Deuda, geopolítica y los debates imprescindibles

Debates entorno a un acuerdo

Si bien, nobleza obliga, uno es partidario de posiciones mas “nacionales” respecto de la defensa de lo “propio” frente a las manifiestas intenciones del poder financiero concentrado, en este caso en el “rol” que el Fondo Monetario Internacional tiene en el contexto de las naciones en general y de los Estados caribeños y latinoamericanos en particular, y en este caso, comparte buena parte de los argumentos esgrimidos por Máximo Kirchner al renunciar a la presidencia de la bancada del Frente de Todos en la Cámara de Diputados, también no deja de ser cierto que no estar de acuerdo o asumir una posición crítica respecto de la “foto” no debería impedir mirar la película.

Los trapitos al sol en el Frente de Todos

Melisa Molina, Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA) y periodista de la sección El País, Pagina 12

La renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque oficialista en la Cámara de Diputados volvió a poner en el centro de la escena los debates y las posturas diversas que existen dentro del Frente de Todos. En este caso, el parteaguas entre el sector más ligado a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y el más próximo al presidente, Alberto Fernández, fue por el principio de acuerdo al que el Gobierno llegó con el Fondo Monetario Internacional. La duda ahora está en qué sucederá en el Congreso en las próximas semanas, si se logrará alcanzar el número necesario para aprobar el acuerdo y qué rol jugará la oposición. Se avizoran tiempos de mucha discusión interna y negociación. Fueron días intensos de reuniones cruzadas y versiones encontradas, pero desde todas las tribus que conforman la alianza oficialista ponderan la unidad y consideran que no hay otra forma de llegar a 2023.

Cerca del Presidente definen la renuncia de Kirchner como "una decisión equivocada" e insisten con la misma versión que lanzaron inmediatamente después de que se conociera la carta --y que fue confirmada por el entorno del ex jefe de bloque--: que la decisión del líder de La Cámpora "fue algo personal que no es compartido por muchos de sus compañeros, ni por la propia vicepresidenta". Esa fue la versión oficial. Por lo bajo algunos opinan que, para marcar esa postura sin romper la unidad del espacio, la vicepresidenta no podía adoptar una actitud diferente.

Otros en el entorno de Fernández son más duros con las críticas hacia Máximo Kirchner y resaltan que "en la historia reciente no hubo casos de presidentes de bloque que hayan dejado su cargo". "Alberto tomó una decisión como Presidente, avaló a su ministro de Economía y, después de mucho trabajo, Guzmán hizo la mejor negociación posible. El jefe de la Cámara, Sergio Massa, asumirá su responsabilidad y va a juntar los votos; el jefe de bloque tendría que haber hecho lo mismo", afirman. Frente a este nuevo escenario, la clave, dicen, será "trabajar en la unidad de la coalición y en su correlato, que es la unidad del bloque".

Durante toda la semana, tras la renuncia de Kirchner, y con el objetivo de acercar posiciones, mientras el Presidente se encontraba en Rusia y China, en Casa Rosada la actividad no mermó. El ministro del Interior, Eduardo de Pedro, recibió en su despacho a distintas figuras cercanas a Fernández como Fernando Chino Navarro, secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete y uno de los líderes del Movimiento Evita, y el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta. "Hay que poner paños fríos y mirar para adelante arreglando una agenda común y hablando mucho para mantener la coalición unida. No todos piensan igual y por eso hay que trabajar", insisten.

En el entorno de MK aseguran que, en su mensaje, el líder de La Cámpora fue muy claro: "deja la jefatura del bloque porque no está de acuerdo con la estrategia. Por eso vuelve a ser un diputado más y deja en manos de Germán Martínez esa tarea. Esa decisión no afecta en nada y no hay ningún cuestionamiento al FdT ni al bloque, que van a seguir como están", aclaran bajando el tono a lo sucedido. Además, agregan que "él fue claro en la carta. Dijo que no compartía la estrategia y el resultado con el Fondo y que por eso otro compañero tenía que hacerse cargo cuando le toque al parlamento votar esta situación, defender la ley y hablar con los otros bloques. Hay que sumirlo a eso, no hay una estrategia maquiavélica".

Desde el círculo más íntimo de Máximo Kirchner en el Congreso dieron una de las claves con las que se puede interpretar la decisión. La diputada Cecilia Moreau consideró que el dirigente dejó la presidencia del bloque porque "no se sintió contenido". La vicejefa de la bancada oficialista --que había puesto a disposición su renuncia después de la definición de Máximo, pero fue ratificada en el cargo al igual que la secretaria parlamentaria, Paula Penacca-- explicó que a nadie le puede sorprender lo que hizo el presidente del PJ bonaerense porque lo venía planteando hace muchísimo tiempo y consideró, que como parte central del espacio político, sus opiniones y consejos no fueron escuchados. Algunos líderes del kirchnerismo a los que Máximo les comentó su decisión antes de presentar la carta le dijeron que no estaban de acuerdo con la renuncia, pero que si lo hacía, también debía contar cómo habían sido las discusiones a lo largo de los últimos dos años.

Máximo Kirchner no piensa irse del FdT y tampoco que La Cámpora lo haga. A su vez, seguirá con sus tareas como titular del partido en la Provincia. Una de las grandes molestias, tal como comentaron Cecilia Moreau y anteriormente el diputado Leopoldo Moreau, es que la postura del exjefe de bloque y la de CFK acerca de cómo negociar con el FMI no fue tenida en cuenta. La mayoría en ese espacio, incluida la vicepresidenta --explican-- se enteraron de cuestiones muy importantes de la negociación recién durante la charla que Guzmán tuvo con gobernadores. Opinan que el ministro negoció en soledad --por orden de Fernández-- y que eso generó un desajuste y desconfianza por parte de ese sector. 

