¿Yo cyborg o humano?

 


Yo me rebelo, luego nosotros somos
Albert Camus

Solo están lejos las cosas que no sabemos mirar
Atahualpa Yupanqui

Padre, que están matando la tierra, Padre, dejad de llorar que nos han declarado la guerra
Joan Manuel Serrat


Cuando la nave escora

Este es un artículo que fue escrito bajo la frase influencia de A. Gramsci: “con el pesimismo de la razón y el optimismo de la voluntad”, es un intento de respuesta al mayor proyecto de obsolescencia programada que impone el capitalismo: ni más, ni menos, que la continua trasformación del ser humano en un cyborg adaptado a los ideales del consumismo. Un hedonismo complaciente al poder. Está en línea con lo que Enrique Carpintero más de una vez se preguntó en sus escritos: ¿cómo inventamos lo que nos mantiene unidos?

Las marchas opositoras al cambio de régimen legal propuesto por el gobierno chino a Hong Kong produjeron una enorme indignación, ésta llevó a multitudinarias manifestaciones de protesta. Quienes participaban de las mismas cubrían sus caras para evitar el reconocimiento facial, algoritmos que permiten reconocer al instante la identidad de alguien, iban munidos de poderosos láseres manuales con los que apuntaban a las innumerables cámaras de vigilancia, al pegarles “ese tiro láser” las cámaras se enceguecían y no podían registrar las imágenes de las columnas de manifestantes. Los que marchaban de esta manera rompían el cerco tecnológico de la represión, hacían fracasar los dispositivos de imagen, anulaban particularmente el reconocimiento facial. De esta manera podían llegar a los lugares de concentración sin que el aparato estatal los reconociera inmediatamente.

Ocurran donde ocurran las revueltas, los rebeldes que participan en ellas empiezan a incorporar la tecnología dentro de sus escudos de defensa. Estos son los cyborgs que luchan y se rebelan, emplean estos y otros recursos técnicos en beneficio de sus luchas. Sus acciones están alejadas, por ejemplo, del atentado solitario de Anthony Quinn Warner, quien se inmoló dentro de su camioneta. La hizo explotar con él adentro cerca del edificio de AT&T en la ciudad de Nashville. Anthony estaba en contra de la tecnología 5G y quería llamar la atención sobre el peligro de la misma.

La diferencia entre los dos modos de enfrentar la avanzada del control político y social que el capitalismo realiza por medios tecnológicos son notorias: en el primero se pone en juego la vida, se potencia la vida propia apoyada la misma en las multitudes indignadas. Se acciona colectivamente, se arriesga la vida en un colectivo que busca impedir los injustos avances del poder central y busca mejoras para las mayorías desfavorecidas por el poder de turno.  (Es una solidaridad que escapa a la abstracción que la mayoría de las veces se manifiesta en esas proclamas que sólo requieren ser firmadas y nada más. Una solidaridad abstracta que no arraiga en lucha alguna y que lamentablemente no suele ser más que otro producto que circula por la red).

El acto terrorista de Anthony es realizado por un solitario que justifica el deseo de suicidarse por una supuesta causa justa que, como ya sabemos históricamente, traerá mayor control y represión para los que quieren seguir viviendo. El terror no despierta históricamente en la población un movimiento colectivo hacia la rebeldía, por el contrario, suele paralizar y aumentar el miedo. En definitiva, favorece la claustrofilia. Alimenta el amor por el encierro que habita cada hogar cyborg. Es un miedo que se expande de casa en casa y viene envuelto en entretenimiento y propuestas para consumir, juega a favor de quienes tienen el poder, la historia nos demuestra, una y otra vez, que los vengadores solitarios aumentan la represión hacia la sociedad, como sabemos el miedo paraliza e invita al sometimiento al poder. Conclusión: los atentados solitarios son terrorismo y no convocan a la rebelión, por el contrario, la detienen.

