Poder mediatico, poder real y los precios como herramienta de extorsión.

 

La desinformación social en los procesos político electorales

Verónica Sforzin es doctora en Comunicación y licenciada en Sociología por la UNLP, docente, investigadora y autora del libro "Geopolítica de las Tecnologías de la Información y la Comunicación", escribe en Telam.

Un nuevo fenómeno recorre América Latina y el mundo: la saturación de información. Los ciudadanos latinoamericanos se informan a través de las redes sociales, "con lo que les llega al celular", una información filtrada y adaptada a su perfil psicosocial. Esto va constituyendo una forma de ver y comprender el mundo y modificando la forma de interactuar socialmente, la cual se manifiesta también en los procesos político electorales.

Con el ritmo de vida actual, los latinoamericanos no pueden desplegar la capacidad de ordenar esta saturación de información y darle un sentido y una narración. Esta saturación genera nuevas situaciones con modificaciones tanto psicológicas como sociales. Siguiendo a Chibey (Chibey Rivas, T. J. 2021), por un lado tenemos el fenómeno de la 'infoxicación', "un exceso de información incapaz de ser absorbida o discriminada"; por otro lado, el quizás más conocido de 'infodemia', "un gran aumento del volumen de información relacionada con un tema en particular" y por último el tercer fenómeno que afecta de manera más directa la psicología de los sujetos: el síndrome ligado al cansancio de la información (IFS) el cual genera una "creciente parálisis de la capacidad analítica" y la "perturbación de la atención, inquietud general o incapacidad de asumir responsabilidades" (Han, 2014).

El sistema de desinformación es la expresión de la profunda desigualdad en la producción del conocimiento y de la tecnología, en el momento actual. Es un fenómeno indisociable del modo de producción y, en específico, de la monopolización en unas pocas manos de los circuitos por los que fluye la información y de la producción de la información misma. Por más de que muchos lo planteen como un hecho dado y del cual no podemos escapar, hay que resaltar que no es un fenómeno natural o de la divina providencia, es un fenómeno que hace a las relaciones de fuerza sociales actuales y por lo tanto su modificación tendrá que ver con los procesos geopolíticos que se están desarrollando en este preciso momento histórico.

Frente a la evidencia empírica de las secuelas sociales y psicológicas que deja la exposición a los servicios de las corporaciones como Alphabet (Google), Metaverso (Facebook, Instagram, WhatsApp) o Microsoft, ya son muy pocos los que se animan a sostener que internet o las redes sociales son un ámbito de igualdad y libertad de acción.

Este fenómeno afecta a los procesos político-electorales en la región y lamentablemente todavía son muchos los analistas y referentes políticos que plantean que la contienda se tiene que trasladar a las redes sociales virtuales, como si estas fueran un terreno neutro, en donde cada candidato puede utilizarlas a su conveniencia. Tanto las elecciones de Estados Unidos, como "la toma del capitolio" de ese país, evidenciaron cómo las redes sociales son instrumentos manejados por estas grandes corporaciones en función de sus intereses.

Los procesos electorales pueden quedar presos de la lógica tecnocrática bajo la cual se intenta no sólo construir un buen candidato, sino influenciar en todo el tablero electoral. Al mejor estilo las elecciones estadounidenses los grandes medios de comunicación, en comunión con las redes sociales, encapsulan las múltiples expresiones políticas en una polarización social, dejando tan solo dos alternativas. En el caso de Chile, el sector reaccionario y conservador fue representado por Kast, defensor de Pinochet, en al caso de Colombia por Hernández, un candidato sin estructura que superó, gracias a las redes sociales, al candidato Uribista.

En Argentina estamos próximos a entrar en un proceso electoral y ya las noticias falsas que circulan por las redes sociales han aumentado pronunciadamente su reproducción y viralización, pero tendemos a creer que la que nos llega a nuestro celular no lo es, lo cual es parte del problema y consolida el sistema de desinformación social en el cual estamos inmersos.