El espacio más ligado a la vicepresidenta quería que la negociación con el Fondo se de en términos más duros, buscando mayor soberanía para el país. Pedían una quita de capital, plazos más extendidos y, fundamentalmente, el reconocimiento del organismo de los errores que cometió al hacer un préstamo político al macrismo. Cuestionan que el debate se haya reducido al antagonismo "default sí o default no", y subrayan que la única diferencia era que ellos querían negociar "desde otro lugar". "Nos acostumbramos a un mundo donde está permitido decir que el Fondo es malo, pero no se pueden iniciar acciones", opinan.

Cuando desde ese sector son consultados acerca de por qué esos planteos no se hicieron escuchar con más fuerza antes, indican que prefirieron no hacerlo público para no exponer divisiones al interior del gobierno, pero aseguran que los venían realizando de forma interna. "Nuestra actitud durante estos dos años siempre fue la de bajar el tono y la de contestar públicamente solo cuando ya no quedaba opción", aclaran.

El desafío del Presidente en el corto plazo será conseguir los votos necesarios para que el acuerdo se apruebe en el Congreso. A largo plazo la incógnita es cómo continuará funcionando el FdT y qué pasará en 2023. Desde varios sectores avizoran una gran interna y que los debates y las diversas posiciones se puedan dirimir en las PASO. "Creo que es inevitable a esta altura del partido", dicen desde un sector; desde otro opinan que "nunca estuvo tan claro que tiene que haber una gran PASO". Habrá que ver qué sucede, pero para ese entonces falta mucho camino por recorrer, en un escenario socioeconómico muy complejo y con enormes desafíos de gestión.

Poco acostumbrados al debate democrático

Parte de las confusiones del presente alentadas por los medios hegemónicos claramente opositores al Frente de Todos, es esa contradicción que disparan estratégicamente y tácticamente concebidas para minar ese espacio, en su intención bien clara de producir fragmentaciones en la coalición de gobierno, aduciendo en sus titulares la falta de diálogo, la verticalidad y las imposiciones de Cristina, cuándo les es conveniente; pero recurriendo a sobresaltar las diferencias y a transformar en escándalos que casi dan por hecho esa división, cuándo las diferencias se ponen en debate y se manifiestan. Nada fuera de lo esperable como táctica ajena, y una dificultad adicional a la hora de sostener los sanos debates al interior del Frente de Todos, entre los distintos sectores y agrupamientos políticos que lo conforman.

Esta claro que no hay ninguna posibilidad de “ruptura” sino precisamente posturas claras diferentes, debate interno, posiciones que definen identidades dables en un frente amplio y diverso.

La mirada geopolítica y el dilema entre la foto y la película.

Como dije al comienzo, sentada mi postura crítica respecto del acuerdo alcanzado, hay sin embargo, un aspecto que no es considerado en el asunto y que tiene que ver con esto del pensamiento complejo que vengo desarrollando en los últimos post (Y algunos otros mas antiguos). Es que una “mirada” es posible desde la relación bilateral Argentina/FMI que, como foto, difiere de la película que refiere a la pluripotencialidad y a las dimensiones diferentes que aporta el pensamiento complejo, en tanto y en cuanto <He aqúí la centralidad de las dificultades a la hora de analizar las mentalidades existentes. Como se piensa. Desde que “marco teórico” “mentalidad” o “cosmovisión” .>, y que permiten leer el acuerdo con el FMI, contextualizando el escenario geopolítico y adisionando los resultados de la gestión del presidente Alberto Fernandez, en Rusia y China.

La República Popular China expresó su "firme" apoyo a la Argentina en sus "esfuerzos para preservar la estabilidad económica y financiera", en el marco del acuerdo que el país alcanzó con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y reafirmó su respaldo al reclamo argentino de soberanía sobre las islas Malvinas.

Así lo expresó el Gobierno chino en una declaración conjunta que firmaron ambos países luego de la reunión bilateral entre el presidente Alberto Fernández y su par Xi Jinping que se desarrolló en el Gran Palacio del Pueblo, en Beijing.

El acuerdo con el FMI

En la declaración, China se comprometió a estudiar proyectos de canalización de derechos especiales de giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de expansión de su uso, propuestos por el gobierno argentino, y ambos países coincidieron en la necesidad de que el organismo internacional "lleve a cabo una revisión" de su política de sobrecargos.

"La Parte china está dispuesta a estudiar con la Parte argentina y otras partes proyectos de canalización de derechos especiales de giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de expansión de uso de DEG, con el objeto de fortalecer el desarrollo económico, la estabilidad financiera y el comercio bilateral", dice la declaración conjunta firmada entre los gobiernos de Argentina y China.

"La Parte china apoya firmemente los esfuerzos de la Parte argentina para preservar la estabilidad económica y financiera del país", destaca la declaración, en el marco del acuerdo que el Gobierno argentino viene de cerrar con el FMI para renegociar la deuda contraída durante la administración de Mauricio Macri.

En el texto oficial se indica que ambas partes "destacaron la renovación del Acuerdo de SWAP de monedas entre el Banco Popular de China y el Banco Central de la República Argentina en 2020, lo cual desempeñó un papel importante para mantener la estabilidad financiera de la Argentina".

Asimismo, se informa que ambos gobiernos "seguirán estrechando la cooperación de SWAP de monedas con el fin de incentivar un mayor uso de las monedas nacionales en el comercio y las inversiones y facilitar a las empresas de ambos países la rebaja de los costos y la reducción del riesgo de cambio".

El swap (intercambio) con China se suscribió originalmente en 2011, durante el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner como presidenta, y equivalió a un crédito por US$ 10.200 millones, por tres años, con posibilidad de renovación, la cual se concretó en 2014 por US$ 11.000 millones, en 2018 y en 2020, por la misma cifra.