Podemos establecer, siguiendo a Albert Camus, que en el ataque solitario predomina el resentimiento: “El resentimiento es siempre contra sí mismo (…) Parece, en fin, que el resentimiento se deleita de antemano con un dolor que querría que sintiese el objeto de su rencor. La rebelión, por el contrario: no es un movimiento egoísta, en su esencia (…) la rebelión se hace contra la mentira y la opresión. Además, a partir de esas determinaciones, y en su impulso más profundo, el rebelde no preserva nada, puesto que pone todo en juego…”1 Es decir, que cada manifestante hace un quiebre (puede ser fugaz o prolongado, de acuerdo a su inserción en las rebeliones siguientes) con el individualismo que campea hoy en el mundo, busca superarlo apoyado en sus semejantes, en esos múltiples otros desconocidos hasta no mucho tiempo atrás.

El cyborg que se rebela, que no acepta las condiciones que le plantea el poder no está separado de la historia humana anterior, recoge infinidad de luchas y experiencias. El cyborg actual al rebelarse, como dice Donna Haraway al escribir el Manifiesto cyborg, comienza a tomar la tecnología como un arma de defensa a su servicio. Grande o pequeña la rebelión puede ser defensiva (no perder los derechos que ya se tiene o alguna injusticia) u ofensiva (conmueve un país para poner de rodillas la opresión y el sometimiento). Al ocupar el espacio público vislumbra, muy tenuemente todavía, cómo funciona el mayor proyecto de obsolescencia programada del capitalismo actual: se trata de la continua transformación del ser humano en Cyborg.

Es necesario hacer notar que la mayoría de las rebeliones suelen ser reabsorbidas por el capitalismo haciendo aceptables muchas de sus propuestas, excepto aquellas que buscan el fin al capitalismo. Pese a ello en sus acciones está la mayor potencialidad de la solidaridad en este mundo hiperconectado a la placenta mediática que promueve la singularidad, de la que uno de sus pregoneros es Elon Musk.

Un cuento, del libro de Bradbury El Hombre Ilustrado, nos anticipó parte de este presente que vivimos, las imágenes se han incorporado a nuestro cuerpo y desde allí nos dan identidad. Estamos conectados a una Babel de imágenes desde antes de nacer, el capitalismo las dirige para aumentar permanentemente la fusión hombre-máquina, hibridación con las máquinas de comunicar que organiza nuestra identidad cyborg. Ya no hace falta, como en la novela de Bradbury, que se oculte el sol y que las imágenes cobren vida y dicten nuestros proyectos. Ya no hay sombras, todo ocurre durante 24/7, viene en el haz de luz de un Smartphone que ilumina mucho más allá de lo que propone su linterna. Desde las pantallas y por medio de nuestras prótesis que son ya parte del cuerpo humano, insisten en construir un individualismo infinito, ilusorio y engañoso que se entretiene, disfruta sexualmente y trabaja en su casa con los dispositivos de comunicación, todo esto es parte de la religión, diría Charly García.

Zafarrancho de combate

Hong Kong y sus manifestantes son la muestra palmaria de cómo el cyborg rebelde puede usar la tecnología a su favor, saca beneficio de su uso. Local o globalmente apunta a agrietar la dominación capitalista que aspira a ser absoluta. Cada dispositivo que usa para favorecer sus movimientos rebeldes rompe con la hibridación hombre máquina favorable al mayor panóptico conocido de la historia. Un Caballo de Troya que nos envió Silicon Valley y que solo parecía haber llegado para entregarnos gratuitamente las joyas del bienestar. La realidad fue que propuso la hiperconectividad para su propio beneficio, así la sumisión siguió por vía del enamoramiento de las máquinas. Desmintió el refrán popular que “a caballo regalado no se le miran los dientes”. Fue una paz posterior a una guerra que los cyborgs  no entendieron cómo y por qué ocurrió, tampoco el objetivo de la misma y mucho menos las transformaciones que traía aparejadas a los seres humanos. El Caballo de Troya promovía unos “años locos” (como aquellos posteriores a la guerra 1914-1918 que colapsaron con el advenimiento de la denominada Gripe Española) de entretenimiento, sociabilidad ampliada por el Smartphone, sexo virtual, y la gran ilusión del trabajo en casa, esta última es una actualización de las formas de trabajo medieval. En suma, era para el usuario, si lo tomaba acríticamente, pura ganancia, se adentraba apasionadamente en el nuevo maná provisto por la placenta mediática. Casi sin darnos cuenta, o mejor dicho no tomando en cuenta las voces que alertaban sobre lo que estaba dentro del Caballo de Troya: nada más, ni nada menos que el usuario deviniera cyborg al hacer maridaje con sus máquinas de comunicar. En el camino la caracterización de ciudadano desapareció, devino en usuario y la mutación cyborg no se hizo esperar.

