Decir verdad

Decir la verdad cada vez importa menos

Javier Lara, Licenciado en periodismo, master en profesorado, socialmedia, ha trabajado durante quince años en prensa escrita, radio, televisión y gabinetes de comunicación y durante dos años como content manager y community manager en IC Grupo Editorial. Muy aficionado a la literatura, leer y escribir, ahora enseña estas materias como docente. Escribe en “Psicología y mente”

¿Se preocupan de decir siempre la verdad? ¿Se sienten mal si alguna vez no son completamente sinceros? Si su respuesta es sí, quizá sea una especie en peligro de extinción. Un grupo de científicos de una universidad de Países Bajos y otra de Estados Unidos han descubierto que la verdad cada vez es más irrelevante. Este fenómeno no ha dejado de incrementarse en los últimos 40 años. Es decir, que la gente cada vez le da menos importancia a que le mientan.

¿Y qué queda entonces en el discurso público si se le retira la verdad y la racionalidad? Al parecer, lo que gana terreno frente a lo verdadero es la emoción y la intuición. En cierto modo, es una buena noticia para quien sea capaz de actuar. Da igual lo que digas, empieza a ser más importante cómo lo digas. Da igual su procedencia, déjate guiar por la intuición y sácate un buen argumento de la manga, añádele una buena dosis de emociones, ponle pasión, haz reír o rabiar, pero no te quedes en un discurso plano y, si lo consigues, serás popular, con verdad o sin ella.

Si cada vez hay más empresas dedicadas a detectar noticias falsas y bulos es porque cada vez se difunden más mentiras. Para conocer todo esto no era necesario que viniera ningún estudio universitario a decirlo, aunque no está mal que se haya podido confirmar por parte de la estadística. Lo que sí me parece relevante es que nos estén tomando el pelo todo el rato y nos dé absolutamente igual.

Es también interesante conocer cómo en ese discurso público, ha empezado a cambiar el yo por el nosotros. Quien habla no lo hace solo en su nombre, sino que se reivindica como el portavoz de un colectivo que quiere, además, integrar al receptor, una de las claves de cualquier argumentación.

El problema es que el atropello de la verdad no lo está haciendo el bocachancla que habla en el bar al que solo escuchan los tertulianos de un momento concreto. Lo grave es que los que deberían dar ejemplo, aquellos que nos representan públicamente, de uno y de otro lado, están limpiándose el trasero con la verdad todos los días sin que después se atisben penalizaciones entre la opinión pública.

Si yo a veces me siento mal por ocultar algún dato o por pronunciar una mentira piadosa a nivel familiar, ¿qué tipo de conciencias tienen quienes lo hacen a gran escala? Sea como sea, yo sigo confiando en que la verdad es siempre el camino correcto, lo que a la larga evita más problemas y me hará dormir cada noche más tranquilo. Queridos lectores, defiendan la verdad, emocionen y luchen con ella por bandera porque todo lo demás es entrar en terrenos peligrosos. Si nuestros mayores nos enseñaron aquello de “se pilla antes a un mentiroso que a un cojo”, algo de razón llevarían, a lo que yo sumo que lo de que la vida es puro teatro solo queda bien en la canción.

Como se piensa

En realidad, decir verdad (La verdad no es “algo” que se posee o se tiene, sino en tanto constitución de aquellos sujetos que deciden en sus vidas, colocar sus pensamientos, acciones, decires y escritos, bajo esa premisa que entonces y solo entonces, se convierte en un atributo de la persona. Dice verdad (O la verdad respecto de aquello que hace, piensa, dice, escribe …), es un asunto del lenguaje. Quién no dice verdad no necesariamente dice mentira. El opuesto a decir la verdad respecto de algo no es la mentira en tanto puede haber verdades contrapuestas (Respecto de gustos u opiniones o basar las reflexiones en modelos conceptuales diferentes dónde las palabras adquieren conceptos distintos y no por esto mentirosos. He aquí buena parte de la confusión reinante).

Nahum Montagud Rubio,Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Postgrado de Actualización de Psicopatología Clínica en la UB.

Todo el mundo tiene alguna opinión de sí misma o del mundo que le rodea que, de una u otra forma, no es más que una exageración.

