Lo que queda en evidencia del Orden Mundial y Nacional

 


El sistema global y por ende, sus influencias en las formas propias que adopta en Argentina, producen una realidad precaria, desigual y tremendamente frágil. Quienes aspiran a “volver a la normalidad” no tienen en cuenta que muchas mentiras han quedado descubiertas y que muchos de los postulados sostenidos como verdades antes de la pandemia, se han desmoronado como castillos de naipes …

Mónica Peralta Ramos en “El cohete a la luna” del día de hoy:

Uno de los fenómenos más notables de la pandemia ha sido su capacidad para iluminar a la actual estructura de poder mundial. El control de las vacunas por un puñado de países y corporaciones y su utilización para maximizar ganancias y dominar geopolíticamente sintetizan de un plumazo la esencia de esta estructura. Esto, sin embargo, no es todo. El galope desbocado del virus contribuye a esfumar el carácter natural de su origen. Este ya no se asimila a una catástrofe que se descolgó súbitamente de un cielo sereno provocando el caos por doquier. Ahora, la existencia del virus empieza a dibujar los trazos de la cara oculta del capitalismo salvaje que domina al mundo: una industria de guerra que maximiza ganancias potenciando el disciplinamiento social a escala mundial.

El origen del virus

Desde un inicio, el origen de la pandemia desatada en diciembre del 2019 fue explicado por el gobierno de China como el resultado del “salto natural” de un virus desde un animal salvaje a los seres humanos, ocurrido en un mercado especializado en la venta de este tipo de animales en la ciudad china de Wuhan. Esta teoría, compartida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por prestigiosos científicos norteamericanos, pronto fue contrarrestada por versiones que remitían el origen del virus a un accidente que habría ocurrido en un laboratorio de investigación biológica de máxima seguridad (nivel 4), ubicado también en Wuhan y donde funciona el Instituto de Virología. En notas y editoriales publicados en prestigiosos órganos de la comunidad científica internacional (The Lancet, 19/02/2020; Nature Medicine, 17/03/2020) un grupo de científicos estadounidenses confirmó la versión oficial del origen del virus y calificó de “conspiraciones” a las teorías contrarias. Esta posición fue inmediatamente asumida por los medios de comunicación y las redes sociales, que se arrogaron el derecho de censurar toda discusión sobre los orígenes del virus que pusiera en cuestión a la explicación oficial del “salto natural” producido en el mercado de animales salvajes de Wuhan.

A pocos meses de iniciada la pandemia, el entonces Presidente Donald Trump, inmerso en la campaña electoral que culminaría en las elecciones de noviembre de 2020, ordenó a los servicios de inteligencia investigar los orígenes del “virus chino”. En un informe preliminar, concluyeron que este virus habría “escapado en estado natural” (destacado mío) de un laboratorio de alta seguridad en Wuhan (thenation.com, 06/03/2020). Esta versión enardeció a la oposición anti-Trump e intensificó la censura de los medios y de las redes sociales a las críticas “conspirativas”, consideradas como nuevas expresiones delirantes de Trump y sus partidarios. Sin embargo, hacia el mes de marzo de ese año el doctor Luc Montagnier, Premio Nobel de Medicina por su descubrimiento del virus del Sida, advertía que el SARS-CoV-2 no podía ser consecuencia de una mutación natural de un virus. En su lugar, habría sido el resultado de una manipulación genética (gain of function) realizada en un laboratorio, del cual habría escapado a causa de un accidente ocurrido en su sistema de seguridad.

En una nota publicada por ese entonces, sostuvimos que la controversia sobre el origen del virus contribuía a naturalizar una práctica frecuente, pero carente de efectivo control internacional: la manipulación genética de organismos letales en laboratorios de alta seguridad (nivel 3 y 4). La legitimidad científica de estas investigaciones podía ser cuestionada por su posible y eventual utilización con fines militares. La escasa transparencia y falta de control centralizado de estas actividades y la rápida multiplicación de estos laboratorios habría facilitado esto último. “Estas circunstancias se asocian a una serie de graves accidentes de seguridad ocurridos en los últimos años en el manejo del material patógeno de estos laboratorios, accidentes que han tenido escasa o nula difusión pública”, señalamos. Las revelaciones ocurridas recientemente parecen confirmar esta interpretación.