Quizás esa ilusión propagada tantas veces por la ola tecnofílica que clamaba a los cuatro vientos que internet iba a desarrollarse para expandir y distribuir el conocimiento no midió, ocultó, no tuvo en cuenta que el capitalismo de plataformas devoraría todo, con su lógica de la ganancia el sistema capitalista se iba a apropiar de la web para no soltarla más. Para ello inventa dispositivos-prótesis para hacer negocio con los big data. Es decir, para sacar ganancias, utilidades que solo llenan las faltriqueras de los monopolios tecnológicos. El canto a la singularidad obnubiló la solidaridad, la hizo invisible a los ojos. Solidaridad que sólo la rebelión puede volver a poner en escena: “La solidaridad de los hombres se funda en el movimiento de rebelión y éste, a su vez, no encuentra justificación sino en esa complicidad.

Esa ilusión de la web como exclusivamente buena y al servicio de los usuarios perduró mucho tiempo como ola tecnofílica que venía para estar a nuestro servicio, empujada y aprovechada por los tiburones como Google, Facebook, Apple, etc. Enormes empresas que vieron el mayor negocio del capitalismo actual sin que los usuarios entendieran muy bien de qué se trataba. Morozov lo señala como el avasallamiento de los estados por parte de las empresas tecnológicas: “La falta de regulación permitió la instalación de grandes monopolios, un feudalismo tecnológico.”

El reconocimiento facial es un avance más del panóptico global, es una expresión clara de la aspiración de tener registrada cada parte de su cuerpo, su manera de caminar, de hablar, etc. y quienes luchan han salido del enamoramiento tecnológico, dejan de ser usuarios para convertirse en rebeldes que no se quieren adaptar a las condiciones que el estado chino, en este caso, trata de imponer. Para marchar, para luchar es imprescindible no quedar atrapados en las imágenes que el control social impone. Saben del peligro que implica el control facial, conocen sus implicancias y buscan alternativas defensivas al mismo. Que el aparato estatal capture las caras rebeldes es peligrosísimo y tratan de impedirlo. El rostro es un objetivo apetecible y precioso del mundo 5G que está desarrollándose. En las revueltas actuales quienes anulan las cámaras con sus láseres marcan un camino en el uso de tecnologías defensivas en las futuras movilizaciones.

Magia y tecnología

Con el reconocimiento facial por los algoritmos, un miedo atávico se potencia nuevamente y la imagen capturada por el poderoso vuelve a ser una gran amenaza en este caso para los nativos digitales. Es necesario remarcar que algunas de estas luchas contra el reconocimiento facial han funcionado, hay ciudades que van prohibiendo su instalación y su uso. Pero eso no es todo, hay que comprender de qué se trata este panóptico que nos controla desde nuestro interior y en la calle analizando nuestro rostro a cada paso que damos.

Muchas culturas nativas al contactar con el hombre blanco rechazaban que les sacaran fotos, para sus cosmovisiones la cámara poseía un poder mágico muy poderoso, era un arma letal dado que consideraban que el ser fotografiado por el invasor, el conquistador, el antropólogo, etc., éste se apoderaba de su alma y de esta manera le arrebataba su ser. En definitiva, la fotografía era una magia maligna que le hacía perder el sentido de su vida al retratado, hoy podríamos decir que lo llevaba hacia la muerte tanto cultural, como psíquica.

El ejemplo muestra cómo en la mayoría de los choques entre culturas diferentes, en una de ellas la magia daba una explicación del mundo y en la otra apoyándose en la tecnología de punta (en éste caso la fotografía para registrar y analizar a los hombres) la dominación se instaura y se expande. El reconocimiento fácil es una de las más modernas y poderosas armas para el control social absoluto, vemos en él una de las expresiones más claras del panóptico global que avanza, el capitalismo usa de esta manera los despliegues de la web y su aparatología. Mientras trata de conseguir nuevos negocios desde el interior de los usuarios, convierte a la tecnología de avanzada como una parte de los nuevos dioses que todo lo saben. Colabora en imponer sus condiciones, es una clara manera de prepararse para infundir terror. Todo lo que pueda capturar y encerrar en algoritmos, en imágenes el poder lo captura y encierra, lo identifica, lo agrupa de acuerdo a sus conveniencias en el sistema global de control panóptico, algo así como googleame otra vez. George Orwell, en la novela 1984, proclamaba que no podían meterse en nuestra cabeza, lamentablemente al apoderarse de nuestros deseos han logrado transformar nuestra intimidad en su territorio. Al volvernos extimidad constante no hacemos más que repetir el modelo capitalista que llevan adelante Apple, Facebook, Uber, etc.

