) están contra la OTAN y ambos procuran aumentar su influencia internacional y contrarrestar la de Estados Unidos. Valen, aquí, las últimas líneas del ítem referido a Estados Unidos.

Alemania

Olaf Scholz, el canciller alemán, acaba de anunciar que su país denegará la certificación del gasoducto Nord Stream II. Es un triunfo, en lo inmediato, para la Casa Blanca. Habrá que ver si se mantiene en el tiempo. A largo plazo, la relación con Rusia tendría que entrar en una senda de paz y buenas relaciones. Desde el fondo de la historia, todo lo trascendente que han hecho Rusia y Alemania lo han hecho juntas, para bien o para mal. Sus lazos, más allá de que sean queridos o no por ambos actores, existen en modo intenso. Y algo que ha contribuido a afianzar ese estatus es la complementariedad de sus economías. 

 


Que Alemania y Rusia no tengan buenas relaciones es un sinsentido evidente. Sobre todo si Alemania tiene que ir a malquistarse con sus vecinos no por decisión propia sino por designios e intereses del hegemón transatlántico. También es evidente que la cuña para impedir esos vínculos que podrían ser mutuamente fructíferos ha sido, desde siempre, la actividad política de los «aliados» de la guerra del ’14, transfigurados en los Estados Unidos de hoy. Por ahora, Alemania está entregando armas, en forma limitada, al gobierno de Zelensky. Se trata de una medida ejecutada con poco entusiasmo por la cancillería tedesca y con la vista puesta en el futuro de su situación interna, gasoducto mediante. En la socialdemocracia gobernante allí hay discusión acalorada y abierta acerca de cuál es la mejor política exterior de Alemania en el marco de la globalización. Todo, en suma, es proclive a la volatilidad de las coyunturas.

Argentina

En nuestra Argentina, es la ENI (Escuela Nacional de Inteligencia) el ámbito donde la situación en Ucrania debería estar dando pábulo a elaboraciones teóricas sedicentemente justificadas en el propósito que los directores de esa dependencia dicen perseguir. Éste no es otro que aplicar conocimientos adquiridos en orden a disponer de información que le permita a la Argentina desempeñarse como actor del escenario global en busca de realizar sus intereses nacionales. Es lo que procuran todos los países. Así, en ese espacio ubicado en la zona en que la calle Libertad se vuelve paqueta, los analistas ad hoc se hallan, a estas horas, elaborando documentos que plasman análisis en los cuales «Gran Frusina» es el actor principal. Gran Frusina es el nombre de fantasía que los textos vinculados al tema le dan a un imaginario enemigo del Occidente capitalista que hoy, con toda evidencia, ha pasado a ser, ese enemigo, la Federación Rusa. 

El texto madre en la ENI, no es de autoría ni de Giap ni del general Zhukov, por supuesto, aun cuando bien le vendría a la Nación Argentina inspirarse en teóricos como ésos que no sólo fueron teóricos sino también teóricos que debieron aplicar sus teorías en el campo de batalla: Zhukov en Stalingrado, contra los nazis; y Giap contra otros nazis, unos nazis posmodernos, digamos, que fueron los marines de Westmoreland y de Curtis Le May en el Vietnam de la década de los 60′ y 70′ del siglo pasado. El texto fundante para los espías argentinos (sometidos, en cuerpo y alma, a la geopolítica estadounidense y lejos de cualquier noción de autonomía e independencia de criterio) es uno de Sherman Kent titulado «Inteligencia Estratégica» y es este Sherman Kent el que ha inventado el mote de Gran Frusina (v. Sherman Kent, op. cit., Bs. As., Pleamar, 1994, p. 57). Dice el espía estadounidense que por «estatura estratégica» «… se entiende la cantidad de influencia que Gran Frusina puede ejercer en una situación internacional en la cual Estados Unidos tenga un gran interés estratégico». Sustitúyase «Gran Frusina» por «Rusia» y se tendrá una mejor idea de lo que Sherman Kent ya decía ayer y diría hoy. 

Pues bien, si todo gira alrededor de Estados Unidos, de Rusia y de China, en el mundo global de hoy, no cabe más que huir de ambigüedades inconducentes y es eso, precisamente, lo que no hace el gobierno de Alberto Fernández al que, no obstante, la mayordomía política estadounidense nucleada en un espectro que va desde la franquicia «Juntos» hasta el fantochismo de los «libertales», le está exigiendo que se defina claramente en favor de los Estados Unidos y la OTAN.