Reclamo de soberanía sobre las Malvinas

En la declaración oficial se estableció, además, que "ambas partes ratificaron su compromiso de seguir brindando firme apoyo recíproco a sus respectivos intereses soberanos".

"De este modo, la Parte argentina reafirmó su adhesión al principio de una sola China, mientras que la Parte china reiteró su apoyo a los reclamos de ejercicio pleno de soberanía de la Argentina en la Cuestión de las Islas Malvinas, así como a la reanudación a la mayor brevedad de las negociaciones encaminadas a la solución pacífica de la disputa, de conformidad con las resoluciones pertinentes de la Organización de las Naciones Unidas", agrega el texto.

Fernández y Xi destacaron los trabajos llevados a cabo por ambas partes con el objeto de constituir una Subcomisión de Asuntos Oceánicos, Antárticos y de Conservación, en el marco de la Comisión Binacional Permanente entre ambos gobiernos.

"Esta iniciativa refleja la cooperación que ambos países tienen respecto de los mares, la conservación de sus recursos y los espacios antárticos", dice la declaración conjunta.

El año pasado en el Comité Especial de Descolonización de la Organización de las Naciones Unidas el representante permanente de China, Geng Shuang, exhortó a Argentina y Reino Unido a cumplir con la resolución 2065 de la asamblea general de la ONU (emitida en 1965) para que ambos países retomen el diálogo sobre el conflicto, pero también manifestó: "China apoya firmemente la reclamación legítima de Argentina sobre la soberanía de las islas Malvinas".

El presidente Alberto Fernández se reunió con su par chino Xi Jinping en su visita por el país asiático en la que cerró un acuerdo de inversión y cooperación económica y la incorporación de la Argentina a la Iniciativa de la Franja y la Ruta de la Seda.

"Si usted fuera argentino, sería peronista", le dijo Fernández al líder chino cuando la reunión de casi una hora -celebrada en la madrugada de horario argentino- en el Gran Palacio del Pueblo estaba concluyendo.

Con la mayoría de los mandatarios que se encuentran en China para participar de la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de invierno que se desarrolló el viernes, Xi viene manteniendo encuentros protocolares de unos 20 minutos, pero con Fernández el encuentro se extendió durante casi una hora.

En la reunión, que los voceros calificaron como "distendida, fructífera y muy cordial”, Fernández agradeció al mandatario chino la cooperación en el marco de la pandemia de coronavirus, con el envío de vacunas chinas Sinopharm a la Argentina.

En tanto, Xi le dijo a Fernández que había escuchado con interés su discurso de julio del año pasado, cuando participó virtualmente de la Cumbre del Partido Comunista de China y los Partidos Políticos del Mundo en su condición de presidente del Partido Justicialista.

A continuación, el mandatario argentino hizo un repaso de la historia del peronismo en la Argentina y de cómo esa fuerza política "siempre intentó hacer un país más industrializado, con distribución del ingreso, y con más fuerza de la clase trabajadora".

Según fuentes oficiales, el Presidente también contó que "cada tanto venía un golpe militar o neoliberal que hacía retroceder y que el último caso había sido el Gobierno de Mauricio Macri, que había tomado un préstamo con el FMI".

Asimismo, Fernández solicitó a Xi Jinping que la Argentina integre el BRICS, el grupo de economías emergentes integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. El Presidente ya había planteado este mismo punto ante Vladimir Putin en la reunión que mantuvieron en el Kremlin.

El encuentro con Xi se realizó a días de que se cumplan 50 años del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre Argentina y China.

En ese sentido, Fernández compartió una anécdota con el mandatario asiático: en los años '50 el presidente argentino Juan Domingo Perón le pidió a su ministro de Comercio Exterior que gestionara el envío de alimentos a China. Se trataba de Antonio Cafiero, el abuelo del actual canciller Santiago Cafiero, que integra la comitiva presidencial en el marco de la gira internacional.

Tras su encuentro con Xi Jinping, el presidente argentino visitó las instalaciones de la empresa tecnológica Huawei, en Beijing, y conversó con sus directivos "sobre la importancia de la innovación" y los proyectos de esa compañía en redes inteligentes, movilidad y transición energética.

Tras la gira por China, Alberto Fernández y su comitiva partieron a las 8 de la Argentina hacia Madrid, donde pasará la noche para mañana seguir rumbo a Barbados, el último destino de su gira presidencial, que lo llevó en primer lugar a Rusia.

Fernández llegará mañana a Bridgetown, la capital de la isla caribeña de Barbados, como presidente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), que encabeza desde el pasado 7 de enero.

Opinion compleja

Mario Wainfeld, Periodista, abogado, docente universitario y escritor, escribe este interesante artículo de opinión en Pagina 12

 “La Guerra Fría terminó” coinciden Rusia y China en un comunicado conjunto. Tienen razón y hacen bien en reafirmarlo porque no “todo el mundo” parece haberse anoticiado. El macartismo y el maniqueísmo de los Estados Unidos (EEUU) flamean alto. Congregan acólitos aplaudidores hasta en este confín sudamericano. El presidente Alberto Fernández va en gira a ambos países, estalla la derecha nativa. Lo acusan de comunista, de apadrinar dictaduras, de bancar zaristas y otras genialidades.

Las relaciones internacionales son intrincadas, eventualmente paradójicas o contraintuitivas… se desaconseja pintarlas en blanco y negro. Un ejemplo flamante: el presidente estadounidense Joe Biden ordena, informa y convalida un ataque mortal en territorio sirio contra (se supone) un alto jefe de ISIS. Según Biden, exitazo, iupi: murieron el malvado y una cantidad de civiles, incluyendo niños. Las cifras son imprecisas. Biden aduce que el terrorista se inmoló con una bomba que causó la muerte de algunas criaturas. ¿Usted le cree, lectora o lector? 