Es por eso que las empresas tecnológicas han buscado muchas maneras de establecer los objetos tecnológicos como fetiches protectores. El visionario de crear este entorno amigable entre la tecnología y los usuarios fue Steve Jobs. Pensó, quizás sin saberlo, a lo Winnicott: las máquinas de Apple debían ser objetos transicionales, acompañantes mucho más allá de su uso. La idea sin duda funcionó, no hay más que mirar a Apple cuyo valor en la bolsa no cesa de crecer debido a sus increíbles ganancias.

La post pandemia y el uso de las prótesis comunicativas

La pospandemia a la que nos vamos acercando muy lentamente pondrá al descubierto la profundidad de nuestro malestar con nuestras prótesis comunicativas. Las cuarentenas mostraron todos los inconvenientes que la hibridación trajo. Amenazado por el virus, el usuario se vio devorado por las pantallas. ¿Servirán las largas horas pasadas ante la computadora o el celular para agudizar la percepción del malestar vivido durante la cuarentena? ¿Se romperá la idealización del trabajo en casa? ¿O seguiremos siendo usuarios que respondemos instantáneamente al wasap, a las publicidades, a las fake news, etc.? ¿Daremos por sentado que el capitalismo es el único sistema en el que debemos vivir? ¿Podremos ver más lejos como decía Yupanqui?

Es evidente que una parte de la fascinación por la comunicación se ha quebrado, los malos momentos vividos este año de sobredosis de pantallas, por ahora, están en el registro de cada uno de nosotros. Quedará por verse si triunfa la línea tecnofílica, esa que dirá que gracias a las pantallas pasamos mejor la cuarentena o aquella que podrá dar cuenta de los padecimientos que produjo estar días y días devorados por nuestras prótesis comunicativas. El capitalismo de plataformas nos llevará hacia esa dirección, algo así como más pobres, pero mejor tecnificados. La segunda puede que sea un inicio de revueltas donde los cyborgs rebeldes usen la tecnología a favor de luchas y puedan cobrar consistencia y profundidad en su accionar para desarticular este proceso de obsolescencia programada de lo humano para seguir constituyendo cyborgs adaptados y obedientes. Camus lo tenía muy claro: “Yo me rebelo, luego nosotros somos”.

César Hazaki
Psicoanalista

https://www.topia.com.ar/articulos/imposicion-felicidad-o-rebeldia?utm_source=Bolet%C3%ADn+Top%C3%ADa&utm_campaign=d2f0f56a7b-REVISTA_90_SUSCRIPTORES_DIGITALES_COPY_01&utm_medium=email&utm_term=0_bf055be65c-d2f0f56a7b-36216917&mc_cid=d2f0f56a7b&mc_eid=43c419e2e7

Un año atrás con la llegada del COVID-19, más de 23 millones de estudiantes y 1,4 millones de profesores fueron afectados por la suspensión de las clases presenciales en los campus universitarios de todos los países de América Latina, según estimaciones de la Unesco. ¿Pudieron las universidades adaptar rápidamente sus mecanismos operativos y pedagógicos para funcionar en línea de forma efectiva? ¿Cuáles han sido los principales desafíos? ¿Qué lecciones deja la pandemia a las universidades latinoamericanas?

Antes de ensayar algunas respuestas, es importante mencionar que la emergencia sanitaria se ha dado en un contexto de retos competitivos a los cuales las instituciones de educación superior ya se venían enfrentando, producto del cambio tecnológico acelerado en la sociedad y la economía. Ya para nadie es extraño que la tecnología ha venido redefiniendo los oficios y puestos de trabajo, permeando a todas las ocupaciones y provocando cambios en los tipos de habilidades y conocimientos requeridos, así como en los modos de enseñar y aprender. Tampoco es desconocido el crecimiento exponencial de contenidos educativos en Internet que están disponibles para todas las personas con acceso a la red.

