Explicar y recordar tantas veces como sea necesario ...

 


Dice Henry Kissinger en su Diplomacia que los imperios no aspiran a operar en el sistema internacional sino a ser, ellos mismos, el sistema. Datos, no opinión. Empecemos.

En movimiento

El primer encuentro ocurrió en la residencia de Sergio Massa y Malena Galmarini. El volumen político del mitin -con los anfitriones más Cristina Kirchner, Máximo y Wado de Pedro- fue más evidente que el click personal. Para los Massa -fundamentalmente para Malena-, el kirchnerismo representaba uno de los momentos más ingratos de sus vidas: la intrusión de Alcides Díaz Gorgonio, un espía de la Prefectura, en su casa de Tigre durante la campaña de 2013. El encuentro en el quincho del killer tigrense y la titular de AYSA parece haber pavimentado el camino para lo que aparenta ser una incipiente recomposición del vínculo entre Massa y Cristina. 

En primer lugar, la concreción de “un almuerzo extendido de casi seis horas” ocurrido el primero de marzo en el despacho de la vicepresidenta luego de la apertura de sesiones de Alberto Fernández. Luego, un tercer encuentro el jueves último también en la Cámara Alta en el que la excusa fue “la agenda parlamentaria”. El hermetismo que le imprimieron a la novedad explica la valía que tiene la revitalización del vínculo para ambos sectores. “Es una relación que recupera la confianza después de diez años de peleas, no parece oportuno filtrar lo que conversa en privado”.

El reencuentro entre Massa y Cristina es una noticia positiva para el Frente de Todos y más visible que una inmediatamente anterior: la progresiva reparación del alejamiento que había ocurrido entre el Presidente y su vice a fines del año pasado y comienzos de este. Luego de un almuerzo el vínculo volvió a tener la fluidez que necesita la coalición con dos certezas insoslayables: las diferencias entre las tres patas del Frente no van a desaparecer por arte de magia y esas diferencias no pueden lesionar una convivencia vital para el triunfo en las elecciones de medio término. 

El Congreso trajo también novedades inesperadas en la Cámara de Diputados donde Máximo Kirchner frenó la prórroga por cuatro años del régimen de biocombustibles sancionado en 2006 que el Senado había convalidado por unanimidad en octubre del último año. El régimen abarca tanto al biocombustible elaborado a partir del azúcar como de la soja y maíz, y acumula dos beneficios complementarios que lo vuelven muy conveniente para los productores. Por un lado, obliga a integrar un porcentaje en la producción de combustibles y por otro lado acumula a ese beneficio una exención impositiva, ya que no están alcanzados por el impuesto a los combustibles líquidos.

El régimen se concibió a comienzos de siglo cuando el desarrollo de los biocombustibles aparecía, apalancado por Brasil y los Estados Unidos, como una alternativa verde al petróleo, cuyo precio alcanzaba máximos históricos -basta recordar la estridente oposición a su desarrollo que encabezaba Hugo Chávez-, los costos de otras fuentes de energía limpias aparecían prohibitivos y la amenaza climática no era menos cierta pero sí más lejana. Como toda iniciativa concebida para apuntalar una industria naciente -llamada a competir contra un proceso afincado-, el régimen permitió una importante rentabilidad a los productores que, al no pagar retenciones, pueden obtener de  ella precios superiores a los que obtendrían en la actividad ordinaria.

Hoy, sin embargo, no está claro que promover esta actividad obedezca a un interés estratégico y de futuro. Los precios del petróleo no son los de otrora y en el Gobierno estiman que la descarbonización del transporte, en el país y en el mundo, vendrá de la mano del litio y del hidrógeno y no de los cultivos. Para peor, el régimen tiene un costo no sólo fiscal -reflejado en lo que se deja de percibir en concepto de impuesto a los combustibles líquidos- sino también de balanza de pagos: la producción de biocombustibles para el mercado interno desplaza, de acuerdo a los cálculos del Ejecutivo, unos 200 millones de dólares anuales de exportaciones de aceite de soja en un país seriamente limitado por la escasez de divisas.

