Los enemigos que ocultan a los enemigos.

Miedo y manipulación social

El impune amedrentamiento de la población para cimentar la posibilidad del caos

Monica Peralta Ramos escribió en la edición del domingo de “ElCohetealaLuna”

Un nuevo año atropella al galope y desnuda la dinámica de una crisis gestada desde hace décadas, que transpira por los poros de un mundo que colapsa sobre sí mismo y que grita a voz en cuello que ya nada le es ajeno y que nadie se salva de esta hecatombe. Las continuas mutaciones del SARS-CoV-2 han colocado a la humanidad ante el común denominador de una muerte que asoma a la vuelta de cualquier esquina. Borrando las paredes que aíslan y fragmentan a los ciudadanos del mundo, la peste ha colocado un rostro al miedo atávico y ha abierto un camino que conduce a la decodificación de la actual estructura de poder global.

Desde sus orígenes, la vida social ha estado impregnada por el miedo a la muerte y sus reverberaciones en el universo infinito de lo desconocido. De un modo más o menos explícito, con distintos códigos y distintas formas de legitimación, este miedo impulsó tanto la cooperación para sobrevivir en un medio hostil como la reproducción de relaciones asimétricas en torno a la producción, apropiación y distribución de afectos, símbolos, recursos naturales y bienes. Así, a lo largo del tiempo y de las distintas culturas, la utilización del miedo como mecanismo de disciplinamiento ha estado en el centro de la vida en sociedad y ha dejado huellas indelebles en la historia de la humanidad. En nuestros tiempos, sin embargo, un espeso manto de oscuridad naturaliza a este fenómeno y lo blinda de todo cuestionamiento. A pesar de ello, las turbulencias políticas y sociales de los últimos tiempos empiezan a destrozar las vestiduras que durante tanto tiempo han ocultado las formas en que nuestra realidad inmediata es condicionada por la manipulación social del miedo.

Desde mediados del siglo pasado, las distintas etapas y fases del capitalismo han dado lugar a un desarrollo tecnológico y a una integración de la economía mundial de un orden inédito. En paralelo, la concentración del poder económico y la consiguiente desigualdad y fragmentación social han multiplicado demandas que no pueden ser satisfechas a través del juego democrático de las instituciones. En este contexto, los medios de comunicación y las redes sociales fueron adquiriendo una importancia central en el disciplinamiento de las sociedades. A través de la manipulación abierta y subliminal de todo tipo de información, y utilizando técnicas cada vez mas sofisticadas, tanto los medios como las redes buscan implantar un relato impregnado por la amenaza del caos social. Un relato que siembra confusión y desamparo a la par que detona miedos atávicos y fanatiza a la población. El resultado es un bloqueo de la capacidad de reflexión y de crítica al statu quo. El primer objetivo de este relato es construir subliminalmente un enemigo fantasmagórico que, acosando desde las tinieblas del subconsciente, promueve la competencia despiadada de los unos contra los otros persiguiendo recursos, bienes, identidades, status y poder. Poco a poco, y de acuerdo al ritmo de los conflictos sociales, estos fantasmas adquieren carne y hueso y rompen las cáscaras de la intimidad para proyectarse a la escena pública amenazando de un modo abierto y explícito a la integridad y a la seguridad de colectivos y naciones.

Estas formas de disciplinamiento social están hoy a la orden del día, tanto en el centro como en la periferia del capitalismo global monopólico. Lejos de solucionar conflictos y producir estabilidad social, estas manipulaciones pulverizan la legitimidad de las instituciones democráticas, potencian la crisis política sembrando diversas variantes del totalitarismo y escalan a nivel geopolítico colocando al mundo al borde de una guerra de consecuencias impredecibles. Paradójicamente, la difusión global de estos métodos y la intensidad creciente de la conflictividad social arrojan luz sobre estos fenómenos y crean condiciones para la gestación de nuevas formas de organización social.

La construcción del enemigo interno y externo

Joe Biden ha cumplido un año de gobierno en un país cada vez más dominado por una creciente desigualdad económica y social que reproduce una espesa trama de influencias políticas y condiciona el funcionamiento de las instituciones democráticas: tres individuos concentran hoy más riqueza que los 160 millones de ciudadanos más pobres [foreignaffairs.com, enero/febrero de 2021.].


