La humana necesidad de soluciones comunes.

 


Juntos, lo que queramos ...

Los días se suceden inexorables. La vida nos ofrece la posibilidad de”humanizar” en la conciencia las experiencias cotidianas y aquellas que surgen de la comunicación. De aprender y compartir con otros sus formas y la diversidad con las que se definen. Sus maneras de interpretar y vivir las diferentes situaciones a las que cotidianamente nos vemos envueltos. Quienes ostentan privilegios saben que cualquier relato centrado en las relaciones humanas les pone en evidencia. El individuo aislado deshumaniza. Nacimos para construir juntos una humanidad posible y una buena vida para todos y entre todos.

Coronavirus

En Argentina: 7.862.536 casos confirmados y 119.168 muertes. Ayer se confirmaron 69.884 casos nuevos y 65 fallecimientos. Ya hay 84.830.733 vacunas aplicadas (Ministerio de Salud de la Nación y Monitor Público de Vacunación ).

Argentina superó las 100 millones de vacunas distribuidas desde el comienzo de la pandemia. El COFESA definió nuevos criterios para determinar casos confirmados: toda persona que reúna al menos uno de los criterios epidemiológicos y uno de los criterios clínicos,será considerado positivo.

La ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, junto a sus pares de las 24 jurisdicciones del país consensuaron una nueva definición para la confirmación de casos de coronavirus por criterio clínico y epidemiológico.

Tras un nuevo encuentro virtual del Consejo Federal de Salud (COFESA), que duró poco más de una hora, se acordó que "se clasificará como caso confirmado toda persona que reúna al menos uno de los criterios epidemiológicos y uno de los criterios clínicos establecidos".

En tanto, los criterios epidemiológicos a tener en cuenta serán: ser contacto estrecho con un caso confirmado en los últimos 10 días; haber participado de un evento o espacio social/laboral en el cual se hayan producido al menos tres casos confirmados, lo que se considera un brote; o que resida en una zona con muy alta incidencia de infectados: superior a 500 casos cada 100 mil habitantes en los últimos 14 días.

Los criterios clínicos implican que "presente dos o más síntomas (fiebre, tos, dolor de garganta, dificultad para respirar, vómitos/diarrea/dolor de cabeza/dolor muscular) o pérdida repentina del gusto/olfato".

"Es clave esta reunión para poder revisar la situación epidemiológica y hacer el análisis conjunto de esta tercera ola con predominancia de la variante ómicron", resaltó Vizzotti en un comunicado.

En ese marco, la titular de la cartera sanitaria nacional destacó la importancia de establecer una nueva definición para la confirmación de casos de Covid-19 por criterio clínico y epidemiológico teniendo en cuenta que "esta ola tiene una dinámica muy diferente".

Con respeto a las estrategias de cara al inicio del ciclo lectivo, Vizzotti informó que está en funcionamiento una mesa de trabajo específica con el ministerio de Educación en la que se definió como prioridad "trabajar para estimular la vacunación pediátrica de Covid-19 y de Calendario, tanto en niños niñas y adolescentes, como así también en docentes, no docentes y en toda la comunidad educativa".

Por último, la funcionaria nacional recomendó a las jurisdicciones "estimular el contacto con los ministerios de educación y de salud de las provincias para culminar con un consejo conjunto federal de salud y educación donde se pueda avanzar en la actualización de protocolo para establecimientos educativos".

(Cadena 3 )

Mas del Covid


Tucumán reporta el número más bajo de contagios de los últimos 19 días. Récord de fallecidos en Corrientes desde el inicio de la pandemia. San Juan marcó otro récord de contagios diarios. La Fiesta de la Vendimia será presencial.

Para la OMS, es plausible que la pandemia se termine en Europa luego de la Ómicron. 

México registra la segunda cifra más alta de casos de la pandemia. Beijing testeará a 2 millones de personas a menos de dos semanas del comienzo de los Juegos Olímpicos de Invierno. Cerca de 50.000 personas se manifestaron en Bélgica contra la imposición de restricciones. Nueva Zelanda introduce nuevas restricciones: vuelve el barbijo para lugares y transporte públicos. Rusia supera los 60.000 contagios diarios. Samoa entra en confinamiento tras detectar 15 casos.

FMI

El próximo viernes y lunes hay dos nuevos vencimientos por 730 y 365 millones respectivamente. El primer pago es por amortización de capital y el segundo por intereses del acuerdo Stand By firmado por el ex presidente Mauricio Macri en 2018. El gobierno aún no confirmó si realizará los pagos. 