A veces, las personas nos va el drama y tendemos a sobreestimar el peso de ciertas amenazas que, bien pensado, no son más que pequeños inconvenientes que nosotros mismos hemos contribuido a que se vean como algo realmente espantoso.

Estas creencias irracionales son un componente fundamental a la hora de entender el modelo ABC de Ellis, el cual trata de explicar cómo las personas, ante un mismo evento, podemos interpretarlo de forma tan variopinta en función de nuestras propias cogniciones.

Si bien las creencias de este tipo no son algo necesariamente patológico, sí que es cierto que, llevadas al extremo, pueden implicar trastornos. Para conocer más a fondo a qué nos referimos, veamos a continuación este modelo, sus componentes y aplicación terapéutica.

El modelo ABC de Ellis: ¿qué es?

El modelo ABC es una teoría planteada por el psicoterapeuta cognitivo Albert Ellis (1913-2007), el cual trata de explicar por qué las personas, pese a vivir un mismo evento, pueden desarrollar respuestas diferentes en función de sus propias creencias. Estas creencias son un pilar fundamental a la hora de comprender cómo ver la persona el mundo y cómo decide hacerle frente a las demandas de la vida cotidiana.

La idea detrás del modelo está inspirada en una cita del filósofo griego Epícteto, "las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos". Es decir, no es el hecho en sí lo que afecta positiva o negativamente a una persona, sino la forma que tiene el individuo de verlo y tratarlo.

Componentes de este modelo

El modelo ABC de Ellis propone tres componentes a la hora de explicar y entender la forma de comportarse de un individuo y su grado de ajuste psicosocial.

1. Acontecimiento activador

Dentro del modelo, se entiende por acontecimiento activador (en inglés, ‘activating event’) aquel fenómeno que le ocurre a un individuo o que él mismo ha propiciado que ocurra que hace que se activen una serie de pensamientos y conductas problemáticas.

Esto puede ser una situación externa al individuo, como un accidente, la enfermedad de un familiar, una discusión con otra persona, o algo interno de la persona, como un pensamiento, fantasía, conducta o emoción propio de la persona.

Hay que entender que dentro del modelo se contempla la idea de que un mismo evento puede ser percibido de forma muy diferente por dos personas, y que el grado en el que el mismo suponga algún tipo de conducta disfuncional es muy variable de individuo a individuo.

2. Sistema de creencias

Se entiende por sistema de creencias (‘belief system’) a toda la serie de cogniciones que conforman la forma de ser y ver el mundo de la persona.

Realmente, dentro de este componente se incluyen pensamientos, recuerdos, supuestos, inferencias, imágenes, normas, valores, actitudes, esquemas y otros aspectos que moldean la forma de percibir tanto las amenazas como las oportunidades. Estos pensamientos suelen ser automáticos, cruzándose por la mente como si de un rayo se tratara y sin tener un control consciente sobre ellos.

Las creencias pueden ser o bien racionales o, por el contrario, irracionales. Las primeras, independientemente de si son positivas o negativas, contribuyen a sentirse conforme con uno mismo.

En cambio, en el caso de las creencias irracionales, éstas suelen fundamentarse en base a cosas poco lógicas o exageraciones que hace el individuo de un aspecto de su personalidad o de sus capacidades. Suelen ser pensamientos falsos, los cuales provienen de inferencias demasiado exigentes, que se formulan en términos de ‘debería’ o ‘tendría que’.

Suelen implicar visiones muy negativas de uno mismo, o autoexigencias demasiado poco realistas, las cuales pueden contribuir en que la persona se perciba a sí misma como una inútil o que no lo vale.

Esto tiene, como resultado, el sentir profundas emociones negativas asociadas a la depresión y la ansiedad, además de favorecer el llevar a cabo conductas dañinas como son adicciones, agresiones y suicidio.

3. Consecuencias

Como último eslabón de la cadena A-B-C tenemos la C de consecuencias, tanto emocionales como conductuales (‘Consequences’). Estas son la respuesta que da el individuo ante un determinado acontecimiento activador y modulado por su propio sistema de creencias.

Como cada persona tiene sus propias cogniciones, las consecuencias que implique un determinado evento activador varían de individuo a individuo, siendo positivas para algunos y negativos para otros.

¿Cómo se forman los trastornos de acuerdo a este modelo?