Poco tiempo antes de finalizar su mandato, Trump ordenó al Departamento de Estado la realización de una nueva investigación sobre el origen del “virus chino”. La misma fue desactivada por Joe Biden al asumir la presidencia. En este contexto, un exhaustivo análisis publicado por el Bulletin of the Atomic Scientists fortalece la teoría que vincula el origen del virus con un accidente de seguridad en el laboratorio de Wuhan. Más aún, la investigación del Bulletin demuestra que en el Instituto de Virología, que funcionaba en dicho laboratorio, se manipulaba genéticamente a los virus (gain of function) con el objetivo de producir determinadas vacunas. En dichas investigaciones colaboraban desde hacía bastante tiempo científicos norteamericanos financiados por el NIAID (National Institute of Allergy and Infectious Diseases), dependiente del NIH (National Institute of Health), máxima autoridad científica de los Estados Unidos. Esta financiación nunca se interrumpió, a pesar de la existencia de una moratoria oficial que la impedía. Asimismo, la nota publicada en Bulletin reveló que los artículos publicados en The Lancet y en Nature Medicine que desautorizaban como “conspiraciones” a las hipótesis contrarias al “salto natural” del virus no sólo carecían de fundamento científico, sino que fueron producidos por los investigadores norteamericanos que, financiados por el NIAID/NIH, colaboraban con los investigadores del Instituto de Virología en el laboratorio de Wuhan en la manipulación genética allí realizada. Estos científicos habrían tenido así especial interés en oscurecer los orígenes del virus (bulletin.org, 05/05/2021).

Estas revelaciones del Bulletin detonaron un escándalo que está en plena ebullición. El Congreso ha exigido una investigación “hasta sus últimas consecuencias” sobre el origen del virus. El doctor Anthony Fauci, director del NIAID/NIH, y principal asesor científico de todos los Presidentes que se han sucedido desde Ronald Reagan, aceptó por primera vez que el origen del virus podía remitir a un accidente de seguridad en el laboratorio de Wuhan. El Presidente Biden dio marcha atrás y ordenó al Departamento de Estado continuar con la investigación sobre el origen del SARS-CoV-2 y un general, ex secretario de Seguridad Nacional durante el gobierno de Trump, advirtió sobre la posible vinculación de la pandemia con una operación militar de China. La reacción del gobierno chino fue inmediata: acusó a Estados Unidos de “politizar los orígenes de la pandemia” y, a través de la prensa oficial, exigió al gobierno norteamericano “acceso para investigar los laboratorios norteamericanos, incluido el laboratorio en Fort Detrick” aludiendo así a la posible investigación biológica con fines militares que supuestamente tendría lugar en laboratorios norteamericanos (cnn.com, 26/05/2021; zerohedge.com, 26 y 27/05/2021).

Así, las dudas sobre el origen del virus empiezan a revelar un fenómeno que hasta ahora ha permanecido invisible: la militarización de la investigación biológica y los peligros inherentes a una actividad que prolifera al margen de todo control ciudadano poniendo en riesgo a la vida humana en el planeta.

Finanzas y control social

La pandemia también ha contribuido a erosionar el carácter natural de las finanzas y del endeudamiento ilimitado. Poco a poco, el disciplinamiento social intrínseco a estos fenómenos sale a la intemperie, tanto en el centro como en la periferia de la estructura de poder mundial.

El acceso de Biden al gobierno contribuye a iluminar el trato diferencial del endeudamiento, según quien sea el deudor. Hacia diciembre de 2020, la deuda de las familias ascendía a 14,6 billones (trillions) de dólares. Esto incluye a 10 billones (trillions) de deudas hipotecarias y 1,71 billones (trillions) de dólares de endeudamiento incurrido para cursar estudios. Durante la campaña electoral, los sectores progresistas del Partido Demócrata exigieron a Biden el perdón de las deudas estudiantiles, hasta 50.000 dólares por persona. Biden prometió perdonar hasta un límite de 10.000 dólares por deudor porque sostuvo que no tenía autoridad legal para otorgar un perdón mayor. Este argumento, sin embargo, fue refutado por 17 fiscales generales pertenecientes a distintos Estados. Hoy la promesa de perdonar la deuda estudiantil languidece en el olvido. Este hecho contrasta con la masiva intervención de la Reserva Federal desde marzo de 2020 para salvar a corporaciones endeudadas, comprando incluso los bonos “basura” de empresas consideradas zombies pues no pueden generar ingresos para saldar los intereses de sus deudas. A pesar de esta intervención de la Reserva, las corporaciones continúan endeudándose, y la deuda corporativa hoy equivale al 50% del producto bruto interno (PBI) norteamericano, el nivel más alto en la historia del país. De este total, el 18% corresponde al endeudamiento de empresas zombis que siguen endeudándose sin límite alguno (forbes.com, 10/04/2021).

