Entre lo individual y lo común, el poder y el consenso.
La incruenta y trivial batalla de las redes
“El verdadero héroe es siempre
un héroe por error,
su sueño era ser un cobarde honesto
como
todos los demás.”
Umberto Eco
Carlos Caramello, Licenciado en Letras, Docente Universitario, Periodista, Actor, Director de Teatro, Analista Político, Escritor y Trabajador de la cultura, escribe en “La Tecla Ñ”
Ni los brasileros salieron de la selva ni los dirigentes políticos argentinos bajaron de un OVNI una noche transparente y templada, en la pared oeste del Uritorco. Aunque usted no lo crea, esa dirigencia política (y la empresaria, y la deportiva y hasta la eclesiástica si me apuran) surge de las mismas costumbres, vicios, virtudes, conflictos, inseguridades, certezas, obscenidades y agachadas sociales que você… y que eu.
Sí. Sí… no se haga el distraído. Se le nota el barrio. ¿Y sabe dónde se le nota más?: en las redes. Cada uno de sus posteos es como una delación. Y eso que nadie está obligado a declarar en contra de sí mismo pero, usted insiste. Por ejemplo; se ha pasado el año diciendo “El Gobierno Comunica Mal”. Ok. “¿Y Boston?”, hubiese preguntado Aníbal Fernández en otros tiempos. ¿Es consciente de la cantidad de curvas que se ha comido? ¿Del número de operaciones de las que ha participado en “idiota útil mode on”? ¿Y de haber servido alegremente a los intereses que cree combatir?
No me venga con que lo hace de buena fe. Entre caníbales no nos vamos a calotear el fiambre. Y no se defienda diciendo que no cobra por emitir sus opiniones. Porque le aviso que si bien puede que usted no cobre, algunos de los que acompaña con sus like, sus corazoncitos o sus emojis, facturan por respuesta. Como taxis cuando cae la ficha… Y se les nota mucho. ¿Nunca le cayó la ficha? Mire usted… qué barbaridú!
Ni que hablar de esa obsesión por debatir con los propios (en general no se trata de debate sino de discusión inconducente) y hacer el pichicho desentendido con los ajenos. Como si le tuviese cierto “miedito” a la oposición. O será que la única vez que se animó, lo abarajó una granja de trolls y lo dejó de cama.
Mírese bien. Ahí. En ese espejo: el cincelado de twitter, el Veneciano de Instagram o el cóncavo-convexo de Facebook. Puede que crea que ese que ve, es usted. Pero puedo ser yo. Cualquiera de otros/otras miles. Lo que seguro no es, es uno/una que trabaja en resolver los problemas del “otro”: o sea, hace política.
Ya se, ya se. Las redes son “solidarias”… masomeno. Hay alguna gente haciendo “caridad” (como aquellas viejas damas de la beneficencia que Evita sacó a los piques); alguna gente reclamando conmiseración. Soledades y soledosos de todos los calibres. Hombres y mujeres con problemas reales que piensan (desean) poder encontrar en ese mundo con más ego que inteligencia, con menos corazón que en una parrillada, una salida. Y a veces hasta pasa.
Pero no es la Política. No hay salida general… ni siquiera la grupal. Con suerte, algunos -que NO son los que usufructúan del resto y hacen su enero individual-, reciben respuesta positiva. Pero siempre de a uno. Siempre particular. Nunca colectivo.
No estoy para decir si eso sirve o no. Sólo aviso que no es la Política. Y que la “militancia de redes” es como jugar ajedrez y creer que se está haciendo la guerra. Además de la agresividad a flor de piel, claro; el exhibicionismo cuasi violento y… los lances.
¿Está mal? Para nada. Si se sabe dónde se está. Si se conocen las reglas de eso que no pasa de ser un juego, no está mal. Pero no se sienta un patriota. Apenas un tuitero, o un facebokero o un instagramer… nunca patriota, que twitter no es la Cordillera de los Andes y las batallas de Tik-Tok se ganan bailando.
Así que, amiga, amigo, amiguE: largue. La única revolución on line es la guita que han ganado los dueños de la tecnología. Y la certeza que en pocos años más todos estaremos “vigilados”. Y eso no nos hace mejores. No somos superiores. Al contrario. Ni inteligentes… (al contrario).
