2da. Entrega … 2da Ola …

 

La historia de la medicina explica que las epidemias desaparecen una vez que las poblaciones alcanzan la inmunidad colectiva, por vía de la infección masiva, de la vacunación o, más probablemente, por una combinación de ambas. Conseguido el anhelado efecto rebaño, el virus ya no encuentra cuerpos vulnerables como huéspedes para su autopropagación y, como un noviazgo de juventud, se va apagando de a poco. La gripe española, que infectó a 500 millones de personas y mató a 50, se extinguió naturalmente al cabo de un par de años, en tanto que la viruela, la más mortífera de todas las epidemias que azotaron a la humanidad, recién concluyó con las campañas masivas de vacunación, igual que la polio y el cólera.

Angustiados por el dolor y la muerte, agobiados por una cotidianidad que nos abruma, queremos creer que todo esto terminará pronto, que el mundo del coronavirus llegará a su fin y que entonces recuperaremos un estado que nunca será igual –tantas cosas pasaron en este año de pesadilla–, pero sí al menos similar al anterior. Entonces recurrimos a metáforas tajantes: la luz al final del túnel, el final que se acerca, la meta, como si fuera posible dibujar una línea –una frontera dura– que separa el antes del después.

Investigaciones recientes sugieren sin embargo que este final, si es que finalmente llega, probablemente demore más de lo que pensamos, tal como sugiere un estudio para Estados Unidos elaborado por los investigadores Christopher Murray, de la Universidad de Washington, y Peter Piot, de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres (www.bloomberg.com/opinion/articles/2021-03-24/when-will-covid-end-we-must-start-planning-for-a-permanent-pandemic). Los motivos que explicarían la posible persistencia a mediano plazo de la pandemia de Covid-19 son resultado de la combinación entre las características biológicas del virus y las condiciones de propagación e inmunización en el mundo globalizado. Aunque el origen de una epidemia es siempre biológico, el fenómeno es, en esencia, social.

La pandemia actual es la primera realmente global y es también la primera que viaja en avión: cinco días demoró el Covid-19 en llegar desde Wuhan al Norte de Italia, una semana tardó la cepa británica en trasladarse a Francia, un mes en llegar la variante Manaos a Buenos Aires. Otras epidemias recientes –la H1N1 o influenza y el MERS-CoV– estallaron en un momento en el que la interconexión planetaria no había llegado a los niveles actuales. Por eso, por la velocidad inédita a la que se dispersa el Covid, cuesta tanto atraparlo.

Pero también están las características propias, el ARN del virus. Como otros coronavirus, el Covid-19 busca cuerpos no inmunizados para reproducirse y, al hacerlo, comete errores ocasionales de codificación que se transforman en mutaciones que configuran, a su vez, nuevas cepas. Estas nuevas cepas –británica, sudafricana, Manaos, india– podrían comportarse casi como nuevos virus: la británica dura más (www.consensosalud.com.ar/la-variante-britanica-del-covid-sobrevive-5-dias-mas-el-resto-de-las-cepas/), la carga viral de la versión Manaos es diez veces mayor (www.osinsa.org/2021/04/16/por-que-la-carga-viral-de-la-cepa-de-manaos-es-10-veces-mayor-en-pacientes-infectados/), la india contiene una doble mutación. Hasta ahora, salvo una vacuna particular contra la cepa sudafricana (www.lavanguardia.com/vida/20210411/6642717/estudio-israeli-revela-resistencia-variante-sudafricana-vacuna-pfizer.html), el resto de los desarrollos inmunológicos han demostrado su eficacia incluso contra las nuevas variantes. Pero esto podría cambiar en cualquier momento, en cuyo caso sería necesario elaborar nuevas vacunas. Si esto es así, las masivas campañas de vacunación que se están desplegando en el mundo podrían demorar más de lo que pensamos en conseguir la inmunidad global.

Algunos países recién están comenzando a vacunar a su población o ni siquiera iniciaron el proceso. A pesar de los esfuerzos de Covax, diversos factores ralentizan las campañas en los rincones más pobres del planeta: la competencia mundial por las vacunas, la escasez de recursos financieros y los problemas logísticos (la vacunación masiva exige una infraestructura de la que muchos países carecen y algunas formulaciones específicas requieren una cadena de frío imposible de garantizar). Esto hará, por ejemplo, que África recién logre vacunar a un porcentaje razonable de su población… a fines del 2022 (www.france24.com/es/programas/5-minutos-con/20210326-5-minutos-con-francisco-pavao-africa-vacunas-covid19-pandemia). De no producirse un reparto más equitativo de las vacunas, África podría convertirse en una propagadora natural del Covid y una incubadora de nuevas cepas, que tienen más chances de generarse allí donde el virus circula sin control. Por más muros epidemiológicos que se intenten construir, es la lógica expansiva del comercio internacional –el transporte marítimo, los camiones, el tránsito aéreo, las migraciones– la que lo terminará llevando a nuevos destinos.