Gracias a esta intervención de la Reserva Federal, el mercado de acciones norteamericano equivale hoy a 49,1 billones (trillions) de dólares, es decir, al PBI combinado de Estados Unidos, China, Japón y Alemania. Sólo cinco grandes corporaciones tecnológicas (Apple, Microsoft, Amazon, Google/Alphabet y Facebook) representan el 16% del valor total del mercado de acciones, una concentración de poder económico inédita en la historia del país. Esta situación se ha dado conjuntamente con un incremento de la especulación con todo tipo de activos, y en particular con criptomonedas, en la que intervienen activamente bancos y fondos financieros. Esta actividad frenética y el impulso recientemente dado por la Reserva Federal al lanzamiento de un dólar digital muestran dos aspectos de un mismo problema: el creciente disciplinamiento social a través del sistema financiero. Mientras el bitcoin y las criptomonedas pugnan, con éxito desigual, por evadir el control del sistema financiero realizando transacciones en redes descentralizadas y con una tecnología que pretende garantizar total privacidad, el lanzamiento del dólar digital busca articular una transformación radical del sistema financiero. El objetivo perseguido sería la eliminación de la intermediación de los bancos y el aumento del control y seguimiento directo por parte de la Reserva sobre todas las transacciones financieras. De cabo a rabo y en tiempo récord, la Reserva podría llegar a controlar no sólo a las transacciones financieras sino también a todos sus destinatarios. De tener éxito este experimento, la Reserva habría logrado una concentración del control de la economía y una vigilancia y capacidad de disciplinamiento social sin precedentes. Este experimento eliminaría a los bancos de toda intermediación financiera y permitiría la emancipación de los directivos de la Reserva (entre los que se encuentra la cabeza de los megabancos) del control del Congreso y del Tesoro en la creación de dinero/deuda y en la regulación de la economía. De concretarse, esto también podrá tener un enorme impacto a nivel global, y sobre el rol del dólar como moneda internacional de reserva.

Monopolios y disciplinamiento social

La ola expansiva de la pandemia, con su secuela creciente de muertos e infectados y un sistema hospitalario al borde del colapso, es el escenario en el cual hoy se desarrolla el drama que por décadas ha corroído la estabilidad política de la Argentina. Los sectores más poderosos de la economía disciplinan al conjunto de la sociedad y al gobierno elegido por el voto popular, imponiéndoles su ley: desabastecimiento e inflación para maximizar ganancias. En esta dinámica, los exportadores y los bancos tienen hoy la voz cantante. Entre los primeros, los grandes productores y exportadores de carne han desatado últimamente un conflicto que involucra a toda la cadena de valor de un alimento clave para la población. Salarios e ingresos cada vez más deprimidos, dólares que no alcanzan para enfrentar las exigencias de un endeudamiento externo insostenible, carencia de una estrategia oficial que privilegie dinamizar al mercado externo para salir de la recesión en lugar de priorizar la obtención de divisas para pagar la deuda externa y un mercado chino insaciable, son algunos de los elementos que han permitido a los exportadores de carne no sólo detonar la suba de precios internos, sino también erigirse ahora en los principales interlocutores del gobierno para arreglar un desastre que ellos mismos han contribuido a desatar.

En este proceso, los distintos eslabones de la cadena de valor de la carne empiezan a enfrentarse los unos contra los otros. En esta danza pierden siempre los mas débiles: los consumidores y los pequeños ganaderos, una fuerza muy numerosa, fragmentada y sometida a las bandas mafiosas que permean la comercialización interna de la carne en todo el país y que, operando con total impunidad, acuden a todo tipo de recursos: desde el chantaje al robo abierto de ganado en pie que luego es comercializado sin penalidad alguna en las principales ferias de hacienda a lo largo y lo ancho del país. Privilegiar a los exportadores como interlocutores en este conflicto contribuirá a aumentar la orientación de la economía hacia un extractivismo que anula al mercado interno, agudizando al mismo tiempo conflictos con sectores pequeños y medianos de productores y comerciantes, en los que pesca la oposición macrista, odiadora y empeñada en provocar el caos.