El gobierno argentino empezó su segunda pesadilla (la primera fue la pandemia) intentando mantener una posición de política exterior distante de la genuflexión y del estúpido alineamiento con un país que hace de la mentira y la guerra el fondo y la forma de sus fechorías a nivel mundial. No ha podido hacerlo del todo, pues acaba de ceder a las presiones y ha «condenado la agresión» a Ucrania, que es lo mismo que condenar a los aliados que «invadieron» Europa por la península de Cotentín en 1944. Cambia la escala del fenómeno, no el fenómeno mismo, que se llama, en ambos casos, nazificación y cómo terminar con ella. No ayudan, por cierto, a sostener una política acertada, ciertas declaraciones provenientes del seno mismo del gobierno y a contrapelo de lo que venía diciendo el Presidente.  Por caso, el embajador alterno de los EE.UU. en la Argentina, Sergio Massa, condenó a Putin y a Rusia según el relato guionado por el Departamento de Estado, como debe ser, ya que los embajadores estadounidenses dependen de ese Departamento. La pregunta, entonces, es: ¿quo vadis Frente de Todos, con personajes como Massa en tu prístino seno? Hay que decir que Turquía e Israel, al igual que la Argentina aunque con diferente estatura estratégica en la región del conflicto, han tenido y tienen buenas relaciones tanto con Ucrania como con Rusia, lo cual hace aparecer a esos países -que guardan una prudente equidistancia en la coyuntura- con un perfil juzgado como desdibujado por quienes pretenden alineamiento automático y acrítico con los Estados Unidos en esta crisis.

La «invasión» y el «ataque» de Rusia a Ucrania va a tener graves consecuencias para Rusia. Tales, las mentiras que se consumen, a estas horas, en Occidente. Pues la verdad que se oculta, es que la invasión y el ataque de Ucrania a la población de Donbáss -rusoparlante- ha tenido graves consecuencias para el gobierno filonazi de Zelensky y las seguirá teniendo pues, al parecer, esto recién empieza.

Párrafo aparte merecen los que atisban la batalla desde la torre con el pretexto de contar con una panorámica más abarcadora de cómo matan y mueren los que combaten. La experiencia demuestra que cada vez que se subieron a esa torre fue para espiar mejor a favor de los Estados Unidos. Hoy marchan como borregos detrás de las políticas estadounidenses en el mundo, pero no lo hacen porque sean borregos sino porque, en suma, el orden multilateral que sobrevendría en el mundo si primaran en las relaciones internacionales los mancomunados criterios de Rusia y China , siempre será, ese orden, más proclive a desarrollos de organización social no capitalistas, y esos actores no sólo se sienten cómodos en el capitalismo sino que éste es su razón de ser, por eso son conservadores, aunque saquen chapa de progres en temas como el aborto, las minorías o el feminismo. Aprovechan la volada para hacer buena letra con la derecha y miran con preocupación y temor unos escenarios en los cuales Estados Unidos pasaría a tener una presencia devaluada y en declive.

Han mostrado una hilacha que ya se les advertía en los pliegues de su disfraz de izquierda. Es propio de rabanitos (rojos por fuera, blancos por dentro) criticar a Rusia y hacerse el boludo con los asesinatos del ejército de Ucrania en Donbass. Se trata de una muestra de ruin seguidismo con Estados Unidos. En la línea de Bachelet, el nuevo presidente trasandino, por caso, se exhibe frente a los pueblos del mundo que esperaban otra cosa, como un muñeco cansado y seco ya antes de empezar, como un Golem de arcilla que a coro con Piñera denostó a un pueblo milenario como esos eslavos que le han dicho a Estados Unidos que no pasarán, así como, desde el fondo de la historia, se lo supieron decir a Napoleón y a Hitler. Ese hombrecito ha hecho befa de las mejores tradiciones morales y de principios de la clase trabajadora y de la izquierda chilena. Ni Miguel Enríquez ni Salvador Allende tendrían para este módico personaje que ahora es presidente más que una patada en el culo como presente. Al patético ex líder del Podemos español le cabe un sayo semejante. Eso de que Podemos es una sucursal del chavismo es puro diversionismo ideológico de la derecha. Ya se sabía, lo sabíamos, pero ahora debería quedar más claro.

El núcleo ideológico político de esta nota invita tomar partido por una de las opciones a las que se enfrenta la humanidad: hegemonía o multilateralidad; paz o guerra; guerra es sinónimo de OTAN y de instalación de fuerzas militares en las fronteras de Rusia, y guerra es el derecho a defenderse de esa agresión; guerra es 800 bases militares estadounidenses en el mundo o ninguna, pues Tartús, en Siria, no mueve el amperímetro y, de paso, ha servido para derrotar allí a los aliados de Estados Unidos: los terroristas de Boko Haram.

Zelensky es un gobernante funcional al designio estadounidense de agredir a Rusia aislándola y rodeándola de países miembros de una alianza belicista como es la OTAN. Zelensky es sinónimo de una «weltanshauung» nazi, de un chovinismo guerrerista que se apoya en una organización terrorista que, a su vez, admira al Nachtigall, al Nightingale, a los ruiseñores de la muerte, a los nazis que podían escuchar al niño en el piano y luego fusilarlo porque … ¡era judío …! Eso es lo que se está dirimiendo en el mundo. Pues el capitalismo, cada vez más, necesita barrer con la democracia y los valores humanistas que la etimología de ese vocablo implica, para poder subsistir como opción de organización social.

