Percepciones deformadas ... realidades y relatos

 


El Show debe continuar

Lo imperativo es el dinero, por tanto la realidad esta fuertemente determinada por todo aquello que el dinero compra, vende y difunde a partir de un formidable y global aparato de propaganda. Una máquinaria perversa que enloda todo intento genuino por acceder a los aspectos posibles de ser conocidos, ofreciendo una ficción, una realidad así encubierta, deformada e intencionadamente mentida.

Es parte del juego del poder. Es parte del dispositivo de dominación que utilizan los dueños del Capital financiarizado y transnacionalizado, para seguir sosteniendo este perverso sistema que arruina la vida de muchos y empobrece y hace de la guerra un “show” y de la muerte un culto en cuyo altar, son entregadas las víctimas a diario y negadas en los relatos que explican la época.

Una mirada sobre el conflicto y los medios, la espectacularización y lo real, el sistema y el simulacro.

El conflicto en Ucrania en los últimos meses salió de las primeras planas mundiales y Zelenski decidió jugar a su dama en el intento de volver a ganar visibilidad. Para ello Olena Zelenska, esposa del presidente ucraniano, dio un reportaje para la revista Vogue.

Cora Gamarnik, Doctora en Ciencias Sociales, investigadora adjunta de Conicet, coordinadora del Área de estudios de Fotografía de la Facultad de Ciencias Sociales, UBA. En Prensa Ecuménica


 Las fotografías posadas de Olena Zelenska, esposa del presidente ucraniano, sobre escenarios reales del conflicto en Ucrania, abrieron un debate entre el repudio y la aceptación de una "estrategia de comunicación". ¿Hay algo en los conflictos sociales y dramas humanos que hoy pueda quedar afuera de un sistema que lo vuelve todo mercancía?

La fotografía es siempre un objeto en contexto”, nos enseñó Susan Sontag. La marca Vogue es una revista de moda de lujo, vinculada a las celebrities mundiales y al estilo de la alta costura. Con sede central en Nueva York, es considerada la revista de moda más influyente a nivel mundial.

Parte de la campaña electoral que llevó a Zelenski a la presidencia se llevó a cabo cuando se realizaba la cuarta temporada de la serie Servidor del pueblo, que lo tiene a él como protagonista y a Zelenska como guionista. La combinación entre ficción y realidad está en la génesis de lo que se vive hoy en Ucrania. Pero mientras para algunos toda realidad se reduce a un relato, para otros, no toda la historia puede convertirse en una telenovela que borre la diferencia entre realidad y ficción.

Annie Leibovitz, fotógrafa de la revista Rolling Stone, autora de fotos históricas y pareja de Susan Sontag durante 15 años, fue la elegida para realizar el reportaje. En sus fotos los escenarios vinculados con la guerra son reales. El reportaje sucede en el Palacio Mariisnky, residencia imperial hasta 1917, en las afueras de Kiev, en la oficina presidencial y en el aeropuerto de Antonov. El objetivo, señala Zelenska en el reportaje, es el pedido de armas para la guerra.


En la foto elegida para la tapa de la revista vemos a Zelenska sentada en un escalón de la escalera de mármol del palacio, mirando a cámara. Está despeinada para los parámetros de una revista de moda, sin pintura, sin joyas, con zapatos bajos y ropa de colores sobrios, pantalón negro, camisa clara. El único toque de distinción son los flecos de la camisa.

Zelenska no tiene reloj ni pulseras, sentada sobre el mármol el foco muestra detrás de ella las columnas del Palacio entre las que se ven bolsas de arena. En el interior de la revista, una foto muestra un plano más amplio de esta misma situación. Allí se puede ver el contraste de una gran alfombra azul con las bolsas de arena amontonadas. Un soldado armado y de espaldas posa para la foto

En otra de las fotos, Zelenska aparece junto a los restos de un avión derribado, de pie junto a un grupo de mujeres soldados en el aeropuerto de Antonov. Viste un abrigo azul que se destaca del resto de las mujeres militares fotografiadas, armadas y con ropa camuflada, ella con pollera y tapado largo azul se toma el abrigo a la altura del pecho.

Los colores de la ropa combinan con los restos del avión. Las mujeres soldados miran hacia diferentes direcciones, como si en ese momento estuvieran cuidando su seguridad. La imagen combina glamour y pose en un escenario bélico. El artificio está visible. Las mujeres soldados son reales, el escenario es real pero, sustraídas en ese momento de la guerra (¿o como parte de sus tareas en el ejército?) las soldados (no hay femenino para esta palabra) posan para Vogue

Estrategia de difusión de lo real

La simulación no está escondida, se eligieron los escenarios, los decorados, las poses, el vestuario, los personajes principales y los secundariosTodo es visible. No hay falsa representación, las mujeres soldados actúan de mujeres soldados, la simulación se transforma en lo real fotografiado y hasta el Ministerio de Defensa de Ucrania compartió en sus redes sociales una de las fotos del reportaje. En este caso la simulación es una estrategia de difusión de lo real.

En las otras dos fotos del reportaje las protagoniza la pareja presidencial. En una de ellas ambos miran a cámara, Zelensky vestido con una remera sencilla verde militar, ella de azul, polera y pantalón. Visten elegantes y sobrios, él la agarra fuerte y firme de su brazo, dando una sensación de protección y cuidado.