Asimismo, las universidades han venido observando un incremento de competidores con la aparición de nuevos modelos para la educación en línea tales como Coursera, Crehana o Platzi, la entrada de universidades corporativas abiertas al público con una oferta de cursos tecnológicos como Amazon University y el surgimiento de startups educativas especializadas en la formación rápida e intensiva en habilidades digitales avanzadas, también conocidas como bootcamps de programación.

Teniendo en cuenta estos factores y buscando responder a las preguntas anteriormente planteadas, el BID organizó en Costa Rica, el 10 y 11 de marzo pasado, un foro virtual denominado “Digitalización acelerada: lo que la pandemia le enseñó a la educación”, cuyo segundo día estuvo centrado en las universidades y en nuevas modalidades de educación disruptiva.

La transición digital debe ser prioridad

En la presentación central del evento, Juan Carlos Navarro, asesor senior de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación del BID, se planteaba, a partir de lo vivido en el primer año de pandemia, ¿cómo se adapta la universidad latinoamericana al rápido cambio tecnológico y económico? Una de sus conclusiones principales: “la transición digital de las universidades es un tema urgente”.

La evidencia parcial disponible nos indica que, durante la pandemia, la principal barrera para el aprendizaje en línea no fue la falta de conectividad o de dispositivos digitales por parte de los estudiantes universitarios, independientemente de su nivel socioeconómico. El hecho más resaltante es que ha habido una diferencia notable entre las universidades bien preparadas, las mínimamente preparadas y las nada preparadas para la transición a la enseñanza en línea.

Adicionalmente, si bien las autoridades universitarias reconocieron rápidamente la necesidad de explorar nuevos caminos pedagógicos, en medio de la crisis lo que aconteció fue que la gran mayoría de la instrucción en línea reprodujo la entrega de clases presenciales a través de las plataformas digitales de videoconferencia como Zoom, Microsoft Teams o Google Meet. Sin embargo, aunque la mayoría de los profesores universitarios recibieron entrenamiento en el uso este tipo de plataformas, la capacitación en metodologías de enseñanza online fue escasa o nula.

Aprendizajes para el período post Covid-19

Ante el escenario complejo de cambios económicos y revolución digital que estamos viviendo, ¿cuáles son los riesgos y oportunidades para las universidades latinoamericanas en el periodo post Covid-19? Todo apunta a que es necesario capitalizar los aprendizajes del 2020 y competir desarrollando nichos y explotando oportunidades. Entre estas podemos mencionar:

  • Aprovechar la apertura y entusiasmo por la educación en línea.

  • Planear un proceso de digitalización a la medida para cada institución, buscando desarrollar resiliencia ante futuras crisis y aprovechar las oportunidades de las nuevas tecnologías.

  • Explorar decididamente alianzas con actores no tradicionales, por ejemplo, los bootcamps de formación digital o las grandes empresas de tecnología.

  • Estrechar lazos con los sistemas locales de emprendimiento e innovación.

No obstante, no debemos perder de vista los riesgos que existen tanto para las universidades como para la política pública. En el caso de las universidades, el riesgo de la complaciente vuelta a lo de siempre, en la forma de un abandono de la experiencia en línea y los aprendizajes adquiridos en este último año. Del lado de la política pública, el riesgo de falta de conectividad y acceso a computadoras en las universidades, así como la carencia de asistencia técnica y presupuestaria en las universidades pequeñas y medianas que impedían el desarrollo de la enseñanza en línea antes de la emergencia, sofocando la innovación. Otra amenaza es mantener la concepción de que las carreras universitarias tal como las conocemos son el único camino para obtener habilidades avanzadas, cerrándose a la ola de disrupción que está ocurriendo al margen de las universidades.

Algunos de los protagonistas de esta ola de innovación educativa compartieron sus experiencias durante del evento virtual del BID. A continuación, mencionamos sus proyectos e iniciativas y resumimos sus reflexiones.

