De identidades situadas y andares globalizados ...

 

Las condiciones humanas y materiales sobre las cuales se desarrolla esta segunda ola del escenario pandemico en la globalización neoliberal, resulta, entre otras, de tensiones irresolubles como aquella que signa la humana condición entre el sedentarismo y la identidad localizada, de aquella que se pretende global, de cualquier lugar. La tensión entre lo propio y lo ajeno se diluye y complejiza cuando se trata de ampliar los márgenes de la realidad comprensible y de todo lo que dentro consideramos propio y distinguimos como ajeno.

Yo y otro. Lo mio, lo tuyo, lo nuestro y lo ajeno, lo de ellos, lo de los otros.

PANDEMIA. BALANCE SOCIAL Y POLÍTICO DE LA CRISIS DEL COVID-19 

La construcción social de la realidad y sus efectos en las decisiones políticas

Daniel Feierstein se desempeña como Investigador del CONICET y profesor UNTREF/UBA. Es sociólogo y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña como profesor titular de la cátedra Análisis de las Prácticas Sociales Genocidas en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y como director del Centro de Estudios sobre Genocidio y de la Maestría en Diversidad Cultural, ambos en la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Es experto independiente por las Naciones Unidas para la elaboración de las Bases de un Plan Nacional de Derechos Humanos argentino.
Colabora asiduamente con artículos y ensayos en numerosas publicaciones argentinas y extranjeras.“Pandemia”, su nuevo libro, analiza las disputas por las representaciones de la realidad que emergieron durante la pandemia y los mecanismos de defensa que se desplegaron. En el fragmento que compartimos, se revisan los errores cometidos durante la primera etapa de la cuarentena en el AMBA, derivados de los conflictos entre las tres jurisdicciones involucradas que tenían –y tienen– distintas formas de representación acerca de lo que está ocurriendo. De cara a la segunda ola, resulta oportuno volver sobre estas dificultades y diferencias, que no son técnicas, sino cognitivas, emocionales y morales.

Más allá de las medidas sanitarias y las estrategias económicas para paliar los efectos de las políticas de cuidado, la disputa central se jugó en el campo de las representaciones. De allí el eje del presente capítulo, donde se busca articular las reflexiones teóricas con el análisis de lo ocurrido en este plano en la socie­dad argentina. La apuesta inicial por la prioridad de la salud y la vida fue perdiendo espacio, como producto tanto de errores y decisiones gubernamentales como de diversas embestidas del poder económico concentrado, los medios de comunicación masivos y sectores importantes de una oposición política cuyos grupos más radicalizados fueron ganando poco a poco hegemo­nía por sobre aquellos (más importantes numéricamente) que en el inicio habían apostado por la cooperación y la articulación de las acciones políticas, económicas y sanitarias.

Al quedarse sin alternativa ante un conjunto de limitaciones que se prolongaban en el tiempo sin lograr la supresión del virus en la zona del AMBA (y, paradójicamente, habiendo conseguido un control efectivo en el resto del país, con la excepción de la provincia del Chaco), ya en mayo se inició una disputa que fue creciendo en intensidad entre las distintas representaciones. Esta puede ser ilustrada por los debates en la mesa interjurisdiccional en torno a las políticas planteadas por el gobierno de la CABA y las miradas de la provincia de Buenos Aires (estas jurisdicciones comparten el área de mayor propagación del virus, el AMBA, que incluye la Ciudad de Buenos Aires y los municipios del conur­bano que la rodean y tienen como límite, tan solo formal, la avenida General Paz). El gobierno nacional intentó mediar entre ambas estrategias, alineándose por lo general más con las polí­ticas sanitarias del gobierno de la ciudad, pese a la cercanía política con el de la provincia.

Estas disputas, que parecían técnicas, daban cuenta de for­mas opuestas de representación de lo que estaba ocurriendo tanto a nivel cognitivo como emocional y moral.

 


La situación era delicada, y las diferencias expresaban las dificultades para lidiar con la complejidad y la multiplicidad de variables. Pero, de hecho, no había tantas diferencias en los abordajes sanitarios, ya que desde mayo ninguna de las tres conducciones políticas apostaba por la supresión, debido a moti­vos y evaluaciones distintas y con mayores dudas por parte de la provincia de Buenos Aires, que fundamentalmente no sentía el acompañamiento de las otras dos jurisdicciones en el caso de decidir un cambio de rumbo.

Sin embargo, más allá de eso, las representaciones se encon­traron ante todo determinadas por las estructuras previas de concepción de lo social, por los obstáculos epistemológicos y políticos y, recién a partir de allí, por sus consecuencias en las medidas sanitarias.

Un ejemplo de esto ya fue analizado con respecto al rol de las representaciones hegemónicas sobre los comportamientos sociales en Argentina con relación al manejo de la situación de los repatriados. Esas representaciones previas hacían aparecer como “impensable” un control estricto sobre algunas miles de personas de sectores medios acomodados que volvían de viajes al exterior, aunque era evidente, ya en ese momento, que eso implicaría un enorme daño a la política de supresión del virus, correctamente encarada en los primeros días. La confianza en que una mera declaración jurada a la llegada al aeropuerto garanti­zaría el aislamiento estricto de 14 días necesario para evitar la propagación no se condecía con ninguno de los conocimientos sociológicos, políticos y hasta psicológicos del comportamiento de los sectores medios urbanos en Argentina. En una cultura que se caracteriza por altos niveles de evasión fiscal, por la jactancia al transgredir normas básicas de cooperación, como las que regu­lan el tránsito automotor (límites de velocidad, semáforos, utili­zación del cinturón de seguridad, realización de los chequeos técnicos), o por la convicción de que la norma está hecha para los otros pero nunca para uno mismo, era absurdo apostar a un comportamiento responsable ante una situación que aparecía como mucho menos conocida y peligrosa que un accidente de tránsito, una multa o una intimación fiscal. La más que tardía intervención para enviar a algunos de los repatriados a hoteles se hizo cuando ya decenas de miles de personas habían ingresado al país provenientes de los territorios con mayor propagación del contagio y un gran porcentaje de ellos se había reunido con fami­liares, amigos o simplemente había circulado por la ciudad para comprar los bienes esenciales necesarios para su vida cotidiana (alimentos, elementos de higiene, pago de servicios, etcétera).

La incapacidad de comprender el carácter de los comporta­mientos y la estructura social argentina fue un factor funda­mental para explicar el fracaso de la cuarentena en el AMBA y, con ello, la destrucción de los éxitos cosechados por la medida en el resto del territorio nacional. Al no lograr en ningún momento el control de la circulación del virus en el conglome­rado más importante del país, su irradiación era totalmente pre­decible sin un difícil y estricto bloqueo jurisdiccional (algo como lo que consiguió el Estado chino en la región de Wuhan), pero eso también resultaba “impensable”.

Los problemas se fueron incrementando al tiempo que se seguían potenciando las dificultades para incluir los resultados objetivables en las estructuras de asimilación de la realidad. Los sistemas de asistencia económica (uno de los puntos altos de las medidas gubernamentales) fueron demasiado lentos en su implementación, con infinidad de obstáculos y demoras; pen­sados para una emergencia de treinta días, no resultaban sufi­cientes para sostener la vida de millones de personas durante varios meses. Pero tampoco hubo propuesta alguna para extender el IFE a otros sectores o aumentar su monto, ya que su propia ejecución implicaba una inversión estatal imposible de cubrir sin una profunda modificación de la estructura de ingre­sos. Esto era algo que se complicaba con la reversión del clima social generado por los cacerolazos antipolíticos y la falta de reacción ante ellos y la injustificable demora del cobro de con­tribuciones extraordinarias a las grandes fortunas, único modo de intervenir de manera más eficaz en las condiciones estruc­turales que obstaculizaban cualquier medida sanitaria.

La propia viabilidad social para las medidas de restricción estricta se encontró cada vez más comprometida. A partir de ese momento, el gobierno de la CABA tendió a apostar a una habili­tación gradual y creciente de actividades llevando a una propa­gación lenta pero persistente del virus que permitiera, en el manejo de los tiempos de su crecimiento, evitar el colapso del sistema de salud, pertrechado en los meses previos. De ese modo, también respondía a su electorado, que nucleaba a los sectores menos dispuestos a medidas de cooperación y más atravesados por formas individualistas de asunción de las prácticas sociales (como, por caso, el emprendedurismo ensalzado durante el cua­trienio macrista), que comenzaban a aumentar las violaciones al control de desplazamientos ya no solo por motivos económi­cos, sino también en función de eventos sociales de mayor o menor envergadura, pero que funcionaron como infinitas “per­foraciones hormiga” de las restricciones que aumentaban más y más la circulación del virus.