El último motivo que podría dificultar el control de la pandemia es la prédica anti-vacunas, en particular en Estados Unidos. Desde su llegada al poder en enero pasado, Joe Biden viene impulsando, sin estridencias pero con insospechada determinación, un giro político que está corrigiendo parte del desastre heredado de Donald Trump: sobrecumplió su promesa de vacunar a 100 millones de estadounidenses en 100 días, y al cierre de esta edición más de la mitad de la población estadounidense había recibido al menos una dosis, a punto tal que el gobierno decidió que todos los adultos son elegibles para obtener su vacuna y ordenó al Estado y las empresas a conceder un día pago a los trabajadores que quieran ir a vacunarse. En Estados Unidos el problema ya no es la oferta de vacunas; es la demanda: 20 por ciento de los estadounidenses sigue jurando que no se vacunará, porcentaje que trepa al 45 entre los republicanos (solo 5 por ciento entre los demócratas), resultado de la prédica demencial de los movimientos anti-vacunas y la guerra de desinformación de Trump, que se negó a mostrarse recibiendo la inyección en público. Más preocupante aun, los grupos focales muestran que muchos estadounidenses están dispuestos a falsificar el certificado de inmunización para poder participar de las actividades que lo exigen, como vuelos en avión, eventos deportivos o conciertos masivos, lo que los convertiría en silenciosas bombas epidemiológicas (www.vanityfair.com/news/2021/04/republicans-anti-vaccine-herd-immunity?utm_source=twitter&utm_medium=social&utm_campaign=onsite-share&utm_brand=vanity-fair&utm_social-type=earned).

Por todos estos motivos, es probable que el final de la pandemia sea menos nítido de lo que pensamos. Seguramente debamos vivir por unos años en un mundo ambiguo y entrecortado, hecho de aperturas y cierres transitorios, regiones inmunizadas y otras en plena crisis sanitaria, brotes y remisiones y nuevos brotes, campañas de vacunación estacionales, “pasaportes-Covid”, oleadas inesperadas.

Bajo esta perspectiva, resulta interesante recuperar la metáfora del historiador John Gray, que escribió que la forma más adecuada de pensar la realidad pandémica es compararla con el terrorismo. Igual que el Covid-19, el terrorismo se fue cocinando silenciosamente hasta que irrumpió de un solo golpe letal, el 11 de septiembre de 2001, y a partir de ahí se volvió endémico. Como el virus, el terrorismo es una amenaza que habita tranquilamente entre sus víctimas, camuflado en la “vida normal” de las grandes ciudades. Y, de Al Qaeda al Estado Islámico, muta. Aunque en América Latina puede resultar lejano, lo cierto es que el terrorismo ha producido grandes cambios políticos, tensiona las instituciones y el Estado de Derecho y altera la vida cotidiana de zonas enteras del planeta. De hecho, buena parte de la tecnología de cibervigilancia (cámaras de seguridad, reconocimiento facial) y seguimiento (controles en aeropuertos, geolocalización) creada para prevenir eventuales ataques terroristas se usa hoy contra el Covid, sobre todo en los países de Extremo Oriente, los más exitosos en la gestión de la crisis sanitaria.

Es necesario, por lo tanto, cambiar la mirada sobre la pandemia, y dejar definitivamente de lado las metáforas bélicas que siguen circulando: “derrotar al virus”, “primera línea contra el Covid”, “invasión silenciosa”, “el arma de la vacuna”. Ya Susan Sontag había advertido cómo la llegada de una nueva enfermedad, en ese caso el SIDA, había producido una “metaforización a gran escala”, una explosión de metáforas que a menudo conducía a un enfoque punitivista del tema (a enfermedad y sus metáforas. El SIDA y sus metáforas, Taurus, 2003.). La militarización simbólica de la pandemia, aunque quizás pueda resultar útil como vía para activar la movilización social y la solidaridad colectiva, resulta a la larga muy problemática: exacerba los ánimos, alienta el espíritu de delación y divide al mundo en dos bandos (el que defiende las clases presenciales no es alguien que tiene una opinión equivocada sino un enemigo).Y refuerza, además, la idea de que llegará un momento en el que finalmente lograremos “derrotar al virus” y recomenzar la vida allí donde la habíamos dejado.

Pero no es posible –no, al menos, en el corto plazo– obligar al virus a capitular, a firmar un acuerdo de paz. No hay Compiègne en el horizonte. El desafío no es militar; es policial, porque el objetivo no es enfrentar a un enemigo hasta derrotarlo sino perseguir cotidianamente un mal que vive entre nosotros. En la película The Siege, un equipo del FBI y la CIA intenta desactivar una red terrorista islámica que comete varios atentados en Nueva York. La tesis de la película, anticipatoria del 11-S, es que los métodos policiales y de inteligencia –el análisis de la información, el trabajo con las fuentes, la infiltración de las bandas, las escuchas– resultan más útiles que la aplanadora militar para desbaratar la amenaza. Aunque en América Latina se estrenó con título bélico (“Contra el enemigo”), el título original, “El cerco”, resulta más adecuado: no se trata de pasarle por encima al virus sino de perseguirlo, aislarlo, literalmente encerrarlo hasta que muera.

Concluyamos.

Como escribió Pablo Touzon hace ya un año en el Dipló (www.eldiplo.org/notas-web/salir-de-la-matrix/), la pandemia nos sacó de una normalidad que dábamos por hecha, que llegamos a considerar como una segunda piel, un hecho antropológico inevitable, y nos puso frente a los límites del modelo de desarrollo en el que vivimos. Al trastocar profundamente todos los órdenes de la vida, el virus nos sacó de la matrix y nos permitió ver nuestra normalidad desde un afuera nuevo. Sin posibilidades de rendición incondicional en el corto plazo, queda asumir el hecho de que el mundo del coronavirus –esta extraña nueva normalidad– no es una realidad transitoria que en dos o tres meses dejaremos atrás sino el nuevo paisaje de nuestra vida.

