El día del periodista en los días de la peste ...


En el mundo: 172.630.637 casos confirmados y 3.718.683 muertes. Ayer se confirmaron 386.217 casos nuevos. Ya se administraron 1.638.006.899 vacunas (OMS).

En Argentina: 3.955.439 casos confirmados y 81.214 muertes. Ayer se confirmaron 16.415 casos nuevos y 347 fallecimientos. Ya hay 14.281.395 vacunas aplicadas (Ministerio de Salud de la Nación y Monitor Público de Vacunación).

Hoy salió otro vuelo de Aerolíneas Argentinas hacia Rusia a buscar vacunas de ambas dosis de la Sputnik V: en el mismo vuelo vendrá el principio activo para comenzar la fabricación nacional de vacunas. 

Las restricciones actuales rigen hasta el próximo viernes. Cinco distritos con ocupación de camas UTI por encima del 90%: Río Negro, Santa Fe, Neuquén, Corrientes y San Juan. Multas de $25.000 por no usar barbijo en Neuquén: ya hay 60 multados. El viernes, la provincia de Buenos Aires anunció la firma de un contrato para la compra de 10 millones de dosis de vacunas Covaxin, producidas en India. Tucumán vuelve a clases presenciales. Abren los gimnasios en Corrientes y las clases presenciales en localidades en fase 5. Unidades de cuidados intensivos con 90% de ocupación en Salta. El COVID-19 fue la tercera causa de muerte en Chubut durante 2020.

Hospitales de Perú al 100% de su capacidad. Brasil pasa los 473.000 muertos desde el inicio de la pandemia. Marruecos reabre fronteras desde el 15 de junio. India comienza a relajar restricciones ante una baja de casos. 

Agenda de la semana

  • Alberto Fernández presenta hoy al mediodía la ley de educación ambiental integral aprobada por el Congreso. La ley implementa la Educación Ambiental Integral (EAI) en el sistema educativo de todo el país. Participarán los ministros de Ambiente y Educación (Cabandié y Trotta). 

  • Llega el martes el presidente español, Pedro Sánchez, que se reunirá con Alberto Fernández el miércoles. Sánchez visitará la Argentina con una comitiva de empresarios y dirigentes sindicales, y luego partirá a Centroamérica. 

  • Mañana se presentan los laboratorios ante Diputados para una reunión informativa que comenzará a las 10 de la mañana. Participarán de forma presencial las autoridades de la Cámara, los jefes de bloque y autoridades de las comisiones de Legislación General y de Acción y Salud Pública. Además, estaría presente la ministra de Salud, Carla Vizzotti.

  • También mañana asume la nueva conducción de la UIA, con Funes de Rioja a la cabeza. 

  • El jueves habría sesión en Diputados para tratar varios proyectos. Llegaría el proyecto de tarifas de gas para Zonas Frías si obtiene dictamen el miércoles. Se trataría también el Consenso Fiscal, que ya tiene media sanción y se postergó hace dos semanas por falta de tiempo en la sesión. 

  • También el jueves tendrá sentencia el juicio Contraofensiva I, que puso en el banquillo de los acusados por primera vez a toda la estructura de Inteligencia del Ejército. La investigación busca juzgar la actuación de los acusados no sólo por su rol en centros clandestinos sino por integrar un aparato que planificó y ordenó los crímenes de lesa humanidad.

  • El viernes habrá reunión en el ministerio de Trabajo con la Comisión Nacional de Trabajo de Casas Particulares para fijar el aumento para personal de casas particulares. 

Impuesto a las sociedades

El G7 acordó una tasa mínima del 15% a las empresas para evitar el dumping fiscal y la carrera hacia la baja de los impuestos a las sociedades. La medida viene impulsada por el gobierno de los EEUU y encontró el apoyo del G7 el último viernes. El acuerdo formal podría ser anunciado en la próxima reunión de ministros de Finanzas del G20, que se producirá en Venecia en julio. Los países acordaron además impulsar políticas conjuntas contra la evasión fiscal.

EEUU obtendrá consenso más fácil fuera de su país que dentro, sostiene esta nota. Aunque las primeras apuntadas parecerían ser las grandes tecnológicas, algunos especialistas aseguran que empresas como Amazon podrían quedar exentas con este acuerdo. 

El ministro de Economía argentino, Martín Guzmán, dijo que el 15% debe ser el piso y no el techo del impuesto porque resulta insuficiente. 

