El sesgo de omisión


 

Decir o no decir: Es esta la cuestión

Si por decir corre riesgo mi vida o la vida de mis seres queridos, prefiero inventarme excusas que no molesten a los que pueden ejercer violencia para sostener sus privilegios y ejercer su poder para encubrirlos. Es el ejercicio del poder el que determina, de diversas maneras, los dispositivos sociales que se encarnan en las personas para sostener tanta injusticia, tanto desequilibrio y tanta violencia encubierta y explícita.

El principal sesgo que hoy alimenta a las corporaciones mediáticas es el sesgo de omisión. Omiten el ejercicio de poder. No mencionan la desigualdad de posibilidades como un atributo fáctico que algunos alcanzan o poseen de cuna, en detrimento del sufrimiento de muchos.

Rodolfo Walsh produce los textos de “El violento oficio de escribir”, un producción postuma que editorial Planeta produjo con las obras del periodista y escritor desaparecido por la última dictadura militar en nuestro país y prologado por Rogelio Garcia Lupo. Como pocos, Rodolfo Walsh encarna el espíritu del periodismo en tanto “riesgo” y voluntad de búsqueda que no se somete al imperio de la violencia y a las máquinarias engendradas para generar temor y que no se diga lo que hay que decir.

A pesar de que en la actualidad el periodismo se ha convertido en un oficio casi virtual, tanto como la vida misma, todavía quedan expresiones de ese periodismo original que no le teme al riesgo y procura el conocimiento y la divulgación genuina de hechos, circunstancias y las causas que las producen.

Desde sus inicios Walsh demostró su vocación, denunciando las atrocidades de la dictaduras desde la mal llamada “revolución libertadora” que derrocó al General Perón, hasta la última dictadura que lo cuenta entre sus víctimas.

En el mundo en general, ser periodista es una profesión de riesgo, cuándo se la asume en sus términos mas profundos, en tanto investiga y busca esos hechos que molestan sean revelados. Esos decires que incomodan al privilegio. Violenta a los violentos.

Uno, que no es periodista, pero supo de esas búsquedas por decir aquello que muchos callan, en esos tiempos de horrores clandestinos y desaparecidos, en el último período de dictadura militar en el país, desde la militancia social en los organismos de Derechos Humanos o en los movimientos de base, que salieron a ser voz de quienes no tenían voz, sabe que hoy, los mismos intereses y sectores del privilegio que sostuvieron aquello, sostienen de otras maneras que no se nombran, que se callan, las producciones con que el sistema genera el privilegio y la pirámide social donde las mayorías sufren y una elite muy pequeña concentra para si casi todo.

Los Walsh del presente

Leó en el Newletter “MUNDO PROPIO”, Una vuelta a un mundo en desorden. Miradas, voces y lecturas para entender dónde estamos parados, escrito Por: Juan Elman, una semblanza a lo Walsh, pero de estos días.

Juan Nació un 20 de junio de 1998, cuando se jugaba el mundial de fútbol en Francia. Estudia Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires. Escribe 'Mundo Propio', el newsletter de política internacional de Cenital, y es columnista en Futurock e IP Noticias.

Hay una frase de Martín Caparrós, citado por Leila Guerriero en la página 71 del libro “Zona de obras”, que lo interpela: “Hacemos lo que queremos porque hemos tomado el riesgo de hacer lo que queremos”. Lo sabe desde los trece años: él quiere ser periodista.

Todas sus noches terminan en Youtube: puede ver horas de batallas de rap, conferencias de Iñigo Errejón y compilados de Horacio Pagani. Escribe en “Cenital

No es posible afirmarlo, porque la pregunta no va a llegar a destino y el periodista carece así de su fuente primaria, pero sí puede suponerlo: Dom Phillips difícilmente hubiese imaginado morir en el Amazonas cuando llegó a Brasil, en el año 2007.

Vivía por entonces otra vida. Escribía sobre música electrónica y fue justamente un libro sobre la escena lo que lo llevó a San Pablo, donde estaba un DJ que conocía. Antes había sido editor de Mixmag, una icónica revista musical que floreció en los noventa en Londres. Dom seguía la cultura rave con dedicación. El viaje a Brasil era más bien una excusa para quedarse un tiempo, en principio un año, y terminar el libro.

Sylvia Colombo, otra formidable periodista y una de sus primeras amigas cuando llegó a San Pablo, dice que Dom ya estaba buscando un cambio de vida al llegar a Brasil. Como sea, lo encontró rápido. Se hizo un grupo de amigos, comenzó a interiorizarse en el país, reemplazó las raves con el samba. “Yo solía decirle que él era más brasileño que nosotros. Nos invitaba a ruedas de samba en la periferia de San Pablo. Quería absorber todo”, me contó Sylvia el lunes pasado.

Unas horas antes de nuestra videollamada, la Embajada de Brasil en Reino Unido se comunicó con la familia de Philips para avisarles que habían encontrado su cuerpo junto al de Bruno Pereira, el experto en pueblos indígenas que guiaba a Dom en el Amazonas. Pero la información fue desmentida por la Policía Federal y grupos locales: los cuerpos no aparecieron el lunes sino el miércoles. Por eso Sylvia me hablaba de Dom en presente. Antes que una cuestión de buen gusto es una forma de la verdad. Así, pienso ahora, deberían hablar todos los periodistas.

La estancia en San Pablo duró unos años, hasta que Dom se trasladó a Río de Janeiro. Pasaban dos cosas. Lo primero es que el periodista ya escribía sobre otros temas, desde economía y energía hasta cultura y política, y para hacerlo era mejor estar en Río. Así, Dom continuó una fructífera etapa de colaboraciones que incluyó al Financial Times, The Washington Post, The Guardian, en suma, medios de élite, medios en los que los periodistas todavía soñamos con escribir. Lo segundo es quizás más noble, y es que Dom, amante de la naturaleza, prefería un paisaje como el de Río antes que la metrópolis paulista. En su nueva ciudad podría, por ejemplo, practicar stand up paddle (surf de remo), una de sus obsesiones.

Siguieron años convulsos, porque Brasil por ese entonces importaba mucho. Recuerden conmigo: la operación Lava Jato, que trastocó la política a partir del 2014, año a su vez del Mundial de fútbol, seguido por unas Olimpiadas, que coincidieron con la destitución de Dilma Rousseff. Luego meten preso a Lula; Bolsonaro llega al poder. Y Dom, que hace apenas unos años escribía sobre música electrónica en una posición segura mientras la industria de las revistas se caía a pedazos, ahora es una máquina de producir reportajes en un país del tamaño de un continente, un país que habla otra lengua, una lengua que ahora domina. Pero Dom también escribe sobre otros temas, como el cambio climático. Pone sus ojos en el Amazonas. Se obsesiona. Lo hace, no está de más decirlo, unos años antes de que el tema fuera tendencia en todos los principales medios. Él se anticipa.

Llegó un momento, siempre llega, en que Dom se saturó. “Ya no quería hacer notitas”, me dijo Sylvia. Quería una vida más tranquila, sin la presión del breaking news, y con menos pestañas abiertas. La idea de un libro sobre el Amazonas empezó a tomar forma. Andrew Fishman, también periodista, también formidable, se hizo amigo de Dom en su etapa en Río. Después de una década como corresponsal en Brasil, Phillips ya se había convertido en una referencia ineludible para los recién llegados, especialmente los de habla inglesa. Fishman aterrizó en Río en 2014 para abrir la sucursal brasileña de The Intercept.

Quería hacer algo más tangible y real, fuera de la vorágine digital, que muchas veces puede ser manipulada”, me dijo Andrew sobre el libro, cuyo título tentativo era Cómo salvar el Amazonas. “El foco no era solamente denunciar lo que estaba pasando sino sobre cómo encontrar un futuro más viable, con la voz de todos los actores de la zona”.

Andrew ayudó a Dom en su aplicación para conseguir fondos de la Alicia Patterson Foundation, con los que se disponía a escribirlo. Había tomado también otras decisiones, como mudarse a Salvador junto a Alessandra, su esposa. Por un lado, iban a estar más cerca de la familia de ella. La pareja además había decidido adoptar un hijo, y el proceso era más fácil que en Río. Pero también había razones económicas: la vida en Salvador es más barata y el lugar queda más cerca del Amazonas, por lo que los viajes iban a costar menos.

