De infiernos, dioses, diablos y vacios de sentido humanizado ...

 


Distopía, autoficción, poliamor... todo está en Dante

Javier Rodríguez Marcos Babelia- Diario El País de España

Hay dos cosas que las escuelas de escritura suelen recomendar evitar: 1) Contar los propios sueños. 2) Recurrir a definiciones del diccionario.

Pues bien, vamos a respetar la primera regla y a saltarnos la segunda.

dantesco, ca

1. adj. Perteneciente o relativo a Dante, poeta toscano, o a su obra. “La poesía dantesca”.

2. adj. Que tiene rasgos característicos de la obra de Dante. “Un estilo muy dantesco”.

3. adj. Dicho especialmente de una escena, una imagen o una situación: Que causa espanto.

Hay momentos en que las acepciones 1 y 3 coinciden. Por ejemplo, en tiempos de pandemia.

Ahora viene una cita, que es otra manera socorrida de comenzar a escribir: “Hace poco más de un año, las imágenes de los ataúdes llegando en grandes cantidades al Palacio de Hielo de Madrid hacían inevitable el recuerdo de una de las ilustraciones que Sandro Botticelli preparó para su inacabado pero impresionante programa iconográfico de la Comedia. Lo que Dante y Virgilio ven al cruzar las murallas de la capital del infierno y entrar en el círculo sexto es una gran extensión de sepulcros, y el autor la compara con las necrópolis de Arlés y de Pula, famosas y relativamente cercanas para sus primeros lectores”. El entrecomillado corresponde al texto con el que José María Micó -poeta, músico y traductor de la Comedia (lo de Divina es un añadido ajeno a su autor).

Micó se refiere a la escena en la que Dante y Virgilio caminan entre los sepulcros de los herejes. Están abiertos pero se cerrarán definitivamente el día del juicio final.

¿Por qué somos dantescos? 

La pandemia ha generado escenas que parecen salidas de la imaginación del autor italiano. Nuevas versiones de la ‘Divina comedia’ conmemoran el séptimo centenario de su muerte

En tiempos de incertidumbre, las fotografías madrileñas parecían una performance posmoderna del juicio final, y eran, a su manera, una cita de Dante. Porque la Comedia es una obra medieval cargada de futuro. En los siete siglos que nos separan de la muerte de su autor se ha copiado, comentado, impreso, ilustrado y traducido innumerables veces, pero si hoy se publicase como novedad en una colección de narrativa, bastaría con juntar dos palabras que están à la page para asignarle la mejor estrategia promocional: autoficción y distopía. Y no faltaría quien propusiese su adaptación en formato de serie televisiva ni quien encontrase el mejor resumen de su argumento en el estribillo de un popular bolero, porque es la historia de un amor como no hay otro igual que nos hace comprender todo el bien y todo el mal.

Dante somos todos

Dante relata, como si fuese real, su exploración de una semana por los tres reinos del ultramundo, pero desde el primer verso está hablando de nosotros, porque su experiencia es también la representación de nuestro paso por la vida, una manera ejemplar de comprender nuestras servidumbres y nuestros anhelos. Avanza a paso ligero por los pecados capitales que considera más leves (los de incontinencia: lujuria, gula y pereza), después abandona ese esquema y analiza diversas formas de violencia, y en los últimos círculos del infierno se demora en la condena del engaño, que culmina en la traición, mostrando desde el primer canto hasta el último una obsesión por la avaricia (“vieja loba infame”) como causa de los peores males. El protagonista se enfrenta a las consecuencias del pecado, variadas y vistosas formas de horror en una exposición permanente de desvíos espirituales y lacras morales: el torbellino de los lujuriosos, el albañal de los lisonjeros, la gravosa hilera de los soberbios, la lluvia pertinaz que enfanga a los airados, el bosque de los suicidas, la cómica y purulenta hidropesía de los falsarios, el hielo abisal de los traidores. Pero no se trata de abstracciones intelectuales: es Francesca de Rimini la que cuenta cómo se enamoró de su cuñado, es el padre de Guido Cavalcanti quien yace entre los epicúreos y echa de menos a su hijo, es el papa Nicolás III quien confiesa su nepotismo, es Mahoma —para Dante un cismático, más que un hereje— quien se abre literalmente las carnes ante el espectador, es el trovador Bertran de Born quien pasea “con la cabeza asida por los pelos, / como un farol”, es Ulises quien arenga a sus hombres y emprende una trágica exploración en pos del conocimiento: “Pensad en vuestro origen, que no fuisteis / hechos para vivir como animales, / sino para seguir virtud y ciencia”.

En la poderosa imaginación de Dante, que prolifera en la nuestra, esos personajes siguen ahí por los siglos de los siglos, y tal vez nos esperan. Somos peregrinos como el autor, pero también cabe una posibilidad más inconfesable: que nos reconozcamos en los condenados del Infierno o en los penitentes del Purgatorio. ¿Quién no conoce a un político corrupto, a un glotón simpático, a un trepador sin escrúpulos, a un artista vanidoso, a un colega mezquino, a un mentiroso compulsivo, a un poeta afecto al poliamor? Todos tienen su espacio en los versos de Dante por haber sido como somos nosotros; están donde tienen que estar, pero su caso los singulariza y exige la atención del poeta, sensible a infinitos matices y a delicadas ambigüedades, como cuando se encuentra entre los sodomitas a su maestro Brunetto Latini y prefiere recordar con afecto su gran lección: “La eternidad que el hombre alcanzar puede”.

Los libros que nos salvan de las rutinas del día —aunque sea contándonos las rutinas o las ruinas de sus personajes— forman parte de un territorio sin género en el que la verdad y la mentira no se mezclan, ni se confunden, ni se compensan, ni se alternan, ni se desafían, porque son sencillamente la misma cosa. El Purgatorio, con sus estratos incomunicados (salvo para quien, como el narrador, va progresando en su camino de perfección), puede ser la metáfora de este segundo año pandémico: los pecadores tienen que purgar sus errores durante un espacio de tiempo variable, en función de sus culpas y de la ayuda externa que puedan recibir en forma de oraciones o de relatos de casos ejemplares, y su penitencia se parece bastante a la nuestra, de duración y final imprevisibles, basada en un sacrificio personal y colectivo, pero orientada hacia la esperanza de un futuro mejor.

Tampoco podemos descartar identificarnos con alguno de los personajes del Paraíso, que en realidad es una especie de abstracción, un lugar sin espacio y un tiempo sin tiempo, una sostenida hipérbole de miles de versos en la que culmina la aventura del protagonista y que podría resumirse con las palabras que, según se dice, pronunció Goethe en su lecho de muerte: “¡Luz, más luz!”. En el mediodía perfecto del empíreo, Dante va conociendo ejemplos de santidad, “chispas fugacísimas / que ante mis ojos se desvanecían”. El amor de Beatriz lo ayuda a resistir esa luz cada vez más intensa y a comprender los designios de Dios y los misterios de su creación, encerrada en un punto de claridad absoluta y figurada como un libro: “En su profundidad vi que se encierra, / cosida con amor en un volumen, / todo lo que despliega el universo”. En nuestro tiempo de realidades virtuales, en las que la ficción de Dante se mueve como pez en el agua, sigue siendo reconfortante la idea de que todo pueda encerrarse en un objeto sencillo y hermoso de menos de 1.000 páginas que nos acompañará toda la vida.

Dante para rato

En el Purgatorio, el poeta latino Estacio intenta un abrazo imposible con su admirado Virgilio, que le recuerda que ambos son espíritus: “No, hermano, que eres sombra y sombra ves”. Entre los centenares de personajes de la trama, Dante es el único ser vivo, el único que a su paso mueve las piedras o proyecta sombra, y con ello provoca la ira de los demonios, el desconcierto de los pecadores, la incomodidad de los penitentes y la curiosidad de los beatos, y en su periplo, tras las dudas iniciales, asume con responsabilidad y un punto de orgullo su condición de testimonio elegido de unos hechos extraordinarios. Es nuestro enviado al más allá y nos cuenta lo que ha visto. El propósito de Dante no fue componer la figura para la eventual contemplación de la posteridad, como en la vanidad de los retratos, sino alzar una obra memorable, suma del esfuerzo humano y del misterio, sobrehumano a su modo, de la inspiración.

Las grandes obras de lo que llamamos literatura universal son incomparables, pero casi todas pertenecen a un cierto linaje, porque perfeccionan una tradición o inician una moda. En Dante van de la mano, como en otros autores antiguos, la cultura clásica y la nueva poesía en romance que nació con los trovadores, pero la lista de sus obras en latín y en italiano está formada por una sucesión de creaciones asombrosas que son, casi sin excepción, especímenes únicos, libros singulares sin linaje (la Vida nueva, el De vulgari eloquentia, el Convivio, la Monarquía).

Confrontada con otras grandes obras, la Comedia resulta todavía más asombrosa: por la ambición de la empresa, por las circunstancias de su redacción, por la música de sus 15.000 endecasílabos, por la desazón moral de sus personajes, por la prodigiosa invención de una forma y de una estructura que crean la ilusión de la perfección, por la evocadora exactitud de sus innumerables tesoros verbales y por otras muchas razones que nos ayudan a entender la incansable dedicación de los filólogos y, lo que es más importante, su gran poder de sugestión sobre los mejores creadores de cualquier disciplina.

Y eso, que es una evidencia histórica válida para cualquier letra del alfabeto (Barceló, Blake, Boccaccio…), también es cosa de nuestro presente. Mientras escribo estas líneas, el joven pintor Jordi Díaz Alamà trabaja en un ambicioso programa pictórico del Infierno; hace unos meses, el bailaor Andrés Marín proyectaba un gran espectáculo basado en la Comedia e interrumpido por la pandemia, y el pasado 10 de mayo el compositor Mauricio Sotelo estrenó en el auditorio del Museo Reina Sofía una intensa pieza de “flamenco espectral” en la que algunos versos de mi traducción sonaron en la voz prodigiosa de Arcángel.

Son formas asequibles y modernas de sentirse en el paraíso, y siempre nos quedará la más elemental: leer a Dante, porque la Comedia es una novela en verso, un poema que nos habla del saber y del vivir, de la vida mortal y de la vida eterna, a través de una ficción autobiográfica que pretendía alcanzar —y lo ha acabado consiguiendo— dimensión ecuménica. Es la fábula ideal para dar un sentido grandioso a nuestras pequeñas vidas, una cartografía del más allá tan imaginaria como eficaz, porque traza el mejor mapa antiguo de un territorio invariable: la condición humana.

José María Micó es poeta y músico y ha traducido la ‘Comedia’ de Dante para Acantilado (2018).

