I Cuestión de identidades

 


Suponiendo que se reconoce que la sociedad mundial vive realmente inéditas formas de desigualdad social, cultural, educativa y económica, que la explotación de unos sobre otros ha adquirido en todo el mundo y en casi todas las sociedades rostros inimaginados, que hoy en día el hombre es reducido a desecho, que se le desecha y se tiende a no dejarle más lugar en su comunidad, sociedad o que incluso existe la tendencia a convertirlo en algo reemplazable, sustituible. Si se reconoce que la voracidad del capital sigue su propio movimiento y su propia lógica, más allá de las buenas o malas intenciones de un Bill Gates o Carlos Slim, y que el poder político tiene atadas las manos y poco puede hacer para abrir espacios en donde los actores sociales puedan aun inscribir sus proyectos de inserción cultural, identitaria y simbólica.

Si se acepta –al menos provisionalmente- que la noción de agente social no es ajena al concepto de ‘sujeto de deseo’, pues aquella noción como este concepto soportan una subjetividad, entonces se puede reconocer que el sujeto que le interesa al psicoanálisis es un sujeto cuya subjetividad está relacionada con un determinado orden simbólico y con una determinada organización política en el seno de la sociedad a la que pertenece.

Arriesgar una lectura psicoanalítica de lo política y la política, no significa aplicar un psicoanálisis, tampoco psicoanalizar a la sociedad, sino un trabajo intelectual sirviéndose de categorías conceptuales de la teoría psicoanalítica, con todas las limitaciones que ello implica. Además de que la política, lo político y el psicoanálisis pretenden cosas radicalmente diferentes. El psicoanálisis simplemente no busca hacer política, pero no se puede quedar en silencio frente a las ilusiones, las imposiciones, los efectos o los desechos de aquella, y creo sobre todo por que de su posicionamiento ético frente a la política y lo político, depende su existencia como discurso subversivo, de lo contrario la peste del psicoanálisis será adaptada a la lógica del mercado bajo la misma complacencia de personas que practican el psicoanálisis.

Ahora bien, la dicha lectura que se pretende, se soporta en el hecho de que no hay subjetividad que no pase por lo político, entendido este término como la expresión social y parcial del ‘acuerdo’ que regula todo lazo social, por tanto, lo político lo entiendo como el principio fundamental del que surge la política, la práctica política. Esta, en consecuencia, no dejará de ser discrepante en sus estilos, sus formas, sus modalidades, con la operación fundacional y constituyente de lo político.

Lo político es solidario de un orden simbólico[ Idea que se puede argumentar haciendo alusión a la reflexión que Kauffman señala cuando articula lo político con la organización edípica. «le problème de la genèse du politique sera donc d’abord de "restituer l’éventuelle filiation de l’organisation politique par rapport à l’organisation œdipienne" Kauffmann, Pierre. (direction). (1998). L’apporte freudien. Eléments pour une encyclopédie de la psychanalyse. Larousse-Bordas, France. Chapitre: Psychanalyse et politique. P. 818.], y la subjetividad en tanto sujeta a lo político está también sujetada a un orden simbólico que puede ser diferente a otros órdenes en sus expresiones, -pero fundamentalmente simbólico, hecho de lenguaje-. No hay subjetividad legible fuera de la articulación significante. El sujeto es esclavo de los significantes dominantes de su época.

Lo político, el orden simbólico y el Discurso del Otro, producen al Sujeto. Lacan planteaba el concepto del discurso del Otro, entendiendo por ello, “el sistema de convenciones significantes que componen la mítica del inconsciente y que marca al individuo prefigurando su ubicación desde el nacimiento. Es un sistema parental y simbólico que determina la posición del sujeto”[Vallejo y Helguero, A. Vocabulario lacaniano. Vallejo y Helguero editores. Argentina 1987. P. 107.].

De manera más específica, y a fin de argumentar una lectura psicoanalítica de lo política y la política, no se puede prescindir la reflexión acerca del discurso del amo, el cual además de describir la producción del sujeto del lenguaje, la determinación del sujeto al orden del lenguaje, es decir, el hecho de que un significante represente al sujeto ante otros significantes. Este discurso presenta Lacan se sirve de un algoritmo, en donde S1 designa a un significante que representaría al sujeto ante todo el conjunto de los significantes que siguen al S1, a saber: S2, S3… (S1/$ →S2)[ Lacan 1969 ]. Este conjunto recibe el nombre de Saber. Este discurso permite dar cuenta de las formas ordinarias del sujetamiento político, de tal manera que la operación de este conjunto-saber puede entenderse como el sometimiento del sujeto por este saber.