Frente a la propuesta tecnocrática de una democracia secuestrada por los algoritmos de las redes sociales, en donde éstas quedan en el centro de la escena y donde los memes y discursos buscan las reacciones emocionales para influenciar a los electores; es la movilización y la organización social encabezada por procesos de participación física en diversos territorios: el sindical, territorial, barrial y organizada a partir de reivindicaciones como los derechos humanos o los de géneros y diversidades, los que construyen las mejores condiciones para generar conciencia de los propios intereses, fortalecer los proyectos nacionales y populares y el sistema democrático, actualmente en crisis.

El fortalecimiento de la vida en comunidad y de puentes que consoliden el diálogo social es un aspecto clave a la hora de abordar la crisis de representatividad y la disociación entre la vida cotidiana de la gente y la política.

Pequeña teoría sobre mi país

El filósofo Roque Farrán sostiene que las inestabilidades sociales recurrentes hacen que el país y sus ciudadanos tiendan a fijarse en torno a tres instituciones que fungen como puntos de orientación ante el desorden y la incertidumbre: 1) El dólar, a nivel económico (especulativo-ahorrativo); 3) El peronismo, a nivel político (ideológico-organizativo); 3) El psicoanálisis, a nivel ético (terapéutico y de cuidado de sí).

Roque Farrán es Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional de Córdoba y Doctor en flosofía por la misma Universidad. Realizó su doctorado sobre el concepto de sujeto en Alain Badiou y JacquesLacan (“sus dimensiones ontológicas y políticas") a publicado y participado como editor y evaluador en numerosas revistas nacionales e internacionales.


La Argentina es un país hermoso, complejo y diverso, rico en muchos aspectos, no solo por sus abundantes recursos naturales, sino por sus exquisitos productos culturales y legados simbólicos. Su población proviene de pueblos originarios, colonizadores, esclavos, criollos, mestizos e inmigrantes de sucesivas olas. Las inestabilidades sociales, emergentes de una irreductible conflictividad que ha encontrado en grandes luchas de emancipación y desiguales condiciones de existencia sus idas y vueltas, hacen que sus ciudadanos tiendan a fijarse en torno a tres instituciones insólitas para el resto de los países del mundo.

Estas instituciones, que fungen como puntos de orientación de manera recurrente ante el desorden y la incertidumbre, son: 1) El dólar, a nivel económico (especulativo-ahorrativo); 3) El peronismo, a nivel político (ideológico-organizativo); 3) El psicoanálisis, a nivel ético (terapéutico y de cuidado de sí). Habría que agregar una cuarta institución que opera diferencialmente y va cambiando, se sirve de distintos aparatos, tiene que ver con los poderes fácticos y su apoyatura principal son los medios de comunicación hegemónicos: primero utilizó el ejército, ahora el poder judicial.

Por supuesto, no quiere decir que todos hagamos análisis, compremos dólares, seamos peronistas o crédulos consumidores de noticias, pero son instituciones prácticas que polarizan y condensan buena parte de nuestras actividades, pasiones y afectos, sueños y desvelos. Sobre todo, si las comparamos con la pregnancia que tienen en otros países instituciones similares, nos damos cuenta en el acto la desmesura que alcanzan en nuestras tierras. Hay dólares, populismos, medios hegemónicos y psicoanálisis en otros lares, pero en ninguna parte se cultivan con tanto ahínco y apasionamiento como acá.

No es casual que produzcan clivajes clave en la constitución argentina, que afectan la estabilidad del conjunto y su polarización consecuente: 1) El dólar y la economía bimonetaria suscitan la división entre quienes pueden ahorrar y quienes no; 2) El peronismo y la reacción gorila suscitan la división entre política y antipolítica; 3) El psicoanálisis y el furor curandis suscitan la división del sujeto mismo, entre quienes aprenden a convivir con ella y quienes buscan en otras terapias, cultos o el couching la superación personal. Por supuesto, están quienes consumen las noticias de los medios hegemónicos como si fuesen el pan de cada día y quienes lo hacen a través de medios alternativos que normalmente replican y/o contestan las de aquéllos.