No hay lujo en la imagen, solo se ven sus anillos, los colores de su ropa combinan con el ambiente despojado y gris. En la otra foto también ambos miran a cámara, esta vez están tomados de la mano. En el epígrafe nos cuentan que la foto fue realizada en un despacho del complejo presidencial de Kiev. La remera y el pantalón de Zelensky combinan con el sillón de cuero verde, Zelenska está con la misma camisa de color marfil y flecos con la que posó sentada en la escalera de mármol.

En un sillón detrás de ellos se puede ver un retrato de Zelensky recién enmarcado aún envuelto. No sonríen, sus gestos más bien expresan preocupación y melancolía. Cada detalle en las cuatro imágenes está cuidado, calculado.

Vemos un simulacro, poses artificiales con actores reales, indistinción entre lo real y lo ficticio.

Las fotos lograron que se vuelva a hablar de Ucrania, pero no de la guerra. Buscaron a través de una estrategia de romantización del conflicto que los focos sigan puestos allí. Pero una mediatización a cualquier costo tiene sus riesgos. No porque no se pueda hablar de guerra en revistas de moda, de hecho existieron otras experiencias donde se cruzaron moda y guerra que dieron por resultado imágenes potentes y disruptivas

Por ejemplo la que protagonizó Lee Miller, modelo y fotógrafa, quien fotografió los primeros campos de exterminio nazi liberados. Miller y David Scherman lograron entrar al departamento de Hitler en Múnich, después de haber fotografiado los horrores del campo de concentración de Dachau. Sherman, reportero de Life, la retrató desnuda en la bañera de Hitler.

La histórica foto de la modelo Lee Miller en la bañera de Hitler

Hay en esa imagen un mensaje de apropiación, ironía, revancha. Un símbolo de victoria. En la famosa foto Lee Miller está adentro de la bañadera, de fondo se ve un retrato de Hitler y las botas de Miller manchadas de barro se apoyan en la alfombra de baño. La foto no es una simple provocación sino un mensaje desafiante y reivindicativo

En el reportaje al matrimonio Zelenski, la guerra parece en cambio ser capturada por las reglas de la moda y el espectáculo. Hay poses calculadas y melodrama. Por unos días las primeras planas del periodismo mundial volvieron a hablar de Ucrania, pero no de la guerra ni de los refugiados, ni de las pérdidas de vidas, ni de los intereses geopolíticos involucrados. Sino de lo oportuno o no de este reportaje

El medio es el mensaje

Parecería que la “sociedad del espectáculo” invadió todo. También la representación de la guerra. La revista de moda como canal de enunciación en este caso neutraliza y envuelve las imágenes en un registro de superficialidad y circulación mercantil. La apuesta por la visibilidad queda reducida a la banalidad de las imágenes.

Las fotos se publicaron también en las redes sociales de Annie Leibovitz, se viralizaron y sumaron miles de reacciones de repudio: hollywoodización de la tragedia, trivialización de la guerra como producto de consumo, mezcla de registros contraproducente, superposición de glamour y sufrimiento, estetización de la violencia en un escenario de devastación, falta de empatía en una alianza de moda y política, comunicación sin ética y frivolidad que le falta el respeto a las víctimas del conflicto son algunos de los argumentos que pudieron leerse en notas de opinión y redes sociales.

Las pocas voces que no cuestionaron el reportaje señalaron que detrás de estas fotos hay una estrategia de comunicación bien pensada que ayuda a mantener a Ucrania en la agenda de los medios y que, en tiempos de empoderamiento femenino, la actitud de Olena Zelenska sirve para recordar el rol de las mujeres en el conflicto.


¿Qué opinarán del reportaje los millones de refugiades ucranianos que se vieron obligados a abandonar sus hogares bajo bombardeo ruso? Los datos duros de la guerra indican que unos 9 millones de ucranianos tuvieron que desplazarse de sus hogares y pedir refugio en el extranjero, la mayoría son mujeres y niñes.

Los hombres de entre 18 y 60 años están obligados a quedarse en el país y se los convoca a alistarse en las fuerzas armadas. Se calcula que han muerto 5.000 civiles ucranianos y no hay datos certeros de la cantidad de soldados ucranianos muertos, pero algunos medios hablan de 200 por día desde iniciada la contienda.

Por el lado de los rusos, el subsecretario de Defensa para Políticas del Pentágono, Colin Kahl, señaló desde Washington que el ejército ha sufrido entre 70.000 y 80.000 bajas desde que inició su operación militar a finales de febrero. Imposible aún saber la verdad de estos números.

Susan Sontag, en su libro Ante el dolor de los demás, discute el problema de la exhibición del horror y señala que por un lado está el endurecimiento de un tipo de espectadores, que piden más y más dolor, mayor crudeza, mayor acumulación de sufrimiento anónimo; y por otro, está la desmesura propia del horror, los momentos en que lo terrible queda a la vista.

Las ruinas que deja una guerra han sido siempre objeto de contemplación estética. Pero en este reportaje no sucede nada de esto. La fotografía "bélica y de moda" se centra en la historia de la pareja presidencial en un Palacio asediado.

Sin caer en argumentos morales ni moralistas, estas fotos posadas en escenarios de guerra no parecen generar emoción, ni solidaridad, ni conocimiento sobre los sufrimientos que provoca la guerra. Tampoco ayudar al matrimonio presidencial ucraniano a conseguir más armas.

Parecerían más bien ser fotos donde se verifica lo que señaló Sontag: “su principal efecto es convertir el mundo en un supermercado (…) donde cualquier modelo es rebajado a artículo de consumo, promovido a objeto de apreciación estética”.

