Entre lo obvio y las marañas en nuestras cabezas

Nombrar lo obvio.

Entre enmarañados y obvios, los relatos que disputan las interpretaciones del presente reproducen, de alguna forma, las tensiones de época

En tiempos de “hiperrealidad” relatos y meta relatos suelen ocupar espacios sobredimensionados que distorsionan las interpretación y por ende entorpecen la correcta toma de decisiones ya en los asuntos individuales como en aquellos que afectan a un universo mas amplio de personas. Instituciones, grupos, Instancias colectivas de decisión de diversa índole se ven imbuidos en un “meta-verso” que intenta explicar el presente, con mayor o menor acierto, pero en general dejando de lado las cuestiones que son fácilmente comprobables por todos.

Las dificultades para nombrar lo obvio, son parte de las tensiones de época. Es raro encontrar en estos tiempos de “Disputas de la subjetividad” alguna “objetividad” capaz de nombrar lo obvio.

Un ejemplo, es el texto que hoy nos comparte la politóloga María Esperanza Casullo, en su Newletter “Populista somos todos” que publica en la plataforma CENITAL.

Desde principios de los ochenta hasta la fecha, nuestros países parecen haber superado la era de los golpes de Estado y de los gobiernos de facto. Hoy nos resultaría impensable transcurrir veinte años sin votar. Gracias a los procesos de lucha y apredizaje de las sociedades civiles y de los partidos políticos en la década de las dictaduras, ahora no hay posibilidades de que presidentes y presidentas en ejercicio sufran el trágico destino del mandatario socialista chileno Salvador Allende, muerto por su propia mano mientras los tanques de Pinochet avanzaban sobre el Palacio de La Moneda; es imposible que volvamos a ver bombardeos de la aviación sobre la propia población civil para forzar al dimisión de un gobierno electo, como ocurrió en Argentina en 1955.

Eso no significa que gobernar sea fácil en Sudamérica o que todos los presidentes tengan asegurado llegar al final de su mandato. Al contrario, las crisis presidenciales que culminan en renuncias o juicio político se han vuelto una ocurrencia común

El politólogo argentino Andrés Malamud recordó el domingo pasado que Aníbal Pérez-Liñán (En un post-cast) describió las modalidades más comunes de crisis presidenciales. Define el concepto de “crisis presidencial” como el conflicto entre dos poderes: entre el titular del Poder Ejecutivo y otro actor institucional con el poder suficiente como para desafiarlo, en general el Congreso (aunque en algunos casos las crisis presidenciales pueden ser generadas por problemas entre el Ejecutivo y la Corte Suprema). En momentos democráticos, es común ver tironeos entre el Presidente y el Parlamento que terminan en un proceso de impeachment o juicio político.

Por ejemplo, tres presidentes fueron destituidos en Ecuador entre 1996 y 2005: Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez. Fernando Lugo lo fue en Paraguay en 2012 y Dilma Rousseff en Brasil en 2016. Pedro Kuczynski y Martín Vizcarra fueron destituidos por el Congreso en Perú en años recientes.

Como bien señala Andrés en nuestra conversación, Pérez-Liñán acuñó el concepto de “escudo legislativo” para describir una variable crítica para la supervivencia presidencial ante una crisis de gobernabilidad. En Sudamérica es clave que los y las presidentas cuenten con legisladores leales en sus congresos, no sólo para que avancen sus agendas legislativas, sino también para poder resistir a un pedido de juicio político, aun en contra de las presiones de la opinión pública. Como demostró la destitución de Dilma Rousseff en Brasil, incluso un gobierno relativamente exitoso en términos de gestión, con legitimidad electoral y que contaba con un partido organizado puede ser depuesto en un proceso basado en una acusación amañada si no tiene una mayoría de “su gente” en el Parlamento dispuesta a resistir. Y viceversa: un mandatario impopular puede sostenerse en el poder si cuenta con una bancada lo suficientemente numerosa para tener poder de veto.