El viaje que Dom emprendió a principios de junio era el quinto desde que había comenzado a reportear para el libro. Sylvia hizo un zoom con él un mes antes. Dom le contó de sus problemas económicos: los fondos del subsidio ya no le alcanzaban y no quería volver a escribir notas freelance. El plan era terminar el reporteo en estos meses, encerrarse a escribir lo que le faltaba del libro –la mitad– y entregar a fin de año. “Estaba obsesionado con el libro”, me dijo Sylvia. “Quería que tuviera las voces de todos”.

Ese viaje no se debería haber hecho. No tenía los fondos”, me dijo Andrew. Con un par de llamadas podía haber alcanzado, sugirió después. Dom ya había estado ahí. Volvió porque quería perfeccionar el registro de voces, pulir el reporteo. De verdad se había obsesionado.

El 5 de junio, con el trabajo realizado, Dom y Bruno emprendían el camino de regreso desde el Valle del Javarí. Nunca más los volvieron a ver.

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El Valle del Javarí es una zona del Amazonas que tiene el tamaño de un país (en esto los periodistas no acuerdan: hay quienes la comparan con Portugal, otros con Marruecos o Panamá; todos quieren decir lo mismo: que es muy grande), una tierra de selvas y ríos que funcionan como carreteras. Su cercanía con las fronteras de Perú y Colombia lo convierte en un lugar estratégico para todo lo que lleva el peso de la ilegalidad: pesca, minería, narcotráfico. El valle es una fuente de recursos y una ruta hacia otros mercados. Pero es también, y sobre todo, el lugar donde vive la mayor cantidad de tribus no contactadas del Amazonas.

El tema es espinoso y, entiendo ahora, apasionante. Hablamos de tribus para las que permanecer aisladas es tanto un deseo como un proyecto existencial: una mera gripe puede extinguirlas. Según la Constitución brasileña, estos grupos tienen derecho a permanecer aislados siempre y cuando no haya una amenaza seria que justifique el contacto. No todas las tribus tienen, por cierto, el mismo grado de aislamiento. Dentro de algunas comunidades hay personas que se ocupan de contactarse con las autoridades o con miembros de otras tribus en caso de ser necesario. El órgano estatal que se ocupa de todo esto se llama Funai: Fundación Nacional del Indio.

Bruno Pereira trabajó ahí hasta el 2019, cuando fue desplazado. Ese año comenzó con la asunción de Jair Bolsonaro, que marcó un punto de inflexión en la política hacia el Amazonas. El ex capitán del Ejército llegó al poder con un discurso que promovía una mayor explotación económica de la zona mientras se oponía al aislamiento de tribus indígenas. “Ellos ya son casi como nosotros y quieren integrarse”, dijo hace poco. En su gobierno se expandió la deforestación y creció la violencia en la zona, que sufrió una mayor presencia del comercio ilegal. Los problemas, que eran previos a Bolsonaro, se agravaron. El trabajo de personas como Pereira, que conocía como pocos la zona, quedó más expuesto.

Hace unos años que Bruno oficiaba también de guía para los periodistas que pisaban el terreno. El texto que escribió Dom en 2018 sobre las tribus aisladas, de hecho, arranca así: “Vistiendo apenas pantalones cortos y chancletas mientras se acuclilla en el barro junto a una fogata, Bruno Pereira, funcionario de la agencia indígena del gobierno de Brasil, abre el cráneo hervido de un mono con una cuchara y se come el cerebro de desayuno mientras habla de política”.

(No hace falta que lo diga, pero un periodista que decide comenzar así una nota es un periodista que se preocupa por las formas y cuida su escritura; un periodista que sabe, en cualquier caso, que el cómo importa casi como el qué. Porque ese comienzo tiene música).

Monica Yanakiew, adivinen, también es periodista. Conoció a Bruno en noviembre de 2021, cuando se embarcó en el Valle del Javarí para un reportaje para la cadena Al Jazeera. Bruno fue su llave y su guía, en un viaje que tuvo dos etapas. La primera fue solo para llegar ahí y duró dos días: después de aterrizar en Manaos voló a Benjamin Constant, luego se subió a un barco hasta Atalaia do Norte –el pueblo al que estaban intentando llegar Bruno y Dom en su viaje– y de ahí otro barco para recorrer el valle. Allí comenzó la segunda etapa, una expedición de doce días. Antes de llegar, Bruno les había dado al equipo indicaciones precisas: la cantidad de combustible que debían tener, el tipo de hamacas para dormir, cómo protegerse de los mosquitos.

Bruno estuvo a su lado los doce días. En el medio, Mónica cumplió años, por lo que el equipo organizó una pequeña celebración que incluyó una torta de chocolate. “Le dije que él había sido el mejor regalo de cumpleaños que jamás tuve. Siempre quise ir al Amazonas, y ser guiada por alguien que conoce tan bien el área fue un privilegio”, me contó Mónica cuando hablamos, el martes. Yo la escuchaba con envidia. “Es un apasionado”, dijo, también con una obstinada negación en usar el tiempo pasado.

Cuando lo conoció, Bruno ya estaba alejado de la FUNAI e integraba la órbita de Univaja (Unión de Pueblos Indígenas del Valle de Javari), con la que colaboraba en tareas de patrullaje. Mónica recuerda que, en uno de los viajes, Bruno y sus colegas indígenas, que iban armados, frenaron para recoger una bolsa de sal gruesa, que se usa para almacenar el pescado. Era una pista. Si llegaban a dar con una embarcación de pesca ilegal (que a diferencia de lo que uno puede pensar son modestas canoas individuales, a veces con indígenas locales como conductores), el grupo entonces debía detenerla y confiscar el pescado. Es lo mismo que decir que Bruno y sus colaboradores hacían el trabajo que tiene que hacer el Estado.

 

Bruno no aparece en la nota de Mónica, fue un guía invisible que pidió no ser nombrado. Ya había comenzado a recibir amenazas. Lo querían muerto. En un audio reciente, se lo escucha denunciando a un grupo de pescadores que lo había apuntado con armas. Fue el último capítulo de una larga saga de advertencias.

El Estado podía haberlo protegido, pero no lo hizo. Tampoco comenzó de inmediato con su búsqueda y la de Dom, cuando sus desapariciones ya eran noticia. No son las únicas sombras del caso. El pescador que confesó los asesinatos, un hombre llamado Amarildo da Costa de Oliveira, portaba municiones solo permitidas para las Fuerzas Armadas. Cuando quedó preso, sus primeros defensores fueron dos funcionarios judiciales de ciudades cercanas, que luego renunciaron cuando corrió la noticia. La semana pasada, antes de que encontraran los cuerpos, la familia del pescador denunció que fue torturado y obligado a confesar por la Polícia. Esta ya avisó que más personas podrían estar involucradas, además de los tres detenidos. Faltan piezas. Los cuerpos fueron identificados el fin de semana. Las familias esperaban como si se tratara de un trámite macabro.

La trama se parece a las historias que perseguía Dom.

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La semana en la que Dom y Bruno desaparecieron, la primera de junio, yo pensaba dedicar este newsletter al periodismo. Quería hablar sobre ser periodista en América Latina, una de las regiones más letales para practicar el oficio. De cómo en México, para poner un ejemplo,murieron ya once periodistas en lo que va del año.

Pero ese iba a ser el pie para hablar de otras cosas, porque eso es en general lo que tratamos de hacer: hablamos de una cosa para hablar de otras. La obsesión es un líquido que penetra los textos e invade todas las coberturas, y yo quería darle lugar precisamente al periodismo y las obsesiones. Al oficio. No eran, no son, semanas comunes. No para mí, al menos. El 7 de junio, día del periodista, Cenital, un medio que tuve –y tengo– el privilegio de integrar desde el comienzo, cumplió tres años. Hoy, lunes 20 de junio, este newsletter cumple también tres años. Y hoy es mi cumpleaños también (no creo que esta coincidencia de días vaya a repetirse otra vez, pero quién sabe).

Quería hablar, como recordaron buena parte de las publicaciones que vi ese siete de junio, de la falta de trabajo y de la precarización, pero para señalar otra cosa. No quiero minimizar el problema, que es bien grande, estructural y básico, porque no se puede defender nada sin puestos de trabajo. El problema, por cierto, también es global: que Dom Phillips, un periodista consagrado en la élite de los medios, no haya podido tener los fondos suficientes para su cobertura ya nos dice algo.