Hace tiempo Marshall McLuhan nos enseñó que ‘el medio es el mensaje’. Vogue es quien produjo, realizó e hizo circular las fotografías. Fotos en una zona de guerra que se transformaron en fotos de moda en una revista de moda. ¿Hay algo hoy en los conflictos sociales y dramas humanos alrededor del mundo que pueda quedar afuera de la captura de un registro estético y mercantil? ¿Entrarán las fotos de este reportaje en la categoría de fotografía de guerra?

El conflicto entre Rusia y Ucrania continúa.

Por ahora va ganando Vogue. 

El Fenómeno mediático hecho a la argentina ...

En Argentina, el fenómeno mediático adquiere otros ribetes por sus diferencias obvias, pues se trata de tiempos de supuesta “paz” o “ausencia de guerra”, pero en donde, las tensiones del poder, se manifiestan con una virulencia propia de estos tiempos de “incertidumbre”, “confusión”, “temor”, que hacen tambalear los mismos principios del sistema Capitalista y arrastra valores y conceptos como los de “democracia” “libertad” “justicia”. 

Thomas Luckmann y Peter Berger, en “La construcción social de la realidad”, teorizan sobre la realidad, la cual conceptualizan como la serie de fenómenos externos a los individuos sobre los cuales se acepta y comparte el conocimiento adquirido.
¿Cómo influye la comunicación social en la construcción de esa realidad socialmente aceptada?. Para contestar esta pregunta damos por válida la ídea del valor que tiene el proceso informativo en los medios de comunicación tradicionales y alternativos para crear ese mundo real en el que nos movemos.

En cuestión de segundos separamos lo que nos parece real —lo que coincide con lo que conocemos— de lo nuevo que recibimos —lo que se nos informa y no nos consta—, para luego hacer el proceso racional en el que discernimos entre qué puede ser verdadero y qué pudiera no serlo. Entonces, avanzamos en el proceso que luego validamos con otras personas o fuentes, para ir acercándonos a una realidad que aceptamos y a partir de la cual tomamos decisiones.

De ahí que comunicación y experiencia configuran esa realidad que percibimos. Los mensajes que los medios de comunicación tradicionales y alternativos difunden —contenidos noticiosos, publicitarios, de entretenimiento, por citar algunos— modifican la percepción de la realidad, pero será la validación personal mediante el análisis individual y colectivo lo que nos permitirá discernir entre lo real y lo imaginario. La percepción variará de acuerdo a nuestra experiencia, valores e información que ya hayamos recibido, procesado y admitido.

Sin embargo, cabe la pregunta ¿Cuánto de realidad y cuánto de ficción se mezclan en estos procesos?

Tenemos por delante un ejercicio que impone el análisis de los mensajes. Intencionalidad, comprobación, coincidencia con nuestros valores y la infaltable dosis de comparación con lo ya experimentado, serán los componentes de una ecuación en la que unimos todas nuestras percepciones para decodificar lo que consideramos real. Debe haber un irrenunciable juego libre de pensamientos, criterios y claridad personal para saber que, aún y cuando recibamos mensajes diversos, cada quien creará una percepción de “su” realidad.

El reto es aprender a discernir y comprender que hay diferentes interpretaciones, y por lo mismo, diferentes oportunidades para dialogar y discutir.

La información se absorbe y procesa desde una perspectiva individual, construida a partir del conocimiento y las experiencias en los entornos en los que se nace, vive e interactúa. La combinación de esos factores modela la codificación de “la realidad personal”, que coincide y a la vez difiere con la de unos y con la de otros.

No se “trata” de estar o no equivocado, sino de comprender que cada quien interpreta la información que recibe de acuerdo con lo que conoce y entiende.

Quien cumple funciones de dirección debe estar preparado para aceptar las diferentes realidades, porque todos vemos las cosas desde la estatura y el ladrillo en el que estamos parados.

Interpretar para comprender

Interpretación, del latín interpretatio, es la acción y efecto de interpretar. Este verbo refiere a explicar o declarar el sentido de algo, traducir de una lengua a otra, expresar o concebir la realidad de un modo personal o ejecutar o representar una obra artística.

La interpretación, por lo tanto, puede ser el proceso que consiste en comprender un determinado hecho y su posterior declamación. Una determinada representación de algo que se nos presenta de otra forma. He aquí algunos de los elementos que se tornan imprescindible distinguir para identificar que resutla información y dato, tomados de la realidad y que elementos están allí como ficción o cubriendo faltantes que la realidad no atina a exponer.

La interpretación es el hecho de que un contenido material, ya dado e independiente del intérprete, sea “comprendido” o “traducido” a una nueva forma de expresión. Dicho concepto está muy relacionado con la hermenéutica, que es el arte de interpretar textos bien sean de carácter sagrado, filosófico o literario.

Asimismo, a través de la hermenéutica se pretende encontrar el verdadero significado de las palabras, tanto escritas como verbales.

La hermenéutica tiene sus orígenes en la Antigüedad, cuando diversos pensadores se concentraron en la tarea de interpretar los textos o escrituras sagradas a fin de diferenciar la verdad de lo espiritual, y esclarecer aquello que resultaba ambiguo o poco claro. Algunos de ellos fueron Filón de Alejandría, Agustín de Hipona, Martín Lutero, entre otros.