Sin embargo, falta una variable en el análisis que Pérez-Liñán llama “el escudo popular”: la opinión pública. Comentábamos con mi colega que sería necesario ir más allá y hablar de “escudo callejero”, porque no es suficiente ser popular en las encuestas, sino que es crítico para un presidente o presidenta contar con cuerpos movilizados en la calle en caso de amenazas a su gobernabilidad.

La multitud es un arma de doble filo. La presencia física de una muchedumbre en la calle puede ser causa de crisis y destitución (aun sin pedido de juicio políticos abierto), como sucedió con Fernando De La Rúa en Argentina en 2001, cuando el Congreso más bien intentó no meterse mientras le fue posible. Pero hay que estar atentos porque una multitud movilizada puede ser clave en la capacidad de atravesar una crisis. Sobre todo porque puede bloquear amenazas concretas: puede sacar a un líder de la cárcel, como en el 17 de octubre de 1945, rodear un cuartel levantisco o bloquear una ruta por donde podrían movilizarse opositores. 

La importancia del escudo callejero es muy clara si se analiza lo que sucedió con los presidentes de izquierda en la primera década del siglo. Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa, Cristina Kirchner: todos ellos tuvieron crisis importantes y amenazas concretas a su sostenibilidad política en los primeros años de sus gobiernos. Chávez fue víctima de un golpe de Estado hecho y derecho en 2002. En ese momento, dirigentes chavistas pedían a sus militantes que no se fueran de las calles, que se quedaran allí, presionando. Asimismo, Correa hizo un llamamiento público y apasionado a sus simpatizantes a salir a la calle con rapidez durante las horas en que estuvo secuestrado por fuerzas policiales sublevadas en 2010. Sus presidencias sobrevivieron a las crisis, mientras que Fernando Lugo, que no quiso -ni podía, probablemente- llamar a movilizarse, cayó en 48 horas en 2012.

En síntesis, todas las personas con alguna responsabilidad política en Sudamérica reconocen, aunque no lo digan públicamente, la necesidad de contar con eso que en Argentina llamamos “la calle”. No sólo admiten esto los presidentes populistas de izquierda, sino también los mandatarios de derecha o centroderecha. Mauricio Macri, sin ir más lejos, realizó grandes esfuerzos por demostrar que su mala performance en las PASO de 2019 no había eliminado su capacidad de movilizar, evidenciada en una publicitada manifestación a la Casa Rosada y en una gira por 30 ciudades en 30 días. Esta estrategia fue exitosa, en tanto y en cuanto mejoró su performance electoral en las elecciones definitivas.

Veremos cómo se cruzan, comparan y compiten estas dos “místicas militantes” en los próximos días, que serán de movilizaciones cruzadas en la Argentina, donde la calle está más viva y disputada que nunca.

Violencia

La policía de la Ciudad agredió al diputado nacional e hijo de la vicepresidenta, Máximo Kirchner, y le impidió el paso cuando intentaba llegar hasta la casa de su madre Cristina Kirchner, durante la movilización de este sábado en apoyo a la vicepresidenta, que terminó con la represión policial a los manifestantes. Todo quedó registrado en un video que se viralizó en las redes sociales.

En las imágenes se ve el momento en que, acompañado por un grupo de personas, el dirigente del Frente de Todos intenta pasar entre un grupo de efectivos para llegar hasta la casa de su madre, en el barrio porteño de Recoleta, pero éstos le impiden el paso y lo golpean, mientras de fondo también se escuchan insultos.

Al final, fue una provocación del gobierno porteño la que terminó motorizando una multitudinaria movilización frente a la casa de Cristina Fernández de Kirchner. "Quiero decirles que aunque viviera mil años nunca me va a alcanzar para agradecerles el amor, la solidaridad y la lealtad de todos ustedes. Creanme que, a esta altura de mi vida, no hay nada más importante que eso", terminó cerrando, emocionada, la vicepresidenta en la entrada de su casa en Recoleta. Frente a ella había decenas de miles de manifestantes que, a lo largo de una jornada frenética, se habían movilizado desde todo el AMBA, habían sorteado el vallado dispuesto por Horacio Rodríguez Larreta y habían resistido la represión que desató la Policía de la Ciudad, todo con el objetivo de manifestarle su apoyo frente a la avanzada judicial en su contra. Frente a la violencia --justificada y reivindicada por el jefe de Gobierno porteño y todo Juntos Por el Cambio, CFK terminó teniendo la última palabra y lo cerró con un mensaje de agradecimiento hacia toda la militancia: "Solo les pido que no abandonemos nuestras convicciones nunca, sobre todo ese indestructible amor a la Patria".