Esta situación coexiste con un ajuste silencioso, que socava las bases de apoyo al gobierno y persiste a pesar de las medidas tomadas recientemente ante la restricción de la circulación. Estas medidas no alcanzan para poner carne ni alimentos suficientes en la mesa de los argentinos. Mientras tanto otros monopolios, los bancos, se quejan por sus negocios alicaídos en relación a años pasados e imponen condiciones para dar crédito a la producción, algo cada vez más escaso. Las últimas medidas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), permitiéndoles integrar encajes con Letras del Tesoro en lugar de LELIQs, no responden a la necesidad acuciante de estimular a la economía, sino más bien a la preocupación por reciclar la deuda interna cuyos vencimientos de corto plazo son cada vez más acuciantes. El intendente Rodríguez Larreta tuvo la brillante idea de gravar  los intereses de las LELIQs, algo que no aparece en el horizonte de un ministro de Economía y de un BCRA empeñados en hacer buena letra con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para mostrar “la buena fe” con que el gobierno nacional negocia una deuda ilegítima e imposible de pagar. Pareciera que asistimos al disciplinamiento del país por los poderes que controlan las finanzas locales e internacionales, algo potenciado por la emergencia nacional impuesta por la pandemia y un poder monopólico cada vez más arrogante.

La Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales —SWIFT, por sus siglas en inglés—, se fundó en Bruselas en 1973 con el propósito de establecer un lenguaje común para las transacciones financieras en el mundo sobre un sistema de procesamiento de datos y una red de telecomunicaciones.

Cinco años después de la conformación de este grupo se envió el primer mensaje SWIFT, en 1977. Cinco décadas después, la consolidación de una robusta plataforma, que no solo opera sobre una tecnología de punta sino sobre una infraestructura planetaria, le permite al Gobierno de Estados Unidos bloquear a naciones e instituciones que consideren enemigas y chantajear al mundo con un poderío que no tiene otra alternativa para la intermediación financiera.

Rusia, China, Irán y países bloqueados y amenazados por Estados Unidos han iniciado una carrera por crear sistemas alternativos al que proporciona el Grupo SWIFT, con el propósito de librarse del chantaje en medio de una guerra financiera sin tregua.

De la emergencia surge el desafío y del desafío despuntan las capacidades que puedan legar al mundo nuevas tecnologías e infraestructuras que hagan posible un vínculo confiable entre los sistemas financieros del planeta en resguardo de la seguridad de las naciones que aspiran a ser libres.

Las alternativas

En 2019, Vladímir Shapoválov, funcionario del Banco Central de Rusia, informaba que debido a la amenaza de Estados Unidos de querer desconectar a Rusia del sistema SWIFT, este país creó una plataforma alternativa SPFS (Sistema para la Transferencia de Mensajes Financieros). Incluso, ampliaban las alternativas al unirse al Sistema Internacional de Pagos de China (CIPS), análogo del sistema internacional SWIFT, para facilitar las operaciones entre los dos países.

Este mes de abril, el ministro de Exteriores ruso, Seguéi Lavrov, pidió al Banco Central Ruso y al propio Gobierno a garantizar la confiabilidad de este sistema alterno, luego de una nueva escalada de presiones de países europeos en contra de la nación eslava y en especial, en respuesta a que el Partido Popular Europeo (EPP), la mayor facción del Parlamento Europeo pedía la "ampliación de las sanciones" y que estas incluyeran "excluir a Rusia del sistema de pagos internacionales SWIFT".

"Ambas iniciativas, aunque son de reciente data, ya abren una esperanza en alternativas distintas al sistema SWIFT", comenta a Sputnik Juan Carlos Valdez, especialista venezolano en Derecho Tributario y Economía Política.

"Si bien el sistema ruso tiene muchas limitaciones para las transferencias internacionales y el sistema chino tiene un grado de dependencia del sistema SWIFT, ambos sistemas persiguen a mediano plazo convertirse en alternativas seguras y más eficientes para la transmisión de datos para las transferencias financieras", apunta.

Para Valdez, China cuenta con una gran expansión comercial mundial que pudiera eventualmente servirle de plataforma para ir captando bancos que se afilien a su sistema, lo que favorecería en el mediano plazo desplazar la hegemonía del sistema SWIFT y evitar que sea usada como "arma de guerra" por parte de Estados Unidos y sus países aliados.