José Natanson Director de Le Monde diplomatique, edición Cono Sur “Eterna pandemia eterna” editorial EDICIÓN MAYO 2021 | N°263

Un total de 2.537 nuevos casos de coronavirus y 56 fallecidos fueron reportados en las últimas 24 horas en la Ciudad de Buenos Aires, lo que elevó a 339.525 el número de contagiados y a 8.123 el de fallecidos en el distrito desde la llegada de la pandemia al país en marzo de 2020.
De acuerdo con el reporte de la situación sanitaria, la ocupación de camas UTI es del 80,2%, mientras que el viernes había alcanzado el 86,2% pero esa disminución obedece a que se agregaron 50 camas, si no sería del 90%.


Según el reporte de este sábado, en el sistema de salud público sólo quedan disponibles 99 camas de terapia intensiva sobre un total de 500, puesto que están ocupadas 401 plazas.

Según las cifras oficiales, casi un mes atrás el sistema de Salud de la Ciudad reportaba para el 25 de marzo una ocupación de camas de terapia intensiva del 27,3% con 123 personas internadas en estado de gravedad.

El reporte agrega que, en los casos moderados, la ocupación es de 45,4% (681 sobre 1.500 disponibles) y en los leves, de 11% (554 sobre 5.000).

La tasa de letalidad, es decir el porcentaje de muertes sobre diagnósticos positivos, se ubicaba en el 2,39%.

El parte del Gobierno porteño añadió que 3.187 pacientes fueron dados de alta el viernes , con lo cual suman 289.631 las personas recuperadas desde el inicio de la pandemia.

El sistema de salud notificó 1.695 nuevos casos de coronavirus correspondientes a personas no residentes en la Ciudad, con un total acumulado que llegó a 247.998 además de 13 fallecidos (2.698 acumulados) y 2.378 fueron dadas de alta (217.120 acumulado).

Desde la llegada de la pandemia a la Argentina, en marzo del año pasado, fueron realizados en la ciudad de Buenos Aires un total de 3.183.821 hisopados, con un índice de positividad (casos confirmados sobre pruebas realizadas) acumulado de 26,1%; mientras que el viernes fueron realizados 18.371 hisopados, con una positividad de 29%.

Por otra parte, se informó que en los barrios populares porteños el viernes fueron notificados 163 nuevos casos de coronavirus, mientras que 146 personas fueron dadas de alta y se registró un fallecido.

El total acumulado de fallecidos en esos conglomerados es de 315, mientras que la cantidad de personas contagiadas desde marzo es de 21.620, las altas acumuladas son 19.348 y la tasa de letalidad es de 1,46%.

El Gobierno difundió el mapa que clasifica a todas las localidades y departamentos del país en cuatro categorías sanitarias (bajo riesgo, medio riesgo, alto riesgo y alerta epidemiológica), lo cual tiene un correlato en el tipo de disposiciones y medidas restrictivas que se aplican en cada jurisdicción o ciudad de la Argentina.

 
En situación de alerta epidemiológica (la clasificación en la que se aplican las restricciones más severas) estarán hasta el 21 de mayo próximo la ciudad de Buenos Aires, todo los partidos del conurbano bonaerense, los municipios de General Pueyrredón (Mar del Plata) y Bahía Blanca.

También las ciudades de Mendoza, Godoy Cruz, Luján de Cuyo, Guaymallén, Las Heras y Maipú (en la provincia de Mendoza), además de Rosario y San Lorenzo, en Santa Fe.

Las cuatro zonas sanitarias son el resultante de tres indicadores que miden en cada uno de esos lugares la progresión de contagios y la saturación del sistema de salud: se trata de la razón, la incidencia y la oferta local de camas de terapia intensiva.

 

A partir del resultado de esas tres variables, las jurisdicciones se dividen en zonas de bajo riesgo, de medio riesgo (donde las autoridades provinciales quedan a cargo de tomar medidas preventivas para disminuir contagios), de alto riesgo (con suspensiones en marcha, limitaciones para el funcionamiento de comercios y restricciones para circular, aunque no se trate de las medidas más duras) y finalmente de alerta epidemiológica (donde se aplican las disposiciones más fuertes, como la suspensión de las clases presenciales y la prohibición para circular de 20 a 6, salvo los trabajadores esenciales que lo justifiquen, entre otras).

Con estas cuatro zonas sanitarias, el mapa de la Argentina difundido por el Ejecutivo para la aplicación de las medidas anunciadas esta mañana por el presidente Alberto Fernández, y que se pondrán en marcha a partir de la entrada en vigencia del DNU 287/21, quedó conformado del siguiente modo, según un criterio ascendente en la gravedad de la situación epidemiológica:

Siete departamentos de Corrientes, Jujuy, Misiones y Salta (Bellavista, San Pedro, Apóstoles, Guaraní, Leandro N. Alem, San Ignacio y General José de San Martín) están en bajo riesgo epidemiológico y conforman una zona que, para facilitar la identificación, se agrupa con el color azul.

• Los departamentos y aglomerados de más de 300.000 habitantes que se declararon en riesgo medio epidemiológico, identificados con el amarillo, son 42 y corresponden a Cañuelas, Lobos, Olavarría y Tres Arroyos (de la provincia de Buenos Aires); Almirante Brown, General Guemes, Libertador General San Martín y Mayor Luis J. Fontana (todos de Chaco); por Chubut la ciudad de Rawson; Presidente Roque Sáenz Peña y Cruz del Eje (Córdoba); Federación (Entre Ríos); Patiño, Pirané y Pilcomayo (Formosa); El Carmen y Ledesma (Jujuy); la ciudad de La Rioja; Cainguás, El Dorado, General Manuel Belgrano, Iguazú, Libertador General San Martín, Oberá y la capital provincial (Misiones); Avellaneda (Río Negro); Anta, General Guemes, Orán, Cerrillos, Capital, Rosario de Lerma y La Caldera (Salta); Chimbas (San Juan); Deseado (Santa Cruz); General Obligado y Vera (Santa Fe); General Taboada, Robles y Río Hondo (Santiago del Estero); Tucumán (Tucumán); más la capital de Corrientes.