Eran las 10 de la noche, la temperatura había bajado, muchos manifestantes todavía estaban mojados como resultado de la represión de los camiones hidrantes, pero predominaba la adrenalina de haber logrado llegar hasta el domicilio de CFK y, a su vez, de una noticia: la vicepresidenta hablaría. Quince minutos después, entre cantos de "Cristina presidenta", CFK se subió a un escenario montado a las apuradas y comenzó: "Desde el día que el partido judicial pidió doce años de condena por cada año de los mejores doce años que tuvo el pueblo argentino se produjeron manifestaciones a lo largo y ancho del país, sin embargo en el único lugar en el que hubo escenas de violencia fue aquí, en la CABA y en la puerta de mi casa", cuestionó, entre los chiflidos de los presentes.

"Después dicen que los violentos somos nosotros", reclamó, y recordó los episodios de violencia en la puerta de su casa cuando dejó la presidencia en 2015 o en las manifestaciones contra el actual gobierno nacional, con bolsas mortuorias, guillotinas y horcas. "Es increíble el grado de cinismo y perversión de no hacerse cargo de lo que quieren: exterminar el peronismo", aseguró, y acusó a la oposición de "competir por quién se hace el más duro". "No repitamos experiencias que después todos lamentamos, ya ha habido demasiado sangre en la Argentina", advirtió y, con ánimo pacificador, agradeció a la militancia por estar presente desde el mediodía y los mandó a "descansar": "Siento que todos son un poco hijos míos, los quiero con el corazón".

En el comienzo fueron las vallas

La jornada había comenzado temprano a la mañana, cuando el domicilio de la vicepresidenta de la Nación amaneció vallado. No se podía ingresar a la calle Juncal ni por Paraná, Montevideo o Talcahuano: una red de metal y de efectivos policiales taponaba cualquier posibilidad de acercarse. "La lógica del señor Larreta es la misma lógica del partido judicial. Para los macristas, cuidado y protección. Para los peronistas, vallas, infantería de la policía de la ciudad", había cuestionado, ya al mediodía, la propia CFK a través de una carta. 

Para entonces, con una treintena de convocatorias organizadas en diferentes partes de la Ciudad y la provincia de Buenos Aires previas, la bronca y el repudio de gran parte de la dirigencia del Frente de Todos llevó a la decisión de transformar todas las manifestaciones en una gran peregrinación hacia el hogar sitiado de la expresidenta. 

"Estamos en estado de alerta, nos sorprende todo este aparato represivo en la puerta de la vicepresidenta. Es una locura, no se entiende este despliegue para una manifestación de afecto del pueblo", señaló el secretario de Derechos Humanos de la Nación, Horacio Pietragalla, quien cuando este diario lo alcanzó estaba recorriendo la calle Montevideo, alarmado por el despliegue de infantería.

Espionaje ilegal sobre los manifestantes

La policía aún no había comenzado a reprimir, pero algunos sectores ya habían presentado habeas corpus preventivos. El diputado Leopoldo Moreau, incluso, había presentado una denuncia contra Rodríguez Larreta porque, desde temprano, la policía había estado filmando ilegalmente a los manifestantes. 

"Estábamos tranquilos queriendo expresar el cariño a Cristina y Larreta nos valló la Ciudad. Y así al final lo que hizo fue desatar esta reacción popular y que viniera más gente que nunca", señaló en la intersección de Juncal y Paraná el presidente del PJ porteño, Mariano Recalde, quien originalmente había organizado una convocatoria en Parque Lezama. "La idea era seguir en las plazas y mantener el fuego vivo, pero vino Larreta y a ese fuego le tiró nafta", sonrió, intentando hacerse escuchar por encima de las personas que cantaban la marcha peronista.