En base a los componentes anteriormente explicados, este modelo considera que los trastornos psicológicos se irían formando a partir de un estilo de pensamiento inapropiado y disfuncional ante hechos que, objetivamente, no son amenazantes.

Tener pensamientos irracionales es algo relativamente normal y común. Todos tenemos una visión un tanto negativa de algún aspecto nuestro. El problema viene cuando esto delimita de forma significativa nuestra forma de ser y nos priva de bienestar.

 
En la mayoría de los casos, las creencias irracionales llevadas al extremo contribuyen a la aparición de trastornos del estado del ánimo, como la depresión, y problemas de ansiedad. A su vez, estos trastornos se mantienen a causa de la propia forma de pensar de la persona.
 
Dentro del marco teórico de la teoría racional emotiva, la cual está inspirada en el modelo ABC de Ellis y el mismo psicoterapeuta contribuyó en su definición teórica, se sostiene que hay ciertos tipos de ideas o insights detrás del mantenimiento de pensamientos irracionales patológicos

A su vez, estos trastornos se mantienen a causa de la propia forma de pensar de la persona. La persona suele pensar que es un acontecimiento lo que hace que sufra, cuando realmente es su forma de pensar y percibir el evento en sí. Además, como sus creencias irracionales son rígidas y extremas, estas son muy poco suceptibles al cambio.

Para colmo, quienes tienen la mente nublada con este tipo de cogniciones suelen obsesionarse con el pasado, en vez de trabajar el presente y el futuro, que es lo que garantiza la recuperación.

Relación y aplicación con la Terapia Racional Emotiva

El modelo ABC de Ellis es ampliamente aplicado dentro de la terapia racional emotiva que, si bien ha ido reformulándose a lo largo de las décadas, sigue estando fundamentada fuertemente en el pensamiento de Albert Ellis.

Con el modelo, es posible entender el porqué de que una persona se comporte de forma disfuncional ante un evento y, así, una vez entendida su forma de pensamiento, trabajar sobre ella para ir modificándola de tal manera que se logre conseguir una mejor adaptación.

Es aquí donde se utiliza el debate en clave terapéutica. El objetivo de este es el de superar los problemas que manifiesta la persona a causa de sus creencias irracionales a la hora de interpretar uno o varios eventos activadores, lo cual le ha llevado a una situación en la que se manifiestan conductas autodestructivas y emociones disfuncionales.

Lo que debe conseguir el terapeuta, antes de ponerse a debatir sobre las cogniciones disfuncionales del paciente, es hacerle ver y ser consciente de cuáles son. Una vez identificadas, algo que no es para nada sencillo, será posible verlas de forma holística y poder discutir qué aspectos son reales y cuáles no.

Una forma para ello es la de que, ante un evento que ha causado malestar al paciente, hacerle tratar de retroceder al momento exacto en el que apareció el evento activador. Así, se le hace ver qué sentimientos considerados inapropiados empezó a manifestar, en base a qué y si la forma que tiene de ver el mundo explica más su forma de ver el evento o es total y absolutamente culpa del evento activador.

Una vez detectadas las creencias irracionales, se pueden plantear en el contexto terapéutico una serie de preguntas. Ejemplos:

  • ¿Dónde está la evidencia de que eso sea realmente amenazante?

  • ¿Hay alguna ley o norma que diga que eso debe verse como usted lo ve?

  • ¿Por qué considera que eso se debe hacer siempre de esa misma forma?

  • ¿Cómo le afecta a su forma de pensar este hecho?

Con estas preguntas se favorece el poner en duda la veracidad de las creencias irracionales. Una vez debatidas, es más fácil echarlas por tierra y hacer que el paciente empiece a tomar un estilo de pensamiento más ajustado.

La degradación de la palabra

El modelo explicado, uno entre tantos, pone de manifiesto, que aunque demostrada su utilidad en la clínica en tanto a ayudado a muchas personas a salir de situaciones de conflicto en sesiones de terapía, no es “la verdad”, sino mas bien una forma de interpretar hechos, pensamientos, acciones y palabras de otros, en un universo con “sentido común” en el cual podamos comunicarnos, en el caso de la terapia psicológica, para ayudar a la persona que entra en la consulta, con aquello que le provoca conflicto, dolor, padecimiento o algún trastorno que le impide desarrollar su día a día de mejor manera.