Christophe Clavé, profesor de estrategia de la Escuela de Estudios Superiores de Comercio de París (y según muchos, el mayor especialista en estrategia del mundo) sostuvo hace poco que “En los últimos veinte años ha disminuido el nivel de inteligencia, medido por pruebas, en los países más desarrollados”. Clavé explica que “las consecuencias no deseadas de la revolución mediática de las últimas décadas es la incapacidad generalizada de describir emociones a través de palabras”.
Al parecer, entonces, esas redes que muchos circulamos como si fuese un territorio mágico que nos constituye superhéroes, son bastante responsables de la evidente falta de inteligencia. “Conozco influencers con varios millones de seguidores que se enorgullecen de no haber leído un solo libro (…) que se sienten completos, bien informados y bien sabido con la televisión, los diarios y Wikipedia, no sienten curiosidad por leer a Octavio Paz ni su Mono gramático (…) «Yo soy visual, aprendo con imágenes», repiten con su más natural inteligencia”, se indigna Ramón Hernández, director de Cambio 16.
¿Le suena a algo, che? ¿Le trae alguna memoria reciente? Es para un práctico de la facu, que pregunto…
Ni las granjas de trolls se trasladan numéricamente a las marchas ni las movilizaciones “autoconvocadas” se tornan efectivas si no está la política detrás… ¿O usted se creyó eso de que la Primavera Árabe se organizó por twitter? Política, embajadas, medios… eso: los grandes medios, como aquellos días en que el diario La Nación publicaba en tapa el sitio de encuentro donde se iban a reunir los “autoconvocados”. Y ni así.
Por eso, casi con obsesión borgiana, vuelvo a la idea del juego de espejos. “Los pueblos tienen los gobiernos que se merecen” dicen que ventiló José Martí. Más político, André Malraux lo reinterpretó en sus “Antimemorias”: “…no es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecen, sino que la gente tiene los gobernantes que se le parecen”, dijo. O sea… Uy! Perdón. Se me hizo tarde. Tengo que irme. Cierro la máquina. Tengo una reunión con personas reales… allá afuera.
¿Apocalípticos e integrados al mismo tiempo?
Siempre recordado como autor de la novela “El nombre de la rosa”, el semiólogo y escritor italiano fallecido en el 2016 dejó una obra apabullante condensada en más de sesenta títulos que orbitan sin tensiones entre la semiótica y la cultura popular, predictora a su vez de fenómenos como el de las tecnologías asociadas a la comunicación.
A 90 años del nacimiento de Umberto Eco (El de la Cita al comienzo de este texto)
Quién escribe el texto es Julieta Grosso, una periodista argentina, que realizó sus estudios y se graduó de licenciada en Comunicación Social en la Universidad del Salvador y forma parte del equipo de periodistas de TELAM.
Esta nota aparece en “Socompa”
Aunque será siempre recordado como autor de la novela “El nombre de la rosa”, que con sus millones de ejemplares vendidos, sus adaptaciones audiovisuales y hasta su versión en videojuego supuso un recorrido inesperado que llegó a abrumarlo, el semiólogo y escritor italiano Umberto Eco -que habría cumplido el 5 de enero noventa años- dejó una obra apabullante condensada en más de sesenta títulos que orbitan entre la semiótica y la cultura popular, predictora a su vez de fenómenos como el de las tecnologías asociadas a la comunicación, allí donde hoy parece disuelta su dialéctica entre apocalípticos e integrados.
En una escena donde las redes sociales magnetizan el debate público y los intercambios quedan atrapados en una grieta furiosa que muchas veces desliza el debate hacia la descalificación o la levedad, pareciera haber poco margen para la antinomia entre apocalípticos e integrados que Umberto Eco acuñó en 1964 para anticipar la llegada de una era articulada por la tecnología y los contenidos masivos. Sin embargo, sus formulaciones anticiparon la fase temprana de un proceso que hoy suma capas de complejidad con sobreoferta de contenidos, aluvión de fake news y una dictadura de las métricas que pretenden disciplinar los consumos lectores.
Esa condición de antena lúcida y mordaz fue una de las espadas del hombre que con pulso sagaz construyó una heterogénea producción ensayística y literaria que alternó entre las indagaciones académicas sobre el arte y la cultura de masas, un exitoso recorrido como novelista -que lo convirtió en best seller con “El nombre de la rosa”– y la tarea divulgadora que desplegó en los medios, a los que fascinó con sus intervenciones a veces piroténicas sobre el periodismo, la política o la corrupción.