(Cenital)

Esta semana se publicaron los emails cursados desde el inicio de la pandemia por los doctores Anthony Fauci y Peter Daszak. Fueron obtenidos por medio de la ley que obliga a dar acceso a información confidencial retenida por las agencias del gobierno federal (Freedom of Information Act, FOIA). El doctor Fauci, asesor científico de la Casa Blanca desde la época de Ronald Reagan, dirige desde hace décadas al NIAID (National Insititute of Allergy and Infectious Diseases), organismo integrante del NIH (National Institute of Health), la autoridad oficial en materia de investigación médica en los Estados Unidos. El NIAID financió las investigaciones del doctor Dasdak en ingeniería genética realizadas en colaboración con científicos chinos en el Instituto de Virología, ubicado en el laboratorio de máxima seguridad (level 4) de Wuhan, China.

Los emails exponen cómo Fauci y Daszak articularon una batería de mentiras con el objetivo de ocultar la manipulación genética del virus realizada en el Instituto de Virología con participación del equipo de Daszak. También exponen la utilización de los medios y redes sociales para implantar en el público la teoría del “salto natural del virus” desde una especie animal al ser humano, salto que habría ocurrido en un mercado de animales salvajes en Wuhan, dando así origen a la pandemia. Esta teoría se instaló a través de la publicación de información falsa sobre el origen del virus y de la censura de toda información que pudiese contradecirla. En función de “experto” al servicio de Facebook, Daszak cumplió un rol crucial en la purga de información y de investigaciones calificadas de “teorías conspirativas” por contradecir a la versión oficial sobre el origen del virus. Asimismo, Daszak tuvo una participación decisiva en el panel de la Organización Mundial de la Salud que investigó lo ocurrido en Wuhan (zerohedge.com 2-3 6 2021, vanityfair.com 3 6 2021).

El escándalo provocado por la difusión de estos emails llevó al Presidente Joe Biden a ordenar una nueva investigación sobre el origen del virus, al mismo tiempo que expresaba su escepticismo sobre los resultados debido al “dudoso origen” de la información recolectada. Paralelamente, el New York Times contribuía a sembrar este escepticismo alertando al público sobre la dificultad de “aplicar un poder computacional excepcional” que permita relevar las enormes y complejas “bases de datos” chinos (nytimes.com 27 5 2021, zerohedge.com 26, 28 5 2021). Sin embargo, los emails obtenidos permiten plantear una pregunta crucial que hasta ahora ha sido escamoteada: ¿cuáles fueron las razones que llevaron a una agencia federal norteamericana a financiar investigaciones de ingeniería genética con virus letales, en colaboración con investigadores chinos y en un laboratorio cuyos vínculos estrechos con los militares chinos eran bien conocidos por el gobierno norteamericano y sus organismos de inteligencia? Esta pregunta conduce a desnudar el rol de la violencia organizada en nuestra vida cotidiana y los mecanismos que la reproducen independientemente de nuestra voluntad y de nuestro conocimiento.

El virus y la violencia organizada

Desde los orígenes de la humanidad, la violencia y el miedo que engendra han sido inherentes a las relaciones de poder. El tiempo transcurrido y las diferencias culturales han impuesto características específicas a estos fenómenos, que forman parte del paisaje social de todos los tiempos. Hoy, sin embargo, los mismos permanecen invisibilizados. Investigar el origen del virus implica empezar a desnudar esa violencia organizada y  los dispositivos que la reproducen, tanto de modo  abierto como subliminal. Esto no es poca cosa: significa arrojar luz sobre la forma en que la actual estructura de poder bloquea el cuestionamiento colectivo y reproduce el status quo.

Esta estructura de poder maximiza ganancias y poder y los concentra en pocas manos, en todas las áreas en que se desarrolla la vida social (economía, política, información, valores y normas) y en todos los espacios conocidos: aéreo, territorial y marítimo, ciberespacial y estratosférico. La enorme desigualdad que estas relaciones de poder engendran ocurre más allá de nuestra voluntad y de nuestra conciencia gracias a un complejo engranaje que las convierte en un fenómeno natural. Parte de este engranaje deriva de una industria de guerra que multiplica el disciplinamiento social a escala mundial. Hay, sin embargo, otro tipo de mecanismos que inculcan y detonan el miedo y un complejo de emociones asociados, logrando así paralizar la reflexión sobre las causas de los problemas que nos aquejan. De este modo, contribuyen a implantar un sentido común del cual se han borrado, por arte de magia, las huellas de las asimetrías de poder.