¿Pero si hay muchos modelos diferentes para interpretar y hablar de la realidad, como distinguir verdad de mentira?

Si se trata de modelos, explicitaré el propio para evitar confusiones (Al menos las obvias) y que las interpretaciones que hagan cada uno de ustedes, tenga una referencia menos abierta a la interpretación, no respecto al objeto, hecho o tema que desarrollamos, en tanto como expresé puede haber otros modelos, opiniones o formas de ver los asuntos que sean diferentes y no por ello mentira, sino a mi propia manera de entender el asunto.

Se trata de lenguaje. Uno de los grandes problemas de estas “Civilizaciones del conocimiento” (Y lo hablo en plural precisamente para marcar la índole del asunto: Los conocimientos), es que la racionalidad se ha “cerrado” casi exclusivamente a una racionalidad lógica, matemática (Dejando atrás los conceptos menos matemáticos pero igualmente racionales respecto a las formas de modelizar es decir una lógica axiomática que, si bien forma parte de la lógica matemática, puede no necesitar expresiones matemáticas para ser probadas sino que tiene que ver con la palabra.)

La piedra filosofal: La lógica racional humana

Grecia Guzmán Martínez, Licenciada en Psicología por la Universidad de las Américas Puebla (México). Máster en Investigación e Intervención Psicosocial por la Universitat Autònoma de Barcelona, con experiencia profesional en inclusión social y educativa así como docencia en psicopedagogía. Cuenta con estudios en política pública y derechos humanos y actualmente es doctoranda en Psicología Social en la Universitat Autònoma de Barcelona, donde trabaja temas relacionados con metodologías cualitativas, salud pública, salud mental, diversidad funcional y perspectiva de género, nos introduce a estas cuestiones de lógica elemental en este artículo Publicado en “Psicología y Mente”

La lógica es el estudio de los razonamientos y las inferencias. Se trata de un conjunto de cuestiones y análisis que han permitido comprender cómo se diferencian los argumentos válidos de las falacias y de qué manera llegamos a estos.

Para esto ha sido indispensable el desarrollo de distintos sistemas y formas de estudio, que han derivado en cuatro grandes tipos de lógica. Veremos a continuación de qué se trata cada uno de ellos.

¿Qué es la lógica?

La palabra “lógica” viene del griego “logos” que puede traducirse de distintas maneras: palabra, pensamiento, argumento, principio o razón son algunas de las principales. En este sentido la lógica es el estudio de los principios y de los razonamientos.

Dicho estudio tiene la finalidad de comprender distintos criterios de inferencias y cómo es que llegamos a demostraciones válidas, en contraste a las demostraciones no válidas. Así pues, la pregunta básica de la lógica es ¿cuál es el pensamiento correcto y cómo podemos diferenciar entre un argumento válido y una falacia?

Para responder a esta cuestión, la lógica propone distintas maneras de clasificar enunciados y argumentos, tanto si se dan en un sistemas formales como en el lenguaje natural. Específicamente analiza las proposiciones (oraciones declarativas) que pueden ser verdaderas o falsas, así como las falacias, las paradojas, los argumentos que involucran causalidad y, en general, la teoría de la argumentación.

En términos generales, para considerar a un sistema como lógico, deben cumplir tres criterios:

  • Consistencia (no hay contradicción entre los teoremas que componen el sistema)

  • Solidez (los sistemas de prueba no incluyen falsas inferencias)

  • Completud (todas las oraciones verdaderas deben poder probarse)

Los 4 tipos de lógica

Tal como hemos visto, la lógica se sirve de distintas herramientas para comprender los razonamientos que utilizamos para justificar algo. Tradicionalmente se reconocen cuatro grandes tipos de lógica, cada uno de ellos con algunos subtipos y especificidades. Veremos a continuación de qué se trata cada uno.

1. Lógica formal

También conocida como lógica tradicional o lógica filosófica, se trata del estudio de las inferencias con contenido puramente formal y explícito. Se trata de analizar los enunciados formales (lógicos o matemáticos), cuyo significado no es intrínseco sino que sus símbolos tienen sentido por la aplicación útil que se les da. La tradición filosófica de la cual deriva esto último se llama precisamente “formalismo”.

A su vez, un sistema formal es aquel que se utiliza para extraer una conclusión de una o más premisas. Estas últimas pueden ser axiomas (proposiciones evidentes por sí mismas) o teoremas (conclusiones de un conjunto fijo de reglas de inferencias y axiomas).