En marzo vencen 1900 millones de dólares más y el gobierno espera llegar a un acuerdo antes. 

El presidente de México dio su apoyo a la Argentina y pidió que el FMI asuma su responsabilidad en el endeudamiento excesivo del país. 

El superciclo de las commodities

El mundo está ingresando en un superciclo de las commodities que podría durar diez años, según un informe de Goldman Sachs. De acuerdo al reporte, se espera un superciclo de la exportación de materias primas similar al que erigió a los BRICs. En particular, el banco de inversión hace referencia a las materias primas asociadas a la energía.

Tras la caída estrepitosa del 2020 por la pandemia, el litio llegó a repuntar un 477%, el etanol un 125% y el carbón un 111%, constituyendo las principales subidas de precios de las commodities. 

El caso del petróleo es paradigmático: en 2020 llegó por primera vez en la historia a precios negativos a pasar los 80 dólares el barril el año pasado y con la posibilidad de superar los 100 dólares este año

(Cenital)



Inteligencia Artificial

Julián Varsavsky,  Licenciado en Ciencias de la Comunicación (UBA), fotógrafo y documentalista. Produjo la siguiente entrevista en página 12. La entrevistada es Flavia Costa, autora de "Tecnoceno. Algoritmos, biohackers y nuevas formas de vida"

Flavia Costa se especializa en filosofía de la técnica y, como investigadora del Conicet, estudia la influencia de las nuevas tecnologías en las artes, las relaciones sociales y las subjetividades. Doctora en Ciencias Sociales, es desde 1995 profesora en la Universidad de Buenos Aires y tradujo buena parte de la obra de Giorgio Agamben. Su reciente libro Tecnoceno. Algoritmos, biohackers y nuevas formas de vida (Taurus) describe los desafíos del nuevo escenario tecnológico, político y cultural que se abrió con la digitalización y que se acentuó en pandemia: el uso de datos masivos, la vigilancia y el horizonte de una superinteligencia artificial.

Su libro describe una hipótesis fuerte sobre nuestro tiempo: “el ser humano se ha convertido en un agente geológico”. Es decir, dejamos huellas que modifican las capas geológicas de la Tierra. El nombre habitual que se le ha dado a esto es Antropoceno, pero Costa, siguiendo a autores como Herminio Martins y Peter Sloterdijk, incorpora la idea de Tecnoceno, ligada a la capacidad definitiva y comprobada del ser humano de afectar el planeta, dejando huellas concretas en las capas geológicas. 

--¿Cuándo empezó esta era?

--Uso el término Tecnoceno para hacer más específica la noción de Antropoceno, que propuso en el año 2000 el químico Paul Crutzen para señalar que la actividad humana sobre la Tierra está siendo tan significativa como para implicar transformaciones perdurables en los suelos, la atmósfera y los océanos. Dejamos huellas que pueden permanecer por cientos de miles de años. Ya el tema de la huella ecológica venía inquietando a investigadores de diferentes disciplinas desde fines del siglo XX, y la propuesta de Crutzen aglutinó esas preocupaciones por la sustentabilidad del crecimiento humano. También despertó controversia en su momento.

--¿Por qué?

--Hasta 2015, la comunidad científica no terminaba de aceptar el término; consideraban que era una tesis más política que científica. Pero en 2016, un equipo de geólogos realizó pruebas estratigráficas que mostraron la presencia de aluminio, hormigón, plástico, restos de pruebas nucleares y el aumento del dióxido de carbono, entre otras huellas en los sedimentos. Sobre esta base, en mayo de 2019, el Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno --un cuerpo de la Comisión Internacional de Estratigrafía-- votó por 29 votos contra 4 que el Antropoceno constituye una nueva capa estratigráfica en el planeta. Aunque aun debe ratificarse, fue un gesto importante. Ahí mismo se fechó su inicio hacia 1950, por los residuos radiactivos de plutonio producidos por la actividad atómica. Este dato me inclina a hablar de Tecnoceno: porque asocia la era del “antropos”, es decir del humano, con la capacidad poderosísima de afectar el planeta, con nuestros modos de liberar energía, de dejar residuos, de avanzar sobre las otras especies y los ecosistemas.

--¿Usted dice que la clave del hombre del Tecnoceno es su capacidad tecnológica?