En este contexto, todo el régimen está en discusión. El jefe del bloque oficialista pretende mantener los beneficios sólo para pequeños y medianos productores. El objetivo es evitar la prolongación de un subsidio innecesario a las empresas multinacionales exportadoras de granos mientras se otorga a los primeros un horizonte de previsibilidad. En el Gobierno pretenden una fórmula móvil para disminuir el corte de biocombustibles en las naftas y el gasoil en la medida en que suban los precios de los commodities como la soja, limitando beneficios excesivos. La unanimidad del Senado da cuenta de que la modificación no será sencilla. Santa Fe, Córdoba, Tucumán -a quien parece asistirle la razón ya que la caña no tiene demasiadas alternativas y cotiza en pesos-, las cerealeras y algunas empresas más pequeñas defienden fuertemente la continuidad de las condiciones que rigen desde hace más de quince años. Quienes están en desacuerdo con la prórroga sostienen que tanto vigor para defenderla responde a que algunas de esas empresas son las que financian campañas en el pago chico. Rumores.

Fue el propio Kirchner junto a De Pedro quienes colaboraron con la candidatura de Gustavo Posse a través de algunos intendentes del conurbano y en diálogo permanente con Emiliano Yacobitti. Previo al ajustado triunfo de Maximiliano Abad -que determinó un radicalismo partido en dos en territorio bonaerense-, Córdoba había sido un escenario para mirar con atención. Lejos de los guarismos iniciales de Mario Negri, la derrota de Rodrigo de Loredo fue muy finita. Lo que hasta hace dos semanas era un partido de un solo color se transformó en un abanico de opciones policromáticas. “El radicalismo que estaba cómodo porque cobraba la sumisión al PRO ya no lo está. Lo que sí está es gordo y fuera de estado”, resumieron con algarabía del bando de los formalmente derrotados. La conversación en la UCR se reconfiguró hacia la siempre atractiva figura de Facundo Manes. En el partido creen que oxigenaría la campaña electoral, pero destacan con malicia su tormentosa relación con la crítica. Desde el entorno de Manes sugieren que no es momento para competir por una banca. Eso podría abrirle el camino al apátrida de Juntos por el Cambio: Emilio Monzó. 

Desde lo que en algún momento se llamó el ala política del PRO ven con preocupación la serie de errores no forzados de Horacio Rodríguez Larreta en las últimas semanas. Como si se le hubiera desmagnetizado la brújula, el jefe de Gobierno porteño tuvo el mes menos Larreta de su carrera política. Quienes lo conocen sostienen que las dificultades que atravesó en términos personales fueron performativas de sus torpezas en el orden público. Una de las versiones es que Macri fue protagonista de las distorsiones que sufrió HRL en su vida privada a través de su proverbial avidez por el conocimiento intrafamiliar de vidas ajenas. Otra vez, rumores. 

Cenital.com

A 45 años del golpe, la memoria no hace cuarentena

Este año se cumple el 45 aniversario del último golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón y dio comienzo a una dictadura que se extendió durante más de siete años. Estamos en el marco de una pandemia, en tiempos donde prevalece en las redes sociales información construida de manera deliberada para distorsionar la realidad y obtener una modificación en el curso de acontecimientos políticos, sociales o económicos y donde los medios de comunicación propagan información que surge a partir de un dato falso, con interés de espectacularización o desinformación para formatear el sentido común. Los acontecimientos del pasado no están ajenos a estos procesos: habitan en estos espacios personajes que influyen y son capaces de marcar tendencia con publicaciones negacionistas del Holocausto y reivindicativas del terrorismo de Estado

¿Qué podemos hacer en las escuelas para que nuestros estudiantes puedan acceder a las herramientas y conocimientos que les permitan trascender estos sentidos y percepciones y construir conciencia crítica? Las redes sociales juegan un papel clave en el actual mundo digital. Se hace necesario por consiguiente introducirlas como objeto de estudio e intervención pedagógica. El acceso a internet y a dispositivos informáticos, implica un requisito esencial para acceder a derechos como la educación, la información, la cultura y la conexión con otras personas. Como ciudadanos debemos exigir que el Estado garantice este acceso a todas y todos, sobre todo, a los sectores más desfavorecidos. De esta manera, se generan condiciones igualitarias para que los estudiantes de la Generación Z y Alfa y sus instituciones educativas puedan compartir conocimientos, intercambiar proyectos y trabajar en equipo vinculados al estudio de las graves consecuencias económicas, sociales y políticas de la última dictadura militar. Así, afianzaríamos la defensa de la vigencia de los derechos y las garantías establecidas por la Constitución Nacional, y del régimen político democrático.