Sin embargo, fue en la Edad Moderna que los estudios entorno a la hermenéutica tomaron mayor forma tras las contribuciones del filósofo Friedrich Schleiermacher, por lo que es considerado como padre de la hermenéutica.

Entre sus principios propuestos por Schleiermacher destaca la idea de comprender e interpretar el discurso tal cual lo expone el autor, y luego proponer una interpretación aún mejor que ésta.

El término hermenéutica deriva del griego ἑρμηνευτικὴ τέχνη (hermeneutiké tejne), que significa el ‘arte de explicar, traducir, aclarar o interpretar’. Asimismo, la palabra hermenéutica se relaciona con el nombre del dios griego Hermes, el dios mensajero con la capacidad de descifrar significados ocultos.

El ser humano es el único animal dotado de capacidad de comunicarse a través de las palabras. Con ellas se comunica, expresa sus ideas, describe situaciones, lugares, acontecimientos, narra historias reales e inventadas. Las dice, las escribe, las utiliza artísticamente, las domina, las agrupa ordenadamente, las adorna con música, y en el caso de la religión cristiana, le rinde culto, pues la «Palabra» eterna, el «Verbo» increado, se hizo hombre en un momento de la historia para redimirla. Pero hoy esta palabra está siendo silenciada, mal intencionada, manipulada, despreciada y subvalorada. Vivimos de cierto modo en un mundo ausente de bellas palabras; trataremos aquí de demostrar cómo se manifiesta eso y cómo ello constituye una evidente muestra de la decadencia de la sociedad humana en la que vivimos.

¿Qué tipo de relato nos facilita la comprensión de la realidad? Respondiendo a esa pregunta, propone cuatro tipos de relatos que pueden ayudarnos a comprender nuestra realidad. John Senior, profesor de literatura comparada de la Universidad de Kansas, donde junto con otros dos profesores iniciaron un programa de humanidades denominado Integrated Humanities Program o IHP, en el que enseñaban a los alumnos los clásicos y forjaban el amor por el conocimiento y el aprecio por el legado de la cultura occidental, propone cuatros formas de relato: el relato de un cronista, el de un poeta, el de un profeta y el de un sacerdote.

El relato de un cronista es lo que conoceríamos como la versión oficial, la que cuentan los hechos tal cual ocurrieron, cuenta lo aparente, pero no todo lo real; porque tan real como lo que se veía era el mundo de los sentimientos de aquellos que habían vivido los acontecimientos, los ecos afectivos, psicológicos; pero hay otra forma de ser cronista, que es personalizándolo, contándolo en primera persona.

La segunda forma es la del poeta. El relato del cronista es al del poeta, lo que la Guerra del Peloponeso de Tucídides es a la Ilíada de Homero; el poeta tiene una clave de interpretación de la realidad que no tiene el relato; aunque también narra hechos o describe lugares y no se aleja de la historia oficial, habla sin embargo sobre todo el mundo interior y trascendente de la historia narrada, utilizando imágenes, que por ser tal no dejan de ser reales.

En tercer lugar, propone el relato de los profetas, es decir, de aquellos que recibieron de Dios una luz que ilumina las oscuridades que plantean la situación narrada; no en el sentido de predecir el futuro, sino de ser puente entre lo visible y lo invisible; es un intérprete de la realidad, a la que no ha llegado por propias fuerzas sino por pura gracia.

Y por última está la narración del sacerdote, la palabra ritual, la palabra que posee una efectividad creadora que realiza lo que dice. Es una palabra distinta de cualquier tipo de palabra; son palabras rituales, palabras sagradas; simbólicas. Poseen la carga de la historia narradas como “mantras”(Un mantra (मन्त्र en alfabeto devanagari) es una palabra sánscrita que se refiere a sonidos (emitidos como sílabas, palabras, fonemas o grupos de palabras) que, según algunas creencias, tienen algún poder psicológico o espiritual. Los mantras pueden tener o no significado literal. ), “Oraciones”, “plegarias”, “metáforas vivas” que traen consigo la carga de memorias ancestrales y conocimientos semi-perdidos. En todo caso, el intento humano por acceder al conocimiento absoluto que interprete su vida y la de toda existencia en las relaciones que la signan y significan.

El hombre moderno con su versión fragmentaria, inmanente y superficial de la realidad, solo tiene ya sensibilidad para la palabra del cronista, lo evidente, lo rápido; se ha vuelto insensible a la belleza de las palabras escritas en poemas; un significativo «buenos días» se ha convertido en el mejor de los casos en un descolorido «hola». Las voces de los profetas son acallados por el ruido de la nada o por la negligencia de los mismos y las palabras rituales no encuentran en quién obrar su obra restauradora y re-creadora.

El hombre ya no conversa al borde de las brasas o en la misma mesa familiar; ya no se narran historias que cultiven el espíritu de los niños; ya no se cantan las hazañas de héroes y guerreros; solo nos queda la rapidez de los 144 caracteres, la intrascendencia de los estados de 24 horas, la cobardía de los comentarios, la fantasiosa espectacularidad irreal de las películas, las facilidades de la vida moderna y, sobre todo, como lo dijo Tolkien, escritor inglés del siglo pasado, se ha convertido en un «devoto de lo fútil e instantáneo».

Tal y como decía Ramón de Campoamor: «En este mundo traidor / nada es verdad ni mentira / todo es según el color / del cristal con que se mira.


Y es que la realidad de cada uno se construye a través de las interpretaciones que hacemos sobre ella. Por eso tenemos diferentes percepciones de la realidad.