Biden llegó a la presidencia con 81 millones de votos emitidos en los condados que representan el 70% del producto bruto norteamericano. Donald Trump, en cambio, recibió 74 millones de votos provenientes, en su mayor parte, de las zonas rurales y centros urbanos más pobres del país, que en su conjunto representan el 30% del PBI. Estas circunstancias reiteran y amplifican las tendencias que en 2016 llevaron a Trump a la Presidencia. Como en ese entonces, la división geográfica y social coincide con una intensa polarización de la elite político-partidaria acentuada, como hemos visto en notas anteriores, por el carácter anti establishment de Trump. Ahora, desde el llano, este acusa al Partido Demócrata, a los medios de comunicación, a las corporaciones tecnológicas y a los organismos de inteligencia de haber intentado destituirlo y de haber fraguado los resultados electorales de 2020. Al mismo tiempo, se prepara para volver a la Presidencia en 2024. Un comité del Congreso en el que participan los líderes del establishment del Partido Demócrata y senadores republicanos neo-conservadores intenta impedir la candidatura de Trump impulsando una investigación del rol que el ex Presidente jugó en la supuesta “insurrección” que habría copado el Capitolio el 6 de enero de 2021 para impedir el recuento de votos que dio el triunfo electoral a Biden. Esta investigación del Congreso ha sido acusada de inconstitucional y de arrogarse poderes absolutos que superan a los de los organismos de inteligencia y violan la libertad civil y los derechos de los ciudadanos [Glenn Greenwald, substack.com, 20/1/2022; pogo.org, 5/10/2021

]. En paralelo, el Departamento de Justicia también busca bloquear la candidatura de Trump a través de la investigación de supuestos ilícitos cometidos por sus empresas durante su gestión de gobierno.

En este contexto, los medios de comunicación y las redes sociales han profundizado la censura política que, como hemos visto en otras notas, marcó a la campaña electoral de 2020. Hoy esta censura alcanza no sólo a Trump, a congresistas republicanos y a miles de sus partidarios, sino también a la información y a opiniones que, contrariando el criterio de verdad de las redes y los medios, aluden a supuestos ilícitos cometidos por Biden y su familia, cuestionan el origen de la pandemia, la política de vacunación y otros temas considerados “conspirativos” y peligrosos para la seguridad nacional. Esta situación ha impulsado el descrédito de los medios de comunicación y de las redes sociales, expresado en las encuestas y en la caída vertiginosa del rating de los principales programas de noticias emitidos por los distintos canales televisivos y especialmente por los medios liberales/oficialistas. Entre estos últimos sobresale CNN Prime Time, cuyo rating ha sufrido una caída del 68% en el último año y hoy sólo llega a 0.87 millones de personas. Esta situación contrasta con el acelerado crecimiento del rating de programas dirigidos por periodistas independientes, emitidos online y autofinanciados, entre los que se destaca el de Joe Rogan, que con 11 millones de personas de audiencia discute todo tipo de temas –incluidas las cuestiones más controvertidas [zerohedge.com 3, 4, 8/1/2022.]– y todavía no ha sido censurado.

La censura ha echado leña al descontento social y al descreimiento del sistema democrático. Según encuestas recientes, sólo el 33% de los entrevistados aprueba la gestión Biden, el 64% cree que la democracia está en crisis, dos tercios de los republicanos creen que Biden llegó al gobierno gracias al fraude electoral y más de la mitad de los demócratas entrevistados cree que el 6 de enero de 2021 hubo un intento de insurrección promovida por los republicanos para tomar el Congreso y robar las elecciones [npr.org, 3/1/2022.].

La crisis de legitimidad institucional no se limita al sistema político. Con el prestigio fuertemente golpeado por la bochornosa retirada de Afganistán, las Fuerzas Armadas parecen ahora resquebrajarse a partir de la polarización política. Recientes declaraciones de altos mandos retirados han hecho pública la preocupación por la posibilidad de un golpe militar luego de las elecciones de 2024. Según estos jefes militares, un resultado conflictivo puede confundir a las autoridades militares y a soldados rasos provocando “una total ruptura de la cadena de mandos” de consecuencias imprevisibles [newsweek.com, 31/12/2021; washingtonpost.com, 17/12/2021.].

Paralelamente con estos desarrollos, los “halcones” neo-conservadores de la era Bush, que dejaron un tendal de guerras localizadas y países inviables, ganan creciente influencia sobre la política exterior norteamericana y controlan puestos claves en el Departamento de Estado y en el Consejo de Seguridad Nacional. Desde allí pretenden imponer la hegemonía norteamericana amenazada, según ellos, por la alianza de China y Rusia y su control creciente sobre Eurasia y sus riquezas. Desde la caída de la Unión Soviética estos halcones han promovido el cerco a Rusia aumentando la influencia de la OTAN en la región, incorporando a la misma a las ex repúblicas soviéticas y colocando tropa y armamento sofisticado en la frontera de Rusia. Luego de los últimos incidentes en Ucrania, Rusia ha pasado a la acción y ahora demanda, entre otras cuestiones, un tratado escrito que garantice el cese de la expansión de la OTAN hacia sus fronteras y la no inclusión de Ucrania en esta organización. Los Estados Unidos rechazan estas demandas, acusan a Rusia de planear una “inminente invasión” a Ucrania, refuerzan la venta de armamento a este país y preparan sanciones económicas contra Rusia “de envergadura nunca vista”. Esta semana se han tomado medidas para que las empresas norteamericanas aseguren la provisión de gas natural a Europa, cuyo abastecimiento depende en un 30% del envío de gas ruso [zerohedge.com, 20/1/2022.]. Esto último ha despertado una alarma creciente ante el impacto inmediato que podrían tener los acontecimientos militares en Europa sobre los precios de los combustibles, la logística internacional, los precios de los commodities y la inflación internacional.