Tenemos en la etapa pre-pandemica una gran experiencia acumulada que interesa subrayar. Tras la reapertura de las instituciones democráticas fueron las políticas educativas las que propusieron promover, desde el ámbito público, el estudio de nuestro pasado reciente. La Ley de Educación Nacional N° 26.206 estableció como prioritario promover una educación de calidad lo que implica también formar ciudadanos responsables que ejerzan su libertad con plenitud y sentido, valoren y promuevan los derechos humanos, y puedan desarrollarse de manera igualitaria. En los diseños curriculares, se propuso el abordaje de diversas temáticas vinculadas a los derechos humanos y a su historia, al estudio del pasado reciente y a la formación ética y ciudadana. Las instituciones educativas se constituyeron como un espacio sustantivo de transmisión de conocimientos en los distintos niveles y modalidades del sistema educativo. Los docentes cumplieron un rol central en la preservación de la memoria impulsando proyectos de investigación sobre las memorias del terrorismo de Estado y la ampliación de derechos. A través de innovadoras experiencias educativas, invitaron a sus alumnos/as a reflexionar sobre el valor de los derechos humanos. Visitas a sitios de Memoria, presencia en las audiencias públicas y orales en los juicios por crímenes de lesa humanidad formaron parte de estrategias educativas donde los estudiantes fueron los protagonistas y los verdaderos sujetos de estas experiencias. La participación activa de los jóvenes en los centros de estudiantes marcó la plena vigencia de los valores democráticos en la vida escolar. Fechas conmemorativas como el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, Día de la Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas, Islas y Sector Antártico y Día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios contribuyeron a la formación de una mirada crítica y plural sobre un pasado conflictivo, elemento central de la formación ciudadana y la promoción de una cultura democrática. La escuela generó espacios para pensar, actualizó la memoria y proyectó la historia, renovando los sentidos y ayudando a comprender el pasado para construir el futuro desde el pleno ejercicio de nuestra ciudadanía. Un hito fue, sin dudas, las visitas a las escuelas de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo, y también las de Nietas y Nietos, que abrieron su corazón frente a estudiantes de todas las edades, en experiencias pedagógicas que complementaron lo aprendido en clase con el relato en primera persona de los referentes de Derechos Humanos.“Sueño encontrar a mi nieto…para abrazarlo, para que sepa cómo eran su papá y su mamá y sus abuelos", dijo Estela Carlotto en una escuela en la cual años después celebraría ese anhelado reencuentro. 

En estas propuestas educativas deben encontrarse los indicios de la alta valoración que los jóvenes tienen de la democracia como forma de gobierno del Estado. El 24 de marzo es una fecha significativa para toda la sociedad y, en particular, para la escuela. Como educadores, reafirmaremos nuestra obligación de acompañar a nuestros estudiantes en la construcción y mejora de su presente y en su formación para el futuro.Nuestra tarea siempre será vislumbrar, con todas las herramientas a nuestro alcance, la construcción y distribución social del conocimiento ampliando los horizontes de producción y organización para lograr una sociedad más justa, libre e igualitaria.

https://www.pagina12.com.ar/330974-a-45-anos-del-golpe-la-memoria-no-hace-cuarentena

Relatos de la memoria 

Los golpes del 76: mi burbuja

Lo vi subir a la camioneta e irse sentado al medio entre dos militares y ojalá no hubiera vivido en semejante burbuja.

Mi padre se vistió, guardó en un bolsillo su documento y, mientras nos explicaba algunos detalles de lo que sucedía, nos dijo a mi madre y a mí que debía ir a Casa de Gobierno porque les correspondía, como funcionarios, entregar el poder a los nuevos… ¿gobernantes?