Las conclusiones a las que llegamos a través de la lógica formal, si se basan en premisas válidas y no hay fallos en las operaciones lógicas, son verdades en sí mismas. De hecho, eso hace que exista un debate abierto acerca de si la lógica formal pertenece al mundo de las ciencias o pertenecen a otro ámbito de conocimiento, al no describir la realidad sino sus propias reglas de funcionamiento.

2. Lógica informal

Por su parte, la lógica informal es una disciplina más reciente, que estudia, evalúa y analiza los argumentos desplegados en el lenguaje natural o cotidiano. De ahí que reciba la categoría de “informal”. Puede tratarse tanto de lenguaje hablado como escrito o bien, cualquier tipo de mecanismo e interacción utilizada para comunicar algo. A diferencia de la lógica formal, que por ejemplo aplicaría para el estudio y desarrollo de los lenguajes informáticos; el lenguaje formal hace referencia a los idiomas y las lenguas.

Así pues, la lógica informal puede analizar desde los razonamientos y argumentos personales hasta los debates políticos, los argumentos legales o las premisas difundidas por los medios de comunicación como el periódico, la televisión, el internet, etcétera.

3. Lógica simbólica

Tal como su nombre lo indica, lógica simbólica analiza las relaciones entre símbolos. En ocasiones se sirve del lenguaje matemático complejo, ya que se encarga de estudiar problemas que la lógica formal tradicional encuentra complicados o difíciles de abordar. Suele dividirse en dos subtipos:

  • Lógica predicativa o de primer orden: se trata de un sistema formal compuesto por fórmulas y variables cuantificables

  • Proposicional: se trata de un sistema formal compuesto por proposiciones, que son capaces de crear otras proposiciones a través de conectores llamados “conectivas lógicas”. En este casi no hay variables cuantificables.

4. Lógica matemática

Dependiendo del autor que la describe, la lógica matemática puede considerarse un tipo de lógica formal. Otros consideran que la lógica matemática incluye tanto la aplicación de la lógica formal a las matemáticas, como la aplicación de los razonamientos matemáticos a la lógica formal.

A grandes rasgos se trata de la aplicación del lenguaje matemático en la construcción de sistemas lógicos hace posible reproducir la mente humana. Por ejemplo esto ha estado muy presente en el desarrollo de la inteligencia artificial y en los paradigmas computacionales del estudio de la cognición.

Suele dividirse en dos subtipos:

  • Logicismo: se trata de la aplicación de la lógica en las matemáticas. Ejemplos de este tipo son la teoría de la prueba, la teoría de modelos, la teoría de conjuntos y la teoría de la recursión.

  • Intuicionismo: sostiene que tanto la lógica como las matemáticas son métodos cuya aplicación es consistente para realizar construcciones mentales complejas. Pero, dice que en sí mismas, la lógica y las matemáticas no pueden explicar propiedades profundas de los elementos que analizan.

Razonamiento inductivo, deductivo y modal

Por otro lado, hay tres tipos de razonamiento que también pueden considerarse sistemas lógicos. Se trata de mecanismos que nos permiten extraer conclusiones a partir de premisas. El razonamiento deductivo hace dicha extracción desde una premisa general hacia una premisa particular. Un ejemplo clásico es el propuesto por Aristóteles: Todos los humanos son mortales (esta es la premisa general); Sócrates es un humano (es la premisa mayor), y finalmente, Sócrates es mortal (esta es la conclusión).

Por su parte, un razonamiento inductivo es el proceso por medio del cual se extrae una conclusión en el sentido contrario: de lo particular a lo general. Un ejemplo de esto sería “Todos los cuervos que puedo ver son negros” (premisa particular); entonces, todos los cuervos son negros (conclusión).

Finalmente, el razonamiento o la lógica modal se basa en argumentos probabilísticos, es decir, que expresan una posibilidad (una modalidad). Se trata de un sistema de lógica formal que incluye términos como “podría”, “puede”, “debe”, “eventualmente”.

La lógica formal y por supuesto la lógica matemática, han impregnado los modelos de explicación del mundo en los últimos 500 años, precisamente en la lucha contra las formas míticas o lisa y llanamente el poder explícito y violento del oscurantismo europeo que produjo el colonialismo de buena parte del resto del planeta y el arribo de ese oscurantismo medieval a las costas de América, en 1492.