En estos días participamos o asistimos como meros observadores, de sucesos violentos y escenarios montados por los medios de comunicación y los actores judiciales y políticos que ponen en evidencia su afán para que los relatos, a uno u otro lado de la grieta que ellos mismos inventan, generen divisiones y direccionen miradas y reflexiones hacia otros lugares, mientras el poder, que no se debate, interpreta o discute, hace lo suyo diezmando la democracia y la capacidad humana para interpretar una realidad que le queda ajena, oculta, enmarañada en otra “realidad”, dónde se encubre a los que producen el verdadero mal para los argentinos.

Y en eso llegó Luciani

El periodista Eduardo Aliverti desarrolla un análisis esclarecedor al respecto, en página 12

Era o parecía que el Frente de Todos estaba en caída libre, incluyendo la imagen de su líder —entre las huestes propias— por la ambigüedad o contradicciones como miembro de la coalición y, en particular, por el apoyo implícito al empoderamiento de Sergio Massa.

Más aún: el recorte, diferimiento o ajuste a secas en los presupuestos de áreas como Salud, Educación y Vivienda, empalmado con la ratificación de Gabriel Rubinstein como viceministro, ponían (y ponen) a Cristina en el callejón muy estrecho de las diferencias entre pragmatismo necesario y posibilismo resignado.

Y en eso llegó Luciani, por supuesto que como mascarón de proa del conjunto reaccionario obnubilado por el odio.


Un fiscal con serias dificultades expresivas al volcar el contenido de su acusación, atada a papeles y teleprompter. Y cuya papa en la boca sugiere, precisamente, antes que problemas articulatorios funcionales u orgánicos, la típica falta de convencimiento en lo expuesto. La sobreactuación. El histrionismo de la hipérbole. (se sugiere al respecto la magnífica columna de Mario Goloboff, en Página 12 del viernes pasado).

Se esté a favor o en contra de CFK, en lo político propiamente dicho, está fuera de toda duda razonable que la inculpación del fiscal —en lo específico de la causa Vialidad— es un delirio jurídico. O, además, como señala Goloboff y siendo benévolos, una ficción literaria.

Es en las usinas seriamente orgánicas de la derecha (Carlos Pagni, por ejemplo, quien no forma parte del fronting kitsch de la señal televisiva de Macri), desde donde se advierte que lo de Luciani en general, y sobre todo al acusar a un gobierno democrático por asociación ilícita, no tiene más pies ni cabeza que las ensoñaciones del fiscal y sus titanes en el ring.

Es desde ahí donde previenen, quizá tarde, que las cosas podrían concluir tranquilamente en una absolución, o en una condena (muy) menor por fraude a la administración pública. Y en una Cristina victimizada, capaz de reintroducirse con arrojo en el favor popular y electoral. Como Lula: así lo dicen.

Una primera pregunta, que surge ipso facto, es cómo puede ser que la derecha, en su faz más operativa (el Partido Judicial, el Mediático, el “partidario” y las corporaciones a cuyos intereses responden) haya cometido el yerro garrafal de interrumpir al enemigo cuando estaba o estaría equivocándose.

Vale.

Pero sirve asimismo interrogarse si lo de Luciani no funge, acaso, como un punto de equilibrio, de re-armonización (es un decir), para el enfrentamiento entre las bandas cambiemitas.

Aquí se señaló, hace una semana, lo llamativo de que en La Nación+ resaltaran andanzas del precandidato macrista Cristian Ritondo, ligadas a bandas de policías, jueces y abogados bonaerenses, presuntamente asociadas al narcotráfico.

Fue y es, apenas, un botón de muestra.

Carrió ya había activado el ventilador interno con anuencia de Macri, para luego sumarle una denuncia por espionaje contra Patricia Bullrich

Gerardo Morales, el capanga que gobierna Jujuy, le salió al cruce e imputó a Carrió ser “la Cristina de Juntos por el Cambio”.

El alcalde porteño quedó en el medio sin saber para dónde disparar, entre su necesidad de halconear adjetivos para no aparecer “moderado” y, al mismo tiempo, seguir llamando a una “amplia coalición” que abarque a “peronistas”, a fines de un “70 por ciento del electorado” porque, de lo contrario, “nadie podría gobernar”.


Y tras el error casi increíble del vallado recoleto, a Larreta se lo vio furciero, muy incómodo, en lo que ni siquiera fue una conferencia de prensa. Pero, al cabo, se “rindió” y jugó a endurecer su verba (aunque, como le marcó Clarín en su título central de portada, este domingo, arrugó porque tuvo que retirar a la Policía).

Heidi no había vuelto a aparecer porque tampoco sabía dónde ubicarse con exactitud. En Córdoba, rigen las cuitas de si Schiaretti jugará al cordobesismo “independiente” que perjudica al humorista Luis Juez. En Mendoza, el radical Cornejo recela del correligionario ¿massista? Morales.

Y, tratándose de la provincia de Buenos Aires o, en esencia, de su tercer cordón como madre de todas las batallas, Ritondo contra Santilli; Santilli contra Vidal o no se sabe; la Comandante Pato contra Carrió o tampoco se sabe. Más Macri contra Larreta ¿y viceversa?, presidiendo el espectáculo.

En el fondo, así como todos ellos se pondrían de acuerdo cuando gobiernen, para proceder a un auténtico ajuste antipopular y descomunal, hay el mientras tanto de que son un despelote.

