El discurso neoliberal y la anti-política.
En 1972, en la conferencia de Milán, Lacan invirtió los términos del discurso del amo y estableció el discurso capitalista. A diferencia de los otros cuatro discursos, el del capitalista se reproduce a sí mismo, es ilimitado y rechaza la imposibilidad. De esto se desprende que no hay en ese modo social posibilidad para el amor, el inconsciente, el sujeto y la transferencia. Tampoco para la política, una antigüedad, como decretaron los expertos y coaches de los 90. A partir de aquella formulación lacaniana ya no se puede continuar sosteniendo que el neoliberalismo, última versión del capitalismo, es sólo un modelo económico. Se trata también de una economía de goces, una forma de vida social caracterizada por el triunfo arrollador de la pulsión de muerte, desintegradora y antisocial. La pulsión de muerte, como un virus, va tomando todos los aspectos de la cultura y destituye todo límite simbólico: instituciones, representaciones, diques civilizatorios y estados protectores. El ne