• En la categoría de alto riesgo, que en el mapa es advertido con el color naranja y es el que más localidades figuran, aparecen 118 departamentos y aglomerados que pertenecen a las provincias de Buenos Aires, Catamarca, Chaco, Chubut, Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Juan, San Luis, Santa Fe, Tucumán, Tierra del Fuego, Santiago del Estero, Jujuy, La Rioja, Santa Cruz.

Entre las localidades y centros urbanos más conocidos que figuran en la categoría de alto riesgo se encuentran 9 de Julio, Azul, Chascomús, Concordia, San Rafael, Bariloche, Caucete, la capital de San Luis, Gualeguaychú, Ushuaia, Tunuyán, Paraná, entre otras ciudades correspondientes a distintas provincias del país.

• Por último, con color rojo y la definición de alerta epidemiológico, donde las restricciones son las más estrictas porque la realidad sanitaria es la más grave, fueron clasificados los municipios bonaerenses de Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, Berisso, Brandsen, Campana, Cañuelas, Ensenada, Escobar, Esteban Echeverría, Exaltación de la Cruz, Ezeiza, Florencio Varela, General Las Heras, General Rodríguez, General San Martín, Hurlingham, Ituzaingó, José C. Paz, La Matanza, La Plata, Lanús, Lomas de Zamora, Luján, Malvinas Argentinas, Merlo, Moreno, Morón, Pilar, Presidente Perón, Quilmes, San Fernando, San Isidro, San Miguel, San Vicente, Tigre, Tres de Febrero, Vicente López, Zárate, General Pueyrredón (Mar del Plata) y Bahía Blanca.

También se encuentra en alerta epidemiológica toda la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, sin ninguna excepción ni distinciones entre comunas o barrios.

El listado de departamentos y aglomerados urbanos en la peor situación sanitaria se completa con la ciudad de Mendoza, Godoy Cruz, Guaymallén, Las Heras, Luján de Cuyo y Maipu (provincia de Mendoza) y las ciudades de Rosario y San Lorenzo de la provincia de Santa Fe.

(Telam)

El pedido de un nieto a los represores: “La mejor manera de defenderse es decir la verdad. Por favor, cuenten las cosas”

Pablo Casariego Tato, quien recuperó su identidad en 2007, declaró en el juicio oral a 22 imputados por crímenes en Campo de Mayo. Relató cómo fue su restitución y la infancia con su apropiador, el médico militar Norberto Bianco.

Les digo y apelo a que todas esas personas que en estos juicios están procesadas, la mejor manera de defenderse en diciendo la verdad. Nos ahorrarían revictimizarnos a todos. Por favor, cuenten las cosas. Yo las pude resolver. Saben cuántos no pudieron y están esperando para resolver su vida”.

Con ese pedido a los imputados cerró su testimonio Pablo Casariego Tato, nieto restituido por Abuelas en 2007, quien declaró este miércoles en la Megacausa Campo de Mayo por la desaparición de sus padres, Norma Tato y Jorge Casariego, secuestrados el 14 de abril de 1977 y llevados al Centro Clandestino de Detención El Campito.

Su madre estaba embarazada de 5 meses y Pablo nació durante su cautiverio en el Hospital Militar de Campo de Mayo. El mayor Norberto Bianco, ya fallecido, era jefe de la maternidad clandestina que se habían montado en el área de Infectología. Bianco lo apropió y, junto a su esposa, Nilda Susana Wehrli, anotó como hijo biológico.

Cuando me preguntan dónde nací parece un chiste, pero mi partida de nacimiento actual y la anterior dicen Campo de Mayo. Desde que nací hasta el 86, cuando nos fuimos a Paraguay, siempre viví muy cerca de Campo de Mayo. Era como el campo de deportes de mi infancia”, relató Pablo ante el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín.

Bianco siguió siendo médico en ese hospital hasta 1986. “Parte de mi niñez jugaba a la pelota en los jardines del Hospital Militar. A veces lo acompañaba a Bianco, que me dejaba con las monjas. En el hospital había una secretaría donde estaban las monjitas y me hacían sanguches de pebete. Siempre fui muy mimado en Campo de Mayo, creo que todos sabían todo menos yo”, detalló.  

En abril de 1986, a tres años de la vuelta de la democracia, a Bianco le avisan sus jefes militares que había una denuncia de Abuelas y era investigado por la justicia y decide fugarse a Paraguay, llevándose a Pablo y a su hermana de crianza.

Viene Bianco a casa y nos dice: Nos tenemos que ir de vacaciones, nos tenemos que ir ahora. Yo tenía 8 años y pensé que iban a ser unas vacaciones y duraron 20 años”, contó. Fue una travesía clandestina que duró una semana y pasó por Uruguay y Brasil hasta llegar al país que seguía bajo la dictadura de Alfredo Stroessner. Un año después, Interpol los ubicó en Asunción. “Cuando Interpol lo detiene, nos va a buscar al colegio y con la policía afuera nos sienta y nos cuenta que no éramos hijos de ellos, que éramos adoptados. Nos explica que Carolina no era hija de desaparecidos, pero yo sí. Ahí se abrió un gran interrogante. Soy hijo de desaparecidos, ¿pero de quién? Estuve negado mucho tiempo. Hasta que pasaron muchos años”, añadió.