Y entendamos que estamos parados en un punto en el que no cabe conferirle el carácter de explicación de lo que es un curso histórico, ni a la ineptitud de los líderes occidentales -como se ha dicho- , ni suponer que el conservadorismo derechoso de una progresía de clase media se debe a que esos muchachos están confundidos -como también se ha dicho-. El orden multipolar -así lo indica la materialidad del proceso histórico-, será una «escala técnica» en la marcha hacia la expansión de las fuerzas productivas capitalistas a todo el orbe. Con ello, la humanidad estará más cerca de cambiar de rumbo, de cambiar de sistema social. En esta dinámica, la voluntad individual  de los líderes juega un papel subordinado, aunque no menor; pero, no está de más insistir,  subordinado a esa dinámica objetiva. Por su parte, los medrosos de izquierda de hoy, no están confundidos, por el contrario, son viejos conocidos de aquel Marx del 18 Brumario: “… Lo que los hace representantes de la pequeña burguesía es que no van más allá, en cuanto a mentalidad, de donde van los pequeños burgueses en modo de vida …».

CRUJE EL IMPERIO DEL DÓLAR

Estados Unidos apuesta al empantanamiento de las tropas rusas y busca estrangular su economía y sus finanzas

Mónica Peralta Ramos escribe en “El cohete a la Luna”

Toda guerra se presenta, antes de comenzar, como un acto de autodefensa ante un asesino maníaco. Jamás aparece como acto de guerra” [George Orwell, Nineteen eighty-four;  Penwin Classics, 199]. Así captó George Orwell a la dominación política en su momento más oscuro. Sus palabras sintetizan la esencia de la brutal guerra informativa que hoy se desparrama por el mundo, con el objetivo de ocultar las causas que desataron la guerra en Ucrania y de legitimar operaciones de la OTAN que garantizan el control norteamericano de mercados y recursos estratégicos en Europa.

Paradójicamente, esta guerra informativa desnuda las entrañas de la dominación política del capitalismo global monopólico. Azotado por una crisis sistémica, este ha entrado en una fase donde el espionaje es el nuevo eje de la acumulación del capital. Así, sobre las ruinas de las instituciones democráticas emerge el poder creciente de un puñado de monopolios tecnológicos. Dominando Internet, las redes sociales y los medios de comunicación, estos imponen un relato que exalta a la democracia naturalizando la desinformación, las fake news y la manipulación subliminal y abierta de las opiniones, deseos y acciones de la población. Este relato busca detonar miedos atávicos bloqueando la reflexión y la crítica, e induciendo comportamientos de manada que aseguran la apatía y el control de las masas. La pandemia primero, y ahora la guerra, potencian este relato, y un totalitarismo de nueva estirpe se apodera de una civilización occidental que durante mucho tiempo pretendió ser la cuna del pensamiento racional.

Este totalitarismo acelera los conflictos geopolíticos con total desprecio por el peligro de una confrontación nuclear que acabaría con la vida humana en el planeta. Así, la guerra en Ucrania trasciende a este conflicto y expone los pies de barro del dominio norteamericano. Al mismo tiempo, los errores estratégicos de sus políticas consolidan la alianza entre sus principales enemigos –China y Rusia– y socavan al rol del dólar como moneda internacional de reserva.

Escalar el conflicto para terminar con Rusia

El Presidente Biden, sus más altos funcionarios y los representantes de los partidos políticos en el Congreso, han aunado sus voces para acusar a Putin de “loco”, “enfermo mental”, “autócrata ávido de poder ilimitado”, que con veleidades zaristas busca expandir su influencia y control sobre el mundo. Existen, sin embargo, décadas de oposición a la política de expansión de la OTAN hacia el este por parte de calificados funcionarios norteamericanos. En 1995 William Burns, actual director de la CIA y por entonces funcionario de la embajada norteamericana en Moscú, advirtió a su gobierno que la hostilidad contra el avance de la OTAN hacia el este “es universalmente compartida por todo el espectro político ruso” y podría derivar en mayores conflictos. Esta visión, que también sostenía el subsecretario de Estado Strobe Talbott [Congressional Record Volume 168, Number 27 (Thursday, February 10, 2022)]

[Senate] [Pages S632-S636] [www.gpo.gov]; Strobe   Nybookscom 10 8 1995], reapareció poco después en la carta que 50 prominentes funcionarios y expertos de la política exterior norteamericana enviaron al Presidente Clinton. Allí advertían que “expandir la OTAN es un error de proporciones históricas… que desestabilizará a Europa” [armscontrol.org; nytimes.com. 2 5 1998]. En mayo de 1998, George Kennan, el artífice de las políticas de contención de la Unión Soviética, reiteró estas criticas advirtiendo que la expansión de la OTAN “es un error trágico. No había razón alguna para esto. No existía amenaza alguna” [nytimes.com 2 5 1998].