Las contradicciones del mundo actual son tan flagrantes que la violencia organizada irrumpe por momentos a la luz del día bajo su aspecto militar. Sin embargo, en buena parte pasa desapercibida. Así, no es casual que el escándalo detonado por los emails del doctor Fauci haya sido precedido por declaraciones de altos funcionarios norteamericanos, incluida la representante del Comercio Internacional, definiendo a China como el principal enemigo de Occidente, al cual hay que “contener… desarrollando políticas de nueva índole”. Estas declaraciones precipitaron la ira del gobierno chino, que a través del editor en jefe de un órgano de prensa controlado oficialmente dejó en claro que China “deberá desarrollar rápidamente su armamento nuclear… para que los negociadores norteamericanos tiemblen cada vez que piensan en una confrontación militar con China” (zerohedge.com 26 5 2021, globaltimes.ch 28 5 2021). Estos intercambios develan la brutal irracionalidad de un mundo donde la amenaza nuclear y la investigación biológica con fines militares están a la orden del día pero pasan desapercibidas.

La violencia que organiza nuestras vidas trasciende a su máscara militar y se expresa de múltiples maneras y en distintos campos de acción: desde el jurídico/político al económico y financiero. Así, el impacto de la pandemia sobre la economía y las finanzas globales ha contribuido a descarnar al viejo principio que nos llega desde tiempos muy lejanos: “el que controla al dinero controla al mundo”. La creciente concentración de la economía y de las finanzas mundiales ilumina la violencia organizada de los monopolios y su lucha por imponer a cualquier precio sus intereses específicos sobre los del resto de la población mundial. Paradójicamente, esta violencia ha dado paso a nuevas formas de protesta social que desafían, desde el mundo de las finanzas, a la concentración del poder.

Finanzas y violencia organizada

La pandemia ha contribuido a desenmascarar y a profundizar el endeudamiento de los gobiernos, tanto en los países centrales como de la periferia. Con la excepción de un número pequeño de países generalmente dependientes de la extracción del petróleo, la gran mayoría de los gobiernos del mundo se encuentran hoy severamente presionados por un endeudamiento insostenible. En tres países el endeudamiento de sus gobiernos es superior al 200% de su PBI y en otros 32 supera al 100% de sus PBI. En el resto, la mayoría de los gobiernos se encamina hacia el endeudamiento ilimitado: la reiterada contracción de nueva deuda para financiar deuda vieja. Este diabólico mecanismo reproduce al infinito la violencia organizada de los pocos que concentran y centralizan el poder e imponen políticas financieras que saquean los recursos, riqueza e ingresos de la mayoría de la población mundial. Esta violencia organizada levanta un huracán de enfrentamientos cada vez más profundos entre distintos sectores sociales y también entre las grandes corporaciones y mega-monopolios con mayor capacidad para disputar la suma del poder.

En los Estados Unidos, centro del capitalismo monopólico global, la Reserva Federal tiene completo dominio sobre la emisión del dólar, la moneda internacional de reserva. El endeudamiento del gobierno federal representa hoy el 133% del PBI del país. El impacto de la pandemia sobre la economía y las finanzas expone la trampa que encierra a la Reserva Federal: las tasas de interés cercanas a cero impiden a la autoridad monetaria utilizarlas para reactivar a la economía. Cualquier suba de las tasas, arriesga detonar a la enorme deuda contraída. Así, la Reserva fuga hacia adelante e inyectando más liquidez a tasas mínimas promueve más endeudamiento en aras de reactivar la economía. Esta política devalúa al dólar y pone en riesgo su rol como moneda internacional de reserva, y profundiza la concentración del poder económico y la creciente desigualdad en la distribución de la riqueza y de los ingresos.

La violencia organizada exuda por los poros de estas políticas y engendra la oposición creciente de diversos sectores sociales que buscan independizarse de la tutela de la Reserva. A partir de la emisión de criptomonedas buscan descentralizar las transacciones para resguardar su autonomía ante el creciente control de la Reserva. Asimismo, algunos monopolios tecnológicos buscan disputar el control que tiene la Reserva sobre la creación de dinero promoviendo las criptomonedas y, en ciertos casos, lanzando una criptomoneda propia. La furia creciente de distintas corporaciones y entidades financieras contra la Reserva encuentra tal vez la expresión más acabada en el rechazo del cofundador de Palantir a la concentración y centralización de las decisiones por una Reserva Federal “dominada por un puñado de idiotas” que imprime a lo loco y amenaza ahora con la emisión de un dólar digital, que de concretarse producirá un mayor control de las decisiones y de las transacciones financieras. Esta situación explica, según él, que “mucha gente inteligente”, e incluso el gobierno chino, apuesten ahora contra el dólar (zerohedge.com 27 5 2021).