La mirada latinoamericana

Tony Boza, economista venezolano y coancla del programa televisivo Boza con Valdez, añade algunos datos de valor para dar cuenta de cuán importante es avanzar en los sistemas financieros alternos.

"En cuanto a la dependencia del uso del dólar, ya para el primer trimestre del año 2020, el uso de esta divisa en el comercio entre ambos países (Rusia y China) había caído por debajo del 50%, cuando apenas unos cuatro años atrás ese porcentaje rondaba más del 80%. Desde Moscú se tomó la iniciativa de crear el SPFS, desarrollado desde el año 2014. Las primeras pruebas entre instituciones no financieras se realizaron en diciembre del año 2017, y para marzo de 2018 se hicieron pruebas entre unas 400 instituciones, la mayoría bancos. Ya para el año 2019 se alcanzaron acuerdos para integrar este sistema, que estaba destinado a operar internamente en Rusia, con los sistemas de China, Irán, la India y otros países", resalta.

 

En una reveladora investigación, los articulistas Sergio Rosanovich y Lucía Converti, del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica consideran que se trata de salvaguardar la soberanía de la naciones, en especial de la región latinoamericana, concebir un "mecanismo regional que permita sortear los intentos de bloqueo financiero que quieran imponer potencias externas a la región".

Las características que debería tener dicho sistema a juicio de los investigadores son las siguientes:

"En principio, este programa debe reunir a todas las instituciones financieras de Latinoamérica. Este paso supondría un importante avance a favor de una mayor autonomía financiera regional;

Una segunda etapa sería lograr la conexión internacional. Sin embargo, debido a la multiplicidad de programas de codificación existentes (SWIFT, BRICS, CIPS, SPFs, IBAN), lograr que el sistema permita una conexión compatible y capaz de compartir la información parece la opción más viable;

El sistema deberá ser pensado para que la información que brinde pueda ser compartida. Ningún país ha de poseer su mando, cada uno debe tener la posibilidad de mirar el tablero de sus respectivas transacciones dentro de los límites de su propia legislación;

Es necesario que el sistema cubra estratégicamente la mayor cantidad de horas activas, incluyendo feriados y fines de semana. La carencia de esa capacidad se registra en otros sistemas y se convierte en un escollo para las transacciones con el resto del mundo;

Debe tener capacidad para interactuar en diferentes idiomas y sistemas de caracteres, incluso el chino;

Internamente, el precio de las transferencias debe minimizarse, tal como ocurre dentro de cada país. A nivel internacional, el costo dependerá de la combinación de los sistemas usados;

Debe realizarse un estudio pormenorizado de las regulaciones técnicas. Estas deben garantizar todos los requerimientos de calidad y seguridad necesarios, pero no constituirse en una traba burocrática".

En esta misma línea, el economista venezolano Boza, cree recomendable que países como Venezuela, que han sentido con mayor fuerza el impacto de las sanciones coercitivas unilaterales de Estados Unidos, adelante acciones de coordinación con otros países de la región, y con la propia China y Rusia, a fin de conciliar "las plataformas para la validación de transacciones financieras".

Sin embargo, cree que esta no es la única vía para avanzar en la superación del chantaje que la Casa Blanca impone sobre los países vía formato financiero.

"Venezuela ha impulsado el uso de criptoactivos, como el petro, orientados en la misma dirección de desdolarizar la economía venezolana, crear herramientas para la liberación del sistema financiero internacional y cobrar independencia en las relaciones del comercio internacional, especialmente para evadir la serie de medidas coercitivas unilaterales, violatorias del derecho internacional, implementadas por los EEUU contra nuestra patria", enfatiza.

Mauricio Montes, Historiador y entusiasta de la fotografía. Recopilador de las historias mínimas que nacen en las luchas de resistencia de nuestros pueblos latinoamericanos, en SputnikNews Mundo.

El expresidente del BCRA, Guido Sandleris, sostuvo esta mañana que la regulación prudencial del sistema bancario que anunció el organismo “pone en peligro uno de los pocos consensos importantes que se habían alcanzado en lo que hace a política económica”, indicó. Esta medida permite a los bancos integren en bonos del Tesoro Nacional de, al menos 180 días, la porción de sus encajes que actualmente mantienen bajo la forma de Letras de Liquidez (Leliq).