Se diría que la pandemia ha devuelto a la actualidad la obra de un poeta florentino que murió hace 700 años (en 1321) y que ha influido como pocos en la iconografía occidental sobre el infierno (por no hablar del periodismo de catástrofes); se diría que todo está en los clásicos porque apelan a sentimientos universales… pero en el caso de Dante ese “se diría” debe ir un paso más allá porque en su Comedia resuenan géneros y actitudes que hoy están en boca de todos (todas, todes): la autoficción, la distopía, el poliamor, la corrupción…

No obstante, nuestro motivo para dedicarle la portada es que en estos días se publican tres nuevas traducciones de la (Divina) Comedia. Las firman Juan Barja y Patxi Lanceros para la editorial Abada, Raffaele Pinto para Akal y Jorge Gimeno para Penguin Clásicos. Cuando llega al final de la obra, comienza de nuevo. En bucle.

La comedia en su versión argenta

Como ocurre cada dos años desde 2013, la infundada acusación de connivencia del Frente de Todos con el terrorismo y los cargos por presuntos actos de corrupción sobrevuelan la campaña electoral. Antes de disiparse, por falta de sustancia, alimentan páginas y pantallas empeñadas en demoler al FdT y su jefatura. Ese juego ya carece de sorpresa, y demasiadas cosas han cambiado desde 2013:

  • No está el fiscal general Natalio A. Nisman para impulsarla, como ocurrió con su denuncia contra la entonces Presidenta CFK.

  • Donald Trump falló en su intento reeleccionario,

  • Christine Lagarde cedió su sitio en el FMI a Kristalina Georgieva, cuya concepción de la coyuntura internacional es muy diferente,

  • Joe Biden presta oídos al ala izquierda del Partido Demócrata, y al propio judaísmo de Nueva York y California, cada vez menos ciego en su respaldo a cualquier política decidida en Israel.

  • Y allí mismo, acaba de finalizar el mandato del gobierno más extenso de su historia, encabezado por Benjamin Netanyahu, que en su retirada aún puede hacer mucho daño. El hundimiento del principal buque de guerra y el misterioso incendio de una refinería de petróleo de Irán acentúan esas sospechas, que el diario Haaretz parangona con la toma del Capitolio de Washington por una turba de ultraderecha el 6 de enero de este año.

  •  El nuevo primer ministro Naftalí Bennet es un ex colaborador de Netanyahu, que rompió con él por derecha y no es menos intransigente respecto de los palestinos, aunque la debilidad de la coalición lo obligó a negociar con partidos de centro izquierda e incluso con el primer partido islámico que participa de un gobierno israelí.

Lo único invariable en ese cuadro es el penoso rol de los arietes de Juntos por el Cambio: la DAIA y la ex tantas cosas Patricia Bullrich.

Culto a la ignorancia

El gobierno nacional resistió con firmeza y mesura la presión combinada del gobierno de Israel y de la rama judía de Juntos por el Cambio por su voto en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, para que una comisión investigadora estudie las posibles violaciones a los derechos humanos cometidas “por todos los actores”, en Israel y en el Territorio Palestino ocupado, incluida Jerusalén oriental, según los términos de la comunicación oficial de la Cancillería a cargo de Felipe Solá. Pese a esa explícita mención a “todos los actores”, tanto Israel como la rama judía de Juntos por el Cambio sostienen que la Argentina condena a Israel y no a “la organización terrorista Hamás”.

El canciller y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, participaron del encuentro del Presidente Alberto Fernández, quien invitó a conversar a la rama judía de Juntos por el Cambio, encabezada por Jorge Knoblovits, como si representara a algún culto reconocido por el Estado argentino. Tanto no es así que, en diciembre de 2019, el gran rabino sefardí de la Argentina, Isaac Sacca, descalificó el intento de la DAIA y la AMIA de representar al judaísmo, que a su juicio no es una ideología sino una religión. La identificación de su dirigencia con el gobierno del PRO y el rol de querellante contra Cristina quedaron así bajo un potente reflector desde el corazón de la propia colectividad judía argentina, por una de sus más altas autoridades religiosas.

Knoblovits sólo representa al club Hacoaj, donde se reúne la reducida pero ostentosa clase alta judía, de zapatillas con luz de giro y vacaciones en Miami. Es como si el gobierno confundiera al Papa Francisco con el Chiqui Tapia.

Prestidigitación

Los propietarios del edificio demolido por un atentado con explosivos en 1994, se arrogan la representación de la comunidad judía en el país, cuando en realidad son la expresión de poco más de un centenar de organizaciones sociales, culturales, deportivas, que a su vez responden a los partidos políticos de Israel. Sus autoridades son elegidas por el voto de los delegados de esas instituciones. Knoblovits fue consagrado por 83 votos, contra 41 de Leonardo Jmelnitzky. “Todos cuatro de copas, no representan nada”, dice un feligrés del rabino Sacca, que los conoce.

Durante el gobierno de Macrì se adquirieron buques de guerra y aparataje de seguridad e inteligencia en Israel, con la intermediación del traficante Mario Montoto, un ex montonero reconvertido en agente comercial israelí, íntimo de Bullrich, quien viajó varias veces a Tel Aviv en compañía de Waldo Wolff, vicepresidente de la DAIA reconvertido en diputado del PRO y lobbysta proisraelí.

Se presume que viven en la Argentina unos 300.000 judíos, a partir de respuestas censales sobre la religión del entrevistado, cuando el número de practicantes es reducido entre los judíos argentinos. Es la mayor colectividad de Latinoamérica y la séptima del mundo. Un estudio poblacional realizado en 2005 por la consultora Knack para la organización neoyorquina Joint Distribution Committee indicó que “el 61% de los judíos argentinos dejó de asistir o nunca asistió a una institución judía”.

Esta reverencia oficial ante una organización tan irrelevante ni siquiera puede justificarse hoy por la simpatía que pueda despertar en la judería estadounidense, que asume posiciones cada vez más críticas hacia el gobierno de Jerusalén. Los mitos antisemitas sobre el poderío de los judíos sobrevuelan esta confusión.

Don Quejote

Las quejas del gobierno de Israel y de la rama judía de Juntos por el Cambio se produjeron al mismo tiempo, el lunes 31 de mayo. En Jerusalén, el embajador argentino Sergio Urribarri escuchó el reclamo del Director General Adjunto de su Cancillería para América Latina y el Caribe, Modi Ephraim, según quien Israel considera inaceptable el apoyo argentino a una “resolución sesgada que ignora el terrorismo de Hamas y el disparo de 4.300 misiles contra los ciudadanos de Israel”. Urribarri ratificó el voto argentino, su apoyo a la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet (quien entiende que los bombardeos de Israel sobre población civil en Gaza pueden constituir crímenes de guerra) y sostuvo que “la única solución verdadera al conflicto se logrará con el surgimiento definitivo de un Estado palestino independiente, democrático, viable y territorialmente contiguo, que garantice el derecho de Israel a vivir en condiciones de paz y seguridad”. Eso es exactamente lo que el gobierno israelí procura impedir desde 1947. Ese proceso sistemático y violento junto con las características del régimen de apartheid que impide considerar a Israel una democracia fue narrado aquí con testimonios de líderes políticos y militares israelíes.

En la Casa Rosada, quien informó luego de la reunión fue el presidente de la rama judía de Juntos por el Cambio. Dijo que la firma del comunicado “ha comprometido la convivencia en la Argentina”. No es así. En ningún otro país del mundo, árabes y judíos conviven con mayor naturalidad y respeto. Hace tres lustros, durante el anterior diluvio de bombas israelíes sobre Gaza, miembros de ambas colectividades firmaron una declaración conjunta de repudio (entre ellos Gabriela Massuh, Juan Gelman, Leonardo Favio, Juan Falú y el autor de esta nota, quien también recibió un premio de la Federación de Entidades Árabes por su nota El Niño Gris).



La imagen del niño gris me asediará mientras viva, como ocurre con una del Holocausto en la que un chico de cinco o seis años, arreado rumbo a la solución final nazi a punta de ametralladora, camina con las manos en la nuca y mira con estupor a la cámara. Es decir a mis ojos.

El niño gris no mira. Sus ojos están cerrados. Un hombre lo lleva en andas, en posición vertical. Sólo unos fluidos que gotean de su nariz y de su boca indican que no se trata de una escultura. Cada partícula de su cuerpo y de sus ropas están cubiertas con el polvo de la mampostería del edificio que se derrumbó sobre él en Qana, acaso la ciudad bíblica en la que Jesús hizo el trueque milagroso de agua en vino durante la celebración de una boda. Pero hoy se celebran funerales y no hay milagro que pueda despertar de un sueño espantoso a esa criatura y a quienes vimos su foto.

El doble mensaje del descargo posterior es un anecdótico agravante: mientras el gobierno israelí niega haber sabido que en ese edificio hubiera civiles refugiados, un videoclip que hacen circular por Internet sus organizaciones de apoyo muestra una toma aérea de un supuesto camión lanzador de cohetes que luego de cumplida su tarea estaciona en el garage de una casa. Con tal inteligencia, sus aviones atacaron un camión frigorífico que cargaba verduras y liquidaron a los campesinos que las habían cultivado. La secuencia fílmica de propaganda israelí es tan confusa como la que Colin Powell presentó en las Naciones Unidas para demostrar que Irak poseía armas prohibidas y que el propio ex Secretario de Estado terminó por reconocer como falsa. Pero letreros en hebreo e inglés explican cada cuadro hasta llegar a la conclusión de que si los agresores se refugian entre civiles es legítimo masacrarlos. No es así. Semejantes medios descalifican cualquier fin. Ninguna meta vale la pena de ser alcanzada a ese precio, ninguna ofensa previa lo justifica, cuando ningún peligro corre hoy la existencia de Israel.

Este horror insoportable fue planificado a lo largo de años. Es parte de una campaña que comenzó en octubre de 2001 con los bombardeos y la invasión estadounidense en Afganistán. Prosiguió en junio de 2002 cuando Bush formuló la doctrina del ataque preventivo y dijo que la única estrategia posible era golpear primero, “enfrentar las peores amenazas antes de que se concreten”. Millones de toneladas de bombas fueron arrojadas preventivamente sobre Irak a partir de marzo de 2003 pese a la evidencia de que no había relación entre su gobierno y la organización saudita que en setiembre de 2001 atacó los símbolos del poder militar y financiero en Washington y Nueva York. Cuando se demostró que en Irak tampoco había armas de destrucción masiva, Estados Unidos cambió de excusa: se trataba de llevar la democracia a ese país y de remodelar el mapa de Medio Oriente.

En abril de 2003 se difundió la denominada “Hoja de ruta” estadounidense. Corolario de la doctrina de la guerra preventiva, ese plan se desentiende de la ocupación israelí de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Oriental y centra sus propuestas en el combate a la violencia palestina, concebida casi como una esencia, un argumento ontológico sin relación con el sufrimiento de un pueblo expulsado hace más de medio siglo de su tierra.