Iniciativas pioneras

Para Angélica Natera, directora ejecutiva de Laspau, tres aprendizajes valiosos para las universidades son dar prioridad a generar las competencias requeridas para la empleabilidad, ser capaces de aprender a reaprender o tener apertura para repensar lo que se enseña, y reconocer que la tecnología tiene el poder de eliminar fronteras, pero también de abrir brechas de desigualdad.  En este contexto iniciativas como Technological Frontiers, de Laspau y Microsoft, buscan generar un espacio para articular diferentes sectores de la sociedad para empoderar a las universidades para acelerar la adopción de tecnologías y convertirse en agentes de cambio.

De la misma forma, proyectos colaborativos como MetaRed, la red de Fundación Universia para temas de digitalización universitaria, una red de redes de responsables de tecnología de información de universidades públicas y privadas de Iberoamérica que buscan compartir mejores prácticas, casos de éxito y realizar desarrollos tecnológicos colaborativos que apunten a la transformación digital de las universidades. Tomás Jiménez, coordinador global de MetaRed, destacó el trabajo que viene realizando con los rectores de las universidades de la región producto del Diálogo Virtual con Rectores de Universidades Líderes de América Latina, organizado por el BID y Universia Banco Santander. Como resultado de este diálogo, se creó, junto con el BID, un curso online para rectores que les ayudó a desarrollar planes de transformación digital para sus universidades.

Otro ejemplo que pudimos conocer es del Gobierno de Costa Rica y su programa que otorga becas completas para cursos de programación de tres a cuatro meses con dos reconocidos bootcamps: 4 Geeks Academy y Desafío Latam. Se trata de una iniciativa del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones (MICITT), en el marco de un programa financiado por el BID, que pudo capacitar en medio de la pandemia a más de 200 costarricenses. Federico Torres, viceministro de Ciencia y Tecnología del MICITT, y Vanessa Gibson, directiva de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (CINDE), organización aliada en esta iniciativa, destacaron que la apuesta por los bootcamps se debió al potencial transformador de esta metodología disruptiva para la formación de habilidades, la relevancia del sector TIC en el país (6% del PIB) y la demanda del sector privado por contar con talento humano capacitado. A partir de esta primera experiencia exitosa, MICITT y CINDE lanzaron una segunda convocatoria de becas en abril de 2021.

Marcelo Ricigliano y Diego Arias, directores de 4Geeks Academy y Desafío Latam respectivamente, coincidieron en que la motivación de su lado para participar en el programa del MICITT fue que el objetivo estuvo bien planteado y que el gobierno conocía la metodología de los bootcamps, así como las necesidades de las personas interesadas en la capacitación. Como el programa empezó antes de la pandemia, uno de los retos más importantes del proceso fue la adecuación de la convocatoria y la propia metodología de los bootcamps al formato virtual, lo cual se logró con éxito.

El caso de Costa Rica es un ejemplo que normalmente no sucede en otros países de la Centroamérica. El ofrecimiento de becas del estado a estudiantes para capacitarse con bootcamps de programación en otros países es casi imposible. Costa Rica fue el uno de los primeros países de América Latina y el Caribe en hacer esto posible.

Son numerosos los retos y aprendizajes que la pandemia deja a las universidades y a programas disruptivos.. Un aspecto fundamental es reconocer que la transición digital de las instituciones de educación superior latinoamericanas es un asunto prioritario. Todo lo aprendido durante el 2020 debe llevar a una efectiva transformación digital de las universidades, a la continuidad de programas disruptivos como los bootcamps y a repensar permanentemente la formación de talento en un mundo cambiante.

https://blogs.iadb.org/innovacion/es/digitalizacion-acelerada-lo-que-la-pandemia-le-enseno-a-las-universidades/

Hoy prácticamente nadie discute la centralidad del discurso en la constitución de la sociedad, de la política y de la identidad, especialmente de aquellas denominadas “populistas”. Para ello abordamos la investigación a partir de dos teorías influyentes en el pensamiento político posfundacional: la teoría del discurso elaborada por Ernesto Laclau y el psicoanálisis de Jaques Lacan. 