Lo que yo quería decir es que también es importante luchar contra otro frente, que es el cinismo. La idea, cada vez más arraigada, de que lo que hacemos perdió sentido. De que los tiempos del buen periodismo terminaron. Que lo que queda es resignarse a un mercado gobernado por la tiranía de los clics y los nuevos formatos, una democracia de la indignación que prescinde del periodismo y su belleza, una forma de arte que requiere –lo sabemos– de tiempo y vocación de informarse. Esa misma masa de indignados que dice que los periodistas son todos corruptos y amorales, un tipo humano no deseado, carroñeros de aplausos, ególatras de salón (digital).

Debo reconocer que esa preocupación es también personal. Porque es la primera vez en estos breves pero tumultuosos años que dudo acerca del oficio. Es una duda distinta a las que tuve antes, mucho más visceral y por ende más nociva. Víctima de ese mismo cinismo del cual advierto, a mí también me cuesta cada vez más encontrarle sentido a esto. Lucho con un libro que temo que no le interese a nadie, quiero hacer cosas –como viajar al Amazonas al igual que Mónica– para las cuales parece ya no haber plata, idolatro a figuras que triunfaron en formatos que hoy tienen su muerte decretada. El problema, me digo cuando las sesiones de flagelo apenas comienzan, es que nací en la época equivocada.

Por eso fue un acontecimiento encontrarme con la historia de Dom Phillips. Leyéndolo me doy cuenta de que él practicaba un periodismo en el que creo. Un periodismo que se exige, que está dispuesto a todo con tal de ponerse al servicio de la historia. Un periodismo que cuida de las formas y se preocupa por el tono. Uno que deja lugar a las voces, que duda, que desarticula visiones simplistas. Hablando con sus amigos me doy cuenta, o quizás solo quiero creer, que a él también se le iba la vida en esto. Que era un hombre obstinado y devoto, cuya manera de estar en el mundo era contarlo.

Por cierto que también tenía un proyecto moral. Su libro no buscaba una tirada de aplausos sino un aporte a la discusión sobre cómo salvar al Amazonas y especialmente a la gente que vive ahí. Hay en esa carrera un espacio reservado para algo mucho más grande que el propio ego. Hay, además de otras personas, ideas e ideales. Una preocupación por las grandes cosas que importan. Por eso me cuesta creer, cuando me defiendo del cinismo, a la gente que mete a los periodistas en esa bolsa de la banalidad. Me arriesgo a decir que solo la minoría entra en esas etiquetas: la mayoría de los periodistas que conozco son honrados y, a su manera, pelean por lo que creen.

Lo digo así, quizás apurado pero de seguro alentado por la historia de Dom. Su búsqueda de trabajar en las cosas que disfrutaba, así como la sumersión en otros intereses y otras vidas, me conmueve. Quiero que sea un antídoto contra el cinismo, contra las voces como las que escucho ahora mientras escribo esto. ¿Te parece contar esto? ¿Acá? Vas a dar cringe. Son las mismas voces, la misma tribuna contraria, que pregunta: ¿Para qué te vas a meter en periodismo? Te vas a morir de hambre. O: ¿Tanto esfuerzo por un libro? Si ahora nadie lee. A esas voces hay que correrlas del medio.

Siempre habrá lectores, como habrá oyentes y espectadores. Y si no, si son tan solo un puñado, o aunque no haya nadie del otro lado, igual lo vamos a seguir haciendo. Porque se nos va la vida en esto.

A algunos, como a Dom Phillips pero también a tantos otros, se les va de manera literal: los matan.

Y eso alguien tiene que contarlo.

Comunicación popular y latinoamericana

"Juro que hace 10 años me decían esto y no lo creía". La vicepresidenta Cristina Kirchner celebró la victoria de Gustavo Petro como nuevo presidente de Colombia, relató cómo se enteró del triunfo histórico y dio detalles de su comunicación con el referente de la izquierda colombiana.


"19:50hs aterrizamos en Aeroparque y el celu me devuelve más de 30 mensajes de compañeros y compañeras que con alegría me trasmiten el triunfo de la coalición Pacto Histórico en el ballotage en Colombia", destacó la vicepresidenta en su cuenta de Twitter.

Luego, en el mismo hilo, contó que habló con el nuevo jefe de Estado de Colombia. "Pido que me comuniquen y casi al instante escucho su voz: Hola presidente… Aquí Gustavo Petro, Cristina (juro que hace 10 años me decían esto y no lo creía) Se lo dije y se rió, estaba emocionado, yo también", agregó.

Por último, reveló el mensaje de Petro a la vicepresidenta argentina y, claro, a todos sus compatriotas. "'Ahora a construir la paz' me dijo. Tiene razón, hay que suturar las heridas de tanta tragedia ¡Salud al Pueblo Colombiano y a su Presidente!", completó CFK en su cuenta personal.

Acto Oficial

El presidente Alberto Fernández encabezó este lunes, en el Centro Cultural Kirchner (CCK), el acto de Promesa de Lealtad a la Bandera, con la participación de más de 2.000 estudiantes de cuarto grado, a quienes pidió que se preparen para un "mañana mejor" que "empezamos a construir hoy, con mucha fuerza, con total convicción de que sabemos dónde estamos parados, que sabemos dónde queremos llegar y que, como alguna vez dijo Néstor, sabemos a dónde no queremos volver".

Tras entonar el himno nacional argentino, el mandatario, acompañado por ministros y ministras de su gabinete, dedicó unas palabras de reconocimiento al creador de la bandera argentina, Manuel Belgrano, fallecido el 20 de junio de 1820.

"Belgrano no fue un hombre más en la historia argentina, fue un hombre singular, único tal vez, solo equiparable con José de San Martín, con Martín Miguel de Güemes. Fueron hombres inmensos que dieron todo porque hoy seamos un país libre e independiente", repasó.

"Fue un hombre que abrazó las ideas libertadoras de la Revolución Francesa y que creía firmemente que en esa libertad y fraternidad estaba el desarrollo de los pueblos", continuó el presidente, quien también destacó que fue uno de los primeros en "promover la producción como mecanismo de desarrollo de la sociedad" y en impulsar "la producción del cáñamo con fines textiles".

Abogado, economista y periodista, enumeró Fernández a modo de racconto, "un día la patria le dijo a Belgrano que tenía que ponerse el uniforme militar y fue, con todas las limitaciones en estrategia militar que él mismo conocía". Marchó al norte, siguió el mandatario, "porque San Martín ,que ya había cruzado Los Andes y que iba camino a liberar Perú, le pidió que cuide la frontera norte para que los realistas, los españoles, no vuelvan sobre la patria. Y allí se encontró con Güemes y juntos cuidaron el norte argentino, también junto a una enorme mujer, Juana Azurduy, a quien la patria le debe mucho".

Tras su actuación, recordó Fernández, Belgrano fue recompensado con oro, que donó para "la fundación de escuelas, porque estaba convencido que en la educación radicaba el futuro del desarrollo de nuestra patria". Son estos héroes, señaló el presidente al concluir su historización sobre el proceso de independencia argentina, el "ejemplo que debemos seguir en tiempos de mucha incertidumbre que vive el mundo".

"Estoy seguro que tenemos por delante un enorme futuro. La Argentina no es ese país sin destino que algunos quieren plantearnos", expresó. "La Argentina es un país que quiere ponerse de pie, que ha sufrido una y mil veces pero como decía María Elena Walsh: 'tantas veces nos mataron, tantas veces me morí, a mi propio entierro fui y todavía estoy aquí’. Nosotros vamos a ponernos de pie una vez más, por ustedes, para que tengan de una vez y para siempre la patria que se merecen", añadió.

En ese marcó, le pidió a los alumnos y alumnas presentes, antes de tomarles la jura a la bandera, que se preparen para "un mañana mejor" porque el futuro es de les niñes. "Que nadie quiera convencerme que el pasado es lo mejor: mañana es mejor. Y el mañana es de todos ustedes", insistió.

"Pero el mañana de ustedes empezamos a construirlo hoy, con mucha fuerza, con total convicción de que sabemos dónde estamos parados y sabemos dónde queremos llegar. Pero también sabemos, como alguna vez dijo Néstor, a donde no queremos volver", concluyó Fernández.