Consecuencia de todo ello fue el desconocimiento de la autoridad ejercida por Yasser Arafat, en procura de establecer un nuevo gobierno palestino “que actúe con decisión contra el terror y tenga voluntad de construir una democracia activa basada en la tolerancia y la libertad”, según la Hoja de Ruta. A ello siguió el sitio y demolición a las oficinas de la Mukata’ah en Ramalah, donde el líder histórico de la causa nacional palestina sobrevivió meses sin luz y con escasos alimentos, y por último su misteriosa muerte debida con alta probabilidad a un deliberado envenenamiento. Lejos de allanar el camino hacia una negociación de paz, la desaparición de Arafat la hizo cada vez menos probable. El creador de Al Fatah y la OLP no sólo había luchado por independizar de Israel a su pueblo. También buscó liberarlo de la tutela de los reaccionarios gobiernos árabes con los que prefería entenderse Israel.

El desprecio y el aislamiento al que Israel sometió a la débil presidencia de Abu Mazen, que sucedió a la de Arafat, condujo en enero de este año a la victoria electoral del partido islámico de la resistencia, Hamas, vinculado con Irán. No se entiende por qué ese resultado causó tanta sorpresa, si la anterior invasión israelí al Líbano provocó el surgimiento del también islámico movimiento Hezbolah, bajo control sirio.

Hamas y Hezbolah son, además, dos organizaciones confesionales, a diferencia del movimiento laico e independiente que lideraba Arafat. Pero las bancas que ambos movimientos ocupan en los gobiernos libanés y de la Autoridad Palestina las ganaron en comicios libres. Desde que asumió el nuevo gabinete palestino, Israel le negó el agua y la sal y en el comienzo de la última ofensiva arrestó a sus ministros y demolió sus sedes, para demostrar que la democracia es un lujo que no se pone al alcance de cualquiera. La Argentina conoció hace medio siglo esa ilustrada concepción de la democracia sólo para los democráticos, que no suelen coincidir con las mayorías, en consecuencia proscriptas y reprimidas hasta la desesperación.

La necedad de la dirigencia judía argentina, que ofreció su tribuna al embajador de Israel para que justificara la brutal violación de su país al derecho internacional humanitario y de los derechos humanos la emparenta con el lobby judío de los Estados Unidos, que ha contribuido a impedir cualquier acuerdo negociado entre los pueblos de Israel y Palestina. Para mayor irrisión ese acto provocativo se realizó a pocos metros de la esquina de Palestina y Estado de Israel, que simboliza la afectuosa convivencia entre las colectividades árabe y judía, sin igual en el mundo. Todos deberíamos cuidarla como el precioso capital que es y que el menemismo malversó como tantos otros bienes sociales. En el aniversario del atentado contra la AMIA, esa misma conducción no tuvo mejor idea que reclamar la ruptura de relaciones con Irán, como si los dos bombazos de la década anterior no le hubieran bastado para aprender la virtud de la prudencia.

Cuesta creer que las maquinarias militares y de inteligencia más sofisticadas del mundo obtengan resultados tan contrarios a los que declaran perseguir. Por torpeza o por cálculo, los misiles estadounidenses e israelíes siembran teocracias que desplazan a gobiernos laicos, ya sean dictactoriales como el de Saddam Hussein o relativamente democráticos como los del Líbano y la Autoridad Palestina. Las réplicas de Hamas o Hezbolah, ya sean bombas humanas o cohetes (mal)guiados, son tan insignificantes en proporción que es ridículo establecer cualquier equivalencia. Pero también recaen sobre los civiles. La guerra pasa a ser un estado permanente y del resto del mundo sólo se reclama que se habitúe al martirio de los niños grises.

Para eso no cuenten conmigo. Detener la mano asesina es un imperativo categórico.

El Memorando

Knoblovits fue secretario de la DAIA durante la presidencia de CFK. Cuando se firmó el Memorando de Entendimiento con Irán, en 2013, el entonces presidente Julio Schlosser, el vicepresidente Waldo Wolff y Knoblovits recibieron la información del canciller Héctor Timerman antes de que se hiciera pública y elogiaron la decisión. Pero luego de recibir una fuerte recriminación del gobierno de Israel, acudieron a la Justicia, que declaró inconstitucional ese instrumento.

En enero de 2015, la DAIA se alineó con la denuncia de Nisman sobre el encubrimiento a los culpables del atentado en que Cristina, su canciller Héctor Timerman, Carlos Zannini y Juan Martín Mena, entre otros, habrían incurrido con la firma del memorando. A la semana siguiente de su presentación, Nisman apareció muerto, con un disparo en la sien efectuado con la pistola que le pidió prestada a su asesor informático Diego Lagomarsino, con quien compartía una cuenta secreta en un banco de Nueva York, con medio millón de dólares de origen desconocido, que Nisman no había declarado.

La DAIA y la AMIA nunca quisieron que el juez Rodolfo Canicoba Corral indagara a los ex funcionarios iraníes imputados. Quien lo explicitó a los alaridos durante una reunión en la Cancillería fue Knoblovits. “Si Canicoba viaja, tal vez tenga que declarar la falta de mérito de los acusados y eso es inaceptable”, gritó, consciente de la escasez de pruebas. En su lugar, postulan el juicio en ausencia, de constitucionalidad más que dudosa. Knoblovits se reunió entonces con el embajador de Estados Unidos, Noah Mamet, a quien le comunicó su preocupación por el populismo del gobierno, primer paso de una gira por Estados Unidos en la que vinculó a Cristina con un fantástico complot venezolano-iraní. Nisman entregaba a la embajada copia de sus escritos judiciales, antes de presentarlos.

El diario cooperativo Tiempo Argentino recordó un episodio del siglo pasado, en el que Knoblovits fue filmado con una cámara oculta mientras negociaba con un testigo de la causa por el asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas, un cambio en su declaración para perjudicar a Alfredo Yabrán. No llegó a establecerse si Knoblovits ofreció o el testigo pidió plata para falsear la declaración, pero en cualquier caso esto muestra la calaña del operador del PRO en la colectividad judía.

El eje de la denuncia de Nisman fue que, con la firma del Memorando, el gobierno se proponía conseguir que Interpol levantara las alertas rojas que equivalen a un pedido de captura de los acusados. Lo desmintió quien fue entonces el director de Interpol, el ex jefe del servicio secreto que cuida a los Presidentes de Estados Unidos, Ronald K. Noble, quien dijo que por el contrario, la preocupación del gobierno era que se mantuvieran. Además, aclaró que solo el juez podía pedir su levantamiento. Impedir que Noble declarara en la causa se convirtió en un objetivo estratégico de la DAIA y de las otras ramas de Juntos por el Cambio.

La trágica muerte del fiscal, horas antes de la declaración que debía prestar en el Congreso, se convirtió en eje de la campaña electoral de 2015, comenzando con la marcha de los paraguas al cumplirse un mes del hallazgo, de la que participaron Bullrich y el candidato presidencial Maurizio Macrì. Al mismo tiempo, Knoblovits acusó en una sinagoga de Miami a Cristina de haber motivado el “asesinato de Nisman”. También participó en esa ciudad de actos con exiliados cubanos anticastristas. Al inaugurar el año judicial 2016, el entonces presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, presentó un video en el que se afirmó que la muerte de Nisman era un crimen impune, cuando nada en la investigación judicial avalaba esa hipótesis. Lorenzetti impulsó el surgimiento de una Asociación de Jueces Federales, que ha vuelto a la vida en estos días para auspiciar una conferencia suya, a quienes ofreció protección si avanzaban contra Cristina.

Las cuentas secretas

Los fondos buitre intimaron al gobierno argentino: o cobraban todo lo que pedían o acusarían a Cristina de connivencia con Irán. Lo hicieron a través de una denominada Fuerza de Tareas Argentina, que colocó solicitadas en los principales diarios del mundo, financiadas por Paul Singer y por Sheldon Adelson, un potentado empresario del juego en Nevada, que bancó las campañas electorales de Netanyahu en Israel y de Donald Trump en Estados Unidos. Desde un diario de su propiedad se transfirieron 280.000 dólares a otra cuenta secreta de Nisman, que se convirtió en el niño mimado de la derecha extrema de Estados Unidos, a la que aportó informes sobre células dormidas de organizaciones islámicas terroristas en Centroamérica, de la que en verdad solo conocía sus playas, que frecuentaba en compañía de jóvenes modelos, a quienes invitaba con los fondos que el gobierno le había asignado para la investigación, tal como denunció antes de su muerte la principal asociación de familiares de las víctimas del atentado, Memoria Activa.

El juez Daniel Rafecas y los camaristas Jorge Ballestero y Eduardo Freiler cerraron la causa originada en su denuncia, por ausencia de delito. Con el asesoramiento del juez de Casación Mariano Borinsky, la DAIA consiguió que la Cámara de Casación validara la reapertura del expediente, por medio de una causa gemela, a cargo del infaltable Doctor Glock. Votaron esa decisión el propio Borinsky y otro asiduo visitante del ya Presidente Macrì, Gustavo Hornos. El abogado y dirigente de la DAIA que presentó el recurso fue Santiago Kaplún, socio de Ramiro Rubinska, casado con Ingrid Meischenguiser, cuya hermana Evelyn es la esposa de Borinsky. Cuando Cohen Sabban debió dejar la conducción de la DAIA, su reemplazante interino Alberto Indij despidió a Kaplún “por llevar a cabo iniciativas inconsultas», como una carta que  leyó en audiencia pública  ante la Cámara de Casación y que Clarín describió como “impactante y provocadora”. Fabulaba que si Daniel Scioli y Carlos Zannini hubieran sido electos Presidente y Vice, la comisión de la verdad contemplada en el Memorándum terminaría de leer en Teherán el medio millón de fojas de la causa en 2026. En octubre de 2017 fue electo Knoblovits, quien asumió en diciembre y dio nuevo impulso a la denuncia.

En 2018, los camaristas de apelaciones Martín Irurzun y Leopoldo Bruglia pusieron sus ladrillos en esa trabajosa construcción, al sostener que Nisman fue asesinado como consecuencia de su denuncia, en una resolución que no consigue ni siquiera describir cómo se habría cometido el presunto crimen.

La ensalada de Carrió y Bullrich

Por si la conexión iraní-cubano-venezolana denunciada por la imaginativa heroína radical Elisa Carrió no fuera suficiente, Patricia Bullrich denunció en 2016 y 2017 la existencia de una supuesta organización terrorista indígena, la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM), de la que sólo pudo exhibir un revolver oxidado, destornilladores, serruchos y teléfonos celulares vintage. Explicó que era financiada desde Londres.

El jefe de gabinete de Bullrich en Seguridad, Pablo Noceti, quien negoció la entrega de Ibar Pérez Corradi, en la fallida operación que intentó involucrar al ex ministro Aníbal Fernández en la trama del narcotráfico, encabezó el 31 de julio de 2017 en Bariloche una reunión con fuerzas policiales de Chubut y Río Negro para coordinar la persecución de la RAM. Allí dijo que no era necesaria una orden judicial porque sus actividades consisten en delitos de flagrancia. Al día siguiente, sin orden judicial, y bajo la supervisión de Noceti, fuerzas federales de Gendarmería irrumpieron en el lof Cushamen de Chubut y persiguieron hacia el río a las personas que huían, entre ellos el militante anarquista Santiago Maldonado, a quien no se volvió a ver con vida. Dos semanas después fueron las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, donde Juntos por el Cambio obtuvo una satisfactoria cosecha legislativa.