Al fragor de estas batallas se suma la polvareda que levantan los pequeños inversores. Aprovechando la digitalización de las finanzas, estos multiplican su poder de fuego apostando colectivamente y de un modo virtual contra los fondos de inversión (whales) que jaquean a empresas tradicionales altamente endeudas (recientemente AMC, entre otras). En una verdadera guerra de guerrillas continúan el juego iniciado a principios de este año por el movimiento wallstreetbets y gracias al poder de fuego derivado de la multiplicación de pequeñas inversiones contribuyen a aumentar la volatilidad del mercado financiero y la creciente inestabilidad financiera.

Estos procesos arrojan luz sobre el impacto de una violencia organizada que, ejercida desde la suma del poder financiero, se ampara en la invisibilidad al mismo tiempo que reverbera brutalmente sobre la vida cotidiana.

Endeudamiento y violencia organizada

La llegada de un número creciente de vacunas contra el SARS-CoV-2, el aumento del ritmo de vacunación en todo el país y la inminente producción de la vacuna rusa Sputnik  en la Argentina parecen haber deshilachado los nervios del macrismo, cuyas distintas tribus se juntan para atacar al gobierno “por su desidia” en el manejo de la pandemia, por supuestos “retornos” y negociados con las vacunas, y hasta “por la penetración de la vieja KGB” que junto con CFK impulsan una alianza estratégica con Rusia, persiguiendo “algo más grave que la Sputnik V: un satélite y además compra y venta de armas” (ámbito.com 4 6 2021). Estos disparates, amplificados por el periodismo de guerra, articulan un mensaje mentiroso cuyo único objetivo es sembrar confusión, caos y miedo al “cáncer peronista”. En este contexto, las mentiras persistirán aunque la realidad demuestre lo contrario pues son la expresión más acabada de una violencia organizada que busca desestabilizar al gobierno y afianzar el cerrojo impuesto al país por el FMI y el gobierno de Mauricio Macri.

El FMI es y ha sido un instrumento de dominación de los países centrales, y especialmente de su centro hegemónico, los Estados Unidos. Esto surge del análisis de sus estatutos, regulaciones y documentos recientes, que detallan las funciones y objetivos de esta institución. La función política del FMI aparece detallada en un documento de las Fuerzas Especiales del Ejercito Norteamericano (Field Manual (FM) 3-05.130, Army Special Operations Forces Unconventional warfare, september 2008). En el pasado hemos analizado detenidamente el rol del FMI durante el gobierno de Macri. Actualmente busca ejercer su influencia “detrás de las bambalinas”, hasta que el país llegue formalmente a la mesa de negociaciones.

El ajuste fiscal es y ha sido el arma utilizada por el FMI para imponer a los países de la periferia el endeudamiento ilimitado. Así, tiene razón el Presidente cuando señala que “es muy difícil desarrollarse con deudas estrafalarias, tasas enormes y plazos que no favorecen el crecimiento” (ambito.com 4 6 2021). En lo que va de este año, y mas allá de las intenciones del gobierno, se produjo un ajuste fiscal muy considerable impulsado por el aumento de los ingresos fiscales debidos al incremento de las retenciones y otras contribuciones impositivas y por una gran disminución del gasto social impulsada por la caída de las prestaciones de seguridad social y de los salarios públicos. La inflación ha profundizado el deterioro de la capacidad adquisitiva de la población. Esto ocurre mientras el país no puede refinanciar su deuda con el Club de París, que exige para ello un acuerdo definitivo con el FMI. Esta situación aumenta la vulnerabilidad del gobierno.

Mientras tanto, arrecia la violencia organizada de los monopolios que forman precios para maximizar sus ganancias. Los exportadores de carne están dispuestos a volcar en el mercado interno una ínfima parte de esta producción. El gobierno exige un mayor volumen para el consumo interno, a precios razonables y seguramente advierte la importancia de una arremetida cuyo impacto trasciende al consumo de carne. Paralelamente el Banco Central (BCRA) afloja el cepo a los exportadores, si cumplen con una serie de requisitos. Esta medida intenta prevenir la falta de dólares en el futuro inmediato, cuando se terminen de liquidar las cosechas de este año. Esto se agrava por el impacto creciente del fenómeno de la restricción externa. En lo que va del año, las exportaciones han crecido a un ritmo menor que las importaciones (4,8% vs 33,2%) y mientras la cantidad de dólares que ingresó por exportaciones creció un 21,8%, la cantidad de dólares que salió por importaciones aumento un 37,4%. Esto muestra la urgencia de oponer a la presión desmadrada de los monopolios agroindustriales y financieros políticas que den prioridad a la reactivación del mercado interno a partir de una fuerte redistribución de ingresos hacia los sectores más vulnerables.