--Sí, fue el desarrollo técnico el que impulsó el salto de escala que estamos atravesando. Y así como nos permitió pasar de ser tres mil millones de seres humanos en 1960 a casi ocho mil millones hoy --más longevos, con mejor salud y educación, con muchos más productos de consumo--, estamos agotando recursos que no sabemos cómo reemplazar. Por eso pongo el acento en el despliegue técnico, en las infraestructuras, en los modos de energía desencadenados y en las imaginaciones políticas, sociales y subjetivas que acompañan todo este movimiento. Otros investigadores hablan de "Capitaloceno", señalando la economía política y las relaciones sociales de la acumulación capitalista como los grandes propiciadores de este salto. En ambos casos, buscamos iluminar una dimensión significativa del Antropoceno. Digamos que Tecnoceno, Capitaloceno y Antropoceno no son términos en competencia, sino que tratamos de enfocar el problema y ser propositivos acerca de sobre qué trabajar para seguir adelante.

--Su libro profundiza conceptos de Paul Virilio como la dromología, el estudio del impacto político de la aceleración de los procesos tecnológicos en la sociedad. ¿Dónde observa esos incrementos exponenciales?

--Muy buena observación: Virilio fue pionero en abordar la aceleración técnica en su complejidad, poniendo en relación las cuestiones ecológicas, urbanísticas y subjetivas. En cuanto a la pregunta, veamos dónde estamos hoy: si todo sale bien, estamos empezando a dejar atrás una pandemia que afectó a la casi totalidad del planeta. En abril de 2020, más de un 90 por ciento de la población mundial tenía alguna limitación de movimiento. Ese mes escribí un artículo, La pandemia como accidente normal, que en parte impulsó este libro, porque toda la investigación que venía haciendo sobre la aceleración técnica y la digitalización me permitió poner en una serie histórica algo que podía parecer un acontecimiento disruptivo muy desconcertante. Pero que no lo era tanto si teníamos presente el salto de escala que venimos produciendo en los últimos 70 años. Estamos actuando en la escala del sistema Tierra.

Accidente normal

--¿Qué significa esto, concretamente?

--Ya no solo actuamos en la escala personal, doméstica, nacional e internacional: estamos siendo agentes transformadores en la escala planetaria. El químico Will Steffen llamó a este proceso la Gran Aceleración. Junto con su equipo, reunió estadísticas de tendencias desde 1750 hasta 2010 sobre 24 marcadores, doce referidos a áreas sociales (aumento de la población, de la urbanización, del producto bruto interno global, del uso de energía primaria) y doce del sistema Tierra (emisiones de dióxido de carbono, óxido nitroso y metano, descenso del nivel de ozono en la estratósfera, acidificación de los océanos, entre otros). Y lo que se ve en cada gráfico es que en torno a 1950 la curva sube abruptamente. Allí comienza esta nueva época. Si lo queremos ver en la vida cotidiana, pensemos en las nuevas infraestructuras y dispositivos: redes informáticas, cables submarinos interoceánicos, aeropuertos, centrales nucleares, plantas petroquímicas, satélites, laboratorios de biotecnología, celulares, tablets, ecografías, tests presintomáticos. Pensemos en las energías que los humanos somos capaces de liberar: algunas de altísima intensidad, como la atómica. Todo esto produce formas inéditas de relación entre lo humano y lo no humano, como los 132 embriones interespecie, o “quimeras”, que combinan células de mono y de humano, y que fueron producidos en 2019 para explorar la creación de órganos para trasplante. Y también nuevas relaciones entre los seres humanos, como cuando se “programa” el nacimiento de un niño para que su dotación genética pueda salvar la vida de su hermano. Haciendo una analogía, la pandemia aparecía así como un “accidente normal” de esta nueva época marcada por el salto de escala, que incluye el crecimiento inédito de nuestra especie, de la urbanización –no siempre en condiciones adecuadas--, y de las desigualdades estructurales, que es un punto crucial. Doy un solo dato: según el informe de la ONG Oxfam de enero de 2020, 2.153 personas tienen más dinero que los 4.600 millones de seres humanos más pobres del planeta, el 60 por ciento de la población del mundo.

--¿Qué implica un “accidente normal”?

--La noción de accidente normal o sistémico fue acuñada por el sociólogo estadounidense Charles Perrow para analizar los accidentes propios de industrias que operan con sistemas técnicos y organizaciones complejos e involucran tecnologías de alto riesgo. Perrow desarrolla su teoría luego de estudiar el accidente de la planta nuclear de Three Mile Island, en Pennsylvania, de 1979. Fue el mayor en su tipo conocido para entonces, y el tercero en envergadura todavía hoy después de Chernóbil y Fukushima. Los sistemas sociotécnicos complejos, dice Perrow, tienen dos características clave: una, que sus procesos están muy acoplados. Una vez que la actividad se desencadena, no es posible detenerla rápidamente, y ante una falla o un imprevisto no hay tecla off, como vemos en una corrida bancaria, un derrame de petróleo o un reactor nuclear que comienza a explotar. Y además en ellos se dan interacciones inesperadas: distintos componentes del sistema pueden interactuar con otros elementos por fuera de la secuencia prevista por el diseño. Perrow afirma que los accidentes normales son infrecuentes pero inevitables: tarde o temprano van a ocurrir. La buena noticia es que sabemos que es así, son previsibles. Lo que debemos hacer es actuar para que, cuando ocurran, los daños que provoquen sean lo más limitados posible. A partir de aquí, dependemos de nuestra capacidad para evaluar esos riesgos, e imaginar soluciones y formas de acción alternativas.