El discurso de Cristina Kirchner en el acto de la CTA 

Bajo la consigna "20 de Junio. La vigencia de Belgrano. Estado, mercado y precios: producción, trabajo y política social en una Argentina bimonetaria", del evento también participaron el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi; y el secretario general de la CTA, Hugo Yasky.

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner participa este lunes de un plenario de delegados de la CTA de los Trabajadores en la ciudad de Avellaneda. Bajo la consigna "20 de Junio. La vigencia de Belgrano. Estado, mercado y precios: producción, trabajo y política social en una Argentina bimonetaria", la vicepresidenta dio una conferencia en la que reflexionó sobre los problemas económicos en el país, desmintió varios mitos neoliberales -por caso, que la inflación es causada únicamente por el déficit fiscal-, y pidió esfuerzos ante la evasión de las empresas con mayores ganancias: "No es que nos falten dólares, los dólares están afuera y ese es el problema que hoy tenemos", sostuvo. Y agregó: “Los grandes problemas de Argentina se resumen en la escasez de dólares y la economía bimonetaria”, agregó.

También resaltó la importancia de que el Frente de Todos gane las próximas elecciones presidenciales pero señaló que "no se trata de ganar por ganar" sino de avanzar en dirección de "la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación", y llamó a los argentinos a "hacer lo correcto" para "defender a su Patria".

El acto se desarrolló en el predio del Parque La Estación, hasta donde llegarán 1.800 delegados de la CTA de todo el país, según informó la organización sindical en un comunicado. Además de la vicepresidenta, la lista de oradores también incluye al ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, y el secretario general de la CTA, Hugo Yasky.

EMPEZÓ EL ACTO EN AVELLANEDA


 

Unos pocos minutos pasadas las 16, Cristina Kircher se hizo presente en el predio del Parque La Estación junto con el secretario general de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky y el ministro de Hábitat, Jorge Ferraresi.

En el acto también se hizo presente el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, el ministro de Cultura nacional Tristán Bauer y decenas de intendentes, funcionarios y sindicalistas. La capacidad del predio fue colmada y cientos de miles de personas escuchan el acto en las afueras del Parque la Estación.

FERRARESI, EL PRIMERO EN TOMAR LA PALABRA

Con citas a Belgrano, Jorge Ferraresi fue el primero del trinomio que tomó la palabra en el acto de la CTA en Avellaneda.

El ministro nacional repasó su gestión al frente del municipio bonaerense, al remarcar la lucha por la “independencia” económica: Ferraresi contó que que durante el macrismo le aumentó los impuestos a las seis empresas que había tenido ganancias exponenciales para paliar los 25 millones de pesos que se perdió en recaudación por incapacidad de pago de los vecinos.

 “Fueron 25 mil frentistas contra seis empresas. Solo ahí pudimos seguir haciendo justicia social, porque teníamos indenpendencia económica”, relató.

"A GANAR LAS ELECCIONES DE 2023 CON LAS CONVICCIONES BIEN ALTAS"

Como cierre, en un discurso que no duró más de diez minutos, Ferraresi pidió un aplauso por el triunfo de Colombia y relató un breve encuentro que mantuvo, años atrás, con Francia Márquez, vicepresidenta electa por la fórmula de Gustavo Petro. El ministro nacional le dijo que lo importante no era ganar las elecciones sino "era mantener las convicciones". "Yo digo ahora que lo importante es mantener las convicciones, pero que lo importante es ganar las elecciones, así que a ganar el 2024 con las convicciones bien altas".

HUGO YASKY: "CRISTINA KIRCHNER ES LA FIGURA POLÍTICA MÁS IMPORTANTE DE LA POLÍTICA ARGENTINA"

En el inicio de su discurso, el secretario general de la CTA de los Trabajadores agradeció la presencia de Cristina Kirchner en el plenario de Avellaneda: "Es la figura política más importante de la política argentina", dijo Hugo Yasky, en relación a la vicepresidenta. 

Yasky, a su vez, agradeció la presencia de dirigentes de la CGT. “Son los compañeros con los que estuvimos juntos bancando la resistencia al gobierno de los ricos para los ricos”, agregó.

"NO PODEMOS TENER COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS QUE NO PUEDAN LLEGAR A FIN DE MES TENIENDO EMPLEO"

El diputado nacional y jefe de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), Hugo Yasky, llamó al pueblo y a los trabajadores  y trabajadoras a volver a las calles para recuperar el poder adquisitivo y no dejarse avasallar por el "enemigo" que solo se rige por la especulación.

"Nosotros tenemos que luchar contra ese enemigo que tenemos del lado de enfrente, que quiere limitar los movimientos y la capacidad de los argentinos de tener un país con empleo, con derechos", aseguró Yasky. Y agregó: "Pero también tenemos que luchar contra la tentanción de creer que si solamente logramos administrar los tiempos resolvemos los problemas. Eso nos puede vaciar por dentro y puede hacer que muchos que creen en nosotros dejen de hacerlo".

"Nosotros como trabajadores y trabajadoras, como movimiento sindical, tenemos una tarea enorme: no podemos dejar de plantear aquellas cuestiones que son impresindibles. Necesitamos recuperar la movilización de nuestro pueblo y los trabajadores en la calle, para luchar por abrir espacios que nos permitan no quedar encerrados en el juego que ellos nos proponen", sumó el dirigente.

En ese mismo sentido, señaló: "No podemos tener compañeros y compañeras que no puedan llegar a fin de mes teniendo empleo. Tenemos toda la capacidad y a la fuerza de la clase trabajadora dispuesta a pelear".

"Cuando los trabajadores tienen una síntesis política y una conducción, es posible construir la liberación y libertad de nuestro pueblo. Viva la Argentina, viva la clase trabajadora, viva la compañera Cristina y viva la Patria", cerró.

EL HOMENAJE DE CRISTINA KIRCHNER A MANUEL BELGRANO

"Es mi prócer favorito". Con esa frase, Cristina Kirchner explicó por qué eligió el 20 de junio (Día de la Bandera) para participar del plenario de la CTA. La vicepresidenta destacó la vigencia de Manuel Belgrano y criticó a los políticos que "no les gusta mirar el pasado". 

"Yo desconfío de los que no les gusta mirar el pasado. Será porque además no le gusta las cosas que hicieron durante el pasado. Yo no tengo problemas con el pasado, ni con el peronismo. En nuestra propia historia encontramos las claves, decodificamos y podemos atisbar lo que puede pasar. Solo de ese modo, podemos actuar en el presente, con el conocimiento del pasado y la estrategia del futuro", añadió.

"EL ESTADO ES IMPRESCINDIBLE"

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner advirtió que en la actualidad se vive "un ataque formidable al Estado" y fustigó a quienes dicen "todos los días que el Estado es una porquería y no sirve para nada".

En ese sentido, afirmó que "el Estado es imprescindible, sin lugar a dudas" y que "la reducción al mínimo del Estado es solo un ejercicio y sirve para quedar bien en discursos de ocasión".

Asimismo, señaló que "el mercado" provocó las crisis en lo que va del primer cuarto del siglo XXI y recordó que "el Estado" siempre salió en auxilio de la sociedad. "Si vamos a hacer capitalismo, hagámoslo en serio, con para todos y todas, sin exclusiones"

EL DÉFICIT FISCAL Y LAS CIFRAS QUE DESMIENTEN A LA OPOSICIÓN

Otro de los puntos del discurso de la vicepresidenta en el plenario de la CTA fue desentrañar el discurso de la oposición, que anuncia al déficit fisical como la única causa de la inflación en Argentina. En ese sentido, Cristina Kirchner ejemplificó con planillas y datos, y puso como que Estados Unidos tiene el récord mundial de déficit fiscal pero no tiene el mismo nivel de aumento de precios de nuestro país.


 

También desvinculó la inflación del déficit comercial que, según un estudio que mostró, también está en manos de Estados Unidos. "El déficit no es necesariamente causante de la inflación, pero Estados Unidos tiene la maquinita para imprimir dólares y varios portaaviones", sumó.


 

"EN EL MUNDO, ARGENTINA ES EL TERCER PAÍS EVASOR Y EN FORMAR ACTIVOS EN EL EXTERIOR"

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmó que una empresa alimentaria, de la que no quiso menciona el nombre, mostró entre 2019 y 2021, antes del pago de impuestos, una ganancia de 421 por ciento, a modo de réplica a las críticas que recibe el Gobierno desde el sector empresarial.