“Tenía ganas de envenenar a un monje”. Así, con su habitual ironía, Eco contó en “Apostillas a El nombre de la rosa” la génesis de su novela más famosa, la que lo depositó en un lugar que pocos intelectuales suelen transitar: la cima de la lista de best-seller. No hubo muchas más explicaciones acerca de las razones que empujaron a la ficción, allá por los 80, a un hombre que por entonces ya tenía un recorrido consolidado en la vida académica.
Tenía 48 años y una producción ensayística en ciernes cuando lo sorprendió el llamado del mítico editor Giulio Enaudi para ofrecerle un contrato tentador y una tirada de 30 mil ejemplares sin haber leído el libro. “Con el dinero de ese adelanto me compré una maleta de cuero, muy bonita, que todavía conservo”, recordaría el escritor. Más tarde, “El nombre de la rosa” se volvería acaso una incomodidad, el faro involuntario al que estaba obligado a remitirse en las entrevistas, porque en algún momento la charla derivaba hacia la novela ambientada en una abadía católica del siglo XIV que lleva vendidos 50 millones de ejemplares.
“Odio ‘El nombre de la rosa’. Escribí seis novelas, ésta es la primera y, como es normal, la peor. Además, ocurre con ella algo muy molesto: cada vez que saco una nueva, suben las ventas de aquella primera”, llegó a decir en 2011 ante el sorprendido auditorio Salón del Libro de Turín.
Eco nunca logró procesar las derivaciones del éxito de aquella novela, que tuvo una adaptación cinematográfica del director Jean-Jacques Annaud en 1986 con Sean Connery y Christian Slater en los roles principales, y otra posterior en formato serie con ocho episodios que volvieron a centrarse en el monje franciscano William de Baskerville -encarnado por John Turturro- y el novicio Adso von Melk. No sólo eso: la historia también se convirtió en un exitoso videojuego desarrollado en 1987 por la empresa española Opera Soft con el título de “La abadía del crimen”.
A pesar de su recelo posterior, el escritor comprendió a partir de “El nombre de la rosa” que podía capitalizar el formato novela como un recurso novedoso para transitar sus intereses centrales como investigador: la construcción de la memoria, la dinámica del tiempo, los viajes, la incertidumbre, la irracionalidad y el esoterismos, cuestiones que exploró en obras como “El péndulo de Foucault”, “La isla del día de antes”, “Baudolino”, “La misteriosa llama de la reina Loana” o “El cementerio de Praga”.
“Los libros no están hechos para que uno crea en ellos, sino para ser sometidos a investigación. Cuando consideramos un libro, no debemos preguntarnos qué dice, sino qué significa”, sostiene precisamente en uno de los tramos de su best seller, una suerte de cartografía encubierta que revela la manera en que percibía los alcances de su oficio: escribir para lectores inquisidores que gusten de interpelarse sobre el propósito real de los discursos y las historias.
En el abanico temporal que va desde su primera obra “El problema estético en Tomás de Aquino” (1956) hasta “Número Cero” y “Cómo viajar en un salmón” -un conjunto de textos que fueron publicados de manera póstuma- Eco desplegó una trama reflexiva en la que se expidió sobre la manipulación informativa, la teología, la filosofía, la épica de los templarios, los cómics, la estética, las conspiraciones, la producción de signos en la cultura contemporánea, los efectos colaterales de la democratización de contenidos facilitada por internet y las redes sociales.
Cruciales en sus primeros años de intervención en el espacio académico resultan obras como “Arte y estética medieval” y en especial “Obra abierta”, que visibilizó como nunca antes la cuestión de la indeterminación y el rol del azar en el arte, casi como un vaticinio de los planteos actuales en torno a la ausencia de identidad de la producción contemporánea.
Su hito mayor de esos años es “Apocalípticos e integrados” (1964), una obra que a priori luce tal vez algo desactualizada: Eco capta el por entonces incipiente cambio de paradigma que se avecina con la irrupción de los medios masivos de comunicación y plantea dos posturas antagónicas como reacción a este nuevo signo de los tiempos. Con el tiempo, el semiólogo luciría más cerca del bando de los escépticos que de los amigables con los nuevos formatos de la comunicación global, aunque también podría representar una síntesis virtuosa de su dialéctica: el “apocalíptico-integrado” que abjura de las tecnologías pero se vale de ellas para propagar sus ideas.