Más que Big Data

--La ampliación en la capacidad de acumular datos, la aceleración y complejización de los métodos algorítmicos de procesamiento, apresurarían entonces la aparición del "accidente normal tecnológico". ¿Cuál sería el accidente paradigmático del Big Data? ¿El robo de datos?

--Más que un accidente de los Big Data --en sí no son una tecnología, sino un producto de las tecnologías de captación, almacenamiento y procesamiento--, está la combinación entre datos masivos y los sistemas de tratamiento de esos datos, como la llamada minería de datos o data mining. Uno de los problemas más conocidos son las fallas en los sistemas de perfilado debido a los sesgos de programación. Los sistemas operan a partir de algoritmos, y estos suelen reproducir los sesgos cognitivos y culturales de los programadores. Un ejemplo lo ofreció la aplicación FaceApp, famosa por su filtro “edad” que permite ver cómo luciría el usuario en su vejez. En 2017, después de un escándalo, la aplicación tuvo que cambiar su algoritmo para hacer selfies más atractivas, porque incluía la instrucción de hacer que la piel luciera más blanca. Aquí tienen una tarea importante: trabajar con los programadores para que los algoritmos no automaticen y multipliquen los estereotipos, las falsas creencias. Por otro lado, los usos combinados de biometría, inteligencia artificial y datos masivos son un hecho en términos de vigilancia.

--De eso quería hablar. En su libro ofrece datos impactantes sobre el “nuevo orden informacional”. Por ejemplo, que en este minuto 208 mil personas han participado de conferencias por Zoom; 347 mil historias se subieron a Instagram; se enviaron 350 mil tuits, 2 millones de dedos han hecho swip en Tinder y Amazon despachó 6.659 paquetes. Toda esta mega-información implica una gran novedad en términos comerciales y de gobernabilidad. Usted menciona el caso de Clearview IA. ¿Qué hace esa compañía?

--La aplicación Clearview IA rastrea en internet toda la información de la persona retratada con una precisión cercana al 99%, para lo cual usa una base de datos con más de 3.000 millones de imágenes recopiladas de sitios web y redes sociales. Hace unos años fue noticia cuando, a pesar de que su desarrollador decía que su uso estaba restringido a las agencias de aplicación de la ley, The New York Times reveló que también la usaban clientes poderosos, y difundió una escena: el propietario de una cadena de supermercados estaba cenando en un exclusivo restaurante de Nueva York cuando vio entrar a su hija con un desconocido. Le pidió al mozo que fotografiara con discreción a la pareja y subió la imagen a la aplicación, que en segundos le informó que el comensal de su hija era un capitalista de riesgo de San Francisco. "Quería asegurarme de que no era un charlatán", alardeó John Catsimatidis mientras le enviaba a su hija un mensaje de texto con la biografía del muchacho. En febrero de 2021, Canadá prohibió definitivamente el uso de la aplicación. Con todo, estos son más bien incidentes que accidentes, en el sentido de verdaderas crisis sistémicas. Involucran dilemas éticos, usos indebidos e aun ilegales de las tecnologías, pero no son accidentes al estilo del Flash Crash financiero de mayo de 2010, cuando un programa de inteligencia artificial reaccionó de forma incorrecta a una situación inesperada y provocó que el mercado de valores se desplomara durante nueve minutos, llevándose un billón de dólares. Volviendo a tu pregunta, necesitamos seguir trabajando en definir el real alcance de los problemas y cómo enfrentarlos. La investigación indica que no basta con proteger los datos personales: no es suficiente el entramado jurídico --que incluye decenas de términos y condiciones que jamás llegamos a leer--, ni la idea de evitar brindar datos personales en redes sociales. Sobre todo después del shock de virtualización que implicó la pandemia, la escala personal es insuficiente para enfrentar este tema.