El costo de las decisiones aperturistas de la CABA, al no venir acompañadas de un cierre estricto de los vínculos de la juris­dicción con el resto del país, implicó aceptar la irradiación del contagio a todo el territorio nacional. En dichos meses, la situa­ción se encontraba controlada, con un nivel bajísimo de conta­gios (incluso jurisdicciones sin registrar ni uno, como Catamarca) o con la aparición de focos muy pequeños, posibles de dominar con políticas de rastreo y aislamiento de casos y contactos.

El gobierno de la provincia de Buenos Aires y el nacional no terminaban de acordar con la política de aperturas gradua­les de la vecina CABA y planteaban sus desacuerdos en las mesas de decisión interjurisdiccionales. Sin embargo, tampoco presentaban una alternativa clara, al comprender las dificul­tades para sostener las restricciones, los límites políticos para cuestionar la distribución del ingreso que permitiera imple­mentar medidas socioeconómicas de mayor aliento o la inver­sión acelerada y masiva en centros de rastreo y campañas de promoción y reducción de daños que buscaran impedir la propagación.

A estos contrapuntos entre las tres instancias (CABA, Provin­cia de Buenos Aires y Nación), y a las dudas de los gobiernos nacional y provincial, se sumó el lobby persistente de sectores económicos que buscaban la apertura de sus actividades como modo de recomponer sus tasas de ganancia, los reclamos de organizaciones de derechos de la infancia acerca de la situación de los niños y adolescentes ante la prolongación de las medidas de restricción y, fundamentalmente, un agotamiento social cre­ciente acicateado por los medios de comunicación y la oposición política y por las dificultades ya reseñadas en la vinculación de las sociedades occidentales con toda medida que implique nive­les significativos de paciencia.

Algo que llama la atención de las políticas de comunicación de dichos meses y su impacto en las disputas por la represen­tación de lo que estaba ocurriendo fueron las burlas permanen­tes que comenzaron a instalarse, tanto en los medios gráficos como radiofónicos y televisivos, acerca de la “exageración” de las medidas de cuidado, que más allá de las limitaciones estruc­turales desempeñaron un papel crucial en la derrota del princi­pio precautorio. Si bien el eje estaba puesto en el “abandono de la economía” y sus graves efectos (naturalizando las formas de distribución del ingreso existentes), uno de los ejemplos más tristes e irrespetuosos estuvo dado por la referencia a “muertos imaginarios”, reiterada por Jorge Asís miércoles a miércoles en sus charlas de medianoche con Luis Novaresio, en las que esti­maba (sin aportar dato objetivable alguno, sino estimando “a ojo”) que esta “pandemia inventada” no llegaría al final de 2020 con más de 500 muertos totales (1) y que, por lo tanto, el sufri­miento económico era inútil, porque no se basaba en causa real alguna. Otro motivo reiterado fue la contabilización de los “días de encierro” con la que se iniciaba cada programa radial o tele­visivo (“día x de la cuarentena en Argentina”, insistente conmi­nación a movilizar las ansiedades y la dificultad de aceptación del aplazamiento de la gratificación), donde además se genera­lizaba una percepción de la situación que solo se correspondía con las medidas implementadas en el AMBA mientras se vivía un clima de creciente normalización en el resto del país, que aparecía invisibilizado, incluso en las propias jurisdicciones en las que se vivían dichas aperturas tanto por parte de los medios de comunicación como por el propio discurso oficial, totalmente teñido de centralidad porteña.

Ello se articuló con la construcción de una supuesta espe­cificidad argentina (“la cuarentena más larga del mundo”, que no se correspondía con ningún análisis serio comparado de las medidas implementadas en cada país, pero que calaba en una población afecta a sentirse siempre única, para bien o para mal). Y a ello se agregaban las denuncias de distintos sectores inte­lectuales acerca de la imposición de una “infectadura” (2) reclamo por la limitación al ejercicio de determinados “derechos ciudadanos” a la circulación planteado como “defensa del repu­blicanismo” o de la constitución y la negativa airada de intelec­tuales comprendidos en los grupos de riesgo (y pertenecientes a distintos sectores políticos) a limitar sus desplazamientos, que algunos llegaron a homologar con la persecución a los judíos por parte del nazismo (3).

Notas:

1. Durante octubre y noviembre, hubo esa cantidad de muertos en un solo día. Ello no implicó disculpa ni reconocimiento alguno por parte de Asís o de Novaresio, sino el cambio de foco a otros temas de discusión.

2. La solicitada, bajo el título “La democracia está en peligro”, fue publi­cada en la mayoría de los medios de comunicación masivos el 1° de junio de 2020 y firmada, entre muchos otros, por Juan José Sebreli, Santiago Kovadloff, Luis Brandoni, Fanny Mandelbaum, Daniel Sabsay, Vicente Palermo y Jorge Sigal. En uno de los párrafos, se sostenía: “En nombre de la La salud pública, una versión aggiornada de la ‘seguridad nacional’, el gobierno encontró en la ‘infectadura’ un eficaz relato legitimado en expertos, seguramente acostumbrados a lidiar con escenarios que se asemejan a situacio­nes de laboratorio ­y ratones de experimentación, pero ignorantes de las consecuencias sociales de sus decisiones”. Véase “Infectadura: la carta de intelectuales, científicos y políticos contra la cuarentena”, en Ámbito, 1° de junio de 2020, disponible en línea: <https://www.ambito.com/politica/coro­navirus/infectadura-la-carta-intelectuales-cientificos-y-politicos-contra-la-cuarentena-n5106654>.­

3. Con las firmas, entre muchos otros, de Oscar Barney Finn, Hugo Bec­cacece, Josefina Delgado o Juan José Sebreli, una serie de intelectuales mayo­res de 70 años se manifestaron expresando el repudio al jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires por el intento de poner algunas trabas o incluso ayudas a fines de restringir la movilidad de las personas mayores de edad, que tenían niveles de letalidad muy superiores ante la posibilidad de con­tagio. La carta de repudio planteaba, entre otras afirmaciones, que “Primo Levi, Jorge Semprún, Bruno Bettelheim, son solamente algunos de los que padecieron persecuciones y pudieron dar cuenta de sus sufrimientos y con­tribuir al esclarecimiento de ignominiosos crímenes. No queremos revivir ni repetir estas circunstancias, en un país que desde 1983 ha recuperado la demo­cracia y quiere mantenerla” (las cursivas pertenecen al original). Las medi­das de cuidado, más allá del debate sobre su oportunidad, quedaban de este modo homologadas a las prácticas de persecución de regímenes genocidas, como intentaba ilustrar José Emilio Burucúa al aparecer fotografiado con la estrella amarilla que se impuso a las poblaciones judías durante el contexto de los gobiernos conducidos por el nazismo. Véase Rosario Marina, “Coro­navirus. La dura carta de intelectuales mayores de 70 años a Horacio Rodrí­guez Larreta”, en La Nación, 19 de abril de 2020, disponible en línea: <https://www.lanacion.com.ar/politica/permisos-coronavirus-la-carta-grupo-intelec­tuales-mayores-nid2355873>.

CIENCIAS SOCIALES Y PANDEMIA

Entender la sociedad para enfrentar la segunda ola

Pablo Semán, Licenciado y Doctor en Antropología Social. Actualmente es Investigador Independiente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) con sede en el IDAES, UNSAM. Sus áreas de actuación son el análisis de los movimientos religiosos, los estudios sociales de la música, las culturas populares y masivas y Ariel Wilkis, Doctor en Sociología, decano del IDAES, Produjeron este reciente artículo, que comparto de “Le Monde Diplomatique” en su versión digital.

En momentos en que se discuten posibles medidas para contener la segunda ola es necesario pensar de manera realista y compleja los comportamientos sociales. ¿Qué aportes pueden hacer las ciencias sociales? La mejor contribución que pueden prestar es analizar la sociedad realmente existente y no imaginar comportamientos colectivos que luego no se concretan. Y, en particular, identificar los desacoples entre la sociedad y las normas generadas por el Estado.

 


En un trino reciente, el doctor Pedro Cahn dijo: “Ahora sabemos que las cuarentenas no necesitan ser tan largas”. Esta afirmación ha sido el pie para críticas injustas, tanto desde el bando que se opuso a cualquier aislamiento, e incluso a cualquier cuidado en nombre de la “libertad” y contra la “mentira del virus”, como desde el bando de los que reclaman, cualquiera sea la circunstancia, el mayor aislamiento posible. Este último grupo cuestiona desde un lugar de supuesto conocimiento objetivo de la historia y los valores cualquier argumentación de actores sociales, no sólo empresarios, que claman por su economía o su equilibrio individual y familiar.