No hay síntesis posible entre tendencias tan dispares, pero al menos habría que buscar el nudo adecuado para morigerarlas: trabajar en torno a cierta estabilidad económica que no dependa de una moneda extranjera, hallar un modo de organización política que no acentúe tanto el oposicionismo imaginario, implicarse en modos de asumir la división subjetiva que no oscilen entre la resignación y el cinismo. Necesitamos una inteligencia colectiva que entienda nuestra impropia constitución, asuma la lógica y los afectos de las instituciones que se han dado históricamente, pero no se precipite sobre ellas como si fuesen la única salvación o el estigma de todo el mal. Necesitamos saber hacer con lo nuestro de otro modo, reinventarnos antes de desaparecer del mapa.

En estos días difíciles, mientras se hablaba de “superministros” y el Ministerio de Economía cobraba toda la centralidad para ordenar el desquicio y la falta de confianza generalizada, pensaba que tanta expectativa puesta ahí muestra la sobredeterminación ideológica que tiene la economía en nuestra sociedad. El ministro entrante tuvo que aclarar que no era un “salvador” y no iba a hacer “magia”. Pensaba entonces que sería más lógico, aunque resulte gracioso, tener un Ministerio de Subjetividad. Toda esa sobrecarga de expectativas puesta en un órgano de gobierno que simplemente debe ordenar las prácticas económicas, ¿no habla a las claras de que la gran falla son los procesos de subjetivación?

Por supuesto que es un tema delicado, porque entran a jugar todas las fantasías de totalitarismo y control, alimentadas por una creencia boba de la libertad entendida como libre albedrío. Pero en definitiva, como vemos asiduamente, el gobierno algorítimico de las almas que promueven los medios y sus redes no pasa por la formación efectiva de subjetividades, sino por impedir que estas se constituyan en relación a la verdad, reforzando así que vivan en la estulticia y la pobreza de espíritu permanentes, en la fluctuación anímica, vociferando odio, resentimiento y desconfianza. No hay modos de subjetivación potentes -aunque sí algunas subjetividades singulares- en ningún sector del amplio espectro ideológico actual. La Argentina tiene un montón de recursos y talentos, como se dice, pero no damos con el “quién” que pueda hacer uso de ellos de manera ética y política. Y el problema mayor es suponer que surgirá espontáneamente.

LOS DÓLARES ESTÁN

Sebastián Premici, Periodista y escritor, especializado en temas económicos con mirada federal y de investigación. Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Escribe en “El cohete a la luna”.


Los sectores concentrados siguen pujando por parir una nueva devaluación

La inflación del 7,4% de julio, que eleva la interanual al 71% y que se encamina a los 90 puntos para fin de año, puede explicarse por el complejo escenario macroeconómico pero también por la voracidad de un puñado de empresas concentradas. Los productos alimenticios que más aumentaron fueron el pan (5%), las galletitas de agua (13%), la harina de trigo (12,4%), los fideos de guiso (14,3%) y el aceite de girasol (16,4%), bienes que reciben subsidios vía fideicomisos. La escalada del precio internacional del trigo ocurrió al inicio de la guerra entre Rusia y Ucrania y después se desaceleró. En este último mes no hubo componente internacional que justifique tamaña alza.

Entre marzo y junio, la tonelada de trigo pasó de 39.000 pesos a casi 50.000. Al 18 de julio, había bajado a 44.000 pesos. Pero entre junio y julio el precio del pan francés mostró un comportamiento diferente, al saltar del ya exorbitante valor de 311 pesos el kilo a 400. ¿Cómo se explica este incremento? ¿Cómo es que el Estado deja pasar como si nada que estos alimentos, muchos de los cuales reciben un subsidio cruzado, sigan escalando? ¿En qué quedó el fideicomiso público para subsidiar la bolsa de harina para las panaderías?

Existe un componente especulativo por parte de los fabricantes de alimentos –entiéndase maximización de ganancias a costa del bolsillo de la clase trabajadora–, que a su vez son exportadores de materias primas y subproductos. El mismo sector posee la capacidad económica y operativa de aplicar un torniquete sobre las reservas internacionales del Banco Central y forzar a una devaluación.

Ejemplo: la empresa Molinos Ríos de la Plata, de la familia Pérez Companc, obtuvo una rentabilidad neta en los últimos seis meses de 5.195 millones de pesos, un incremento del 217% en comparación con el mismo período del año pasado. Entre el primer y el segundo trimestre de 2002, con incidencia plena del conflicto entre Rusia y Ucrania, la empresa duplicó su ganancia trimestral. El gobierno no solo perdió la brújula para el control de precios sino también el debate por la renta inesperada.