Hacia una superinteligencia artificial

--En el epílogo, El malestar en la cultura digital, usted aborda la teoría de la Singularidad, desarrollada por un grupo de científicos para quienes el cuerpo humano está quedando obsoleto: en el futuro podríamos irnos a vivir --ellos sueñan con hacerlo-- a una computadora o a un robot. Menos artificiosos --aunque inciertos-- son los planteos sobre la “Gran Aceleración” de la inteligencia artificial. ¿Qué implica esto y cuáles son las etapas hipotéticas de ese salto?

--La idea de la Singularidad tecnológica se refiere a la posibilidad —hipotética, pero en la que confían tecnólo­gos influyentes, como el inventor y empresario transhumanista Ray Kurzweil, desde 2012 director de ingeniería de Google— de que la Inteligencia Artificial haga ella también, su salto de escala. Primero pasaría de ser la Inteligencia Artificial Estrecha que conocemos hoy (especializada en una sola tarea, como guiarnos en una ciudad) a ser una Inteligencia Artificial General, que será al menos tan desarrollada como un ser humano. Y que de allí saltaría a una Superinteligencia Artificial, mucho más veloz e inteligente que cualquier humano, e incluso que la humanidad en su conjunto. Y consideran imposible imaginar el futuro humano des­pués de ese punto de inflexión. La idea tiene sus detractores, como el cofundador de Microsoft, Paul Allen, para quien la complejidad de la cognición humana es un obstáculo que la tesis de la Singularidad subestima. En lugar del avance cada vez más acelerado que predice Kurzweil, Allen sostiene que hay un “freno de complejidad”: una vez que se investiga un sistema complejo como el capaz de desencadenar un pensamiento --o una acción social sofisticada-- las cosas se vuelven más y más difíciles y la carrera de los “rendimientos acelerados” se frena forzosamente.

--¿Cuáles serían los peligros de alcanzar una Superinteligencia Artificial?

--De eso habla un conocido transhumanista, Nick Böstrom, director del Instituto Futuro de la Humanidad en Universidad de Oxford: asegura que la Superinteligencia es un desafío para el que no estamos preparados; para él somos como chicos jugando con una bomba. En la perspectiva de Böstrom, la primera computadora que alcanzara el nivel de Superinteligencia vería inmediatamente la ventaja estratégica decisiva de ser el único sistema así en el mundo, y podría suprimir a todos los competidores. Sería capaz de gobernar el mundo a su antojo; hacernos inmortales o borrarnos de un plumazo. ¿Qué nos queda? Para empezar, diseñar alternativas de inteligencia artificial amistosa, no competitiva, orientada por las necesidades humanas y del conjunto del sistema Tierra.

Viajes

La vicepresidenta argentina estará presente el 27 de enero en Tegucigalpa, cuando asuma Xiomara Castro, quien resultó ganadora de las elecciones presidenciales del 28 de noviembre del 2021. El acto tendrá lugar en el estadio nacional de Tegucigalpa, la capital de ese país, consignó un comunicado de prensa de la Vicepresidenta.

La candidata del partido de izquierda Libertad y Refundación (Libre) obtuvo poco más de 1,7 millón de votos, equivalentes a 51,12% de los sufragios válidos.

El presidente Alberto Fernández definirá en los próximos días la agenda de trabajo y la comitiva que lo acompañará en las reuniones que mantendrá con su par de la Federación Rusa, Vladimir Putin y con el mandatario de la República Popular China, Xi Jinping, durante la visita que realizará a esas naciones entre el 3 y el 4 de febrero.

Fernández se reunirá el 3 de febrero con Putin en Moscú y al día siguiente se encontrará con Xi Jinping, a poco de cumplirse los 50 años de relaciones diplomáticas con el 'Gigante asiático', iniciadas el 19 de febrero de 1972, y para asistir además en Beijing a la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno.

El canciller Santiago Cafiero analizará aspectos de la agenda de Rusia y China tras haber regresado el jueves desde Washington luego de haberse reunido con el secretario de Estado de los EEUU, Antony Blinken, por la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), según consignó a Télam un funcionario cercano al ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.

En la comitiva se incluirá también
al ministro de Economía, Martín Guzmán, y deben definirse otros asientos porque "falta conocer detalles de otras reuniones", apuntó una fuente con despacho en Casa Rosada.

"Será una comitiva reducida, por las restricciones sanitarias, y por eso no irán esta vez periodistas", aclararon desde Balcarce 50, y confirmaron también que la portavoz Presidencial Gabriela Cerruti viajará junto a la comitiva.