Más acá de esos dos extremos por los que la situación también pasa, pero no se fija, está el conjunto de interacciones entre el virus y nuestros modos de vida que derivan en el carácter que asume la pandemia actualmente y en los límites y posibilidades de las estrategias de aislamiento. Es en ese punto que se esboza uno de los papeles más necesarios y difíciles de las ciencias sociales: si las ciencias sociales se asumen como simples corroboradoras de los supuestos sociológicos de una epidemiología que debió correr desde atrás el comportamiento desafiante del coronavirus, entonces solo redoblarán los puntos ciegos que el doctor Cahn ha superado. Las ciencias sociales deben percibir que la pandemia es un evento de una totalidad que incluye lo que la sociedad dice y hace a través de sus conflictos y fragmentos.

Esta es la condición de una política pública que será, necesariamente, negociada, frente a una segunda ola más compleja que la primera: la nueva ola podría ser más cruenta en extensión y letalidad, pero la sociedad, a pesar de que mantiene un compromiso mayoritario con los cuidados, dispone de menos recursos materiales y psíquicos para afrontarla. Es necesario actuar sobre ese tablero real y no sobre la base de hipótesis abstractas que combinan, de un lado, aislamiento, retorno del Estado y victoria política contra el neoliberalismo y, del otro, “libertad”, circulación y república.

Indeterminación estructural

Esto es algo más fuerte que nuestras propias energías y que las que puedan tener el gobierno, las empresas y la ciencia: no nos vamos a desesperar, pero estamos doloridos por tanta pérdida y angustiados, con mucha incertidumbre”.

Esta podría ser la síntesis de un modo de respuesta dominante o recurrente entre los entrevistados de un trabajo de investigación con personas de clase media que realizamos el año pasado, cuando la cuarentena no había terminado y todavía había una batalla entre los extremos del aislamiento a cualquier costo y aquellos que minimizaban los contagios. Si en esa época había un orgullo por ser cuarentenista a muerte o por identificar en cualquier práctica de cuidado un “atentado a la libertad”, la mayoría de las personas vivían más acá de los polos de esa tensión. Todos conocían estos polos y elaboraban su estrategia existencial componiendo, en una suma algebraica, la información oficial, sospechas contra esos mismos datos oficiales, cálculos salpicados de intuiciones personales, justificaciones devenidas de los discursos de ambos bandos y fuentes alternativas de información que incluyen las teorías conspirativas. El piso existencial de una mayoría abrumadora está en otro lado, en una infinita serie de anudamientos de todos los vectores que nombramos. Las personas comunes, en definitiva, hicieron lo que pudieron, de acuerdo a las barajas –desigualmente repartidas– que les tocaron, influidas por el hecho de que la grieta se tragó la pandemia y al mismo tiempo la pandemia desbordó la grieta.

No es una particularidad argentina: en varios países de Europa y América Latina, pasados varios meses, los gobiernos se acomodaron a un punto de vista más o menos pragmático. Esto ocurrió luego del fracaso en planes que parecían ideales, desde la “inmunidad de rebaño” hasta cierres masivos y duraderos, pasando por todas las políticas de cierre “inteligente” imaginables: turnos, burbujas o aislamientos selectivos y calculados. Nadie tuvo la fórmula salvadora. Fue un “ensayo y error” en tiempo real, sobre materias tan escurridizas como virus y “gente”.  Es necesario no perder de vista las tantas variedades del “hombre común” si se pretende algo más que fiscalizar el universo.

El fracaso de los profetas 

La pandemia inflamó la imaginación política de los más variados tipos de intelectuales. Cientistas sociales, economistas, ensayistas y periodistas propusieron caminos y horizontes. Algunos soñaron con una oportunidad para la exclusión: ciudades capaces de instaurar la selección de sujetos sanos. Otros quisieron ver una especie de retorno de un “buen comunismo”, mediante la coordinación sanitaria y la emergencia o el reparto justo de las pérdidas (o, también, por la toma de conciencia acerca del modo de vida inviable en que estaríamos todos comprometidos). Parafraseando a Alejandro Galliano: muchos creyeron que el Covid lo cambiaba todo… menos sus hipótesis interpretativas previas. El Covid me confirma lo que pensaba.


Como en la fábula de Esopo en la que el anuncio del parto de una criatura extraordinaria en los montes termina con el decepcionante alumbramiento de un ratón, el contraste entre las expectativas proféticas y las realidades hace difícil ver que efectivamente hubo fenómenos notables en la reacción de las sociedades. Por momentos el mundo se paralizó para salvar vidas. La inversión social en cierres, investigaciones científicas y tecnológicas y estados de alarma pública redimensionó las nociones de lo que podemos hacer y cómo aproximarnos a los demás. Este esfuerzo estaba dirigido a evitar el colapso de los sistemas sanitarios para salvar a los más vulnerables. Pero no se puede tapar con una mano una verdad refulgente: el mundo no puede parar. Para el capitalismo no todas las vidas valen lo mismo, aun cuando se garanticen respiradores para todos. Se necesitaba tanta nobleza para apagar tanta hipocresía.

La situación de Argentina se inscribe en esa dinámica con la especifica hospitalidad que brindan al virus la pobreza latinoamericana y la indolencia elevada a ideología. Y con el hecho de que el Estado muchas veces no tiene idea de las probabilidades reales de que sus normas susciten obediencia, ni de las consecuencias que tendrían tanto la aquiescencia como las reacciones en contra. En última instancia, el Estado no capta lo desajustados que están sus mapas respecto de la sociedad realmente existente. Tampoco conoce el grado de eficacia y operatividad de los instrumentos que posee, y no sólo porque los Estados cambian menos rápido que las sociedades, sino también porque la pandemia agudizo ese delay. Esto hace necesaria y pertinente la intervención de las ciencias sociales.

Qué pueden hacer las ciencias sociales

¿Qué pueden aportar las ciencias sociales en este contexto? Consideremos a las ciencias sociales en un rasgo transversal a todas ellas, desde la sociología hasta la economía pasando por la antropología y las ciencias políticas: su dimensión interpretativa resulta clave en dos sentidos. Por un lado, pueden ayudar a recomponer una imagen actualizada y compleja de las sociedades que pueda ser útil a la política pública. Por otro lado, pueden activar un contrapunto respecto de los puntos ciegos del Estado.

Frente a la epidemiología, que es una ciencia de Estado, cabe preguntarse, ¿estamos seguros de que sus supuestos sociológicos están ajustados a la realidad? El Estado y su ciencia, la epidemiología, ¿tenían claro cómo funcionaba la palabra oficial en la producción de una normatividad pandémica? ¿Sabía el Estado si sus leyes y normas se iban a acatar? Esas preguntas hablan de la posibilidad de las ciencias sociales para mediar entre el Estado y la sociedad: deben interpretar a la sociedad en su diversidad y en sus inercias poderosísimas, y al Estado en sus ilusiones y en sus puntos ciegos. No hay que hacer sólo “medición de aceite” de la sociedad, sino también del Estado.

Las ciencias sociales, sin ponerse por encima del muro ni dar rienda suelta a la autonomía interpretativa, deben habilitar, sin romantizarla, una palabra relativamente inhibida y plural como la de la sociedad. Y deben hacerlo de un modo que haga surgir incluso con toda su inteligibilidad las acciones y pasiones más irracionales. En otras palabras, el cientista social debe estar convencido de que la sociedad no entra en el tubo de ensayo de su propia idea.

Las ciencias sociales no deben ofrecerle a los poderes públicos un modelo de la realidad en lugar de la sociedad realmente existente (incluso, o fundamentalmente, cuando esta realidad actúa de un modo ajeno a nuestros valores o expectativas). El riesgo de hacer esto es condenar a las ciencias sociales, pero también a la política, a transitar un camino de impotencia. Al mismo tiempo, las ciencias sociales también deben confrontar a una palabra fuerte como la del Estado. Palabra que para el cientista social resulta tanto más fuerte cuánto más coincide con su fe estatista. Porque hay que decirlo: la ciencia social también es una ciencia de Estado, que crece a su abrigo dando a luz productos que aspiran a ser un pensamiento del Estado.

El mejor favor que puedan hacerle las ciencias sociales a las políticas públicas es dilucidar las condiciones de posibilidad de aplicación de sus ideas y la modulación de esas mismas ideas de acuerdo a un principio: hacer visible el campo de lo posible y lo imposible para la acción del Estado. Y esto, como mostramos (1), en un desequilibrio constante: la transversalidad de la disposición a los cuidados convive con otra transversalidad, la del cuestionamiento retrospectivo de las cuarentenas y la valoración actual de la apertura de las escuelas.