Fake news, default y disciplinamiento social

El escándalo desatado con la revelación de los videos de la “Gestapo sindical” y las explicaciones dadas por los funcionarios que participaron de ese “grupo de tareas”, incluida María Eugenia Vidal –por ese entonces gobernadora de la provincia de Buenos Aires–, dejan al desnudo al lawfare operando al día y a cara descubierta. La sustitución que Vidal y autoridades de Juntos por el Cambio hacen del delito que muestra el video por la acusación de una imaginaria “operación política” del gobierno y de la actual Agencia Federal de Inteligencia (AFI) para perjudicar a la oposición, muestra la impunidad con la que el macrismo hilvana un mundo al revés. Allí las mentiras abiertas reemplazan a los hechos, generando en la población confusión y miedo al caos social y a la impunidad de una mafia que opera abiertamente al interior de las instituciones políticas y judiciales. La inoperancia del gobierno ante esta situación y la certeza de que toda denuncia tendiente a revelar el lawfare caerá en la cloaca de Comodoro Py, protegida por una Corte Suprema que no disimula su desprecio por las leyes y el Estado de Derecho, genera en los ciudadanos desesperanza, apatía y miedo y contrasta con la promesa electoral de “limpiar las cloacas de la democracia”. Este desvalimiento de la población y del propio gobierno se potencia con las operaciones de los medios que, protegidos por una supuesta libertad de expresión, generan impunemente todo tipo de fake news. Esto debilita aún más a un gobierno que parece no tener recursos para sancionar actos que, más que transgresiones de la libertad de prensa, son delitos que atentan contra las instituciones de la República.

 

El objetivo de amedrentar impunemente a la población y cimentar la posibilidad del caos social también aflora en las advertencias de “expertos” y funcionarios de organismos financieros sobre las consecuencias nefastas que podría tener para el país un posible default de la deuda contraída por el macrismo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Esta deuda contraviene explícitamente los estatutos y regulaciones del FMI y de la Argentina: fue explícitamente contraída para asegurar la reelección de Mauricio Macri. Sin embargo, y como vimos oportunamente, su carácter insostenible condiciona a los gobiernos futuros por varias décadas y encierra al país en la trampa del endeudamiento ilimitado. Es, pues, un instrumento coercitivo que busca disciplinar a la sociedad, condenando a la mayoría de la población al terror de caer en el descarte social y en el hambre. Al imponer un ajuste brutal como condición del acuerdo, el FMI no sólo busca liberar los dólares de las exportaciones necesarios para el pago del servicio de la deuda, sino que condena al país al chaleco de fuerza de una recesión sin límites. Este es el medio elegido para “terminar con el populismo”.

Pareciera que el miedo al default ha empapado desde un inicio a la estrategia de negociación delineada por el gobierno, dejándolo en una situación de creciente debilidad. En lugar de negociar primero con el FMI, postergando los pagos de la deuda hasta concluir las negociaciones, eligió acordar primero con los acreedores privados y “hacer buena letra” con el FMI cancelando todos los pagos hasta que se le acabasen las reservas, algo que a más tardar ocurrirá en marzo. Asimismo, el gobierno también parece haber descartado que, tal como indica nuestra historia, el acuerdo con el FMI no elimina necesariamente la posibilidad de un default a corto plazo ni garantiza el acceso inmediato al financiamiento externo ni asegura la “tranquilidad de la macroeconomía” y el control de la inflación.

El canciller Santiago Cafiero viajó a Washington DC esta semana para pedir “una intervención política” del gobierno de Biden ante el Tesoro norteamericano y por esta vía “aflojar” las condiciones que impone el FMI [ambito.com, 19 y 20/1/2022.]. Sin embargo, la experiencia indica que el Presidente norteamericano y los titulares de la Reserva Federal y del Tesoro actúan en tándem, especialmente en lo que hace a la política exterior de la primera potencia mundial. Más aún, y más allá de las declaraciones de buena voluntad, los halcones que ocupan posiciones claves en el Departamento de Estado y en el Consejo de Seguridad Nacional difícilmente actuarán para asegurar el bienestar del 40% de la población argentina que tiene hambre y está al borde del precipicio.