Entre las PASO y las elecciones Legislativas, el gobierno dio amplio eco a las declaraciones del ex viceministro de Obras Públicas de Julio de Vido, José López, quien el año anterior había sido detenido con más de 9 millones de dólares en bolsos que intentó dejar en un convento católico. López intentó involucrar a CFK, pero no pudo suministrar ningún elemento de convicción. Pocos días después de las elecciones fue detenido en un operativo espectacular Amado Boudou, sobre quien la prensa adicta al gobierno comenzó a disparar en cuanto asumió la vicepresidencia, para debilitar a Cristina y frustrar la hipótesis de que pudiera sucederla por un solo mandato de cuatro años en 2015. Además, en noviembre fuerzas federales enviadas por Bullrich y Noceti mataron por la espalda al joven mapuche Rafael Nahuel y en diciembre el policía Luis Chocobar hizo lo mismo con un joven que huía luego de robar una cámara y apuñalar a un turista. Macrì y Bullrich lo recibieron como un héroe y propusieron incluir en los códigos la presunción de inocencia de la policía en casos semejantes. Un columnista del diario La Nación y de la radio del Grupo Clarín completó el razonamiento, pero aplicado al kirchnerismo:  «Miente hasta que se demuestre lo contrario».

La semana pasada la justicia condenó a Chocobar por homicidio, en exceso del cumplimiento del deber, lo que motivó el repudio del ex Presidente y su ministra.

En cambio nada dijeron sobre el atentado explosivo contra un local político de La Cámpora en Bahía Blanca. Su selectividad es impecable.

Los suboficiales

Aquellas operaciones también incluyeron la detención de empresarios próximos al ex Presidente Néstor Kirchner, como Lázaro Báez y Cristobal López, el poceo de la Patagonia en busca de dinero enterrado en containers y la aparición de fotocopias de cuadernos escritos por el suboficial del Ejército Oscar Centeno, chofer de otro viceministro de De Vido, Roberto Baratta. La intención fue, fórum shopping mediante, armar una causa fantástica para demostrar que el recién llegado ex gobernador de Santa Cruz les enseñó a los grandes constructores del país cómo debían organizar el deporte de las coimas con la obra pública, que practicaban por lo menos desde antes de que Néstor Kirchner llegara por primera vez a la intendencia de Río Gallegos.

Uno de los compañeros del suboficial Centeno en la Escuela de Ingenieros del Ejército en 1980 y 1981 fue su camarada Jorge Orlando Pacífico, según consta en el Libro Histórico de esa Escuela. Ambos compartieron destino en la sección Arsenales de la Compañía de Servicios de la Escuela. Pacífico fue el denunciante de Boudou. Dijo haber escuchado en un bar que elVicepresidente estaba cometiendo un delito en la empresa Ciccone, pero no pudo identificar a nadie, porque estaba de espaldas (¡). Pacífico participó en el último alzamiento del ex coronel Mohamed Seineldín. Centeno entregó los cuadernos a otro suboficial, éste de la Policía Federal, Jorge Bacigalupo, un declarado admirador del jefe de la Triple A, comisario Alberto Villar. Él fue quien entregó los cuadernos al diario La Nación, cuyo redactor Diego Cabot combinó con el fiscal Carlos Stornelli, al margen de todos los procedimientos legales, la apertura de una causa en el juzgado del doctor Glock.

Al mismo tiempo, el gobierno de Macrì designó a Hezbollah como organización terrorista, y organizo en Buenos Aires una conferencia sobre… terrorismo internacional, a la que asistió el ministro de Relaciones Exteriores de Estados Unidos. Durante sus sesiones se anunció que la Argentina, Brasil, Paraguay y Estados Unidos crearían un grupo antiterrorista para vigilar la Triple Frontera.

Durante esa visita a Buenos Aires, Mike Pompeo participó en el acto por los 25 años del atentado a la sede de la DAIA Estos fueron algunos de los favores con que Macrì retribuyó el apoyo de Trump para que el FMI le concediera el mayor préstamo de su historia a un solo país, con la finalidad declarada por ambos gobiernos, de asegurar la reelección de Cambiemos. Por Estados Unidos lo dijo el ex delegado de Trump en el Fondo, Mauricio Claver-Carone. Por la Argentina el propio Macrì, en un reportaje con CNN.

Vacunados

Esto no quiere decir que la adopción de una política independiente enturbie la relación con Washington, pese a la pretensión de la prensa comercial y la oposición chirriante. Esas anteojeras les impiden comprender por qué Joe Biden incluyó a la Argentina entre los países que recibirán parte de los millones de vacunas que Estados Unidos decidió donar para pulir su imagen externa y contrarrestar los avances geopolíticos de China y Rusia. También los sorprenderá que no obstaculice el acuerdo que el gobierno busca con el FMI. El jefe de gabinete Santiago Cafiero, por lo general contenido, zamarreó a la oposición durante su visita al Congreso, cuando dijo que no parecían líderes políticos sino visitadores médicos (por su obsesiva insistencia en las vacunas de Pfizer). Pocas veces se ha visto un lobby tan desenfrenado en favor de una marca comercial (que además impone condiciones que el Estado considera inaceptables) mientras se ningunea el enorme esfuerzo emprendido con éxito por el gobierno para asegurar un flujo creciente de dosis de todas las marcas de calidad disponibles en el mundo, algunas de las cuales comienzan a producirse en la Argentina y permitirán incluso exportarlas.

Los esfuerzos del ministro porteño de Salud, Bernaldo de Quirós, por introducir alguna racionalidad en la discusión acerca de las vacunas, son débiles reparos ante la catarata de golpes bajos de Bullrich y de otras damas de pro, como la contadora Graciela Ocaña y la santona Elisa Carrió, que insisten en llevar sus cuitas a Estados Unidos, porque no creen en el funcionamiento de las instituciones nacionales. Es lo mismo que la oposición viene haciendo desde hace dos siglos, contra Rosas primero, contra Perón después. Imaginan encontrar allí el eco del que aquí carecen con denuncias tan intrépidas como incomprobables acerca del pedido de retornos por la vacuna Pfizer. Es posible cuestionar la tardía reacción del ex ministro Ginés González García, que subestimó la velocidad y la voracidad del virus. Pero no hay un solo elemento que avale una escandalosa denuncia de corrupción. Por una sensata iniciativa de los diputados Massa y Kirchner, el martes el Congreso escuchará a los representantes de todos los laboratorios que negociaron acuerdos con la Argentina, donde la única irregularidad es que ninguno cumplió con los plazos de entrega contratados. No hay país en el que no haya sucedido lo mismo. El fenómeno es tan global como el virus.

El argumento de que la adquisición de vacunas de origen chino y ruso y que el pedido de investigación de los crímenes de Medio Oriente aisla a la Argentina del mundo es risible.  Apenas la despega de un bloque minúsculo pero poderoso, aquel que se alineó con Inglaterra durante la guerra de las Malvinas y que se opuso a las restricciones que la Asamblea General puso a los fondos buitre.

La preeminencia de aquellas señoras en el prime time de la telebasura política desasosiega a Horacio Rodríguez Larreta, que es el único dirigente opositor capaz de obstruir la marcha electoral del oficialismo, siempre que los propios no le mordisqueen los tobillos.

El alcalde sabe tan bien como Alberto y Cristina que la unidad de su fuerza es condición sine qua non para sortear los comicios con buenas perspectivas, pero si preservarla implica conciliar con las posiciones de Bullrich, cada día más inclinada al lado Santiago Cúneo de la vida, el escrutinio será decepcionante. Formada a la sombra de su cuñado, Rodolfo Galimberti, Bullrich muda de ideología y de aliados pero no de modos. La política es para ella una carrera de autitos chocadores. La relevancia mediática que alcance es inversamente proporcional a su aptitud electoral, noticia muy alentadora para el gobierno. https://www.elcohetealaluna.com/otra-vez-terrorismo-y-corrupcion/

El pasado lunes, la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) fue recibida en la Casa Rosada por el Presidente Alberto Fernández, luego de que la institución cuestionara la postura asumida por la Cancillería argentina en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas. El voto argentino se sumó al de otros 23 países, de un total de 47 que conforman el Consejo. Esa mayoría respaldó la conformación de una comisión investigadora que deberá relevar de forma exhaustiva los acontecimientos sucedidos en Israel, en Gaza y en los territorios palestinos ocupados. Cuestionando esta futura investigación, el titular de la institución que tiene sede en Pasteur 633, Jorge Knoblovits, asumió el rol de un embajador oficioso de Israel, efectuando llamativas consideraciones críticas sobre el voto argentino. No contempló, en ningún momento de su demanda, los intereses nacionales que se ponen en juego en una votación de esas características. Tampoco hizo referencia a que Israel vota siempre contra la Argentina en los foros internacionales, respaldando la posición del Reino Unido de Gran Bretaña. Eso explica el silencio de la DAIA en relación con la causa fundamental de la soberanía argentina: nunca se expidió de forma explícita sobre la inicua ocupación colonial de las Islas Malvinas.

Este anclaje geopolítico es el que lleva a los dirigentes de la calle Pasteur a tramitar la reapertura de la causa del Memorándum con Irán, operación de lawfare que motivó una de las estrambóticas causas con las que se intentó proscribir a Cristina Fernández de Kirchner. Dicha reapertura permitió, además, el arbitrario encarcelamiento de Carlos Zannini, Luis D’Elía y Fernando Esteche. Esa saña fue también la que le impidió a Héctor Timerman darle continuidad a su tratamiento oncológico, situación que le produjo la muerte. En los momentos previos a la reunión, en los pasillos de la Casa Rosada, se recordaba que fue CFK quien reconoció al Estado de Palestina en 2010.

La DAIA expresó al Presidente su oposición a que exista una comisión investigadora habilitada por la CDH, cuya tarea será dilucidar si existieron o no violaciones al derecho internacional humanitario en los sucesos que se iniciaron el 13 de abril en Jerusalén Oriental. La institución concurrió al encuentro con Alberto Fernández sin la más mínima ilusión de cambiar el voto. Su objetivo fundamental consistió en darle continuidad al imaginario instalado –ante la sociedad argentina y el gobierno– de que esa entidad monopoliza la representación de los judíos argentinos.