Mónica Peralta Ramos El Cohete a la Luna

El 7 de junio de 1810 salía a las calles “La Gazeta de Buenos Ayres", el primer periódico argentino fundado luego de la Revolución de Mayo por el abogado y político Mariano Moreno, como órgano difusor de las actividades de la Primera Junta de Gobierno. En conmemoración a la publicación de su primer número, el 7 de junio de cada año se festeja, en Argentina, el Día del Periodista.

La Gazeta de Buenos Ayres fue fundada el 2 de junio de 1810 por la Primera Junta de Gobierno a través de un decreto en el que establecía que “el pueblo tiene derecho a saber la conducta de sus representantes”. Resultaba necesario, entonces, informar al pueblo sobre “las noticias exteriores e interiores”, “las discusiones oficiales de la Junta con los demás jefes y gobiernos, el estado de la Real Hacienda y medidas económicas para su mejora“, entre otros aspectos. Se trataba, en definitiva, no solo de un medio para brindar información a los ciudadanos, sino también de una herramienta para difundir ideas.

El 7 de junio de 1810, cinco días después del decreto de la Primera Junta, La Gazeta lanzaba su primer número, cuyo encabezado llevaba una frase del historiador romano Tácito: "Rara felicidad la de los tiempos en que es posible sentir lo que se quiere y decir lo que se siente".

¿Por qué se han ocultado a las provincias sus medidas relativas a solidar su unión, bajo el nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias prósperas o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península?”, se preguntaron entonces los fundadores del periódico vocero de la Revolución de Mayo, por el que pasaron Manuel Belgrano, Juan José Castelli, Gregorio Funes, Pedro José Agrelo, Vicente Pazos Kanki, Bernardo Monteagudo, Manuel José García, Emiliano Medrano, Camilo Henríquez, Julián Álvarez, Bernardo Vélez y Manuel Antonio Castro, entre otros.

El 12 de septiembre de 1821, luego de 541 ediciones y 240 números extraordinarios, el periódico semanal La Gazeta de Buenos Ayres dejó de existir por decisión del ex presidente Bernardino Rivadavia --entonces ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores de la provincia de Buenos Aires--, que lo sustituyó por el Registro Oficial.

La fecha de celebración del Día del Periodista, 7 de junio, fue elegida recién en 1938, por el Primer Congreso Nacional de Periodistas celebrado en Córdoba. A diferencia de Argentina, en el resto del mundo el Día del Periodista se festeja el 8 de septiembre, en recuerdo al periodista checo Julius Fucik, ejecutado por los nazis en 1943.

El periodista Jorge Halperín escribe hoy Página 12:

Cada 7 de junio vamos a tener colegas para aplaudir y admirar por su gran trabajo, nuevos emprendimientos periodísticos y razones para conciliarnos con nuestra profesión.

Pero las cosas no están bien para el periodismo y los periodistas. Y lo describo con un ejemplo: en los años ´90 irrumpió en las redacciones de los grandes diarios el auge de los manuales de estilo. Bajo una fuerte influencia de los principales diarios de Estados Unidos y de Europa, entre nosotros Clarín, La Nación y otros medios se volcaron a producir sus manuales de estilo y hablar de “excelencia” para mostrar el buen hacer de la profesión, y sistematizar normas y premisas del trabajo profesional.

Treinta años más tarde, esos manuales están sepultados en Clarín, La Nación y los grandes medios por un periodismo de guerra que despliega un arsenal nefasto compuesto de fake news y todo tipo de operaciones en las cuales la verdad se va por la canaleta del periodismo basura.

De la excelencia al periodismo de guerra.

Hace mucho tiempo un conocido periodista decía en una redacción “No permitas que la verdad te arruine una buena nota”. Hoy parece la biblia de cierto periodismo muy masivo. Se titula con mucho impacto y en la mayoría de los casos con acusaciones que no tienen sustento. Más de una vez el texto no sostiene lo que afirma el título, y, cuando lo sostiene, a las horas los acusados demuestran que era falso, pero no pasa nada. No hay sanción alguna para el periodista y el medio mentiroso.

Se pierde el trabajo por la torpeza de enviar un móvil al domicilio de un personaje público que hace un culto de la calumnia, pero no por acusar falsamente desde un gran medio.