Ante estas políticas, Putin fue el último Presidente ruso en emitir una advertencia amigable. En 2007, y ante la Conferencia de Seguridad de Munich, la calificó de «provocación que reduce el nivel de confianza mutua… ¿Contra quién es esta expansión hacia el este?… ¿Y qué pasó con las seguridades que nos dieron en relación a la disolución del Pacto de Varsovia?» []mensaje transcripto en russilist.org 27 3 2014. Poco después le sugería a Clinton la posibilidad de incorporar a Rusia a la OTAN. Ante la falta de respuesta a sus reclamos, un año después emitía su primera alerta roja: si la OTAN instalaba bases en el territorio de las ex repúblicas soviéticas, Rusia emplazaría misiles contra las mismas. Desde ese entonces, el rechazo a la incorporación de Ucrania a la OTAN y a su acceso al armamento nuclear han sido objetivos centrales de la política rusa.

Evolución del conflicto

Al comienzo de la invasión militar a Ucrania, Putin estipuló entre sus objetivos la desmilitarización y desnazificación del gobierno de este país. Aludía así a la persistente integración de grupos neonazis en batallones del ejército, las fuerzas policiales, el Ministerio del Interior y otras áreas del gobierno, y a la necesidad de juzgar los crímenes que han cometido contra la población ruso parlante.

Asimismo, conminó al gobierno norteamericano y a la OTAN a no intervenir en este conflicto advirtiendo sobre el riesgo de una guerra nuclear si así lo hicieran. El apoyo de la canciller británica a esta intervención detonó una alerta nuclear de las fuerzas rusas en el norte de Europa que fue minimizada como un “exabrupto” de la retórica rusa por el jefe de la OTAN y funcionarios norteamericanos [zerohedge.com 2 y 3/3 2022]. Esto llevó al canciller ruso a aclarar que «esta es una guerra hasta el fin», precisando que esta vez «la guerra mundial será nuclear y destructiva». En paralelo, el jefe del Servicio de Inteligencia Internacional ruso (SVR) precisó los términos del conflicto: “Esta no es una guerra fría, es una guerra caliente contra Occidente… (que presenta) la oportunidad de poner fin definitivo a la guerra que se ha desarrollado en el espacio post soviético a lo largo de los últimos 30 años”, y advirtió sobre la existencia de pruebas que comprometen al actual gobierno de Ucrania “en la preparación de armas nucleares” [político.com 3 3 2022].

La neutralización de las operaciones de las fuerzas armadas de Ucrania, el control del espacio aéreo por parte de Rusia y su continuo avance en el este y en el sur, sugieren que esta determina la evolución y el ritmo del conflicto bélico. Mientras tanto, el drama humano comienza a salir a la luz. Exhibiendo su impotencia para mediar en el conflicto, las Naciones Unidas solo atinan a contabilizar más de un millón de refugiados y miles de civiles masacrados. En este vacío, la negociación directa entre Rusia y Ucrania solo ha dado un primer resultado: el establecimiento de “corredores humanitarios” para facilitar la huida de la población.

Impacto global de las sanciones a Rusia

El gobierno norteamericano apuesta al empantanamiento de las tropas rusas en una larga ocupación militar mientras busca estrangular a la economía y a las finanzas rusas. Se espera que las corridas cambiarias y las protestas contra la guerra creen las condiciones para impulsar el “cambio de régimen” en Rusia, algo que no se pudo concretar en 2014 [político.com 3 3 2022].

Entre las múltiples sanciones tomadas para aislar a Rusia de Occidente, la eliminación de siete bancos rusos del sistema SWIFT de mensajería de transacciones financieras, dominado por el dólar, y el bloqueo a las reservas internacionales de dólares y euros que el Banco Central ruso tiene depositadas en distintos Bancos Centrales, constituyen las más poderosas y prácticamente agotan el arsenal económico. Su impacto inicial fue devastador: en dos días el rublo se depreció en más de un 30% mientras se generalizaban las corridas bancarias. La bolsa de Moscú permaneció cerrada por varios días y los precios de las acciones y activos financieros rusos cayeron estrepitosamente en todo el mundo.

El Banco Central ruso decretó un severo control de capitales que prohíbe todo tipo de transferencias hacia el exterior y ha provocado el default técnico de la deuda externa. Asimismo, impulsa la reorientación de las operaciones de los bancos rusos excluidos del SWIFT hacia el SPF, el servicio de mensajería de transacciones financieras montado por Rusia en 2014 para evadir sanciones económicas. Hoy este sistema incluye a más de 400 bancos que operan tanto dentro de Rusia como en los países del centro europeo incluyendo a Suiza, la India y varios países asiáticos. El Banco Central ruso también busca reforzar la integración del SPF con el servicio chino de mensajes de transacciones financieras (CIPS) donde prevalece el yuan. Este servicio busca encauzar las transacciones financieras de Eurasia y de los países incluidos en la ruta de la seda.

Si bien el volumen de las transacciones en el CIPS es mínimo comparado con el que transcurre por el SWIFT, tanto Bloomberg como representantes de grandes bancos advierten que estos desarrollos constituyen una seria amenaza al rol del dólar como moneda internacional de reserva [bloomberg.com 25, 27 y 28 2022]. Asimismo, y en la medida en que las transacciones financieras son cadenas de pago cuya contracara reside en cadenas de suministros de bienes y servicios, las sanciones contra Rusia ya amenazan a la economía global.