Un sociólogo no es un médico

Incentivadas por un gobierno que luego de las tropelías macristas quiso revalorizar la universidad y la ciencia, las ciencias sociales interpretaron que la crisis pandémica era una oportunidad para hacerse valer. Pero las ciencias sociales no son el último y decisivo intérprete, las curadoras de una sociedad entendida como un orden portador de determinismos exactos que contiene a todos los demás determinismos, como soñaba el fundador de la sociología Augusto Comte. Mucho más cuanto que el virus y la sociabilidad se transforman recíprocamente, y la virología y la sociología son constantemente impulsadas a revisarse e hibridarse entre sí para dar cuenta del movimiento de la pandemia.

Esto no significa que las ciencias sociales no puedan asumir compromisos valorativos, sino que la mejor ayuda que pueden ofrecerle a esos compromisos es la de reconocer de forma realista las condiciones complejas de su implementación. Describir las relaciones heterogéneas, fragmentadas, cambiantes que los sujetos mantienen con la norma propuesta por el Estado no es alentar esas relaciones. Comprender motivos no implica justificarlos (en alemán existen palabras diferentes para distinguir las dos posibilidades de la expresión “comprender”).

Los cientistas sociales no son los médicos de las sociedades (ni siquiera, o muy fundamentalmente, en el caso de una epidemia, que no es de ninguna manera un fenómeno que pueda acotarse al plano de lo puramente biológico y que tiene en las prácticas sociales tanto las posibilidades de su expansión como las de su moderación). Como el punto de vista del poder público y los puntos de vista desperdigados por la sociedad no siempre coinciden, las ciencias sociales tienen que intervenir como habilitadoras de un diálogo que le permita, al Estado y a la sociedad, emprender acciones que serán necesariamente subóptimas, ya que en ningún caso regirá el valor de salvar absolutamente todas las vidas a cualquier costo. Se trata menos de formular una regla absoluta que de comprender, momento a momento, las condiciones para ofrecer, mediante una norma móvil, el instrumento más eficaz para combatir la pandemia, en un contexto en que el interés por la vida se conforma en alianza y conflicto con otros intereses y determinaciones.

Algo de esta tensión es fundante de uno de los tantos nacimientos de la “ciencia política”, el que tuvo lugar en la Florencia del Renacimiento. Nicolás Maquiavelo y Girolamo Savonarola compartían la necesidad de cambiar un mundo podrido, pero diferían en cómo hacerlo: el primero predicaba no un finalismo amoral, como suele creerse, sino una economía de la violencia apoyada en el conocimiento de lo social y lo humano como fuentes de poder; el segundo predicaba la purificación por el fuego.

La segunda ola requiere pactos dinámicos, diálogos permanentes y observación en tiempo real, no hogueras.

Las Empresas y la Política en los EEUU

Lisa Lerer se desempeña como Corresponsal de Política en el New York Times y escribe, “ Durante décadas, los republicanos fueron el partido de las grandes empresas, trabajando arduamente para alinearse con las corporaciones en sus preferencias por impuestos más bajos y menos regulaciones.”

Esta semana, adoptaron una nueva forma de crecimiento económico: cancelar el capitalismo cultural.

En un giro político, los líderes republicanos de todo el país pasaron la semana pasada prometiendo represalias contra una trifecta de marcas estadounidenses famosas, Coca-Cola, Delta y Major League Baseball, después de que criticaron una nueva ley que probablemente restringirá la capacidad de votar en Georgia.

Los legisladores estatales republicanos en Georgia exigieron la eliminación de los productos Coca-Cola de sus oficinas, ya que los conservadores prometieron seguir los llamados del ex presidente Donald J. Trump para boicotear el "despertar-a-cola". La Cámara de Representantes, controlada por los republicanos, votó para despojar a Delta de una exención fiscal de 35 millones de dólares sobre el combustible para aviones antes de suspender la sesión del año. En el Congreso, los legisladores republicanos tomaron medidas para eliminar la exención antimonopolio de la MLB, y en Texas, el gobernador Greg Abbott se negó a realizar el primer lanzamiento en un juego de los Rangers.

Y el senador Mitch McConnell de Kentucky, el líder de la minoría, advirtió a las empresas estadounidenses que se mantuvieran al margen de la política, amenazando con "consecuencias" sombrías para el sector privado si se ponía del lado de los demócratas y lo que él llamaba las "turbas de extrema izquierda". (Se apresuró a aclarar que sus comentarios de esta semana no significaron, de hecho, que las empresas deban reducir sus donaciones políticas; defender las contribuciones corporativas ha sido una cruzada de toda la carrera para el principal republicano del Senado).

Los boicots han sido una táctica política utilizada por ambos partidos durante décadas. Pero el retroceso agresivo contra lo que los conservadores llaman "despertar en la sala de juntas" es otro ejemplo de cuánto ha cambiado la política republicana desde que Trump se fue a Washington y lo poco probable que sea que se revierta ahora que se fue.

El tipo de política de Trump cambió los incentivos económicos para los republicanos. Con una base política impulsada por agravios culturales, mensajes populistas y una falsa creencia en una elección robada, atacar a las corporaciones por "cancelar la cultura" se ha convertido en un buen negocio para el Partido Republicano.

Es una táctica que mueve la conversación de lo que realmente está sucediendo, por ejemplo, una ley que hará que sea más difícil votar en Georgia, a los tipos de problemas sociales que generan titulares virales en los medios conservadores, solicitudes de entrevistas de Fox News y una inundación. del efectivo de la campaña.

"Significa cancelar la cultura y los activistas partidistas vienen por tu negocio, vienen por tu juego o evento en tu ciudad natal, y vienen a cancelar todo, desde los deportes hasta cómo te ganas la vida", dijo el gobernador Brian Kemp de Georgia dijo en una conferencia de prensa que atacó la reacción a la amplia ley de votación.

En realidad, el enorme retroceso que describió Kemp equivalió a un par de declaraciones corporativas de desaprobación cuidadosamente redactadas y a la decisión de MLB de trasladar su Juego de Estrellas desde los suburbios de Atlanta. Aún así, el gobernador republicano repitió una versión de su siniestro escenario en aproximadamente 60 entrevistas esta semana, una gira mediática que vio como una oportunidad para rehabilitar su marca política con la base conservadora, según sus aliados.

También comenzó a recaudar fondos para su reelección fuera de la ley de votación, pidiendo en su sitio web dinero para ayudar a "defender la integridad de las elecciones".

Reclutar mano de obra y talento es una responsabilidad fundamental de una empresa que va a sobrevivir”, dijo. “Y entonces, absolutamente, es correcto involucrarse en algunos asuntos, porque afecta su capacidad de supervivencia. "

El Sr. Kemp no es el único republicano que ve signos de dólar en el drama. Un texto recaudación de fondos de del Comité Nacional Republicano preguntó a los donantes en una encuesta si boicotearían la MLB El viernes, el comité comenzó una nueva campaña, completa con una valla publicitaria y un anuncio en un periódico de página completa en Georgia, culpando al presidente Biden por la decisión de la liga de reubicar su escaparate de verano.

No es solo el derecho al voto lo que ataca a las corporaciones por parte de la derecha. Después de que el gobernador Asa Hutchinson de Arkansas, un republicano, vetó un proyecto de ley que restringía el tratamiento médico para los jóvenes transgénero, Tucker Carlson, el presentador de Fox News, lo acusó de ceder a la presión corporativa.

En una entrevista , Hutchinson dijo que no había hablado con ninguna empresa sobre el proyecto de ley, aunque defendió su derecho a plantear preocupaciones.

Las empresas dicen que el entorno político ha creado una situación imposible, especialmente para entidades como MLB que no ven el activismo como parte de su marca. Mover el juego provocó una reacción violenta de los conservadores. Pero si la liga hubiera decidido mantener el juego en el estado, los funcionarios temían que la controversia hubiera abrumado al deporte.

Una fuente de la MLB describió lo que muchos dentro de la liga vieron como un escenario insostenible para el deporte: varios jugadores se negarían a participar en el juego. Al resto se le habría preguntado, una y otra vez, sobre sus posiciones sobre la ley de votación. El juego, y el béisbol, habrían sido consumidos por la controversia durante meses. Ya sea que el juego se mantenga o se vaya, será visto como político.