Bianco fue extraditado al país en 1997 y condenado en el 2000 por la apropiación de Pablo y de otra niña. Luego se volvería a fugar a Paraguay y sería nuevamente extraditado 2008 para ser condenado años más tarde en el juicio por los partos clandestinos en Campo de Mayo.

 En 2003 Pablo volvió al país. Abuelas logró acercarse a través de una nieta y confirmó su vínculo con la familia Casariego - Tato a través de un examen de sangre.

Luego de eso, lógicamente me pregunté: ¿Qué hago con todo esto? Estaba peleado con las instituciones de derechos humanos. Tenía una cabeza seteada de otra manera. A través del apellido, Tato, Casariego, agarré las viejas guías telefónicas, empecé a buscar y llamar uno por uno hasta que encontré a mi tío. Soy el hijo de Norma y Carlos, le dije. Te quiero conocer. Así empecé primero, antes de cambiar el apellido. La restitución ya venía en la cabeza”, reconoció.

Tras conocer a su familia biológica, en 2007 se presentó en el juzgado de San Isidro, donde estaba la causa por su apropiación. “Ahí ya salí oficial y legalmente como hijo de Casariego Tato”, agregó.

Sus padres

Norma y Jorge se habían conocido en un laboratorio donde trabajaban. Ella había estudiado medicina y él era bioquímico y militaba en la JTP. Ambos tenían dos hijos de parejas anteriores. El 14 de abril de 1977 fueron secuestrados en su departamento de la ciudad de Buenos Aires, donde estaban clandestinos.

Fue una madrugada. Estaba mi mamá, mí papá, mis dos hermanos, hijos de mi mamá, un perro y yo en la panza de mi mamá, de 5 meses. Por lo tanto, también fue secuestrado ese día.  Me imagino las patadas que habré tirado yo junto a mi mamá”, dijo Pablo muy emocionado sobre lo que reconstruyó de ese día, y agregó: “Hasta el perro se llevaron. A mis dos hermanos los dejaron en un departamento de al lado. Tenían 5 y 2 años. Después el portero lo llamo al hermano de mi mama y fue a retirar a los chicos”.

En Campo de Mayo, Norma y Jorge estuvieron juntos y fueron vistos por Juan Carlos Scarpati, quien luego logró fugarse y relatar lo que vivió. “Mi mamá estaba en un catre y mi papá arrodillado al lado le pelaba naranjas y la abrazaba”, fue una de las pocas imágenes que logró componer de sus padres en el centro clandestino, donde ambos fueron vistos por última vez con diferencia de semanas.

La lucha de las Madres de Plaza de Mayo cumple 44 años: hubo actos y homenajes virtuales.Tras 2245 rondas en Plaza de Mayo, las mujeres que convirtieron el pañuelo blanco en emblema por la Memoria, la Verdad y la Justicia cumplen 44 años de lucha. En medio de la pandemia, hubo una agenda cargada de reconocimientos desde la virtualidad.


El 30 de abril de 1977, un grupo de madres se reunió por primera vez en Plaza de Mayo para visibilizar su reclamo por la desaparición de sus hijos e hijas. La historia es conocida: la Policía intentó echarlas y, ante la orden de circular, comenzaron a caminar en torno a la Pirámide de Mayo. 2245 marchas después, las Madres de Plaza de Mayo, emblema de la lucha por los derechos humanos en la Argentina y el mundo, cumplen 44 años.
A los pocos meses de empezar a marchar, en diciembre de 1977, sufrieron el secuestro y desaparición de tres de ellas: Esther Ballestrino de Careaga, María Eugenia Ponce de Bianco y de Azucena Villaflor de De Vincenti. Pese a ello, continuaron con sus denuncias, haciendo llegar sus reclamos a escala nacional e internacional en plena dictadura cívico-militar.

Tras la recuperación democrática, las diferencias en torno a cómo seguir –sobre todo en relación a las tareas de investigación, las formas de construcción de justicia y la aplicación de políticas reparatorias- se volvieron irreconciliables y la agrupación se vio atravesada por un proceso de ruptura. Así se conformaron los dos organismos que continúan hasta hoy: Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y la Asociación Madres de Plaza de Mayo.

Unas y otras sostienen su lucha 44 años después. En otro aniversario atravesado por la pandemia de coronavirus, las actividades y homenajes fueron desde la virtualidad.

La agenda comenzó con la presentación virtual del libro La rebelión de las madres: Historia de las Madres de Plaza de Mayo, con la participación de Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo; Víctor Santa María, Coordinador del Grupo Octubre; Dora Barrancos, investigadora, socióloga, historiadora; y Ulises Gorini, autor del libro, con la moderación de la periodista Nora Veiras.

En su libro, Gorini narra que fue Azucena Villaflor quien convenció a sus compañeras sobre la necesidad de ir a la Plaza. "Si la Policía decía no buscarlos, los militares no tenerlos, los jueces no encontrarlos y la Iglesia recomendaba paciencia divina era porque todos les estaban mintiendo y que, entonces había que inventar algo nuevo. Y lo nuevo sería ir a la Plaza y ser cada día más”, postulaba.