La interrupción de las cadenas de pagos a raíz de la exclusión de los bancos rusos del sistema SWIFT ha desatado el comienzo de una crisis de liquidez [Por Zoltan Pozsar ex funcionario de la Reserva y actual gurú de las finanzas internacionales, zerohedge.com 27 y 28 2/ 2 3/ 2022]. En medio de una caída generalizada de las bolsas del mundo y de gran presión a la venta de activos con exposición rusa, la falta de liquidez llevó al JP Morgan y otros bancos europeos a bloquear la venta de estos activos, generalizando el descalabro en los mercados europeos con enormes pasivos y gran endeudamiento [zerohedge.com 28 2 2022].


Hacia mitad de esta semana, el caos se trasladó al comercio del petróleo y gas ruso, que permanece fuera de las sanciones. Sin embargo, el temor a que estas se concreten ha motivado la suspensión voluntaria de las transacciones por parte de las grandes refinerías, bancos y compañías de transporte. Así, mientras se profundiza la crisis de abastecimiento de recursos energéticos, casi el 70% del petróleo ruso no encuentra por el momento compradores. Esto provoca una dislocación de precios y suministros de petróleo y gas y amenaza con desencadenar a corto plazo una recesión global, cuya intensidad puede ser catastrófica [Bloomberg.com 2 3 2022, zerohedge.com 1, 2/ 3 2022, oilprice.com 2 3 2022].

En este contexto, la dependencia norteamericana y europea de la importación de petróleo ruso agudiza la escalada inflacionaria y provoca el descontento popular. En vísperas de elecciones de medio término, la aprobación del gobierno de Biden ha caído al 37% [zerohedge.com 1 3 2022]. Este debilitamiento político ha dado lugar a un endurecimiento del conflicto con Ucrania, punto de coincidencia de demócratas y republicanos en el Congreso. Al mismo tiempo, los lobbies petroleros y de la industria de guerra maximizan ganancias extraordinarias, y van por más [zerohedge.com 1 3 2022], mientras el Departamento de Estado amenaza a China para que no ayude a Rusia a evadir las sanciones económicas y financieras [zerohedge.com 4 3 2022].

La Argentina cierra el Acuerdo con el FMI

Este panorama internacional desolador constituye el escenario en el que el gobierno nacional se ha atado de pies y manos al FMI. El Acuerdo se plantea como «el único camino posible”: blanquea la deuda ilícita contraída por Macri y supuestamente “mejora el perfil de sus vencimientos netos” contrayendo un enorme volumen de deuda a cortísimo plazo e insostenible. ¿Sabrá el Ministro de Economía que los subterfugios y mentiras erosionan al relato oficial y siembran desesperanza y la apatía?.

El Acuerdo abre varias ventanas al ajuste social y pone límites severos al crecimiento de la economía con el claro objetivo de garantizar al FMI las divisas necesarias para saldar la deuda contraída. Elimina el cepo y aumenta las tasas de interés, políticas que ya empezó a implementar un Banco Central que ha perdido el control sobre la política monetaria. Ante la estampida de los precios de nuestras exportaciones, el FMI decidirá cómo “calibrar” políticas que desde el vamos no ponen límites a la evasión impositiva y a la fuga de capitales de aquellos que ya retienen la liquidación de sus cosechas a la espera de mayores de rentas y ganancias diferenciales. En definitiva, el FMI decidirá quién come y cuánto se come en un país donde cerca de la mitad de la población está sumida en la pobreza y el hambre.

Las críticas de La Cámpora al Acuerdo han enardecido a un gobierno que pretende la adhesión masiva del Frente de Todos como acto de “responsabilidad ante la patria”. Así, la vicecanciller Todesca advierte a los disidentes que “no somos comentaristas de la realidad, tenemos la responsabilidad de gobernar… tenemos el futuro por delante, el pasado es el pasado”. Sin embargo, la historia enseña que solo conociendo de dónde venimos sabremos hacia dónde vamos y que gobernar es crear oportunidades políticas que permitan avanzar en el cumplimiento de las promesas que se hicieron para llegar al gobierno. Este Acuerdo rompe la posibilidad de que el país crezca y crea las condiciones para una creciente desestabilización política. Coloca a la población a merced de la estampida de los precios internacionales de los commodities y de la angurria de los monopolios locales, frena el crecimiento del mercado interno, principal fuente de empleo, y ata al país a un mercado externo donde sobrevuelan los vientos proteccionistas y los buitres desesperados por arrancar recursos naturales. ¿Cómo cree la vicecanciller que el Acuerdo nos protegerá de esta debacle?

Rechazar el Acuerdo, denunciar la deuda ante los organismos internacionales correspondientes, hacer que los responsables de este delito, incluido el FMI, respondan por el mismo; explicar a la población lo que esta pasando y movilizarla para que participe activamente en el control de precios y en la implementación de políticas que impulsan al mercado interno, generan trabajo, incluyen socialmente y tienden a cambiar la matriz productiva que nos ha llevado a esta catástrofe, son tareas imprescindibles del momento actual que apuntan al futuro del país y nada tienen que ver con las utopías ni con “los comentarios sobre la realidad”.