Este es el principal problema que el gobierno tiene por delante y debería abocarse inmediatamente a resolverlo movilizando a sus votantes y haciéndolos participar en las soluciones de los problemas que aquejan al país. Especialmente en el control de la inflación –el territorio primordial donde se decide el futuro de la Argentina–, el modo en que se enfrentarán a corto plazo los problemas derivados de un default y los intentos de la oposición de desencadenar el caos social.

La cultura nos puede salvar

Pablo Melicchio, Psicologo egresado en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) y escritor, en el Diario Perfil.
La cultura es, por sobre todas las cosas, lo opuesto a la violencia. Es el entramado social que intenta acotar toda acción que aspira a desestructurar lo que nos define como humanos.

Cada vez que acontece un acto de barbarie, esas escenas de violencia a las que lamentablemente estamos acostumbrados, que las naturalizamos como parte inevitable de esta sociedad, alguien dice, incluso muchas veces me escuché respondiendo o pensando lo mismo: falta cultura. “Un cacho de cultura”, como decía Clemente, el famoso personaje del querido Caloi.

La cultura es, por sobre todas las cosas, lo opuesto a la violencia. Es el entramado social que intenta acotar toda acción que aspira a desestructurar lo que nos define como humanos. La cultura se opone a la violencia que lastima los cuerpos, las emociones y lo espiritual de cada habitante del planeta. Pero también es una defensa contra todo acto violento que pretende devaluar o destruir nuestra identidad, la sociedad que somos en un tiempo y en un lugar, con una historia que nos constituye, que define nuestro ser.

Hace varios años fui invitado a la feria del libro de Corrientes, no solo recorrí esa bella provincia, sino que además me traje algunos aprendizajes y un puñado de bellos amigos. Corrientes cuenta con tradiciones muy arraigadas. Posee una riquísima historia, de gran influencia en la formación de la nacionalidad, su propia música y su propia danza, el chamamé, una población prácticamente bilingüe (el idioma guaraní tiene reconocimiento como lengua oficial junto con el español) y con una idiosincrasia muy característica. La cultura correntina es sólida y peculiar, resultante de un mestizaje que proviene de los primeros tiempos virreinales. Pero, para demostrarnos que no todo es pasado para los correntinos, ha surgido ÑANDÉ MAC (“Nuestro –voz guaraní– Museo de Arte Contemporáneo”).

¿Quiénes somos? ¿Cuál es la verdad latinoamericana? Argentina no es Buenos Aires, debemos colaborar con la descentralización, con el poder retenido en un epicentro, y el arte es una de las vías más regias para alcanzar ese fin, la expansión. Romper así, una vez más, con la historia oficial. Hablar al mundo desde Corrientes, más que en español, en argentino y en guaraní. Interpretar desde lo propio, desde las raíces, lo universal. Un museo que tenga ÑANDÉ MAC como nombre, es hablar desde otras verdades, es ser vidriera y protagonistas y no solo espectadores de lo que sucede o se expone en otras latitudes.

En Esbozo de una antropología filosófica americana, Rodolfo Kusch nos señala: “El sentido profundo de la cultura está en que ésta puebla de signos y símbolos el mundo. Y que este poblamiento es para lograr un domicilio en el mundo a los efectos de no estar demasiado desnudos y desvalidos en él”. Frente al desvalimiento, la fragilidad y finitud que son nuestra marca de fábrica, el arte resulta una herramienta esencial para rescatar lo más humano, la expresión, ese otro alimento que libera y amplía el horizonte de nuestro ser y deja huellas de lo vivido. Y asentar un sitio para la cultura en Corrientes, en el norte argentino, es establecer otro domicilio, otro hogar para que el arte nos desvele, nos revele y nos rebele ante ideologías que buscan aquietarnos o controlar nuestro ser y sentir.

Fue Luis Niveiro, un correntino radicado en Buenos Aires desde muy joven, artista y coleccionista de arte, quien tomó la iniciativa, con una decisión que sorprende por su desprendimiento y su amor al terruño, y en el año 2017 donó al Gobierno correntino lo más valioso de su colección personal, obras de renombrados artistas nacionales e internacionales, para que con ellas se constituyera el acervo fundacional de dicho museo. Un entusiasta grupo de amigos lo secundó de inmediato. Luego Niveiro realizaría una extensa gira por Latinoamérica, Europa y parte de África para conseguir más donaciones para el acervo, viajes que resultaron harto exitosos. En la actualidad, el patrimonio primigenio del museo cuenta con alrededor de 200 obras, muchas de ellas firmadas por grandes maestros de reconocimiento mundial como Luis Felipe Noé, León Ferrari, Antonio Berni, Marta Minujín, Rufino Tamayo, Carlos Gorriarena, Ricardo Carpani, Rogelio Polesello, Eduardo Mac Entyre, Eduardo Stupía, GyulaKosice, Jorge de la Vega, Josefina Robirosa, Carlos Silva, KennetKemble, KasuyaSakai, Libero Badíi, Marcia Schvartz, Luis Seoane, Miguel Ángel Bengochea, Juan Carlos Lasser, Claudio y Julio Barragán, entre otros nombres.