Las 4 de la mañana, golpearon la puerta y las cosas se enrarecieron más esta vez: aparecieron los nervios, el desconcierto total, un abrazo increíblemente fuerte de mi padre. Un militar con uniforme verde, gorra verde, en una camioneta verde y un arma negra.

Señor Scolamieri,” dijo, “debo pedirle que me acompañe”. A lo que mi viejo contestó: “Sí, cómo no”.

Lo vi subir a la camioneta e irse sentado al medio entre dos militares y… ojalá no hubiera vivido en semejante burbuja, porque probablemente al romperse no hubiera sido tan fuerte el impacto. Aunque aquí debo aclarar que sí creo en Dios, y que a Él le agradezco haberlo visto regresar con vida un par de años después.

Allí comenzó “el golpe”, el golpe de Estado, el golpe contra toda mi familia, mi golpe, el golpe de todos, a pesar de algunos que jamás se enteraron o que prefirieron cobardemente instalarse en una burbuja aún más grande y más fuerte que la que tenía yo hasta entonces.

En calidad de "alojados"

Una llamada telefónica nos advirtió que mi padre se encontraba “alojado” en el Hogar Escuela, y supimos que podíamos ir a verlo pero que tenían día y hora de visita. Este “tenían” en plural es porque al Hogar fueron a parar todos los que luego conformaron el grupo de presos políticos de Catamarca.

Yo asistía a clases a la universidad y cada vez que podía corría hasta el Hogar a probar suerte. Si el guardia de turno lo permitía, nos encontrábamos con mi viejo en la parte de atrás, a escondidas, con la condición de correr a escondernos si escuchábamos su aviso de que algún superior aparecía.

¡Cómo se arriesgaron esos chicos! ¿Habrán estado conscientes de que arriesgaban su vida? Ojalá hubiera podido registrar sus nombres o rostros para agradecerles lo que hicieron.

Recuerdo los llantos de mi hermana y sus miedos, al viento, a la lluvia, etc. Si bien pude ver a mi vieja que se caía en algunos momentos, desesperada y angustiada, llorando a solas y literalmente rogándole a Dios por todos nosotros, con el tiempo me di cuenta de su increíble fortaleza. En ese entonces ya no contábamos con ningún ingreso (habíamos recibido el telegrama de despido de mi papá a pesar de sus casi 30 años de servicio en Vialidad Nacional) y mi mamá, que nunca había trabajado fuera de casa, aceptó un empleo que le ofreció la arquitecta Silva de Sosa en su estudio -¡cuánto le agradecemos hasta hoy! 

Tuvimos también que vender el auto -un Renault 12 blanco casi nuevo- pero en realidad lo que nos dolió un poco fue perder el piano, que era una herencia de mi mamá y las dos disfrutábamos tocando.

Muchos de los amigos de mi viejo no volvieron a llamar ni preguntaron jamás por él ni por nosotras, e interiormente ese alejamiento me provocó muchas broncas, pero con el tiempo aprendí que el miedo no discrimina y se instala en las personas, ya sean éstas hombres o mujeres, chicos o grandes, buenos o malos.

Un día supe que uno de los presos políticos había sido autorizado a salir e ir a un sanatorio de la ciudad -con custodia- a visitar a su mamá internada, e inmediatamente apareció en mi mente la idea de operarme de apéndice. Sería darle a mi viejo la oportunidad de caminar por alguna calle, ver gente, salir de la celda y los pasillos. Y para eso tenía las perfectas excusas de una pequeña inflamación allí, los tiempos de exámenes que se aproximaban, y después de mucho intentar, también la aprobación de mi médico. Fue una operación de apéndice que salió bien, pero que fracasó rotundamente en mi propósito porque no sólo a mi viejo no lo autorizaron a salir, sino que, además, se enteró de mi operación y se preocupó muchísimo.

El avión de ida

Los meses pasaron y otra vez una llamada. Sonó a militar del momento -porque no cualquier persona puede sonar así. Tal vez sea un “don” especial, pero generalmente esos tonos imperativos y fuertes aparecen cuando el que los emite sabe que tiene poder- y dijo: “Buenos días. Familia Scolamieri? Le llamo para informarle que el señor Raúl Patricio Scolamieri ha sido trasladado y que debe pasar a retirar de aquí sus pertenencias”.