Sobre esta base, la política –como saber o S2- reconfigura sus prácticas para incidir en la subjetivación, produciendo elementos distintivos en la subjetividad, y según la época, las identificaciones imaginarias y simbólicas operan con diferentes referentes, pero sin cumplirse o realizarse a plenitud, sin fallas, hecho que permitiría una explicación de parte del vasto malestar en la cultura. “El malestar en la cultura se manifiesta hoy en la preocupación por la identidad, lo que resulta evidente hasta el punto de ser inquietante […] Sospechamos que si se la problematiza así en la plaza pública, es porque debe de ser además un velo de alguna otra cosa”. Si hay gran preocupación sobre las incidencias de la mundialización sobre las identidades individuales y nacionales, o acerca de los efectos de la genética, es porque se ve amenazada la particularidad, y ello parecería, según Miller parafraseando a Lacan, es debido a la ciencia y a la invención tecnológica, que modifican los agrupamientos colectivos –particulares, no universales-

Finalmente, suponiendo que el lector acepta el contenido de lo dicho en los párrafos anteriores, no objetará que el psicoanálisis puede decir algo al respecto, al menos en el sentido de denunciar, no de quejarse como un “alma bella”, sino de mostrar y evidenciar las causas –ignoradas por otros discursos- de aquello que no marcha en la sociedad, de aquello que hace síntoma

Sobre algunos síntomas del malestar en la cultura.

Se afirma que la sociedad en la que actualmente vivimos está marcada por la voracidad de los mercados y un consumismo a todo precio, por la presencia de inéditas formas de violencia y agresión recíproca, por una manipulación de subjetividades y control de los cuerpos, pretendiendo asumir una posición diferente a aquella que se presenta como el “alma bella” (etapa en la dialéctica de la autoconciencia que Hegel describe en la Fenomenología del espíritu (1807) la cual se propone la denuncia del desorden del mundo proyectando su propio desorden e intenta curarlo imponiendo "la ley del corazón". El apostarle a algo diferente es desde el reconocimiento de la responsabilidad que cada uno tiene en el deseo que lo habita. Es desde un llamado a la ética del psicoanálisis que podría perfilarse la parte de complicidad que le toca a cada sujeto, el goce que ahí encuentra en dicho desorden actual de la sociedad. 

La historia de toda sociedad muestra que su ‘organización’ supone jerarquías, autoridades, prestigios, privilegios, status y poder. Muchos sentimientos de por medio: deseos de dominio, omnipotencia, codicia, envidia, avaricia… de un lado; y del otro lado aceptación complaciente, resignación, sometimiento involuntario, y lo menos frecuente: dignidad y honorabilidad, pero siempre ha existido inconformidad abiertamente expresa.

Por esto último también la historia de la humanidad incluye en su haber guerras, revoluciones, luchas sociales, transformaciones culturales, capítulos vergonzosos en las historias de muchos países, guerras mundiales… La lucha de unos contra otros no sólo es porque el ser humano tenga restos en sus genes de agresión, o por la reacción generada cuando el otro invade su territorio o le quita sus alimentos o le roba sus instrumentos de trabajo o amenaza con su vida. La historia nos muestra que las luchas han sido por la defensa de la ‘identidad’ de un pueblo, por la defensa de su cultura, de su historia, su religión, sus costumbres, su lengua. La conquista y el colonialismo de un pueblo o nación sobre otro implican sometimiento y desaparición de la identidad de un pueblo, de su cultura, su historia, su religión, sus costumbres y su lengua.

La identidad y la identificación: Laclau y Zizek” Eleazar Correa González

La reducción binaria de la realidad ...

El asunto de la identidad distinta a las identificaciones que supone el uso de la razón y la elección en tanto y en cuanto "elegir ser ..." tal o cual cosa (Una profesión, una religión, una ideología ... elegir pertenecer a ...), supone algo mas profundo e inconsciente, alguna formación nacida y producida en el propio proceso de constitución del sujeto, del individuo y de su "consciencia de sí". Como aquello heredado y no elegido ... un idioma, una tradición, costumbres y usos, formas e instituciones incuestionables que siempre estuvieron allí y forman parte de la "normalidad" (Tan claramente puesta en cuestión y controversia en estos tiempos de "anormalidades"), una historia común en la cual hemos sido ... estamos siendo ... vivimos.

La realidad no es binaria. No se trata de "normales" vs "anormales". No se divide en "bandos". No produce ni existe como "grietas" o divisiones de dos grupos. La realidad es la compleja identidad humana que se expresa en un sinnumero de identidades diversas individuales y colectivas que permiten que la consciencia crezca ...

La Cuestión nominal ¿Me llamo o me llaman?