Por supuesto, vale la pena preguntarse: ¿Quién, exactamente, está cancelando? Desde actores que pierden ofertas cinematográficas debido a tuits ofensivos hasta oscuros libros del Dr. Seuss que su editor retira voluntariamente por imágenes racistas, los conservadores pasan mucho tiempo denunciando la “cultura de cancelación”, argumentando que la libertad de expresión sin restricciones debería costar muy poco a la sociedad.

Pero cuando las empresas expresan su desaprobación de las ideas republicanas, como una ley electoral, no parecen aplicarse las mismas reglas. Los conservadores de derecha piden boicots y revocación de beneficios gubernamentales como exenciones de impuestos, sanciones que suenan mucho a "cancelación". (Tal vez con cierta desgana. Después de exigir que los partidarios se cambiaran a Pepsi, Trump fue visto con lo que parecía una botella de Coca-Cola parcialmente escondida detrás de un teléfono en su escritorio ).

Ni siquiera está claro qué significa exactamente "ser cancelado" para una persona o una marca, aparte de tener que pagar un costo económico después de una declaración o acción ofensiva. ¿El Dr. Seuss está realmente cancelado? Después de que se retiraron los libros, las ventas aumentaron a niveles récord . ¿Qué pasa con todo el estado de Georgia, como parecen afirmar algunos republicanos? Eso podría sorprender a los casi 11 millones de personas que viven allí.

¿Se puede cancelar a un senador, una de las personas más poderosas del gobierno estadounidense?

El senador Josh Hawley de Missouri se apresuró a culpar a la “cancelación de la cultura” cuando Simon & Schuster abandonó su contrato de libros por su papel en tratar de anular los resultados de las elecciones. Acusó a la editorial de silenciarlo con un "asalto directo a la Primera Enmienda". Sin embargo, cuando se trata de que MLB exprese sus puntos de vista, Hawley es el que pide dolor económico. 

"Los capitalistas despiertos continúan su campaña de represalias y represión contra cualquiera que defienda la integridad electoral", dijo recientemente en Twitter. “Ahora lo están haciendo en Georgia. #MLB debería perder su exención antimonopolio de distribución gubernamental ".

Hawley planea presentar un plan la próxima semana para disolver las "corporaciones gigantes del despertar" que tienen como objetivo lo que él llama "integridad electoral", su forma de reformular el papel que desempeñó en la perpetuación de las acusaciones infundadas de Trump y las teorías de conspiración sobre la resultados de las elecciones.

Tales ataques políticos serían un dolor de cabeza para la liga, incluso si la aprobación de una ley real que revoque la exención parece poco probable dado el control demócrata del Senado. Sin embargo, la cancelación ha sido un buen negocio para Hawley. Su campaña recaudó dinero este año, recaudando cantidades récord de miles de nuevos donantes.

Incluso encontró un nuevo editor, que inmediatamente comenzó a promocionar al Sr. Hawley como "una de las víctimas más destacadas de la cultura de la cancelación". El libro, que ataca a las grandes empresas de tecnología, ya está disponible para la preventa en Amazon.

One Politics - Lisa Lerer – The New York Times

El mundo ha cambiado en estas dos últimas semanas 

Pepe Escobar.

Comencemos con una nota cómica: el «líder del mundo libre» se ha comprometido a evitar que China se convierta en la nación «líder» del planeta. Y para cumplir una misión tan excepcional, volverá a postularse para presidente en 2024. No como un holograma y con la misma compañera de fórmula.

Ahora que el «mundo libre» ha dado un suspiro de alivio, volvamos a los asuntos serios, como los contornos de la geopolítica del siglo XXI. Lo que sucedió en Anchorage y Guilin todavía continúa siguen resonando. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, acaba de declarar que «Bruselas destruyó» la relación entre Rusia y la Unión Europea y que al contrario la “asociación estratégica integral de Rusia y China es cada vez más fuerte”.

La siguiente sincronicidad de los acontecimientos no es casual. Mientras, Lavrov se reunía en Guilin con Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores chino, el secretario de Estado estadounidense Tony Blinken visitaba la sede de la OTAN en las afueras de Bruselas.

En conferencia de prensa Lavrov dejó bastante claro que el núcleo de Rusia-China gira en torno al establecimiento de un eje económico y financiero para defenderse del vetusto acuerdo de Bretton Woods. Esto implica hacer todo lo posible para proteger a Moscú y a Pekín de las “sanciones por parte de otros estados”; una desdolarización progresiva; y avances en la implementación de criptomonedas.

Esta «triple amenaza» es lo que ha desatando la furia del hegemón.

En un espectro más amplio, la alianza estratégica Rusia-China también significa otro paso en la interacción entre las Nuevas Rutas de la Seda(BRI) y la Unión Económica de Eurasia. O dicho de otra forma, la alianza de ambas naciones se mantendrá a buen ritmo en Asia Central, el Sudeste Asiático, partes del Sur y del Sudoeste de Asia: se darán todos pasos necesarios para la construcción de un mercado eurasiático unificado.

En Alaska, el equipo Blinken-Sullivan aprendió que no puede meterse impunemente con un maestro Yoda como Yang Jiechi. Y ahora están a punto de aprender lo que significa meterse con Nikolai Patrushev, el jefe del Consejo de Seguridad de Rusia. Patrushev, tan Yoda como Yang Jiechi, ha mandado un mensaje nada de críptico: «Washington debe ser responsable de los pasos que está dando”.

¿Qué está haciendo realmente la OTAN?

Pareciera que, en Bruselas, Tony Blinken está actuando para la comedia la “Pareja Perfecta” con la ineficaz presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. El guion es algo como esto: “Nord Stream 2 es realmente malo para Europa. Un acuerdo de comercio y de inversión con China también es realmente malo. Ahora sentemos juntos, querida niña buena”.

Como era de esperar, luego vino la OTAN con su gran espectáculo. Con pose de tipos duros los Ministros de Relaciones Exteriores se fotografiaron frente a la sede de la organización militar. La escena fue parte de una cumbre que, no «celebró» el décimo aniversario de la destrucción de Libia por parte de la OTAN o, la gran patada en el trasero que deberá soportar en Afganistán.

En junio de 2020, el secretario general de cartón de la OTAN, Jens Stoltenberg (en realidad sus manejadores son militares estadounidenses) presentó lo que ahora se conoce como la estrategia OTAN 2030, o un mandato político-militar del Robocop global.

En la cumbre, los ministros debatieron sobre Oriente Medio y el norte de África y, con “seriedad” analizaron «qué podría hacer la OTAN para construir la estabilidad en la región»… A sirios, iraquíes, libaneses, libios, malienses les encantaría saber de qué están hablando las viejas potencias colonialistas europeas. Según, un Stoltenberg insensible a una ironía que ha resultado mortal para los pueblos de la región, la OTAN apoya con «energía renovada los procesos de paz».

Después de la cumbre, el noruego Stoltenberg dio una conferencia de prensa en la que el foco principal era, lógicamente, Rusia y su «patrón de comportamiento represivo en casa y agresivo en el extranjero». Pero, toda su retórica sobre la «construcción de la estabilidad» se desvanece cuando uno examina lo que realmente hay detrás del programa OTAN 2030,

El documento redactado por “expertos” occidentales tiene tres elementos esenciales:

1. «La Alianza debe responder a las amenazas y acciones hostiles rusas … salvo que se produzcan alteraciones en el comportamiento agresivo de Rusia y regrese al pleno cumplimiento del derecho internacional».

2. China es descrita como un tsunami a la “seguridad”: “La Alianza debe responder el desafío de China a las estructuras existentes y considerar la posibilidad de establecer un organismo consultivo para discutir todos los aspectos de seguridad de los Aliados con respecto a China”. La prioridad para la OTAN es: «defenderse de cualquier actividad china que pueda afectar la defensa colectiva, la preparación militar o la resistencia en el Área de Responsabilidad del Comandante Supremo Aliado de Europa (SACEUR)».

3. “La OTAN debería delinear un plan global para utilizar mejor sus asociaciones con el objeto de promover nuestros intereses estratégicos. Debemos pasar a un enfoque que promueva nuestros intereses y considerar la posibilidad de proporcionar flujos de recursos más estables para las actividades de la asociación. La política de puertas abiertas de la OTAN debe mantenerse y revitalizarse. La OTAN debería ampliar y fortalecer las asociaciones con Ucrania y Georgia”.

Una cosa está clara: oculto tras la palabrería de los “expertos” están los jugosos contratos de complejos industriales-militares, de hecho, la OTAN está leyendo un libreto escrito por el Estado Profundo en Washington.

Este guion sostiene, sin pruebas, que Rusia está «buscando la hegemonía al expandir con una guerra híbrida, cometer envenenamientos utilizando armas químicas y utilizar la coerción política y otros métodos que violan la soberanía de los Aliados».