¿Y por qué la mentira difamante no tiene costo? Porque no sólo se transformó la práctica de ese periodismo sino que cambió la actitud de una buena parte del público, que ya no se interesa tanto en saber qué sucedió realmente sino en que le confirmen sus prejuicios. Si cree, porque rechaza el populismo y porque se lo dijeron el macrismo, los grandes medios y Comodoro Py, que Cristina Fernandez es ladrona, enterarse de que las acusaciones contra ella son falsas es como si le arrebatasen el derecho a indignarse, y, por lo tanto, no se interesará en las desmentidas ni va a dejar por eso de leer Clarín o escuchar Radio Mitre.

Los medios abastecen de combustible a sus creencias y prejuicios.

Frecuentemente me cruzo con personas que consumen Clarín; La Nación, Perfil o América TV que niegan la manipulación mediática y dicen: “A mi nadie me dice cómo debo pensar, ni Clarín ni Radio Mitre. Yo soy independiente”.

Y esa mísma frase, repetida por muchos creyentes en los grandes medios, indica varias cosas: primero, lo silencioso que es el proceso de colonización mental que el colonizado no lo advierte. Le fijan no sólo en qué pensar sino cómo pensar. Segundo, en muchos casos revela una fe antiperonista que necesita diferenciarse de las que considera las masas ciegas del populismo. Ella piensa con libertad. Y tercero, es una afirmación individualista que desconoce que la manipulación actúa sobre todos.

Entonces, el periodismo de guerra se ejerce con un público ávido por consumirlo.

¿La irrupción de las redes sociales cambió esta realidad? El especialista en medios Ignacio Ramonet señala que la explosión de las redes sociales ha provocado una democratización de la comunicación. De hecho, se multiplicaron los emisores -por ejemplo, todos lo somos en Twitter, Facebook o Instagram-. Pero advierte que eso no garantiza la autonomía intelectual y cultural de la población. Sobre todo en un contexto en que las redes terminan dominadas por los grandes medios y, a su vez, las grandes plataformas, como Google, Yahoo o Facebook no están concentradas a nivel nacional sino del planeta.

Para darse una idea del alcance, se sabe que Google concentra el 80% de las búsquedas en red de los Estados Unidos. Y Google ya no es sólo un sustantivo propio. Es un verbo: buscar es googlear.

Cuando ustedes googlean cualquier tema, notarán que frecuentemente los primeros 20 o 30 sitios pertenecen a los grandes medios. De modo que quien quiera profundizar en alguna información sólo accede a la versión de los grandes medios, que es bien homogénea de acuerdo a sus intereses, y únicamente una minoría muy informada sigue buscando hasta encontrar otros puntos de vista.

Cuando hace unos 20 años trabajé en mi libro “Noticias del poder” entrevistando muchos periodistas Julio Blanck, quien hasta su muerte hace unos años fue un cuadro de la redacción de Clarín, me dijo que la verdad es algo que no está al alcance de los periodistas, que no podemos como los jueces allanar o como los policías reunir pruebas; sólo podemos aproximarnos lo mejor posible a los hechos. No es casual que muchos años después Julio Blanck reconociera que Clarín practica un periodismo de guerra. Y, aunque lo planteó como asumiendo algo criticable, en el fondo podría haber explicado que cuando nos libramos de la carga de buscar la verdad, todo vale.

Es difícil ver la luz al final de este tren fantasma, aunque, como digo, hay numerosas experiencias de otro periodismo menos masivo pero más aferrado a una ética de la responsabilidad y a una práctica que ayuda a abrir los ojos frente a esta realidad tan compleja.

Son los que nos permiten volver a brindar por un ¡Feliz Día del Periodista!.

En el segundo año de la pandemia, muchos periodistas ejercieron el oficio desde sus casas -delicias de la nueva rutina del teletrabajo- mientras que las audiencias, también replegadas sobre el hogar, crecieron a niveles récord en demanda de información confiable y verificada, todo enmarcado en la transición digital que ya estaba en marcha pero que se profundizó por el coronavirus.

Estas son las conclusiones globales de
un informe que difundió en 2020 el Instituto Reuters, junto a la Universidad de Oxford, y están en sintonía con las definiciones de los analistas Stella Martini, Martín Becerra, Shila Vilker y Daniel Rosso, quienes a pedido de Télam analizaron la actualidad del periodismo en el país, con un sistema de medios polarizado, que tiende a buscar la confirmación del sesgo editorial previo, y atravesado por la precarización.
Los nuevos hábitos para el consumo de noticias que emergieron tras la masificación de la web, arrancó Becerra, "horadaron el poder monopólico de los medios, que ya no son las únicas instancias que producen contenidos masivos", aunque luego acotó que las empresas informativas siguen siendo "los principales animadores de la conversación pública" en las plataformas digitales.
Según Becerra, investigador del Conicet especializado en industrias culturales, el tránsito hacia lo digital también provoca que otras personas, con otros roles, experiencias y formación, asuman la tarea de informar sobre temas complejos, para lo cual recurren a "un abuso del estilo opinativo por sobre la búsqueda de datos" que, advirtió, "erosiona la profesión, y eso la pandemia lo fuerza al máximo".