A unos metros, los puestos de chori y de merchandaising peronista transformaban drásticamente el panorama de la plaza Vicente López. La liturgia peronista seguía interrumpida por el amenazador despliegue de la infantería policial, con camiones hidrantes y decenas de efectivos armados. Eran las tres de la tarde, los manifestantes llegaban aún en olas, con alegría y cantando, pero la presencia policial rompía el clima y comenzaba a generar tensión.

"Lo de las vallas demuestra lo antidemocráticos que son. La sitiaron a Cristina. No me sorprende la actitud de Larreta porque históricamente utilizó a la Policía de la Ciudad para la represión y esto es un capítulo más. Pero hoy llegaron muy lejos", advirtió la dirigenta gremial y diputada Vanesa Siley, anticipando un escenario que terminaría explotando en solo un par de horas.

A unas cuadras, mientras tanto, los movimientos sociales también daban el presente. "Nosotros no participamos de las vigilias, teníamos toda nuestra fuerza comprometida por el Salario Básico Universal, pero la defensa de los humildes y la defensa de Cristina tienen puntos de contacto. Hoy se cruzó un límite, acá hay una militarización de la vivienda de Cristina, hay un cercenamiento del derecho que tiene el pueblo a manifestar su cariño por una líder popular", sostuvo Juan Grabois. En las inmediaciones estaban presentes, además, el gobernador Axel Kicillof, el ministro de Interior Wado De Pedro, las diputadas Mónica Macha y Mara Brawer, el ministro bonaerense Andrés Larroque, entre muches otres.

La represión

Cuando faltaban quince minutos para las 5 de la tarde, en la esquina de Juncal y Paraná se desató un pequeño infierno. Los contingentes de personas continuaban llegando a la plaza Vicente López, muchas provenientes del conurbano y el interior, pero también la infantería hacía lo mismo, presionando de atrás. En un momento, un grupo de manifestantes empezó a patear las vallas y cuando algunos lograron pasar, las tres filas de efectivos policiales y el camión hidratante que se encontraban detrás comenzaron a reprimir. En la primera línea de fuego quedaron muchos dirigentes que, en el medio del caos, lograron ingresar por el espacio que se había abierto entre las vallas, habilitando así a que se las terminaran de correr y la enorme multitud pudo atravesar la frontera y acercarse a la casa de la vicepresidenta.

La policía de la Ciudad tiró, además, con gases lacrimógeno y se escucharon unos pocos ruidos de balas de goma. El periodista Ezequiel Guazzora fue herido en la cabeza. Detuvieron a los diputados provinciales Matías Molle y Facundo Tignanelli, y al dirigente Fabián "Conu" Rodríguez. Después de un rato la policía paró y reinó cierta calma, pero en varias ocasiones volvió a apuntar con el camión hidrante, generando un estado de confusión en toda la militancia. Sólo unas horas después, Cristina Fernández de Kirchner hacía su diagnóstico en un improvisado escenario, frente a la multitud que fue a demostrarle su cariño: "Odian la alegría y el amor peronistas".

Repudios

"Expreso mi más enérgico repudio a la violencia institucional desatada por el Gobierno de la Ciudad frente a una masiva manifestación de ciudadanas y ciudadanos expresándose en libertad y en democracia", sostuvo el presidente Alberto Fernández a través de sus redes sociales, quien denunció que el operativo policial generó "un clima de inseguridad e intimidación".

Juntos Por el Cambio, mientras tanto, respondió defendiendo la represión y endilgándole toda la responsabilidad al Frente de Todos. "La responsable de este desborde y alteración de la paz es CFK, que nuevamente atropella las instituciones, creyéndose por encima de la ley. Se victimiza para promover el caos. Envío mi apoyo a las fuerzas de seguridad y al Gobierno de la Ciudad", sostuvo Mauricio Macri.