El cronista sospecha aunque sin disponer de información propia: advierte que es el enésimo atentado cometido por los gringos fuera de sus fronteras. Que la data es confusa y auto satisfactoria. Los “daños colaterales” integran la tradición estadounidense, basta mirar series que retratan situaciones similares: “Homeland” “Fauda”, tantas más. Se repiten polémicas entre los agresores: quienes se percatan de que hay piberío o familias y claman “abort” versus los centuriones que claman “avanti” o “go on”.

Silencio en el planeta respecto del crimen. Demasiadas ONGs u organismos internacionales emiten mensajes flojitos, no exigen investigaciones ni se indignan. A contrapelo, el mismísimo New York Times habilitó un link donde repasa la cantidad de víctimas civiles de ataques militares. Impresiona la lista, se sugiere pegarle un vistazo.

 Y Guantánamo sigue ahí, monumento a las invasiones territoriales y a la violación de derechos humanos. Para este cronista lo sucedido en Siria hace juego con dichos antecedentes. Es identidad imperial pura y dura; atroz, repudiable. Con el conflicto de Ucrania al rojo vivo, Rusia emite un comunicado bancando la movida sanguinaria de Biden. El mundo es así, endiablado, desaconsejable para simplistas.

De cualquier manera, reentrando al eje de esta nota. Rusia y China son aliadas, una variante centenial del “Eje del mal” para Estados Unidos. Potencias aliadas, que no quiere decir idénticas o sin tensiones entre ambas.

AF hace bien en cultivar relaciones multilaterales, es el destino nacional. Lo que, desde ya , no implica firmar cheques en blanco a qué hace, cómo lo hace y qué verbaliza.

Vamos por partes, en orden cronológico inverso al del viaje que, se propone, es orden de importancia. Primero una mirada sobre China, luego vendrá Rusia.

Reglas de estilo: esta nota no incursiona en la política doméstica de China y Rusia, dos regímenes autoritarios, dos naciones tan distintas a la nuestra. Se aplica acá el principio argentino; la autodeterminación de los pueblos.

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China, el tamaño que importa…

y que exporta: El académico internacionalista Mariano Turzi escribió un libro delicioso, versado e inteligente: “Cómo los super héroes explican el mundo”. Cuando aborda China repasa que es el mayor exportador de bienes del mundo desde 2009, la mayor potencia comercial desde 2013, la economía más grande del mundo en términos de paridad del poder adquisitivo desde 2014. Con esos y otros indicadores ciclópeos, “la locomotora de la economía mundial”. Hasta en personas no humanas prevalece: “uno de cada dos cerdos del mundo son chinos”. Como el periodista Néstor Restivo (autor de un recomendable artículo en el suplemento Cash la semana pasada) subraya que el crecimiento chino se potenció tras la muerte de Mao Tsé Tung pero que comenzó en aquellos remotos e incomparables tiempos.

Detalle interesante que subraya Restivo, un gran conocedor del tema. El avance chino no es consecuencia de despliegues bélicos. Los chinos sostienen conflictos limítrofes, a veces guerrean por allí. Pero la expansión global es merced al comercio, “detalle” que la diferencia de Rusia. También la magnitud de su economía y de su potencial, harto mayores.
Comerciantes antes que soldados, los chinos constituyen la contradicción principal para los EEUU. Turzi lo resume así : ”La inminencia del conflicto China- Estados Unidos equipara poder ascendente con poder agresivo (…). Cuando una gran potencia establecida convive con un Estado en ascenso las tensiones aumentan a medida que el nuevo poder desplaza al antiguo”. Eso se equipara con una agresión. China es un rival tremendo, una brutal herida narcisista para Estados Unidos, atacado de modo inédito en su territorio en 2001, mermando su influencia durante este siglo, diluido como referencia democrática a partir de sus vendettas internacionales,

Argentina comercia activamente con China. Sin originalidad, como una parva de naciones. Algunos de ustedes no lo recordarán porque eran chicos: el salto de calidad-cantidad en el intercambio ocurrió a partir de 2004 durante la presidencia de Néstor Kirchner. Entre paréntesis (qué años los cuatro de Kirchner, filo inenarrables los dos primeros). Una misión comercial china desembarcó en Argentina. Se anunciaron proyectos de inversión surtidos, ambiciosos, sin precedentes. No se concretaron plenamente pero las exportaciones argentinas se potenciaron, modificaron el mapa productivo local. Y las importaciones chinas entraron en el mercado local, como nunca antes.

La gran mayoría de las inversiones concretadas, de las que quedaron en el aire y de las que se conversan el sábado 5 mientras se redacta esta columna no reproducen la invasión europea de los 90. En la etapa menemista la parte del león fueron privatizaciones: compra de activos públicos con clientela cautiva. En ésta es la infraestructura, aquello que en los buenos tiempos (el pasado desarrollista que añoran casi todos los políticos nacionales y populares locales, Kirchner incluido) se llamaba obra pública. Y la Energía.

Una contraparte asimétrica en poder, organización estatal, estructura económica causa problemas, desde ya. Sin burguesía nacional digna de llamarse así, con un Estado que deja mucho que desear (aun antes de la devastación macrista) el contratante pequeño afronta un sinfín de bretes. Por no mentar más que un ejemplo: la invasión de importaciones a bajo precio, abarcando taimadas maniobras de dumping pueden hacer trizas a industrias argentinas…experiencias del pasado aleccionan al respecto.

Todo modo, el tráfico con China es una constante desde principios de este siglo, una característica ya estructural de la economía argentina. Desde ya que las falencias productivas nacionales, la baja aptitud para producir y exportar bienes con alto valor agregado son cuestiones que deben dirimirse puertas adentro. El rezago en la materia acumula décadas.