(Telam)

Organizaciones sociales

El coordinador nacional de Barrios de Pie, Daniel Menéndez, justificó la marcha que preparan movimientos sociales en el marco de las negociaciones que el Ejecutivo encara con el FMI, al señalar que "la valentía" del Gobierno de rechazar "las condiciones de ajuste y recorte del gasto" que plantea el organismo de crédito "tiene que ser acompañada por un proceso de movilización".

En ese marco, el dirigente dijo que esperar ampliar esa convocatoria a la CGT, a la CTA y otros movimiento populares.

"Las condiciones de ajuste y recorte del gasto son absolutamente intolerables, y la postura de nuestro Gobierno tiene que ser acompañada por un proceso de movilización, hay que sostenerlo y avanzar en la discusión pública", expresó el dirigente social en declaraciones formuladas a El Destape.

Agregó que existe "una firmeza y una valentía" en la postura que sostiene el Gobierno ya que tiene en claro "la inviabilidad de cualquier acuerdo que implique una reducción del déficit en los tiempos que plantea el Fondo".

"Es una discusión claramente política y que incluso con un acuerdo la permanente presión del FMI tiene que ser contrarrestada por una defensa popular de los intereses que expresa el Gobierno", completó el coordinador de Barrios de Pie.

Por otro lado, Menéndez aseguró ser partidario "de un proceso de judicialización de la deuda" para que se investigue "tanto el procedimiento como el destino de los fondos" ya que se trató de "un préstamo político para sostener la reelección de Macri" sin que haya habido "inversión en obras" y se hayan fugado "esos fondos".

Por último, consultado sobre la marcha del 1 de febrero frente a la Corte Suprema, adelantó que su espacio también va "a participar y acompañar el reclamo".

Lo oculto moviliza

Casi la mitad de la población argentina, incluso tal vez sin saberlo, se relaciona de algún modo –laboral, comercial, asociativo– con las 22 mil cooperativas repartidas en el territorio nacional. El mapa es diverso. Hay cooperativas para todos los rubros: agropecuarias, de vivienda, consumo, crédito, provisión, servicios públicos y trabajo. Con una forma de propiedad, organización y división de excedentes diferentes a las de las empresas tradicionales, el sector acumula más de 120 años de historia en el país y se origina en la lucha de los movimientos obreros por mejorar sus condiciones laborales.

Estas experiencias surgen -y sobre todo proliferan- en las coyunturas de crisis que golpean a las y los laburantes. En Tiempo somos herederos de la tradición de este movimiento desde hace más de cuatro años, cuando decidimos integrarnos al universo de las empresas recuperadas, más de 400 en todo el país.

En esta edición, iniciamos una serie de historias con la intención de visibilizar y potenciar el mundo del cooperativismo. Lo hacemos con el acompañamiento de la Fundación Friedrich-Ebert (FES) Argentina, que también nos apoya en otros proyectos para poner en debate e incidir en políticas públicas. Rescatar estas experiencias pasadas y actuales no es solo una forma de mantenerlas presentes, sino de darle la dimensión que tienen dentro de la economía nacional. También es una invitación a pensar, reflexionar y alumbrar otro tipo de salidas para el mundo que emerja una vez que se logre contener al virus. Acaso sea, además, una oportunidad para reconocer al trabajador autogestivo como un sujeto de derecho, que requiere otro marco jurídico diferente al monotributista, al autónomo o al que se emplea en la relación de dependencia. La pandemia, de hecho, reavivó el debate sobre el rol de los Estados para solucionar las desigualdades que el coronavirus evidenció con crudeza. Incluso madura la idea de implementar un salario universal para transferir recursos a los sectores más postergados, un viejo reclamo de los movimientos sociales.

En este marco, desde Tiempo buscamos contribuir a esa discusión, incorporando un contenido periodístico que pueda hacer foco en el movimiento cooperativo, una opción presente en el campo laboral desde hace más de un siglo. Ignorado, con escaso lugar o solo reflejado desde un abordaje pintoresquista por los medios corporativos, el cooperativismo aparece en nuestra agenda desde un comienzo –aunque ahora con más presencia y continuidad– por un motivo sencillo: lo entendemos y lo consideramos un valor.

Se trata nada menos que de contar experiencias de gestión de trabajadores y trabajadoras, puestos a pensar en las posibilidades de revertir una emergencia construyendo salidas colectivas. 

Kbrones: diez años fabricando sueños de libertad

Es la primera cooperativa de trabajo de Latinoamérica nacida en una cárcel. Insertos en el mundo textil, se reinventaron en pandemia: ya hicieron 400 mil barbijos y elaboran 1200 camisolines por día. Muchos de sus integrantes provienen de talleres clandestinos.