Qué pasará con el dólar según el acuerdo con el FMI

Alfredo Zaiat escribe en el suplemento de economía “Cash” de Página 12.

Cuando la corrida cambiaria amenazaba con descontrolar las variables económicas, la cotización del dólar blue tocó un máximo de 223,50 pesos, a fines de enero pasado. Los dólares Contado con Liquidación y MEP, en operaciones de compraventa de billetes verdes que se concretan en la plaza bursátil con títulos públicos y acciones, habían llegado, en esas jornadas financieras caóticas, a 244,61 y 223,75 pesos, respectivamente. Mientras, el tipo de cambio oficial era 110,50 pesos.

La brecha cambiaria se había ampliado al record de 122 por ciento.

La apuesta de muchos en la city era el default con el FMI porque en esos días evaluaban que el Gobierno no iba a pagar cuotas de capital e intereses del crédito, que tomó la administración Macri, por un total de 1090 millones de dólares y, además, estaban convencidos de que el equipo económico no llegaría a tiempo a definir el nuevo programa con el organismo antes del siguiente vencimiento de 2800 millones de dólares en marzo.


La jugada especulativa les salió muy mal.

El último cierre de las cotizaciones de esos dólares fue respectivamente 200, 201 y 196 pesos, lo que implica una caída de 10 a 20 por ciento desde esos máximos.

Con el tipo de cambio oficial en 113,69 pesos la brecha cambiaria se redujo a 76 por ciento.

El dólar blue cotiza igual que en octubre 2020

Esta diferencia porcentual es una pérdida fenomenal para quienes apostaron a que fracasaría la negociación con el Fondo Monetario Internacional o para quienes pensaban que si había acuerdo se aplicaría previamente una fuerte devaluación.

Este quebranto financiero en dólares es impresionante porque lo han contabilizado en apenas treinta días. Se trata de un cálculo especulativo exclusivo para jugadores de las finanzas, puesto que existe lo que se conoce como costo de oportunidad en las inversiones. Esto significa que ese dinero lo podían haber colocado en otra opción con renta positiva en lugar de comprar dólares, operación que además les entregó un saldo negativo.

No es una evaluación para quienes se abrazan a dólares sin importar el precio que pagan porque compran billetes verdes en todo momento al considerarlos refugio seguro debido a las varias crisis económicas padecidas en el pasado.

A fines de octubre de 2020 el dólar blue cotizó 195 pesos y dieciséis meses después, con fuertes oscilaciones en este período, se ubica casi en el mismo nivel.

En algún momento (semanas, meses, años), teniendo en cuenta los antecedentes de varios episodios críticos de la economía argentina en las últimas décadas, puede haber un salto de la paridad cambiaria que permitiría compensar ese quebranto. O puede subir sin llegar a compensarlo. Esto hoy no se sabe, pero lo que sí se conoce es que desde hace muchos meses la apuesta al dólar está siendo fallida.

El miedo a la disparada del dólar

Luego de tantas crisis económicas es una obviedad que el sector externo es el talón de Aquiles de la economía local.

La sucesión de crisis ha incrementado el rasgo bimonetario de la economía, lo que genera comportamientos preventivos por el temor a padecer las consecuencias de una debacle cambiaria.

La cotización del dólar, por lo tanto, se ha convertido en una variable muy sensible en la generación de expectativas sociales, económicas y políticas.

O sea, la paridad no cumple la exclusiva función de fijar condiciones macroeconómicas básicas, sino que es una variable fundamental para crear un determinado clima social vinculado con la situación económica.

La capacidad de intervenir en un proceso de desestabilización, generando miedos colectivos por eventuales desbordes con el dólar, se potencia por la existencia, en una economía bimonetaria, de un régimen estricto de control de cambio.

Qué dice el acuerdo del FMI de la relación del dólar con la inflación

La experiencia argentina revela que los gobiernos que aplicaron un ajuste cambiario de gran magnitud perdieron legitimidad política hasta terminar abandonando la Casa Rosada.

En este escenario cambiario tan sensible es clave conocer qué dice sobre el dólar el acuerdo que firmó el gobierno de Alberto Fernández con el Fondo Monetario Internacional.

El proyecto de ley para aprobar la refinanciación de la deuda de 44.500 millones de dólares con el FMI incluye la "Exposición de motivos". En 58 páginas se detalla sin tantas cuestiones técnicas y con varios aspectos conceptuales cada uno de los capítulos del acuerdo con el FMI.

Uno de ellos es el vinculado al mercado cambiario.

La primera idea que propone es que lo que sucede con la paridad cambiaria tiene impacto en la inflación. Lo dice del siguiente modo:

"La inflación doméstica también se relaciona con factores financieros y cambiarios. Tanto el Gobierno Nacional como el staff del FMI entienden que el actual nivel del tipo de cambio real es acorde a las perspectivas macroeconómicas de la Argentina, por lo que se procurará mantener la competitividad externa en un proceso que evite movimientos disruptivos que atenten contra el objetivo de reducción de la inflación y normalización de la economía".