Si nos atenemos al número y a la jerarquía de tales obras, no parece aventurado afirmar que Corrientes tendrá uno de los museos de arte actual más importantes de Sudamérica. A fines del 2017 el proyecto fue presentado al público y a las autoridades por el propio Niveiro y por el arquitecto Gabriel Romero, Presidente del Instituto de Cultura de Corrientes, máximo organismo del quehacer cultural en la provincia. Y en el 2019 se sancionó y fue promulgada la ley que institucionalizó ÑANDÉ MAC. En abril del 2021, el Presidente del Instituto de Cultura informó que pronto el Gobernador anunciaría la asignación de un edificio de grandes dimensiones a ÑANDÉ MAC, ubicado en la ciudad capital. Ello todavía no ocurrió, pero se espera que ocurra en las próximas semanas.

Estos hechos, acaecidos en una provincia que muchos consideran “atrasada”, lejos de Buenos Aires y sus movidas, nos llevan a reflexionar sobre las relaciones entre tradición y progreso, sobre preservación del pasado y voluntad de superación. En tiempos donde la economía y la salud mental, física y espiritual fueron conmovidas por la pandemia, necesitamos como nunca del arte como medicina sagrada, porque no sólo de pan vive el ser humano. ¿Cómo es posible que ÑANDÉ MAC no tenga aun su edificio? Espero, en mi próximo viaje a Corrientes, juntarme con mis amigos para celebrar la apertura de ese museo, otra conquista, otro sitio donde regocijarnos, sabiendo del poder que el arte ejerce en el alma humana.

Embajador

El presidente Alberto Fernández recibió ayer en la Casa Rosada las cartas credenciales del nuevo embajador de Estados Unidos en Argentina, Marc Stanley, quien reemplazó al funcionario saliente Edward Prado.

El nuevo embajador norteamericano aterrizó el pasado jueves en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza donde fue recibido por la encargada de negocios, MaryKay Carlson.

El Embajador designado Marc Stanley llegó al Palacio Bosch junto a su esposa Wendy y recibió una cálida bienvenida de la encargada de negocios MaryKay Carlson, funcionarios y del equipo de la residencia. ¡Bienvenido!”, publicó la Embajada de Estados Unidos a través de la cuenta oficial de Twitter.

Stanley fue designado en el cargo por el presidente Joe Biden en diciembre para asumir en el puesto que dejó vacante Edward Prado.“Estoy agradecido por la oportunidad de servir a mi país”, dijo al conocer su nombramiento.

En tanto, Stanley consideró que “Buenos Aires no es un remanso de bajo riesgo” y que “Argentina es una de las economías más grandes del hemisferio” pero que es “un país devastado por el COVID-19 y la recesión”.

(Ámbito Financiero)

Mi rival hermano

Crónica de las nuevas familiaridades (tercer capítulo)

Por Alfredo Grande, Médico psiquiatra. Psicoanalista. Cooperativista. Redactor en la agencia de noticias "Pelota de Trapo". Docente en las Facultades de Psicología de las Universidades Nacionales de Rosario, Mar del plata y la Plata en cursos de psicoanàlisis implicado.

La cultura represora se construye con prisa y sin pausa como una forma de producción, circulación y consumo de poder. Poder que es la capacidad de imponer los mandatos de una clase como si fueran los deseos de todos. Coerción exterior y coerción interior mediante, se construye lo que denomino “el deseo del mandato”: el siempre recordado “le pertenezco”. Formas actuales de la esclavitud y la servidumbre conscientemente asumida e inconscientemente inoculada.

El Patriarcado es un instituto jerárquico, absolutamente vertical, donde se siembra terror y se cosecha sometimiento. Es el Orden del Padre Represor. El Pater Familias. Represor de los deseos de mujeres, niñas y niños. Todas las religiones en sus versiones fundamentalistas o descafeinadas, sostienen este orden represor.

Cierta actualización es haber tolerado, permitido, resignado, o todo eso junto, que ciertas modalidades de las diversidades de género compartan los privilegios de pertenecer a este orden represor. De la misma forma que no todo anti capitalismo es feminista, no todo feminismo es anti capitalista. Empate técnico. Y la cultura represora se mantiene porque tiene más de mil caras y mucho más de cien mil máscaras. Varias de ellas, demasiado atractivas para resistirlas mucho tiempo. Y el cuerpo no siempre aguanta. Y la mente menos.

Por eso es necesario que la tarea de enfrentar a todas las formas de la cultura represora no sea ninguna excepción, sino que sea otra “ley primera”. El gaucho Martin Fierro nos habla de una “unión verdadera”. Unión y no unidad. Verdadera por ser fundante. “Los hermanos sean unidos”. Unidos en la lucha contra el padre represor. Embajador plenipotenciario de la cultura represora familiar, vincular, grupal y social. La familia sacramental no puede tolerarlo. Lo que Dios une en el cielo, el hombre no puede separarlo en la tierra. Mandato de todos los mandatos. Moral del conquistador.