El objetivo fundacional de la DAIA consistió en enfrentar la judeofobia. Fue creada en 1935 para enfrentar al fascismo, pero devino en una entidad alineada con lo más rancio de la derecha local, verdaderos herederos de aquellos que destilaban discursos antisemitas en las primeras décadas del siglo XX. En la actualidad, no sólo respalda de manera acrítica las políticas de los gobiernos de Israel, sino que alienta de forma explícita los programas neoliberales patrocinados por el injerencismo de Washington. Un porcentaje mayoritario de las manifestaciones públicas de la DAIA se relaciona con el patrocinio de cualquier medida tomada por los diferentes gobiernos de Israel, más allá del signo ideológico de sus gobernantes. Un pormenorizado seguimiento de las actividades y acciones desarrolladas por sus dirigentes muestra su interés desmesurado por los ágapes con embajadores acreditados en la Argentina. Según pudo constatar El Cohete a la Luna, los empleados de varias delegaciones extranjeras nombran a la DAIA como la “embajada alternativa”, en directa referencia a la de Israel.

Quienes recibieron a las autoridades de la DAIA quedaron atónitos ante las incongruencias manifestadas por Knoblovits. En el comunicado difundido por la DAIA luego del encuentro quedaron por escrito algunos de esos desatinos: “Hay otras formas para condenar el terrorismo”, señaló el titular de la entidad, sin precisar a qué terrorismo hacía referencia ni cuáles serían las formas más adecuadas de posicionarse frente al flagelo. En el mismo comunicado, la DAIA manifestó su preocupación por “el lugar en el que quedó la Argentina al aprobar la investigación junto a países que no son democráticos y (que) no respetan las libertades individuales”.

La Resolución 46/3 del CDH fue avalada por México, Bolivia, China, Rusia, Venezuela y Cuba. “Ver a nuestro país votando con ellos nos dolió”, subrayó el titular de la DAIA, para dejar en claro cuál es su posicionamiento internacional y el de sus mandantes.

En la reunión, los integrantes de la DAIA señalaron que Israel es una de las pocas democracias en el Medio Oriente. Sin embargo, no lograron explicar qué tipo de sistema democrático es aquel que priva de derechos ciudadanos a más de dos millones de palestinos, sobre quienes se impone únicamente una justicia administrativa de contenido militar, disímil a la que usufructúan los ocho millones de israelíes que no viven en los territorios ocupados.


La resolución aprobada en Ginebra encomienda a la futura comisión –cuyos miembros deberán ser designados por la presidencia del CDH– relevar lo ocurrido desde el pasado 13 de abril, cuando se iniciaron los enfrentamientos en Jerusalén mientras se desarrollaba la conmemoración del Ramadán, mes en que los musulmanes ayunan desde el amanecer hasta el ocaso. La comisión deberá registrar toda información que pueda servir de prueba en eventuales procesos legales. Deberá identificar a los responsables de las violaciones –tanto en Gaza como en Israel y en los territorios ocupados– y recomendar medidas para que las víctimas puedan contar con instancias de reparación judicial.

En la reunión del CDH del 27 de mayo, el representante diplomático argentino, Federico Villegas, se pronunció a favor de esa investigación sugerida por la Alta Comisionada de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, con el cometido de brindar “una rendición de cuentas creíble y exhaustiva por todas las vulneraciones del derecho internacional a fin de establecer una paz sostenible en lo que hace a la situación de derechos humanos”. Enfatizó además que “la Argentina reitera que la única solución verdadera al conflicto se logrará con el surgimiento definitivo de un Estado palestino independiente, democrático, viable y territorialmente contiguo que garantice el derecho de Israel a vivir en condiciones de paz y de seguridad”.

Alberto Fernández recibió a la DAIA acompañado por el canciller Felipe Solá y por el secretario de culto Guillermo Oliveri. Por la DAIA participaron, además de su titular, David Stalman, Alejandro Zuchowicki, Marcos Cohen y el titular del Consejo Federal, Fabián Neiman. Este último es un conocido integrante del Likud local (organización política comandada por Benjamin “Bibi” Netanyahu, que tiene representación en la DAIA) que utiliza las redes sociales para vilipendiar a los simpatizantes del Frente de Todos y para insultar a Cristina Fernández de Kirchner. Los integrantes de la comunidad judía de San Miguel de Tucumán lo sindican como un personaje irascible que incluso fue denunciado por violencia familiar por quien fuera su suegra, la docente Sara Sansón de Spindler, ex directora del jardín de infantes de la escuela perteneciente a la Sociedad Unión Israelita de esa provincia.

Una de las tácticas fundamentales de la DAIA consiste en confundir conceptos para evitar que su verdadera tarea sea desenmascarada. Sus comunicados y posicionamientos mezclan el judaísmo con el sionismo tratando de convertirlos en sinónimos, cuando existen millones de integrantes de esa colectividad, ciudadanos de diferentes países del mundo, que no se identifican con el sionismo. Noam Chomsky es uno de los más renombrados. Pero también existen, entre los israelíes, grupos que poseen representación legislativa (como la Lista Unida, que agrupa a judíos y árabes) que repudian esa concepción, a la que consideran secuestrada por la derecha del Likud, que la utiliza para justificar la ocupación de tierras palestinas por parte de los colonos fundamentalistas.

El término “antisemitismo” fue instituido en 1873 por el judeófobo Wilhelm Marr para agrupar a quienes detestaban a los judíos. Marr acuñó el término de forma equívoca dado que “semita” expresa un componente lingüístico que comparten tanto los judíos como los árabes. Tanto el arameo como el hebreo o el árabe tienen una raíz común. Esa confusión motivó que, hasta el día de hoy, el término ideado por Marr sea utilizado en lugar de “judeofobia”, que sería la denominación más precisa.

Es indudable que la discriminación a los judíos todavía tiene vigencia de formas más o menos explícitas o veladas. Y que convive con otras formas de etiquetamiento y persecución. La islamofobia, la inferiorización de los pueblos originarios, la estigmatización de los afrodescendientes, el rechazo a los migrantes, la misoginia y la violencia contra las disidencias sexuales se yuxtaponen en lógicas sociales donde el desprecio y la competencia son considerados valores legítimos.

La DAIA, en su intento de blindar las políticas de los gobiernos de Israel, juzga toda crítica como una expresión de judeofobia, con la indudable finalidad de descalificar a quienes cuestionan la ocupación y el apartheid. Si bien es frecuente que la judeofobia coincida con la estigmatización de Israel y del sionismo, no toda crítica a Israel puede calificarse como judeofóbica. No se puede bautizar a quienes cuestionan el colonialismo como militantes antisemitas. El sionismo es una ideología política, no una identidad étnica. Y así como existen muchos integrantes del pueblo judío que no se sienten identificados en absoluto con el sionismo, también abundan las comunidades de la derecha evangélica neo-pentecostal que se sienten partícipes de esa ideología. De forma análoga, cuestionar la ocupación de Cisjordania o el bloqueo de Gaza no significa avalar el lanzamiento de cohetes dispuestos por Hamas hacia la población civil de Israel.

La sobreactuación de la DAIA para posicionarse como referente único de los judíos argentinos tiene como objetivo mostrar a sus mandantes el poder de fuego del que disponen. La foto con el Presidente Alberto Fernández es exhibida frente a la Cancillería israelí como un capital simbólico de la capacidad que detentan como referentes del judaísmo local. Pero ese registro se complica cuando sectores de esa misma colectividad –como el Llamamiento Argentino Judío (LAJ)– expresan posiciones alternativas e incluso opuestas a las sostenidas desde la calle Pasteur. La desesperada intención de invisibilizar esas diferencias y de disimular su rol de embajada paralela de Israel los obliga a presentarse con credenciales monopólicas, claramente apócrifas: “La DAIA, representante de la comunidad judía argentina”.

La insistencia de la DAIA en arrogarse una representación de la cual carece motivó que en el día de ayer, sábado 5 de junio, el Llamamiento enviara una carta a su titular, Jorge Knoblovits, en la que se estipula lo “injustificado de la invocación de la representación de toda la comunidad judía”. En esa misiva se señala que dicha actitud “confunde a las autoridades nacionales y a la población receptora de esos mensajes, que piensa que la colectividad a la que pertenecemos es un todo homogéneo, cuando es exactamente lo contrario. No tiene un pensamiento único frente a los continuos acontecimientos de la vida política y social, y en eso radica su riqueza como parte de un pueblo”.

Por otra parte –resume la carta del Llamamiento–, atribuirse la representación de la comunidad/colectividad judía argentina (…) lesiona gravemente el derecho constitucional de libre asociación consagrado en el artículo 16 de la Constitución Nacional (atinente al derecho) de todo ciudadano a asociarse o no y, con ello, a no ser representado por una asociación a la que no pertenece. En atención a estas consideraciones queremos solicitarles que en el futuro se abstengan de invocar la representatividad de toda la colectividad argentino-judía”. El escrito está firmado por el presidente del Llamamiento, Marcelo Horestein, su secretario general, Pablo Gorodneff y los integrantes de su Comisión Jurídica, la doctora Cynthia Benzion y los doctores Bernardo Fischberg, Luis Kon, Alfredo Kraut y Beinusz Szmukler.

La DAIA continúa perdiendo el halo de representatividad que alguna vez tuvo. Durante la dictadura genocida abandonó a los familiares de los detenidos desaparecidos. Luego se sumó a la lógica neoliberal en una alianza de Rubén Beraja con el menemismo. Posteriormente participó de la persecución a CFK y es responsable de la muerte de Héctor Timerman. Es hora de que la sociedad y el sistema político asuma que esa entidad sólo representa al sector de la colectividad judía que está comprometido con intereses ajenos a los nacionales y latinoamericanos.

https://www.elcohetealaluna.com/la-embajada-paralela/

La causa del Memorándum con Irán es pensada por las defensas como uno de los procesos judiciales más escandalosos de la historia jurídica. Esta semana, una decisión del fiscal del juicio comenzó a abrir la posibilidad de su caída. Marcelo Colombo requirió doce medidas de prueba, entre ellas, dos importantes: las certificaciones de las visitas de los camaristas Gustavo Hornos y Mariano Borinsky al ex Presidente Mauricio Macri y las declaraciones de la Comisión Directiva de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) del período 2015-2018, a partir de un nuevo capítulo de esta trama revelado por El Cohete a la Luna el pasado 11 de abril. La publicación sostenía que Borinsky asesoró a los representantes de la DAIA para que pudiera ser aceptada como querellante con argumentos que permitieran sortear la negativa del fiscal ante la Cámara de Casación, Javier De Luca, y convencer a sus dos compañeros de la Sala I, Gustavo Hornos y Ana María Figueroa, de abrir un proceso cerrado. La nota escrita por Horacio Verbitsky y Jorge Elbaum tenía como título “Juez y parte”, la razón del panorama más que complicado para el futuro de la causa.

Para convocar a los integrantes de la Comisión Directiva de la DAIA, Colombo adhirió a un pedido de la defensa de Cristina Fernández de Kirchner que también solicitó al Tribunal Oral Federal 8 –a cargo del juicio– que sean interrogados sobre los posibles encuentros que pudieran haber tenido con Borinsky, y en particular sobre el contenido de los diálogos. El juicio todavía no empezó. La historia del caso ya fue revisada en instancias previas. Pero Colombo pidió estas nuevas medidas con carácter de prueba previa porque la fiscalía entiende que, en el nuevo contexto, los datos del pasado pueden ser revisados de otra manera, especialmente en torno al rol de los dos magistrados. Ambas figuras tuvieron una participación decisiva en la causa que, según el abogado de CFK, Carlos Beraldi, de otra manera jamás habría llegado a la instancia del juicio oral.