El periplo de Fernández hacia China, como el del expresidente Mauricio Macri durante su mandato, están en el manual, configuran una variante de política de Estado. Exigir que Argentina se pliegue al boicot promovido por Biden contra los Juegos Olímpicos de Invierno desnuda una mirada miope, cortita, un seguidismo tan cipayo como poco imaginativo.

Las tratativas se abordan en otras notas de esta edición. Para hablar de la “Ruta de la seda” este escriba (que no es todólogo) espera a que haya más información, debates, voces calificadas. Entre ellas la del colega Raúl Dellatorre que integra esta misma edición.

China vendió a la Argentina más de 27 millones de vacunas Sinopharm y más de 420.000 Cansino. Guarismos algo superiores a las largas 16,6 millones de Sputnik provenientes desde Rusia, pero que comenzaron a llegar antes, ojo al piojo.

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Putin, el malo de la película

La vinculación entre Fernández y el premier soviético Vladimir Putin está signada por las vacunas. Ustedes deberían recordarlo, aunque sean chicos. Cuando comenzó el tráfico el negacionismo, la cuasi totalidad de la dirigencia cambiemita, los medios dominantes combinaron ignorancia y lectura binaria. La vacuna “ruso-soviética” era veneno o agua o un medicamento en etapa de prueba. Se equivocaron. El Gobierno y la gente común les dieron la espalda: obraron con sensatez y sentido de autopreservación. 

Las perspectivas de comercio con Rusia suman, son interesantes pero no tienen punto de comparación con las que atañen a China, la locomotora. Rusia sigue sufriendo la disgregación de la Unión Soviética, es una potencia en declive.

La geopolítica existe y cómo. Enclavada parcialmente en Europa, Rusia es un grano en el cuerpo y en el alma del vecindario. La contigüidad suscita intercambios, es más sencillo trazar un gasoducto por tierra firme con un país limítrofe o cercano. Pero las suspicacias son añejas. Mariano Turzi las cifra en pocas palabras: “así como Europa teme al nacionalismo, Rusia le teme a la debilidad. La ira es central porque es el catalizador de las transformaciones periódicas”. Escrita en 2020, la frase calza como un guante hoy en día. Turzi parangona a Rusia con el increíble Hulk y acá terminan las remisiones. Para no hacer síntesis que tergiversen, cayendo en el espóiler berreta.

Europa” intentó invadir Rusia una y otra vez. Desde el emperador Napoleón (endiosado por la cultura republicana francesa, ellos sabrán cómo) hasta Adolfo Hitler, sin agotar la nómina. Los rusos siempre prevalecieron, aprovechando la condición de local, la vastedad del territorio inhóspito, y la voluntad popular de ofrendar vidas por la Patria.
Alucina mirar en estos días la prensa europea central, anche la supuestamente “progresista”. Regresan a la Segunda Guerra Mundial, les restan mérito a los rusos, remedan al Hollywood de décadas atrás. Los europeos la ganaron, parece, con los yanquis a la vanguardia. Eppur si muove: Francia se rindió pronto, Estados Unidos tenía el Atlántico de por medio, los británicos lucharon y sufrieron pero su suelo no fue ocupado por los nazis. El sacrificio de los rusos fue formidable, decisivo.

Los actuales líderes rusos hacen alto borrón y cuenta nueva de la era soviética. Pero habilitan excepciones: resucitan la palabra “Sputnik”, seguramente querida por su pueblo. Y homenajean la gesta del Ejército Rojo como un tramo de la tradición nacional.

Europa siempre alzó la guardia contra la URSS o Rusia, según pasaron los años. La Unión Europea, la mejor experiencia supranacional del siglo XX, creció como respuesta a las guerras internas y al bloque soviético. El presidente francés Charles de Gaulle, cuentan, solía bosquejar un mapa en el que pintaba de rojo al bloque socialista, con otras tonalidades a Europa y a Estados Unidos. Haga el intento, lector: verá una gigantesca boca colorada a punto de fagocitarse a Europa occidental, casi una península en ese escenario. El Gran Hermano transatlántico quedaba lejos, mucho más protector que amenazante. 

Retomemos. La otra Europa detesta a Rusia porque sus intereses colisionan desde el fondo de la historia. Los demonizan con asiduidad. El ex presidente francés François Hollande pinta así a Putin, en su libro de memorias “Las lecciones del poder”: “Es la personalidad (internacional) más difícil que traté (…). Es un hombre todo músculo y misterio que puede tanto ser cálido y atento como glacial y brutal, sometiendo siempre a su interlocutor esa mirada azul que le sirve a veces para seducir a veces para inquietar, expansivo en sus estallidos de carcajadas y cínico en sus razonamientos, que pronuncia con voz plácida las palabras más ácidas”. Un villano de película, al estilo de Hollywood o de la saga de James Bond.

La Argentina no debería ilusionarse con la munificencia de los rusos. Ninguna potencia, menos la que baja por tobogán, regala nada. Pero comerciar es imperioso, abrir nuevos canales y mercados un imperativo. El brete es saber hacerlo, no intentarlo.

Rusia tiene una silla en el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los chinos otra. Estos no bregan por romper con el organismo sino por acrecentar su cuota, por elevar su peso relativo. China es, asimismo, el mayor tenedor de bonos del Tesoro estadounidense. Recontra requete millonarios en dólares. Un rebusque para incidir en la política del competidor, también por ampliar su integración al mundo.

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¿Y por casa cómo andamos? El mayor logro de la política exterior del presidente Fernández fue el salvataje del ex presidente boliviano Evo Morales redondeado con la concesión de asilo político. Sin haber asumido aún, sin contar con el aparato del Estado. Bien inspirado, solidario, con grandes reflejos. La movida impactó en el resultado de las elecciones posteriores, valió para cambiar la historia. Fue un golazo, en circunstancias raras por donde se las mire.