Eco desplegó una trama reflexiva en la que se expidió sobre la manipulación informativa, la teología, la filosofía, los efectos colaterales de la democratización de contenidos facilitada por internet y las redes sociales. “Internet todavía es un mundo salvaje y peligroso. Todo surge ahí sin jerarquía. La inmensa cantidad de cosas que circulan por la Red es mucho peor que la falta de información. El exceso de información provoca la amnesia. Demasiada información hace mal. Cuando no recordamos lo que aprendemos, acabamos pareciéndonos a los animales. Conocer es cortar y seleccionar”, decía Eco en una entrevista de 2011.
Su diagnóstico incluía por entonces la caracterización de un escenario que podría funcionar como una descripción certera de la lógica que define el uso de las redes: “Veremos multitudes de ignorantes usando Internet para las estupideces más diversas: juegos, conversaciones banales y búsqueda de noticias irrelevantes.(…) A largo plazo, el resultado pedagógico será dramático”, advertía el semiólogo.
La bibliografía del escritor abarca más de 60 títulos entre novelas y ensayos, en una cronología donde se puede rastrear el pulso de sus obsesiones, desde su interés por analizar los alcances de conceptos como signo, código, metáfora o símbolo -que expresan sus preocupaciones en textos como “Obra abierta”, “La estructura ausente” o “Tratado de semiótica general”– hasta las críticas al periodismo contemporáneo que cristalizó en su última novela “Número cero”, donde a través de la parodia sugiere que los medios funcionan como una máquina de difamación y deslegitimación con mecanismos que van desde la insinuación y la sospecha hasta la desinformación o la manipulación, lejos de la nobleza que le atribuía a los libros.
Eco murió de cáncer de páncreas el 19 de febrero de 2016. Cinco años después llegó a las librerías su obra póstuma, “Cómo viajar con un salmón”, en la que con un formato ficticio de columna de diario se mostraba como un erudito sorprendido por un mundo tecnológico, burócrata y lleno de banalidades que parecía resultarle al mismo tiempo ajeno, incómodo y gracioso.
En los meses previos a su muerte, el escritor solía expresar ese desencanto en sus intervenciones públicas, como cuando en una conferencia de prensa en el Gran Palacio de la Real Escuela de Equitación en Turín, donde le otorgaron el diploma Honoris causa en Comunicación y Cultura de los Medios de Comunicación de la Universidad de Turín -la misma institución lo vio matricularse en filosofía en el año de 1954- expresó: “Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos eran silenciados rápidamente y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios”.
"Somos parte de una Patria Grande,
aunque muchos quieran dividirnos y someternos"
El
presidente Alberto Fernández destacó y agradeció este viernes el
apoyo de los países integrantes de la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) a las
negociaciones que mantiene la Argentina con el FMI, afirmó que el
espacio "no nació para oponerse a alguien, o para inmiscuirse
en la vida política o económica de ningún país", y resaltó
el rol de México para "revitalizar" el bloque
regional.
Al
encabezar en el Palacio San Martín el cierre de la XXII Cumbre de
Cancilleres de la Celac, en la que la Argentina fue electa de manera
unánime para ejercer la Presidencia Pro Témpore del bloque en el
período 2022, el mandatario convocó a integrar la región como una
"expresión política, económica y social".
"De verdad lo agradezco porque uno se siente mucho más fuerte sabiendo que los hermanos latinoamericanos y caribeños lo están acompañando", enfatizó el mandatario ante el plenario de cancilleres de los 32 países que participaron del encuentro desarrollado desde este jueves en Buenos Aires y que ungieron al presidente argentino como nuevo titular de la Celac, en reemplazo de su par mexicano, Manuel López Obrador.
El
jefe de Estado aseveró que "la búsqueda de consensos"
entre todos los países de la región será el "mandato
primordial" de la Presidencia Pro Témpore de la Celac durante
el período que le toca a la Argentina presidir, como así también
el "respeto por la diversidad nuestra guía rectora".
Fernández
aseguró además que la Celac "no nació para oponerse a
alguien, para enfrentarse contra alguna institución existente ni
para inmiscuirse en la vida política o económica de algún
país".
Este mecanismo regional "surgió como un
foro en favor de nosotros mismos, que siempre promovió el consenso y
la pluralidad en un marco de convivencia democrática sin ningún
tipo de exclusiones, y también ha sido un magnífico puente hacia
otros países o foros más allá de América Latina y el Caribe",
recordó.