Rodríguez Larreta, mientras tanto, encabezó a la noche una conferencia de prensa en la que defendió la actuación policial: "La Policía actuó con firmeza, con determinación y con profesionalismo. La violencia es el límite. No lo vamos a permitir. Siempre que haya situaciones de violencia, la Policía de la Ciudad va a actuar".(Página 12)

El retorno del Pueblo

El psicoanalista, escritor y pensador argentino, Jorge Aleman, escribe en página 12

La ceguera de la ultraderecha que no entiende nunca el pasado histórico ni lo que es una memoria popular la ha llevado a cometer un error extraordinario. Ha realizado, acostumbrada a la " utilidad" del lawfare, un acto por fuera de sus cálculos políticos-mediáticos. También la ha traicionado su absoluta convicción de que la política se hace exclusivamente en sus propios medios dominantes.

Ahora se encuentra con que ella misma ha hecho surgir lo que aún permanecía latente.
A raíz del intento de proscripción, término que pertenece a los pliegos profundos de la Nación, ha provocado varios hechos a la vez: el retorno del pueblo (no la gente) haciendo ejercicio de la memoria de sus luchas y conquistas, el trazado claro de una frontera antagónica que ahora se vuelve nítida, el pueblo o el macrismo y la reconfiguración de la lideresa popular de mayor peso en el espacio político en la constitución de un nuevo sujeto político.

Se podría decir que todo esto ya estaba, pero permanecía en un estado larvado sin los contornos precisos que ahora comienzan a emerger.

Cuando un pueblo irrumpe, más allá de sus identidades históricas previas, no es el mismo de antes, no son idénticas sus demandas insatisfechas a las precedentes, tampoco el lugar del liderazgo es el mismo.

Debe articular lo nuevo que ha surgido entre esas diferentes y nuevas demandas insatisfechas, aún sin conjugarse en un proyecto.

Por último, Cristina deberá situarse con respecto al modo en que esta nueva realidad política se presenta con el Frente de Todos por un lado y con el proceso electoral por el otro. Y evidentemente estas tres realidades no coinciden entre sí, pertenecen a registros simbólicos distintos. Más que nunca ahora, donde la realidad material de un vasto sector del pueblo es muy dolorosa.

Existe un movimiento nacional y popular que todavía sea capaz de articular estas tres instancias ? Una coalición atravesada por diferencias internas en permanente tensión, un trayecto electoral que será seguramente feroz y esta gran noticia de un nuevo encuentro entre los sectores populares y su lideresa histórica.

Una vez más los acontecimientos hablarán.

Gabriela Pepe, periodista acreditada en Casa Rosada. Abogada. Desde 2005 trabaja en medios gráficos nacionales, en radio y televisión. Escribe en “Letra P”

La vicepresidenta se quedó con la centralidad política y marca la hoja de ruta del peronismo. Autodefensa, riesgos y el antececente Lula. El papel de Massa.

No vamos a sentarnos a mirar cómo la meten en cana a Cristina”. Vigilias, convocatorias, reuniones partidarias, cabildos abiertos. Una marea movilizada, reacción militante, peronismo encolumnado. La situación judicial de Cristina Fernández de Kirchner ubicó a la vicepresidenta en el centro de la escena política y la puso al mando del operativo que el oficialismo, entre espontáneo y organizado, montó en defensa de su conductora y, también, de sí mismo.

Será Cristina, otra vez, quien defina la hoja de ruta del peronismo, cómo, cuándo y dónde será coronado, con una gran marcha, el estado de alerta y movilización que brotó desde las bases desde el alegato del fiscal Diego Luciani en la causa de Vialidad, despertó a la militancia, copó los consejos partidarios y se extendió en todas las provincias, a todos los niveles del Estado. El pedido de 12 años de cárcel e inhabilitación para ejercer cargos públicos encendió la mecha y le devolvió al peronismo un motivo para abrazarse de nuevo a la mística perdida y recuperar el protagonismo en la calle.

Lo que empezó como un apoyo tibio frente al departamento ubicado en Uruguay y Juncal se trasladó el martes al Senado, se multiplicó en plazas de todo el país y terminó, este sábado, en una movilización cristinista masiva en pleno corazón de Recoleta; una pesadilla para una comuna en la que arrasa Juntos por el Cambio y para la dirigencia opositora, pero que, a la vez, abrió preguntas hacia el interior del FdT. ¿Conviene la cristinización total? ¿Puede interrumpir la calma financiera que consiguió Sergio Massa en sus primeros días de gestión? ¿Qué lugar quedó para el presidente Alberto Fernández después de su fallida intervención televisiva?