Otros modelos posibles.

Sin embargo, hay otras formas de pensar la realidad.

Si convenimos que el lenguaje es mas que la posibilidad biológica que cada individuo tiene de desarrollar una fonética (emitir sónidos) de contar con un sistema de captación y traducción de esos sonidos (Escucha) y de a partir de esa recepción y fonación construir palabras, signos, y conceptos en el cerebro que puedan mas o menos fehacientes representar la realidad que nos rodea y como la recepcionan otros, el asunto lógico, puede prescindir de las matemáticas y pensar las propias formas de recepción y comunicación con modelos que se prueben en la realidad cotidiana, de forma mas vital y fluída, no sin esfuerzo, en tanto toda tarea de someter lo irracional al imperio de la racionalidad implica un trabajo, un esfuerzo que es precisamente lo que diferencia “lo humano” del resto de las especies. Ningún bebe humano nace hablando o sabe como hacerlo. El proceso del lenguaje es intrínseco a la humanización de cada individuo, pero involucra una compleja rama de relaciones entre la historia, el presente y el devenir, entre las tramas humanas configuradas en los espacios geográficos, territoriales y concretos y aquellos que se producen como resultado en la capacidad de abstraer y producir imágenes y conceptos de aquello que hemos experimentado en las experiencias y que entonces pasan a formar parte de la memoria y de las explicaciones, que en los lenguajes, les damos a las experiencias para construir la historia. Ya la propia individual, ya la familiar, institucional, gupal, nacional, étnica, universal.

En otros tiempos, la palabra era la integridad de la persona. Perder la palabra o no ser fiel a la verdad en la palabra implica deshonra, deshonor, el común relegaba al individuo mentiroso en tanto peligroso y cobarde para la vida en común.

La palabra puede ser comprendida en sus tres aspectos que la constituyen como elemento. Un aspecto de forma, que tiene que ver con el sonido o la grafía que la expresa (El signo), un aspecto que tiene que ver con lo que representa en una estructura que la posibilita, el lenguaje formal o idioma (Significado) y un aspecto que tiene que ver como ese significado expresa sentido en el contexto de un relato o discurso (Sginificante).

A lo que hoy asistimos es a una especie de babel invertida. Esto es, la apertura indiscriminada de todo lenguaje en el intento de reducirlo, sintetizarlo, oprimirlo y comprimirlo en un único lenguaje humano, dominable, transformable según el deseo de pocos, discursivamente inoperante, vaciado de sentido de realidad y “ensimismado” e “individualista”. Un único módelo desestructurado que hace que las palabras solo conserven su “sentido elemental”, aquel que le es conferido como signo para poder ser verbalizado, pero no interesa ni su significado ni su significante. Constituye una nueva forma de poder. Menos explicito y mas subjetivo que aquel que se imponía con la violencia explícita contra los cuerpos y adquiere hoy el amplio abanico de trastornos mentales que afectan los cuerpos y producen hasta “autoflagelaciones”. Cuerpos que se torturan a si mismos. Que se lastiman a si mismos con sus propios encierros mentales y modelizaciones caóticas y confusas.

Las palabras pierden significados y significantes y se transforman en meros cuencos vacíos que creen expresar de la realidad lo que cada quien afirma creer sin saber de que se trata. En estas realidades lo opuesto a decir verdad no es “la mentira” sino la “creencia”, en tanto y en cuanto se autopercibe como verdad adquirida y pierde así el sentido, en el lenguaje, que la verdad tiene como decir respecto de la realidad.

Pérdida de identidad y pérdida de historia

Esta dimensión subjetiva, que el neoliberalismo explota en todo su potencialidad y poder, utiliza un error de interpretación que se ha transmitido equivocadamente a la hora de socializar conocimientos y que tiene que ver con la fragmentación de la realidad y la gran equivocación de pretender que cada fragmento represente el todo.

