Nuevos lenguajes para una nueva realidad glocal.

El 1954, George Orwell escribió el artículo al que no paro de volver, porque más allá de su descripción de lo que él veía como la decadencia del idioma inglés, contenía un concepto madre, una idea fuerza para comprender un poco más tanto su época como ésta (ya entonces él como varios otros previeron la tendencia a la vigilancia permanente a través de dispositivos que serían consumidos como puentes a “la libertad”: así imaginó su Gran Hermano). Esa idea fuerza es simple, y es la siguiente: toda decadencia cultural tiene una base económica, y lo primero sobre lo que se lanza el poder cuando está en plan de conquista es sobre el lenguaje.

Cierta actualización de la mirada de Orwell nos mostraría hoy cómo no una lengua, sino un conjunto de lenguas al mismo tiempo, son permanentemente fumigadas por el veneno degenerador del poder neoliberal en su caída, ya carcomido por la ideología del sinsentido, que enmascara el fetichismo del dinero. Para lograr una verdadera colonización masiva, el poder del dinero y sus operadores han descubierto que, ya con los medios concentrados como sus adelantados, el objetivo hoy no es la desinformación, porque ése es objetivo cumplido, sino la incomunicación.

¿Cómo incomunicar a millones de personas que pueden seguir hablando en otros soportes o conectándose a distancia desde distintas latitudes? Rompiendo las lenguas, mandándolas a todas juntas a una decadencia terminal.

¿Pero cómo lograr semejante operación simbólica, para lograr sus verdaderos fines, que son materiales? Enloqueciendo el lenguaje a nivel global, e intentando en ese mismo movimiento varias cosas: el borramiento entre lo real y lo ficcional, el potenciamiento de la negación al dolor y la fobia al otro, la exacerbación narcisista, porque una comunicación rota deja a cada uno solo. Y con todo esto: esfumando la razón de ser de la política.

Muchos nos reímos cuando vimos el video de la conductora de un canal de cable creer que William Shakespeare acababa de morir, o leyendo los tuits de una diputada que confundía la avenida Córdoba con su provincia del mismo nombre. Pero muchos no se habrán reído porque nunca en su vida escucharon hablar de un tal Shakespeare, como la conductora, o porque aunque lean desmentidas explicaciones no comprenden lo que leen. Nuestras sociedades han involucionado culturalmente en una medida difícil de precisar. Cuando el presidente de un país no podía distinguir que el Día de la Independencia no era el Día de la Bandera, o cuando uno de sus funcionarios se jactaba de que “algo chiquito pero lindo” que habían hecho era borrar a los héroes nacionales de los billetes, no estaban solamente siendo cínicos o ignorantes: estaban llevando a cabo una operación cultural regresiva de grandes proporciones. No lo planificaron: es una inercia. El exhibicionismo de la ignorancia es un subproducto de la destrucción del lenguaje.

En los procesos decadentes, hay algo de efecto dominó que no requiere conciencia sino inercia. No es que Macri finja ser una persona con grandes baches culturales: lo que está diciendo un hombre con mucho dinero y poder cuando exhibe su ignorancia es que la cultura no es necesaria ni un bien valorado en el reino del dinero.

En los panfletos que dejaron quienes pusieron la bomba en el local de La Cámpora de Bahía Blanca se leía línea tras línea la descomposición de la lengua, en tanto soporte del pensamiento. No era un texto regido por ninguna lógica, como exigiría un panfleto del viejo fascismo: “por los jueces puestos a dedo y la falta de justicia” o “por los políticos cínicos y corruptos” precedían a la queja por la ley del aborto y por la educación sexual. El mismo sinsentido del cartel de un manifestante del Obelisco: a “Terminemos con la tiranía” le seguía “Basta de anarquía”.

¿Qué discusión se podría dar con gente que se expresa de esa forma? Hablan un nuevo lenguaje, el que han forjado las noticias falsas, el lawfare, los que desde las pantallas hacen acción psicológica o terrorismo sanitario: no es castellano. Es un lenguaje sin sentido que replica palabras pero son a su vez significantes de significados impuestos por el cocoliche del sinsentido.

Hace poco leía que las plantas se comunican entre ellas en tres niveles de lenguaje y dos maneras: a través de moléculas que liberan a la atmósfera y a través de impulsos eléctricos que envían sus raíces. Stefano Mancuso, neurobiólogo vegetal de la Universidad de Florencia, concluía que las plantas nunca dejan en enviar mensajes sobre posibles obstáculos a otras plantas, aunque no sean de su misma especie. Por eso están aquí hace 5 millones de años, y por eso los “sapiens”, que aparecimos hace menos de medio millón de años, estamos preocupados por nuestra propia y posible extinción. Nuestro cerebro, decía Mancuso, no es, desde el punto de vista evolutivo, una ventaja sino un inconveniente.

Nuestros lenguajes están rotos. Hay que repararlos o inventar otros nuevos. 

Sandra Ruso en Página 12 de hoy

A pesar de la perspectiva biocultural usada en la Antropología Física contemporánea, de la cual quienes nos dedicamos a esta disciplina debemos ser conscientes siempre, en muchos momentos perdemos de vista las narrativas sociales que proliferan incluso divulgando ideas contrarias a la evidencia científica. Estas narrativas, por mucho que aparezcan en los márgenes de nuestra disciplina, no son marginales para el conjunto de la sociedad, y pueden llegar a ocupar posiciones centrales dentro de los procesos de construcción y negociación que dicha sociedad establece con los conceptos de salud y enfermedad. La pandemia provocada por el Covid-19 nos ha permitido observar intersecciones entre categorías que, desde una perspectiva científica, sabemos que no tienen validez, como podría ser entre nación y anticuerpos, dotándoles a estos últimos de nacionalidad e incluso posicionamiento político. Sin embargo, son narrativas que calan profundamente en la sociedad que les concede cierto grado de realidad, a través de un proceso de performatividad y posverdad. Estos procesos no son nada nuevo, ya que a lo largo del artículo se expondrán otros casos en los que las narrativas sociales han sobrepasado a la evidencia y el discurso científico, llegando incluso a desarmarlo por completo, como ocurrió y sigue ocurriendo en el caso del VIH. A través de información procedente de diversas fuentes, tanto académicas como no académicas, se analizarán estas narrativas sociales y cómo se contraponen al conocimiento científico, además de proponer qué podemos hacer desde la Antropología Física para generar contra narraciones a estas (des)informaciones y posverdades.