En base a la pretensión estructuralista que asocia al populismo con experiencias políticas conflictivas, hemos utilizado parte del arsenal de Laclau para cercar la pregunta respecto a dónde radicaría dicha especificidad populista, a partir de dos ejes fundamentales: lo social como totalidad discursiva no suturada y los sujetos políticos, que a la vez que se constituyen en dicho terreno, contribuyen a moldearlo. Para ello, desarrollamos las concepciones de la política y lo político a partir de las elaboraciones del pensamiento posestructuralista, concentrándonos en las conceptualizaciones lacanianas de falta –significante-real –identificación –objet petit a, de manera de cercar la discusión sobre la constitución de la identidad. El discurso adquiere un rol nodal para el análisis planteado, pues no es sino a través de las reglas de la significación que constituimos nuestra identidad. Entender dicha postura, nos obliga a desentrañar el proceso a partir del cual los sujetos se constituyen como tales y lo que aquello implica para la posterior constitución de la sociedad y, por tanto, de las identidades políticas que en ella conviven, y de las cuales se derivan los procesos políticos que disputan la hegemonía. La mirada sobre la imposibilidad de salirnos de las reglas del discurso en la constitución de la identidad, nos permitirá realizar un aporte para la comprensión de los movimientos sociales, de las disputas hegemónicas en el orden político actual, re significando al populismo al nivel mismo de la política.

El populismo, tal y como lo abordaremos en este trabajo, se encuentra ligado intrínsecamente a lo político. Es decir que la forma en que una sociedad se constituye, en que deviene como tal, en que se forja su identidad, es populista. ¿Estamos, de esta manera, afirmando que el populismo es la forma en la que una sociedad se constituye? Precisamente, de eso se trata la tesis principal de este trabajo: de contribuir a pensar al populismo, no ya como una anomalía, como unaexcepción, como un momento de desorden o desequilibrio, cuyo destino debería postular una vuelta a la normalidad, a la estabilidad, sino por el contrario, estamos poniendo el conflicto, los quiebres, las rearticulaciones, en el centro de la escena; en un lugar productivo, que ubicaría al populismo en el eje mismo de lo político, y no-como se intenta desde cierto republicanismo-en un lugar de rareza, extrañeza, fuera de lo normal. Es que el surgimiento de las prácticas populistas suele estar ligado al fracaso de las instituciones sociales y de las políticas públicas que se han llevado a cabo, las cuales (entre otras cosas) enmarcarían a la ciudadanía dentro de un orden social relativamente estable. Es, tal como plantea Francisco Panizza (2009)―el lenguaje de la política cuando no puede haber política en su forma habitual‖ (p. 21), aludiendo a tiempos de inestabilidad y desalineamiento. En este contexto, el populismo podría asimilarse con aquellos momentos de eclosión social, en donde las prácticas articulatorias que habían mantenido cierto ordenamiento se interrumpen, y viran hacia una reestructuración que busca cambiar los términos, imbricando nuevas lógicas y relaciones que constituirían nuevas identidades sociales.Y es precisamenteen dichos momentos, en donde aquellas fuerzas que han visto trastocadas sus hegemonías, y ante el inminente peligro de que quede demostrado que el orden es sólo algo imposible, a la que se pretende llegar evitando los cuestionamientos inherentes que cualquier sociedad puede hacerse, en dónde el populismo entra en el centro de la escena. Y entra como aquel movimiento dispuesto a quebrar el ordenamiento al que diferentes actores hegemónicos habían aspirado, adentrándose en los nuevos agrupamientos, formando nuevas identidades, y por tanto, postulando nuevas pujas, para nuevas hegemonías.

Discurso, Populismo y sociedad, La imposibilidad de salirnos de la regla de lo simbólico para la constitución de la identidad”

Eva menardi Tesina de Licenciatura en Comunicación Social.

Las tensiones entre lo colectivo y lo individual en la constitución de las identidades que lo encarnan y de los discursos que lo nominan y significan, identifican las particulares de época en la historia, producen, como síntesis, esas argumentaciones o cuerpos teóricos que sostienen los grandes trazos que diferencian a los actores políticos y sociales en torno a esas construcciones identatarias y en especial en torno a sus componentes ideológicos y sus “sistemas mundo”, en los cuales insertan sus acciones y proyectos.

Evidentemente en estos tiempos, lo virtual, lo digital y las comunicaciones discursivas o proyecciones en imágenes están invadiendo y superponiéndose a toda forma presencial y de contacto directo entre personas o grupos de personas. 