El lunes a la noche la oposición estaba brindando con champagne, celebrando con Luciani. Hoy deben querer matarlo”, apunta ante Letra P un dirigente de la plana mayor del FdT que dialoga con la vicepresidenta y con Fernández. El mismo funcionario describe que Cristina tiene “la virtud de ordenar”. Aquello que durante todo el gobierno de Fernández estuvo amalgamado a la fuerza y siempre a punto de quebrarse, este semana terminó abroquelado, por amor o por espanto, cuando Cristina, como señaló un vocero del oficialismo, prácticamente “se llevó al peronismo a la casa”.

Varios factores oficiaron como ordenadores internos y le devolvieron la centralidad a Cristina, pero son, también, un arma de doble filo para el FdT. El primero fue el ADN del peronismo, reactivo a persecuciones, amenazas de encarcelamiento y de lo que considera que hay detrás de todos los movimientos judiciales: intentos de proscripción. El 17 de Octubre, el golpe del ´55, los 18 años de exilio, la dictadura y la militancia desaparecida son un combustible que parece a veces anestesiado pero que, cuando se enciende, se expande como una lava capaz de arrasar con todo lo que se pone delante. Nada que las vallas que mandó a instalar Horacio Rodríguez Larreta pueda detener.

Ese factor determinante impulsó la defensa cerrada del FdT a la vicepresidenta, más allá de las diferencias internas. Desde el corazón del albertismo, se expresaron figuras que incluso no gozan de la mayor estima de la vicepresidenta, como la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra, y el canciller Santiago Cafiero. Se encolumnaron ministros, se sumó la mayoría de los gobernadores, intendentes, la CGT, la CTA y hasta los movimientos sociales a los que Cristina les declaró la guerra, como el Movimiento Evita. Algunos lo hicieron convencidos. Otros, resignados. A su modo, con cierta incomodidad, también lo hizo Massa, que hasta ahora se había mantenido al margen de las peleas judiciales de Cristina. Aunque la dirigencia del Frente Renovador no se la jugó en público, se sumó a las actividades en defensa de la vicepresidenta que organizaron varios municipios que gobierna el FdT, como Pilar, donde hasta firmó un comunicado de apoyo.

La unidad fue total.

El gesto del ministro de Economía fue bien recibido por el cristinismo, que consideró el mensaje de Massa como “contundente” porque advirtió a la política, en general, y también a los empresarios sobre los riesgos de plantear la responsabilidad penal de quien es “jefe de la administración” – en este caso, Cristina- por los actos de sus dependientes.

 

Si la meten en cana a Cristina, estamos todos a tiro de revólver”, apunta un funcionario de primera línea del Gobierno que vislumbra que, en estas condiciones, no habrá dirigente del FdT que pueda evitar el desfile por Tribunales durante un eventual gobierno de JxC, con o sin motivos. Desde el Presidente hasta ministros, dirigentes sindicales y sociales, gobernadores e intendentes, la idea que transita en el peronismo y que aglutinó el jueves al Consejo Nacional del Partido Justicialista es que no habrá nadie a salvo si el macrismo encuentra en el Poder Judicial la vía de acceso al poder nacional y a los gobiernos locales. Ya lo dijo Jorge Ferraresi: "Si perdemos, algunos vamos a ir presos".

Perdieron las elecciones en 2019 y no están dispuestos a perder de nuevo. Lo que necesita la derecha es el disciplinamiento del peronismo. Van a ir por cada uno de nosotros”, dicen en el corazón del cristinismo. A Massa, ya jugado dentro del Gobierno, dicen que le espera “el mismo destino, independientemente de lo que haga”.