"Hay patoteros de la vida pública, entre ellos periodistas de una presunta elite, que con la coartada de que ahora pueden ser respondidos por Jorge de Berazategui o cualquier usuario de las redes, se sienten liberados de toda tensión profesional, moral o ética para chequear lo que van a decir", describió y sobre esas estrategias remarcó: "Se autonomizan de la realidad, y con la pandemia profundizan esa forma de operar".
Sin embargo, en paralelo a ese tipo de intervenciones, Becerra subrayó que la incertidumbre mundial que produjo el coronavirus
reactualizó la demanda por noticias "chequeadas", "verificadas" y contadas con "tratamiento estilístico", lo que supone, puntualizó, "una oportunidad" para "quienes buscan datos, hechos, fuentes".

La transición del periodismo analógico al digital, que modifica tanto la labor profesional como la lógica de sostenibilidad de las empresas, también fue analizada por el sociólogo especializado en medios Daniel Rosso, para quien el pasaje del "modelo de mediatización clásico a un modelo digital" abrió un período de indefinición no exento de riesgos, situación que requiere, planteó, una intervención específica por parte de los medios públicos.
Según Rosso, en un presente caracterizado por la fragmentación de la oferta mediática y un sistema político polarizado, coexisten "tres modelos periodísticos", siendo el más habitual "el periodismo plural excluyente", que expresa "una enorme paradoja" porque "reivindica para sí el valor de la diversidad" y se define como "plural" pero al mismo tiempo desliza que otros modos de la práctica periodística "necesitan ser erradicados".

Ante esta paradoja, siguió Rosso, que se superpone con la persistencia de un


"periodismo de guerra" (en el sentido que le dio a la frase el fallecido editor de Clarín Julio Blanck) que ansía "una democracia definida como la sumatoria de todas las partes menos una", más un "periodismo militante" activo pero "en los márgenes", el sociólogo propuso que el Estado promueva "un periodismo de todas las partes".
"El Estado, desde los medios públicos, debería pensar un valor testigo de la calidad periodística que influya sobre todo el sistema de medios, como referencia, y que exprese todas las experiencias", señaló y en ese sentido alentó a tomar como inspiración una frase del intelectual italiano Giovanni Sartori, quien aseguraba que "en democracia las mejores ideas son aquellas que están dispuestas a ser permeadas por las otras".

Otra punto para analizar el periodismo de hoy, coincidieron Becerra, Rosso, pero también Martini, del Instituto Gino Germani de la UBA, y la consultora en opinión pública Vinkler, es la tendencia recurrente de buena parte de los medios a retroalimentar el sesgo editorial previo de quienes los siguen.
Sobre este punto, Martini evaluó que debido a esa suerte de seguidismo de las audiencias "se ha cambiado totalmente el valor de la fuente de información", por lo cual "adquiere el status de fuente simplemente alguien que coincide con la ideología o la línea editorial", lo que lleva, alertó, a que proliferen "sartas de mentiras y fakes (noticias falsas)", cuya hiper-circulación en los últimos tiempos pasó a definirse como "infodemia".
En sintonía, Vinkler señaló que ese "ejercicio muy fuerte del sesgo de confirmación" está ligado al sostenimiento a través de los años de un sistema político organizado en "electorados" que, en términos de receptores de noticias, son "segmentos duros que empujan la audiencia", pero en paralelo mencionó otro fenómeno, al que llamó "consumo diverso" o "zapping plural", más volátil, que sin embargo -reconoció- no garantiza los mismos resultados de rating.
En materia de contenidos, plantearon los analistas, la reconversión digital y el repliegue sobre el espacios privados ante el Covid fortalecieron la necesidad del "periodismo de datos", que consiste en recopilar, analizar y presentar de modo didáctico y atractivo -usualmente con infografías- información estadística.

En otro plano, la omnipresencia de plataformas más las medidas epidemiológicas hicieron crecer la cantidad de horas diarias con la TV encendida en el hogar.