De ordinario, las circunstancias estructurales gravitan más. Por caso, el oscuro mapa regional que “recibió” al actual Gobierno. Cercado por gobiernos de derecha. La presidencia de Jair Bolsonaro en Brasil, el peor escollo. La geopolítica pesa: un líder de derecha, disfuncional, filo anómico, resiente cualquier perspectiva con el aliado estratégico, el país más grande de la región. Si vuelve Lula, se aclarará el horizonte pero para eso falta casi un año. La aparición del presidente electo chileno Gabriel Boric oxigena el ambiente pero todavía no arrancó.

 

Sudamérica es el barrio. La interacción eficaz merma en comarcas más alejadas.

Argentina es el hogar. En las relaciones internacionales el poder prima sobre el derecho, la Realpolitik (frecuentemente) sobre los principios. Las correlaciones de fuerza son la clave y los grandotes son otros… no nuestro país emergente,

De cualquier modo nada es estático, es accesible incrementar poder con herramientas democráticas. Intervenir en las pulseadas domésticas, promover a los más humildes. Aumentar la fuerza propia con las herramientas nac & pop: acrecentar la base de sustentación ampliando derechos y satisfaciendo necesidades de los sectores populares. Lo que, otra vez, nos reenvía a los intereses, los conflictos, la toma de posiciones. Estas historias, más vale, continuarán.

El Marco del Imperialismo

El Fondo Monetario no es un banco comercial ni de inversión, y tampoco un fondo de inversión internacional. Es una institución multilateral controlada por las potencias, utilizada como herramienta de poder geopolítico para desplegar la estrategia hegemónica global de Estados Unidos, al tiempo de imponer un condicionamiento amplio (económico, financiero, social y político) sobre países endeudados. Existen disputas de poder a nivel local, pero también al interior del FMI que expresan las peleas entre fracciones del establishment estadounidense.”, dice Alfredo Zaiat, en Página 12

Con el antecedente de veintiún programas fallidos en 65 años, ya se debería incorporar como una variable clave en el análisis del vínculo de Argentina con el Fondo Monetario Internacional de que todo acuerdo es político. Y que lo más probable con el próximo a rubricar es que no se cumplan las metas tal como se enuncian al inicio y, por lo tanto, habrá un largo ciclo de negociaciones –tensiones- permanentes en la relación con ese organismo cuyo dueño principal es Estados Unidos.

Rescatar el factor político del acuerdo no significa que la cuestión económica-financiera sea poco importante, sino que concentrar las observaciones exclusivamente en ese aspecto debilita la comprensión de lo que significa el FMI a nivel global y el papel que cumple de injerencia en la política local.

El Fondo Monetario no es un banco comercial ni de inversión, y tampoco un fondo de inversión internacional. Es una institución multilateral controlada por las potencias, utilizada como herramienta de poder geopolítico para desplegar la estrategia hegemónica global de Estados Unidos, al tiempo de imponer un condicionamiento amplio (económico, financiero, social y político) sobre países endeudados.

Un programa con el Fondo entonces no se limita a definir números fiscales, monetarios, de reservas, del tipo de cambio, de las tarifas de servicios públicos y de otras variables macroeconómicas. Esas cifras conforman el marco general que determina una mayor o menor asfixia de la economía con el objetivo exclusivo de generar excedentes para pagar la deuda. En este caso, la deuda en dólares con el propio FMI, además de la comprometida con bonos en manos de acreedores privados, extranjeros y locales.

La diferencia sustancial respecto a las relaciones crediticias que se establecen con el mercado de capitales global es que el vínculo financiero con el Fondo incorpora componentes políticos y de relaciones internacionales, elementos que son tan importantes como las proyecciones macroeconómicas.

Esta es la consecuencia más gravosa de la decisión del gobierno de Mauricio Macri de traer de nuevo al FMI porque, además de la merma de soberanía en la definición y administración de la política económica, sumó un factor geopolítico muy perturbador para cualquier proyecto de integración regional y de desarrollo nacional.

Peleas de poder

La disputa política local entre el oficialismo y la oposición, y al interior de la coalición de gobierno, respecto al modo de relacionarse con el FMI es evidente. No se puede esperar otra cosa cuando el Fondo Monetario pasó a ocupar un lugar central en la cuestión económica y en la política nacional. La traumática historia de la economía argentina con el FMI es lo suficientemente extensa para no tener que sorprenderse por los conflictos que genera.

La renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque de diputados oficialista es el más reciente cimbronazo. Un aspecto poco mencionado es que ese paso al costado, más allá de la valoración conceptual de esa posición detallada en una carta pública, lo concretó luego del anuncio del acuerdo y no antes, diferencia temporal importante puesto que de ese modo probablemente evitó demoras para alcanzarlo o, en forma más drástica, eludió la posibilidad de directamente tumbarlo. Es un comportamiento político de Máximo Kirchner que parece no haber sido registrado por la mayoría de analistas ni en la propia Casa Rosada.

Otro frente poco evaluado cuando se aborda la relación con el FMI es que también existen peleas de poder al interior del organismo. El hecho más contundente de esa disputa fue el ensayo de golpe palaciego contra Kristalina Georgieva, en septiembre pasado, de la fracción del establishment estadounidense más conservador.

Georgieva fue acusada de ejercer influencias para beneficiar a China en el informe "Doing Business 2018". En ese reporte se elabora un índice de "facilidad para hacer negocios" en los países.

En términos prácticos, resultaba insignificante lo que le cuestionaban a Georgieva que, según la denuncia, habría presionado para que China se mantuviera en el puesto 78 y no bajara al 85. Es evidente que se trataba de un hecho menor. El aspecto interesante es identificar quiénes y por qué hubo un intento de desplazarla del máximo cargo del FMI.