Una sinfonía mecánica suena en el taller de la cooperativa Kbrones. Proviene de las overlock que trabajan afinadas. La orquesta de siete costureros no da puntada sin hilo en la tarde diáfana de Barracas. Las agujitas bailan un eterno sube y baja sobre la tela virgen. El gran final del concierto textil es a todo trapo. Nace el inmaculado camisolín.

En otro ambiente del taller, los compañeros de la “coope” doblan pilas y pilas de prendas blancas y radiantes: “Imagínese que estamos sacando del horno unos 1200 camisolines por día para el kit sanitario, que viene también con cofia y cubrebotas. Somos un relojito”, saca pecho Daniel Yedro y continúa, parsimonioso, con la faena del plegado. El morocho del barbijo verdeamarelo con el escudo del Sportivo Pereyra se gana el mango desde hace cuatro años en este proyecto autogestivo pionero en su especie: la primera cooperativa de trabajo de Latinoamérica nacida en las entrañas de una cárcel.

Kbrones lleva diez años de historia sobre sus espaldas, desde su conformación tras los altos muros de la Unidad Nº 12 de Gorina en diciembre de 2010. En esta década de vida, el proyecto -erigido sobre los pilares de la inclusión y la reinserción laboral de las personas privadas de su libertad- exploró muy diversos rubros para mantenerse en pie: primero la marroquinería, más tarde lo maderero, y hasta el reciclaje. Desde hace un tiempo la muchachada le mete fichas al desarrollo textil. Dos años y medio atrás dieron su último gran golpe: lanzaron una marca de ropa, lo que les permitió seguir innovando en plena pandemia con diseños para los trabajadores esenciales que dan pelea al virus.



Yo estuve preso –cuenta Daniel-, andaba en la mala, pensaba que la única salida era volver al pasado. Pero acá me dieron una oportunidad, una mano como en pocos lados te dan. Y aprendí muchas cosas: a ser una persona honesta, a mantener a mi familia, a tener un oficio, a tirar para el mismo lado con mis compañeros”. En su remera, el joven lleva tatuada una frase que repite como un mantra cuando llega al taller bien temprano: “Solos podemos hacer muy poco, unidos podemos hacer mucho”.

Yo volveré a las calles

La punta del ovillo de esta historia la conoce Julio César Fuque. Es uno de los padres fundadores de Kbrones y su actual secretario. “La semilla de la cooperativa fue una pregunta –explica Fuque, mientras ceba mate-. Qué hacer cuando uno recupera la libertad. Volver a lo mismo o elegir un nuevo camino son las opciones. Pero para tener una nueva vida tenemos que capacitarnos, aprender un oficio. Si antes usábamos las manos para destruir, ahora tenemos que aprender a usarlas para crear y producir”.

En 2009, después de una larga temporada en el infierno de Sierra Chica, Fuque había llegado a Gorina, penal de régimen abierto, para cumplir la última parte de su condena: “Con un grupo chico de compañeros, le planteamos al Servicio Penitenciario que queríamos aprender oficios y también ir a la escuela. Herramientas básicas si uno quiere tener oportunidades afuera”. Arrancaron con dos talleres: refrigeración y marroquinería. “Me enganché en los dos. Hacíamos unos monederos muy chiquitos. El profe nos decía: ‘con una máquina a pedal y una lonja de cuero, se pueden ganar la vida’. Tenía razón.” Con el pasar de las clases, dominaron el arte del cuero. Forjaban cinturones, portamates, carteras, morrales, billeteras. De ese grupo de esmerados aprendices nació el proyecto de forjar algo más: una cooperativa. Julio César confiesa que no fue fácil. ¿Qué será fácil en la cárcel? “Nada. Tuvimos que pelear contra la burocracia y las trabas del sistema, no nos callábamos, peleábamos por nuestros derechos. Por eso el nombre.” Kbrones empezó con siete socios. Hoy son 23.

De labia generosa –habla hasta por los codos-, Julio César era el vendedor que pateaba las calles y recorría ferias con los brazos llenos de cinturones confeccionados en la primera sede de Kbrones, cuando funcionaban en un galpón de González Catán. “Una cosa es producir y otra vender. Fue duro. Hasta tuvimos que hacer cirujeo y reciclaje para ganar unos mangos extra. Había que bancar la coope. Nunca bajamos los brazos”.