La ley primera de la cultura represora y el orden patriarcal es que los hermanos no sean unidos. Y va por más. Además de no ser unidos, sean rivales. La rivalidad consiste en destruir al rival. Puede haber sana competencia, pero no hay sana rivalidad. El extremo límite de la rivalidad es la masacre y es la guerra. Caín mata a su hermano no por deseo, sino por mandato. “Para redimir los pecados Dios exigía el sacrificio de animales y no de frutos de la tierra, "sin derramamiento de sangre no hay remisión". Esta visión retrospectiva interpreta que cuando Adán y Eva pecaron fueron sacrificados animales, pues fue así Dios proveyó las pieles para hacer la ropa para que los cubrió. Abel cumplió con los deseos de Dios, pero Caín solamente ofreció frutos.”

Si el cumplimiento del deseo es obligatorio, no es deseo sino mandato. Abel sacrificó animales para agradar a Dios. Y fue el elegido. Dios de los hermanos hace rivales. Y Caín sacrifica a Abel. El Dios Represor consigue ahogar en sangre esa “unión verdadera”. “Cuando Dios pidió explicación a Caín por la muerte de Abel, Dios le maldijo diciendo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano”.

La marca de Caín es en realidad la marca de la cultura represora que aniquila el deseo de hermandad. Hoy las modalidades de adopción destrozan los lazos fraternos y continúa el sacrificio para satisfacer los mandatos de un Dios – Estado represor.

La sangre de Abel mancha las manos de Dios.

En el origen y en el destino, la cultura represora exige el sacrificio de la alianza entre hermanos / hermanas. La película “Imperdonable”, describe como el castigo más cruel es prohibir que dos hermanas puedan encontrarse. Las formas actuales de la adopción, sacrifican la hermandad y privilegian a la “nueva familia patriarcal”.

La lucha contra la cultura represora es también la lucha para que Caín y Abel vuelvan a ser hermanos. Para que otra familiaridad sea posible.

Porque otra familiaridad es necesaria. (Agencia Pelota de Trapo)

Soberanía

El mensaje de Alberto Fernández al FMI: “Tenemos derecho a crecer como nosotros queremos”

  • "Nuestra pelea con el Fondo Monetario, por más que algunos se disgusten, es para decir firmemente que queremos tener derecho a crecer nosotros según nosotros creemos cómo debemos crecer. Debemos recordar que cuando los ajustes llegaron, nuestro pueblo padeció", dijo el Presidente al lanzar en Morón una campaña de vacunación para garantizar la presencialidad plena de los chicos durante el ciclo lectivo 2022.

El presidente Alberto Fernández afirmó este lunes que en las negociaciones con el FMI para el pago de la deuda se debe contemplar el “derecho a crecer como nosotros queremos crecer”. Y agregó: “Cuando los ajustes llegaron, nuestro pueblo padeció”.

En ese marco, el jefe de Estado pidió recordar “lo que fue el 2001, y el ajuste más cercano, que hizo desaparecer el Ministerio de Trabajo, Salud y Ciencia y Tecnología”, en alusión a lo ocurrido en 2018 durante la gestión de Mauricio Macri.

El Presidente efectuó estas declaraciones durante un acto de lanzamiento del plan de vacunación para la vuelta a clases, en el partido bonaerense de Morón.

En ese contexto, rodeado del jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el ministro de Educación, Jaime Perczyk, el mandatario se refirió a la negociación con el Fondo Monetario Internacional: “Los pueblos que pierden la memoria están condenados a repetir su historia y nosotros no podemos perder la memoria”, sostuvo.

De acuerdo al Presidente, "nuestra pelea con el Fondo Monetario, por más que algunos se disgusten, es para decir firmemente que queremos tener derecho a crecer nosotros según nosotros creemos cómo debemos crecer”. Y agregó: "Debemos recordar que cuando los ajustes llegaron, nuestro pueblo padeció. Sólo recuerden el 2001 lo que significó para la Argentina. Y el ajuste más cercano, cuando el Fondo le pidió a la Argentina que desaparecieran el Ministerio de Salud, el de Trabajo y el de Ciencia y Tecnología, tres baluartes centrales para el desarrollo de un Estado y de una sociedad”, en alusión a la gestión del Gobierno de Juntos por el Cambio entre 2015 y 2019.

Durante el acto, realizado en el Microestadio Municipal Diego Armando Maradona de Morón, el Presidente lanzó una campaña de vacunación con el objetivo de garantizar la presencialidad plena de los chicos durante el ciclo lectivo 2022 y promovió las becas Progresar, ahora también disponibles para jóvenes de 16 y 17 años, franja de edad donde se encuentra la mayor porción de estudiantes que perdió contacto con las escuelas durante la pandemia, según datos informados por el propio mandatario.