Eso es lo que les advierte aquella derecha orgánicamente más seria, que tampoco dispone de un frente unívoco.

La facción de la clase dominante adscripta a la agroexportación tiene intereses no necesariamente articulados con la parte del entramado industrial ligada al mercado interno. Sectores del negocio de la minería, del litio, del mercado energético, juegan un partido que quiere confiar en Massa. “El campo” no es todo lo mismo: la Mesa de Enlace gauchócrata tiene una influencia mediática superlativa, pero carece de representatividad absoluta y las convocatorias a paros (con los cortes de ruta que vociferan sus gurkas sueltos) fueron un fiasco.

Y en eso llegó Luciani.

¿Qué hizo ese fiscal patético? Nada menos que reinstalar a Cristina como el gran ordenador de la política argentina. Y desatando un aluvión entusiasta e impredecible.

Todos unificadamente con ella, porque con Cristina no se jode. Y todos contra ella porque es la yegua, peligrosa, que envidian profundamente y que más quisieran tener en lugar de unos chichipíos con menos calle que Venecia.

La locura narcisista de Luciani, impulsada por los órganos de comunicación ¿hegemónicos? que ahora ven rodeado al barrio donde vive Ella al grito de que la Recoleta es de Perón; inventando que son todos planeros cuando hasta los móviles de ellos registran señoras, señores y piberío que salen del laburo sin ningún micro contratado mediante y van a decirle acá estamos, Cristina, y se juntan todas las tribus del PJ, y dicen vamos a reventar la calle que perdimos, en todo el país... la locura ésa del odio reflotó épica, o cierta épica, que se había extraviado.

¿Dónde se ha visto, hoy, que en algún lado se salga a defender a una líder, a una referencia, a un símbolo, sin importar que de por medio haya un programa económico más emparentado con ajuste que con justicia distributiva?

El apoyo a Cristina tiene una intensidad conmovedora, no sólo entre los propios sino también frente a quienes habían olvidado cómo era aquello de estremecerse con una figura política.

Pero ahora viene la pregunta de respuesta más complicada.

Así como es impresionante que tanta o tan significativa gente salga a la calle, porque probable o seguramente se reactivó la memoria de que alguna vez de hace poco estuvimos mejor, y porque —encima— se sale a esa calle por un hecho que conecta con la política y no con lo económico, ¿cuánto habrá de que esa conexión sirva para edificar Poder?

Entre la potencia del sentimiento para proteger a Cristina, contra la persecución política y judicial que afronta, y la fuerza del antiperonismo como motor histórico de volumen similar o mayor, ¿qué pasa y pasará con los laburantes que la yugan a toda hora; con la mayoría silenciosa que asiste al activismo de las minorías intensas; con quienes argumentan, presumible y lógicamente, que yo no como, o no llego a fin de mes, con nada de eso de Luciani, ni del acoso a Cristina, ni de que es una chorra, ni tres pitos?

Imposible saberlo.

Podría ser que esta reactivación emocional del Frente de Todos, que en estos días licua sus fracturas y disidencias, tenga alcance acotado porque la mayoría de “la gente” sufre que se la traga la inflación. No el karma judicial de Cristina.

Y podría ser que la necesidad de volver a creer en algo/alguien de “la política” (cuya credibilidad está al nivel más bajo desde 2001) depare sorpresas.

Dependerá de la percepción mayoritaria en cuanto a las expectativas y concreciones en lo económico.

Massa no tira, ni tirará, si no demuestra que, además de sus ambiciones personales, tiene muñeca y respaldo interno para conjugar a los clanes de una aristocracia corporativa que insiste en carecer de capacidad dirigente.

Pero esos clanes tampoco confían en la murga descoordinada del escenario cambiemita.

Por lo pronto, cuando era o parecía que en el FdT ya no había más nada que hacer, llegó Luciani como referente de esa murga.

Y Cristina, en lo personal y como referencia de la memoria reavivada, les desafía que, mínimamente, no todo está dicho.

El armado del escenario


Primero fueron las Vallas, después las respuestas que aceptaron el desafío y desplazaron el encuentro en Plaza Lezama a la zona vallada. Después fue la Policía, tomando fotos desde los departamentos vecinos y desplegando sus camiones hidrantes, disparando chorros de agua en la fría tarde de domingo, intentando “disuadir” a los que “saltaron la valla”. Despúes el video dónde Máximo Kirchner es agredido, insultado y actor del intento policial por impedirle llegar al departamento de su madre.


Desde hace algunas semanas atrás, los fiscales que, lejos de exigir lo que su profesión implica, apego a la ley y las normas que reglamentan su ejercicio, evitando transformar en Show mediático un tribunal de justicia, realizan la lectura “guionada” como si fuese la presentación de cualquier programa que adelanta la trama de la ficción que vendrá …

El debate legal


Un Juez y docente de abogacía esclarece al respecto. Se trata del Dr. Daniel Erbetta, de origen radical, ministro de la Corte Suprema de la provincia de Santa Fe y profesor titular de Derecho Penal en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, de la cual también ha sido Decano. En el programa “Acceso a los Derechos”, conducido por Cristian Fdel y emitido el viernes pasado, fue durísimo con la actual del fiscal Luciani y el tribunal del juicio a CFK.


El magistrado consideró que el cuestionado proceso complica demasiado al poder judicial y sostuvo que “quienes integramos el poder judicial, y además tenemos vocación docente, no podemos callar, porque el silencio puede ser cómplice y aquí, independientemente de las constancias que puede haber en una investigación y en un proceso judicial, que yo no las conozco completamente y, por lo tanto, no podría opinar sobre ellas, sí me parece que hay presupuestos sobre los cuales se debe dar una opinión”.