En esta instancia irrumpe la trama geopolítica del acuerdo con el FMI y la pelea al interior del establishment (financistas y funcionarios) de Estados Unidos para tener el control del organismo.

No existen grupos mejores que otros al interior del poder estadounidense, sino que expresan visiones hegemónicas con matices que los diferencian. Son cuestiones relevantes de conocer para evaluar con mayor grado de precisión las tensiones locales y externas que existen alrededor del acuerdo con el gobierno de Alberto Fernández.

Globalistas versus continentalistas

Los investigadores Walter Formento, Juan Constant, Sebastián Schulz y Ernesto Mori publicaron "Hacia una salida multipolar frente a la encerrona del FMI" en el portal del Centro de Investigaciones de Política y Economía.

Explican que existen distintos proyectos de poder que se expresan al interior del FMI, y que esa fractura se manifiesta en tres líneas política-estratégicas del establishment estadounidense (alianzas de partidos políticos con corporaciones), que pasan a detallar:

1. El sector denominado "globalistas" (con posiciones fuertes en los centros financieros Wall Street, Londres, Hong Kong) se expresa en megabancos y fondos financieros de inversión globales. Sus naves insignia son el HSBC, el Citigroup, el Santander, y corporaciones como Shell, Turner, CNN y, cada vez con mayor presencia, las grandes corporaciones de las telecomunicaciones. Este esquema de poder volvió a ocupar la presidencia de los Estados Unidos a partir de la victoria de Joe Biden, Kamala Harris, Antony Blinken y Nancy Pelosi, y está mediado políticamente (en gran medida) por el Partido Demócrata.

2. El bloque de poder llamado "continentalista" está enfrentado profundamente con los "globalistas". Sus naves insignia son Bank of América, JP Morgan, Goldman Sachs, grandes corporaciones petroleras como Exxon Mobil, además de la cadena FOX. Este proyecto estratégico está más contenido dentro de la territorialidad de estado-nación de país central con proyección regional (ALCA, T-MEC), y están expresados políticamente en el núcleo más conservador del Partido Republicano de George W. Bush, Mike Pence, John Bolton, Rex Tillerson, Mike Pompeo, entre otros. Su estrategia a nivel regional recupera los principios básicos de la “Doctrina Monroe” de “América para los americanos” y considera a Latinoamérica como su “patio trasero”.

3. El grupo "nacionalistas-industrialistas", sintetizado en la figura de Donald Trump, es expresión política del empresariado industrial mercadointernista, los sectores de capital derrotados con la globalización impulsada por las transnacionales, con eje en el complejo siderúrgico del llamado “cinturón industrial”. Promueven una vuelta a la “grandeza” de la nación estadounidense e intentan articular al núcleo conservador de la población blanca y anglosajona (WASP). Entre las fracciones neoconservadoras continentalistas del Partido Republicano y los industrialistas expresados por Trump existen alianzas tácticas vinculadas al fuerte enfrentamiento contra el sector globalistas.

El cuarteto de investigadores señala que el declive relativo de la hegemonía angloamericana en el sistema mundial agudiza progresivamente la disputa interna entre las distintas fracciones financieras, de forma tal que en algunos artículos ellos han caracterizado este proceso como la "Perestroika norteamericana".

Una de las disputas entre continentalistas y globalistas es por el papel y control de las instituciones multilaterales, entre ellas el FMI.

Mencionan, a la vez, que, a pesar de esas peleas, entre los tres grupos existen ciertos acuerdos tácticos respecto a grandes objetivos geopolíticos, entre los cuales se encuentra "recuperar la hegemonía sobre América latina y (re)subordinar a la región tras los incipientes procesos de integración regional autónoma de 2000 a 2015".

El objetivo geopolítico del crédito a Macri

Resulta tan desopilante un préstamo del FMI por un monto global de 57 mil millones de dólares, como el entregado en tiempo record al gobierno de Macri salteando las normas crediticias básicas del organismo, que no puede explicarse exclusivamente para facilitar la fuga y la salida de fondos especulativos de la economía argentina.

Además de cumplir con esa tarea tradicional de toda línea de financiamiento del Fondo para cualquier país con problemas financieros, ese crédito impuesto por la administración Trump y ejecutado por la conducción de Christine Lagarde tuvo un objetivo geopolítico bastante claro: dejar atrapada a la Argentina al esquema de poder del establishment estadounidense "continentalista" que, como se mencionó antes, está enfrentada con la "globalista", pero también contra los proyectos multipolares (China y Rusia) que desde hace algunos años comenzaron a ascender a nivel mundial. 

Los investigadores apuntan que de este primer objetivo geopolítico se desprende el segundo: desarmar las potencialidades y el rol de la Argentina como articulador de una posible "segunda oleada" de integración regional autónoma para, de este modo, consolidar su estrategia de dominación sobre Latinoamérica y terminar de hundir a la Celac como espacio de coordinación, reposicionando a la OEA.

Por ese motivo se observa tanta hostilidad del dispositivo mediático de derecha, que expresa sin rubor cada uno de los intereses económicos y políticos estadounidenses, al intento del gobierno de Alberto Fernández de revitalizar la Celac asumiendo la presidencia de ese organismo, como también a la gira oficial a Rusia y China.

La salida de Okamoto y el principio de acuerdo

Formento, Constant, Schulz y Mori afirman que los continentalistas están obstinados en imponer "la derrota del proyecto nacional y popular en la Argentina (como condición necesaria para subordinar a su 'patio trasero' y debilitar aún más los intereses globalistas dentro de Estados Unidos), mientras que los globalistas (al no ser su prioridad estratégica) son más flexibles (en principio) a arribar a un acuerdo de partes que debilite al continentalismo".