Hoy, el Directorio del BCRA a través de la Comunicación A7290 abrió las puertas para que los bancos aumenten fuertemente la cantidad de títulos públicos en sus carteras. Si los bancos lo hicieran, la próxima crisis de deuda traerá de la mano una crisis bancaria”, escribió el economista a través de su cuenta de Twitter.

A su vez, explicó que, después de la crisis del 2001, “el BCRA estableció regulaciones que limitan fuertemente la exposición de los bancos al sector público (los bancos pueden tener poca deuda pública) y dividió al sistema bancario en dos segmentos, dólares y pesos, casi totalmente aislados”. “Limitar la exposición de los bancos al sector público tiene como objetivo impedir que un default del gobierno se convierta en una crisis bancaria. Con poca deuda pública en la cartera de los bancos, un default no representa una amenaza para los depósitos de la gente”, continuó.

“Aislar los segmentos de pesos y dólares del sistema bancario tiene como principal objetivo evitar que el descalce de monedas entre depósitos y créditos impida a los bancos devolver los depósitos ante una súbita devaluación”, detalló Sandleris.

Luego, insistió que en los últimos 20 años todos los Presidentes del BCRA han mantenido estas regulaciones prudenciales que han permitido que transitemos los defaults que hubo desde 2001 sin crisis bancarias, “sin importar quién estuviera en el gobierno”. “Históricamente, Argentona ha tenido dificultades para lograr acuerdos básicos para el funcionamiento de su economía. Romper con el consenso alcanzado en regulación prudencial del sistema bancario, para reducir en el margen el costo de financiamiento del gobierno es una mala señal”, concluyó.

De acuerdo con la medida adoptada ayer, las entidades podrán destinar parte de su stock de Leliq a la suscripción primaria de títulos públicos para destinarlos al cumplimiento de los requisitos de efectivo mínimo. Las entidades financieras tienen actualmente cerca de $ 800.000 millones inmovilizados en Leliq como respaldo de los depósitos de sus clientes, que podrían ser destinados a la compra de estos títulos si así lo prefiriesen.


 Las Leliq tienen hoy un rendimiento nominal anual de 38% y su renovación es mensual, y los Bonte uno de 22%, mientras que los depósitos en cuenta corriente no tienen contraprestación de ningún tipo. De esta forma, los bancos podrán utilizar parte de los fondos inmovilizados en papeles con rendimientos tanto de tasa fija como variable y, a su vez, eludir la alícuota de 7% del impuesto de Ingresos Brutos que pesa sobre las Leliq de los bancos radicados en la ciudad de Buenos Aires, que representan cerca de un tercio de estos instrumentos. Así, y por su carácter voluntario, estará en las decisiones de cartera de las entidades financieras hacer o no uso de esta opción que diversifica la composición de sus activos.

La respuesta del BCRA

El BCRA rechazó estos cuestionamientos del expresidente del organismo. Fuentes del organismo monetario recordaron a Télam que cuando Sandleris era viceministro y representante del Ministerio de Economía en el BCRA en 2018, se emitió una resolución similar a la de ahora, pero en lugar de ser voluntaria como es la que se anunció el jueves, resultaba obligatoria.

Desde el Central indicaron que “Sandleris se olvidó que en junio de 2018, cuando era viceministro y representante del Ministerio de Economía en el Directorio del BCRA, se aprobó la Comunicación A6526“. “En el Punto 3 de la misma se permite integrar los Efectivos Mínimos con BOTE (Bonos del Tesoro) y en el punto 4 se los excluye del fraccionamiento sector público, con una diferencia no menor: la norma de ayer sí es realmente voluntaria, porque los bancos eligen entre títulos o Leliq al 38%”, precisaron.

En cambio, remarcaron que “la de 2018 no tenía nada de voluntario en la práctica, ya que la opción era BOTE o cuenta corriente a tasa 0”. “Y además, ahora está la opción de recompra automática de esos títulos si la entidad necesita liquidez“, aseguraron desde el Central.

https://eleconomista.com.ar/2021-05-sandleris-regulacion-sistema-bancario/

Los privilegios crujen, el descontento crece, la necesidad de construir algo distinto se alimenta de los temores que hoy se concentran mas en el edificio que se desmorona que en idear una nueva construcción. Nadie se salva solo. Que cada quién haga su parte.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack

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