Beijing, por su parte, estaría utilizando “la fuerza contra sus vecinos, así como la coerción económica y la diplomacia intimidatoria mucho más allá de la región del Indo-Pacífico. Durante la próxima década, dice el documento, China probablemente desafiará la capacidad de la OTAN para desarrollar la resiliencia colectiva”.

Para los atlantistas, los pueblos del Sur Global deberían saber que el compromiso de la OTAN es “salvar al mundo libre» de los males autocráticos.

Para la OTAN el «Sur» abarca el norte de África y el Oriente Medio, desde África subsahariana hasta Afganistán. Como se puede ver cualquier similitud con un concepto presuntamente desaparecido, el “Gran Oriente Medio” no es un accidente.

La OTAN afirma que esta vasta región del mundo se caracteriza por “fragilidad, inestabilidad e inseguridad”, pero, por supuesto, se niega a reconocer el papel de la organización militar, que se ha transformado en un perpetrador en serie de la inestabilidad en Libia, Irak, Siria y Afganistán.

Porque en última instancia … todo es culpa de Rusia: “Para el Sur, el desafío incluye la presencia de Rusia y, en menor medida, China. Rusia se ha reinsertado en Oriente Medio y el Mediterráneo Oriental. En 2015, intervino en la Guerra Civil Siria y permanece allí. Es probable que la política de Rusia en Oriente Medio exacerbe las tensiones y los conflictos políticos en la medida que extiende su actividad a sectores políticos, financieros, operativos y logísticos de sus socios. La influencia de China en Oriente Medio también está creciendo. Firmó una asociación estratégica con Irán, es el mayor importador de petróleo crudo de Irak, participa en el proceso de paz de Afganistán y es el mayor inversor extranjero en la región”.

Aquí, en pocas palabras está la hoja de ruta de la OTAN hasta 2030. Su objetivo será hostigar y tratar de desmantelar en todos los rincones de la región el proceso de integración de Eurasia, especialmente en aquellos lugares directamente vinculados a los proyectos de conectividad e infraestructuras de las Nuevas Rutas de la Seda (inversión en Irán, reconstrucción de Siria, reconstrucción de Irak, reconstrucción de Afganistán).

El giro es un «enfoque de seguridad de 360 ​​grados» que «se convertirá en un imperativo para los aliados». Traducción: La OTAN pretende dirigir su actividad a grandes extensiones del Sur Global con el pretexto de “abordar tanto las amenazas tradicionales que emanan de esta región como el terrorismo, como los nuevos riesgos, incluida la presencia creciente de Rusia y, en menor medida, China. «

Guerra híbrida en dos frentes

Y pensar que en un pasado no tan lejano solía haber algunos destellos de lucidez en el establishment estadounidense.

Muy pocos recordarán que en 1993 James Baker -exsecretario de Estado- propuso la idea de expandir la OTAN a Rusia, cuando el país era gobernado por Yeltsin y una banda de “Chicago Boys”. Pero, al día siguiente de asumir el poder Bill Clinton descartó esta idiotez, terminando de plano con una fantasía propia de ignorantes de la historia.

Seis años más tarde, nada menos que George Kennan – el inventor de la estrategia de contención de la URSS – consideró que la anexión de la OTAN de los antiguos repúblicas ex socialistas es “un trágico error”.

Es inmensamente esclarecedor volver a leer la década entre la caída de la URSS y la elección de Putin en el libro de Yevgeny Primakov: “Rusia en la encrucijada: Hacia el Nuevo Milenio” (publicado en Estados Unidos por Yale University).

Primakov, que comenzó como corresponsal de Pravda en Oriente Medio, fue ministro de Relaciones Exteriores y Primer Ministro. El observó de cerca el alma de Putin y le gustó lo que vio, un hombre íntegro y un profesional. Primakov fue un “avant la lettre” del multilateralismo, el impulsor conceptual de la RIC (Rusia-India-China) que más tarde evolucionó hacia el BRICS.

Hace exactamente 22 años, cuando Primakov viajaba en avión a Washington atendió una llamada del entonces vicepresidente Al Gore: Estados Unidos estaba a punto de comenzar a bombardear Yugoslavia, un país aliado y amigo de Rusia desde siempre. En ese momento la antigua superpotencia no podía hacer nada al respecto. Primakov ordenó al piloto que se diera la vuelta y volara de regreso a Moscú.

Ahora Rusia es lo suficientemente poderosa como para promover el concepto de Gran Eurasia, que en el futuro debería complementar las Nuevas Rutas de la Seda de China. Ante el poder económico de esta Doble Hélice- que atraerá inevitablemente a sectores clave de Europa Occidental, Estados Unidos y los eurócratas pretenden confundir a los europeos y al sur global.

Glenn Diesen, uno de los mejores analistas de la integración de Eurasia, lo resume de esta manera: “Estados Unidos ha tenido grandes dificultades para convertir la dependencia europea de la seguridad en lealtad geoeconómica, así lo evidencia el hecho que los europeos siguen comprando tecnologías chinas y energía rusa.

Por lo tanto, divide y vencerás, ¿los medios?; engatusar, forzar, sobornar y todo lo anterior junto, para que el Parlamento Europeo rechace el acuerdo comercial y de inversión entre China y la UE.

Wang Yiwei, director del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Renmin explica lo que significa este escenario geo-económico : «China no está aislada ni de EEUU, ni de Occidente, ni menos aún de la comunidad internacional. Cuanta más hostilidad muestran, más ansiedad tienen. Cuando los mandatarios estadounidenses viajan por el mundo para pedir con apoyo y ayuda a sus aliados, esto significa que la hegemonía estadounidense se está debilitando «.

Wang analiza lo que está pasando: «No hay que dejarse engañar por las sanciones de la UE a China, estas son inofensivas. Los lazos comerciales y económicos de China y la UE son muy importantes para Europa. Sus líderes no serán tan estúpidos como para abandonar el Acuerdo Integral de Inversión China-UE, porque saben que nunca obtendrían un trato tan bueno cuando el trumpismo regrese a la Casa Blanca”.

La geopolítica del siglo XXI está siendo conmocionada en estas dos últimas semanas. El mundo unipolar ya está seis pies bajo tierra. El hegemón nunca lo admitirá públicamente; de ahí el contragolpe en la OTAN. En última instancia, Estados Unidos ha decidido no participar en acuerdos diplomáticos, sino librar una guerra híbrida en dos frentes contra una asociación estratégica implacablemente demonizada.

Y como señal de estos tiempos lamentables, ya no hay un George Kennan que desaconsejen semejante locura. (Prensa Ecuménica)

De diversas maneras, lo que ocurre en otro lados repercute en los cercanos o considerados propios. La hiperconectividad y el neoliberalismo impuesto por la avasalladora marea de la globalización, impone formas y rituales que se asumen universales pese a que claramente cada territorio y cada comunidad, cada escenario y cada experiencia mínima, cada territorialidad impone una trama singular y propia que, sin embargo, aparece menos visible e impactante.

También por estos lares la política y las empresas privadas juegan su juego de intereses y poder.

El Gobierno propone a la oposición retrasar un mes las PASO y las elecciones legislativas

El Gobierno anunció hoy que mañana presentará el borrador de un proyecto ley para aplazar las PASO hasta el 12 septiembre y las elecciones legislativas hasta el 14 noviembre, debido a la pandemia de coronavirus.

El anuncio lo hizo el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, luego de una reunión en el Congreso con líderes parlamentarios de Juntos por el Cambio. “Mañana presentaremos un borrador que corre un mes las fechas de las elecciones para discutir con las distintas fuerzas”, agregó de Pedro, quien precisó que se baraja para las PASO “el 12 de septiembre” y para las generales “el 14 de noviembre”. 

Las PASO estaban inicialmente previstas para el 8 de agosto y las generales para octubre, pero con el aumento de casos positivos, el Gobierno considera que es necesario posponer las elecciones. “Teniendo en cuenta la segunda ola, y lo dispuesto por el calendario electoral vigente, lo que discutimos es que sería óptimo comenzar a debatir el corrimiento de la elección por lo menos un mes. Entendemos que es un mes más de vacunación, lo que es importante“, aseveró el ministro a la prensa.

El funcionario dio detalles de lo conversado en la reunión en una conferencia de prensa en el Salón de los Pasos Perdidos de la Cámara baja. Observó que “fue una muy buena reunión con el bloque de Juntos por el Cambio” y que “hay predisposición al diálogo para ver cómo combinamos el proceso electoral con la segunda ola”. “El compromiso del Gobierno nacional, por indicación del presidente, es tratar de consensuar y buscar la mejor forma de resolver un proceso electoral en la pandemia”, agregó.