Y con algo que resulta de esto, las conclusiones incuestionables de la ciencia. Si dijimos que el conocimiento depende del lenguaje y que el lenguaje es una estructura que se mueve mediante modelos y que estos pueden ser diferentes y que las palabras solo tienen sus tres elementos constitutivos y estructurantes solo y para ese modelo en particular que le confiere las tres características, es imposible ambos axiomas en un modelo racional que intente decir verdad. Lo que queda es un modelo falaz que solo se sostiene como verdad por el poder neoliberal que impregnado de vacío, el lenguaje humano. Que le ha despojado de alguno de sus tres constituyentes para no colocar allí nada y entonces dejarlo “libre” a la construcción y llenado independiente de cada individuo que ve así, como se pierde su identidad y su historia. Su pertenencia a un grupo o familia o estado o cúmulo de conceptos que le construyen como individuo en medio de relaciones que lo humanizan.

La mentira no es lo opuesto a decir verdad. Hoy la mentira es decir lo que “yo creo”. Si “yo lo creo” me inventé una explicación, una palabra, un conocimiento “para mi” que es fruto del laberinto mental subjetivo al que se me empuja para perder mi relación con lo que me hace humano: los otros.

El futuro lo hacen otros

Sin “yo” (construcción social, en relaciones con los entornos), el “Ego” (Esa parte del “yo” que da cuento de “lo propio”), se “adueña” del signo, del significado y del significante. La palabra no es un legado histórico, un lenguaje que se aprende, una forma de comunicación entre humanos que se transmite de generación en generación sino que se transforma en propiedad del ego. El “ego” se constituye en “sujeto” en una relación “consigo mismo”. Las palabras significan lo que el ego dice que significan sin importar la interpretación o traducción del otro, deformando e impidiendo en la comunicación humana, decir verdades respecto de la realidad que nos es común. Este es el arma mas poderosa del privilegio de las elites. ¿Como entender que nos sucede sino hay nosotros?

¿Como entender el poder en términos de grupos sino entendemos de que se trata vivir en comunidad, en grupos? ¿como decir y modelizar la realidad si solo tiene sentido para “mi”? (Uno de los primeros rasgos de lo que comprendemos como “locura”).

En estos escenarios “hiper conectados” pero “hiper incomunicados” porque cada “Ego” se relaciona consigo y no con otros, los que conservan para sus grupos esa conciencia de grupos (Minoritarios que solo pueden sostener sus privilegios ejerciendo el poder e impidiendo la comunicación), diseñan el futuro y nos lo enseñan (aunque ya diseñado) como que “será” el futuro que queremos y estamos haciendo sencillamente si seguimos encerrados en nuestros egos.

La metáfora de la “Matrix” es particularmente gráfica. Vivimos en la ilusión de nuestros propios deseos individuales donde los otros son meras imágenes de lo que queremos que sean, mientras fuera de nuestras cabezas, otros manejan los hilos de la cólmena (y los de nuestros propios deseos).

¿Y yo a que juego?

En estas realidades rescatar al “yo” del “ego” es una tarea titánica.

Nadie que se precie en eso de decir la verdad, puede afirmar a ciencia cierta de que lo logra de alguna manera. El fetiche /Dios / religión de estas tramas de subjetividades alienantes está dominada por la representación del valor supremo del dinero, moneda, patrón de intercambio, que ocupa el lugar central en nuestros modelos de pensamiento que, se tornan así, deshumanizante pero enmascarados en la propia humanización camuflada por nuestros deseos alcanzados, o aquellos que creemos tener allí cerca, si con esfuerzos deseamos lo suficiente y hacemos lo que sea necesario, sin importar “otros”.

El dinero todo lo compra. Y cuándo digo todo es todo en tanto y en cuanto no permite que se modelíce ninguna interpretación de la realidad que no este atravesada por alguna forma de dinero o de valor económico matematizable de valor. Todo valor es moneda. La vida es dinero. El tiempo es dinero …

Nos obligan a sentarnos a la mesa del monopoly, aún y a cuento de que si no tenemos el dinero suficiente, hoy no comemos, no nos vestimos, no pagamos nuestras cuentas (El ABC de la vida moderna). La única forma que encontramos de hacer todo esto mas soportable es encerrarnos en nuestros egos y jugar al juego de la vida sometidos a nuestros deseos.

¿Que es mas que el deseo individual? ¿Porque estaríamos dispuestos a dejar nuestra propia vida de lado? Si todavía encontramos alguna respuesta a estas preguntas, todavía estamos a tiempo para rescatar lo poco de humanidad que queda.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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