Transcurrieron tiempos bravos. Estaban casi besando la lona. Entonces decidieron reinventarse hacia lo textil: “Tuvimos un pedido grande de bolsitos que nos hizo Fecootra. Pasamos del cuero a la ropa de la noche a la mañana. Aprendimos a coser sobre la marcha”. Sus docentes fueron trabajadores que venían de talleres clandestinos: “Con lógica medio de choreo, onda campana, hacíamos guardia en la puerta de los talleres donde eran explotados. Cuando salían les contábamos del proyecto y los invitábamos a sumarse. Muchos forman parte de la cooperativa hasta el día de hoy. Kbrones es un espacio que da oportunidades. Inclusivo.”

Les fue bien con la ropa de trabajo. Camisas para colectiveros, overoles para la industria petrolera y hasta uniformes para Prefectura y vigilantes privados: “Sin berretines con esos clientes –guiña un ojo Julio César–, la pilcha es de primera calidad para todos”. En los años neoliberales de Macri, las importaciones chinas les restaron clientes y otra vez decidieron redoblar la apuesta. Sacaron su propia marca: “Con las crisis laburan mejor las neuronas. Empezamos a hacer jeans, camisas, polleras. Todo a precios bien populares. En plena pandemia fue igual y resurgimos haciendo barbijos. Somos como el Ave Fénix. Esta empresa fue construida detrás de rejas y candados. Sabés cuántos muros tuvimos que tirar abajo… Es nuestra forma de ser libres.”

Sin cadenas

Jornadas carcelarias de 18 horas frente a la máquina. La paga era de un puñado de centavos por prenda. Así se ganaba la vida Clara Franco en un taller clandestino de Quilmes. “Miseria te daban. Acá es distinto. Primero porque somos compañeros. Y segundo, porque se escucha la voz de todos”, dice doña Clara, ojos sinceros de lince, y le da precisión al armado de una camisa. Con su hijo Diego trabajan codo a codo en el taller de costura. Él es especialista en zurcir puños: “Antes andaba a las trompadas con los patrones, que me explotaban. En Kbrones me siento bien, se labura a pleno y con libertad, pese a que mi vieja a veces me tira de la oreja”.

A pasitos de la “familia costura”, como los llaman, Elías Brito demuestra sus habilidades con la overlock, sacando mangas de camisolines a rolete. Es migrante, oriundo de la ciudad blanca de Sucre, en la vecina Bolivia. “Como a muchos de mis paisanos, me explotaban en un taller del Bajo Flores. Llegar a la cooperativa fue un cambio muy grande. Y algo más importante: acá se comparte el conocimiento”, reflexiona el chuquisaqueño, que sueña con volver a sus pagos para compartir un chicharrón de cerdo con la parentela.

En la sala de cortes surgen Pablo Vega y Carlos Aguirre, jóvenes manos de tijera. Vega, además, es el responsable de todo el proceso de producción. El corte y confección lo mamó de su vieja: “Ella tenía también una cooperativa y le di una mano de muy pibe”. Después se formó en moldería. Es especialista en alta costura y vestidos de novia. Pero se da maña para diseñar lo que le pidan. Es, también, el autor del best seller del año, surgido como necesidad y respuesta al contexto urgente: “El barbijo lo saqué al toque. Ni lo dudé, veníamos mal y había que reciclarse por la pandemia. Ya vendimos como 400 mil.”

Antes de la despedida, los muchachos de Kbrones imaginan un 2021 con proyectos y mucho trabajo: “Alquilamos un galpón más grande enfrente y nos donaron máquinas para aumentar la producción. La idea es seguir peleando y dar oportunidades como siempre. Si la pandemia cierra puertas, nosotros las abrimos”, corean Fuque y Vega, antes de posar para el fotógrafo de Tiempo elevando los dedos en V. ¡Hasta la vacuna, siempre! «

Puentes

Julio César Fuque comenta que un compañero de celda les dio las bases del proyecto autogestivo. Pero el puente con el mundo cooperativo lo construyó Marita Suárez, una promotora psicosocial que tenía contacto con la Federación de Cooperativas de Trabajo de Argentina (Fecootra). «Una vez afuera, conseguimos un subsidio para comprar máquinas, la matrícula y ellos nos prestaron plata para alquilar un espacio. Agarramos viaje».

Entre el Yo y el nosotros

Vivimos bombardeados de mensajes que no invitan a comprender la vida con frases sencillas. Slogans que alimenta la ilusión del “dominio” sobre nuestras propias vidas individuales y nuestras decisiones personales. La realidad es que cuánto mas encierros “egoístas” producimos, mas nos alejamos de la posibilidad de una vida humanizada, placentera y feliz, en tanto no hay posibilidad de sostener en el tiempo los privilegios en las relaciones sin que la parte menos favorecida comience a expresar sus malestares. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack





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