De todas las nuevas pruebas, la ronda de testimonios de la DAIA es la más importante: de comprobarse podría no sólo fulminar la parcialidad del juez, sino, como también sentenció el defensor, habrá de deparar graves consecuencias penales. La intervención de un magistrado en un caso de esta naturaleza “se ajusta de manera exacta a la causal establecida en el artículo 55, inciso 10 del Código de Procedimiento Penal, que determina la obligatoria inhibitoria del juez para intervenir en el caso ‘si hubiere dado consejos o manifestado extrajudicialmente su opinión sobre el proceso a alguno de los interesados’”.

¿Qué pasaba en la causa? ¿Y por qué era tan importante la DAIA? Alejandro Rúa y Graciana Peñafort defendían al ex canciller Héctor Timerman. Rúa ahora lo explica de esta manera: “Que se presente una querella era necesario porque el año anterior, ante la falta de recurso fiscal, la Casación no había podido intervenir y eso se necesitaba remediar. Por eso, el presidente de la DAIA, (Ariel) Cohen Sabban, cooptado por el macrismo, se presentó como querellante, aún sin el respaldo de la asamblea de la DAIA. Él y la bandita de la que era mascarón en la DAIA fueron parte de este armado que necesitaban para abrir ardidosamente el caso.”

Si le das más poder al poder

La causa comenzó el 14 de enero de 2015 con la denuncia de Alberto Nisman, muerto cuatro días más tarde. El fiscal imputó a la entonces Presidenta CFK y, entre otros, al canciller Timerman por la firma del entendimiento con Irán, considerado por él un instrumento de impunidad para los acusados del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). El acuerdo, sin embargo, no estaba vigente. Fechado en enero de 2013, en febrero había sido aprobado por el Congreso argentino y el Parlamento iraní aún no lo había aprobado. Muerto Nisman, la denuncia fue agitada como hipótesis del magnicidio. Durante 2015, el juez Daniel Rafecas, la Cámara de Apelaciones y el fiscal general ante la Casación Javier De Luca la desestimaron por inexistencia de delito. El expediente fue archivado en abril de 2015, pero en su recorrido dejó una muy clara lección.

La única persona que podría haber discutido el archivo de la causa ante la Cámara Federal de Casación Penal era De Luca. Sin embargo, había opinado igual que los jueces. Para no repetir el error de 2015, el expediente necesitaba incorporar una figura en su reemplazo: la de un nuevo querellante podía ser la solución.

El 21 de diciembre de 2015 se presentaron dos denuncias nuevas por los mismos hechos. Una, por traición a la Patria, llegó por sorteo al juzgado de Claudio Bonadío y la otra ingresó al juzgado de Rafecas para jalar la reapertura con una supuesta nueva prueba. La nueva prueba que no era nueva ni era prueba, según dijo más tarde De Luca: eran escuchas de un diálogo de Timerman, filtradas a los medios, en las que el canciller no decía nada distinto a lo que sostenía públicamente sobre la utilidad del acuerdo.

La causa original por el Memorándum repitió inicialmente el mismo camino de 2015. El juzgado y la Cámara Federal la desestimaron. A Rafecas le costó, además, un mal trago: una solicitada firmada por la oposición y agitada con bombos en los diarios exigía su remoción mientras le iniciaron un juicio político abierto como cadalso durante dos años. En agosto de 2016, el rumbo cambió porque la DAIA se presentó como pretenso querellante y acompañó al fiscal ante la Cámara de Apelaciones Germán Moldes, quien apeló y pidió acceso a Casación.

Hasta diciembre de 2016, el edificio de Comodoro Py fue el escenario de cuatro discusiones: si la DAIA tenía o no tenía los papeles en regla para poder ser querellante; si podía o no podía reabrirse una causa ya cerrada; si podía o no podía haber dos causas que investigaban lo mismo y, finalmente, si los camaristas Hornos y Borinsky podían intervenir en la causa porque se habían excusado en otros tramos vinculados a la AMIA en 2012 y en 2013, respectivamente. Y, por otro lado, porque ocupaban al mismo tiempo dos de las cuatro Salas de Casación: la Sala IV como titulares con la causa por traición a la Patria y la Sala I como subrogantes en el expediente de Rafecas.

Los abogados de Timerman dejaron constancia de esos debates en sus presentaciones. Y objetaron a la DAIA en un escrito hoy importante: discutieron ante Casación el rol de querellante porque la institución no había presentado el poder requerido como aval por el Código Procesal . En los pasillos de Comodoro Py, se sabía, además, que la entidad atravesaba una interna respecto del tema y que no podía reunir a la asamblea para conseguir los votos y el poder. En público, la entidad expresaba que no necesitaba poderes porque tenía otros papeles. Pero el tema dejó su huella en el juzgado de Bonadío. Según uno de los defensores, la DAIA intentó presentarse originalmente en esa causa como querellante, pero cuando el juez les pidió el poder desistieron y fueron a presentarse a la causa madre. Finalmente, una parte de la discusión quedó saldada, de nuevo, por el fiscal Javier De Luca en dos resoluciones del 8 y del 22 de noviembre de 2016.

De Luca entendió que la DAIA podía tener legitimación para actuar, pero “no tiene personería, en tanto no cuenta con el poder especial para querellarse que exige el artículo 83 del Código de Procedimiento Penal”, precisó. El 22 de noviembre, añadió en otro escrito, “para evitar malentendidos (…) no he pedido que se rechacen in limine sus presentaciones por falta de personería, sino que se decida sobre ese asunto teniendo en cuenta que, toda la vida, a las personas jurídicas se les exigió poder especial para querellarse otorgado ante notario, por escritura pública (tanto el Código Procesal Penal anterior como el vigente, y es jurisprudencia constante de esta Cámara de Casación)”. El fiscal general pidió a la Casación resolver esa discusión antes de la reapertura de la causa.

Kaplún, mi amigo el socio

La DAIA estaba representada en el expediente por el abogado y secretario general Santiago Kaplún. El 11 de abril, El Cohete explicó su relación con Borinsky. Kaplún es socio del abogado Ramiro Rubinska, quien está casado con Ingrid Meischenguiser, hermana de Evelyn, esposa de Borinsky.

Colombo retomó esos vínculos en el escrito de esta semana. Y describió la intervención del camarista a partir de la nota de El Cohete con una síntesis: “Borinsky habría mantenido contactos previos con las autoridades de la DAIA, querellante en esta causa, brindándoles asesoramiento y/o sugerencias respecto de la manera en que debían proceder para conseguir la reapertura de este proceso. Según aquella nota (…) varios miembros de la Comisión Directiva que actuó en el período 2015-2018 narraron a los periodistas que los contactos del juez ‘fueron el secretario general y abogado de la DAIA, Santiago Kaplún, y su pro-tesorero, Daniel Belinky’”.

 Borinsky les dio dos consejos:

  • Que la DAIA fuera aceptada como querellante, pese a la oposición manifestada por el fiscal general de Casación, Javier De Luca.

  • Que la presentación contuviera argumentos suficientes para motivar a sus colegas, Gustavo Hornos y Ana María Figueroa, a dar el consentimiento para la reapertura de una causa que ya constituía cosa juzgada.

Kaplún era muy activo en la causa. Y para noviembre estaba preocupado. La cuestión no se definía. Y el presidente de la Casación, Alejandro Slokar, había adelantado el cronograma de trabajo de 2017 con cambios en subrogancias. Borinsky y Hornos debían terminar el mandato en la Sala I el 30 de diciembre. ¿Qué sensaciones te causó la noticia?, le preguntó a Kaplún la revista Vis a Vis, administrada por Claudio Avruj y por el compañero sentimental de Patricia Bullrich, Guillermo Yanco. “Malas”, respondió Kaplún. “Estoy desahuciado, en el sentido que me niego y me resigno a pensar que esto va a ser una maniobra tendiente a desalentar o a torcer el destino de una o de varias causas. Particularmente, en la causa que nosotros nos presentamos como querellantes (Nisman) se vienen sucediendo estas maniobras desde el principio. Recordemos cuando se demoró el recurso de apelación para que entre un fiscal. El fiscal de Casación termina siendo una suerte de defensor de los imputados cuando en realidad su trabajo es acusar”.

El 19 de diciembre, Casación convocó a todas las partes a una audiencia. Kaplún hizo una parodia publicada con gran despliegue por el diario Clarín que al interior de la DAIA desató una tormenta. Con posiciones divergentes, el abogado que meses más tarde se jactaba del trabajo que había hecho en esa causa, comenzó a ser desplazado.

Cancha libre

El 29 de diciembre de 2016, un día antes de dejar su cargo como jueces de la Sala I, Hornos y Borinsky aceptaron a la DAIA como querellante. Reemplazaron el poder por la admisión de un catálogo de otros papeles, aceptaron la reapertura, dejaron sin efecto la desestimación de los jueces inferiores, los apartaron a todos de la causa, enviaron el expediente a sorteo –que por tracción quedó en el juzgado de Bonadío– y también apartaron al fiscal De Luca.

Antes, el 8 de noviembre de 2016, como jueces de la Sala IV confirmaron a Bonadío en la causa por traición a la Patria, rechazaron el argumento de cosa juzgada y habilitaron que los mismos hechos denunciados por Nisman pudieran ser investigados en una causa paralela.

Estas dos trascendentes resoluciones abrieron el camino para quitarle la causa a su juez natural y reunirla –con un trámite avalado por ellos mismos– en el juzgado de Bonadío, en un claro mecanismo de forum shopping. Ambas fueron señaladas como dos resoluciones clave por el defensor de CFK en su escrito del mes pasado. Y ahora el fiscal Colombo las incluyó en el pedido de pruebas a revisar. También pidió los incidentes de la causa AMIA/2013 y copia de las recusaciones a los dos jueces en la causa “Ribelli, Juan José s/recurso de casación”, certificaciones de las visitas a Olivos y a la Rosada y datos para determinar si hubo una lista falsa para ocultar sus nombres. A su vez, pidió a la Justicia de  Lomas de Zamora datos del teléfono en el que Darío Nieto, el secretario privado de Macri, anotó: “Hablar con Borinsky. Tema denuncia, administrativa y penal”. Colombo, además, tomó nota de los parentescos y pidió a Casación copia de la resolución de la Sala IV del 30 de octubre de 2013 (causa Fleing, Victoria s/inhibición), por medio de la cual Borinsky pidió inhibirse por razones de decoro y delicadeza dado su lazo familiar con Ramiro Rubinska, el defensor de la imputada.