Asimismo, dijo que la Argentina es "el tercer país evasor" de impuestos en el mundo, junto a Comoras, Zambia, Pakistán. Además, también señaló que es el tercer país en formar activos en el exterior", es decir, en sacar dinero del país.

Lo dije en la Plaza de mayo el 10 de diciembre, lo dije en Chaco y lo repito ahora: no es que nos falten dólares, los dólares están afuera y ese es el problema que hoy tenemos”, sostuvo. “Los grandes problemas de Argentina se resumen en la escasez de dólares y la economía bimonetaria”, agregó.

CRISTINA KIRCHNER PIDIÓ CONTROLAR "EL FESTIVAL DE IMPORTACIONES"

La vicepresidenta Cristina Kirchner dijo que hay "un festival de importaciones" que se debe "controlar y administrar" desde el Gobierno, pero advirtió que eso "no estaría sucediendo".

"Hay un festival de importaciones desde hace tiempo. Para que se den una idea, en la Argentina 600 empresas explican el 75 por ciento impoortaciones y el otro 25 por ciento lo expican 24 mil empresas. Eso quiere decir que no es tan difícil controlar esto y se deben dar estrategias para ello", añadió en su discurso.

En ese mismo sentido, aseguró que hay que "articular" el accionar la "AFIP-Aduana, el Ministerio de la Producción y el Banco Central" y englobó esa y otras tareas en la frase "usar la lapicera" que pronunció días pasados junto al presidente Alberto Fernández en el acto por el centenario de YPF.


"NO HAY PODER JUDICIAL EN ARGENTINA, HAY UN PARTIDO JUDICIAL"


En otro de los pasajes de su discurso, la vicepresidenta hizo referencia al mecanismo en el cual gran parte de la Justicia favorece a los empresarios. "Los jueces y los fiscales aparecieron en el mundo de las importaciones y entre enero de 2021 y marzo de 2022 salieron del país 1.847 millones de dólares de importaciones autorizadas por jueces y fiscales a través de amparos", detalló la mandataria.

"Donde hay necesidad de dólares habrá un juez y un fiscal para darles dólares a los importadores; pero si la necesidad es del pueblo no hay derecho; no hay justicia, no hay fiscal y no hay jueces", agregó CFK, al hacer referencia a la frase del ministro de la Corte Suprema de Justicia Carlos Rosenkrantz.

"Si la necesidad son de los poderosos hay jueces, fiscales, defensores, lo que sea necesario. No hay Poder Judicial en Argentina, hay un partido judicial", enfatizó Cristina.


"LA INFLACIÓN DE HOY ES EL PRODUCTO DEL ENDEUDAMIENTO CRIMINAL DE LOS 4 AÑOS DEL MACRISMO"


La presidenta del Senado aseguró que el proceso inflacionario que vive la Argentina no responde a las explicaciones neoliberales sino que "es el producto del endeudamiento criminal de los 4 años del macrismo. Cristina Kirchner aclaró que, en ese período, "se aplicaron todas y cada una de las políticas que quería el sector privado".

En ese sentido, la vicepresidenta cuestionó a los referentes de la oposición, que gobernaron durante cuatro años, y ahora "miran para otro lado, como el perro que voteó la olla, y hacen como que no tuvieron nada que ver", aseguró Cristina.

"Nadie se hace cargo de que durante cuatro años en la Argentina, entre 2016 y 2019, se aplicaron todas y cada una de las politicas que quería el sector privado". Y, en ese marco, también criticó duramente al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a los empresarios que "dicen que no tienen nada que ver con la formación de precios y la inflación".

"LA UNIDAD DEL FRENTE DE TODOS NUNCA ESTUVO EN DISCUSIÓN"

Durante su discurso en el acto por el Día de la Bandera, en Avellaneda, la vicepresidenta también se refirió a la interna del Frente de Todos y afirmó que "nadie se preocupe porque la unidad del Frente de Todos nunca estuvo en discusión".

"La voz no es mi voz, es la de los que queremos representar a la gente. Cuando hablamos es porque estamos haciendo representación política" de esa gente, aclaró la expresidenta. Y agregó: "Debemos apelar a nuestras mejores acciones y convicciones, no nos olvidemos de dónde venimos.
Ganar la elección para no cambiar nada, mejor quedarse en la casa”.

CAVALLO, EL EJEMPLO DE MILEI

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner embistió al dirigente libertario Javier Milei por haber dicho que Domingo Cavallo fue el mejor ministro de Economía y dijo irónicamente que tras esa declaración "estamos para el suicidio colectivo, onda Guyana, onda Jim Jones", el predicador que provocó una matanza colectiva de casi un millar de personas en 1978.


 

Además, la vicepresidenta avanzó contra el macrismo porque "los que endeudaron al país, los que nos trajeron de vuelta al FMI dicen que ahora tienen la solución".

"LAS POLÍTICAS SOCIALES NO PUEDEN SEGUIR TERCERIZADAS"

La vicepresidenta Cristina Kirchner afirmó que el Estado nacional "debe recuperar la auditoría y control de las políticas sociales que no pueden seguir tercerizadas".

La expresidenta dijo que "es recuperar el rol y transparentarlo (el sistema) ante la opinión pública", y aseveró que "las mujeres son a las que más basurean en prácticas misóginas y machistas", completó.

MENOS DERRAME Y MÁS MERCADO INTERNO

El corrimiento del velo sobre el festival de importaciones

Ayer, la vicepresidenta Cristina Fernandez de Kirchner hizo referencia al asunto, signando a la evasión como una de las causas de la explosión inflacionaria que sufre la economía argentina, que encuentra en las importaciones, los mecanismos para producir las mayores fuga de dolares de la economía nacional.

Sebastián Premici, Licenciado En Ciencias De La Comunicación. Autor Del Libro De Patrones Y Peones. Los Aliados Esclavistas De Mauricio Macri. Colabora En Página/12 Y Formó Parte De Radio Nacional. Escribe A Este Respecto En “El Cohete A La Luna”

El «gasoducto gate», causa que ya fue archivada por el juez Daniel Rafecas, logró eclipsar otra de las apreciaciones de Cristina Fernández de Kirchner: el permanente drenaje de reservas del Banco Central de la República Argentina (BCRA), explicado no sólo por el pago de deuda entre empresas privadas, sino “por un festival de importaciones”. Las compras desde el exterior de bienes industriales, intermedios, consumo y energía llegaron a los 7.800 millones de dólares durante mayo, un 50% más que un año atrás.

Existe un proceso de dolarización por anticipo de importaciones con carácter especulativo, motivado principalmente por la amplitud de la brecha cambiaria. Es decir, se compran máquinas a dólar oficial y esos mismos bienes son anotados en los balances de las empresas a dólar blue. Esta maniobra la describe cada vez que puede el empresario Teddy Karagozian, CEO de TN&Platex –aunque él aclara que se dolariza para crear puestos de trabajo–, pero también es un diagnóstico compartido dentro del Banco Central.

El BCRA no administra el comercio exterior, sólo tiene injerencia en la metodología de pagos. Incluso no prohíbe, sólo regula cómo se hace o hace que pidas permiso previo. El proceso de dolarización por anticipo de importaciones claramente está presente y los instrumentos para desalentarlos son de política macroeconómica y de administración del comercio”, explicaban (y se excusaban) desde la autoridad monetaria horas antes de la asunción de Daniel Osvaldo Scioli como ministro de Desarrollo Productivo, en reemplazo de Matías Kulfas.

Este festival de importaciones ahora tiene número: 10.000 millones de dólares, que no se explicarían ni por el crecimiento económico ni por la brecha cambiaria, según las estimaciones realizadas por el consultor Emmanuel Álvarez Agis.

La descoordinación económica dentro del gobierno nacional es bastante notoria, por no decir explícita. En el BCRA sostenían que el ministro de Economía, Martín Guzmán, no quería subir las tasas de interés, situación que cambió esta semana. En Desarrollo Productivo despotricaban por supuestas trabas para las importaciones que surgían desde la autoridad monetaria, mientras que desde la calle Reconquista, sede del Central, le tiraban el fardo a la lapicera de Kulfas. Guzmán la veía pasar con su prédica del “vamos viendo”, concentrado en cumplir las metas con el FMI. El Banco Central difundió un comunicado en el que sostiene que las regulaciones cambiarias que dispuso para el pago de las deudas privadas  (y que no siempre fueron compartidas por Guzmán) permitieron ahorrar 26.000 millones de dólares desde 2020. Es cierto, siempre todo puede ser peor.