"En los segmentos medios para abajo, la pandemia coincidió con un fenómeno que parecía dirimido, la vuelta de la televisión", describió Vinkler, para quien el proceso puede ser bautizado como "el revival o la fiesta de la TV", aunque la oferta televisiva esté fragmentada, y confirmó la vigencia de un género que fusiona información con entretenimiento -en inglés, "infotainment"- propia del periodismo televisivo.

Martini, en tanto, coincidió en que con la pandemia hubo "un mayor consumo de noticias, de la TV y los noticieros, más tiempo frente al televisor" mientras que en lo discursivo percibió una impronta "más narrativa" en las noticias, una tradición que en el periodismo anglosajón está presente desde hace décadas, con la utilización del término 'story' (historia).

Otro rasgo representativo del momento, marcó Becerra, es la
tensión de las empresas periodísticas con las grandes plataformas como Google y Facebook, ya que estas últimas, indicó, "se llevan en pala" la renta "que deviene de la comercialización del proceso social de circulación de la agenda" informativa.
El rol de los motores de búsqueda o de las redes, en efecto, entró en contradicción con el modelo de financiamiento vía suscriptores digitales -por supuestos contenidos premium- de medios gráficos y portales web, pero también al incorporarse como nuevos actores en la búsqueda de pauta publicitaria.
Para quienes ejercen el periodismo en tanto trabajadores, esa disputa por los recursos tuvo como correlato, alertó Becerra, un "escenario espantoso" que perjudica a los "periodistas de a pie", un panorama que Martini definió como de "precarización laboral profundizada por la pandemia" con jornadas que "se extienden mucho más de lo habitual, en algunos casos cobrando horas extras, en otros no".
En otro orden, Becerra también se refirió al debate sobre
el llamado discurso del odio que se atribuye a algunos profesionales de los medios, que intentan correr los limites de lo que se puede decir en público para construir un nuevo sentido común, pretendidamente transgresor pero al mismo tiempo autoritario: suele apuntar a la exclusión de grupos sociales.
"Yo soy bastante remiso a usar mucho la expresión 'discurso de odio' por la ambigüedad que tiene: decir que en las elecciones hubo fraude, lo diga (Elisa) Carrió o lo diga (Donald) Trump, no es discurso del odio, es una picardía política que no es nueva. Sin embargo, decir, como cierra los programas (Alfredo) Leuco, que se quiere un país donde no haya kirchneristas, o donde no haya X, eso sí lo es", advirtió.

Periodismo en tiempos de pandemia

Por último, ante la pregunta sobre qué es -o debería ser- hacer periodismo en tiempos de pandemia, Becerra, Rosso, Martini y Vilker pusieron el foco en el compromiso en tanto "servicio público", en la "curiosidad por las cosas" y en la búsqueda o el "hambre por la verdad", aunque esta no sea nunca completa.
"Si alguien tiene curiosidad por las cosas y quiere darles un tratamiento lógico, puede ser científico o periodista: la ventaja del periodista es que no tiene a su cargo el procedimiento laborioso de encontrar esa lógica, sino consultar fuentes que sí la tengan, para luego darle un orden y hacerlo transmisible", opinó Becerra.
Para Rosso, "la escritura periodística se maneja entre dos modelos de verdad, por un lado reconocer que la verdad como un proceso abierto, lo que permite la escucha, pero por otro intervenir en su búsqueda como si fuera efectivamente alcanzable, para ponerle a ese proceso el rigor que tiene que tener: esa cosa de estar escribiendo y preguntarse una y diez veces, ¿será así?".
"El periodismo -terció Martini- es un servicio público, implica responsabilidad y compromiso, además el mundo es tan complejo que seguimos necesitando cada vez más la noticia, para entenderlo", al tiempo que Vilker mencionó un reciente homenaje a Jacobo Timerman por los 50 años del diario La Opinión y confió que durante esa charla volvió a sentir "una conexión muy fuerte" con "las bambalinas que tiene el periodismo", esa adrenalina que motoriza a quienes lo ejercen, a pesar de todo.

(Telam)

Las comunicaciones humanas en tiempos de pandemia , de fakes News y posverdad, pero también en tiempos dónde como nunca, las élites y el poder son cuestionados en toda la globalización neoliberal imperante y por eso mismo despliegan todas sus “armas” para confundir, mentir, ocultar las verdaderas razones de muchos de los problemas de la humanidad … un orden desigual y violento impuesto por unos pocos para sostener privilegios. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte. Los periodistas que hagan la suya y vuelvan a honrar el arte de narrar la información de modo veraz, creativo y honesto. Que la ética sea el motor de su actividad y no la avaricia y el deseo de acumular dinero.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack


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