Epílogo

El 29 de diciembre de 2016, Alejandro Rúa y Graciana Peñafort adelantaban a los diarios que empezaba una carnicería. Un año más tarde, en diciembre de 2017, Bonadío pedía el desafuero de CFK y detenciones para Timerman y Carlos Zannini.

Antes, Mauricio Macri nombró especialmente a los dos jueces durante una entrevista con Radio Nihuil de Mendoza, para felicitarlos por su coraje.

Se ha dado un gran paso. Y han tenido mucho coraje, tanto el juez Borinsky como el juez Hornos, porque tuvieron mucha presión, de la compañera de sala (por Figueroa), de otros jueces de Casación, y de mucha gente alrededor, sobre todo de Justicia Legítima, intentando que esto no suceda. (…) Todos sabíamos que la causa se había cerrado en forma arbitraria, que el juez Rafecas inició un proceso inédito, en tiempo récord, que levantó un montón de sospechas”.

https://www.elcohetealaluna.com/la-caida-del-fantasma/

La politóloga e investigadora María Esperanza Casullo sostuvo que la oposición tiene "severos problemas para construirse desde una identidad positiva", a la vez que advirtió que "hay muy pocos países donde esté tan polarizada la discusión alrededor de la pandemia" como en Argentina, un fenómeno que atribuyó a la lógica de la grieta.



Profesora e investigadora de la Universidad Nacional de Río Negro y autora del libro "¿Por qué funciona el populismo?" (2018), Casullo puntualizó, en una entrevista con Télam, que así como Cambiemos fue constituido "a partir del antikirchnerismo", la unidad de la coalición de gobierno del Frente de Todos también "se construyó en oposición al macrismo".

Además, evaluó que la "lógica indignatoria" en torno a muchos aspectos de la gestión de la pandemia, como la presencialidad de las clases, está más presente en la "discusión de la política y los medios" que en la sociedad.


 

Télam: ¿Cómo ve la disputa política en medio de la segunda ola de la pandemia?

Esperanza Casullo: Si bien la pandemia, en tanto crisis, genera siempre impacto político, hay muy pocos países en donde esté tan polarizada esta discusión como en Argentina. Hay algunos casos, como Estados Unidos, donde es cierto que el Partido Republicano y las posiciones trumpistas quedaron asociadas a rechazos de ciertas medidas sanitarias; o España, donde la figura de Isabel Díaz Ayuso en Madrid también parece muy relacionada con el rechazo a la cuarentena, pero en ningún país de América Latina, de los que sigo, es tan fuerte la polarización alrededor de esos temas.
T: ¿A qué atribuye ese fenómeno?

EC: En Argentina, desde hace por lo menos 10 años, están muy polarizados todos los temas. La lógica kirchnerismo-antikichnerismo, o Gobierno-oposición, refracta en todos los temas de la agenda política nacional. Si bien hubo una excepción en los primeros meses de la pandemia, a partir de agosto o septiembre de 2020 la agenda ya estaba muy polarizada. Esto tiene que ver con lo que es hoy la estructura de la oposición en Argentina.

T: ¿En qué sentido?

EC
: Si se ve Chile, la oposición es muy fuerte con respecto de Sebastián Piñera pero la respuesta a la pandemia no es el tema principal; tampoco en la actual campaña electoral en Perú. Ni siquiera uno puede verlo en la oposición a Jair Bolsonaro en Brasil, donde uno pensaría que, dados los malos resultados sanitarios, sería mucho más fuerte y no lo es.

La oposición, desde hace unos 8 o 9 meses, se opone absolutamente a todas las medidas que tome el Gobierno en la pandemia
. Eso tiene que ver con la composición de la oposición en Argentina, que se construyó a sí misma desde el eje antikirchnerista y hoy tiene severos problemas para construirse desde una identidad positiva que tenga que ver con un programa de gobierno propio.

Para la figura más representativa, que es Mauricio Macri, es difícil decir: "Vótenme a mí porque voy a hacer esto".

Por otro lado, lo que expresa o permite este manejo tan polarizado de la pandemia es una manera de jugar la interna en Cambiemos. Esto le sirve a Cambiemos para construirse en una identidad de oposición cerril al Gobierno. Hay una puja entre Macri y otros que tienen responsabilidad de gestión y que aspira a sucederlo como líder, como pueden ser (Horacio Rodríguez) Larreta o Gerardo Morales.

T: ¿Tiene razón el Gobierno cuando acusa a la oposición de "hacer política" con la pandemia?

EC: Todos hacen política con todo. Es lo que hace la oposición. Yo refinaría esa idea. Lo que resulta impresionante es cómo la oposición tiene un único registro que es de la indignación. Si la oposición quiere utilizar la pandemia para construir un discurso que sea electoralmente atractivo, es lo que hacen las oposiciones y para eso está la democracia, así como seguramente el Gobierno también está pensando que la vacunación puede llegar a servirle en las elecciones. Lo interesante es que la única opinión de la oposición es esta sobreoferta de indignación.

Por ejemplo: Gerardo Morales diciendo que va a comprar vacunas es hacer política con la pandemia pero mostrando una iniciativa en el manejo. La oposición no hace esto. Qué éxito sería para Macri o cualquier figura opositora decir que consiguió vacunas o tantos respiradores y posicionarse desde otro lugar. Eso no sucede. Sólo hay indignación sin futuro y sin pasado.

T: ¿Qué mirada tiene respecto del debate sobre la presencialidad en la educación?

EC
: En momentos de saturación del sistema de salud la sociedad apoya, no hay mucho debate. Este debate, como se dio en los últimos meses, refleja que esta lógica indignatoria está mucho más en la discusión de la política y los medios que en la sociedad. Si se ven todas las encuestas, la sociedad quiere la presencialidad en las escuelas pero comprendió que, en los momentos de saturación, las escuelas tenían que cerrarse como se cerró todo, y que este discurso indignado tiene mucha menos pregnancia de lo que se supone. Hay una desconexión entre el "ruido y la furia" que uno ve cuando entra a los portales y prende la TV y las opiniones y las conductas sociales que son mucho más racionales que los debates que se dan en la esfera pública.


T: Teniendo en cuenta sus estudios sobre populismo, ¿cree que los dos frentes políticos mayoritarios, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio, son populistas?

EC
: Sí y no. Argentina tiene dos identidades políticas muy fuertes, con fuertes tensiones internas que hoy están ocluidas por la común oposición a un adversario. Estar frente a un "ellos" ayuda a construirse como un "nosotros". Cambiemos está constituido a partir del antikirchnerismo, pero también la unidad del Frente de Todos se construye en oposición al macrismo.

https://www.telam.com.ar/notas/202106/556700-casullo-la-oposicion-tiene-severos-problemas-para-construirse-desde-una-identidad-positiva.html

La presencia del diablo en la literatura es constante, como constante ha sido el terror del ser humano a las tinieblas. Las historias que se contaron sobre él también le propició esa fascinación que genera. Pero ¿cuánto sabemos sobre Lucifer? ¿Qué implica el pacto literario con el diablo en realidad? Un poco de historia y un listado menor de obras literarias donde él es su protagonista.

En su Infierno, Dante describe a Lucifer como un emperador caído. Un emperador de un doloroso reino. Este está confinado en el hielo hasta el pecho, tiene tres caras monstruosas de demonio: una central roja, otra blanca y amarilla y la de la derecha negra. Todas se reúnen detrás de la nuca donde los animales tienen la cresta.  Estas tres caras serían su castigo por aspirar a ser Dios, de ahí esa monstruosa parodia del opuesto de a la Trinidad. Bajo cada cara dos grandes alas similares a la de los murciélagos. Parten de allí tres vientos helados que alcanzan a todo el infierno. A las tres caras corresponden seis ojos lacrimosos y tres mentes que gotean llanto y sangrienta baba. De cada boca cuelga también un condenado: Judas, Bruto y Casio, tres sumos traidores. Lucifer es un derrotado impotente hecho por Dios.

Pero ¿desde cuándo existe Lucifer? ¿Es acaso el mismo que el Diablo? ¿Es el ser oscuro y maléfico que conocemos o solo un castigado por Dios?

Casi todo lo que sabemos del diablo lo aprendimos de historias que nos contaron o leímos. Ha sido un protagonista principal de la literatura, pero su historia se remonta al origen de todo.

Para el ser humano primitivo, el paso del día a la noche debería ser algo aterrador. Durante el día, con luz, podía estar tranquilo. En la noche, bajo las sombras, estaba en constante peligro y con miedo. Por esto, en el duelo entre la luz y las tinieblas veían depender la suerte de la humanidad. Sostiene A. Van Hageland  que “Instintivamente e influenciado por el miedo, el ser humano relacionó la idea del bien con la luz y la del mal con la oscuridad”.  Platón, tiempo adelante, lo confirmó  y luego todas las civilizaciones que vinieron compartieron esa situación dualista.

Pareciera ser que la mente del ser humano primitivo empezó a crear los espectros a partir de experiencias concretas como, por ejemplo, su propia sombra o su propia imagen reflejada en al agua e inclusive sus propios sueños. Pero sobre todo las sombras lo atemorizaban y aún hoy lo hacen. Estas desaparecían y volvían, lo cubrían todo y se multiplicaban, no podían agarrarse y estaban por todos lados.

Más adelante, en el período histórico donde el ser humano devino  filósofo y comenzó a especular sobre las causas de los grandes males, pensó que solo un príncipe o un demonio podía poseer un poder tan grande como el de los dioses  para poder trastocar lo creado. Es decir, aparece Satán con su legión de demonios. 

El diablo (o el demonio), mucho antes de aparecer en la literatura, formó parte de las más antiguas creencias pertenecientes a la cultura hebrea, cristiana e islámica. Las tres grandes religiones monoteístas sostienen la existencia de este espíritu maligno que constantemente se opone a los designios de Dios y tienta al ser humano.

Pero esos nombres no siempre significaron lo mismo. Demonio, por ejemplo, en la Grecia antigua, partía de daimonion que figura a un 'espíritu' no personificado, un mentiroso o calumniador. Con el tiempo, los hebreos lo tomaron y lo transformaron en ha-satán (el satán). Luego se convierte en la designación de un alma muerta, un espíritu que se unía a una persona viva para ayudarla  con sus consejos.  “Las narraciones de ángeles caídos comenzaron probablemente con Apuleyo, un autor helenístico del siglo II d.C., más  conocido por su espléndida novela  El asno de oro, pero más influyente en último término como autor del ensayo  Sobre el dios de Sócrates. Ese dios era un daemon, un habitante del aire con cuerpo transparente que no podía ser visto pero sí  oído, tal como Sócrates lo hacía. Según Apuleyo, cada uno de nosotros posee un guardián individual, un genio.  Al final de la Edad Media  estos daemones también fueron identificados con los ángeles caídos o demonios” dice Harold Bloom en Presagios del milenio.