(Tiempo Argentino)

Publicabamos hace un año en este mismo blog “Mas allá de los datos matemáticos, las estadísticas y las explicaciones sobre curvas achatada o curvas que se disparan, ha sido probado en esta crisis sanitaria global, que el mayor número de muertes no lo provoca el Covid19, sino un sistema de salud diseñado para atender a un menor número de gente que el de la totalidad de las poblaciones pasibles de ser infectadas o padecer enfermedades. Un sistema de salud que usa las matemáticas en función de relación Costo/beneficio y no en función de la vida y la salud de cada una de las personas.

También en esto es asunto de matemáticas en tanto cantidad de elementos que se producen para el correcto tratamiento de las patologías que afectan la salud de las personas en el mundo (Producción) y la inversión necesaria para ello (Dinero/costo) y de donde sale el esfuerzo valorizado que generará ese dinero. En este argumento por supuesto que esta incluido todo el sistema de producción de medicamentos y la tan manipulada como mentirosa carrera para encontrar una vacuna cuya patente producirá millones de dólares de ganancia, que quienes tenemos algún conocimiento de medicina en general y de virología en particular, sabemos de la inexactitud e imposibilidades para la obtención de una vacuna que confiera inmunidad perdurable, sin efectos adversos secundarios, y que evite mutaciones virales en cepas aún más dañinas y mortales de aquella que motiva su creación. “

Agregabamos por entonces … “ El sistema global de comercio y los modelos de negocios y producción vigentes asociados al cuidado de la salud en el mundo como mercancías/servicios, que primero se constituyen en mercado económico antes que en una necesidad vital, solidaria e inclusiva, después en ámbitos de ejercicios profesionales, que excluyen voluntariados y participaciones ciudadanas que participan en el diseño de políticas y democraticen el sistema para tornarlo mas equitativo y menos elitista capaz de proveer servicios de salud de calidad independientemente a que caja de recaudación pertenezca (Si gremio o Síndicato, Asociación civil, medicina prepaga o publica, etc.), y por último la persona y su equilibrio vital en sanidad que lo despoje de ese lugar de cliente o paciente … y le devuelva la condición de humanidad que el sistema tiende a destruir.


En su informe “ Investigaciones para una cobertura sanitaria universal” . La OMC consigna “ Tres mensajes fundamentales del Informe sobre la salud en el mundo

La cobertura sanitaria universal —junto con el pleno acceso a servicios de calidad en materia de promoción de la salud, prevención, tratamiento, rehabilitación, cuidados paliativos y protección contra los riesgos económicos— no puede alcanzarse sin los datos científicos que proporciona la investigación. La investigación es un instrumento poderoso para resolver una amplia gama de interrogantes acerca de cómo conseguir la cobertura universal, y proporciona respuestas para mejorar la salud, el bienestar y el desarrollo del ser humano.

Todas las naciones deberían ser productoras de investigaciones tanto como consumidoras. La creatividad y las competencias de los investigadores deberían utilizarse para fortalecer las investigaciones no solo en los centros universitarios sino también en el ámbito de los programas de salud pública, cerca de la oferta y la demanda de servicios de salud.

Las investigaciones en pro de una cobertura sanitaria universal tienen que contar con respaldo nacional e internacional. Para hacer el mejor uso de los limitados recursos disponibles se necesitan sistemas eficaces para elaborar los programas nacionales de investigación, recaudar fondos, reforzar la capacidad de investigación y utilizar adecuadamente los resultados de las investigaciones.”



Obviamente la crisis que la pandemia global pone en evidencia es la prueba de que no solo no se han logrado estas metas, sino que, y además, no terminamos de entender que las matemáticas no gobiernan el mundo sino un puñado de personas que sostienen y defienden el sistema de relaciones que pone el egoísmo, la competencia, el poder y la violencia para sostener privilegios, por encima de la salud, el cuidado muto, la solidaridad y la cooperación …”

Los grandes medios argentinos y su cercanía (literal) con Macri

por Martín Becerra

Las visitas asiduas de accionistas y opinadores de los grandes medios comerciales al expresidente Macri desmontan el mito de la independencia periodística y correlacionan la concentración mediática con el poder. Los favores recibidos gracias al respaldo editorial.

Que los accionistas del principal conglomerado de medios y telecomunicaciones (Clarín-Cablevisión, en plena fusión con Telecom), y los de su socio La Nación y el influyente Grupo América, además de sus editores, conductores y columnistas estrella, fueran asiduos invitados del expresidente Mauricio Macri en la residencia oficialen su mandato, confirma la amalgama que une política, negocios, medios de comunicación y armado de la agenda pública en la Argentina. Quid pro quo: las visitas no se fueron de Olivos con las manos vacías y su anfitrión contó con un respaldo mediático inédito en la historia reciente del país.

Interés económico, línea editorial y compromisos políticos quedan expuestos como pocas veces en la “Operación Olivos”. Todo un fresco del periodismo de los grandes medios comerciales de la Argentina contemporánea.

Macri recibió al mayor accionista de Clarín, Héctor Magnetto, al menos tres veces entre julio de 2017 y julio de 2018. En ese lapso, el gobierno argentino avaló la mayor concentración de la historia latinoamericana de las comunicaciones, la fusión Cablevisión-Telecom, para la que debió adaptar a las apuradas –y sin fundamento técnico, como demuestra este informe– las normas legales vigentes. Los columnistas y editorialistas del Grupo Clarín transitaron en reiteradas oportunidades por la Quinta de Olivos durante la gestión de Cambiemos, durante la cual reabastecieron la artillería reunida durante su periodismo de guerra contra el kirchnerismo en sintonía con la agenda político judicial del macrismo.