El ministro de Economía hace equilibrio y mantiene el bajo perfil. Esta semana, en la Casa Rosada circulaba la pregunta sobre cuán conveniente sería la cristinización del clima político mientras Massa intenta negociar con actores económicos nacionales e internacionales refractarios a la vicepresidenta. En el massismo se colgaron una cucarda. “Es la primera vez en muchos años que el quilombo político no desestabiliza la economía”, dijeron y afirmaron que el ministro sigue firme con la gestión del plan que acordó con Cristina y el Presidente. El viernes mantuvo una reunión con embajadores de los países del G7 y ultima los detalles de su viaje a Estados Unidos.


Esta semana, el protagonismo de la vicepresidenta le permitió que ningún oficialista alzara la voz contra los recortes que aplicó en Educación, Producción, Obras Públicas, Transporte, Salud y en las transferencias a las provincias. El cristinismo, que denunció el ajuste de
Martín Guzmán, se abocó a la defensa de CFK mientras Massa y el viceministro Gabriel Rubinstein pasaban la tijera.

El ministro ganó tiempo para mostrar resultados y, fundamentalmente, conseguir los dólares que prometió. Por lo pronto, Massa le inyectó al Gobierno el poder político que le faltaba para atravesar los meses de sequía. El retiro de la temporada invernal ya generó la baja en el nivel de importaciones de energía. Ahora, el ministro tendrá que ingeniárselas para sumar reservas y, a su vez, poner plata en el bolsillo de la clase trabajadora.

En tanto, La Cámpora, que había perdido la voz al calor del incómodo acuerdo con Massa, recuperó un motor de lucha. En el Gobierno hubo alguna referencia irónica a la reaparición pública, “sonrisas” incluidas, de Máximo Kirchner después de un largo período de silencio. El diputado convocó el jueves de urgencia a una reunión del PJ bonaerense. Allí se fijó fecha para el congreso partidario del 3 de septiembre, que se celebrará en Merlo. Se espera una enorme movilización provincial. Cristina está invitada a dar un discurso de cierre.

En paralelo, el PJ nacional volverá a reunirse este martes, en la sede de Matheu. La semana pasada, Fernández recibió la sugerencia de sus colaboradores más cercanos para que, como presidente del partido, lo usara para encolumnar a todo el peronismo en defensa de Cristina. Lo hizo a medias, con una primera intervención vía zoom, a la que llegó golpeado por la fallida participación que tuvo en TN el miércoles por la noche, cuando confirmó los temores que tenía gran parte de la dirigencia oficialista en la previa de la entrevista.

Si el fervor militante había logrado copar la escena, decían en el oficialismo, no tenía sentido que Fernández interrumpiera la tendencia alcista para sentarse en el estudio del canal del Grupo Clarín, donde se exponía a errores y desaciertos. El día también había anotado goles del Presidente, que logró una importante declaración de apoyo a Cristina de parte de sus pares de México, Bolivia y Colombia.

La defensa jurídica de Cristina fue el punto fuerte en la primera parte de la entrevista, pero todo quedó sepultado con la desafortunada mención a la muerte del fiscal Alberto Nisman. El episodio tiende a empeorar cuando cerca de la vicepresidenta señalan a Héctor Magnetto como el verdadero constructor del intento de proscripción a Cristina. En el gabinete lamentaron un nuevo desacierto presidencial en la comunicación.

Cristina tiene otra vez la centralidad. ¿Eso diluye más el poder de Alberto? Y sí, pero estamos ordenados, al menos”, se escuchó en un despacho oficial. La lectura no convence demasiado a otros dirigentes del peronismo tradicional, que creen que la cristinización solo llegó para restarle al FdT los votos moderados que supo conseguir en 2019. Agazapado, a la espera de que el proceso termine por implosionar al oficialismo está, por ejemplo, el cordobés Juan Schiaretti, que insiste en el armado de una opción de centro libre de kirchnerismo y también de PRO, al que llama “el partido de Barrio Norte”. Cree que otros gobernadores y peronistas moderados que se vieron “arrastrados” por la ola cristinista buscarán una salida en 2023. También, algunos radicales.