Erbetta criticó duramente que se haya comparado este juicio con el juicio a las juntas militares. “Cuanto menos constituye una falta de respeto, no sólo a la sociedad toda que integramos, sino que constituye una afrenta al propio sistema democrático y al propio expresidente Alfonsín” y agregó que comparar un juicio donde supuestamente se está investigando sobre el precio en obra pública con el tribunal totalmente legitimado que sometió a juicio a los responsables del terrorismo de estado “es vergonzante y no puede ser admitido ni aceptado por ningún integrante de ningún poder del Estado y mucho menos por ningún integrante de ningún partido político democrático, porque es una forma de minar la democracia”.

Luego de señalar una actitud misógina de sectores de la justicia, recordando los casos de María Julia Alsogaray y Milagros Salas, el Dr. Erbetta sostuvo que “vivimos en una sociedad donde la mujer siempre paga, y creo que este es otro matiz que no podemos dejar de señalar”.

Por otro lado, poniéndose en su posición como profesor de Derecho Penal, el magistrado sostuvo que “esto debe discutirse en las universidades. Porque este es un problema de debido proceso. Dejemos de lado la evaluación de los elementos completos que puede haber, porque yo no intervengo en el juicio. Pero lo que ha dejado traslucir la prensa, lo que ha dejado visualizar la revisión de las distintas audiencias comprometen principios básicos de un Estado de Derecho”.

Por esto consideró que el juicio cuestionado “nos permite enseñarles a nuestros alumnos cómo no debe ser un debido proceso penal”. Y dejando en claro que su crítica “no implica comprometer opinión con el fondo del asunto”, el Dr. Erbetta señaló 5 puntos que estimó descalifican la actuación del fiscal y la permisividad del tribunal al dejar que sucedan, a saber:

El principio de inocencia. Estamos escuchando que el imputado debe probar su inocencia. Si alguien dijera esto en una facultad de derecho obviamente no pasa la materia.”

En segundo lugar, el problema de la admisibilidad de la prueba. “La prueba en un juicio oral debe incorporarse oportunamente y ante un tribunal imparcial. Valorar no sólo la validez sino la pertinencia de esa prueba. Yo no puedo traer prueba por la ventana en un alegato. Pero esto es una cuestión de examen, de examen de grado universitario, si usted lo desaprueba. Como docente por supuesto, no sólo lo desapruebo, sino que esta repetición de equívocos o ignorancia del Derecho es tan grande, que le sugiero [al fiscal Luciani] que estudió en otra facultad, arquitectura u otra carrera, pero no me parece que sea la vocación para un alumno del cometa tantos errores. Dejemos de lado que esa prueba, traída por la ventana, no tenga ninguna incidencia en la resolución del caso respecto de la vicepresidenta porque no representan nada, por el contrario, comprometen seriamente a otros funcionarios y a otros empresarios que tienen que ver con otra gestión de gobierno. Pero, dejando de lado esa cuestión, ¿cómo la van a incorporar? ¿Prueba por la ventana y el Tribunal va a permitir eso?

En tercer lugar, la imparcialidad del juzgador. “Acá hay jurisprudencia internacional, hay jurisprudencia de la Corte Suprema Nacional, hay principios constitucionales. Todo ciudadano tiene derecho a ser juzgado por un juez independiente e imparcial. Y la doctrina ha desarrollado la teoría de la sospecha del temor de parcialidad. No sólo debo hacerlo, sino que debo aparentarlo.”

En relación a la falta de imparcialidad manifiesta, Erbetta señala la existencia de “Jueces que integran un mismo equipo de fútbol, que juegan en una determinada cancha … /… personas vinculadas a la política claramente enfrentadas con los imputados y que, luego de ser cuestionados, aparecen por televisión con un mate, identificando con un escudo del equipo Liverpool, en una clara provocación que merecería la intervención de la justicia federal, o por lo menos la actuación del Tribunal de Ética. Porque cuanto menos constituye una absoluta falta de ética y una falta de respeto la provocación en la que incurrió ese integrante del Tribunal”.

En cuarto lugar, el Dr. Daniel Erbetta plantea la cuestión de la oralidad. “Los juicios son orales, no son juicios leídos”, subrayó, “Y hemos asistido a un proceso de juicio leído, no de juicio oral. Vaya a la provincia de Santa fe a ver si algún fiscal o algún defensor está leyendo un guión como se leyó en este juicio.”

En quinto lugar: los Derechos del imputado. “¡Negarle al imputado la posibilidad de declarar!”, exclamó el magistrado, quien agregó, haciendo alusión al fiscal Luciani: “Si yo someto a estas 5 preguntas que no implican comprometer mi opinión con el fondo del asunto, sino que implican un examen de Derecho Procesal Penal, le aseguro que ese alumno obviamente va a tener que estudiar mucho para volver a rendir la materia”.

Para el ministro de la Corte Suprema santafesina “este proceso, si tiene algún valor es el valor pedagógico, porque es un proceso que nos permitiría a nosotros enseñarle a los alumnos cómo no debe ser un debido proceso penal, cómo no debe actuar un fiscal y cómo no debe actuar un juez.”