También los conductores y opinadores top de La Nación (socio de Clarín y del Estado en Papel Prensa desde 1977) circularon por la residencia presidencial, al igual que Fernán Saguier, accionista del grupo beneficiado por Macri, quien obligó a los cableoperadores a incluir en sus grillas la señal LN+ mediante una resolución del ENaCom, el ente gubernamental creado por decreto por el expresidente. Entonces no se sospechaba lo que Daniel Vila (Grupo América), Jorge Fontevecchia (Perfil) revelaron a fines de 2020: que Macri y su entorno serían los accionistas y financiadores de LN+ y causantes de la reciente intensificación de su estilo faccioso.

La clasificación de la tv por cable como servicio de telecomunicaciones y TIC es un botón de muestra las contradicciones de la política de comunicaciones de Macri y resume sus favores gubernamentales tanto a La Nación como a Clarín. En rigor, si la tv por cable integrara realmente el rubro de telecomunicaciones, le regiría el principio de la neutralidad de la red y, por lo tanto, no deberían existir imposiciones estatales ni privadas a la organización de la grilla, que además sería imposible de gestionar porque centralmente se trata de un servicio de administración de cierta oferta de programación. Pero Macri avanzó sin temor a una nueva desprolijidad en materia de regulación de comunicaciones porque este fue el atajo que su operador todoterreno en materia judicial, Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, engendró para que Cablevisión eludiera el tope a la concentración del sector que regía según la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual y el caso deviniera abstracto, como gustan decir los abogados. Siendo un servicio de telecomunicaciones, Cablevisión podía con una sola licencia operar en todo el territorio. Entonces, Macri primero decretó que la tv por cable era servicio de telecomunicaciones y TIC y luego obligó a los cableros a hacerle un lugar a LN+. Un ejemplo de adecuación de las normas al interés de los regulados.

Quienes tienen curiosidad genuina sobre los efectos de la concentración de las comunicaciones en la agenda pública tienen en esta evidencia un caso digno de lectura: la correlación entre los contenidos difundidos, la concentración de los grupos difusores y su línea política es total. Los grupos más grandes de medios fueron beneficiados y potenciados en su concentración por las decisiones de política pública mientras redoblaban sus denuncias a la entonces oposición política.

Como se ve, no sólo no hubo (ni hay) “independencia” o “neutralidad”, valores en desuso que expresaban la autopercepción del periodismo en el siglo XX, sino que la mímesis de encuadres ideológicos y la sincronización de agendas de los Grupos Clarín, La Nación y América con el gobierno con el que departían cotidianamente en el ámbito doméstico del presidente habilitan a cuestionar incluso la capacidad profesional de establecer una mínima distancia con la fuente protagonista de sus contenidos. Los favores económicos del gobierno a los accionistas de los grandes medios tuvo un correlato editorial sin fisuras.

En efecto, el sesgo de las opiniones, de los temas y de los encuadres en las notas escritas, radiales y televisivas de los visitantes de Macri es tan manifiesto y uniforme que cuesta distinguir los puntos de vista de quienes oficiaron de comunicadores respecto del ala más extrema del armado político que comandaba el ahora expresidente.

La pretendida inmaculada concepción de los medios queda magullada por sus cultores, expuestos en sus prácticas a una intimidad que la audiencia sospecha o deduce (y que en no pocos casos festeja desde su sesgo cognitivo), pero que sus protagonistas se esfuerzan por disimular hasta el punto de adulterar información pública sobre las visitas de estos encumbrados columnistas y conductores al chalet de operaciones de Macri.

Es que la información divulgada por El Destape, de por sí valiosa, cobra mayor trascendencia por cuanto muchas de las visitas fueron ocultadas de la documentación oficial provista por la gestión macrista a la ONG Poder Ciudadano (de nula relación con el peronismo) en el marco de un pedido de acceso a la información pública. Esa documentación fue alterada de modo irregular, como comprobaron tanto Poder Ciudadano como El Destape por separado, lo que cuestiona nuevamente no sólo el propagandizado apego republicano proclamado por el entorno de Macri, sino también el apartamiento profesional que cabe esperar de un periodista respecto del poder. Lejos de carecer de mácula, la intervención de los medios concentrados sintoniza con fuerzas bien terrenales.

Así como los jueces que visitaban la residencia presidencial fallaron siempre a favor de Macri y contra sus adversarios políticos, los empresarios de medios que hicieron rancho en la Quinta de Olivos fueron favorecidos por la política gubernamental y sus opinadores estrella sólo predicaron a favor de Macri y jamás dejaron de denostar a sus adversarios políticos y sociales.

https://martinbecerra.wordpress.com/2021/04/27/el-rancho-mediatico-en-la-quinta-de-olivos/

Releyendo un posteo de Facebook que publiqué en 2018, en el que replico declaraciones de Roberto Navarro acerca de sus razones para no volver a C5N, me noto cada vez más convencido de que hay leyes que han quedado obsoletas. Una de ellas es la ley referente a las protecciones a la libertad de prensa: si bien están consagradas por diversos pactos a nivel continental y mundial, son de una época en que los medios eran realmente un faro de realidad, y no tenían más interés que el de informar a la población con la verdad. A algunos medios no les importó enfrentarse a los poderosos afirmándose en esas leyes, como en el famoso caso Watergate, en el que el Washington Post jugó un papel crucial (vean la película, es muy aleccionadora). 