Para agregar una definición clave para entender la dinámica de la economía local: "La experiencia argentina enseña que modificaciones abruptas en los tipos de cambio generan una inmediata reacción de la inflación y en muchos casos reflejos recesivos en la producción, mientras que la contribución a través de una mejora en las exportaciones tiende a demorarse o, incluso, no manifestarse".

Concluye que, "en particular, la evidencia enseña que el traspaso a precios de saltos abruptos en el tipo de cambio es más violento que las oscilaciones moderadas".

¿Está atrasado o elevado el tipo de cambio oficial?

En ese documento que acompaña el proyecto de ley, el equipo económico señala a los legisladores que "tomando en cuenta el nivel adecuado de partida de la competitividad externa de la economía argentina, este programa evitará un atraso sistemático del tipo de cambio real multilateral y para ello se usará la flotación administrada como estrategia cambiaria".

Explica que el tipo de cambio es un componente relevante en la estructura de costos de la economía local y que sus variaciones tienen implicancias directas sobre el proceso inflacionario. Por eso adelanta que mantendrá el actual nivel del tipo de cambio real en los niveles de enero de 2022. O sea, la paridad oficial acompañará la evolución mensual de la tasa de inflación.


 

Esta decisión la justifica diciendo que, en consideración del Gobierno Nacional y del staff del FMI, el nivel del tipo de cambio real es competitivo porque está en torno a los niveles de los últimos 10 años. Afirma entonces que "(la actual cotización real) es adecuada a las capacidades exportadoras y las necesidades de importación que demanda el crecimiento económico".

Detalla que en cuanto a los factores que explican la competitividad del tipo de cambio, resaltan tanto el nivel de los términos de intercambio (en los cuales juegan un rol sobresaliente los precios de commodities exportados por el país) como el superávit comercial y de la cuenta corriente del balance de pagos actual y esperado.

El compromiso en el acuerdo con el FMI es que no habrá una fuerte devaluación

La historia de los programas pactados con el Fondo Monetario muestra que, antes de la firma, los gobiernos aplicaban una fuerte devaluación, medida exigida por ese organismo internacional. Se trata del tradicional reclamo de la ortodoxia económica explicado en que depreciando la moneda nacional aumentarán las exportaciones y, por lo tanto, mejorarán las cuentas externas para garantizar el pago de la deuda externa.

Como se mencionó antes, esta opción fue descartada por el equipo económico y aceptada por los técnicos del FMI. El gobierno de Alberto Fernández continuará con la actual política de tipo de cambio de flotación administrada, cuya trayectoria se determinará en función de los precios domésticos, "evitando saltos disruptivos que anulen los esfuerzos antiinflacionarios", aclara el informe de Economía.

Así queda neutralizada la opción de una fuerte devaluación, al tiempo que queda explicitada la estrategia oficial de ajuste periódico del tipo de cambio oficial acompañando la tasa de inflación. Este mismo recorrido cambiario se efectuó en el 2020 hasta el primer bimestre del año pasado, para desde ese momento desacelerar las correcciones mensuales como herramienta antiinflacionaria.

Retomar el sendero de ajuste mensual de la paridad cambiaria en línea con la tasa de inflación del mes anterior sumará un poco más de tensión en los precios de bienes y servicios, aunque sin provocar descalabros como el que hubiera generado una fuerte devaluación.

La promesa de no rifar las reservas y qué pasará con el "cepo"

El equipo económico, teniendo en cuenta la autocrítica del Fondo por haber convalidado la entrega de reservas para facilitar la fuga de capitales durante el gobierno de Macri, se comprometió a que las intervenciones del BCRA en el mercado oficial de cambios serán consistentes con el objetivo general de acumulación de reservas netas. O sea, no rifará dólares para satisfacer la demanda especulativa del mercado.

Asegura que esa política cambiaria "permitirá consolidar un proceso de acumulación de reservas, que actualmente se encuentra presionado por la creciente demanda de importaciones como consecuencia de la recuperación económica, los flujos de desendeudamiento del sector privado y los pagos de servicios de interés y amortización de capital de la deuda pública".

Para el proceso de acumulación de reservas se menciona que se considerarán las particularidades propias de la economía argentina en términos de la estacionalidad correspondiente al sector externo, las situaciones de tensión típicas de períodos de incertidumbre y la necesidad de abastecer de bienes de capital e intermedios importados, necesarios para las actividades productivas.

Además, las regulaciones cambiarias se realizarán con el objetivo de proteger este proceso de crecimiento de las reservas internacionales.

El informe de Economía adelanta cómo será la flexibilización de ese control de cambio, al señalar que, una vez ordenados los flujos de pago para los próximos años de las obligaciones externas del sector público y privado, "la acumulación de reservas internacionales será la base para una gradual adaptación de las regulaciones cambiarias y de la cuenta capital".

Para precisar que "dicha adaptación priorizará en su inicio las inversiones destinadas a aumentar las exportaciones, sustituir importaciones o aumentar la productividad y competitividad de la economía argentina". Es decir, el actual control de cambio continuará (lo que se denomina "cepo"), anticipando que si el Banco Central tiene más dólares, estos billetes verdes serán destinados para el sector productivo y no para facilitar la dolarización de excedentes de particulares y empresas.