De la reunión con el funcionario, realizada en Salón de Honor de la Presidencia del cuerpo, participaron el titular de la Cámara, Sergio Massa, la vicepresidenta de la bancada del Frente de Todos, Cecilia Moreau; la secretaria parlamentaria de ese bloque, Cristina Alvarez Rodríguez, y los jefes parlamentarios que conforman Juntos por el Cambio: Mario Negri (UCR), Cristian Ritondo (Pro) y Juan Manuel López (Coalición Cívica).

En sintonía con De Pedro, Massa apuntó: “Nos sentamos a buscar un acuerdo con dos premisas. La primera, cuidar la salud de los argentinos. Y la segunda, tener reglas y transparencia en el funcionamiento institucional del proceso electoral y del seguimiento de la pandemia en la segunda ola”. “El ministro planteó esa posibilidad desde que en el Parlamento trabajamos oficialismo y oposición para habilitar el proceso de control de vacunas. Para que las distintas fuerzas políticas podamos trabajar todos juntos. Correr el tiempo es estirar las oportunidades de contener las enfermedades respiratorias“, aseveró.

Además, anticipó que acordaron “hacer una segunda reunión con los bloques de los partidos que no son de Juntos por el Cambio: la Izquierda y los partidos provinciales. Lo que pretendemos es buscar un consenso general con garantías de participación democrática”.

Postura de JxC sobre prórroga de las PASO

En la continuidad de la conferencia de prensa, Negri evaluó que “fue madura la reunión”. “Para Juntos por el Cambio, el cambio de reglas electorales en tiempos electorales merece absoluto cuidado. El ministro ratificó el sistema de PASO y esto es lo más importante que queremos rescatar”, subrayó. “No vinimos a firmar nada hoy, solo a escuchar y se comprometió el ministro a mandar mañana un borrador de un proyecto para consensuar. Vamos a seguir conversando y vamos a trasladar a la Mesa Nacional de JxC la propuesta cuando esté lista, para dar respuesta”, agregó. Y detalló: “El ministro nos transmitió dos fechas posibles. La PASO serían el 12 de septiembre y las generales el 14 de noviembre”.

 

En tanto, Ritondo señaló: “Planteamos tres propuestas concretas. La boleta única de papel, y el ministro nos dijo que el proceso licitatorio ya está lanzado. Planteamos la necesidad de devolver el voto postal de los argentinos en el exterior y que los efectivos de las Fuerzas Armadas que el día de los comicios esté en funciones puedan sufragar en la mesa más cercana”.

Por último, Juan Manuel López, expresó: “Vamos a analizar mañana, cuando nos llegue la propuesta formal del Gobierno y vamos a ver cuál es la fecha más oportuna para la elección, pero siempre cuidando que se respeten los tiempos que exige la Justicia electoral entre las dos elecciones, las PASO y las generales, y entre estas últimas y el vencimiento de los mandatos de los legisladores nacionales”.

Más propuestas para la oposición

Por otro lado, de Pedro aprovechó la oportunidad para proponerle al bloque de JxC conformar una comisión conjunta de seguimiento de la pandemia de coronavirus, en el marco de la segunda ola de contagios.

Desde su cuenta en la red social Twitter, el funcionario nacional anunció que “por indicación” del Presidente Alberto Fernández, se invitó a los líderes opositores. En ese marco, De Pedro agradeció la “voluntad de diálogo” manifestada ayer en la reunión que mantuvo con líderes legislativos en el Congreso Nacional para analizar el calendario electoral en el marco de la situación sanitaria provocada por los casos de Covid-19.

La lucha contra la pandemia nos involucra a todas y todos. Por indicación de Alberto Fernández, con Sergio Massa convocamos a la oposición a conformar una comisión conjunta de seguimiento. Quiero agradecer la voluntad de diálogo. El país necesita que actuemos sin mezquindades”, señaló el ministro del Interior.

El Economista

El modelo centro/periferia de la globalización neoliberal se reproduce de muchas formas en las diversas tramas urbanas y rurales que conforman la cotidianidad.

Fuerzas centrífugas

Uno de los debates desde que empezaron las cuarentenas -y el trabajo remoto- alrededor del mundo fue qué tan probable sería que en un futuro más o menos cercano los centros donde se concentra el empleo público y privado en las grandes ciudades seguirán existiendo una vez superada la pandemia. Si es que alguna vez la superamos, claro.

La variable clave es que las ocupaciones teletrabajables son mucho más comunes en el centro de la ciudad que en los barrios periféricos o en los conurbanos. Según este documento del economista Ramiro Albrieu, la Ciudad de Buenos Aires es el distrito donde es más factible el teletrabajo debido al tipo de trabajo -más servicios y menos industria- y a la disponibilidad en mayor medida de una computadora y conexión a internet en el hogar: casi la mitad de las personas ocupadas pueden teletrabajar.

Pero claro, la posibilidad de resguardarse del contagio no yendo a la oficina tuvo consecuencias positivas epidemiológicamente pero negativas para los comercios de la zona. Desde la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés (AHRCC) señalan que un 15% de los 10.000 locales gastronómicos que existen en la Ciudad de Buenos Aires cerraron definitivamente durante el último año. 

Además, observan que esas cifras son mucho más elevadas en la zona céntrica de la ciudad y que en algunos municipios del conurbano los locales trabajaron mejor porque menos personas cruzaron la General Paz para trabajar. El contraste entre cómo varió la actividad económica en el centro y la periferia urbana se ve bien reflejado en este informe del CEP XXI del Ministerio de Desarrollo Productivo, donde se analiza la facturación de comercios. 

Pero el contraste no es sólo entre la ciudad y su conurbano sino hacia adentro de los barrios de la ciudad, donde los comercios de los barrios residenciales en septiembre de 2020 tuvieron crecimientos interanuales de facturación en plena crisis, mientras que los barrios céntricos tenían caídas de más del 20% en términos reales. Un fenómeno para nada exclusivo al AMBA sino que se dio en muchos aglomerados urbanos del mundo. 

 

Julián Díaz es dueño de cuatro locales gastronómicos en distintos barrios de la Ciudad de Buenos Aires. Uno de ellos, Los Galgos, un bar notable del centro de la ciudad (Callao y Lavalle), al que Julián reconfiguró hace unos años haciéndolo más atractivo para el after office sobre todo de jóvenes que salían de sus oficinas de la zona. Los otros están en barrios predominantemente residenciales, como Villa Crespo, Colegiales y el Abasto.

Si bien una estadística de un solo caso es una anécdota, ante la falta de datos oficiales me pareció que la experiencia de Julián es bastante ilustrativa. 

Lo que más estuvo afectado por la cuarentena fue el microcentro del lado de Plaza de Mayo porque no hay turismo y bajó mucho la cantidad de personas que van a oficinas públicas y privadas. En Los Galgos tuvimos una buena remontada cuando empezaron las clases y las obras de teatro. En el último mes, que fue el mejor, con menor superficie para usar, tuvimos niveles similares de facturación que justo antes de la pandemia. Pero en ese mismo período nuestros costos aumentaron alrededor de un 50%, salvo el alquiler. En otros dos de los locales, el 878 y La Fuerza , la caída fue menos abrupta porque son lugares de barrio entonces nos pudimos reconvertir más fácil a través del envío a domicilio”, me contó Julián.

¿Qué es el centro?

En esta nota en Café de las Ciudades, Mario Tercco deja en claro que no daría por muerto al microcentro porteño, al menos por ahora. Allí, el autor cita un artículo de Mariano Schuster del año pasado, cuando cerró un restaurante emblemático de la Ciudad, donde se reflexionaba acerca de los rastros que dejaría la pandemia en lo que las personas que viven la Capital llaman “el centro”.  

Una de las reflexiones de Mariano que me parecieron interesantes es que el centro materializa de alguna manera la idea de comunidad y rompe con la segmentación. En el centro por momentos somos todos iguales porque en sus espacios nos encontrábamos físicamente independientemente de nuestra condición socioeconómica y tantas otras. “Quizás es por eso que lo que cerró con Pippo no es un restorán (...) Lo que está cerrando es un modelo de centro. El centro del pacto social”, concluye.

Tercco en su artículo, en cambio, no habla en pasado y da algunos ejemplos de cómo el centro se reconvirtió en los últimos años de un lugar cuyo protagonismo era el trabajo de oficina a un espacio ganado cada vez más por la cultura y el turismo. Se hace una pregunta que últimamente viene tomando impulso, no sólo en Buenos Aires: “Si alguna, mucha o muchísima gente no volverá a trabajar en las oficinas del centro, ¿por qué no hacerlo un barrio residencial? ¿Por qué no habilitarlo como un buen lugar para vivir? ¿Por qué no recuperar esa vieja aspiración urbanística de repoblar el centro?”. 