El virus que vino a conquistarnos

Poco antes del comienzo del confinamiento, un hecho histórico vivido en primera persona y que en ningún caso entraba en el imaginario colectivo, que el mundo se paralizase durante meses, Javier Ortega Smith, concejal de la formación política Vox en el Ayuntamiento de Madrid, publicó un mensaje en la plataforma Twitter acerca de cómo sus anticuerpos “españoles” estaban luchando e iban a derrotar a ese virus “chino”. Más allá de las implicaciones diplomáticas de dicho tweet, que el concejal acabó borrando debido a la protesta de la Embajada China en España por el racismo del mismo (La Embajada de China responde a Ortega Smith: "Stop racismo" en Eldiario.es), y al hecho de que la OMS (Organización Mundial de la Salud) ya había anunciado que el nombre oficial del virus era el Sars-Cov-2, aquel mensaje fue compartido decenas de miles de veces, calando en nuestra sociedad, y siendo en cierto modo el pistoletazo de salida que permitió el uso del covid-19 como arma arrojadiza con fines políticos. Esto no solo se realizó desde espacios de representatividad parlamentaria, sino que incluyó a un gran conjunto de la población, quienes a través de las redes sociales apuntaban en una u otra dirección. Quizá el mayor caso, con implicaciones sociales, políticas y judiciales, fueron las acusaciones vertidas sobre las manifestaciones del ocho de marzo de 2020 como vector masivo de infección.

Aunque a quienes nos dedicamos a la Antropología Física este cruce entre anticuerpos y nacionalidad (la cual sobrepasó a los conceptos geográficos) nos parezca establecer una relación extraña e incluso anticientífica entre dos mundos a priori no relacionados, este tipo de uniones llevan operando desde hace ya tiempo en esos supuestos “mundos” separados: el científico y el político. Dotar a los anticuerpos de una nacionalidad y un pasaporte, posicionándolos dentro del espectro político, es solamente el siguiente y último (de momento) paso acerca de cómo una sociedad crea y regula los discursos sobre la salud y la enfermedad. Un virus no es solamente su cápside, su modo de replicar el ADN o los efectos que provoca en el huésped. Estos aspectos biológicos son básicos para identificar al virus, y la capa sobre la que se construyen los aspectos sociales del virus. Y es que existen los mismos mecanismos que ocurrieron con otra de las grandes pandemias del Siglo XX, el VIH, donde las narrativas sociales han sobrepasado de gran manera los conocimientos científicos acerca del virus.

Es innegable que el Covid ha cambiado nuestra vida, y parece que ha llegado para quedarse una larga temporada. Su impacto ha sido tal que incluso se ha modificado el imaginario colectivo, ya que en su momento nadie creía posible paralizar países durante meses, y así fue, sobrevolando además la sospecha de un nuevo confinamiento total. Ha llegado a afectar a cómo nos relacionamos, incluido sexualmente, con artículos periodísticos aconsejando las mejores posturas para realizar el coito minimizando el riesgo de transmisión. Se ha llegado a hablar incluso de un virus “democrático” (otra adquisición política del virus: nacionalidad y forma de gobierno) por su capacidad de infectar y afectar a todo el grupo social por igual, algo discutible.

De pecadores y demócratas

En antropología médica se conoce al “culture bound syndrome”, o “síndrome asociado a una cultura” como el proceso sociocultural de creación de enfermedades que adquiere su significado en el diálogo entre el lenguaje médico y la sociedad (Vandereycken & Van Deth, 1994). Estos autores exploran este proceso con relación a lo que hoy en día conocemos como anorexia nervosa, y como el proceso de auto-inanición fue variando su significado históricamente, especialmente en mujeres, desde ser reconocidas como santas, pasando a brujas, espectáculos y, finalmente, establecerse como enfermedad durante los procesos de medicalización del Siglo XIX (Vandereycken & Van Deth, 1994).

En conversaciones con Carmen Martín, coordinadora de ACCAS (Asociación Ciudadana Cántabra Antisida), ella observaba ciertas semejanzas entre los discursos asociados al VIH y el Covid, teniendo siempre en cuenta las notables diferencias entre ambos virus. De sus vivencias personales procede mucha información de este trabajo, especialmente en este apartado.

Al comienzo de la pandemia del VIH, durante los años 80, la moralidad conservadora de la época asoció el ser portador de este virus con aquello que podría hacer peligrar su propio estilo de vida, todo aquellos que no fuese una familiar nuclear blanca y burguesa. Es decir, lo asoció con la homosexualidad, la drogadicción y la delincuencia. Esto permitió asociar la transmisión del virus a ciertos colectivos, creando los grupos de riesgo, en vez de asociarlo con las prácticas de riesgo, como mantener relaciones sexuales sin preservativos o compartir jeringuillas.

Durante el verano se ha podido observar un mecanismo similar, cuyo blanco han sido los grupos de jóvenes. Se ha asociado el incremento de casos post confinamiento con hábitos tales como el botellón o salir de fiesta, donde estos jóvenes se infectarían y luego llevarían a sus casas, contagiando al resto del conjunto familiar. Sin embargo, y a pesar de la gran sociabilidad de los jóvenes, los repuntes en los casos no se explican solamente por ellos, sino por las reuniones sociales mantenidas por el conjunto de la población, como se ha podido comprobar en la “tercera ola” tras el periodo navideño.