Allí aparecieron la desesperación y el miedo en todas sus formas. ¿Trasladado a dónde?, ¡¿lo habían matado?!, ¿estaba sufriendo más todavía?, ¿estaba vivo?, si estaba vivo ¿qué le estaban haciendo?

Mi madre fue urgente al Regimiento a pedir… a rogar… información y allí, un Lucena absolutamente cómplice de todo cuanto conocía no sólo se la negó, sino que agregó la conocida frase que entre ellos se había convertido en eslogan: “Por cada militar muerto caerían muchos peronistas”, una frase que dejaba todo claro.

Mientras mi madre se dirigía a la salida del Regimiento, pasando por una oficina, pudo escuchar que un hombre le dijo por lo bajo: “Señora, a los presos políticos los llevaron a Sierra Chica”. ¡Estaba vivo, entonces!

Yo apelé a un buen amigo de mi familia, el profesor “Yoyo” Oviedo y a sus conocimientos de geografía. Con la ayuda de una lupa buscamos juntos en un mapa de Argentina muy grande que recorrimos de punta a punta, alguna “Sierra Chica”. Si bien aparecieron tres, pronto supimos que en la que estaba al sur de Buenos Aires, existía un penal. Estaba en la localidad de Hinojo, en Olavarría. Las cosas estaban ahora un poco más claras.

Algunos familiares y amigos nos ayudaron con dinero y en pocas horas mi madre estaba viajando. Allá lo encontró, lo pudo ver y además contarle dónde estaba, porque él no tenía idea. Deducía, junto a Roberto Schaeffer, su compañero de celda entonces, que estaba en Rawson, porque de tanto en tanto le parecía escuchar los graznidos de unas gaviotas.

Luego de algún tiempo nos comentaron cómo se realizó aquel macabro traslado; a esos comentarios les sumo los detalles que, como podía, a veces solía contarme mi viejo, y otros datos más que, recién después de ¡31 años! pude escuchar de la propia boca de Dante Vega, el responsable del operativo del traslado -hasta entonces nunca me había sentido en condiciones de soportarlo.

En la cárcel local, separaron a 26 presos políticos -entre ellos mi padre- y, apenas con lo puesto, los llevaron al Regimiento mientras esperaban el avión que los trasladaría a destino. Fue una historia de manos esposadas, de mutismo total para con las familias que “castigaban”, de despojos de alianzas, relojes y otras cosas que jamás aparecieron, de presos apilados en el suelo sobre cuyos cuerpos las botas caminaban firmes y orgullosas de tanto poder -el avión había sido perfectamente acondicionado para el viaje.


Luego llegó el aterrizaje en Azul y el violento descenso. Momentos después mi padre ya contaba, entre otros golpes físicos y sicológicos que aludían a su convicción peronista, con tres costillas quebradas por los culatazos con los que lo “ayudaron” a subir al móvil en el que andarían su camino rumbo al penal. Sin atención médica y a pesar que, en aquella nueva celda de 2 x 2 con “letrina privada” debían dormir en el suelo, sus costillas se soldaron solas, con la ventaja de que las puntas se orientaron hacia fuera evitando así la posibilidad de afectar un pulmón.

Mi adolescencia, el boliche, y aquella “reina de pueblo grande” ya no estaban. Ahora sentía que debía ser una mujer fuerte a la que no derribarían fácilmente. Ya no importaban los pizarrones en la UNCa con carteles que prohibían a las mujeres asistir de jean, ni la falta de dinero para ir a un boliche, ni la ausencia de algunas personas queridas que el miedo había alejado de casa, ni mis conflictos con la iglesia por las frustraciones que sentía por las promesas incumplidas de monseñor Tortolo (en dos cartas manuscritas me había asegurado que había intercedido para que liberaran a mi padre en los próximos días. Él era entonces creo que “capellán del Ejército”; yo tenía 18 años). 

Y llegó el momento de viajar a ver a mi viejo.

Diecisiete horas hasta Olavarría, 17 kilómetros hasta Hinojo, 7 kilómetros hasta Sierra Chica.