Indican que un ejemplo de esa dinámica se observó el pasado 10 de enero, cuando un grupo de legisladores demócratas pidieron, mediante una carta a la actual secretaria del Tesoro, Janet Yellen (cuadro del globalismo), que recomiende a sus representantes en el FMI reconsiderar las sobretasas que paga la Argentina.

La dilatación del acuerdo por parte del FMI a la propuesta argentina provenía de funcionarios del continentalismo, que hasta enero pasado permanecieron en puestos ejecutivos clave dentro del organismo.

Detallan que si hasta el 28 de enero no se anunciaba un principio de entendimiento con el FMI no era por razones técnico-económicas, sino geopolíticas. En la cúpula del FMI fue el representante estadounidense y subdirector del organismo, Geoffrey Okamoto, quien se opuso con mayor vehemencia a la propuesta argentina y quien “se levantó de la mesa de negociación” en diciembre de 2021, pretendiendo imponer reformas estructurales y ajustes en tiempo record.

Okamoto fue quien dio la orden de que Estados Unidos no aprobara el informe expost stand-by de 2018 del propio organismo, el 22 de diciembre de 2021. Fue también Okamoto, en 2018, cuando se desempeñaba como asesor del secretario del Tesoro de Trump, Steven Mnuchin (un ex ejecutivo de Goldman Sachs), el encargado de subordinar al entonces representante de Estados Unidos en el FMI, el demócrata David Lipton (hombre de Wall Street -globalista-, hoy asesor de Janet Yellen), quien se oponía al crédito stand-by de 2018.

La salida de Okamoto como número dos del FMI el 21 de enero pasado materializa la nueva correlación de fuerzas en Estados Unidos al interior del Fondo Monetario Internacional. En su lugar, asumió Gita Gopinath, una economista indo-estadounidense de perfil académico que llega recomendada por el globalista David Lipton.

Los investigadores concluyen que el anuncio de los lineamientos del acuerdo no significa "en absoluto que el país haya recuperado su soberanía y se desprenda de las injerencias del organismo, sino que -en principio- se logró desarticular desde la política (interna-externa) el dispositivo de reformas y ajuste violento".

Para agregar que "seguimos bajo la órbita de una organización internacional política de poder que impone o intenta imponer los intereses estratégicos de los actores que la constituyen, disputan y conducen. Pero lo nuevo es que tanto el continentalismo como el globalismo se encuentran en una profunda y creciente confrontación interna, mientras que el multipolarismo gana grados de libertad y adquiere cada vez más peso, incluso en el FMI".

Rusia y China y el proyecto de desarrollo

En esta descripción de la trama geopolítica del FMI y de la refinanciación del crédito stand-by, la gira de Alberto Fernández por Rusia y China adquiere mayor relevancia, tanto por las declaraciones del Presidente (le dijo a Vladimir Putin, presidente de Rusia: Argentina tiene que "dejar de tener esa dependencia tan grande con el Fondo y Estados Unidos") como por los acuerdos rubricados (profundización de la Asociación Estratégica Integral con China).

En el editorial del último informe de FIDE se indica que, sin subestimar el corset al despliegue de la economía argentina provocado por la carga de la deuda heredada ni el significado de tener nuevamente al FMI monitoreando la economía local, "las prioridades del desarrollo trascienden ampliamente la letra del acuerdo".

Plantea que el gran desafío es implementar una agenda de industrialización, autoabastecimiento energético, cambio tecnológico y diversificación exportadora que garantice las condiciones materiales necesarias para la estabilización macroeconómica, el crecimiento sostenible, la generación de empleo y una distribución más equitativa del ingreso.

El interrogante nodal es si con el FMI, como un organismo internacional político de poder global, instalado como auditor económico y brazo geopolítico de Estados Unidos, se pueden alcanzar esos objetivos.

Argentina y el TEG (Táctica y Estrategia de guerra)

El conocido juego de mesa representa muy bien el juego de la geopolítica moderna. Una posición Nacional & Popular puede producirse desde múltiples posiciones según el escenario y las posiciones de los “otros”. El contexto regional parece dar nuevamente un vuelco a favor de constituir una región en el juego de posicionamientos de estrategias comunes, dentro de ese modelo de pluripotencialidad y equilibrio sustentado en el “yo gano, tu ganas” que fue parte del modelo de desarrollo desplegado por el Estado Australiano a mediados de los años 70 y que Impulso el “Dragon’s Dreams” chino.

Táctica y estrategia política para impedir las Guerras y las imposiciones Imperiales, tanto en el juego como en el tablero de la realidad globalizada, pueden imponerse como consigna si se aisla al eje EEUU-Israel-OTAN de sus mentalidades belicistas y el resto de las regiones del planeta imponen sus políticas de equilibrar pluripotencialmente la globalización.

Si bien toda crítica al financierísmo es correcta, no se puede prever un escenario global sin financierísmo en el corto plazo. Por tanto la táctica y la estrategia del “Yo Ganó, tu ganas” en términos financieros, resultan una buena herramienta para socavar las intenciones Imperiales y sostener desarrollos Soberanos, “autónomos”, sin perder capacidad de negociación y aún aprovechando como virtud, la debilidad manifiesta frente al Imperio y la posición mas equitativa respecto a las otras potencias que apuestan a equilibrios menos antagónicos.

Repartir el poder entre muchos, produce que la democracia vaya ganando espacios respecto del Imperialismo. El rol de cada quien debería ser parte de las discusiones nacionales ninguneada por una “Grieta” inventada para impedir estas miradas complejas que nos advierten que en la globalización neoliberal actual hay un solo imperialismo … el norteamericano (Con sus socios de la industria de la guerra/farmacia/ financiarizada: Israel y OTAN), y que la transformación de tal estado de cosas no se producirá mediante la guerra sino mediante las negociaciones plurinacionales y como resultado del consenso de las posiciones de bloques regionales.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack




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