¿Con la llegada de Scioli habrá mayor coordinación? La respuesta vendrá con el día a día de la gestión. ¿Acaso su plataforma electoral para 2023? Demasiado pronto para aventurar.

Lo más certero por estas horas sería el corrimiento del velo sobre el festival de importaciones. Kulfas tenía una botonera casi paralela para controlar –entiéndase: autorizar– las importaciones junto a su jefe de Gabinete, Claudio Alejandro Sehtman y Cavo, tarea que le correspondía realizar al secretario de Industria, Ariel Schale, pero que el ministro cuidaba celosamente, según algunas apreciaciones dentro del equipo económico.

La autoridad monetaria, a cargo de Miguel Pesce, ya realizó un relevamiento sobre el nivel de importaciones de las grandes firmas durante los últimos cuatro años para determinar cuáles se sobre-stockearon. “Habrá más controles sobre las Licencias No Automáticas y el conjunto de las importaciones”, aclaran ahora desde el directorio del BCRA. También se suma al cambio de óptica política que adoptará Scioli. No por nada, en una recorrida por el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), su primera actividad oficial, se animó a plantear un plan federal de sustitución de importaciones.

Hay que fijar prioridades y estar atentos a la fundamentación de las divisas que se solicitan”, argumentó el nuevo ministro durante un reportaje radial.

Sustituir para crecer

El año pasado, los investigadores Martín Schorr, Lorenzo Cassini y Javier Rameri elaboraron un trabajo sobre el nivel de importaciones en las empresas más grandes del país a pedido del Banco Nación, que no sólo incluyó un análisis cuantitativo, sino también cualitativo, con entrevistas a empresarios, titulares de cámaras y tomadores de decisiones dentro de las organizaciones privadas.

La investigación arrojó que “las potenciales oportunidades de sustitución de importaciones en productos manufactureros se estiman en más de 11.000 millones de dólares anuales, lo cual representa aproximadamente el 20% de las importaciones manufactureras”.

Durante las etapas iniciales de producción de un nuevo bien, los costos domésticos pueden ser superiores a los de importación debido a que la forma de fabricación mejora conforme aumenta la producción acumulada (aprender haciendo). En un contexto de globalización donde existen países industrializados altamente productivos, la construcción de nuevas capacidades industriales requiere de políticas de protección de la industria local y amplia planificación”, puede leerse en el documento firmado por Schorr, Cassini y Rameri.

Durante las entrevistas, saltó un dato que llamó la atención. Muchas de las grandes sociedades que están en condiciones de sustituir importaciones y que reciben financiamiento público no lo hacen porque sus accionistas privados prefieren repartir ganancias, dolarizar sus excedentes o no invertir en esquemas de desarrollo de proveedores. A modo de ejemplo, YPF estaría en condiciones de sustituir más del 30% de sus importaciones.

Las grandes empresas tienen un rol protagonista en tanto son compradores de grandes cantidades de bienes industriales, tanto de insumos como de bienes de capital. Muchas de estas empresas se dedican a la explotación de recursos naturales hidrocarburíferos o agrarios. Podría avanzarse en un esquema de desarrollo industrial que emule al de los países con dotaciones abundantes de recursos naturales y que utilizaron la demanda intermedia de bienes industriales de los sectores extractivos de estos recursos para desarrollar la industria local de manufactura intensiva en conocimiento”, concluye el trabajo.

Un cambio de enfoque que debería integrarse o ser superador del “pleno exportador a la espera de derrame”, pregonado por el gobierno nacional.

Recesión global

El pleno exportador del gobierno se enfrenta a un posible escollo. Que la Reserva Federal norteamericana haya subido la tasa de interés de manera tan agresiva, hace pensar que el mundo se encamina a una recesión global como forma de contener la inflación, que en los Estados Unidos ya orilla el 9% anual. Si el mundo se cierra, ¿dónde vamos a meter nuestras exportaciones?

Es muy difícil una salida exportadora con una economía global que podría ir camino a una recesión. En este momento, la Argentina tiene que priorizar el mercado interno. Habría que expandir todo, las inversiones, las exportaciones y el consumo, que representa el 80% del PBI. Es muy difícil una salida exportadora en este contexto”, explica Alejandro Vanoli, ex titular del BCRA. Hasta ahora, la idea de potenciar el mercado interno aparecía por fuera del radar de prioridades o lejos de aquella narrativa construida durante los primeros tres kirchnerismos.

En mayo se registró una fuerte caída en los indicadores de consumo del 4,7% interanual en todo el AMBA, según los relevamientos que realiza la consultora especializada Scentia. Esto podría explicarse, en parte, por la alta inflación, que ya llega al 60,7% en los últimos doce meses. En la actualización presupuestaria publicada esta semana, Guzmán llevó la proyección de la variación general de precios al 62% anual, cifra que ya podría quedar desactualizada, de acuerdo a las estimaciones privadas que ubican la inflación anual más cerca de los 70 puntos.

El ministro de Economía está enfocado en cumplir las metas con el FMI como forma de “anclar las expectativas”. Y si bien es cierto que el último dato del INDEC mostró una baja del Índice de Precios al Consumidor (IPC), nada indica que el escenario internacional vaya a ser más benévolo. Esto quiere decir que se necesitan más instrumentos para el desacople de los precios internacionales. En definitiva, ¿para quiénes deben estar orientadas las expectativas? ¿Para el poder económico o el conjunto de la población?

Según una encuesta del FMI, 26 de 31 países desarrollados y 45 de 103 países emergentes tomaron medidas para desvincular los precios internos de los mayores precios internacionales. “En los países desarrollados se han generado vouchers con descuentos para los consumidores, como en el caso de España, pago a familias en Alemania, una asignación por única vez de 100 euros por hijo, rebajas del IVA (Italia y Bélgica) y reducción de impuestos específicos en Francia, Corea y Nueva Zelandia. Eslovenia puso precios máximos”, resumió Vanoli en el último informe de su consultora Synthesis.

En la Argentina no hay Precios Cuidados que aguanten. En un año, el kilo de pan francés aumentó un 75% (mayo 2021-2022), el pollo –que consume maíz como forraje para su alimentación– un 86% y los cortes de carne que se consumen localmente presentan alzas del 59 al 67% en doce meses. Mientras tanto, los fideicomisos privados del trigo y aceite se están quedando sin recursos por la fuerte suba del precio internacional de las materias primas. De todas maneras, con fideicomisos incluidos, los consumidores y consumidoras ni se dieron cuenta del desacople de precios.

Los movimientos especulativos no sólo vienen de aquellos sectores que demandan dólares. También los hay entre las empresas que supuestamente los proveen. “Se estima que faltan liquidarse 26 millones de toneladas de soja (guardadas en silos bolsa), lo que es consistente con los datos de liquidación de divisas efectuadas y las cifras de recaudación impositiva”, sostuvo Vanoli. La recaudación por derechos de exportación es relativamente baja. En mayo creció un 42,8%, casi el doble de abril (21,9%), pero muy inferior al 96,7% de marzo.

El Estado debería ser más creativo en los instrumentos de desacople. También más audaz en su manera de cortar con el círculo de la especulación en torno a los dólares.

EL SISTEMA EN CRISIS

EL DETRÁS DE ESCENA DE LA JUSTICIA

Federico Delgado es abogado (UBA) y Licenciado en Ciencia Política (UBA). Realizó postgrados sobre “El Sistema Penal. Cuestiones fundamentales y su Problemática Actual” (UBA) y “Reglas Internacionales contra la Corrupción” (UCA). 

Es Fiscal Titular ante los Juzgados Nacionales en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal. Fue designado para intervenir en las causas que se sustancien por violaciones a los Derechos Humanos durante el terrorismo de Estado -y sus conexas- en las que conozcan la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal. Y designado para cumplir funciones de Fiscal General Adjunto en la Fiscalía General ante la Cámara Federal de la Capital Federal. 