La capilla estaba llenísima, no precisamente de feligreses, sino de militares armados, de perros adiestrados, familiares que venían de distintas partes del país, y, según me contaron después, también presos comunes, militantes del ERP y Montoneros. Entre tantas personas, imágenes, reclinatorios y uniformes verdes (militares) y azules (presos), con la angustia de los minutos que pasaban, pude ver a mi viejo en un rincón y de pronto sentí los latidos del corazón en mi garganta.

Su ropa azul y su piel gris, tan gris como su mirada azul. El rostro desconcertado porque le habían informado que tenía visitas pero no podía entender de quién se trataba.

Esquivé como pude a todas esas personas, salté varios reclinatorios y lo abracé. Sin embargo, aquel abrazo sólo duró un par de segundo porque inmediatamente se escuchó un grito “¡no lo podés tocar!” y sentí en mi espalda lo que luego pude ver era el caño de un fal.

Los gritos de los militares, el fal, los perros, la locura de la gente hablando fuerte, nada de eso importaba. Ya lo había abrazado, estábamos ahí y él estaba vivo.

La despedida

Volví a Catamarca y retomé mi rutina. Pasó un tiempo más que alterné entre el trabajo, la Universidad, mi casa, los amigos y el contacto permanente con los familiares de los otros 25 presos que estaban en el sur, siempre a la espera de noticias, intercambiando experiencias o comentando acerca de los listados que se publicaban en un diario local con los nombres de presos políticos a los que les “levantaban el Poder Ejecutivo Nacional”, lo que significaba la posibilidad cercana de recobrar la libertad. A veces urdíamos planes para vengar a nuestros padres con las hijas de algunos de ellos, cercanas a mi edad, pero por suerte nada ni nadie pudo salpicarnos con el odio que destilaban muchos militares.

Una noche de junio del 78 llamó a casa una mujer que, según dijo, era quien recibía los cables de Télam del diario La Unión, y aseguró que “Raúl Patricio Scolamieri” estaba en la lista de los presos a los que levantarían el PEN. La misma información, aunque obviamente por otros medios, llegó a mi padre y su compañero de celda. Pero allá y aquí, a pesar de ser la misma noticia, produjo consecuencias y reacciones absolutamente opuestas.

Para los presos del Proceso en Sierra Chica la cosa era diferente. Solían tener recreos en los que sólo podían caminar de a dos, y cambiaban compañero para poder intercambiar información y experiencias. En esas charlas se habían enterado de cosas que nosotras ignorábamos. Ellos sabían que no todas estas historias terminaban con la firma de la libertad y el regreso a casa. El paso siguiente en algunos casos había sido sacar al preso de su celda, hacerlo firmar la libertad -un trámite que cuidaban por el control que ejercía la Cruz Roja Internacional-, dejarlo cruzar las siniestras vías que separaban el penal del pueblo… y matarlos! Lógicamente, ante el reclamo de los familiares, ahí tenían el famoso certificado para corroborar que “habían sido dejados en libertad”.

El último tiempo, el compañero de celda de mi viejo era don Isauro, su amigo y “compañero”. Ambas familias habíamos compartido un sinfín de cosas, en las buenas y en las malas, y para ellos había llegado del momento de despedirse. La pregunta “quién se va o quién se queda” tenía su respuesta, lo que ninguno de los dos sabía es quién viviría y quién no. Esto dio lugar a un pacto entre ellos que comprometía al que quedara con vida a ayudar y apoyar a la familia del otro.

El ridículo certificado que le hicieron firmar decía: “Por cuanto el Interno Nº 1292, internado por causas (puntos suspensivos) fue dejado en libertad...

A esos puntos suspensivos, formalmente, nunca nadie los pudo llenar. Nadie pudo escribir, firmar ni sellar la causa por la que fue encarcelado; sólo me quedé con la única versión que recuerdo y recordaré siempre; una versión que ni a mi viejo me atreví a trasmitir para no agregarle más dolor a tanta injusticia y por la que también esperé una respuesta: ¡¡¡que en el sótano de la CGT habían encontrado armas!!!