En otro tramo de su discurso, valoró la
"confianza que han depositado en la Argentina" al
encomendarle el ejercicio de la presidencia del organismo, y aseguró
que asumía "este desafío con las convicciones de quien cree
que todos somos parte de una Patria Grande que nos une, aunque muchos
hacen lo imposible para dividirnos y consecuentemente someternos con
facilidad".
A
renglón seguido, planteó la necesidad de "discutir en conjunto
estrategias que permitan concertar posiciones a nivel regional ante
organismos financieros internacionales y regionales", algo que
viene planteando en todos los foros internacionales.
"Cuando
la pandemia tuvo inicio, éramos el continente más desigual del
mundo, el que registraba la mayor brecha en los ingresos de ricos y
pobres", indicó Fernández y advirtió que "esas
diferencias se han profundizado".
A su vez, el
mandatario agradeció el "apoyo constante de la Celac al reclamo
tan sencillo, pero tan humano, de la Argentina en la Cuestión
Malvinas", en el cual "seremos tan firmes en reclamar la
soberanía sobre la tierra usurpada como pacientes a la hora negociar
para que nuestro reclamo prospere".
En alusión a la
problemática del cambio climático, el Presidente analizó que
"nuestra América insular del Caribe viene padeciendo sus
efectos de un modo mucho más que preocupante" y puntualizó:
"No podemos mirar impávidos semejante realidad".
"No
seremos verdaderos hermanos en la región si no prestamos especial
atención a tanto padecimiento. El problema generado por sus efectos
en el Caribe debe ocupar el primer lugar en la lista de problemas que
enfrentamos", subrayó.
Explicó
que, durante el ejercicio de la Presidencia del bloque, la Argentina
se propuso trabajar sobre 15 objetivos vinculados a la estrategia
sanitaria, la recuperación económica, la gestión de riesgos en
situaciones de desastre y la seguridad alimentaria, así como a la
cooperación aeroespacial y la ciencia y la tecnología aplicadas a
la innovación social.
A su vez, destacó que "los
hermanos mexicanos llevaron adelante la Presidencia Pro Témpore en
condiciones de extrema dificultad, por la pandemia y la crisis, y a
pesar de ello lograron revitalizar una Celac que este viernes está
más viva y fortalecida que nunca".
Apoyo a la Argentina en sus negociaciones con el FMI
Tanto
a lo largo de la cumbre en Buenos Aires como en la declaración
final, los
miembros de la Celac apoyaron a la Argentina en sus negociaciones
para alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI),
en un momento crucial de ese proceso.
"Los
representantes de los Estados Miembros expresaron su apoyo a la
República Argentina en las negociaciones con el Fondo Monetario
Internacional para alcanzar un acuerdo que le permita
al país continuar su recuperación económica, mejorar su situación
social y refinanciar su deuda con el organismo",
señaló la declaración
final
de la cumbre, difundida en un comunicado conjunto por los Gobiernos
de Argentina y México, el actual presidente pro témpore del foro y
el saliente.
"Asimismo, manifestaron su preocupación
por el impacto que tendrían las cargas de deuda insostenibles y el
retiro temprano de las políticas públicas para apuntalar la
recuperación, tanto sobre las economías de la región como en el
bienestar de la población", agregó el texto.
El
tema fue uno de los que se
repitió en la mayoría de los discursos de los cancilleres y
representantes de la región
que participaron de la cumbre, y en las conversaciones en los
pasillos en el Palacio San Martín, la sede del encuentro.
El
consenso alrededor de este apoyo fue tan grande que el anfitrión
Alberto Fernández dedicó un agradecimiento
especial
a todos las delegaciones invitadas.
"Quiero dar las
gracias al apoyo que ha recibido Argentina de todos ustedes por la
renegociación que está llevando adelante con el FMI. De verdad lo
agradezco, porque uno
se siente más fuerte sabiendo que los hermanos caribeños y
latinoamericanos lo están acompañando",
dijo el mandatario durante una conferencia de prensa que ofició de
cierre de la cumbre.
Palabras del Canciller Cafiero
En
la mañana de este viernes, al abrir el plenario de cancilleres,
Santiago
Cafiero afirmó que "nuestra identidad común no es un conjunto
agrupado de intereses diversos", sino "una construcción
política, social, económica y cultural, una historia rica que
tenemos que seguir bregando para que no se detenga" porque
"estamos orgullosos de nuestra cultura de encuentro y nuestra
cultura de paz".
Tras
destacar que "la mayor dificultad ha sido la pandemia",
dijo que este flagelo "no le impidió ni a México ni a todos
los que somos parte de la Celac, trabajar durante el 2020 y el
2021".