 
 
Al mismo tiempo pareciera ser que no hay parte de la realidad, en tanto realidad, que pueda escapar a alguna forma mediatizada de existencia y consciencia humana. Sin embargo, las experiencias metafísicas y espírituales, el ilusionismo, el pensamiento mágico y mítico, la poesía que surge ya no como “forma” o “poiesis” en tanto la racionalidad de la metáfora y o de las “imagenes o textos” que como representaciones abstractas y libres plantean la interpretación abierta de lo dicho o mostrado, son igualmente transformadas en realidad a partir de perversos mecanismos que pretenden instalar eso de que “si lo crees, es verdad”, tornando la realidad en el escenario propicio para “realidades virtuales” favorecidas por lo tecnológico.

Asi, lo humano deviene en cyborg incapaces de distinguirse de sus instrumentos o máquinas. Soy mi “yo digital”, mi perfil en redes sociales, mis posteos, mis interacciones por whatsapp o instagram, mis tweets, etc.

El psicoanalisis lacaniano, o por lo menos una parte de él, plantea la disrupción conceptual de la anti-ontología. No hay ser. Lo que digo que soy es un discurso producido por mi autoimagen, lo que otros dicen de mi (La imagen de los otros sobre mi), de mis intentos de singularidad, de distinción, de “ser yo mismo”, sabiendo lo que no quiero saber, que tal “ser” es una elección, una decisión de mi comportamiento en contingencias que puedo comprender y dominar de modos precarios y parciales, y del imperfecto control y conocimiento de mis emociones, sentimientos y formas de percibir mi mundo y el mundo en el que me relaciono con otros y como construyo las abstracciones generales de mi sistema de pensamiento … mi “sistema mundo” dentro de una “mentalidad de época” que la enmarca y define tanto las posibilidades de mi inclusión como de mis márgenes y rebeliones.

Sino hay “yo” en tanto tal y la identidad es un proceso constante de constitución frente a las contingencias o a los sucesos conocidos o inesperados con los que me enfrento a diario, tal constitución necesita indefectiblemente de esos sucesos y de esos otros de los cuales me separo para distinguir y elegir quién o que “ser”. Ahora, esas elecciones no son tan libres o azarosas como pudieren parecer. El discurso y el lenguaje tiene una estructura de época que marca la posibilidad, como dijimos, de su inclusión o de su revolución, de su adaptación o de su transformación en otra cosa. Pero esto también esta determinado por la contingencia o la consciencia de los otros. Por tanto no hay posibilidad de constituir identidad en el “yoísmo”. No hay tal cosa como “el mi mismo” o “eso que esta dentro de mi” como si algo que no me perteneciera, fuese el que me determina … Salvo que comencemos a repensar esos relatos que nos constituyen como relatos de otros, de la sociedad, del sistema, de las formas ácriticas que hemos asimilados como propias. El plural confirma esa constitución con otros y de otros.

Las políticas “populistas” y los Gobiernos “populistas” que emergieron en este nuevo siglo, suponen discursos antagonistas, que vuelven a postularse frente a la caída de los socialismos y comunismos, como esa alternativa al yo posverdadero y neoliberal, que propone “empresario de uno mismo” “elevación” y “superación” del “yo””, pero que vaya contradicción, lo alienta como mensajes de “Evangelistas” en forma de convencer al otro: “Tu puedes” “tu eres dueño de ti mismo” …

En estos tiempos de pandemias virales se liberan las otras pandemias que nos afectaban desde antes. La decadencia del Capitalismo en esta su etapa neoliberal y los intentos por resucitar o sostenerse en los respiradores de las formas virtuales y digitales intentando imponer su sueño de Matrix patriarcal, colonial, capitalista, el discurso del “yo”, choca con una reacción “populista” que lo expone en sus propias contradicciones.

El humano que escapa del proyecto cyborg de identificación identataria de “lo humano”, se reconoce “yo” con el “otro” y solo en sus elecciones conscientes de las diferencias y el reconocimiento igualmente consciente, sensible, emotivo y actitudinal, de todo aquello que nos iguala humanos, dispuesto a construir común-unidad en la transformación de una humanidad en decadencia, que debe recuperar su sentido humano mas allá de los beneficios o de las trampas que nos propongan con las máquinas.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



Comentarios

Entradas populares de este blog