Además, el asociar la transmisión de un virus a grupos de riesgo en vez de a prácticas de riesgo también tiene el efecto de hacer ajeno el problema. Y dentro de esta asociación entra la alteridad, el “otro” como agente infeccioso. En su día el homosexual, hoy, según ciertos políticos, las personas migrantes que con su “estilo de vida” favorecen la transmisión del Covid. La (des)información y las creencias personales juegan un papel clave en cómo se construye culturalmente la enfermedad, y a quién estigmatiza.

Y es que, con el Covid, ha ocurrido que socialmente no se había visto tanto a la ciencia “en acción” como desde la pandemia por VIH. Ni siquiera durante los casos de “vacas locas”, “gripe aviar”, “gripe porcina”, han estado las noticias tan al día. Quienes nos dedicamos a la ciencia y a publicar nuestros trabajos, conocemos de sobra los procesos internos de nuestra disciplina, y cómo en algunos casos existen datos contradictorios entre sí que deben resolverse a través de más experimentación y del consenso científico. La investigación del Covid, del que sabíamos más bien poco, ha disparado la información disponible acerca del mismo, que se ha lanzado al público general sin ningún filtro, generando desconfianza entre la ciudadanía. Esto ha ocurrido porque el proceso científico se ha acelerado enormemente y se ha hecho casi ingestionable. Como ejemplo se podría citar el uso de mascarillas, cuando hubo un momento en el que no sabíamos si había que usarlas o no, o si solamente eran recomendables en vez de obligatorias.

Este aumento de información poco gestionable también ocurrió con el VIH: al principio había pánico por no conocer qué era, de ahí su primer nombre, “cáncer rosa”, por su prevalencia sobre varones homosexuales. Cuando se descubrió que no era ningún tipo de cáncer, sino un virus, el pánico se produjo por no saber cómo se transmitía, si incluso podía ser por el simple contacto por una persona portadora, como bien se observa en la película “Philadelphia”, cuando Joe Miller (interpretrado por Denzel Washington) acude al hospital tras haber estrechado la mano de Andy Beckett (Tom Hanks). Los estigmas generados en los años ochenta aún siguen vigentes hoy en día, afectando a personas del colectivo LGTBIQ+, trabajadoras y trabajadores sexuales, y personas en situación de drogadicción, aunque las narrativas conservadoras establecieran cierta distinción entre el heterogéneo grupo, ya que un drogadicto se puede desintoxicar, un homosexual no se puede “curar”. Esto unido a una pérdida de derechos que han sufrido las personas seropositivas, como han sido la obligación de abortar, el contraderecho a la libre circulación, el no poder acceder a ciertos puestos de empleo o incluso de vivienda pública.

Y a pesar de que el VIH lleva cerca de cuarenta años en el mundo, el asociarlo a “otros”, a grupos de riesgo, permite que la conocida periodista y escritora española Ana Rosa Quintana afirme en su matinal de máxima audiencia que “el virus lleva con nosotros diez años, y que hay que acostumbrarse al Covid de la misma manera que nos acostumbramos al VIH” (Martín, 2020). Esto es una gran mentira, ya que ni nos hemos “acostumbrado al VIH” ni a los discursos higienistas que le acompañan, como es el concepto de estar limpio, una pregunta frecuente en sitios de contactos entre hombres. De hecho, desde hace años, científicamente se sabe que una persona con carga vírica indetectable es imposible que transmita el virus, lo que muchos colectivos han resumido como “Indetectable = Intransmisible”, y sin embargo este tipo de cuestiones sobre la limpieza siguen siendo frecuentes debido a los procesos sociales de construcción y negociación sobre la salud y la enfermedad. La sociedad ha creado sus discursos y estos han sobrepasado la evidencia virológica e inmunológica.

De hecho, en muchos casos sigue existiendo cierto asombro cuando se siguen dando diagnósticos de VIH, en los que la gente ajena a quien lo ha recibido se pregunta como una persona puede ser seropositiva con toda la información que existe sobre la transmisión del virus. Y estamos ante un caso similar con el Covid:

conocemos su transmisión y los mecanismos de barrera para evitarlos, lo que no ha impedido que en pleno verano hayamos tenido una segunda ola de casos. Sin embargo, existe una gran diferencia respecto a la infección por VIH y por Covid, y es el juicio que se emite sobre la persona. Muchos individuos seropositivos se enfrentan constantemente al cuestionamiento acerca de cómo se infectaron, como si alguien conscientemente decidiera infectarse de VIH. Por no hablar el miedo que estas últimas personas, algunas inmunodeprimidas, han vivido sobre la situación de pandemia: miedo al abandono médico, a no recibir el tratamiento antirretroviral, y a morir por Covid.

Homo post-pandemia

El usuario de Instagran “vulvano3” compartió el 19 de marzo de 2020 una interesante reflexión acerca de la colectividad del Covid, y su supuesta democratización. Dicho usuario argumentaba que el ser humano solo puede sobrevivir gracias a la ayuda colectiva, pero que eso no pasó con la crisis del sida durante los 80-90, porque era algo de homosexuales, trabajadoras y trabajadores sexuales, y personas drogodependientes. Tampoco pasó con las consecutivas epidemias de Ébola en África a lo largo de los años, porque era en un continente “subdesarrollado”. Ni siquiera ocurrió con la crisis económica del 2008 en España, porque era algo que afectaba a “los pobres”. Entonces, ¿por qué ahora? ¿Qué ha pasado para descubrir esta colectividad? Lo que ha ocurrido es que este virus ha afectado a todos por igual, ha afectado al heterosexual, al blanco, al rico y al banquero, y ante tal amenaza han sido necesarios activar una serie de mecanismos para salvaguardarnos.