Agregó que "proyectamos trabajar durante el 2022"y detalló los 15 puntos estratégicos que la Argentina pretende desarrollar y profundizar a lo largo de este año al frente de la gestión del bloque regional.
Por
su parte, el canciller de México, Marcelo Ebrard, realizó un
balance de gestión 2020-2021, tras lo cual se aprobó la candidatura
de Argentina a la Presidencia Pro Témpore 2022 con la unanimidad de
todos los integrantes del bloque.
Al término de la
presentación de Cafiero sobre los ejes de acción para este mandato,
la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, expuso un informe sobre
las actividades que la entidad desarrolla en conjunto con el bloque
regional.
Posteriormente habló cada uno de los
representantes de los países miembros de la Celac, quienes
coincidieron en valorar la importancia del "multilateralismo",
en un contexto internacional complejo, marcado por el impacto de la
pandemia y el cambio climático, y resaltar la oportunidad que brinda
el espacio como instrumento para el diálogo latinoamericano y por
fuera de la región.
¿Qué es La Celac?
La Celac reúne a los 33 países de América Latina y el Caribe con el desafío de construir un espacio de intercambio político, económico, social y cultural que haga equilibrio entre la unidad y la diversidad de los más de 600 millones de habitantes de la región.
Reunión de Cancilleres
Los cancilleres exaltan el rol de la Celac y apuestan por su fortalecimiento
Los
cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(Celac) destacaron en la reunión celebrada en Buenos Aires el rol
asumido por este foro durante los últimos años y apostaron por su
fortalecimiento para mejorar el diálogo interno y tener una voz más
potente fuera de la región.
"La Celac es el ámbito
por excelencia de América Latina y el Caribe, que promueve el
dialogo sin exclusiones", dijo el jefe de la diplomacia de
Argentina, Santiago Cafiero, país anfitrión de la XXII reunión de
cancilleres del mecanismo intergubernamental.
Cafiero
insistió en avanzar con las herramientas de integración, necesarias
-a su juicio- "para seguir construyendo una región en paz".
El
espacio brindado por la Celac como instrumento para el diálogo
latinoamericano y por fuera de la región fue destacado por la
totalidad de los representantes de los 32 países que asistieron a la
cita, celebrada en el porteño Palacio San Martín.
"Celac
es una iniciativa que no solo nos permite acercarnos como comunidad,
sino además trascender en el relacionamiento con grandes actores del
concierto internacional (...) Avancemos en estos diálogos y
aprovechemos estos espacios que ningún otro foro de la región nos
permite", señaló, por su parte, la vicecanciller de El
Salvador, Adriana Mira.
En tanto, el canciller boliviano,
Rogelio Mayta, señaló que la Celac se ha convertido en un lugar de
trabajo para "construir, tejer todo lo que nos une y charlar con
sensibilidad nuestras diferencias" y destacó que su
consolidación permitirá a los países latinoamericanos evitar ser
"simples instrumentos de los centros de poder".
La
mayoría de los presentes destacaron la relevancia del
"multilateralismo" en un contexto internacional complejo,
marcado por el impacto de la pandemia y el cambio climático.
Un
hecho subrayado por el flamante canciller ecuatoriano, Juan Carlos
Holguín, quien señaló que "sin la Celac" no hubiese sido
posible en su país pasar del 4% al 80% de vacunados durante los
siete meses de Gobierno de Guillermo Lasso.
Con respecto a
la coyuntura latinoamericana, Cuba apoyó la negociación de
Argentina con el FMI de la deuda "fraudulenta" y criticó
el incremento del bloqueo durante la pandemia, a la vez que destacó
la "solidaridad" de los países de la región.
También
Nicaragua, en uno de los discursos con más alusiones políticas,
denunció los bloqueos a Cuba y Venezuela y las medidas del
"capitalismo" contra estos dos países y el Gobierno de
Daniel Ortega.
Al mismo tiempo, saludó a la Celac "por
su papel protagónico en la unidad en la diversidad", algo
elogiado también por la República Dominicana, que asimismo deploró
el "vil atentado" contra el premier de Haití, Ariel Henry,
el pasado 1 de enero, apenas meses después del magnicidio contra
Jovenel Moise.