Desde lo dicho por  Sócrates  durante su juicio (que lo acompañaba en sus discursos y hasta se los dictaba en algunas situaciones) hasta llegar a la gran cantidad de leyendas en las que intervenía el diablo, era inevitable que su influencia en la cultura rindiera sus frutos incansablemente. Fue de un gran aporte para esta influencia todos aquellos cuentos populares y toda la literatura donde aparecieron las relaciones entre ser humano y los demonios.

Como se ve, su historia es muy antigua, así como su influencia. Neil Forsyth, en su libro El viejo enemigo, rastrea al diablo hasta llegar a Huwawa, el oponente del héroe sumerio Gilgamesh. Pero es con el cristianismo donde se consolida su figura. En realidad, en el Antiguo Testamento se habla muy poco de su influencia maléfica. Es necesario llegar hasta los profetas para encontrar una respuesta a la cuestión.

 

La historia es conocida: Lucifer, el más hermoso de todos los ángeles, al querer igualarse con Dios  comete el pecado del orgullo y este lo arroja  a las tinieblas junto a sus seguidores, ángeles rebeldes, donde se convierte en Satán. Es decir,  el cristianismo es el que le da sentido a la palabra demonio. Porque, como se dijo, en el mundo griego el daimon era una divinidad como cualquiera, ni buena ni mala, pero al ser incluido en el contexto cristiano la palabra demonio  adquiere una  significación hostil.

Entonces a Lucifer, el portador de luz, el cristianismo lo consideró el mismo que Satanás y el diablo o demonio, es decir,  un ser sobrenatural que puede influir en las vidas humanas.

Uno podría decir que Satán aparece en el libro de Job del Antiguo Testamento. Pero, como explica Harold Bloom, “El Satán del libro de Job es el “adversario” o fiscal. Es decir un sirviente de Dios que goza de buena posición y no es, ni mucho menos, malvado”.  Pero es en el Nuevo Testamento donde Satán es realmente una invención original.

En última instancia es San Agustín el responsable de darle forma al Satán cristiano, quien ocupa una posición de privilegio en su obra La ciudad de Dios. Ahí es donde nos enteramos de la historia principal de la rebelión de Satán, a quien impulsa el orgullo, y que precede a la creación de Adán, de manera que la seducción  de este y Eva por parte de Satán tiene lugar después de su caída y la de los demás ángeles.

Desde entonces, los  demonios no eran capaces de hacer daño físico, sino tan solo de afectar el alma del individuo (no así su inteligencia ni su libre albedrío). Es decir que para enfrentarlos  el ser humano contaba con el poder de su pensamiento, de la razón. Por otro lado, las distintas religiones han propuesto como instrumento de salvación a la oración o a la plegaria.

En cuanto a la apariencia del diablo, si bien se desde las leyendas ha corrido una imagen de un ser entre animal y ser humano, de color rojo y negro con cuernos y larga cola, muchas otras han ganado espacio. Lo cierto es que su apariencia es variable y se ha coincidido desde la literatura que debe ser atractiva, ya que lo que busca es fascinar a sus víctimas. Sin embargo ha contado con diversas formas. A las ya mencionadas podemos agregar la imagen de diversos animales como perro, gato, carneros  y el pensador Montaigne agrega al oso y a la serpiente.

Lo cierto de todo esto es que jamás ningún otro ser, real o imaginario, produjo tanta literatura, ni se sostuvo en la cultura popular a través de ella como él. Son incontables aquellos que no creen en el demonio pero leen historias diabólicas.

Desde el Fausto en todas sus versiones, pasando por el Paraíso perdido de Milton y La divina Comedia, hasta llegar a La semilla del diablo de Ray Bradbury (por solo mencionar uno), el pacto con el diablo ha sido siempre un tema sociológico y literario.

El deseo de vencer al temor, de poseer todo y, desde luego, de obtener una victoria sobre las fuerzas malignas, han sido los propósitos.

Literariamente podríamos decir que el ser humano no desea protegerse de las fuerzas del mal, como sostiene A. Van Hageland : “No desea protegerse de las fuerzas del mal, bien al contrario, le vende su alma con el propósito de satisfacer  ciertas pasiones:  la fortuna , la juventud, el amor, a menudo en su forma de sensualidad perversa, es lo que atrae. El pacto se cierra con sangre humana porque esta es la esencia misma de la vida a la que se renuncia en el momento crucial de la firma”.

La lectura sociológica deja intenso material para pensar al ser humano. En este caso, el individuo se sienta, nada más ni nada menos, de igual a igual a negociar con el mal y sus fuerzas. Acá, el diablo, el símbolo del mal y de la corrupción de todas las culturas, pierde algo de su poderío, dado que el ser humano tiene en potencia una posibilidad de victoria sobre él.

Podemos decir que la leyenda de Fausto  fue el modelo del pacto con el diablo, literariamente hablando. La  historia: un hombre mayor que compra la sabiduría y la juventud, así como poderes mágicos,  por 20 años a cambio de darle su alma al diablo para siempre. Este relato tiene como inspirador, al menos eso se cree, al alquimista y astrólogo alemán  Johann Faust. En 1520 adquirió fama por adivinar el futuro y su leyenda aparece en 1587 de la pluma del librero Spiez, quien inicia una historia que reaparecerá constantemente en la literatura.

En 1604, el dramaturgo inglés Christopher Marlowe, representa la leyenda en una obra teatral en verso, donde un estudioso de la teología no puede detener su afán de conocimiento acerca de Dios y vende su alma al diablo para lograr su fin.

Luego vendrá Goethe con su drama poético Fausto, quien le dará un mayor reconocimiento a lo largo del tiempo, ya que se convierte en uno de los grandes clásicos de la literatura universal. En él, el protagonista pacta con el diablo para poseer todos los conocimientos humanos universales. No obstante, al final de la obra, Fausto se redime por el amor de una joven llamada Margarita.

Más adelante en el tiempo llegará Charles Gounod, quien compone una ópera inspirada en la obra de Goethe y, a su vez, esta dará  origen a uno de los textos fundadores de nuestra literatura nacional: El Fausto criollo de Estanislao del Campo. Se trata de un poema humorístico que cuenta las impresiones de un espectador durante la presentación de la ópera en el  teatro Colón de Buenos Aires.  El hombre de campo que asiste a la presentación como espectador  cuenta con una mirada ingenua de la obra que luego es transmitida a un paisano amigo.

Dentro del marco de la literatura nacional  podemos citar también  un capítulo de Don Segundo Sombra de Ricardo Güiraldes. Allí, bajo la forma del relato enmarcado, aparece la historia del Herrero Miseria quien no solo engaña al diablo sino también a San Pedro.

Pero ¿en cuánto influyó este personaje o su simbolismo en la raza humana? ¿O solo buscamos un chivo expiatorio para no reconocernos?

El genial Ambrose Bierce lo define de la siguiente manera: “Satanás, uno de los lamentables errores del Creador. Habiendo recibido la categoría de arcángel, Satanás se volvió muy desagradable y fue finalmente expulsado del Paraíso. A mitad de camino en su caída, se detuvo, reflexionó un instante y volvió.

Quiero pedir un favor —dijo.

¿Cuál?

Tengo entendido que el hombre está por ser creado. Necesitará leyes.

¡Qué dices miserable! Tú, su enemigo señalado, destinado a odiar su alma desde el alba de la eternidad, ¿tú pretendes hacer sus leyes?

Perdón; lo único que pido, es que las haga él mismo.

Y así se ordenó”.

La fascinación que ha generado, y que genera, el diablo o sus demonios, aún hoy se debe al espacio que le propició la literatura y al rol que le adjudicaron el cristianismo y otras religiones. Sin dudas es de esos personajes que no pueden desconocerse y que resultan más atractivos cuanto más se los esconde.

Lucifer, Satán, todo un personaje que no existe, pero que todos sabemos que estar, está.  Al decir de André Gide “¿Por qué me temes? Tú sabes bien que yo no existo”.

Soy el maestro lunar de todos los sueños, el músico solemne de todos los silencios. ¿Recuerda lo que ha pensado cuando, sola, está ante un gran paisaje de arboledas y de luz de luna? No recuerda, porque pensó en mí, y, debo decirlo, en verdad no existo. Si existe algo, no sé. "Las aspiraciones vagas, los deseos fútiles, los tedios de lo vulgar, aun cuando lo amamos, los odios por lo que no odia... todo eso es obra mía, nacida de cuando, echado a la orilla de grandes ríos del abismo, pienso que tampoco sé nada. Entonces mi pensamiento desciende, efluvio vago, a las almas de los hombres, y ellos se sienten diferentes de sí mismos. "Soy el eterno Diferente, el eterno Aplazado, el Superfluo del Abismo. Quedé fuera de la Creación. Soy el Dios de los mundos que fueron antes del Mundo; los reyes de Edom que reinaron poco antes de Israel. Mi presencia en este universo es la de quien no fue invitado. Traigo conmigo memorias de cosas que no llegaron a ser pero que estuvieron por ser. (Entonces la faz no veía la faz, y no había equilibrio.) "La verdad, no obstante, es que no existo... ni yo, ni ninguna otra cosa. Todo este universo, y todos los otros universos, con sus diversos creadores y sus diversos Satanes, más o menos perfectos y diestros, son vacíos dentro del vacío, nadas que giran, satélites, en la órbita inútil de ninguna cosa.

La hora del Diablo” Fernando Pessoa

La humanidad no puede lidiar con el vacío de los sentidos, las emociones y la posibilidad de la razón en el lenguaje inteligente que le diferencia de las bestias. Los humanos, sin embargo, tampoco podemos aceptar la realidad tal y como se nos manifiesta. Habló o escribo sobre la realidad que no depende de las decisiones humanas. Esas que nos enfrenta a la fragilidad individual y las pasiones irracionales. A la necesidad del “otro” pero al mismo tiempo a la tensión que el temor, ese mismo “otro” genera en tanto imagen especular de la cual necesito distinguirme. En estas tensiones que redundan en contradicciones evidentes, llenar de sentido el vacío de sentido, choca con la posibilidad cierta de construir conocimiento lógico, inteligente, racional. En el intento por distinguirnos de las bestias negamos lo parecido que somos de estas. En los intentos de completud llenamos de dioses y diablos la historia nuestra. La que hacemos. La que depende de nuestras tensiones y de los vacíos que necesitan ser llenados de sentidos. Es allí dónde lo humano adquiere su sustancia … la ilusión de alguna esencia que le pertenece o le fue dada … con la posibilidad de que le sea, como la vida, arrebatada.

La Historia es de los pueblos. Hombres y mujeres que viven sus decisiones y relaciones entre sí. La otra historia que presume de individual, libre e independiente de la influencia de otros, es como Dios o Satán, producto de esa contradicción que no puede soportar el vacío del sentido, pero al mismo tiempo, crea la ilusión de poder para llenarlo de algún modo.

Nadie se salva solo y no hay Dios que salve o que condene, ni diablo capaz de sustraer ningún alma … Cada quién debe lidiar con sus vacíos y con los relatos que inventa para llenarlos de algún sentido.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack




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