Pero lo que se ha puesto en marcha no ha sido una colectividad solidaria, sino una colectividad neoliberal que sabe que si cae una pieza, caen todas detrás. Esta colectividad se ha organizado por miedo y por la falta de chivo expiatorio al que echarle la culpa del

incremento de casos. Y eso sin tener en cuenta que la supervivencia desde los márgenes (de identidad sexual, de raza, de clase...) se lleva dando mucho tiempo. Pero como dijo Maestre (2020), hay una diferencia sobre el cómo y el dónde se contagia cada uno: la clase trabajadora trabajando o hacinados en medios de transporte, la clase alta bailando y viajando.

Por otro lado, multitud de autores (Žižek, Butler, Preciado, Byung-Chul Han) se han pronunciado y publicado rápidamente sus postulados acerca de la pandemia que hemos vivido, en ocasiones con posturas totalmente opuestas, como el caso de Žižek (2020) que opina que solamente el comunismo nos dará futuro como especie, mientras que Byung-Chul Han (2020) opina que será el sistema capitalista saldrá reforzado de dicha crisis.

Los conceptos que sí que hemos podido observar que se han reforzado durante la pandemia, y seguramente seguirán reforzados en este mundo post-pandemia, con o sin sus confinamientos, son los conceptos de “necropolítica” (íntimamente relacionado con el biopoder foucaultiano) (Mbembe, 2003; Comaroff, 2007) y de Homo Sacer (Agamben, 1998), ambos sutilmente entrelazados. El primero está relacionado con el uso del poder social y político para dictaminar cómo y en qué condiciones algunas personas pueden vivir y cómo otras deben morir. El segundo, implica, según el autor, “quién no puede ser sacrificado pero puede ser asesinado” por ese régimen necropolítico. Quizás el mejor ejemplo para ilustrar estos conceptos sean los trabajadores de supermercado.

Estos establecimientos de primera necesidad han estado abiertos durante todo el confinamiento, en ocasiones sin proteger a sus necesarios trabajadores como era debido. Se ha reconocido su importancia, pero si estos trabajadores sufren baja laboral o incluso mueren, siempre serán reemplazables por alguien dispuesto y necesitado de dicha labor con el fin de vivir en nuestra sociedad. Este ejemplo es incluso extensible al mundo de los cuidados. Con lo cual debemos preguntarnos: ¿quién y en qué condiciones será reemplazable a partir del año 1DC (Después del Confinamiento)?

Conclusiones

La caracterización de un microorganismo capaz de generar cambios en el huésped, lo que comúnmente llamaríamos enfermedad, es solo la primera capa de un proceso complejo en el que la sociedad en general y cada cultura en particular construye, negocia y deconstruye los conceptos y procesos de salud y enfermedad que le afectan. Además, estos procesos se encuentran históricamente situados, a pesar de los intentos de establecer genealogías de patologías específicas, como la anorexia nervosa, a través del tiempo. Es imposible entender una enfermedad sin entender la sociedad que la crea y la transforma. El Covid no está exento de sufrir estos mismos procesos, de igual manera que no lo estuvo ni lo está el VIH. Se ha podido observar cómo entre ambos virus, causantes de grandes pandemias en los últimos años, la sociedad ha reaccionado de manera parecida, si bien existen diferencias idiosincrásicas entre ambos virus.

Como profesionales de la Antropología Física, intentamos hacer hincapié en el aspecto biocultural de nuestra disciplina, pero muchas veces se nos olvida que ese aspecto es la punta del iceberg de un proceso mucho mayor que involucra no solo a la ciencia, también a la política y la gestión de la Sanidad, e incluso al mundo de las artes y cómo plasman las vivencias de una cultura. Durante las últimas décadas, nos hemos beneficiado de una serie de mejoras tecnológicas y metodológicas, que nos han permitido conocer más en profundidad nuestro objeto de estudio. Sin embargo, estas innovaciones técnicas no siempre se ven correspondidas con innovaciones conceptuales, y en ocasiones esto ocurre por no introducir cuestiones de otras disciplinas por no ser científicas, como los estudios sobre el cuerpo procedentes de la Filosofía, Antropología Cultural e incluso la Historia del Arte.

Probablemente no haya un momento mejor para expandir nuestros horizontes, aprovechémoslo.

Y un último mensaje, en forma de pregunta, para todas las personas que, habiendo llegado al final, consideren que no se ha dicho más que una tontería tras otra. Si indetectable es igual a intransmisible, ¿cuántos mantendrían relaciones sexuales con una persona que saben que ha recibido un diagnóstico VIH? ¿Y por qué no? Sería difícil admitir que no es porque existen unas narrativas previas, higienistas, incluso homófobas, que han estado predisponiendo con el fin de evitar dicha situación. ¿Qué pasaría si la persona con quien se van a tener relaciones sexuales avisa de que ha dado positivo por COVID? ¿Se mantendría la actividad? ¿Se practicarían solamente aquellas posturas “seguras”, en las que no hay cara a cara, para evitar la transmisión?

Reflexionando acerca del poder de las narrativas sociales frente a los discursos científicos en tiempos de pandemia: del VIH al COVID HIGUERO PLIEGO A.

Universidad de Cantabria Revista Española de Antropología Física (2020) Vol. 42: 70-74

Después de las derrotas y fracasos de las experiencias nacional-populares, socialdemócratas y socialistas, el poder del capital quiso impugnar por los tiempos de los tiempos cualquier variante alternativa al capitalismo realmente existente.

El resultado de la hegemonía planetaria del capitalismo neoliberal durante 4 décadas produjo un mundo profundamente desigual, se arrasó con las soberanías nacionales, se concentró la riqueza y se expandió la pobreza.