Pero hoy en día, cuando los medios de comunicación se han convertido en gigantes corporativos que han dejado de lado la verdad, y en su afán de obtener recursos económicos apelan a cualquier maniobra espuria, aunque eso signifique mentir, ocultar hechos que suceden, o inventar hechos que nunca sucedieron, apoyándose en dichas leyes sin prurito alguno, sin una pizca de vergüenza, ya no digamos ética profesional. Los manuales de estilo de los diarios y medios son una carcajada que escupe saliva maloliente sobre la cara de los ciudadanos. Navarro dice que muchos hechos de corrupción que sucedieron durante el gobierno de Cambiemos (que él investigó) nunca llegaron a conocerse, y que ello obedece a la relación económica de los poderes políticos con los medios de comunicación, que así como sirve para apuntalar y sostener el trabajo de acercamiento a la realidad, también es una canilla abierta por donde se escapan millones y millones de pesos, que se usan ahora para manipular, acosar y enmudecer a los medios, amenazándolos con quitarles esos recursos que necesitan para subsistir. 

La pauta publicitaria oficial se ha convertido así, durante el macrismo, en moneda de cambio de favores y recompensas para eludir los hechos y ocultar la verdad. Urgen muchas reformas, la principal de ellas es la justicia, pues nada de lo que viene ocurriendo desde 2010 hasta aquí habría podido acontecer sin la inacción y el silencio cómplice de la corte suprema. Pero otras reformas también son necesarias, como las leyes de libertad de prensa y de expresión, pues no es lógico ni aceptable que dichos derechos sean invocados aún a pesar de poner en peligro, lastimar, y hasta causar la muerte de personas inocentes. Tampoco puede nadie faltar a la verdad y el respeto por el solo hecho de portar un micrófono u ocupar un asiento en un estudio de televisión, y mucho menos aprovecharse de las circunstancias para abusar de las asistencias estatales y luego judicializar procesos que son legales y correctos, invocando la interpretación malintencionada de las leyes y los derechos ciudadanos. Eso no es república, ni democracia, ni libertad de expresión. Es una dictadura que abusa del libertinaje mediático.

Por desgracia, los tiempos que corren han obligado a que muchas cosas que deberían hacerse dejen lugar a lo urgente, cuando hay peligro de muerte no hay lugar a consideraciones políticas ni discusiones cautelares inconducentes. Pero esto no se puede demorar más. Cuando una pieza de un sistema no funciona, hay que cambiarla, y si todo el sistema está corrupto hay que cambiarlo. Los vivos de siempre ya saben cómo giran los engranajes y los usan para su propio beneficio y para llevar desgracia al pueblo. Es necesario cambiar esos engranajes y adaptarlos a los tiempos que corren. Ya se están perdiendo vidas a causa del accionar de esos vivos, ladrones de traje y micrófono. No se puede seguir validando la muerte

Carlos Moreno en La Barraca

Entre nacer y morir, lo humano despliega toda su diversidad … Lo universal y lo particular, las identidades que se forjan en el andar y en las historias recibidas y asumidas como propias, como herencia constitutiva de alguna conciencia común que nos adhiere el “nosotros” como condición particular de esa misma expresión universal en el momento y el espacio de su particular expresión.

Asi, las expresiones que asumimos como propia de identidades complejas que definen el “ser/estar en el mundo”, adquiriendo, en la conciencia, el conocimiento de las tensiones y conflictos que pugnan por expandirse y prevalecer … de lo que se trata no es de resistir a la muerte sino de que nos alcance dignos y habiendo vivido para esa historia que será eterna … la de la vida de los pueblos que aman la vida y la sostienen pese a los individuos que siembran la muerte y a la muerte vestida de virus que azota todo presente y todo futuro, pero que advierte, que humanos, nadie se salva solo. Que cada quien haga su parte.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack

Imagen: Antoni Tápiés. Tàpies creó un estilo propio dentro del arte de vanguardia del siglo XX, en el que se combinaban la tradición y la innovación dentro de un estilo abstracto pero lleno de simbolismo, dando gran relevancia al sustrato material de la obra. Cabe destacar el marcado sentido espiritual dado por el artista a su obra, donde el soporte material trasciende su estado para significar un profundo análisis de la condición humana.
En su obra más característica dentro del informalismo matérico, Tàpies empleaba técnicas que mezclaban los pigmentos tradicionales del arte con materiales como arena, ropa, paja, etc., con predominio del collage y el assemblage, y una textura cercana al bajorrelieve.
Tàpies definía su técnica como “mixta”: pintaba sobre tela, en formatos medios, en posición horizontal, disponiendo una capa homogénea de pintura monocromática, sobre la que aplicaba la ”mixtura”, mezcla de polvo de mármol triturado, aglutinante, pigmento y óleo, aplicado con espátula o con sus propias manos.
Antonie Tápiés, escultor y artista plástico nació en Barcelona en 1923. Perteneció a una acomodada familia catalana del siglo XIX con tradición librera que incentivó su amor por la lectura. Sufrió una enfermedad pulmonar que le hizo abandonar los estudios de Derecho y, en el comienzo de su andadura artística, hacia los años cuarenta, expuso sus primeras piezas, destacando su obra gráfica. Debido a los estragos de la II Guerra Mundial y al impacto de la bomba atómica, expresó su interés por el polvo, la tierra, la materia y los átomos a través de técnicas innovadoras, llegando a ser estos elementos parte fundamental de todas sus pinturas matéricas.



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