(El diarioAr)

La nueva grieta y las diferentes temporalidades



Magister en Políticas Públicas -FLACSO- y Lic. en Sociología -UBA-, Sacha Pujó escribe la siguiente nota, tomada de VaConFirma.

Si algo le faltaba al país era una nueva grieta que divida de manera transversal a la sociedad y a las fuerzas políticas. Se trata de la conformación de un debate entre ambiente y desarrollo, una construcción que genera una división de posturas canalizadas por los denominados ambientalistas versus desarrollistas. Este clivaje comenzó con el proyecto de las granjas porcinas en 2020 y siguió con la prohibición de la salmonicultura en Tierra del Fuego. Hoy tiene su epicentro en Chubut donde se dio marcha atrás a la zonificación minera a partir de masivas movilizaciones y violentos conflictos, y por otro lado, una emergente movilización social contra la resolución del gobierno nacional que habilita la exploración de hidrocarburos en el Mar Argentino.

En ese sentido, recientemente un colectivo heterogéneo de personalidades, referentes de la cultura y ONGs de diverso origen denominado #Mirá, lanzó un documento de rechazo a la exploración petrolera en mar argentino en el que afirman que “no hay licencia social para un negocio destructivo más”. Según el economista Claudio Scaletta estamos ante la formación de “una alianza antiexportadora que, con la excusa de un falso ambientalismo, persigue lisa y llanamente la prohibición de las principales actividades productivas con orientación al comercio exterior”. Siguiendo con el autor “se trata de una nueva hegemonía neoliberal que, al neoliberalismo tradicional, suma al grueso de la izquierda, otrora marxista, y a buena parte de ese heterogéneo colectivo de sectores medios urbanos denominado “progresismo”.

La instalación creciente de este consenso se sostiene sobre una falsa dicotomía. La demanda ambiental no puede escindirse del contexto histórico ni de otras variables urgentes, y correr el riesgo de que sea canalizada por grupos reaccionarios. Argentina no representa ni el 1% de las emisiones de gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global. En este marco cabe preguntarse si es factible adoptar la agenda de los países desarrollados quienes son los responsables del cambio climático. Estos son los que deberían aplicar las medidas urgentes que impone la emergencia climática. Se torna bastante extravagante incorporar premisas decrecionistas de otras latitudes en un país empobrecido y sometido por la deuda.

La denominada economía verde se plantea desde los países centrales como un nuevo negocio donde colocar los capitales. Mientras tanto son ellos quienes tienen los recursos y pueden invertir en la infraestructura necesaria para hacer la transición energética, lo que profundizará la desigualdad con los países periféricos. Como señala el economista Eduardo Crespo “si Argentina quiere ser parte de la transición hacia una economía más descarbonizada, ¿por qué se oponen de manera fundamentalista a emprendimientos mineros ligados al cobre, el litio o la plata, que son esenciales en dicha transición?”. En este contexto el país no debería dejar de valorizar sus recursos como el agro, la minería metalífera y los hidrocarburos de Vaca Muerta que son fuentes potenciales de miles de millones de dólares. Existe una ilusión de prescindir de la producción olvidando el aspecto material de determinados consumos y modos de vida que está relacionada con la imaginación de la cultura del capital financiero, como así también del lugar que ocupan las personas que despliegan esas ideas en la división social del trabajo, ocupaciones alejadas de los procesos productivos de los bienes materiales. Y vale la pena recordar que un hecho significativo de la consolidación del capitalismo financiero especulativo a nivel mundial fue el triunfo de Margaret Thatcher sobre las huelgas de los mineros en el Reino Unido.

García Linera plantea que detrás del criticismo extractivista en contra de los gobiernos revolucionarios y progresistas, se halla la sombra de la restauración conservadora. En primer lugar se deberían satisfacer las necesidades urgentes de la población y gradualmente, ya que son procesos de larga duración, lograr la reconversión productiva hacia una matriz con menor impacto ambiental y que democratice el funcionamiento de la economía. Pero para ello se necesitan enormes recursos económicos y humanos. El punto en este momento no debería ser la prohibición de actividades sino hacia dónde dirigir el excedente generado y aquí entra también la necesaria voluntad política de investigar a dónde fue cada dólar prestado por el FMI. La base de sustentación de un gobierno nacional y popular está dada por el manejo de la economía generando condiciones dignas de vida de la mayoría de la población, ya que sin ello se erosiona cualquier legitimidad, y se habilitan los discursos de la antipolítica y su correlato en construcciones políticas neofacistas.