El capitalismo realmente existente (RE) no es el de los manuales, ni el que venden sus comunicadores y propagandizadores, es el capitalismo hegemonizado por el capital financiero y las empresas del capitalismo de vigilancia. Es el capitalismo que nos lleva a una catástrofe para todas las especies vivas incluyendo a los seres humanos.

La pregunta pertinente entonces es: ¿existe un proyecto alternativo al capitalismo RE, o las utopías de una sociedad mejor son solo buenas intenciones de gente que se preocupa por los pobres y trabajadores, por las feminidades, por la niñez, por los enfermos, por los excluidos?

¿Será que los proyectos alternativos no son tales y solo buscan reformas que aminoren la crueldad o ganen algunas décadas frente a la posible catástrofe climática?

Las respuestas son complejas. Pintemos nuestra aldea…

América latina, uno de los subcontinentes más desiguales, saqueado y empobrecido, vive hace décadas en un empate entre los proyectos des-igualitaristas y los proyectos igualitaristas (diversos, contradictorios, pero que se plantean en esa clave). Los intereses de EE. UU. y las derechas y ultraderechas han logrado hacerse de los gobiernos (vía golpes de estado, elecciones, lawfare), período durante el cual destruyen los instrumentos sociales, culturales y estatales de construcción de igualdades que se establecieron en periodos anteriores. Sin embargo, las resistencias populares lograron romper los planes de eternización en el poder, de ruptura de las memorias combativas, y preservaron los valores de solidaridad, aunque recibieron golpes muy fuertes que fueron cambiando culturalmente a la sociedad que les dio origen.

Esas resistencias se transformaron en procesos de acumulación política, de un rechazo al orden establecido (con fronteras poco definidas de los rumbos para crear una sociedad alternativa) a opciones de gobierno por elecciones o rebeliones masivas. Sin embargo, las debilidades propias, las resistencias del poder real y concentrado, las conspiraciones de sus oligarquías y del imperio, logran desgastar a esos gobiernos, tienden a dividir la sociedad en dos polos enfrentados y luchan por no dejar que avance una cultura popular de transformación radical del orden social. Así, los procesos populares no logran la acumulación de fuerzas necesarias para estrategias de gobierno a largo plazo, de gestación poder popular, de una radicalización de la democracia que evite el retorno al poder del proyecto desigualitario.

El resultado es y ha sido un empate estratégico de los dos proyectos históricos que se enfrentan. Y ninguno puede estabilizarse para lograr la afirmación de las transformaciones que prometen.

Es necesario plantear aquí, que en la mayoría de los casos de la experiencia latinoamericana los proyectos igualitaristas conquistaron el gobierno, pero no conquistaron el poder real y aceptaron discutir el rumbo del país con las reglas, condiciones, leyes, lenguaje político, económico y cultural que aquel imponía. Quizás haya que rastrear allí una parte central de los fracasos.

Construir un proyecto alternativo al capitalismo RE no es solo una crítica al mismo, tampoco un modelo de sociedad del futuro deseable, sino que incluye los caminos y las luchas reales que lo constituyen como tal.

En esta visión que pregonamos, la igualdad no es un significante vacío, sino que se constituye como Proyecto Alternativo comprendido tanto en las batallas culturales por deconstruir la naturalización de la desigualdad, como la construcción de poder popular basado en una radicalización de la democracia, más igualitaria, participativa, socializando el poder.

Un Proyecto Alternativo que cobija en su cosmovisión las reformas parciales para construir igualdad, los tiempos de tránsito lentificados de las sociedades, tanto como los momentos disruptivos donde se construye igualdad en la matriz del sistema de relaciones sociales y productivas. Un Proyecto Alternativo que dé proa a las políticas de distribución de la riqueza por oleadas, pero que a la vez se atreva a construir un rumbo estratégico al cuestionar la gran propiedad concentrada, a proponer la función social de la propiedad y que su desconcentración sea parte de una democracia más profunda.

El proyecto Igualitarista abreva en la diversidad, en los aportes y experiencias diversas. Solo puede ser si es capaz de dar cuenta de su sociedad particular y situada, pero su clave es una mirada internacionalista tanto desde la perspectiva de la solidaridad y coordinación de las fuerzas de la igualdad, como por su lucha contra el capitalismo RE, mundializado, concentrado en ese 1% que hegemoniza el poder y lleva a toda la especie humana al caos, el dolor y el exterminio.

Si se comparte esta visión de la Igualdad como Proyecto Alternativo es claro que hay que construirlo con la participación de millones y millones de personas. Que los igualitaristas deben constituirse como partido, no en el sentido de los partidos socialdemócratas, populistas, socialistas o comunistas del siglo XX, sino en un gran movimiento, que mas allá de pertenencias e identidades partidarias coordine y dirija las batallas por el presente y el futuro. 

Esto significa vencer en el seno del movimiento nacional y popular la cultura neoliberal que también hizo mella en nuestro campo. Superar las vanguardias autoproclamadas, los individualismos extremos que llevan a dirigentes sin militancias, a intelectuales inorgánicos, a partidos de sobrevivencia, a un tacticismo que se hunde en la conciliación. Necesita refundar criterios y formas de la militancia, renovación de las formas de construcción de representatividad que no está basada centralmente en el escenario mediático que nos ofrece el poder establecido.

Hay que desatar la potencia revolucionaria de la democracia. Abrir paso a la renovación generacional y de género, en el mismo momento que se impulsa la revolución de las viejas y los viejos. Crear los canales para impulsar las formas de organización y lucha desde la base social.