Solemos decir sin pensar "me llamo ..."..." ..." En realidad nadie se llama así mismo. El nombre es la prueba cabal que lo humano es una continuidad mas allá de si profesemos o no ideas o religiones que aceptan la "re-encarnación", sino mas bien en las relaciones que nuestros padres, progenitores o tutores, establecen en la relación con cada quién. Le dan un nombre que de alguna manera es su firma ... su identidad vacía, pero que indica pertenencia a una identidad determinada dentro de algunos llenos que fueron hechos por otros ...idioma, cultura, formas de relacionarse, costumbres, juegos ... una identidad indelegable e intransferible y eminentemente colectiva. Ese acento te vende ... vos sos de "..", en ese lugar se habla con ese acento inconfundible, distinto de otros que te hace de allí. Porteño, Cordobés, Rosarino, Santiagueño, Correntino ... marcas de origen.

Cabe la pregunta ¿Hay una marca argentina si hay tantas marcas regionales y territoriales, religiosas y culturales, etnicas y tribales? Es que el asunto de la identidad, no así el de las identificaciones que aspira a discursos mas coherentes, supone la superposición de varias "identidades" o "marcas de identidad". Se es Córdobes, Argentino y Latinoamericano ... Se es Porteño, Argentino y Europeo o norteamericano ... Se puede mezclar el castellano con el inglés pero tambien con el Guaraní, quechúa o Mapuche ... con el italiano o el Español de España ... hay una historia que lo justifica ... y toda esa variabilidad es "Ser Argentino" aunque en no todos se fundan del mismo modo todo ese abanico de "marcas de orígen".

El problema esta en como se piensa

Nos han enseñado a pensar la identidad como "adopción"/"elección" esto es como aceptación de lo heredado o elección de que conservar de lo que nos fué dado y que modificar en arás de un "yo mismo" que se supone libre e independiente de la historia, de los padres, de la cultura, de la geografía, de las costumbres adquiridas desde nuestra infancia, de la educación, del idioma ... El pensamiento individual se asienta en la fragmentación de la existencia. La división internacional del trabajo separa el trabajo esclavo (Por salario) del trabajo voluntario, del ocio, de toda actividad que implique desarrollos humanos que no involucren transacciones mercantiles o mediadas por dinero. Separan lo espiritual, de lo racional ... por tanto no es lo mismo el trabajo que exige esfuerzo físico que aquel que impone la necesidad de aprender técnicas o utilizar la inteligencia, la memoria o cualquier otra capacidad mental, cognitiva, que suponga el uso de la razón inteligente y de la posibilidad de aprender y enseñar con las ideas, la imaginación ...

Se trata, además de un esfuerzo (sea físico o mental) que se supone individual. Me pagan por lo que hago. No hay allí nada que me permita comprender en un universo de relaciones donde otros muchos intervienen de formas tangibles o intangibles, sensibles, presenciales, con esfuerzo físico o intelectual ... sean del presente o de tanta ciencia y conocimiento heredado, transmitido, compartido, fruto de acciones comunes y colectivas.

Se trata de pensar "desde mi" y/o "para mi" y por extensión, para aquellos que me son "importantes" ya desde los afectos, ya desde algún interés ...

El ser humano, por el contrario, es un "ser" colectivo, extremadamente frágil y dependiente de sus interacciones con otros y con los ambientes. Lo que lo hace humano es precisamente la consciencia de si en su dependencia estructural. Somos humanos en tanto colectivos que tienen consciencia de su participación como individuos y partes ...

La identidad humana es la que hace posible toda otra identidad ... colectiva e individual (No hay una sin la otra). 


La consciencia de "si" ( de "mi"), hace a lo humano en las relaciones con otras consciencias de "si" ("Otros") y de los ambientes en las que estas consciencias interactúan ...

La fragmentación solo es un artilugio que permite a la consciencia hacer consciente su "identidad" y poder "nominarla", nombrarla en el lenguaje común donde ese nombre adquiere su sentido y significado ...

Lo binario no es antagónico ...

Somos identidades binarias (yo/otro) en tanto separación, distinción del otro, adopción de lo propio ... no de las formas polarizadas con las que nos enseñan a pensar. No de los modos polarizados y excluyentes sino y por el contrario, necesarios para ese proceso. Sin "otro" no hay "yo", en tanto imposible para la consciencia si humana, adquirir consciencia de si sin esa posibilidad de separación, reconocimiento del "otro" y sujección a la diferencia que me signa como distinto a ese otro.

Antagonizar, pelear con el otro, pretendo reducir a "mi" no es mas que el camino de la propia destrucción en la distrucción de toda diferencia ... un imposible. Eso no impide que muchas identidades humanas hayan desaparecido en sus formas culturales, históricas, lenguajes y geografías ... pero siempre surgieron o aparecieron a la consciencia otras que permitieron que lo humano sea historia ... continuidad ... identidad diversa en lo común que se manifiesta de incontables diversidades posibles.

Soy porque otros son distintos a mi y me dan la posibilidad de definirme. Agradecido a todo distinto por ser distinto y permitirmelo (aunque muchas veces no quieran, sean tan iguales y me hagan la guerra ...).

Daniel Roberto Távora Mac Cormack





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