La construcción de esta grieta podría encuadrarse como una nueva zoncera. Según Arturo Jauretche las zonceras consisten en "principios introducidos en nuestra formación intelectual desde la más tierna infancia con la apariencia de axiomas, para impedir pensar las cosas del país por la simple aplicación del buen sentido". La fuerza de las zonceras no está en la argumentación, sino que funcionan como principios respaldados por la autoridad simbólica de quien las enuncia, y su eficacia depende de que no haya discusión. Se largan frases resonantes con facilidad de replicación en las redes sociales que anulan la capacidad de establecer un debate racional con datos que tomen en cuenta la situación concreta del país, su historia reciente y su ubicación en la división internacional del trabajo en la globalización capitalista. Cómo puede, por ejemplo, instalarse la idea de que se puede salir de la pobreza y hacer la transición energética sin crecer, prescindiendo de la producción o adoptando incluso ideas decrecionistas. O de otro modo, deberían hacer explícito la idea de cambiar radicalmente el modo de vida, producción y consumo en su conjunto, algo que no solo llevaría a conflictos sociales en el corto plazo, sino que un solo país de forma aislada no puede llevarlo adelante. Retomando a García Linera:

Ninguna revolución contemporánea ha podido romper la división mundial del trabajo, ni lo podrá hacer hasta que no haya una masa social políticamente en movimiento, lo suficientemente extendida territorialmente (global) y técnicamente sostenible, que modifique la correlación de las fuerzas geopolíticas del mundo. (…) Como toda emancipación, la del extractivismo tiene que partir precisamente de él, de lo que como forma técnica ha hecho de la sociedad”.

Las diferentes temporalidades

El país está hoy como nunca asediado por el corto plazo. Tiene una colosal deuda externa y el 40% de su población en la pobreza, luego de atravesar el shock económico y sanitario. Lo básico sería generar exportaciones que fortalezcan la posición del Estado para dinamizar la economía y crear trabajo digno. De hecho cuando la economía argentina crece demanda más importaciones y eso se traduce en la necesidad de divisas. La magnitud de la crisis impone que la temporalidad del corto plazo sea un fundamento del largo plazo. En ese sentido, la posibilidad de la diversificación productiva a futuro viene de la mano de la estabilidad económico y política en el corto plazo ya que se hace difícil pensar en implementar transformaciones sin la construcción de poder. En otras palabras, para salir del extractivismo en un proceso de largo plazo es necesario que en el corto plazo se resuelvan las demandas urgentes de la población, se garantice legitimidad social y se fortalezca la posición del Estado a fin de evitar la restauración conservadora porque en el medio del proceso se debe contener a las minorías poderosas que siempre intentan sabotear las reformas profundas.

Históricamente los países desarrollados tendieron a inhibir la realización del potencial desarrollo de los países periféricos para que no se alteren las relaciones de fuerza. Además de contar con instituciones supranacionales que garantizan dicho orden tal como el FMI, despliegan en la cultura la construcción de sentido. Es por ello que un Estado con autonomía, altas capacidades y que implemente un fuerte impulso es condición para salir del subdesarrollo y “transformar la fuerza en potencia en fuerza en acto”, como señala Marcelo Gullo, en “Insubordinación y desarrollo”. Para este fin es imprescindible la voluntad de la elite dirigente y la movilización de la población, es decir la construcción de una hegemonía que es la capacidad del Estado de trascender la disputa de las facciones sociales para implementar un proyecto de país sostenido.

Inventar al enemigo para ocultar al verdadero enemigo

En un escenario nacional y global inédito y complejo, la principal dificultad radica en las propias limitaciones que las formas de pensar y pensarnos colectivamente, impiden. Años de falta de ejercicio soberano y defensa de las formas genuinamente democráticas, que no solo implican derechos y garantías a esos derechos sino también y especialmente las obligaciones que se desprenden del hecho natural de haber nacido humanos, por ende en comunidades humanas y constitutivamente comunitarias, sometidas a las mas falsas percepciones del “uno mismo” y del “mérito” individual como condición de cualquier orden que supone libertad, sin reparar en las consecuencias y obviando las relaciones de poder que determinan privilegios y que en ningún caso permiten libertad alguna sino y exclusivamente algún grado de Posibilidad mayor a la de otros en un sistema opresor, excluyente, elitista y pensado por pocos y para pocos.

Y no digo que sea esta la principal porque es origen o causa, sino sencillamente porque es la que se puede corregir rápidamente con la participación y la búsqueda de conocimiento. Con el intento sincero y sentido de construir rumbos nacionales comunes y dejar de lado los mezquinos intereses y proponer grandes objetivos comunes. Justicia, Equidad (Igualdad de posibilidades), Ingresos que permitan niveles de vida dignos en un país con enormes potencialidades y un territorio virgen … Pensar comunitariamente con y para con todos es el camino mas rápido y seguro a una mejor calidad de vida. Para nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack


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