Fuerzas centrípetas

En esta nota de Matías Colombatti, el titular de la Federación de Comercio e Industria (FECOBA), Fabián Castillo, asegura que gran parte de los trabajos no van a volver a la modalidad presencial. Además, cuenta que ya preparó una propuesta para llevarle a las autoridades que busca convertir el micro y el macrocentro porteño en un distrito donde la población joven pueda acceder a una casa por medio de créditos de la banca pública.  

 

Sin embargo, Castillo aclara que esa política apunta al largo plazo pero que en el corto se necesitan ayudas económicas para las PyMEs que están al borde del abismo. Esas ayudas económicas por parte del gobierno porteño casi no existieron, contrastando con las erogaciones que destinaron tanto Nación como varias provincias y hasta municipios a que los sectores más perjudicados por la pandemia no perecieran. Mientras tanto, desde el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires empezaron pensar algunas alternativas de transformación del área céntrica pero de forma muy incipiente.

El legislador del Frente de Todos Manuel Socías planteó esta semana la discusión por Twitter. “Tenemos una oportunidad única para producir un shock de oferta de viviendas accesibles para sectores medios si acompañamos al sector privado en la reconversión de sus oficinas vacías”, reflexionó. 

Lo cierto es que la Nación y la Ciudad ya tienen, aunque no hay cifras exactas publicadas, miles de metros cuadrados de inmuebles públicos en el centro. Además, podría aprovechar la baja sostenida del precio del metro cuadrado en dólares en la zona para hacerse de más inmuebles. Pero, en el caso porteño, la costumbre es más vender que comprar. De hecho, el gobierno de la Ciudad hace tiempo que comenzó su proceso de descentralización, mudando gran parte de sus oficinas a la zona sur. Sin embargo, no hubo una política sobre los inmuebles públicos que apunte a una reconversión residencial o de otros usos para la zona. 

La venta del gigantesco edificio Del Plata a IRSA es ilustrativa. Eduardo Elsztain compró por 68 millones de dólares la edificación en 2016 con la idea de mudar las oficinas del Banco Hipotecario allí, pero nunca empezó la obra por problemas, según diversas fuentes, que van desde lo administrativo hasta lo económico. Hace ya casi un lustro el Edificio del Plata está tapiado y provoca preocupación en comerciantes de la zona que ven derruido su entorno. Lo que podía ser un inmueble estratégico en manos del Estado se convirtió así en un vacío urbano en el medio de la ciudad.

La crisis de los micro y macrocentros no es exclusiva de Buenos Aires. Rosario y Córdoba están pasando por procesos similares y existen algunas iniciativas que buscan que la irremediable transformación del centro tenga lugar de la forma más ordenada posible y, entre otras cosas, buscan atraer población joven hacia esa área de la ciudad. 

Todo se transforma

Los procesos de expulsión o segregación vía turistificación y gentrificación -a veces traccionados por la llegada jóvenes de ingresos altos a una zona- del centro es un riesgo palpable y es algo que ya sucedió en muchas ciudades cuando se renovaron zonas fabriles y portuarias en desuso. En Argentina, Puerto Madero quizás es un ejemplo paradigmático, pero sucedió también en barrios como el Poble Nou de Barcelona, en distintos barrios de Brooklyn en Nueva York o en Nuevo Polanco, en la Ciudad de México, sólo por nombrar algunos ejemplos.  

Sin embargo, el Estado corre con la ventaja de poder adelantarse y que no suceda lo mismo en caso de renovar las zonas céntricas de una ciudad. Claro, siempre y cuando no se limite a peatonalizar calles, embellecer el espacio público y otorgar excepciones al código urbanístico o de edificación para que el sector privado invierta en convertir oficinas en departamentos destinados a turistas.

El centro de la ciudad tiene buena infraestructura, excelentes equipamientos sanitarios, culturales y educativos, todos los servicios y la mejor accesibilidad por transporte público. Grandes plazas en su radio y grandes parques en sus bordes, una dotación de verde público que puede ampliarse con un inteligente programa de recuperación de espacios interiores de manzana”, enumera Tercco en su artículo, dejando en evidencia por qué las zonas céntricas de las ciudades son áreas estratégicas más allá de que estén pasando por un mal momento.

La crisis del centro podría ser una oportunidad para generar espacios habitables y económicos para sectores que hoy no pueden acceder a la ciudad, que no crece en habitantes desde el censo de 1947. Para eso, un factor clave es que el sector público genere directa o indirectamente una oferta que el sector privado genera muy poco y cada vez menos: vivienda a precios accesibles. Según datos oficiales, durante el último trimestre de 2019, el 70% de los permisos de obras fueron otorgados para construir vivienda de lujo o suntuosa. Por eso, entre otros factores, la demanda para sectores de ingresos medios-altos está satisfecha hace tiempo.  


 
Tercco lo dice de una forma menos técnica y lo conecta con el proyecto que el gobierno de la Ciudad propone para las tierras públicas en venta de Costa Salguero: “No hay más hipsters ni chetos que alojar en la ciudad”. Además, ese desacople entre oferta y demanda provoca que haya cada vez más viviendas vacías, y justamente es en la Comuna 1 donde ese indicador encuentra su pico: casi el 14% de las residencias de la zona están deshabitadas.

El proyecto Fincas Abandonadas en Montevideo, apunta en ese sentido. En el otro extremo del hemisferio sur, en Australia, también están pensando cómo aprovechar las zonas céntricas en desuso. En los centros de negocios y financieros de Melbourne y Sidney bajaron entre un 45% y un 65% los alquileres de oficinas y el tráfico de a pie medido con el uso de datos de celulares. 

Me gustó esta nota y más me gustó su título: “El reverso de la gentrificación”. La idea general en la nota es que el Estado ya invirtió mucho dinero en infraestructura urbana en las zonas céntricas de Melbourne y Sidney, entonces vale la pena hacer un esfuerzo extra para atraer personas a vivir a una zona cada vez menos requerida por comercios y servicios.  

Esos esfuerzos se basan en hacer del centro un lugar más vivible en términos de espacios públicos de calidad que inviten a permanecer pero también en incentivos -como por ejemplo subsidios para alquiler- en pos de tentar tanto a jóvenes y familias chicas (los departamentos céntricos suelen ser más pequeños) de sectores menos pudientes como a empresas más chicas que se instalan fuera del centro por razones económicas. 

Estas acciones pueden ser una buena oportunidad para revertir patrones de gentrificación y entender que la diversidad en una ciudad es algo bueno”, sostiene el arquitecto Mike Harris, que además cree que el centro de las ciudades australianas está bastante lejos de una caída definitiva y pronostica más bien una transformación de los espacios de trabajo. 

¿Se puede transformar el centro? ¿Qué tan radical podría ser esa transformación? ¿La idea misma de centro está destinada a morir? Esas parecieran ser algunas de las preguntas que recorren el debate, que no es nuevo sino que, como muchos otros, la pandemia popularizó. Vos sabés bien de qué se trata ya que en este espacio se mencionó varias veces el concepto de Ciudad de los 15 minutos , que es la síntesis actual de dos ideas que llevan bastante tiempo en el urbanismo: la mixtura de usos y las densidades medias o altas que permiten que todo nos quede más o menos cerca. El centro -los centros- reconvertidos podría ser parte de esa utopía urbana. Resta ver quiénes podrán disfrutarla.

TRAMA URBANA Fernando Bercovich Vivienda, movilidad y espacio público: datos, ideas e información para pensar nuestra vida en la ciudades. Cenital 

 Si hay algo que es evidente que la pandemia pone en tensión es esta humana cuestión del “asentarse” o “andar mundo” , del pertenecer a un espacio y a un tiempo conocido y heredado o buscar el propio en cualquier otro lado … En mucho se explica en las descripciones de estas tensiones, los conflictos migratorios, religiosos, de clases sociales económicas, de diferencias culturales, de posesión. Como se constituyen identidades situadas o nómadas. Como comprendemos el ser y el estar. Como nos pensamos en relaciones humanas con aquellos que definimos como “nosotros” respecto de “ellos”, los “otros” aún y cuándo somos quienes imponemos presencias en el afuera y como históricamente desvirtuamos esa presencia llamando “descubrimiento” a la “invasión” y “desarrollo” a las “imposiciones dependientes”.

Cada quién debe hacer su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack




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