Se nos repitió en los últimos 40 años que la revolución quedo atrás, en el pasado. Sin embargo, construir una sociedad alternativa basada en la Igualdad es una necesidad cada vez más urgente.

https://www.revistalabarraca.com.ar/la-columna-del-director-fuera-de-la-coyuntura-la-igualdad-como-proyecto-alternativo-al-capitalismo-neoliberal/?utm_source=email_marketing&utm_admin=133112&utm_medium=email&utm_campaign=Nuevo_nmero_de_La_barraca_de_Junio_de

El presidente Alberto Fernández advirtió hoy que “Es muy difícil desarrollarse con deudas estrafalarias, con tasas enormes y que deba todo eso pagarse en plazos que definitivamente no favorecen el crecimiento y el desarrollo social de nuestras comunidades”, dijo el mandatario al participar esta mañana, en una videconferencia, de la sesión plenaria del Foro Económico de San Petersburgo 2021., junto a su par de la Federación Rusa, Vladimir Putin.

En esos mismos términos, el mandatario argentino viene expresándose ante las autoridades de las principales potencias del mundo e incluso ante la titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, con quien se reunió días atrás en Roma y le expresó la “voluntad de resolver el problema de la deuda” pero encontrando una solución que “no signifique postergar al pueblo argentino”.

Al hablar esta mañana en el foro de San Petersburgo, el jefe de Estado reiteró un concepto de sus últimos discursos: “Es hora de entender que el capitalismo tal como lo conocíamos durante la pandemia no ha dado buenos resultados ha generado desigualdad”, dijo.

Si vamos a construir otro capitalismo tiene que ser un capitalismo que no olvide el concepto de solidaridad, porque si algo nos enseño la pandemia no se salva solo y que puede haber un momento en el que los más débiles y poderosos tiemblen y caigan frente a un virus”, reafirmó en un breve mensaje virtual.

En otro tramo de su discurso, el Presidente expresó que el foro “es gran una oportunidad para reflexionar cuando la pandemia está asolando a muchos regiones del globo terráqueo” y analizó que “el mundo se había organizado sobre bases débiles”.

Tan débiles -analizó- que un ser imperceptible a la vista humana como es el virus de la Covid-19 fue capaz no solamente de arrastrar también a las economías centrales del mundo”,

En ese sentido, pidió “pensar cómo debe ser la economía en el mundo que viene porque ha quedado demostrado que lo que había generado es mucha desigualdad y mucha injusticia que favorecía la concentración del ingreso en muy pocos y distribuía la pobreza en millones de habitantes”.

Ante esa descripción, Fernández sostuvo que “esa lógica que perduró durante tantos años necesariamente debe ser revisada” y apuntó que “si algo ha dejado expuesta como una necesidad la pandemia es precisamente la necesidad de ser solidarios”.

En sintonía, evaluó que “en la pandemia han crecido la pobreza, la falta de trabajo y las necesidades de un mundo que lejos está de estar desarrollado y no hablo solamente del mundo de los más necesitados, hablo también de los países de renta media, entre los que está Argentina”.

Son países a los que siempre se los trata como países desarrollados pero que cada vez más se parece a los países pobres y la comunidad internacional debe tomar medidas que tienen que ver con el potencial desarrollo que estos países de renta media pueden lograr”, concluyó Fernández.

Encuentro virtual con Putin

Fernández y Putin volverán a compartir un encuentro este mediodía, cuando -por videoconferencia y junto al CEO del Fondo Ruso de Inversión Directa, Kirill Dmitriev- anuncien oficialmente el inicio de la producción de la vacuna Sputnik V en la Argentina, por parte del laboratorio Richmond.

Ayer, al hablar ante el mismo foro, el ministro de Economía, Martín Guzmán, destacó la necesidad de construir relaciones multilaterales cooperativas, y en ese marco, planteó la oportunidad de avanzar en la profundización de los acuerdos entre Argentina y Rusia.

Necesitamos construir un multilateralismo más ágil que ofrezca soluciones. Si no vamos por ese camino, los países se verán obligados a desarrollar diferentes tipos de relaciones bilaterales que conducirán a una especie de entorno global no cooperativo que no jugará a favor de resolver los problemas que enfrenta la humanidad”, dijo Guzmán.

El ministro destacó que la Argentina espera “continuar fortaleciendo los lazos con Rusia y colaborar en la construcción conjunta de las condiciones necesarias para una respuesta multilateral exitosa a la situación sin precedentes que enfrenta el mundo hoy”

El Foro Económico Internacional de San Petersburgo (SPIEF) se celebra desde 1997 y, desde 2006 se organiza con el patrocinio y la participación del presidente de la Federación de Rusia.

El foro se convirtió en la principal plataforma internacional de contacto entre representantes de la comunidad empresarial, además de un espacio de debate sobre cuestiones económicas fundamentales para Rusia, mercados en vías de desarrollo y el mundo en general.

En el encuentro de ayer se abordaron las relaciones y oportunidades de cooperación entre Rusia y América Latina.

(El Economista)

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ofreció este viernes un discurso en la sesión plenaria del 24.º Foro Económico Internacional de San Petersburgo, durante el cual abordó una amplia variedad de temas. 

Durante su intervención el jefe de Estado ruso subrayó que el crecimiento de la economía mundial después de la recesión debido a la pandemia puede alcanzar niveles récord en décadas, mientras la economía rusa ya se está acercando a los niveles anteriores a la crisis. 

El mandatario también anunció su disposición a abrir las fronteras para los extranjeros que deseen vacunarse contra el coronavirus con fármacos rusos, informó sobre la finalización de la construcción de la primera rama del gasoducto Nord Stream 2 y también propuso un nuevo conjunto de medidas para apoyar a las empresas y los ciudadanos rusos. 

Sobre la vacunación de pago en Rusia para los extranjeros 

El mandatario comenzó su intervención hablando de cuestiones relacionadas con la pandemia de coronavirus. En este sentido, Putin recordó que Rusia creó cuatro vacunas anticovid efectivas. Una de ellas, la Sputnik V, ya está registrada en 66 países con una población total de más de 3.200 millones de personas.