Opinión Fundada

Luego de haber señalado tantas desprolijidades, faltas e incumplimiento del derecho, Erbetta manifestó su deseo de que el tribunal “corrija esto en la sentencia, porque pueden esforzarse tanto como para que el juicio sea fulminado de nulidad” porque este proceso “no puede sostener ningún tipo de validez, por lo tanto, el valor pedagógico del juicio de Vialidad es muy grande, porque por vía negativa nos permitiría explicarles a los alumnos el problema del debido proceso”.

Consultado sobre los motivos que lo llevaron a hacer estas fuertes declaraciones contra el desarrollo del juicio a CFK, Erbetta afirmó que “ningún docente ni magistrado del poder judicial de la República Argentina puede callarse frente a este grotesco. Porque si hoy 9 de cada 10 ciudadanos no creen en la justicia, esta gente está contribuyendo a que prácticamente lleguemos a batir un récord de falta de credibilidad. Y yo, por otra parte, me veo obligado a decirlo, no sólo por mi compromiso docente, sino que, como miembro del poder judicial, lo tengo que decir, porque yo soy distinto. Yo no quiero que me identifiquen con esa gente, no somos todos iguales.”

Sostuvo Erbetta que “hay muchísimos jueces y fiscales que trabajan con compromiso, que trabajan apegados a la letra de la Constitución y de la ley y no tienen esos jueces y fiscales que pagar por una situación que no es la primera ni la única. Tenemos en la justicia federal fiscales que están procesados por varios delitos hace años y no pasa nada y siguen”.

Luego de invitar a debatir públicamente en la facultad de Derecho de Rosario a quien quiera defender la forma en la que se está conduciendo el juicio de Vialidad, Erbetta señaló que esto que está pasando tiene que ver con la propia historia del poder judicial en nuestro país.

Al respecto, recordó que, “en 1930, el dictador Uriburu dictó la Ley Marcial, cerró el Congreso, derrocó al presidente popular Hipólito Yrigoyen y lo encarceló. Lo acusó de traición a la patria, lo acusaron de actos que hoy podrían vincularse a actos de corrupción y hasta de abusos en temas personales. Yrigoyen se murió a los 80 años, enfermo, encerrado y encarcelado. Pero el único poder que Uriburu, el usurpador, no tocó, fue al Poder Judicial. Porque le mandó una nota a la Corte de ese momento, muchos de cuyos integrantes había designado el propio Alvear, diciéndole que, si validaban el golpe de Estado, el poder judicial iba a seguir funcionando de manera intacta y hasta le iban a regalar la posibilidad de que la Corte elija a su presidente, porque hasta ese entonces el presidente de la Corte lo designaba el Presidente de la Nación. ¿Y qué hizo esa corte? Sin caso, en un hecho inédito sin caso judicial, dictó la famosa acordada del ‘30 a partir de la cual se validaron las interrupciones al orden constitucional argentino. ¿Y por qué lo hizo? porque, obviamente, ahí nace la matriz prebendaria y acomodaticia en defensa de privilegios que lamentablemente está en una parte del ADN de los poderes judiciales que nosotros integramos.”


 Siguiendo el relato sobre el dictador Uriburu, el magistrado dijo: “No se conformó con eso. Proscribió el radicalismo para que Justo fuera presidente” y agregó: “Si usted sigue con la historia, llega otro gobierno popular, como fue el Gobierno del General Perón. 240 denuncias penales. Tuvo que irse exiliado del país /…/ y fíjese que coincidencia, siempre el delito y la sospecha, la denuncia y la proscripción están del lado de dirigentes políticos que tratan de ampliar ciudadanía, que tratan de ampliar derechos, nunca están del otro lado. Nunca del lado de los que comprometen el patrimonio nacional, de los que reducen el empleo, de los que reducen las posibilidades de bienestar de nuestra gente. Y, bueno, me parece que esta genealogía no hay que perderla /… / porque la historia se repite y pareciera que estamos asistiendo a un nuevo capítulo de un episodio que ya la historia nos ha mostrado en varias oportunidades.”

Consultado sobre si una eventual condena a la vicepresidenta implicaría su proscripción, Erbertta dijo que “Sí, no hay duda, si se le impusiera inhabilitación para ejercer cargos públicos”, pero agregó que no va a ser simple e inmediato, “este proceso me parece que va a tener otras instancias, va a perdurar en el tiempo y tal vez a alguien le resulte funcional tener a la vicepresidenta sometida durante años, porque este es otro problema de la justicia federal”, refiriéndose a la lentitud en la resolución de los juicios.

Asi las cosas …

En estos tiempos neoliberales, de posverdad, fakesnews y shows mediáticos que reemplazan los intentos genuinos por interpretar hechos y sucesos y procurar análisis e interpretaciones que permitan identificar los conflictos, sus formas y sus contenidos, sus construcciones y la información y los datos que permitan formular propuestas de solución, acuerdos o mediaciones que prioricen el bien común por sobre la violencia … (Después de todo, de eso se trata en politica, acuerdos que eviten guerras, no que las promuevan), nos encontramos con medios de comunicación y comunicadores muy bien pagos que hacen exactamente lo contrario. Estimulan los lenguajes y las expresiones de odio, segregación, violencia verbal cuándo no explícita y “mentiras” que reemplazan datos e información, e invierten la interpretación de los sucesos, intentando convencernos de que las víctimas son quienes promueven la violencia y el odio, y los victimarios son los propiciadores de tales escenarios en función de intereses minoritarios pero con mucho poder.


Daniel Roberto Távora Mac Cormack




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