Cambios de último minuto por la pandemia y muchos cuidados
La
cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(Celac) en Buenos Aires estuvo marcada por algunas suspensiones y
reemplazos de último momento provocados por la ola de contagios que
vive la región y por los cuidados que impone la pandemia, como
saludos con los puños y estricto uso de los barbijos.
Entre
las bajas más importantes que se registraron estuvieron las del
canciller de Chile, Andrés Allamand, y el de Paraguay, Euclides
Acevedo. Los dos dieron positivo en los últimos días y tuvieron que
ser reemplazados por la subsecretaria de Relaciones Exteriores de la
República de Chile, Carolina Valdivia Torres, y el viceministro de
Administración y Asuntos Técnicos paraguayo, Juan Andrés Cáceres,
respectivamente.
Tampoco fue de la partida Alicia Bárcena,
la secretaria ejecutiva de la Cepal, quien se excusó "por la
pandemia" y mandó un mensaje por video, en el que sin quererlo
felicitó a Argentina por la Presidencia pro témpore del bloque
antes de que se aceptara la designación por consenso.
Pese
al clima amistoso y distendido que dominó el encuentro en la mayoría
del tiempo, todos los representantes de la región se restringieron a
los saludos con puños y respetaron el uso de barbijo. Eso no evitó
que los cancilleres tuvieran gestos de gentileza, como cuando varios
ayudaron a la ministra de Estado con responsabilidad en las
Relaciones Exteriores y el Comercio Exterior de San Vicente y las
Granadinas, Keisal Peters, quien casi se cae cuando hacía equilibrio
en unos arriesgados tacos bajando las escaleras.
Pero, sin
dudas, uno de los momentos que todos recordarán fue cuando la
representante de Colombia, la viceministra de Asuntos Multilaterales
María Londoño, tuvo un fallido mientras defendía a la OEA
(Organización de los Estados Americanos) y la confundió con la DEA,
la agencia contra el narcotráfico de Estados Unidos.
Finalmente,
el anfitrión, Argentina, buscó impregnar de pequeños simbolismos
la jornada: agazajó con la mejor versión del dulce de leche a los
invitados -alfajores de chocolate y de maicena- y el canciller
Santiago Cafiero, con un pin de las Islas Malvinas en la solapa de su
traje, firmó el traspaso de la Presidencia del bloque, con una
birome Bic negra, como lo solía hacer el fallecido expresidente
Néstor Kirchner.
(Fuente: Telam)
El poder de las palabras … las convicciones y los valores humanos
“VALORES
UNIVERSALES
Valores universales son el conjunto de normas
de convivencia válidas en un tiempo y época determinada. Ante esto
debemos comprender que no es un concepto sencillo. Esto se debe a que
en ocasiones se confrontan valores importantes que entran en
conflicto. El derecho a la vida y a la salud, el respeto a la
propiedad privada, la observancia de las leyes, etcétera.
Al inicio del siglo XXI existe la necesidad de llegar a un acuerdo mundial en el manejo de los valores comunes y principios éticos universales que sirvan de base para fomentar una educación para la paz, que ayuden a establecer la convivencia pacífica entre individuos, familias, comunidades, etnias, naciones y culturas, y avanzar así a la meta deseada de una fortaleza humana homogénea para este nuevo milenio.
El primer paso es disponer de un núcleo de valores y principios éticos comunes que la mayoría de las naciones y culturas acepten de forma voluntaria, es decir, no imponerlos por la fuerza o la coacción, sino por la educación para la paz.
En la actualidad se han dejado un poco atrás los
conceptos de la moral y los valores que la rodean pero los valores
son a priori, y absolutos, es decir, no sólo son algo por
descubrir, sino que tienen una validez universal. Si una persona no
acepta un valor, se debe, en todo caso, a una ceguera axiológica
pero no a la invalidez o inexistencia del valor.
Ahora prevalece
la necesidad apremiante de familiarizar al ser humano con los valores
universales y darles un uso pragmático. Educar nuestra mente y
aprovechar las oportunidades que nos presenta la vida, es algo que no
hay que echar por la borda. Todos, en algún momento de la vida,
tenemos propósitos y metas, y hacemos lo imposible para lograr lo
que ansiamos. Por ello, uno de mis propósitos en esta colaboración
para Rompan Filas, es exponer una perspectiva sobre los valores
que
todo ser humano posee para llegar al punto exacto y conciso de las
vivencias y sentimientos propios.