Mientras tanto, el nuevo secretario de Comercio Interior, Matías Tombolini, cree que es necesario cambiar la lógica del “control” por la de “verificación”, como si los abusos de precios fuesen una cuestión semántica.

Jugadísimas

Las cerealeras están jugadísimas a la devaluación”, sintetiza un analista del mercado. Así se lo dieron a entender en varias oportunidades a las autoridades del Banco Central al rechazar cualquier instrumento financiero que pudiera incentivarlas a un mayor ritmo de liquidación. Ese era el escenario pre-Massa, cuando creían que el mesías devaluaría al asumir. Pero cuando el tigrense llegó al Palacio de Hacienda, entre sus primeros anuncios estuvo un supuesto acuerdo para que las cerealeras adelantaran 5.000 millones. El encargado de llevar adelante la negociación con los exportadores es Guillermo Michel, titular de la Aduana.

Pero lo que parecía una solución llave en mano era una verdad a medias, por no decir una cáscara vacía. La industria sojera opera al 50% de su capacidad porque, argumentan, no tienen más granos. O deciden no comprar más soja, según la interpretación que hacen en una oficina gubernamental. Dato que también se corrobora con el incremento de las importaciones de soja, que en junio registraron una suba del 25%.

La experiencia post 2008, que tuvo su epicentro en la discusión por las retenciones móviles, dejó una enseñanza: los intereses de las exportadoras de cereales y oleaginosas podrían parecer diferentes a lo que expresa la Mesa de Enlace pero actúan en tándem. Ambos quieren que les paguen más pesos por sus ventas. Desde ambos extremos presionan para una devaluación.

 

Según datos de Agricultura, en el país hay 60.124 productores de soja, de variopintas dimensiones. El 12% de esos empresarios concentra el 62% de las hectáreas sembradas con la oleaginosa. La actual cosecha fue de 44 millones de toneladas, de las cuales 16,5 millones ya fueron adquiridas y exportadas por las cerealeras. ¿Dónde está el remanente?

Según datos oficiales existen 3,9 millones de toneladas en manos de exportadores, de las cuales 2 millones faltan embarcar, por eso todavía no se liquidaron, y 1,9 no tienen precio fijado por el productor. En total serían los 2.400 millones de dólares de los que habla Miguel Ángel Pesce, titular del Banco Central. Pero los productores tienen en sus campos otros 23,6 millones de toneladas de la actual cosecha, que al valor actual equivalen a 14.000 millones de dólares. Incluso existen 8 millones de toneladas que provienen de la anterior campaña. Es decir, los granos y los dólares están.

El tema es que el sector agroexportador quiere obtener una mejor tajada. Es lógico. Ese es su modus operandi. La pregunta sería cuál es el contrapeso que puede ejercer el Estado nacional. Según el Instituto para el Desarrollo Productivo y la Innovación de la Universidad Nacional de José C. Paz, YPF Agro ya representa el 9% del comercio exterior de granos. Un peso para nada desdeñable pero insuficiente para convertirse en una empresa testigo con capacidad regulatoria.

Hasta 2015 el Estado tenía la información online de cuántos granos y operaciones por día había entre los acopios, exportadores, productores, incluso datos precisos sobre las existencias en los silobolsas. El macrismo desmanteló este esquema de información. Michel sostiene que lo reconstruirán. El tiempo apremia.

Mesa con Massa

El jueves por la tarde, el canal oficial del Ministerio de Economía, América 24, informó que finalmente Massa se reuniría con la Mesa de Enlace. Al dispararse el urgente televisivo, en el devaluado ministerio de Agricultura a cargo de Juan José Bahilo no tenían la confirmación.

Prioridades comunicativas.

En las horas previas al encuentro (anunciado durante la primera conferencia de prensa de Massa) la dirigencia patronal expresó, de manera eufemística, su preocupación por la brecha cambiaria. Y no porque tengan que comprar los insumos a dólar blue, argumento de por sí falaz, sino porque presionan por una devaluación, al igual que sus socios exportadores.