La radicalización de la democracia

Jorge Alemán, Psicoanalista y escritor. Autor de varios libros, entre ellos Capitalismo: Crimen perfecto o Emancipación y Pandemónium: Notas sobre el desastre, escribió en Página 12.

Uno de los grandes méritos intelectuales de la obra de mi querido Ernesto Laclau y su hipótesis populista es que, a diferencia de las tradiciones revolucionarias de los 70 que consideraban a la democracia una problemática liberal y burguesa, él la situó en el centro de la escena de lo nacional-popular. Como buen gramsciano que era, sabía que una batalla política se gana cuando se gana antes la batalla cultural.

A diferencia del denominado "marxismo occidental clásico", que renegó de los aspectos opacos y contradictorios de la condición humana, razón por la que no pudo hacer suya una teoría del sujeto, Laclau supo, peronismo mediante, que sin las complejas sensibilidades populares, sus demandas heterogéneas de justicia popular y su imaginación cultural, no era posible construir un bloque hegemónico transformador.

Todos estos diferentes registros fueron posibles considerando que la articulación de los mismos no solo dependían de la democracia, sino que constituían una radicalización de la misma.

El kirchnerismo, durante sus dos gobiernos, constituyó una prueba definitiva de este asunto. No sólo se caracterizó por ser un movimiento popular peronista en el plano de la distribución del ingreso y la justicia social, también constituyó a partir de su ejemplar política de memoria, verdad y justicia una nueva superficie de inscripción para que distintas prácticas emancipatorias de la época tomaran su forma pertinente.

El kirchnerismo entre muchas cosas es también, y de un modo esencial, el lugar donde pudieron ser planteados el matrimonio igualitario, las luchas feministas, la ley del aborto y especialmente su vertiente más democrática: La Patria es el otro.

¿Se puede olvidar todo esto en nombre de un análisis geopolítico? Sí y no.

Sí, porque los Estados Unidos y la Otan son nuestros enemigos históricos y esta es siempre una señal de alerta. No, porque tenemos una historia suficientemente digna para permanecer bajo la ética de nuestro legado histórico. Y por esto estaríamos en condiciones de ser menos apresurados cuando el "enemigo de nuestro enemigo" realiza una expansión bélica imperial, que en su verdad efectiva es bastante probable que termine aumentando el poder de los dispositivos de dominación del capitalismo mundial.

En el tiempo de la mundialización del capitalismo, las guerras, las catástrofes, los grandes sismos que hacen temblar al planeta, siempre son los mismos los que pagan con sus vidas expuestas.

Tal vez algún día sean ellos quienes emerjan como los verdaderos sujetos de la emancipación de esta barbarie.

La cola de la serpiente

El ouróboros, también llamado uróboros, es un signo que representa a una serpiente o a un dragón en forma circular para así poder morderse la cola.

La palabra ouróboros proviene del griego ουροβóρος (ourobóros) que significa “serpiente que se come su propia cola”.

Su significado remite a la naturaleza cíclica de las cosas y a la idea del eterno retorno. En este sentido, ambas interpretaciones se refieren a la concepción de la existencia como un ciclo que siempre recomienza, y cuya continuidad consiste en un constante renacer como, por ejemplo, lo que se observa en el ciclo de las estaciones del año.

De allí que el ouróboros también se asocie a la naturaleza cíclica del tiempo, donde el instante presente es eternamente devorado por el instante futuro, constituyendo una secuencia infinita de instantes que mueren y renacen a cada momento.

Sin desmentir el sentido original de la figura, suelo darle un sentido “autodestructivo”. Cuándo el individuo pierde su conciencia de si. Pierde los limites de su individualidad y no distingue el afuera, a los otros, confunde su propio cuerpo como ajeno y comienza a engullirse a si mismo. Una metáfora con la que intento ilustrar como entiendo en el presente el devenir de las decisiones y los sucesos que lideres producen en su afán por sostener privilegios y lugares que les coloca ”supuestamente” en sitiales mejores a otros o en disfrutes de los que otros carecen o no tienen la posibilidad de acceder.

Parte del Ciclo de existencia del sistema Capitalista pareciera seguir este destino. Mas allá del natural devenir de morir para re-crearse, cosa que ha creído posible hasta ahora, encuentra en esa incapacidad de distinguir aquello que le confería identidad respecto de su ética y sentido de humanidad, el desconocimiento de su propia “forma” y de sus “valores” primigenios emanadas de los derechos del hombre y la ilustración francesa y de las revoluciones europeas, Americanas y Asiáticas que constituyeron los Estados modernos.

La globalización neoliberal supone la universalización del valor del dinero y de los recursos financieros por encima de cualquier eticidad provocando la decadencia de la civilización entera.

La mayor parte de los sucesos actuales en la vida de las personas, comunidades, paises, se pueden explicar en esta “urovocidad” en la que el Capitalismo termina engulléndose a sí mismo.

Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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