La inquietud por escribir sobre este tema surgió del deseo de responder a la situación por la que atraviesa el mundo, y de ofrecer alternativas para cambiar la forma de ver la vida desde otro ángulo, haciendo uso de lo más interno que poseemos los seres humanos: los valores universales.
Todos, como entes, tenemos la capacidad de hacer, decir y sentir lo que nos agrada, tomando en cuenta que somos poseedores de un sentido común y que nos conducimos según nuestra propia conveniencia, siempre que busquemos fines positivos y claros. Como seres humanos, estamos expuestos a sentir todo tipo de dolor y a tener plena felicidad. Para entender en su conjunto el significado de los valores, es necesario conocer un poco su origen y trascendencia.”
(El texto pertenece a la Licenciada en educación de nacionalidad méxicana AMANDA LUCIA NEGRETE LARES, catedrática universitaria. El texto completo “Valores Universales” puede leerse en: https://www.uv.mx/psicologia/files/2014/11/VALORES-UNIVERSALES.pdf)
Para Foucault (1981), el ejercicio del poder radica, en conducir o guiar la posibilidad de conducta y disponer la posible consecuencia. Esencialmente, el poder es un problema de gobierno , más que una confrontación entre dos adversarios o el enlace del uno con el otro. Así, gobernar es estructurar el posible campo de acción de otros.
Foucault (1991), plantea que por sujeto pueden entenderse tres significados: 1) sujeto a alguien por el control y la dependencia; 2) sujeto ligado a su propia identidad por una consciencia o autoconocimiento; y 3) tema central de referencia. Los significados sugieren una forma de poder que subyuga y crea sujeto
En su Artículo La Gubernamentalidad, Foucault explica: gobierno no como estructura política o manejo de Estados, sino como la forma de dirigir la conducta de los individuos y grupos. No solo cubre formas legítimas de sujeción política o económica, sino también modos de acción, más o menos considerados y calculados, destinados a actuar sobre posibilidades de acción de otras personas. En este sentido hay un “autogobierno” y un “gobierno del otro” en una relación de ejercicio de poder.
Se desprende así que las palabras y los relatos que intentan explicar el mundo y definir valores universales, o implican relaciones en el ejercicio del poder o relaciones que buscan la adhesión libre. El sujeto que se compromete con su palabra en ese acto de “autogobierno” en función de un programa o proyecto común, en un orden comunitario, en una vida social.
Toda relación humana se desarrolla entonces por vías que muchas veces se atraviezan y entrecruzan, en tanto las palabras no siempre responden a la intención de quién las pronuncia. Una convicción personal puede producir seguidores y tornarse en un discurso de poder … voz de amo. Un valor Universal, si impuesto, genera tensiones y provoca acciones de control, represión y sumisión, cuándo no es aceptada de forma libre o consensuada. Una genuina democracia implicaría la participación individual dispuesta a acordar formas comunes en el ejercicio de su libertad. Se constituye así en un sujeto consciente que decide someter su “libre albedrío” a los acuerdos comunes a los que se arribe para constituir un orden común y sostener las formas que ese orden se de para su eficaz cumplimiento. La tensión entre individuo y comunidad, entre el “yo” y el “nosotros” como identidad que marca diferencias con “el” y “ellos” (los “otros”), también signada por la tensión entre “lo universal” y “lo local”, producido como expresiones religiosas, culturales, prácticas sociales, formas de resolver la cotidianidad en un territorio determinado que se producen de formas diferentes en otros territorios y constituyen la diversidad de etnias, pueblos, naciones, ya en el idioma, ya en las formas de organización social y de modos de producir lo necesario para sus subsistencias.
También la historia común, los padecimientos, dolores y violencias recibidas comunes. Las luchas por la emancipación de la posibilidad (El ejercicio de poder que defina un “nosotros” propio distinto de aquel que nos es impuesto con violencia), es la lucha que de muchas maneras define la herencia patriarcal, colonial, capitalista y neoliberal de la realidad actual en América Latina y el Caribe, al sur del Río Bravo.
Esas tensiones se reflejan en las diferencias entre CELAC y OEA, y en las diferencias políticas e ideológicas que hoy producen los discursos que intentan definir”nos”.
El poder en la palabra se define por su capacidad de producir “segudiores” si de “voz de amo” se trata, o de persuadir y convencer a ciudadanos libres de la importancia que en su libertad, incluya los valores universales comunes que produzcan el “nosotros” necesario para toda identidad colectiva y todo orden social que se pretenda justo y humano.
Daniel Roberto Távora Mac Cormack
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