Al mismo tiempo, Putin señaló que Rusia está lista para dar a los extranjeros la oportunidad de viajar al país para vacunarse contra el covid-19. El mandatario subrayó que, "dada la eficacia de las vacunas" rusas, tal "demanda es bastante alta".

El jefe de Estado ruso pidió al Gobierno que analice para finales de junio "todos los aspectos" necesarios para organizar la vacunación de pago en Rusia para los extranjeros, "teniendo en cuenta los requisitos de seguridad".

Sobre el Nord Stream 2

Por otra parte, el presidente ruso informó que el trabajo lineal en el marco del proyecto del gasoducto Nord Stream 2, incluyendo la sección marina, "está terminado". 

"Me complace anunciar que hoy, hace dos horas y media, se completó con éxito el tendido de tuberías para la primera rama del gasoducto Nord Stream 2. Continúa el trabajo en la segunda rama", indicó Putin, agregando que la empresa rusa Gazprom está lista para llenar de gas el Nord Stream 2.

El mandatario aseguró que Moscú está dispuesto a llevar a cabo junto con sus socios extranjeros proyectos parecidos al Nord Stream 2. Putin confía en que la lógica del beneficio mutuo superará las barreras artificiales de la actual situación política.

Sobre EE.UU.

Putin señaló que "Rusia no tiene ningún desacuerdo con EE.UU.". "Ellos sí tienen uno: quieren frenar nuestro desarrollo, y lo dicen públicamente. Todo lo demás deriva de esta posición, tanto las restricciones económicas como los intentos de injerir en los procesos políticos internos de nuestro país", aseveró. 

El mandatario ruso además lamentó que las relaciones entre los dos países se hayan convertido "en gran medida en rehenes de la política interna de EE.UU." "Esperemos que esto llegue a su fin en algún momento", dijo Putin y enfatizó que los intereses fundamentales "en la seguridad y la estabilidad estratégica y la reducción de armas que son peligrosas para todo el mundo siguen siendo más importantes que la actual coyuntura política en el propio EE.UU."

Sobre el cambio climático 

Asimismo, durante su discurso Putin tachó de "tonterías", "mito" e "incluso distorsiones descaradas" las declaraciones de aquellos que argumentan que Rusia no está interesada en resolver los problemas climáticos. 

"Al igual que otros países, sentimos los riesgos y amenazas en esta esfera, como la desertificación, la erosión del suelo y el deshielo del permafrost. Muchos de los presentes en la sala saben que trabajamos en el Ártico, donde tenemos ciudades enteras construidas sobre permafrost. Si todo comienza a derretirse, ¿cuáles serán las consecuencias para Rusia? Por supuesto, esto nos preocupa", aseveró el mandatario.

"Nos hemos fijado un objetivo: en los próximos 30 años, el volumen acumulado de emisiones netas de gases de efecto invernadero en Rusia debería ser menor que en Europa. Estoy convencido de que esta es una tarea ambiciosa pero factible", dijo Putin. El Gobierno debe desarrollar un plan de acción detallado antes del 1 de octubre de 2021.

24.º Foro Económico Internacional de San Petersburgo

El Foro Económico Internacional de San Petersburgo es un evento empresarial que organiza Rusia desde 1997 y que se celebra en la segunda mayor ciudad del país. Este año se lleva a cabo del 2 al 5 de junio. En 2020, el foro fue cancelado debido a la pandemia de coronavirus. 

Este año están programados centenares de eventos en varios formatos. En esta edición, además de Vladímir Putin, en el foro participaron, a través de videoconferencia, el canciller de Austria, Sebastian Kurz, y el emir de Catar, el jeque Tamim bin Hamad al Thani.

Además, los presidentes de Argentina, Alberto Fernández, y de Brasil, Jair Bolsonaro, grabaron sus mensajes en video para la ocasión.

(RT)

¿Una “edad de oro” latinoamericana?

América Latina vive una primavera democrática”, aseguraba en una entrevista a fines del 2007, el teólogo de la liberación brasileño Frei Betto ( Carlos Rivera Lugo, “América Latina vive una primavera democrática”, Claridad, noviembre 2007. ). “América Latina conoce una especie de edad de oro política, insistía este mismo año el editorialista del periódico Le Monde Diplomatique Ignacio Ramonet. 

En el curso de su trágica historia, desde el inicio del siglo XIX, esta región jamás ha vivido un periodo de paz tan largo (sólo un conflicto subsiste, en Colombia) de prosperidad y, sobre todo de consolidación democrática”(“Amérique latine rebelle”, Manière de voir, Le Monde diplomatique, N° 90, enero 2007, p. 4. ). En el mismo sentido el politólogo francés Olivier Dabène afirmaba: “América Latina; esta vez, ha partido bien”. Según él, “este inicio de siglo XXI marca una verdadera ruptura. Por primera vez, en doscientos años de historia, América Latina se caracteriza por una mancomunidad de valores y de prácticas democráticas”, pero agregaba: “sin embargo, la visión que tenemos sobre América Latina no debe ser sesgada. 

Es muy difícil para la región el salir del subdesarrollo y evitar los disfunccionamientos que caracterizan el sistema capitalista a escala mundial. Le es difícil, también, el romper con siglos de prácticas sociales desiguales y de desprecio hacia las culturas indígenas. Tampoco le es fácil afirmarse en la escena internacional, ya que conserva rasgos de dependencia económica”( O. Dabène (dir.), Atlas de l’Amérique latine. Violences, démocratie participative et promesses de développement, Autrement, Paris, 2006, p. 72. ). No cabe duda, desde más de una década, las esperanzas y las utopías recorren de nuevo la “Patria Grande” de Mariategui o de José Martí y múltiples evoluciones dejan pensar que el horizonte está abierto para nuevas experiencias democráticas, ya que esta región del mundo constituye, desde el punto de vista de las movilizaciones colectivas y de la búsqueda de alternativas políticas, un espacio en plena efervescencia. Con Emir Sader podemos pensar que América Latina constituye un eslabón débil del neoliberalismo y del imperialismo: “El nuevo siglo arranca en América Latina con un inicio sorprendente. El continente, que había sido un territorio privilegiado para el neoliberalismo y donde primero fue aplicado –en Chile y Bolivia–, se ha convertido rápidamente en el área privilegiada no sólo de resistencia sino de construcción de alternativas al mismo. Se trata de dos caras de la misma moneda: precisamente por haber sido el laboratorio de los experimentos neoliberales, América Latina se está enfrentando ahora a sus consecuencias” ( Emir Sader, “América Latina, ¿el eslabón más débil?”, New Left Review, octubre 2008 (www.newleftreview.es/?issue=52).)