Escribe en Revista Anfibia, publicación de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM)

El sistema judicial está habitado por la sospecha que envuelve a la palabra de jueces y fiscales. Pero aun en medio de una crisis tan profunda, y a pesar del ecosistema judicial, la administración de justicia funciona. Pero se habla poco de ello. Se discute sobre el diseño de la Corte Suprema de Justicia de la Nación y del Consejo de la Magistratura pero no del trabajo real, que es donde se juega el éxito o el fracaso del sistema.


 

El trabajo judicial tiene un lado B: es el trabajo invisible de muchos judiciales que hacen que ese sistema funcione. No trasciende las paredes de las oficinas, porque la histórica situación anormal se normalizó y porque en cierta forma la mayoría de los judiciales nos hemos resignado frente al lenguaje de las rutinas institucionales. En otras palabras, el sistema funciona (con todos sus problemas) desde hace mucho gracias al esfuerzo de los judiciales.

Los tribunales y sus protagonistas

Irene y Guillermo trabajan en un juzgado y en una fiscalía de primera instancia penal federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Si bien son personajes imaginarios, apuntan a representar una suerte de tipo ideal, en ellos se condensa la gama de vallas que tienen que eludir día tras día los trabajadores y las trabajadoras judiciales para conseguir aplicar la ley. 

Ellos trabajan en oficinas razonablemente confortables, ventiladas, con buenas computadoras, servicio de internet que los conecta con bases de datos, bibliotecas y repertorios de jurisprudencia. Ya casi no utilizan los expedientes de papel. Como una derivación de las transformaciones de la Covid 19 el sistema judicial universalizó el uso del expediente digital. Andan por los treinta y pico. Son abogados con posgrados y ocupan cargos de importancia en la estructura judicial. Aunque no son jueces o fiscales, sus funciones son decisivas para el movimiento de sus oficinas. El horizonte de sus carreras es llegar a ser magistrados. Creen que una administración de justicia que se acerque a la que promete la Constitución va a mejorar la vida de los ciudadanos.

En sus oficinas ingresan, a grandes rasgos, casos para investigar delitos contra el Estado, casi siempre ligados a la corrupción administrativa. También denuncias sobre tráfico de drogas, lavado de dinero y trata de personas. 

Para llevar adelante su trabajo, Irene y Guillermo cuentan con las directivas que les proporcionan el juez y el fiscal, que tienen que ver con las estrategias para encarar las investigaciones de acuerdo con los parámetros del código de procedimientos. Allí está establecido qué puede hacer un juez, qué puede hacer un fiscal y cómo deben hacerlo. Para cumplir con su trabajo pueden convocar testigos a declarar, cuentan con el auxilio de las fuerzas de seguridad para las tareas de campo, pueden requerir informes a oficinas públicas y a particulares y pueden, bajo determinadas circunstancias, allanar domicilios y detener personas -junto a otras medidas que restringen derechos-. El objetivo de su trabajo es que el estado enjuicie a las personas sospechadas de violar la ley, para que los jueces competentes resuelvan si son culpables o inocentes.

El caso

A los fines de este artículo, voy a trabajar con un caso imaginario de venta de drogas y trata de personas con fines de explotación sexual. La denuncia se recibió a través del 911. Irene y Guillermo llegaron a la oficina el lunes a las 7.30 de la mañana y al abrir la casilla de correo electrónico encontraron un mail. El texto era escueto. Decía que una persona que no se identificó (porque teme por su vida) afirmó que en el edificio de la avenida XXX piso 1, departamento “C”, a partir de las 18.00 horas circula mucha gente que entra y sale y que hay chicas obligadas a ejercer la prostitución. El responsable del departamento es el “Chino”, quien vende drogas y regentea el prostíbulo.

El trabajo judicial

Irene y Guillermo trataron de conseguir la grabación original del llamado y de rastrear la identidad del denunciante anónimo para pedirle precisiones y ofrecerle la protección legal que el Estado asigna a quienes prefieren que su identidad no sea revelada. Perdieron casi toda la mañana del lunes. Después de varios llamados telefónicos les dijeron que durante la semana recibirían por correo electrónico la grabación del llamado.

Tras varios intentos a través de teléfonos y redes sociales, detectaron que la empresa desde la que se hizo el llamado original es WWW. Enviaron un mail para pedir, con urgencia, los datos del titular, pero rebotó porque la casilla estaba saturada. Luego de muchas idas y venidas, gracias al dato que les suministró una oficina contigua, obtuvieron el teléfono del área de legales. Allí, un empleado se comprometió a enviar en el curso de la semana la identidad del titular de la línea. Paralelamente, Irene y Guillermo pidieron a una fuerza de seguridad que se acerque al domicilio y que con discreción traten de chequear los términos del mail. Le pidieron a la fuerza que en 48 horas informasen el resultado del trabajo.

El miércoles, Irene y Guillermo esperaban el resultado del trabajo de las fuerzas de seguridad, pero no recibieron ningún correo. Se comunicaron con dicha oficina y después de muchas vueltas supieron que el funcionario asignado se llama Miguel, pero ya había terminado su turno. Les dijeron que llamen al día siguiente. 

Finalmente, el viernes tuvieron un panorama más claro: Miguel les dijo que se confundió, que fue durante la mañana a chequear el domicilio y que no vio movimientos extraños. Pidió perdón por eso. Pero explicó que los vecinos le dijeron que “había drogas y prostitución”. A última hora del viernes, la empresa WWW informó que la línea telefónica desde la que se hizo la denuncia era prepaga y que no tenían registros sobre la venta del chip.

Tras una semana de trabajo no sabían nada. Irene y Guillermo le pidieron a la fuerza de seguridad que en un plazo de 10 días chequeen el contenido del mail, filmen, saquen fotografías, etc. Al mismo tiempo, enviaron notas por correo electrónico al registro de la propiedad para saber quién era el dueño del departamento. A los 5 días llamaron a la fuerza de seguridad. Les informaron que Miguel había sido trasladado y que, como todo el personal estuvo afectado a unos allanamientos, nadie se hizo cargo de chequear el contenido del mail. 

Con respecto al registro, las cosas no salieron mejor. Como el informe del registro de la propiedad no llegaba, Irene y Guillermo perdieron una mañana en hacer el reclamo. No podían dar con la oficina pertinente, nadie respondía los correos electrónicos y tampoco los mensajes privados a través de la cuenta oficial de Twitter. Un integrante de la oficina conocía a un policía que estaba como seguridad en el ingreso al registro y les compartió un teléfono que no es muy conocido. Les dijo que allí serían atendidos. Lo llaman “el teléfono rojo”.

Los judiciales llamaron. Al rato se enteraron de que el pedido se había perdido: alguien borró sin consultar la casilla de mails del registro. Les pidieron si podían reenviar la consulta. Irene y Guillermo, hartos de esperar, se la jugaron. Solicitaron al funcionario del registro que se fijase en el sistema ese dato sencillo para conocer la identidad del propietario. “No me comprometan, por favor”, respondió el funcionario. Desilusionados, enviaron todo otra vez.

Era viernes de nuevo. Ese día el juez y el fiscal, con una lista en la mano, repasan el estado de las investigaciones. Se juntaron como todos los viernes. Cada uno con su termo y su mate. Apartaron algunas investigaciones ya terminadas para confeccionar las conclusiones. En otros casos dieron las directivas precisas, y entre todas las preguntas, surgió la duda del estado de lo que, en la oficina, se conocía como la causa del “Chino”. Irene y Marcelo narraron sus peripecias. El juez y el fiscal escucharon con paciencia, acostumbrados al devenir del expediente, y quedaron en reunirse de nuevo el viernes siguiente.

Tres semanas después llegó el informe del registro de la propiedad, pero estaba mal escaneado. No se leía el nombre del titular del departamento. Como era viernes, Irene y Marcelo decidieron consultar con el juez y el fiscal. Justo cuando iban hacia la oficina de los jefes, llegó el mail de la fuerza de seguridad. Miguel, el funcionario, adelantaba los resultados de las tareas de campo en el edificio de la avenida XXX piso 1, departamento “C”.

El departamento pertenecía a un anciano que lo había alquilado a un tercero, que a su vez lo rentaba por temporadas. Efectivamente allí residía una persona a la que apodaban “El “Chino”, pero el apodo no tenía que ver con su origen étnico. De acuerdo con las fuerzas de seguridad, manejaba el lugar por teléfono. Los auxiliares de la justicia no pudieron detectar cuántas chicas había en el lugar. Finalmente, el texto del correo decía que habían tomado varias declaraciones a testigos que hablaban sobre la venta de drogas. El funcionario policial advirtió que no podía mandar el informe oficial porque no tenía firma del jefe porque ese día no había ido a trabajar. 