Un tiempo después de haber sido liberado mi padre, tuve la oportunidad de consultarle respecto de este comentario al que en aquella época del Proceso fuera funcionario creo que de Desarrollo Social, el teniente coronel Silvio Seco, pero sólo lo escuché hacer referencia a la “obediencia debida” y otras frases que ya conocía. Hoy tengo mi propia respuesta: mi viejo había sido secretario de la 62 Organizaciones, legislador provincial y delegado regional de la CGT y puedo deducir que lo habían encarcelado por eso. Lo habían dejado cesante, torturado, quebrado los huesos y reventado un tímpano a golpes; lo habían bañado más de una vez, desnudo y de noche, con la presión de un chorro de agua helada, sin considerar la tortura sicológica, entre otras cosas por ser peronista, un legislador honesto y un gremialista de verdad.

https://www.pagina12.com.ar/331207-los-golpes-del-76-mi-burbuja?cx_testId=3&cx_testVariant=cx_1&cx_artPos=1#cxrecs_s

Aún hoy hay que seguir explicando y sosteniendo las razones y los sentidos de esta fecha, más allá de las “opiniones” “sentimientos” “argumentos” “dolores” que intentan equiparar las muertes producidas por un Estado cuya función es la sostener las leyes de la república y defender su cumplimiento, puestos por encima de esa misma ley y de ese mismo Estado, para torturar, asesinar y desaparecer personas por la razón que fuere, con cualquier otra muerte asesina, evitable, lamentable.

Argumentar en el sentido de tales equivalencias e igualdades (“teoría de los dos demonios” , “excesos o crímenes de Guerra” , “Los subversivos también asesinaban” ) y aún, como expresé, cuándo tales ideas no dejen de nombrar una certeza: “Cualquier violencia es detestable” “cualquier muerte se lamenta” “cualquier asesinato es asesinato”, quedarse allí en el análisis no hace sino mas que validar la idea de que “fuera de la ley” todo vale y la excepcionalidad frente a la ley convalida tales acciones y situaciones.

No señores. El asunto no es que los “subversivos” o “guerrilleros” también mataron, sino el secuestro del Estado de parte de un grupo de Asesinos que responden a la violencia con una violencia mucho peor, porque toman la ley y el Estado y sus instituciones, para perpetrar sus asesinatos con el dominio de todo instrumento de justicia posible y de legalidad que responda para frenar el genocidio … es por esto lo de “lesa humanidad”.

Del mismo modo que no es lo mismo matar en un accidente de transito por “descuido” “irresponsabilidad” y/o imprudencia que si deliberadamente utilizas tu vehículo para arrollar y dejar sin vida a alguien, no es igual transgredir la ley sabiendo que estas contra la ley que utilizar como escudo para asesinar evitando y secuestrando todo instrumento de legitima defensa y justicia, aduciendo además que se trata de una “guerra”, cuando se trata en realidad de una masacre. No hay ninguna chance de defensa y de justicia para quienes son brutalmente asesinados.

Sin respeto a la ley, no hay humanidad o civilización humana posible. Los genocidas ni siquiera respetaron las leyes internacionales de la Guerra que sostienen haber enfrentado …

Fernández: “Las Madres y las Abuelas son un modelo a seguir por cada argentino o argentina”

Durante el acto de reconocimiento y homenaje por los 45 años de lucha en defensa de los derechos humanos, el mandatario destacó a las mujeres que “se plantaron ante los genocidas” e instó a “continuar manteniendo viva la memoria”.

El presidente Alberto Fernández encabezó hoy en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada un acto de homenaje a las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo por los 45 años de lucha en defensa de los derechos humanos, en el que entregó por única vez los premios Juana Azurduy, con motivo de la conmemoración de un nuevo aniversario del golpe cívico militar de 1976.


“Este es el reconocimiento de una sociedad que tiene memoria, que recuerda y que sabe que en el medio de la tragedia argentina hubo un grupo de mujeres con el coraje que la sociedad no tuvo, y que el coraje de esas mujeres nos permitió ver lo más cruel y lo más miserable de aquella dictadura”, dijo el Jefe de Estado. El mandatario aseguró que las Madres y Abuelas “son definitivamente un modelo a seguir por cada argentino y cada argentina. Ellas por ahí no se dieron cuenta, no lo advirtieron pero la sociedad las terminó viendo como un ejemplo, como un modelo de conducta, como un modelo de lucha, como un modelo de compromiso”.