Por cierto, si elegimos titular este libro “El Volcán latinoamericano” no es con la intención de retomar un cliché gastado, eurocéntrico o “exótico”, sino para graficar este magma de resistencias que incuba bajo el relieve del modelo neoliberal y cuya ebullición podría desembocar en un nuevo ciclo de erupciones colectivas de una mayor amplitud. Sin embargo es necesario evitar erigir un panorama idílico o una imagen mítica de una América Latina unánimemente rebelde. Además desde 2008 se acumulan las “nubes en el horizonte”: crisis económica mundial, golpe de Estado en Honduras, represión sangrienta en la amazonía peruana, presencia militar reforzada de Estados Unidos, baja de la actividad de los movimientos sociales, etc... Entonces, ¿cuál es el balance socio-político de estos últimos años en América latina y qué perspectiva? El volcán latino-americano Izquierdas, movimientos sociales y neoliberalismo al sur del Río Bravo Balance de una década de luchas: 1999-2009  Franck Gaudichaud (dir.) (2010)

Como sucede históricamente, a cada movimiento de avance de las voluntades populares, le sucede un período de retracción y avance de las fuerzas liberales conservadoras. A los movimientos ampliamente distribuidos en la década de los 60/70, le siguieron cruentas dictaduras que actuaron bajo iniciativas del departamento de Estado norteamericano en los diseños del por entonces Secretario General para Asuntos para America Latina y el Caribe, Henry Kissinger, enmarcados en la “doctrina de la seguridad Nacional” y el “plan Condor” que unifico el accionar de esas dictaduras.

Lo que devino, el relato único. El fin de la historia. El fin de la ideología. Pero la maquinaria global de la muerte y de la guerra no podía darse el lujo de ceder poder al no tener enemigos que enfrentar. Aparece la guerra mundial contra el narcotráfico y el terrorismo internacional. Otro diseño. Esta ves sin autor particular porque se trato de lo que lo anterior había dejado enquistado en el sistema norteamericano: El Estado paralelo integrado por las inteligencias militares, la NASA, la OTAN y las mas de 13 agencias gubernamentales autarquicas dedicadas a la inteligencia, cotnrainteligencia y operaciones militares de baja intensidad o “encubiertas” residuales de la “Guerra Fria”, que hubiesen perdido financiamiento y poder sino “inventaban” un nuevo enemigo para sostenerse.

Como toda “reacción social/política/militar” tiene su fundamento en razones económicas, la economía comenzó a producir otra realidad … la neoliberal. Esa que justifica excepciones a la democracia y las formas de justicia ordinaria, según se pongan en juego intereses económicos imperiales. Esa que no respeta “soberanías” y se burla del principio internacional de “no injerencia en los asuntos particulares de otros Estados”. Esa que mediante mecanismos mas sutiles y subjetivos de manipulación, producen los mecanismos del Lawfare, hacia finales del siglo pasado y principios de este, como respuesta a la aparición de Economías altamente planificadas como las de los paises noreuropeos, Rusia y el Sudeste Asiático, Sudáfrica, y los Estados de Ámerica Latina y el Caribe que produjero el inédito fenómeno que narra el trabajo de compilación de Franck Gaudichaud citado anteriormente.

Estas dinámicas oscilatorias y pendulares que las comunidades globales producen, se explican hoy en los intentos por comprender los fenómenos complejos que la constituyen. Precisamente en los lenguajes y sus intentos hegemonicos de aprehensión, por parte de las élites planetarias, respecto de los relatos y las ideologías que intentan explicar lo que hoy sucede en el mundo, lo que actualmente nos sucede como Argentinos, latinoamericanos en el contexto de la globalización neoliberal. Una nueva forma de pensar la realidad exige un nuevo lenguaje que lo signifique.

Ese nuevo lenguaje deberá surgir y sostenerse en estos pensamientos complejos que comiencen a superar las miradas binarias, polares y de Amigo/enemigo, que signaron los tiempos de “guerra Fría” y sus posteriores de “fin de la historia” “fin de las ideologías” hasta los actuales “libertarios” “anarquistas conservadores” “posverdaderos” y “poshumanos” que intentan sostener las dinámicas económicas que concentran mucho poder recursos y riquezas en muy pocos, de modos automatizados, acríticos, mecanizados y virtualizados. Pensamientos complejos que humanicen sin convertirse en “antropocentrismo” sino en formas que busquen y construyan equilibrios. Que procuren menos daño, menos guerra, menos muerte. Que alimente la idea del “homo-gregario” como condición de equilibrio entre el individuo y su libertad individual con la organización común y las formas de administrar lo común. Una universalidad situada y una localidad global resumidas en el concepto de lo “Glocal” como mixtura, diversidad de matices pero constituciones y consensos respecto de “identidades” nacionales, singulares, de grupos o etnias en territorios cuyas soberanías sean respetadas y sus formas de organización no agredidas o “estigmatizadas” para imponer otro orden … el de lo único. Ese que solo sostiene a las élites en detrimento de la vida de los pueblos y de los desarrollos propios de las comunidades habitando sus territorios y eligiendo como vivir.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack





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