El incentivo que ideó semanas atrás el Banco Central, que les permite a los productores comprar divisas por el equivalente del 30% de sus ventas al tipo de cambio solidario, representaba un incremento de su rentabilidad del 15%. Para este sector es una suma insuficiente frente a una brecha cambiaria que sigue arriba del 100%. “Normalizar el atraso cambiario”, sostuvo Carlos Achetoni, titular de Federación Agraria.

Según este pensamiento, el gobierno debería modificar la estrategia macroeconómica, eliminando las regulaciones cambiarias con el objetivo de disminuir la brecha. Esto debería hacerse mediante un movimiento de pinzas que haga bajar el dólar financiero y subir el dólar oficial. Si esto no puede llevarse adelante, la alternativa sería avanzar hacia un desdoblamiento selectivo para exportadores. Es decir, permitirles a algunos sectores claves liquidar sus exportaciones a un tipo de cambio equivalente al del dólar paralelo, que es lo mismo que hacer una devaluación sectorial”, puede leerse en el último trajo de la Fundación de Investigaciones para el Desarrollo (FIDE).

Los sectores concentrados de la economía vernácula siguen pujando por parir una nueva devaluación.


Carne para pocos

En el contexto del conflicto por las retenciones móviles, los ganaderos también hicieron su movida para mejorar su perfil exportador. Durante una reunión con periodistas, de la que participaba Mario Ravettino, titular del Consorcio exportador ABC, se esbozaban las distintas estrategias para lograr mayores ventas al exterior. El principal interlocutor del empresario era el ideólogo sojero de Clarín Héctor Huergo. También participaba Mario Gorelik, de la empresa Quickfood. La clave del éxito ganadero vociferada por aquel tridente era que la población disminuyera su consumo de carne vacuna. Una idea similar le llevó Ravettino a Massa como aporte del sector para robustecer las reservas.

La población tiene que pasar de consumir 50 kilos de carne roja por persona a 40”, sostuvo durante una entrevista con el programa Tarde sin Fondo, en FM La Patriada. Así se podrían exportar 1,2 millones de toneladas en vez de 800.000. La salida exportadora a costa del consumo interno, sobre el hambre y la sed, como dijo Avellaneda. ¿Comprará Massa?

Medios y Grieta

Va a ser muy difícil terminar con la grieta inventada por Clarín, porque en ningún espacio, ese grupo de mercenarios con visibilización mediática y capacidad cínica de mentir frente a una cámara o sabiendo que será leído por millones, no bajan el tono a las mentiras, ni desisten de sus intereses económicos y de sus lugares desde dónde ejercen su actividad.

Y porque no todo es beneficio. Una vez que sos comprado no podes dejar de ser la mercadería de quien te compró, porque sería peligroso para el interés de quién te puso la plata … los intereses financieros y la trama del lawfare no admite “traidores”, sino habría que investigar en serio como los hizo Pablo Duggan sobre la muerte del Fiscal Nisman o que en todos los programas y medios de la corporación dan tan poco espacio a la causa que sigue el Juez Federal en Dolores, Alejo Ramos Padilla, respecto al Lawfare en Argentina …


Pero nada de esto sería sostenible si del otro lado, una buena cantidad de Argentinos, votantes de Macri o de las izquierdas anti-populares, advienen a ese tipo de relatos que confirman, no solo las críticas entendibles y aceptables desde aquellos que tienen miradas y opiniones diferentes respecto a los temas políticos o a las decisiones administrativas, económicas o de lo público, con referencia al peronismo, cosa que no merecería ningún juicio crítico ni opinión de desvalor al respecto sino y por el contrario serían parte necesaria e importante de una democracia sana que entiende que en el debate mejoramos todos, sino en el hecho adverso que estimula la grieta de Clarín para favorecer los negocios financieros que sostienen a la corporación como empresa (Cotiza en la bolsa de Londres y sus negocios diversificados lo convierten en un actor de peso en los negocios financieros y de servicios. No son una empresa o conjunta de empresas de noticias y de periodistas como pretenden hacer creer), que es el odio, la aversión al diferente, la mentira y la difamación del otro, las posturas que ven en el de enfrente la síntesis de todo lo malo sin ver absolutamente nada negativo en lo propio.

Daniel Roberto Távora Mac Cormack



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