A esta altura debo hacer otra aclaración. Algunas oficinas públicas duplican su trabajo. Este fue uno de esos casos. Primero escriben todo en un pequeño expediente, lo firman, le colocan los sellos. Luego lo copian en formato digital y lo envían por correo electrónico. A eso se comprometió Miguel quien, si bien tenía herramientas digitales, prefirió respetar los “hábitos institucionales”

Mientras tanto, Irene y Marcelo le indicaron que intensifique las tareas para completar el informe y decidieron no contar el episodio para evitar el enojo del juez y del fiscal. Si se quejan, las fuerzas se enojan, no pasa nada y ellos tienen que poner la cara al día siguiente. Las secuelas de la tensión se transforman en una montaña más que remontar. Eligieron un silencio táctico.

Dos meses después y tras muchas idas y venidas, Irene y Guillermo tenían el mapa completo. Las fuerzas de seguridad hicieron un buen trabajo. El “Chino” era en rigor de verdad MMM. Tenía dos chicas bajo su órbita en condiciones de explotación sexual y las obligaba a vender cocaína. Gran parte de la maniobra estaba filmada, las conversaciones grabadas, algunos “clientes” identificados. En fin, aquel llamado al 911 era verdad. Había que proceder de inmediato.

El allanamiento estaba previsto para un miércoles. El día anterior organizaron el operativo. Pero no había forma de hacer llegar la orden a las fuerzas de seguridad, se había caído internet. Irene y Marcelo conectaron los datos de sus celulares personales y se las arreglaron para organizar todo. 

Para las 22 horas de ese martes ya habían hablado con las fuerzas de seguridad, con las oficinas de asistencia a las víctimas y con la dirección de migraciones por si había personas extranjeras indocumentadas. El miércoles a la tarde, MMM fue detenido y las víctimas liberadas. En el departamento secuestraron el teléfono del detenido, 800 gramos de cocaína, 500 mil pesos, preservativos usados. Los documentos de identidad originales de las chicas explotadas estaban en una caja fuerte en la habitación de MMM.

El acusado declaró, fue procesado y quedó en condiciones de ser juzgado. No obstante, la investigación no pudo avanzar. El juez y el fiscal querían saber si había ramificaciones hacia arriba o hacia abajo de MMM. Para ello, era clave conocer qué había dentro del teléfono secuestrado. Irene y Guillermo hablaron con todos los cuerpos periciales conocidos. Las respuestas fueron concluyentes. Si bien existía tecnología para abrir ese teléfono, no estaba disponible en nuestro país por razones presupuestarias. 

Conclusiones

Allí terminó la investigación. Esta etapa del proceso insumió tres meses. La siguiente es la del juicio y no se puede saber cuándo será. Los Tribunales Orales no tienen plazos para fijar una fecha de juicio oral. Pueden administrar los tiempos a discreción. De todas maneras, tres meses es mucho en relación con la complejidad de un caso tan sencillo. Si las cosas hubiesen funcionado bien, si los actores de reparto (fuerzas de seguridad, empresas, dependencias estatales) no se hubiesen movido con tanta desidia, probablemente el delito hubiera estado esclarecido antes del mes.

Irene y Guillermo tenían otra vez el mismo sabor amargo. Motivos les sobraban. Tras años de estudio habían cumplido un sueño. Trabajaban en los tribunales, que es donde se aplican las leyes. Ingresaron cuando iniciaban sus carreras universitarias y paso a paso escalaron el escalafón judicial. Lograron cargos muy importantes. No obstante, su trabajo real era el de hacer que las directivas de sus jefes se cumplieran. Lidiaban con la burocracia, suplían con esfuerzo personal la falta de coordinación entre las oficinas públicas, superaban con su ingenio la desidia que envuelve a gran parte del sistema. 

En otras palabras, con el caso del “Chino” mostraron cómo un conjunto de acciones individuales, repetidas en el tiempo de manera inconexa sin un objetivo común, gestaron en su conjunto una dinámica de funcionamiento institucional que, pese a ser un servicio público, se mueve alejado de los intereses a los que debe servir. 

Mostraron también que el sistema judicial funciona. Pero funciona gracias al subsidio invisible de muchos empleados y empleadas que se sobreponen a un campo de problemas a los que las élites políticas se muestran indiferentes.

Irene y Guillermo invirtieron su tiempo en llamadas, reclamos de distinto tipo, en buscar respuestas creativas. Hay muchos como Irene y Guillermo y la mayoría de ellos están desilusionados con su trabajo. 

Las formas institucionales les robaron sus ilusiones. Pese a todo se sobreponen y siguen. Pero no están felices. Se prepararon para aplicar la ley y no para cargar sobre sus espaldas una dinámica institucional que de alguna manera hemos creado colectivamente. Eso los afecta a ellos, a sus producciones y, consecuentemente, a la calidad de nuestra vida pública.

Irene y Guillermo se desgastan tanto que cuando quieren sentarse a pensar y a escribir un proyecto para resolver los casos, no pueden hacerlo. Están agotados. Su trabajo real también los limita en su sueño de alcanzar el grado de magistrado. En efecto, carecen de tiempo para estudiar, para actualizarse. A veces tienen problemas para dar los exámenes de las instancias concursales, porque ese día “se complicó algo en la oficina”. Este ecosistema los explota, los constriñe, los limita.

Mientras tanto las élites con capacidad para tomar decisiones permanecen indiferentes. No se me escapa que esa indiferencia es muy remunerativa con respecto a una forma de ejercer el poder beneficiosa para pocos y hostil para muchos. Pero intuyo que parte de esa indiferencia también está habitada por algo de ignorancia. 

Muchas personas con buenas intenciones no conocen “su objeto de estudio”, malgastan energías. En el caso judicial no tienen la menor idea de la materialidad en la que se inscribe nuestra cultura jurídica. Desconocen tópicos como la desidia, la desarticulación administrativa, los problemas de coordinación, la ausencia de lazos de confianza que generan duplicación de trabajo, la imposibilidad de exigir rendiciones de cuenta y, en definitiva, una discrecionalidad de hecho que permite que cada cual haga lo que se le antoja.

Algunos se amoldan a la situación y consiguen sus beneficios económicos, políticos y simbólicos. Otros, como Irene y Guillermo, escogieron la lealtad a la constitución y se esfuerzan por garantizar un buen servicio de justicia.


La Grieta cierta


La verdadera grieta en argentina y en el mundo no está dada por, como nos quieren hacer creer desde los medios masivos de comunicación cuyos empleados reniegan del espíritu que sostiene la vocación de los periodistas profesionales o de quienes ocasionalmente o por el devenir de las contingencias de la vida, se encuentra en la función, el oficio o el impulso de no callar verdades molestas y violentas para los violentos de los privilegios, entre “Estatistas” “populistas” “De izquierda” y “anti estatistas” “libertarios” “De derecha”, sino entre quienes hablamos del poder y el privilegio de unos pocos que concentran para si y quienes no hablan de ello y por ende, en sus relatos, explican de otros modos sucesos y resultados sin tocar esos intereses y sin nombrar las obcenas concentraciones que un 2% de la población mundial administra para sí en detrimento del resto de la humanidad.

Y como ese 2% administra la riqueza, administra también, las armas, las drogas y los gobiernos que serviles, eligen callar a ser sinceros con sus pueblos.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack



Las ilustraciones de esta entrada pertenecen a Alina Najlis, Diseñadora de arte y dibujante  (FADU-UBA) y Docente. Docente de la UBA desde 2010, donde actualmente da clases de Ilustración e Ilustración Editorial. Vivió en París becada por las ciudades de Buenos Aires y París desarrollando un proyecto personal editorial que presentó en la Semana del Diseño de París y el Festival Internacional de Diseño de Buenos Aires en 2013.

Trabaja como Ilustradora y Diseñadora Gráfica independiente para clientes locales y globales. Como ilustradora ha publicado libros y diversidad de notas para medios impresos y digitales internacionales. Su trabajo se vuelca principalmente a temáticas feministas y sociales en general.






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