Por lo pronto, Cristina tomará la temperatura de la calle y definirá los movimientos a seguir desde ahora hasta diciembre, cuando se presume que saldrá la sentencia del Tribunal Oral Federal N.º 2. Las fechas que circulan para posibles movilizaciones son el 16 de septiembre y el 17 de octubre, emblemáticas para el peronismo. Nada está definido. Mientras tanto, se mantendrán los actos, las vigilias y las concentraciones. Todo agitará el clima de una candidatura presidencial de Cristina que está, en los papeles, a años luz de resolverse y que los dirigentes que la conocen desde hace décadas estiman como "muy poco probable".

Por lo pronto, el cristinismo cree que la calle ejercerá presión para evitar que la vice siga el camino que llevó a la cárcel a Lula Da Silva en Brasil. "Eso no va a pasar en un gobierno peronista", dicen en el Gobierno. Los jueces, tal vez, podrán encontrar en la causa los vicios que están a la vista. El indulto presidencial, del que Cristina reniega, será la última carta. Si es necesario, se jugará.

Los asuntos pendientes

En medio de la centralidad del pedido del fiscal Luciani, de proscripción y 12 años de prisión para la ex-presidenta y actual vice-presidenta de la nación Cristina Fernandez de Kirchner, hay algunos otros asuntos que, lejos de resolverse, encontraron esta semana una sombra bajo la cual patear para delante la exposición pública y decisiones controvertidas pero necesarias.

El recorte de los gastos del Estado aún no tienen resultado palpable y concreto en la realidad de los bolsillos de los trabajadores y ciudadanos, pero obviamente implica reducción del gasto público que impide, al menos, presencia y acción del Estado en áreas sensibles. La medición del Impacto dependerá de la habilidad de Masa para obtener los dólares que permitan equilibrar las cuentas sin diezmar las medidas tendientes a paliar los tremendos “desequilibrios” que el mercado produce en su juego de poder.

 

Las denuncias al interior del Frente “Todos por el cambio”, lanzadas por la siempre “petardista” Lilita Carrió, denunciando a Bulrich el haber sido espíada por esta, paso a tercer y cuarto plano dado el boom “cristina”, sin embargo conlleva la misma impronta y el mismo peligro para la democracia toda vez que se mencionan algunos nombres en ambas acusaciones … los “angellicci” y aquellos incrustados en el Frente provenientes del paso de Macri por Boca Jrs. Y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, dónde las operaciones de inteligencia y la persecución solapada a potenciales opositores fue moneda corriente. No tiene porque llamar demasiado la atención la denuncia de ayer respecto a que la polcia de Larreta, ejerció indebidamente el ejercicio de “espionaje” a los manifestantes que hicieron caso omiso de las vallas en el departamento de Recoleta dónde reside temporalmente Cristina.

Lo que queda en claro es que el Pro, el radicalismo y el Macrismo en particular no pueden escaparle a la herencia genética de la dictadura que ánida en sus entrañas, ya en las historias familiares de los personajes que “enjuician” a los “kirchner”, ya en sus modos extorsivos, violentos y represivos que marcan su sello histórico en las disputas políticas, económicas, culturales y ahora subjetivas y de modelos mentales en las que se dan las diferencias entre un país inclusivo y que prioriza el bienestar de los Argentinos y su pertenencia a una región que puede y debe tener voz propia como América Latina, frente a los embates imperiales de los EEUU y las propuestas multi-polares, de China y Rusia.

Es por demás obvio que cualquier mejora o deterioro de las condiciones sociales no será a expensas de los intereses económicos concentrados, sino mas bien de como el Estado Nacional, juega sus fichas para emparejar las barajas tirando las definiciones que implican indefectiblemente transferencias de ingresos de los sectores de mayor capacidad acumulativa hacia los sectores de menores recursos. Agrandar la Torta y endeudarse parecen las únicas alternativas viables en esta coyuntura para llegar al año electoral con las posibilidades firmes de contar con los votos mayoritarios que no permitan un regreso a los cuatro nefastos años del Macrismo, o peor aún, a algún experimento estilo “Bolsonaro” con Milei o algún “payaso” impuesto por los medios en alguna producción “relámpago”.


Daniel Robeto Távora Mac Cormack




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