“Nos hicieron ser una mejor sociedad”, remarcó e indicó que “su tarea inmensa” fue “reconocida en el mundo entero” por su lucha y por su visión al desarrollar el Banco Nacional de Datos Genéticos para poder encontrar a sus nietos y nietas apropiados por los genocidas. Acompañado por el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla Corti, el Presidente convocó a “aprovechar este encuentro para explicarles a los más jóvenes, a los que tuvieron la suerte de haber nacido en democracia, que hubo un tiempo en la Argentina donde la democracia no existía. Donde los atropellos no fueron solo a la ideología del otro, sino que se llevaron la vida de gente inocente por el solo hecho de pensar”.

Por su parte, el secretario Pietragalla Corti dijo que “nuestras Madres y Abuelas tuvieron un rol fundamental en el peor momento del terrorismo de Estado, en las falencias que iba teniendo la democracia a partir de retrocesos que íbamos teniendo pero también de conquistas”.

“En los peores momentos del neoliberalismo de nuestra democracia nuestras madres y abuelas fueron un pilar y gracias a eso Argentina tiene hoy un piso totalmente distinto en políticas de Memoria, Verdad y Justicia”, afirmó. El mandatario compartió el acto con Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo), Taty Almeida (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora) y Lita Boitano (Familiares de desaparecidos y detenidos por razones políticas).
“Llevamos la democracia más larga de nuestra historia de vida política y tenemos que cuidarla y eso es compartir los momentos buenos y no tan buenos pero resolverlos con el criterio de la unidad”, dijo Estela de Carlotto.

“Yo llevo flores al cementerio, pero la llaga está adentro. Si la llaga la transformamos en lucha, en unidad, en defensa de nuestra soberanía desde el cielo, de donde estén los 30 mil van a estar disfrutando con nosotros estos tiempos”, reflexionó la titular de Abuelas de Plaza de Mayo. Por su parte, Taty Almeida dedicó un mensaje a los jóvenes a quienes definió como “nuestra esperanza y tranquilidad y sabemos que van a seguir luchando, porque la única lucha que se pierde es la que se abandona y nosotras, aunque sea con bastones, vamos a seguir luchando”.

Tanto las representantes de Madres y Abuelas como el Presidente destacaron la importancia de la iniciativa impulsada desde los organismos de Derechos Humanos de plantar árboles en recuerdo de los 30.000 desaparecidos a lo largo y ancho de todo el país, como forma de recordar el 24 de marzo sin marchar dado el contexto de la pandemia de Covid-19. “A mí me está pasando que nunca estuve más cerca de mis hijos como este año para el 24 de marzo no lo digo para llorar sino con lo que siempre nos acompañó la búsqueda, la calma, el duelo pero también la alegría para luchar”, remarcó Lita Boitano.

Además, estuvieron conectadas vía zoom desde diferentes puntos del territorio, 40 Madres y Abuelas que recibieron este reconocimiento oficial, en vida, por parte del Estado nacional.

 La distinción fue creada por el decreto 188/2021 y es otorgada a 71 mujeres que entregaron la mitad de su vida a la lucha para obtener justicia por los crímenes de lesa humanidad, perpetrados por la dictadura cívico militar, de los que fueron víctimas sus hijos, hijas, nietas y nietos. Lleva el nombre de Juana Azurduy por haber sido una mujer esencial para el proceso emancipatorio en la región y haber participado en el siglo XIX en la lucha por la Independencia de las nacientes patrias sudamericanas.La distinción fue creada por el decreto 188/2021 y es otorgada a 71 mujeres que entregaron la mitad de su vida a la lucha para obtener justicia por los crímenes de lesa humanidad, perpetrados por la dictadura cívico militar, de los que fueron víctimas sus hijos, hijas, nietas y nietos. Lleva el nombre de Juana Azurduy por haber sido una mujer esencial para el proceso emancipatorio en la región y haber participado en el siglo XIX en la lucha por la Independencia de las nacientes patrias sudamericanas.

 


Daniel Roberto Távora Mac Cormack


Ilustraciones: José Antonio Berni, Pamela Losantos, Rep y Alejandra Soledad González

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